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ENCUENTROS CON HOMBRES NOTABLES
ultraderecha!
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Claude Eatherly Young era alcohólico y padecía un cáncer de piel. A causa de esto últi-
La gracia del castigo mo, decidió escapar del inclemente sol de California mudándose a
Nueva York. Allí se casó con Kim Schmidt, treinta y tres años menor que
El 6 de agosto de 1945, el mayor Claude Eatherly des- él, a quien conoció en una galería de arte. Tres meses después de la
pegó de la isla de Tinian y voló para entrar en la historia y boda, agarró un revolver calibre 38 y mató a su flamante esposa de un
la tragedia. Eatherly no tiró la bomba atómica. Era el piloto del tiro en la cabeza, y posteriormente se suicidó. Cuando la policía los en-
44 “Straight Flush”, el B-29 que volaba delante del Enola Gay. Su trabajo contró en su lujoso departamento, estaban impecablemente vestidos.
fue hacer un relevamiento meteorológico de la zona y señalar el blan- También se encontraron en el departamento cuatro armas de fuego y
co más apto. Después de chequear las condiciones, Eatherly señaló a más de 350 cajas de munición.
Hiroshima como blanco apto para el bombardeo. Después de bajar de En 1950 el actor Red Buttons, otro suicida de Hollywood, había dicho
su avión y enterarse de la magnitud del ataque, no habló durante días. de Young: “Bajo la superficial sofisticación de Gig se esconde un hom-
Rechazó los honores y beneficios que le correspondían por formar par- bre que necesita tener un arma a mano”. El mismo Young declaró en
te de la misión que terminó con la Segunda Guerra Mundial. Luego de un reportaje: “No se puede decir nada de las personas por lo que se
eso, su vida empezó a rodar cuesta abajo: fue expulsado de la Fuerza ve desde afuera. Hay que tener en cuenta que se han pasado la vida
Aérea por hacer trampa en un examen. Intentó suicidarse varias veces, ocultando sus temores”.
mandó• regularmente a Hiroshima sobres con cheques y notas de ex-
culpación. Fue arrestado muchas veces por delitos menores: asalta-
ba licorerías o farmacias armado con pistolas de juguete, ordenaba Lechuza Lunar
poner el dinero en una bolsa y salía lo suficientemente lento como Princesa del espacio exterior
para poder ser atrapado. O directamente se iba dejando sobre el
mostrador la bolsa junto con el arma y sus huellas digitales. En los 11 de junio de 1967, 3:30 PM en la emisora de radio WBAB,
juicios, exigía ser tratado como el asesino de miles de personas y no de Babylon, Nueva York. La locutora Jaye Paro entró en el es-
como un ratero. Nunca fue condenado por esos delitos. En cambio, se tudio para comenzar su turno y encontró que algo/alguien la es-
ganó el encierro en un psiquiátrico militar de Waco, Texas. Es decir, no peraba: una enorme mujer de raza negra de dos metros de estatura,
fue recluido por marcar para la muerte a doscientas mil personas, sino vestida con plumas pegadas a su cuerpo. Con ojos vidriosos y una voz
por no haber sido capaz de superarlo. Mientras él solicitaba una y otra muy grave aún para su enorme caja torácica, dijo: “Soy la princesa.
vez “la gracia del castigo”, sus compatriotas lo castigaban precisamen- Moon Owl (Lechuza Lunar). Soy de otro planeta. Llegué aquí en un pla-
te declarándolo irresponsable de sus actos. Escapó del hospital en 1961 tillo volador”. La mujerona jadeaba como si estuviera a punto de sufrir
para desaparecer sin dejar rastro. una crisis cardíaca. A pesar de ello, la princesa espacial pudo hablar du-
rante media hora. Declaró una edad de siete ungotes (aproximadamen-
te 350 años terrestres) y en la conversación dio detalles sobre la vida
Gig Young en su planeta (Ceres) y despotricó contra los entusiastas e investigado-
Las cosas que la gente res OVNI de la zona neoyorquina. Luego de eso, y ante los atónitos ojos
no muestra de la locutora y el equipo técnico, desapareció en el aire, dejando se-
gún los testigos “un intenso olor a huevos podridos”.
