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Existen otros agentes, como el cloruro, el bromuro o el tiosulfato, pero los complejos
que se obtienen resultan menos estables y es por eso que se necesitan condiciones y
oxidantes más fuertes que estos para disolver oro. Estos reactivos son peligrosos
para la salud y el medio ambiente y además son más costosos.
De esta manera se explica por qué el cianuro es el reactivo por excelencia para la
lixiviación de oro desde que se lo comenzó a utilizar en los últimos años del siglo XIX.
Si bien las formas en las que se produce el cianuro varían, una vez que forma parte
del proceso los métodos utilizados para recuperar oro son las mismas.
Con los minerales que contienen oro libre puede ocurrir que la lixiviación con cianuro
no sea suficiente para recuperar el metal, debido a que se necesita mucho tiempo
para liberar las partículas más grandes de oro. En estos casos, el mineral debe ser
sometido previamente a un proceso de recuperación por gravedad para recuperar el
oro libre antes de lixiviar con cianuro.
Las concentraciones de cianuro más comunes oscilan entre los 300 y los 500 mg/l
(de 0.03 a 0.05% como NaCN) y dependen del tipo de mineral. El oro se recupera por
lixiviación en pila o lixiviación por agitación.
Cuando no se usa carbón para absorber el oro del mineral triturado, la solución que
contiene oro debe ser separada de los componentes sólidos por filtrado o espesado.
La solución que se obtiene, es tratada nuevamente (aparte del proceso de absorción
del carbón) para recuperar el oro que contiene.
El proceso más económico es el que permite que el carbón activado absorba el oro
disuelto, lo que solidifica el oro y facilita la posterior separación. En este proceso, las
partículas de mineral deben ser menores a 100 mm mientras que las partículas de
carbón deben tener un tamaño mayor a 500 mm. La absorción se consigue cuando el
mineral entra en contacto con el carbón, proceso que puede realizarse mientras que
el oro está en pleno proceso de lixiviación o luego de la lixiviación. El primero resulta
más caro ya que la absorción es poco eficiente y el carbón en muy abrasivo y sucio.
En general, el carbón activado, en contacto con la pulpa, recupera más del 99,5% del
oro en un período de entre 8 y 24 horas, dependiendo de la reactividad del carbón, la
cantidad de carbón utilizada y el rendimiento de las mezcladoras utilizadas. El carbón
es separado de la mezcla hidrodinàmicamente o con aire y los residuos son
espesados para separar la solución con cianuro para luego reutilizar o destruir el
cianuro, o enviados directamente a las instalaciones de almacenamiento de colas
desde donde la solución de cianuro es reciclada al proceso de lixiviación.
El oro absorbido por el carbón activado se recupera con una solución de cianuro y
soda cáustica caliente. Luego, el carbón es aprovechado y devuelto al circuito de
absorción mientras que el oro es recuperado por cementación con zinc o por vía
electrolítica. Si contiene cantidades importantes de metales básicos, se funde o se
calcina el oro y se lo convierte en lingotes (bullion) que contienen entre 70% y 90%
de oro. Luego, el bullion es sometido a un nuevo proceso para purificarlo y lograr un
99,99% o 99,999% de pureza por cloración, fundición y electro-purificación.