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Mantenimiento.
LÁMPARAS DE DESCARGA
- de baja presión
- de alta presión
Este tipo de lámparas, como ya indica su nombre, emplean para la descarga vapor de
mercurio (Hg) dentro de una ampolla de cuarzo; para facilitar el encendido se introduce en
ella una pequeña cantidad de gas argón.
La ampolla de cuarzo tiene cuatro electrodos de tungsteno recubiertos asimismo de
materiales que como el torio desprenden fácilmente electrones; dos electrodos son
principales y dos auxiliares que junto con una o dos resistencias auxiliares, se encierra en
un bulbo o ampolla de cristal parecida a la de las lámparas incandescentes, como se ve
en la figura siguiente:
Una vez cerrado el interruptor se producen dos arcos en el gas argón, entre los electrodos
principal y auxiliar más próximos; esta descarga produce un calentamiento en el interior
de la ampolla de cuarzo que vaporiza el mercurio transcurridos unos minutos (de 1 a 3
generalmente), al hacerse conductor el interior de la ampolla, salta un arco entre los
electrodos principales, encendiéndose la lámpara completamente.
El objeto de las resistencias de arranque, que son de un valor muy elevado superior a la
resistencia que tendrá la ampolla una vez vaporizado todo el mercurio, es que una vez
encendido el arco entre los electrodos principales, la corriente en los electrodos auxiliares
quede interrumpida.
Una vez apagada la lámpara es necesario esperar entre 2 y 5 minutos, para que se enfríe
la ampolla, el mercurio se licúe y se pueda proceder a un nuevo encendido.
La luz emitida por la ampolla de vapor de mercurio es de un tono blanco azulado y carece
de radiaciones rojas, por lo cual no es buena la definición de los colores. Este
inconveniente se puede subsanar recubriendo el bulbo de cristal, interiormente, de una
materia fluorescente, similar a la de los tubos fluorescentes, con lo cual la luz producida
por la descarga se corrige, obteniéndose una luz muy blanca.
Este tipo de lámparas tiene un rendimiento de entre 50 y 75 Im/W y una vida media
de 7.000 horas, y se suelen emplear en alumbrados industriales y públicos.
• Lámparas de vapor de mercurio con color corregido. Son las que poseen
substancias fluorescentes en el interior del bulbo de cristal. Es el tipo más utilizado,
debido a su buen rendimiento y definición de colores.
Las lámparas de luz mezcla o de luz combinada, como también se denominan, tal como
su nombre indica son la combinación de una lámpara incandescente y de otra de vapor de
mercurio. Por tanto, y como puede comprobarse en la figura, constan de un tubo de
descarga de vapor de mercurio y de un filamento de tungsteno, conectado en serie con el
tubo y sus electrodos principales. Todo el conjunto se pone dentro de un bulbo de vidrio,
recubierto interiormente de material fluorescente.
Las lámparas de sodio de baja presión, cuya forma y constitución vemos en la figura
constan de dos ampollas tubulares de vidrio. La interior, o tubo de descarga, tiene
generalmente forma de U y en su interior hay gas neón a baja presión y una pequeña
cantidad de sodio puro (Na), que es un metal, y en sus extremos tiene dos electrodos
conectados al casquillo de conexión.
Al conectar la lámpara a la red se ha de producir una descarga eléctrica a través del gas
neón, que se ioniza y se vuelve conductor, apareciendo la luz rojiza característica de este
gas; luego disminuye la resistencia entre los dos electrodos y el calor producido en la
descarga vaporiza el sodio pasando a ser el vapor de sodio el soporte principal de la
descarga.
Como ocurre con todas las lámparas de descarga en gases, necesita de una reactancia
que por lo general es un autotransformador elevador, para proporcionarle la gran
sobretensión de encendido que necesita, a la vez que actúa como limitador de corriente
después del mismo. Por lo general, este tipo de lámparas no necesita ni cebador ni
auxiliar de encendido alguno.
La luz emitida por este tipo de lámparas es de color amarillo intenso, no resultando
adecuada para lugares donde se requiere buena definición de los colores, por lo que se
suelen emplear solamente en el alumbrado de carreteras y vías de tránsito urbano, donde
lo principal es la percepción del movimiento
Las lámparas de vapor de sodio de baja presión son las de mayor rendimiento lumínico
que existen en la actualidad, ya que están entre los 130 y 180 Im/W, con una vida media
de 5000 horas y un flujo luminoso casi constante a lo largo de su vida; como
inconveniente podemos citar su gran tamaño (una de 100 W puede llegar a medir 0,5 m
de longitud), por lo cual están siendo desplazadas por las de vapor de sodio de alta
presión, con menor rendimiento lumínico aunque de mucho menor volumen, así como con
una mejor definición de los colores.
Estas lámparas de vapor de sodio de baja presión tardan mucho en encenderse, entre 5 y
15 minutos siendo éste también el tiempo que necesitan para reiniciar el encendido
después de un corte de tensión.
Receptores de alumbrado 2 5.6
I.E.S. Juan Martín “El Empecinado”.
Mantenimiento.
Las lámparas de vapor de sodio de alta presión tienen un funcionamiento similar a las de
baja presión, pero en vez de ser la ampolla de descarga de vidrio, es de óxido de aluminio
sintetizado, conteniendo en su interior sodio, mercurio y un gas inerte a muy alta presión
(más de 50 atmósferas en algunas de ellas), siendo el sodio el principal elemento de
producción de la luz. Exteriormente tienen una ampolla o bulbo de vidrio que puede ser
elipsoidal o tubular, según vemos en la figura, con un casquillo de conexión, roscado o de
bayoneta.
Para su funcionamiento estas lámparas necesitan, bien sea una reactancia R o, algunas
de ellas, un aparato auxiliar de encendido A, de forma similar al empleado en las
lámparas de vapor de mercurio con yoduros metálicos.
El campo de aplicación de este tipo de lámparas es similar al de las de vapor de sodio de
baja presión, pero con la particularidad de que con éstas de alta presión se consigue una
mejor definición de los colores, aunque a costa de un rendimiento menor, entre 70 y 125
lm/W. También su volumen es mucho menor, similar a las de vapor de mercurio, con lo
cual se pueden emplear en las mismas luminarias.
Los esquemas de conexión pueden variar de una lámpara a otra, dependiendo de su
potencia principalmente, por lo cual lo mejor es ceñirse a las indicaciones del fabricante,
para su correcta instalación, consiguiéndose así el máximo rendimiento y vida de la
lámpara.