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Baquiro Cachete Blanco (Tayassu pecari).

Su coloración dorsal es negra a parda muy oscura, uniforme; pelos con o sin bandas.
Pelaje largo, disperso y tieso. Cabeza muy ancha, alta y gruesa, con una crin de pelos
negros, largos y erizados en el tope; rostro alargado y terminado en un hocico negro;
cachetes y labio inferior blanco puro a crema. Orejas pequeñas, puntiagudas y paradas.
Manos y patas negras. Cola muy corta. Vientre de color similar al dorso, pero algunas
veces son blancos hasta la parte interna de las extremidades.

Los báquiros son de hábitos diurnos y nocturnos, terrestres, gregarios. omnívoros.


Forman grupos o piaras de 40 a 200 individuos. En los llanos venezolanos se les puede
encontrar en el extremo oeste. Viven en la vegetación boscosa rala o densa, media a
alta, en el sotobosque abierto o intrincado, cerca de cursos de agua, en zonas bajas y
húmedas; duermen bajo raíces. Habitan en el bosque siempreverde, bosque submontano,
bosque montano y bosque altimontano. Se alimentan de una gran variedad de frutos,
semillas, nueces de palmas, raíces, hojas de gramíneas y hierbas, así como de carroña,
gusanos e insectos, huevos de aves y tortugas, culebras, lagartijas y hasta sapos.

El báquiro cachete blanco, a diferencia del báquiro de collar es menos común y más
difícil de observar, siendo sus piaras más numerosas y dispersas. Se mueve en grandes
áreas en busca de alimento, volviendo regularmente a la misma zona pero de manera
imprevisible. Remueven mucho la hojarasca y el suelo para buscar su alimento, y dejan
senderas muy pisoteados y anchos cuando pasan de un sitio a otro. Asimismo, emiten
un fuerte olor diferente al del báquiro de collar. Tienen fama de agresivos, pero escapan
estrepitosamente ante la presencia humana, siendo por el contrario un poco cegatos, ya
que pasan al lado de una persona inmóvil sin darse cuenta de ella. En general, cuando la
piara se siente nerviosa hace un gran alboroto, emitiendo chillidos y chasquidos
repetidos con los dientes, que pueden ser oídos a gran distancia.

Su condición natural es escasa. Esta especie de hábitats boscosos, zonas bajas y altas,
está presente en cuatro biorregiones del país. Su tamaño poblacional es alta, siendo su
condición relativamente estable en las biorregiones donde se encuentra. Sin embargo, se
trata de una especie sometida a una gran presión de cacería, pudiendo llegar a ser
Vulnerable en el Lago de Maracaibo y con poblaciones muy reducidas localmente. A
nivel internacional esta especie se encuentra incluida en el Apéndice II de CITES.

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Cachicamo Sabanero (Dasypus sabanicola).


Esta especie es endémica de los Llanos de Venezuela y Colombia, con una distribución
restringida a áreas cubiertas por sabanas. Está incluida en la categoría “Menor Riesgo,
preocupación menor”, en el Libro Rojo de la Fauna Venezolana, debido a la fuerte
presión de cacería de subsistencia ejercida sobre esta especie. Ojasti comenta al respecto
que, probablemente, sea la pieza de cacería más frecuente en la dieta del llanero.
Adicionalmente, es usual escuchar anécdotas, refranes populares e interpretaciones
musicales donde el cachicamo sabanero es el protagonista.

Debido a que ha sido utilizado como modelo inmunológico en el desarrollo de la vacuna


contra la lepra, el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales Renovables
prohibió la cacería de todas las especies pertenecientes a la familia Dasypodidae en
Venezuela (Resolución 430, noviembre de 1983). El cachicamo sabanero podría ser
adoptado como un símbolo para representar la relación entre la fauna silvestre y la
investigación biomédica en el país.

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Chigüire (Hydrochaeris hydrochaeris).


