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Pontificia Universidad Javeriana

Departamento como artes Escénicas


Principios de la Danza I
Carolina Márquez Bohórquez
Marzo 2 de 2011

Reflexiones de un primer acercamiento a la danza

Dentro de la historia la danza ha sido una práctica cultural, la cual en

la contemporaneidad es vista de una forma más compleja,

involucrando otras disciplinas y planteando la representación de una

historia o realidad en el escenario, llamada también “dramaturgia del

bailarín” y el entusiasmo involucrado en el movimiento.

La danza visualiza dos roles puntuales dentro de su práctica:

Espectador y bailarín. Este primero experimenta un deseo, el cual le

permite que la danza se instale en su interior y concientemente

empiece un proceso de reconocimiento de la habilidad como un arte

mismo del cuerpo y la mente. Vive procesos personales de

adaptación, entendimiento corporal y comprensión de las relaciones

del cuerpo como una totalidad.

Es una experiencia donde empiezas observando, pero donde tienes

que ir adaptando el movimiento a lo que es tu cuerpo y relacionando

esto a lo que desea expresar tu mente y tu corazón. En un acto

voluntario y de deseo empiezas a confrontar esa otra realidad para

volverla tuya, propia: Imitas, luego apropias.


La danza requiere entonces de una imitación oportunamente natural,

donde la naturaleza animal se haga evidente y las formas de crear

vuelva a su origen, sean mas orgánicas.

En este momento, cuando comprendes cada extensión que tiene tu

cuerpo, su centralidad, cuando aprehendes de la función y habilidad

de cada una de sus partes, como músculo, como hueso, como

entidad, cuando conectas tu mente a través de la respiración e

incorporas algo de esa esencia animal, allí empiezas a experimentar

un forma diferente de concebir el baile, a comprender como se

desarrolla un bailarín y seguramente como este crea y comparte su

experiencia.

La propuesta realizada por la maestra Patricia Cardona en su libro

“Dramaturgia del bailarín”, es una invitación a interpretar la danza

como una representación natural, cercana a lo armónico, pero

también a lo particular, a la esencia misma del bailarín, es una

promesa hacia un derroche de entusiasmo, de embriaguez.

Es entonces como esta primera experiencia puede tener un

complemento en la proyección que realiza Patricia Cardona. Según

ella los bailarines requerimos más que deseo. La danza debe ser

deseo pero también voluntad, pues para llegar realmente a esa

“dramaturgia del bailarín” necesitas despertar una pasión real en tu


corazón, embriagarte y que estas pulsaciones te permita defender

ese objetivo.

La voluntad esta expresada en la necesidad de entender esta nueva

proyección del bailarín y en el como puede ser esta parte de nuestra

realidad. Esto requerirá entonces de un bailarín mas comprometido,

con visión interdiciplinar que contemple la danza como una practica

en la que intervienen otras disciplinas y la cual debe ser más

holística.

“Permitirle acceder a un “estado de gracia” y a una capacidad para la

investigación interdisciplinaria de su propio oficio”. Patricia 2000.

Todo esto permitirá que el bailarín cree una experiencia salida de lo

mercantilista y más cercana a su esencia misma, una experiencia

más experimental y menos artificial, una experiencia que contempla

su cuerpo y su mente y no una que piense en el cuerpo como una

herramienta puramente técnica.

Estamos en un momento en el que todo este conocimiento debe

empezar a ser evidente, debe transformar nuestras vidas y empezar

a concebir una nueva práctica que se instaura en nuestro cuerpo y en

nuestra mente. La danza debe ser disfrute, goce y a su vez un juego

de roles, en donde no todos los días debes ser esa persona que esta

en la calle.

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