Cuando todavía era un actor aficionado y vendedor de au- Diez días después, recibieron un críptico mensaje telefónico de la prin-
tos usados en Pasadena, su nombre era Byron Barr. En su pri- cesa Owl: “Los guijarros en la playa son depositados bajo el puente
mer papel importante en el cine –The gay sisters, junto a Barbara donde se reúnen las aves y se entreven los rayos del sol”. Después de
Stanwick– hizo de un artista llamado Gig Young. El estudio le recomen- esto, nunca más se supo de ella.
dó que comenzara a usar ese nombre. Hizo una serie de películas me-
dianamente relevantes y llegó a ganar el Oscar al mejor actor secundario
por su trabajo en ¿Acaso no matan a los caballos?, de 1969. En Come
fill the cup, del año 51, interpretó el papel de un alcohólico al que Ja-
mes Cagney lograba apartar del suicidio.
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Hubert Fauntleroy Julian 1967 frente a la puerta. Cuando la mujer salió, encendió el motor diesel
del camión y comenzó a perseguirla a contramano, a paso de hombre y
AVIADOR Y MOQUERO gritándole insultos acodado en la ventanilla. La mujer, asustada, levantó un
ladrillo de la vereda y lo arrojó contra el parabrisas del camión, que estalló
Nacido en Trinidad y Tobago, Hubert Fauntleroy Ju- en pedazos. Osvaldo R. apretó el acelerador de su camión y subió a la ve-
lian, autodenominado “el águila negra”, fue uno de los pri- reda. Los azorados testigos vieron cómo el cuerpo de Liliana iba desapa-
meros aviadores negros en obtener la licencia oficial de piloto reciendo bajo la mole del pesado volcador. Después hubo un estallido. La
en Estados Unidos. Intentó el cruce aéreo del Atlántico un par cabeza de Liliana, como si fuese una nuez, había sido partida en dos por
de años antes que Lindbergh y se estrelló antes de llegar al mar. la rueda delantera izquierda. Hubo una corta persecución posterior y Os-
En su larga carrera fue piloto mercenario, paracaidista de exhibi- valdo fue detenido por los vecinos e increpado duramente.
ción y dueño de una PyME de tráfico de armas. Pero más que nada es recor- El hecho fue oportunamente reseñado por la revista Casos policiales con 13
dado por su carácter fanfarrón y exhibicionista, y por su fugaz ejercicio como el título “Liliana L., víctima de un camionero insano”. Ilustrando la nota, ha-
jefe de la fuerza aérea etíope. bía dos fotos. Una del camión volcador, y otra de la víctima, sacada en la
En 1930 fue invitado a realizar su espectáculo de acrobacia aérea y paracaidis- playa. La mujer estaba vestida y con una mano tendida hacia el fotógrafo.
mo, en el marco de los festejos por la coronación del dictador etíope Haile Se- Sobre la foto había pegado un globo de diálogo tipo historieta, de ésos au-
laisse (invocado en ciento cincuenta mil canciones de reggae con las expresiones toadhesivos que te regalaban cuando revelabas un rollo. En el globito es-
Ras Tafari, Pequeño León de Judá y otras). Durante una exhibición preliminar, Ju- tá escrito con birome verde y letra infantil con firuletes: “Nesecito Comprensión”
lian impresionó de tal manera a su anfitrión, que instantáneamente fue recom- (textual).
pensado con la ciudadanía etíope, el rango de coronel y el mando de la Fuerza
Aérea Imperial: tres aviones. La “joya” de esta minúscula flota era un biplano De
Havilland Gipsy Moth. Este avión era el aparato personal de Selaisse, y era una
Kate Bender
orden del emperador que nadie lo volara hasta el día de la coronación.
Dos días antes de la ceremonia, Julian ensayaba sus maniobras delante de un BUENA MANO PARA
público que se había reunido para verlo y le festejaba cada muestra de habilidad.