Esta especie es considerada en la categoría “Menor Riesgo, dependiente de
conservación” en el Libro Rojo de la Fauna Venezolana. Su distribución abarca desde
Panamá hasta Uruguay y noreste de Argentina, al este de la cordillera andina. En
Venezuela, están presentes dos sub-especies: H. h. hidrochaeris, distribuida en toda la
cuenca del Orinoco, lago de Valencia y región de Barlovento, e H. h. isthmius, que se
encuentra en el lago de Maracaibo y el sistema Coriano.

Su carne ha sido muy cotizada desde la época colonial, particularmente en la Semana


Santa, cuando se utiliza para reemplazar la carne roja durante el ayuno que acompaña a
las celebraciones religiosas. Adicionalmente, los perros domésticos alejados de
poblados, que forman jaurías salvajes, se han convertido en los principales depredadores
“silvestres” del chigüire, reemplazando al yaguar y al caimán, cuyas poblaciones
prácticamente han desaparecido de los Llanos. Estos perros salvajes pueden representar
51% de la mortalidad observada en una población. De controlarse su cacería, las
poblaciones de esta especie podrían recuperarse fácilmente, puesto que su tasa neta de
crecimiento se estima por encima de 50% anual.

Con el chigüire llanero (H. h. hidrochaeris) se han desarrollado programas de


explotación masiva en las sabanas inundables de Venezuela; según Siso (1987), sus
poblaciones muestran una tendencia decreciente muy pronunciada, debido a diversos
factores, pero primordialmente a la caza comercial ilegal. Es probable que las
poblaciones más afectadas sean aquellas ubicadas en los Llanos Orientales; sin
embargo, en aquellas áreas donde son protegidas, su tasa de recuperación es alta, debido
a su alto potencial reproductivo.

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Cuspa (Cassous unincinctus).

La cuspa, nombre común que se le otorga a esta especie en los Llanos Centrales y
Orientales de Venezuela, está incluida en la categoría “Insuficientemente Conocida” en
el Libro Rojo de la Fauna de Venezolana. Según Resolución 430 del MARN, se prohibe
la caza de los integrantes de la familia Dasypodidae, razón por la que la cuspa se
encuentra virtualmente protegida. Su distribución abarca toda Suramérica, al este de la
cordillera andina. Es un especie menos común que otros integrantes de la familia
Dasypodidae, pero frecuente en los bosques secos semideciduos y deciduos de los
estados Anzoátegui y Monagas.

Igual que el cuspón, este “cachicamo” tiene una apariencia primitiva, característica que
podría ser utilizada para llamar la atención y proyectarla como símbolo para la
conservación de la fauna silvestre que habita en los bosques secos de los Llanos Centro-
Orientales.

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Danta o Tapir (Tapirus terrestris).

Este mamífero, el de mayor tamaño en toda el área continental suramericana, está


íntimamente asociado, en Venezuela, con la leyenda de María Lionza, reina indígena
con poderes espirituales y venerada en la montaña de Sorte (Edo. Yaracuy), quien
utilizaba una danta como cabalgadura.

El cuerpo de la danta es macizo y pesado, alcanza los 2 metros de longitud, sin contar
una pequeña cola de 8 a 10 cm. de largo y su peso puede superar los 250 kg. Su cabeza
es triangular y termina en una nariz movible y alargada que recuerda lejanamente a la de
los elefantes. Tiene ojos pequeñios y su capacidad visiva es mediocre; sus extremidades
son cortas; las patas anteriores poseen 4 dedos, mientras que las posteriores tienen 3. Su
pelaje es corto, de tonos marrones y negros, excepto en la garganta y vientre donde es
más clara.

Esta especie se diferencia de otros tapires americanos por poseer unas crines cortas y
negras en la parte superior del cuello y nuca. Hay 2 especies más: una en Centro
América y otra en los Andes de Colombia, Perú y Ecuador. Otra especie, de color
oscuro en la primera mitad del cuerpo y blanco en el resto, vive en la India. La especie
andina (Tapirus pinchaque) que varios autores creen que vive también en alguna parte
de los Andes venezolanos, es más pequeña, su pelaje es más tupido y oscuro, careciendo
de las crines arriba mencionadas.

