Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Índice
Introducción
1. España durante el reinado de Carlos III
1.1 El gobierno: El rey y sus ministros
1.2 Un país en crisis
1.2.1. LA CUESTIÓN AGRARIA
1.2.2. UN COMERCIO Y UNA INDUSTRIA ATENAZADOS
2. Estado de la cuestión
2.1 Los comienzos
2.2 Nuevas perspectivas
2.3 La crisis de subsistencias
2.4 Conciliación y evolución
2.5 Nuevas contribuciones y perfilaciones
3. Conclusión
2
Planteamiento de trabajo
En primer lugar haremos un repaso somero, del contexto que rodeaba a la España de
mediados del siglo XVIII, con el fin de comprender mejor las distintas explicaciones que
los estudiosos del tema nos aportan. A continuación, plantearemos de forma detallada el
estado de la cuestión que rodea el motín, con el fin de que el lector comprenda mejor este
hecho, de vital importancia en la historia Moderna.
Dejamos a un lado por tanto, la narración de los sucesos del momento, al considerar
que están suficientemente disponibles en todo estudio serio sobre el motín, al igual que
omitimos las consecuencias directas del motín, al verlas alejadas del planteamiento de este
trabajo.
3
1. España durante el reinado de Carlos III
Para comprender de una mejor forma el motín, vamos a acercarnos de forma somera
y general a la realidad que rodeaba a la España del momento, permitiéndonos comprender
de una forma más clara, los posibles condicionantes de las intrigas y levantamientos que
rodearon a este “hecho histórico”1.
Los reinados se suelen presentar como un todo continuo al que es difícil –e iluso a
veces en el intento- fragmentar en unidades temporales menores con el fin de facilitarnos el
acercamiento y estudio de estos periodos. Esta desmembración se presenta más clara con
hechos coyunturales señalados que marquen el punto de inflexión en el propio transcurrir
político del momento. Tal es el caso del motín de Esquilache, el cual por sus múltiples
implicaciones, supone para el gobierno de Carlos III un hito en su mandato.
Con los ministros extranjeros, nos referimos a Grimaldi y Esquilache. Grimaldi había
pasado a ocupar en 1763, tras la muerte de Ricardo Wall el ministerio de Estado, y aunque
los resquemores que producía entre amplios sectores no fueron tantos como los
correspondientes a Esquilache, su persona no escapo incólume de las iras de los grupos
contrarios a las reformas promovidas desde el gobierno.
Dr. Eugenio Frutos Cortes. Zaragoza: Universidad de Zaragoza, 1977. p. 213-347. Al comienzo del artículo, plantea el
conjunto de motines –siguiendo conceptos señalados por I. Marrou y L. Febvere- como un ejemplo típico de “hecho
histórico”. Esto ya nos hace ver de que posiciones se comenzará a desarrollar el estudio: la homogeneidad del conjunto de
motines y la pluralidad de causas que los rodea.
2 Cf. Supra. OLAECHEA, Rafael.
3 RODRÍGUEZ CASADO, Vicente. La política y los políticos en el reinado de Carlos III. Madrid, Rialp, 1962.
4 FEIJÓO CABALLERO, Pilar y ORMAECHEA HERNAIZ, Ángel Mª. “Otra lectura más del motín de Esquilache”.
4
Artillería, del montepío, la publicación de un plan completo de Obras Públicas…5 Pero su
figura pronto cayó en el descrédito, al ser autor de unas medidas impopulares por sus
consecuencias. Esto le llevó como veremos más adelante a convertirse en chivo expiatorio
de las acusaciones de los amotinados6.
El padre Osma e Isabel de Farnesio, alejados teóricamente del plano político venían
al fin y al cabo a conformar uno de los pilares sobre las que se apoyaban las decisiones del
monarca, apegado como era por su naturaleza a la familia7, resultando vitales por tanto en
las acciones de gobierno del monarca. Quedaba un conjunto de cortesanos, ávidos
parásitos del entorno real de diferentes ideas y tendencias que aprovechaban la situación de
privilegio que su cercanía al monarca les otorgaba, bajo una ciega idolatría hacia este8
5 VALVERDE MADRID, José. “Sobre el motín contra Esquilache”. Anales del Instituto de Estudios Madrileños, 1995, vol. (--
de un monarca que en el transcurso de los años, se adormece en la melancolía de los tiempos pasados. La perdida de sus
familiares más allegados fue una pena constante a lo largo de su vida según nos indica el autor.