Deseoso de impresionar a la multitud, el águila negra escamoteó el Gipsy Moth
EL GUISO
del emperador. Pasó rugiendo en rasante y realizó un par de maniobras a media
altura. Bajó en picado y cuando quiso nivelar el aparato tiró gentilmente de la pa- Legendaria habitante de las praderas de Kansas, adminis-
lanca, pero el Moth, que no había sido probado en tierra, no respondió. traba una posada de la cual salían muchos menos pasaje-
La recompensa de Julian por la colisión resultante fue un pasaje de vuelta a los ros de los que entraban. En general, el método de la señora
EEUU. Al llegar a Nueva York desechó las críticas a su aventura etíope. “Puedo Bender consistía en servir un suculento guiso al huésped y
afirmar –declaró a los periodistas– que el emperador y yo éramos los mejo- mientras éste comía, acercarse por detrás y partirle la cabe-
res amigos cuando me fui”. za de un hachazo. Posteriormente cortaba del cuerpo las
En el libro Soldados de fortuna, de Sterling Seagrave, hay un par de fotos de partes comestibles, destinadas a los suculentos guisos, y en-
Julian. El epígrafe de una de ellas dice: “Julian entrena a unos reclutas tras re- terraba lo que quedaba del desafortunado en la parte trasera del estable-
gresar a Etiopía en 1935. Había esperado volar contra los invasores italianos, cimiento. Con el correr del tiempo, las autoridades empezaron a tomar nota
pero el emperador Selaisse lo mantuvo anclado al suelo”. de la diferencia entre ingresos y egresos y fueron a revisar la posada. Cuan-
do llegaron, la señora Bender se había esfumado. Excavando en el patio,
encontraron un verdadero osario, con partes de lo que, se creía, podía lle-
gar a una cincuentena de cuerpos.
Osvaldo R. Kate Bender huyó a un campamento minero en Siver City, Idaho. Allí adop-
tó la identidad masculina de Joe Monahan y vivió casi normalmente du-
OTELO DEL VOLANTE rante muchos años manteniendo unas pocas cabezas de ganado como
propiedad. Los vecinos nunca desconfiaron. A lo sumo comentaban que
En enero de 1988, debido a la violencia y las conti-
Monahan hablaba poco y que extrañamente no consumía los servicios de
nuas escenas de celos, el camionero marplatense
las prostitutas locales. Sólo cuando murió descubrieron su identidad feme-
Osvaldo R. fue abandonado por su esposa, Liliana
nina. En su casa encontraron recortes sobre la infructuosa búsqueda de la
L., que escapó del hogar sin dejar señas de parade-
señora Bender. Su entierro fue pagado por los amigos del pueblo y nadie
ro. Osvaldo la buscó hasta encontrarla. Un día, mien-
denunció nada a la justicia: “Joe Monahan fue buen vecino mientras vivió”,
tras la mujer hacía las compras en un almacén de
declaró uno de ellos años más tarde. “Sea cual fuere su secreto, murió tra-
barrio, Osvaldo estacionó su camión volcador Ford
tando de guardarlo”.
EXTRACTO DE “BAJO ESTE SOL TREMENDO”
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POR CARLOS BUSQUED. ILUSTRACIÓN DE enos encorvada y con un poco más de segu- no quería era ir a la casa de su madre. Había sido una
ALEJANDRO BARBERO. Carlos Busqued
dejó un futuro promisorio como
M ridad en los movimientos, su madre caminó
hasta la cabeza de la víbora (una lampalagua
enorme) y le disparó. La serpiente no dejó de mover-
estupidez dejar los perros ahí. Si los hubiera dejado
en su casa los estaría enterrando en ese mismo mo-
mento. Y tenía que ir sí o sí, ya debían estar hincha-
Ingeniero Metalúrgico y se dedicó a se. A Danielito le dio miedo y le dijo a su madre que dos y empezando a echar olor. Se vistió, armó un po-
relatar, primero en Córdoba y luego seguía viva. rro y buscó las llaves de la casa de su madre. Antes
en Buenos Aires, el delicado –No no –dijo su madre–. Las víboras se siguen mo- de abrir el portón, fue al patio y cargó en el auto una
viendo después de muertas, un rato largo. bolsa de cal viva.