Los tapires son animales tímidos, nocturnos, solitarios y se alimentan con hierbas,
plantas acuáticas y hojas de arbustos y árboles que alcanzan alargando el cuello y
utilizando su nariz movible. La acción de alimentarse de hojas de ramas se denominada
“ramoneo”; comen, además, frutas y prefieren las de la palma moriche.

En Venezuela podemos encontrar a la danta en las selvas húmedas tropicales de los


Estados Bolívar, Amazonas y en el delta del Orinoco. También se encuentra, en
cantidades menores, en bosques densos del norte del país, desde el Zulia hasta Miranda.

Generalmente habita cerca de ríos y caños, zambulléndose en ellos y nadando con


habilidad. Su enemigo más importante es el jaguar quien se le monta sobre la grupa
tratando de morderle el cuello; pero gracias a su fuerza y al grosor de su piel, la danta
adulta casi siempre se salva de estos ataques.

La danta es una importante fuente de alimento para las tribus indígenas del sur. Por la
abundante y sabrosa carne, estos animales son, también perseguidos por todo tipo de
cazadores. Por ello y a causa de la destrucción sistemática d elos bosques, las
poblaciones de tapires han disminuido considerablemente y la especie puede llegar a
extinguirse.

Muy común y parcialmente Amenazada es una especie restringida a hábitats boscosos


primarios de zonas bajas y altos, presente en ocho bioregiones del país. Su tamaño
poblacional es muy bajo, siendo su condición Amenazada en el Logo de Maracaibo, Los
Andes, Cordillera Central, Cordillera Oriental, Los Llanos y el Sistema Coriano, debido
a la caza indiscriminada a la que ha sido sometida y la creciente perturbación y
destrucción de los bosques donde vive; al Sur del Orinoco y el Sistema Deltaico su
condición natural parece ser más estable. Los depredadores principales de las dantas,
además del hombre, incluyen al jaguar (Panthera onca) y el caimán del Orinoco
(Crocodylus intermedius). La declinación creciente de las poblaciones de dantas en todo
el Neotrópico ha sido atribuida a una variedad de factores, entre los que se mencionan el
largo período de gestación, una cría por parto, una fuerte presión de cacería y el
aumento de la deforestación. Curiosamente, esta es otra especie que a nivel nacional no
se encuentra bajo Protección Especial, mientras que a nivel internacional se encuentra
incluida en el Apéndice II de CITES.

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Lapa común (Agouti paca).


Es un roedor que alcanza los 80 cm. de longitud, provista de una cola atrofiada, que no
supera los 2 cm, y llega a pesar hasta 10 kg.
Su pelaje es de color castaño oscuro y a cada lado del cuerpo se observan 4 hileras de
manchas blancas. Sus patas son cortas y todas poseen 5 dedos.

Una característica anatómica peculiar de esta especie es el gran desarrolla de la zona de


las mejillas, hecho que hace suponer, a primera vista, que este animal tiene 2 nueces en
la boca.

La lapa es estrictamente nocturna y vive generalmente en zonas boscosas densas y altas,


en las márgenes de arroyos, quebradas a ríos, en zonas pantanosas o anegadizas, bajas y
húmedas o montañosas y templadas. Aparentemente son monógamos y la pareja es
territorial.; Se alimenta de frutas y semillas; es un animal sumamente arisco y utiliza
cualquier cavidad que encuentra para hacer de ella su refugio. A menudo le roba la
madriguera a los cachicamos y de este hecho proviene el refrán que reza “cachicamo
trabaja pa’ lapa”.

Ante el peligro, la lapa castañetea con fuerza las dientes y ataca sin miedo y con
velocidad; por tales razones no es aconsejable enfrentarse a ella en caso de un encuentro
fortuito.

Su período de gestación dura normalmente 118 días y en cada parto nace una sola cría,
raramente 2, con los ojos abiertos y cubierta de pelos.

Por la exquisitez de su carne, la lapa es muy perseguida y su número está disminuyendo


con celeridad; a ello contribuye, también, la destrucción de las bosques.