8OLAECHEA, Rafael. “Contribución al estudio del <<Motín contra Esquilache>> (1766)”. En: Estudios en homenaje al
10 FONTANA, Joseph. La quiebra de la monarquía absoluta. Madrid: Crítica, 2005. Aunque la temática del libro se centre más
en el reinado de Fernando VII, no dejan de ser muy interesantes las propuestas del autor acerca de los procesos que se
fraguan durante el siglo anterior.
11 ANES ÁLVAREZ, Gonzalo. Las crisis agrarias en la España moderna. Madrid: Taurus, 1970.
5
Dejando a un lado a las masas depauperadas -que engrosaron en los años siguientes a
la primera mitad del siglo XVIII las ciudades, debido a las crisis de subsistencia que
azotaron el país- el campesinado, uno de los pilares básicos del entramado social, sufría una
situación bastante precaria. A todo esto había que sumar las arbitrariedades y decisiones de
grupos del poder, económico y social, lo que les venía a dejar en una situación resultante
pésima, y por tanto, aumentaba su descontento hacia la realidad existente expresada en su
máximo exponente, el gobierno ilustrado12.
En tiempos de buenas cosechas, el precio del trigo se reducía tanto que los
labradores no podían obtener grandes ganancias; mientras que en años de escasez, la
imposición de un precio de tasa sobre el trigo impedía obtener algún beneficio en su venta.
Los jornaleros tampoco veían una mejor situación respecto a los pequeños propietarios, ya
que el incremento de los precios agrícolas no venía a aumentar en correspondencia con el
de los jornales13.
Por lo que respecta a la industria, esta se encontraba fuertemente sujeta por las trabas
propias del Antiguo Régimen, lo que impedía la evolución propia de otros países que ya
habían dejado atrás las estructuras cerradas favorecedoras de los grupos privilegiados18.
12 RISCO, Antonio. “Flujos y reflujos del <<motín de Esquilache>>”. Cuadernos de historia moderna y contemporánea, 1984,
6
Además, la continuación del sistema gremial -unos de los máximos exponentes en su
situación privilegiada serían los Cinco Gremios Mayores de Madrid- afectaba en igual
medida a todo intento de desarrollo industrial. Los gremios, se fueron conformando como
una de las barreras más firmes frente a la libertad de trabajo y de producción, consiguiendo
del Antiguo Régimen un consolidado apoyo para sus intereses, a través de monopolios,
privilegios y control de los precios de los productos19.
Ello venía a minar las aspiraciones de la nueva burguesía que veía a en estas
instituciones frenos para conseguir sus objetivos, más acordes con los nuevos tiempos que
se comenzaban a vislumbrar en el mundo europeo. Esto hizo que en sus reivindicaciones,
estas clases medias afectadas en sus numerosas peticiones a favor de la libertad de comercio
y del trabajo, atacaran al gobierno, como protector –al menos teórico- de aquellos que
constituían su principal obstáculo20.
Se observa de todo ello unas estructuras del pasado que siguen manteniendo todo el
edificio económico y social del Antiguo Régimen, pero que ante los nuevos tiempos -y con
ello, ante las nuevas necesidades- van a producir fricciones con distintas clases sociales
reclamadoras de cambios con los que hacer realidad sus aspiraciones inmediatas.
2. Estado de la cuestión
El motín de Esquilache es uno de esos hechos históricos, que por las manifestaciones
que toma en su transcurso, así como por las consecuencias que da lugar, se puede
considerar uno de los acontecimientos más destacados que se sucedieron en la España del
siglo XVIII. No es de extrañar que los escritos relacionados, tanto monografías como en
obras generales, sean numerosos y que por tanto, la cuestión haya llamado la atención a
todo especialista centrado en el estudio del despotismo ilustrado español.
En esta segunda parte del trabajo –Una vez comprobada la realidad en la que se
encontraba el país- intentaremos abordar el motín de Esquilache desde las distintas
explicaciones que han ofrecido diversos historiadores sobre el asunto. Haciendo un
recorrido desde los primeros estudios -Primerizos pero fundamentales por sus contenidos-
7
hasta las ultimas revisiones -Más conciliadoras y tendentes a la aportación de nuevos
puntos de vista no tenidos en cuenta antes-, pasando por las explicaciones más señaladas,
pretendemos ofrecer una visión completa del motín de Esquilache en la historiografía.