equilibrio entre Cetarti, Duarte y
Su madre se movió hasta una parte especialmente
Danielito. Finalista del Premio abultada del cuerpo de la víbora y sacó un cuchillo. Los perros efectivamente ya estaban hinchados y con
Herralde, uno de los más Abrió el cuerpo de un tajo y de adentro extrajo un le- olor. El empaquetamiento había sido eficaz, las bol-
prestigiosos de habla hispana, la chón desarticulado, con la mayoría de los huesos ro- sas y la cinta habían resistido el cambio de volumen,
tos. De repente, Danielito sintió unas intensas ganas pero el olor era fuerte. Gracias a la marihuana, la ope-
novela Bajo este sol tremendo que
de orinar. Sacó la vista de la escena y descubrió que ración de cavar el pozo (un metro y medio por dos
ya está en las librerías de la Docta. estaban en el cementerio de Gancedo, bajo el sol ra- de lado, dos metros de hondo) fue llevadera. Los ta-
Antes del banquete, LaCentral te jante. Comenzó a buscar un lugar para orinar pero en pó primero vaciando la bolsa de cal encima de los
propone un tentempié con el todos lados del cementerio había de repente, gente cuerpos y agregando después capas de medio me-
capítulo 35. Cortesía de un amigo, el mirando. Era imposible orinar sin que alguien lo vie- tro de tierra, aplastando una antes de echar la otra.
ra. Sentía que la vejiga iba a estallarle, pero justamen- Después volvió a la puerta, agarró la caja con las ce-
autor, para el que guste servirse.
te gracias a ese dolor pudo primero advertir lo extra- nizas de su madre, fue al baño y las tiró al inodoro.
ño de la situación, después caer en la cuenta de que Apretó el botón del depósito de agua tres veces has-
estaba soñando y finalmente despertar con lo justo ta que no quedó ningún rastro gris contra el blanco
para no mearse en la cama. Volviendo del baño se de la taza. La cenizas de su padre y la caja de zapa-
sirvió un vaso de Coca-cola de la heladera y se lo to- tos con los huesos del chico que habían ido a buscar
mó sentado en la oscuridad de la cocina. Después a Gancedo las encontró fácil: estaban en la cama de
volvió a la cama y se durmió como un tronco. A la su madre, del lado que ella no ocupaba. Echó las ce-
mañana desayunó morosamente, mirando los noti- nizas de su padre al inodoro y con los huesos del an-
cieros en la televisión. Pensaba con muy poco entu- terior portador de su nombre hizo lo mismo, aunque
siasmo en que tenía que ir a enterrar los perros. Es- primero los tuvo que meter en una bolsa y molerlos
ta tarea en sí no le planteaba mayor problema, lo que con un martillo para que pasaran. Después fue has
ta el patio con las dos urnas de madera y la caja de cartón date no sé, a Mar del Plata. Que Mar del Plata. A Brasil an-
y les prendió fuego con alcohol y fósforos. date. Instalate un mes en un hotel a todo culo, comiendo
ananá en la playa, ahí, con pendejas chupándote la pija...
–Hiciste bien, –le dijo Duarte horas más tarde, en oscuri- A Danielito le gustó la idea de comer ananá, se imaginó
dad de la cabina de la camioneta, con la cara apenas ilu- el jugo fresco y dulce fluyendo por los dientes al morder
minada por el resplandor del tablero– si los hubieras ente- la pulpa amarilla. El resto de las cosas era como si Duar-
rrado o hubieras guardado las cenizas, iban a estar ahí siem- te le estuviera leyendo los titulares de un diario de otro
pre. Es muy sano, me parece. Se fueron, ya no están más. planeta.
–A los perros no los quemé, -dijo Danielito- los enterré –En serio pibe, la vida no es todo el día encerrado viendo
nomás. tele. Te va a hacer bien cambiar un poco el aire, especial-
–Bueno pero son perros, que te importa. Ni siquiera eran mente ahora.
tuyos. Danielito hizo un gesto vago como para responderle algo,
Duarte tenía razón, los perros no importaban. Los restos de pero no le dijo nada. Duarte puso un cassette de Jorge Co-
su familia ahora circulaban por las profundidades de la red rona en el estéreo, y durante cuarenta y cinco minutos es-
cloacal de Lapachito. cucharon chistes sobre gauchos que se culeaban chan-
–¿A dónde va el agua de las cloacas? chas, mejicanos que gritaban “¡Viva la menstruación!” y
–Ni idea. –dijo Duarte. Danielito había visto una vez un do- otros por el estilo. Pararon en una estación de servicio pa-
cumental sobre la repotabilización en redes cloacales, y se sando Brea Pozo, Duarte bajó para cargar gas oil y le dio
estremeció de pensar que en Lapachito hicieran lo mis- cincuenta pesos a Danielito, para que fuera a comprar sand-
mo y algún día terminara tomando un vaso de agua con wiches y gaseosas en el bar.