Se la considera parcialmente Vulnerable. Especie de hábitats boscosos de zonas bajas y


medianamente altas, presente en ocho biorregiones del país. Su tamaño poblacional es
bajo, pero llega a ser medio en hábitats óptimos no perturbados, siendo considerada
coma Vulnerable en el Lago de Maracaibo, Los Andes, Cordillera Central, Cordillera
Oriental, Los Llanos y Sistema Coriano, debido a la cacería intensa a la que ha sido
sometida y a la destrucción y fragmentación de los bosques donde vive; al Sur del
Orinoco y el Sistema Deltaico esta especie parece encontrarse en condiciones
relativamente estables. Se trata de una especie muy apreciada por la calidad de su carne
tanto por indígenas como campesinos, llegando a ser ilegalmente vendida en
restaurantes de algunas ciudades del país.

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Manatí (Trichechus manatus).

Esta especie está incluida en la categoría “En Peligro” en el Libro Rojo de la Fauna
Venezolana, debido a la intervención y destrucción de su hábitat, al consumo de su
carne, a la utilización de subproductos considerados de gran valor mágico religioso y a
las heridas ocasionales producidas por colisiones con lanchas. Su distribución abarca
desde la zona costera del mar Caribe al sureste de Estados Unidos hasta el río
Amazonas. En Venezuela existen poblaciones fragmentadas en el lago de Maracaibo, en
las cuencas media y baja del río Orinoco y, probablemente, en sus grandes afluentes que
drenan desde los Llanos Altos Occidentales.

Correa y O’Shea (1987) comentaron que la existencia de un rico folklore inspirado


sobre el manatí en el Oriente del país y en la cuenca del Orinoco, eran indicios de su
pasada abundancia. Sin embargo, añaden que su tamaño poblacional ha disminuido
drásticamente, a tal punto que se le considera escaso. Con esta especie se han
desarrollado numerosas campañas de educación ambiental, como el cartel “Salvemos al
Manatí” y el programa audiovisual “En Busca de Sirenas, el Manatí”. Es recomendable
desarrollar campañas similares, acentuando la importancia de los humedales, ciénagas y
otros hábitat acuáticos presentes en la región.
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Mono Araguato (Alonatta seniculus).

El mono araguato es uno de los primates más comunes y llamativos de Venezuela,


pudiendo ser observado con mucha frecuencia en Los Llanos, en particular en las
llamadas matas llaneras y en las selvas de galería.

Posee una coloración dorsal variando de pardo rojizo amarillento a canela, más
encendida hacia la espalda donde llega a ser amarillenta a dorada. Su pelaje es largo y
relativamente suave y uniforme. La cabeza es más oscura que el cuerpo, llegando a
tonas pardos rojizos muy oscuros; posee un rostro desnudo y negro; ojos pardos
oscuros; son barbados y con la garganta muy prominente. Tienen las orejas desnudas,
medianas y negras. Manos y patas con las plantas negras. Cola larga, prensil y peluda,
excepto la parte final e inferior que es desnuda; la cola es caída y enrollada hacia dentro
cuando se desplazan. Su vientre es rojizo. Machos y hembras con los genitales
desnudos, depigmentados, blancos o rosados cuando jóvenes a subadultos y negruzco
cuando adultos.

Son muy activos al amanecer y al atardecer, permaneciendo tranquilos al mediodía


durante las horas de mayor calor. Al sentirse alarmados muestran actitudes agresivas,
generalmente orinando y defecando, pero pueden terminar acercándose al intruso,
chillar nerviosamente y mostrar los dientes. En general, los monos araguatos forman
tropas discretas que son en realidad un harén compuesto de un macho y muchas
hembras. Dentro de los grupos los machos muestran una gran competencia entre ellos,
estableciéndose jeranquías de dominancia e interacciones agresivas y cuando un macho
es reemplazado por otro en una tropa, ocurren infanticidios. Los machos producen un
aullido extremadamente fuerte, audible a varios kilómetros de distancia, consistiendo de
un ronquido alto y bajo, que continua bajo, de manera sostenida y larga. Generalmente
estos aullidos son más frecuentes al amanecer y al atardecer cuando las tropas se
comunican entre sí y establecen sus territorios. La gente inexperta suele atemorizarse al
oír este aullido, pensando que se trata de jaguares.