Dos han sido obras fundamentales, para los historiadores que comenzaron a
desarrollar un abordamiento sistemático a los hechos acaecidos en Madrid de 1766, así
como en las distintas localidades de la península a resultas a los de la capital. Modesto
Lafuente y Manuel Danvila, con sus obras respectivas: Historia general de España y Reinado de
Carlos III, han contribuido enormemente en el campo de la historia al elaborar toda la
relación de hechos a través de numerosas fuentes del momento21.
Partiendo de los caminos abiertos por estos dos historiadores, estudiosos del mismo
ramo han ido conformando y estructurando todo un compendio de ideas sobre el motín –
Nos referimos tanto al de Madrid como los ocurridos en las provincias-, que junto con las
distintas matizaciones, nos pueden permitir comprenderlo mejor. Las opiniones difieren
sobre diversos puntos, que irían desde los motivantes del motín y los principales ejecutores
del mismo; a las medidas posteriores del gobierno, resultantes de la gravedad del asunto.
Las posturas hasta este momento dadas, parten de dar una clara autoridad del
levantamiento al elemento eclesiástico, contrario a las medidas en materia religiosa que el
gobierno ilustrado estaba llevando a cabo22. De esta forma, Antonio Ferrer del Río acusa al
clero, pero especialmente a los jesuitas de principales instigadores de la muchedumbre.
Esto explicaría las fuertes medidas tomadas por Carlos III contra la compañía de Jesús,
concretándose con la expulsión y la suspensión final de la orden obtenida del papado años
más tarde.
Egía Ruiz viene a dar una nueva propuesta, atribuyendo al pueblo toda iniciativa y
desarrollo en los acontecimientos. Se pone a la defensiva frente a las posturas tradicionales
de índole anticlerical, desarrollando en feroz lenguaje una acusación contra los que: “la
dirigieron y anduvieron muy cerca de los tramoyistas, o por lo menos abusaron más tarde
del mismo drama, para colgar la paternidad de él a los más ajenos e inocentes”25.
21 EGUÍA RUIZ, Constancio. Los jesuitas y el motín de Esquilache. Madrid: Instituto Jerónimo Zurita, 1947.
22 FERRER DEL RIO, Antonio. Historia del reinado de Carlos III en España [en línea]. Disponible en:
http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=1059 [Consulta: 3 junio 2006]
23 Cf. Supra. EGÍA RUIZ, Constancio.
24 RODRÍGUEZ CASADO, Vicente. La política y los políticos en el reinado de Carlos III. Madrid: Rialp, 1962.
25 EGUÍA RUIZ, Constancio. Los jesuitas y el motín de Esquilache. Madrid: Instituto Jerónimo Zurita, 1947.
8
De esta forma denuncia a los hombres de gobierno de haberse servido de los
alborotos populares para urdir un complot que viniese a poner fin a la presencia de la
Compañía de Jesús en la Península. Las causas que llevan a dicha expulsión son complejos
y debatidos, escapándose del objetivo de este trabajo, pero si que se debe destacar entre
otros aspectos las múltiples relaciones existentes entre los jesuitas y los sistemas de
educación, así como con los colegios mayores y por lo tanto con la más alta nobleza26,
sector más reacio a las medidas innovadoras del momento.
Por ello, observa el autor una contradicción en la naturaleza del motín, ya que los
altercados provienen en apariencia del pueblo llano, cuando era este el que se beneficiaba
más de las acciones del gobierno ilustrado, al dañar en su base a la alta nobleza. Esquilache,
objeto de las iras del tumulto, sería utilizado como chivo expiatorio por las altas capas
sociales, que recurriendo a un pretexto de tipo xenófobo –un motivante en su naturaleza
no válido para Casado, puesto que el pueblo solía acoger tanto con simpatía como con
recelo a personajes extranjeros- haría del ministro de Hacienda y de Guerra blanco de su
ataque. Con ello se intentaba acabar con el programa reformista, no atacando directamente
a la monarquía, pero si a su ministro más señalado28.