restos de las cenizas. No tenía que tomar agua de la cani- –En media hora entramos a las salinas y ahí ya no hay na-
lla, por lo menos por un tiempo. Eran las doce de la no- da. Comprate un par de botellas de agua mineral también,
che y hacía rato ya que habían salido del Chaco y entrado por las dudas.
a Santiago del Estero, habían pasado largamente Quimilí, Mientras esperaba para pagar, vio que Duarte se metía a
y faltaban unos kilómetros para Suncho Corral. Se movían la parte de atrás de la ambulancia, seguramente para che-
por rutas laterales, muy poco transitadas. quear que todo anduviese bien. Ya unos kilómetros aden-
–Y vos como estás. tro del salar, Duarte puso Radio Nacional y le dijo a Danie-
–Bien. –dijo Danielito. lito que armara uno. Había luna llena, la luz rebotaba en
Duarte se quedó unos segundos en silencio y después vol- la planicie salina y se veía perfecto, así que Duarte apagó
vió a hablar. los faros de la camioneta. Fumaron sin hablar, escuchan-
20 –¿Sabés qué tenés que hacer ahora, vos? Irte de viaje. Si do noticieros provinciales musicalizados con folklore de
tenés guita hijo de puta, no gastás nada. Ahora va a venir distintas regiones, mientras veían pasar el desértico paisa-
un lindo toco aparte, con eso sólo te alcanza y sobra. An- je, iluminado como con luz negra.
Durante dos años más bien tenebrosos de nuestras existen- les de la globalización y su gran aldea, la inmortalidad de
cias compartimos el alquiler de una casa. Puedo recordar los mercados, el ambiente inagotable, el progreso continuo)
que Carlos leía bajo la ducha o iba al gimnasio después de están muertos, o agonizando, Carlos Busqued, Carlitos, con-
tomar un par de vasos de ginebra y/o generarse lo que cluye su gran obra y en vez de andar golpeando puertas pa-
eufemísticamente llamaba “estado de percepción”. Eran ra que la lean se encuentra merecidamente con la alfom-
épocas de temor y zozobra. Para conjurar la incertidumbre bra roja que le extiende Herralde. Bastante mejor que lo
consultábamos el I Ching y analizábamos durante horas las que se podía imaginar en nuestras consultas al I Ching. El
difusas respuestas del libro de las mutaciones. Cada vez que presente de Carlitos es, sin dudas, el resultado de una pre-
aparecía un dictamen favorable, repetíamos: Ojalá. sunción y del poderoso destino de un deseo: durante mu-
Pedazos del personaje que supo construir: dueño de una cho tiempo fortaleció la idea de que el único camino posi-
memoria envidiable capaz de citar textualmente largos pa- ble para él era terminar su novela y ¨pegar algo, una vez en
sajes de Carver, Capote, Dennis Cooper, Philip Dick, Bu- la vida¨. La literatura a veces es el único (o el mejor) de los
rroughs o Mishima; recolector de diálogos memorables en refugios para algunas inteligencias especiales y seres com-
su mp3, algunos de ellos registrados en episodios de plejos y maravillosos que están caídos de la especie, al mar-
podcast en su blog (borderlinecarlito.blogspot.com); colec- gen de las promesas de una época y los designios familia-
cionista de comics bizarros; amante de los pasajes más tru- res. Tierna ilusión en un alma atormentada en un persona-
culentos de la segunda guerra mundial y ensamblador de je oscuro en un ser tierno. Qué más.
maquetas de aviones; defensor de la pornografía como es- Por último es preciso mencionar que hoy, a la luz de los he-
pacio de inmunidad; y adepto a desviaciones y rarezas de chos, es un poquito más probable que se pueda dar su idea
la naturaleza –aclaro: hay desviaciones que terminan en de paraíso: envejecer en "estado de percepción" en una pla-
tendencias, y en esta sociedad violenta y fragmentada, los ya de Brasil, rodeado de mujeres jóvenes del Este de Euro-
dos protagonistas de la novela atienden el bar próximo a pa, donde yo tenga que quitarle al Carlos la pesada carga de
tu casa. Esta enumeración constituye sólo una parte del per- tener que decidir qué piba puede acercarse a él y cuál de-
sonaje, bastante parecido a él y fundamentalmente hecho bería quedar conmigo. Ojalá!
de palabra escrita y relatos.