Se trata de una especie restringida a hábitats boscosos de zonas bajas y altas, y se


encuentra presente en ocho biorregiones del país. Su tamaño pablacional es de media a
alto dependiendo de la calidad del hábitat, siendo su condición relativamente estable en
casi todas las biorregiones donde se encuentra. Es trata de una especie que tolera vivir
en un gran número de tipos de bosques, además de ser poco cazada, excepto por algunos
indígenas, quienes la utilizan como parte de su dieta. A nivel internacional está incluida
en el Apéndice II de CiTES.

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Murciélago de Morichal (Eumops maurus).


Esta especie es considerada en la categoría “Menor Riesgo, casi amenazado” en el Libro
Rojo de la Fauna Venezolana. Su distribución abarca el norte de Suramérica y se han
registrado muy pocos ejemplares de esta especie. En Venezuela se capturó un ejemplar
en la zona de Uverito, estado Monagas (Sánchez et al., 1992); se considera que su
hábitat natural está conformado por morichales y bosques de galería. Es una especie
estrictamente insectívora que puede ser utilizada para proyectar la imagen de los
murciélagos beneficiosos presentes en morichales y bosques ribereños de los Llanos
Centrales y Orientales. En tal sentido, se propone promover la imagen beneficiosa de
los murciélagos no hematófagos, ya que la ignorancia en este sentido, incrementa la
adversidad sobre todos los murciélagos y conlleva a su eliminación masiva a través de
la implantación de variados y nocivos métodos de control.

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Murciélago Pescador (Noctilio leporinus).

Aunque no está incluida en el “Libro Rojo de la Fauna Venezolana”, lo que indica que
la especie no amerita protección inmediata, Wilson (1996) la considera potencialmente
vulnerable. Es una especie de amplia distribución en el Neotrópico, asociada a cuerpos
de agua, ya que se alimenta principalmente de pequeños peces, así como de algunos
anfibios e insectos, que captura en vuelo rasante sobre la superficie del agua. En los
Llanos, vive en las márgenes de ríos, caños y morichales. Es una especie que puede ser
utilizada para proyectar la imagen de los murciélagos beneficiosos presentes en
morichales y bosques ribereños. En tal sentido, se propone promover la imagen
beneficiosa de los murciélagos no hematófagos, ya que la ignorancia en este sentido
incrementa la adversidad sobre todos los murciélagos y conlleva a su eliminación
masiva a través de la implantación de variados y nocivos métodos de control.

En el pasado reciente se elaboró un manual que, además de permitir el reconocimiento y


control de los murciélagos hematófagos, describe la importancia ecológica de los
murciélagos no hematófagos. Se ha publicado un amplio y variado material al respecto,
pero en la mayoría de los casos no llega a los estratos sociales más importantes. En tal
sentido, se propone la reimpresión de este manual para ser donado a escuelas, liceos y
asociaciones de ganaderos de los Llanos venezolanos.

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Murciélago Vampiro Común (Desmodus rotundus).

Poseen una coloración dorsal parda grisácea oscura o clara. Pelaje corto, denso y algo
tosco; el pelaje no se extiende a las membranas. La cabeza es de coloración similar al
dorso; rostro finamente peludo; orejas medianas, anchas y con las puntas triangulares,
pardas grisáceas; antebrazo desnudo; pulgares muy alargados, delgados y con tres
cojinetes o almohadillas ventrales. Membranas alares negras o negruzcas.

El murciélago vampiro común es sin lugar a dudas una de las especies más curiosas y
apasionantes del Neotrópico, debido principalmente a sus costumbres hematófagas, lo
cual ha generado mitos y leyendas. Esta especie de vampiro se ha visto grandemente
favorecida por la gran disponibilidad de alimento que posee hoy en día, representada
por una enorme cantidad presas coma el ganado vacuno y equino.