En los años setenta de la pasada centuria, surgía un nuevo planteamiento –Que será
desarrollado por futuros investigadores, como Ruiz Torres, como veremos más adelante-,
que sacudía las bases de lo que se estaba conformando como todo un complejo estructural
seguro y firme de lo que era el motín. Nos referimos al trabajo desarrollado por Pierre
Vilar. Nos alejamos con sus posturas de posibles complots e intrigas, para caer en la
espontaneidad popular de los tumultos29.
Las malas cosechas que sacuden el país a partir de la segunda mitad del siglo30, dejan
un panorama de carestía y precariedad que afecta de forma plena al pueblo llano. Las crisis
de subsistencias hacen de las masas populares unas potenciales bombas de relojería que al
menor chispazo tenderán a salir de la miseria y precariedad en la que habían caído. Por ello
el motín adquiere connotaciones agrarias, lo que explicaría la agitación popular en
numerosas localidades de la geografía española, a ejemplo del motín de Madrid.
26 RODRÍGUEZ CASADO, Vicente. La política y los políticos en el reinado de Carlos III. Madrid: Rialp, 1962.
27 FEIJÓO CABALLERO, Pilar y ORMAECHEA HERNAIZ, Ángel Mª .”Otra lectura más del motín de Esquilache”.
En: Letras de Deusto, 1992. vol. 22, num. 56. p. 63-98.
28Cf. Supra. RODRÍGUEZ CASADO, Vicente.
29 RISCO, Antonio. “Flujos y reflujos del <<motín de Esquilache>>”. En: Cuadernos de historia moderna y contemporánea,
9
Esta nueva explicación disipa un entramado conspiratorio urdido por intereses
contrarios a los planteamientos del gobierno, ello debido al mayor peso que toma el
componente social en su desarrollo. El autor no rechaza una participación de elementos
ajenos a las clases medias y bajas, con el fin de atacar a las reformas del gobierno, pero a
diferencia de autores como Vicente Casado, no les da una importancia capital en el asunto.
De esta forma toda dirección política en el motín va a descansar bajo el carácter
espontáneo y agrario del conflicto31.
Los estudiosos siguientes que han abordado el tema, así lo han comprendido. Una
sola explicación sería incorrecta, al igual que conceder la supremacía a una explicación por
encima de otras, puesto que el motín de Esquilache se había convertido en un gran encaje
de bolillos, en el que se hacía preciso tirar de todos los hilos, para llegar a los múltiples
cabos de la red.
31 RUIZ TORRES, Pedro. “Los motines de 1766 y los inicios de la crisis del <<Antiguo Régimen>>”. En: CLAVERO,
Bartolomé. Estudios sobre la revolución burguesa en España. Madrid: Siglo Veintiuno, 1979. p. 49-111.
32 ANES ÁLVAREZ, Gonzalo. El Antiguo Régimen: Los Borbones. Madrid: Alianza Universidad, 1975.
33 RUIZ TORRES, Pedro. “Los motines de 1766 y los inicios de la crisis del <<Antiguo Régimen>>”. En: CLAVERO,
Bartolomé. Estudios sobre la revolución burguesa en España. Madrid: Siglo Veintiuno, 1979. p. 49-111.
10
Rafael Olaechea, en su estudio, Contribución al estudio del “motín contra Esquilache” (1766),
así lo comprendió. Partiendo de fuentes novedosas en el estudio, como son los despachos e
informes del embajador danés, Antón Larrey, en la corte de Carlos III. La visión crítica que
mantiene en todo momento este personaje –como su papel de diplomático requiere-,
permite a Olaechea comprobar la compleja realidad, que rodeaba a la corte real, y por
consiguiente, aplicarlo en el estudio del motín con el fin de contribuir en su aclaración en la
medida de lo posible.
Recurriendo al fraseo del título del estudio de Pierre Pilar35, inicia una revisión de su
tesis a través de los datos recogidos en la localidad de Elche. A diferencia de aquel, que
rechaza la consumación del proceso revolucionario en España durante el motín de 1766,
debido a la alianza entre la burguesía y los sectores reformistas del gobierno –distinto al
proceso que se dará en Francia décadas después-; Ruiz Torres cree que los intereses de la
burguesía española no debían necesariamente coincidir con las políticas reformistas del
momento.
34 OLAECHEA, Rafael. “Contribución al estudio del <<motín contra Esquilache>> (1766)”. En: Estudios en homenaje al
Dr. Eugenio Frutos Cortes. Zaragoza: Universidad de Zaragoza, 1977. p. 213-347.