¿La otra parte? También está hecha de palabras, porque * Docente, investigador y poeta. Nació en Reconquista (Sta
cuando los dioses tardíos de los últimos 100 años (las mie- Fe) y hace 24 años que vive en Córdoba
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ché estaba amenazando al público con un re- mujer, Amanda, y dos hijos: Sandra, de 25 años, raban todo el día. En 1992, luego de una serie
vólver cargado. y Marcelo, de 30. El señor Moro, según comen- de brotes psicóticos violentos, Sandra Moro le
En palabras de Bretón, “Vaché era a la vez un tarios de los vecinos, era un padre despótico y informó a su psiquiatra: “Mi papá está muerto
dandy, un exquisito y un inmoral violento. Pro- avaro. La familia era conocida por su carácter pa- en mi casa, en su dormitorio, arriba de la ca-
clamaba que alcanzado cierto grado de ilumi- ranoico. Los delirios persecutorios de la madre ma”. La confesión motivó un operativo en el ho-
nación, la futilidad de la vida se volvía cómica”. provocaban peleas permanentes con la gente gar familiar.
El particular estilo del humor de Vaché estaba del barrio, denuncias y exposiciones policiales Los policías encontraron el lugar extremadamen-
erizado de peligros, ya que cultivaba una estu- por cuestiones mínimas. En abril de 1990 hubo te sucio, lleno de telarañas y soretes de perro.
pidez malévola y destructiva. “Me niego a morir un punto de inflexión en la conducta de estas En una habitación del fondo de la casa, hallaron
en la guerra”, había escrito desde el frente de personas. Para empezar, a partir de entonces na- una cama de dos plazas, con un cubrecama ro-
combate. “Moriré cuando yo quiera. Morirse so- die más volvió a ver al señor Moro. La gente se jo que tapaba un bulto: el cadáver ya esqueléti-
lo es aburrido, preferiría morir con alguno de hacía preguntas, y el socio de Moro en la ferre- co de Moro, vestido únicamente con unas medias.
mis mejores amigos”. Fue exactamente lo que tería denunció su desaparición. Consultados por Casi no quedaba otro resto, y toda la ropa de ca-
hizo. En 1919, a los veintitrés años, tomó una la policía, la mujer y los hijos dijeron que el hom- ma estaba impregnada de fauna cadavérica re-
sobredosis de opio y administró dos más a sen- bre “había ido a pasear a Suiza”. Meses más tar- seca. El examen forense de los restos llegó a la
dos amigos que sólo habían ido a hacer una “ex- de, la madre y la hija radicaron una denuncia por conclusión de que el deceso había sido por cau-
periencia” y no tenían intenciones suicidas. “amenazas”. Interrogadas sobre la modalidad y sas naturales, y que el único delito de la familia
el origen de tales amenazas, les fue imposible era no haber hecho una correcta inhumación de
dar una explicación coherente, e incluso era evi- los restos.
4- Los Moro (Bonus nacional) dente que les costaba construir las frases. El juez Los Moro afirmaron que dejaron el cuerpo ahí
Familia disfuncional a cargo encontró que las mujeres deliraban y or- esperando que el pater familiae resucitara. Los
denó su internación en el neurosiquiátrico Esté- tres coincidieron en declarar que habían reci-
Carlos Moro era dueño, a medias con un socio, vez, de Lomas de Zamora. El hijo mayor quedó bido órdenes desde el más alla. Las órdenes
de una ferretería industrial radicada en la locali- viviendo en la casa, con la única compañía de eran “que las cosas debían permanecer como
dad bonaerense de Lomas del Millón. Tenía una dos perros que, siempre según los vecinos, llo- estaban”.
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