Viven en la vegetación boscosa rala o densa, baja o media, en ecotonos bosque sabana,
en claros de bosque, cerca del agua, en zonas bajas y calurosas o muy altas y frías; se
refugian de día en cuevas, huecos de árboles, cavidades bajo puentes y muy raras veces
en edificaciones humanas abandonadas. Habitan en la sabana arbolada, matorral
deciduo, bosque de galería, bosque deciduo, bosque semideciduo, bosque siempreverde,
bosque submontano, bosque montano y bosque altimontano; en general son raros dentro
de los bosques húmedos y utilizan corredores de vegetación abierta y ecotonos para
dispersarse. Toleran vivir en zonas ganaderas, pero se mantienen alejados de las
instalaciones humanas. Se alimentan exclusivamente de sangre de mamíferos.

Los murciélagos vampiros son casi imposibles de observar durante sus actividades
nocturnas y aunque uno reconoce su presencia por las heridas frescas sangrantes
causadas a sus presas, vuelan muy rápidamente ante cualquier perturbación. Cuando
salen de sus refugios ya entrada la noche, generalmente vuelan al ras del suelo y
siguiendo el rastro de las bostas frescas del ganada llegan a estos en gran número.

Para capturarlos en zonas ganaderas es necesario que las redes de niebla estén pegadas
al suela y que sean ubicadas a lo largo de los corrales. Se trata de una especie que es
capaz de transmitir y resistir el virus de la rabia, el cual causa la muerte de varias
centenares y hasta miles de cabezas de ganado anualmente, dañando la economía de
Venezuela y en general de América Latina.

Esta especie es muy común y pertenece a hábitats abiertos de zonas bajas y muy altas,
presente en nueve biorregiones del país. Su tamaño poblacional es muy alto en
cualquier localidad, siendo su condición estable en todas las biorregiones donde se
encuentra.

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Oso Palmero (Myrmecophaga Tridactyla).

Esta especie es considerada en la categoría “Vulnerable” en el Libro Rojo de la Fauna


Venezolana, por factores como muerte accidental por atropellamiento, ataque de las
crías por parte de perros, consumo de su carne y subproductos por las comunidades
indígenas .

Es una especie de amplia distribución en el Neotrópico y tolerante a la intervención de


su hábitat. Su tamaño poblacional es variable, llegando a presentarse en ocasiones
extinciones locales como el caso de Belice. Su situación se ha difundido a través de
ocasionales campañas de divulgación. Se conocen sus estimados poblacionales en
algunas localidades como en el hato Masaguaral, en las sabanas del estado Guárico,
(0,12-0,18 ind/km2) y Serra Da Canastra, en Mato Grosso, Brasil (1,3 ind/km2).

En concordancia con lo propuesto por Rodríguez y Rojas-Suárez (1995), se recomienda


iniciar una campaña de concientización para disminuir la afectación causada a sus
poblaciones, debido al atropellamiento de individuos de esta especie por vehículos
terrestres. Se propone utilizar avisos reflectantes indicando su presencia en las distintas
vías de circulación de los Llanos venezolanos.

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Piicure o Acure (Dasyprocta leporina).

Por lo menos 5 especies de picures habitan en Venezuela. Su coloración varía desde el


color gris y rojiza al grisáceo o negruzco. La especie más común (Dasyprocta leporina)
tiene un pelaje corto, negruzco en el dorso y rojizo en los flancos y en el vientre.

El hábitat de los picures es principalmente el sotobosque de las selvas tropicales, que


frecuentan en busca de frutas que son su alimento primordial. Son animales pequeños
que no superan los 60 cm., con una diminuta cola que no mide más de 2 cm, desprovista
de pelos y no sobrepasan los 5 kg. de peso. Sus miembros anteriores poseen 4 dedos y
los posteriores tienen 3, todos ellos con uñas bien desarrolladas.

Aunque diurnos, los picures han ido modificando sus costumbres a causa de la cacería a
la que están sometidos par su sabrosa carne y por la alteración de su ambiente.

Excavan madrigueras de 60 o más centímetros de profundidad y las cubren con ramas y


hojas. Su período de gestaci6n dura unos 103 días y nacen, en cada parto, entre 2 y 4
crías, siendo lo más común 2 y raramente 6. Los recién nacidos tienen los ojos abiertos,
su cuerpo recubierto de pelos y ya a las pocas horas mordisquean frutas tiernas.