35 Nos referimos a “El <<motín de Esquilache>> y las <<crisis del antiguo régimen>>”. En: Revista de occidente 1972,
Bartolomé. Estudios sobre la revolución burguesa en España. Madrid: Siglo Veintiuno, 1979. p. 49-111.
11
En lo referente a los trabajos posteriores a los ya citados, haremos referencia a solo
dos de ellos, con el fin de realizar un bosquejo de las tendencias que se han estado
imponiendo en la contribución al estudio del motín de Esquilache, con animo de afianzar
un esquema claro del debate histórico presentado.
De esta manera el estudio pretende mostrar la importancia que tienen en este tipo de
hechos el estado de ánimo de las distintos grupos sociales, que si bien, no son prioritarios a
la hora de explicar las causas de las revueltas, si que han de ser considerados para un mayor
acercamiento a la realidad existente del momento, y para comprender mejor los posibles
virajes que han podido tomar los cauces de los levantamientos.
Como último punto, mostrar a continuación un último estudio sobre el tema. Con un
fin alejado de aportar nueva información y significados acerca del motín, Feijóo Caballero y
Ormaechea Hernáiz, resaltan –llamando la atención del mismo a los estudiosos del tema-
el rechazo existente hacia Carlos III38 durante su reinado. Para ello se apoyan en el estudio
entre otros, de correspondencia real, pasquines y sucesos que confirmarían sus sospechas.
Los autores sustentan con ello la opinión de una de las posturas más críticas con el
monarca Borbón entre la historiografía, la de considerarle como el menos negado de los
monarcas españoles.
37 RISCO, Antonio. “Flujos y reflujos del <<motín de Esquilache>>”. En: Cuadernos de historia moderna y contemporánea,
12
3. Conclusión
Después de lo expuesto hasta ahora, tras analizar –de forma superficial, desde luego-
el contexto en el que se encontraba inmerso el país, vemos una situación de crisis pero
también de renovación por parte de un gobierno ilustrado, conocedor de las necesidades
del país. Actuando en consecuencia, sus intentos por superar las contradicciones internas
en las que se encontraba sumido, resultan fallidas sin un cambio en las propias raíces de las
estructuras del Antiguo Régimen.
Al abordar una investigación sobre el estudio del motín y comprobando las distintas
posturas existentes sobre él, y las contribuciones posteriores al tema, he llegado a la
conclusión del gran seguimiento de que ha sido objeto el acontecimiento. Aunque han sido
abarcados gran parte de los campos de estudio que le rodean, aun quedan algunos –Tal vez
por carecer de una relación más directa- que no han sido tratados. Este es el caso de las
fuentes extranjeras -si bien algún autor, como Rafael Olaechea, se ha servido de parte de
estas- que no se han analizado en su totalidad.
Comprobamos como las aportaciones de los estudiosos han ayudado a formar todo
un cuerpo explicatorio de las causas y consecuencias satisfactorio en su conjunto a la hora
de acercarnos y comprender el motín. De explicaciones monotemáticas en un principio, se
ha ido imponiendo una visión conjunta de causas, a las cuales los últimos historiadores que
se han acercado al tema, han querido matizar con aportaciones vitales para comprender
mejor el propio motín.
13
Bibliografía
14
OLAECHEA, Rafael. “Contribución al estudio del <<motín contra
Esquilache>> (1766)”. En: Estudios en homenaje al Dr. Eugenio Frutos Cortes.
Zaragoza: Universidad de Zaragoza, 1977. p. 213-347.
RISCO, Antonio. “Flujos y reflujos del <<motín de Esquilache>>”. En:
Cuadernos de historia moderna y contemporánea, (AÑO), vol. (--), num. 5. p.
11-36.
RODRÍGUEZ CASADO, Vicente. La política y los políticos en el reinado
de Carlos III. Madrid: Rialp, 1962.
RUIZ TORRES, Pedro. “Los motines de 1766 y los inicios de la crisis del
<<Antiguo Régimen>>”. En: CLAVERO, Bartolomé. Estudios sobre la
revolución burguesa en España. Madrid: Siglo Veintiuno, 1979. p. 49-111.
VALVERDE MADRID, José. “Sobre el motín contra Esquilache”. En:
Anales del Instituto de estudios madrileños, 1995. vol. (--), num. 35. p. 423-432.
15