Viven en la vegetación boscosa densa, media o alta, multiestranficada o no, con


abundancia o no de bromelias y epífitas, en el sotobosque, en zonas bajas y húmedas o
montañosas y templadas; se refugian de día en oquedades entre las rocas, en
madrigueras en las barrancas de caños y ríos o entre las raíces de árboles grandes.
Habitan en el bosque semideciduo, bosque ribereño (incluido el bosque de galería),
bosque siempreverde, bosque submontano y bosque montano; frecuentemente se
adentran en bosques secundarios, plantaciones y jardines. Se alimentan de frutas y
semillas caídas al suelo.

El picure común es un roedor bastante familiar en nuestros campos. pudiendo ser


observado con más frecuencia a tempranas horas de la mañana debajo de árboles
frutales. Sin embargo, en las zonas boscosas no intervenidas este picure puede ser
observado a cualquier hora del día. Su locomoción es un tanto apresurada e
interrumpida, pero se llega a quedar inmóvil ante cualquier ruido, para luego escapar
rápidamente dando brincos cortos cuando se alarma. Con los humanos muestran un
comportamiento muy curioso y frecuente, acercándose a corta distancia y llamando la
atención erizando los pelos de la grupa y pateando repetidamente. Luego de este
despliegue que pudiera interpretarse como una advertencia al entrar en su territorio, dan
la vuelta y se alejan sin mucho apuro.

Se le puede encontrar al Sur del Orinoco y Sistema Deltaico, en la Cordillera Central,


Cordillera Oriental, Lago de Maracaibo (extremo noreste), Los Andes (extremo norte),
Los Llanos, Sistema Deltaico (sector norte) y Sistema Coriano.

Es una especie muy común; de hábitats boscosos de zonas bajas, presente en ocho
biorregiones del país. Su tamaño poblacional es de medio a alto, dependiendo de la
calidad del hábitat, siendo su condición Susceptible en el Lago de Maracaibo, Los
Andes, Cordillera Central, Cordillera Oriental y Sistema Coriano, debido a la
destrucción y fragmentación de los bosques donde vive y a la cacería a la que es
sometida; al Sur del Orinoco y en el Sistema Deltaico su condición es relativamente
estable debido a lo extenso y poco perturbado de su hábitat.

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Ratón Colicorta o Ratón Sabanero (Zygadontomys Brevicauda) (Zygodontomys


Brevicauda)

Posee una coloración dorsal parda a grisácea a parda amarillenta pálida, finamente
jaspeada. Pelaje corto, denso y algo liso. Cabeza de coloración similar al dorso; rostro
gradualmente más amarillento hacia el rinario y los cachetes; ojos medianos; Orejas
medianamente grandes, redondeadas. Manos y patas muy claras, cubiertas de pelitos
cortos amarillos pálidos a crema, más largos sobre las garras; patas relativamente
alargadas y delgadas, con las plantas claras. Cola más corta que la longitud cabeza y
cuerpo. delgada, desnuda y muy bicoloreada, siendo pardo grisácea dorsalmente y más
pálida ventralmente.

El ratón sabanero o ratón colicorta es probablemente el roedor silvestre más abundante


del país, pudiendo ser observado tanto durante la noche como en el día en cualquier tipo
de sabana y herbazal, desde las márgenes costeras a nivel del mar hasta la Gran Sabana
y los tepuyes (sudeste de Bolívar), llegando casi hasta los 2.000 m de altura. Cuando se
desplazan entre una macolla de vegetación y otra, lo hacen de manera solitaria y
corriendo muy rápido a campo traviesa. Se dispersan eficientemente utilizando los
corredores naturales de vegetación abierta, así como los corredores artificiales para
ductos, siendo junto a la vegetación pionera los primeros mamíferos en colonizar estos
ambientes, seguidos luego por los zorros comunes. Los bosque siempreverdes son sin
embargo una barrera para esta especie, pero esto no será un problema para su futuro ya
que las mismos tienden a desaparecer cada día. Este aspecto es muy importante desde
un punto de vista sanitario, ya que el ratón sabanero actúa como reservorio de varias
enfermedades tropicales, entre ellas la propagación del arbovirus causante de la Fiebre
de Guanorito, por lo que su manipulación debe ser evitada o realizada con extremo
cuidado por personal especializado.

A nivel geográfico, se le puede encontrar al Sur del Orinoco, Sistema Deltaico, los
Llanos, Cordillera Oriental, Cordillera Central (excepto flanco noroeste), y la Isla de
Margarita. También se le puede hallar en en el Lago de Maracaibo, Los Andes (flanco
oeste y noroeste), Sistema Coriano y Cordillera Central (flanco noroeste).

Esta especie es muy común. De hábitats abiertos de zonas bajas y medianamente altas,
está presente en ocho biorregiones del país. Su tamaño poblacional es alto en cualquier
localidad, siendo su condici6n estable en todas las biorregiones donde se encuentra.

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Tigre Mariposo (Panthera onca).

Esta especie es considerada “Vulnerable” en la Lista Roja de la Fauna Venezolana,


debido a la fragmentación, reducción y destrucción de su hábitat, al comercio peletero
internacional, cacería deportiva, cacería para el control de depredadores y reducción de
sus presas.

Aunque su distribución originalmente abarcaba gran parte del Neotrópico en altitudes


menores que 2.000 metros, actualmente se ha reducido significativamente, a tal punto
que las poblaciones de la sierra de Perijá, Llanos Occidentales, piedemonte andino y
delta del Orinoco se encuentran en constante disminución, y las poblaciones de la
cordillera de la Costa se consideran prácticamente extintas .

Por ser un depredador tope, de gran porte, es considerada una especie clave que ha
venido captando la atención del publico en general, gracias a las diversas campañas de
divulgación, como ocurrió con la donación a numerosos planteles educativos de los
afiches conmemorativos referentes al simposio “Felinos de Venezuela: Biología,
Ecología y Conservación”, en el año 1992 (Seijas et al., 1999). Se ha insistido en la
necesidad de incorporar al jaguar en la lista de especies con “Protección Total”, tal
como lo establece la Resolución 95 del MARN del 28 de noviembre de 1979 para 37
especies, entre las que se incluye otros felinos como el cunaguaro (Leopardus pardalis),
el tigrito (Leopardus tigrinus) y el margay (Leopardus wiedii), dado que su situación es
similar.
Esta especie de gran porte es apreciada como trofeo de cacería y está involucrada en
variados relatos, anécdotas, refranes e interpretaciones musicales. Tal es su popularidad,
que debe ser considerada como especie emblema para promocionar la preservación de la
diversidad global de la fauna silvestre en los Llanos de Venezuela.

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Venado Caramerudo (Odocoileus virginianus gymnotis).

Esta especie es considerada en la categoría “Menor Riesgo, preocupación menor” en el


Libro Rojo de la Fauna Venezolana, debido a la cacería indiscriminada e incorporación
de especies exóticas en sus hábitat naturales. Presenta una amplia distribución desde
Canadá hasta Brasil, predominantemente al norte del río Amazonas.

El venado constituye la pieza de cacería más cotizada por cazadores deportivos y de


subsistencia. Se encuentra prácticamente extinto en regiones donde las poblaciones
humanas se han extendido en los últimos años, como algunas zonas al norte del estado
Guárico. Aunque su abundancia en Venezuela ha disminuido considerablemente en las
últimas décadas, las poblaciones de los Llanos son relativamente abundantes,
principalmente por encontrarse en tierras privadas.

Esta especie posee una tolerancia ecológica excepcional y sus densidades parecen
aumentar ante la intervención de áreas boscosas y la aparición de vegetación secundaria;
por lo tanto, es capaz de coexistir con poblaciones humanas en áreas rurales o semi-
urbanas si se controla su cacería.

Como se mencionó en los aspectos introductorios, el Odocoileus virginianus es


considerado la especie emblema de caza mayor, en casi todo el continente americano.
Su carácter simbólico se puede apreciar en el logotipo del Instituto Nacional de Parques
(INPARQUES) de Venezuela.

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