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El gnosticismo es una doctrina filosófica religiosa que mezcla el cristianismo con ideas y creencias paganas. Creen que la salvación y el
acercamiento a Dios se logra con el conocimiento intuitivo y misterioso de las cosas religiosas. Los apóstoles en el primer siglo lucharon
fuertemente contra ella, como vemos en Romanos 1:22; 1 Corintios 1:19; 2:6; 3:1, 20; 2Corintios 1:12; Colosenses 2:23; Santiago 3:15 y la
pequeña epístola de 1Juan.
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La Nueva Era es un movimiento filosófico-religioso que comenzó en Inglaterra en los 1970 por un grupo de personas que llegaron a la
conclusión que el cristianismo ya no era válido. Comenzaron a hacer una colección de ideologías metafísicas orientales, uniéndolas con ideas
de tolerancia universal y relativismo moral. El movimiento tomó fuerza al extenderse a los Estados Unidos en 1980. Unas cuantas de sus
ideas religiosas han logrado penetrar entre grupos evangélicos. Algunos de los conceptos más aceptados de la Nueva Era son:
Todas las cosas en el universo están entre-lazadas espiritualmente, y esa energía unificadora se llama “Dios”.
Existen seres espirituales —ángeles, demonios, fantasmas, y otros seres— que pueden servirnos de guías.
La mente humana tiene mucho poder; sabiendo cómo controlarla, se puede dominar toda realidad física.
La intuición (visiones y la dirección divina) es más confiable que la dirección racional o convencional.
Formas espirituales femeninas, incluso imágenes de lo divino, o la misma diosa Sofía, necesitan renacer y ser enfatizadas hoy.
La parasicología, la meditación, y la salud integral son todas válidas y necesitan ser ejercitadas.
No hay coincidencias; todo a nuestro alrededor tiene sentido.
El ayuno nos ayuda a entrar en mayores niveles de conocimiento y consciencia espiritual.
Actitudes y afirmaciones positivas son los medios por los cuales logramos lo que queremos.
Los sueños y las experiencias exóticas son maneras en que nuestras almas se expresan.
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Es de notarse cómo el Apóstol Pablo advierte a Timoteo: “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas
sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada sabiduría” (1Timoteo 6:20).
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ese pináculo podrán, sin embargo, lograr muchos de los mismos beneficios acercándose a aquellos que ya lo
tienen. Por medio de ellos podrán descubrir esos poderes especiales y podrán disfrutar de una consubstancialidad
con lo divino, conocer los misterios más profundos de la vida, y actuar como si fueran dioses, controlando sus
destinos, y obteniendo la habilidad para controlar la salud, ejercer poder sobre otros, y obtener riquezas jamás
imaginadas.
No olvidemos que el gnosticismo desde su más temprana aparición en el primer siglo ha contenido una mezcla de
cristianismo y filosofías esotéricas. Por ejemplo, se combinan conceptos bíblicos (1) acerca de la fe, (2) de
poderes espirituales, (3) de victoria sobre el diablo, y se mezclan con supuestas visiones, revelaciones y
pronunciamientos de los líderes que supuestamente conocen los secretos espirituales especiales. Tales líderes
llegan contando sus visiones y revelaciones que dicen haber recibido del Señor y dando instrucciones a los menos
entendidos acerca de cómo vencer al diablo y liberar a un pueblo o a una nación del poder de los demonios. Tan
convincentes son que creyentes que no tienen mucha base bíblica los aceptan, los creen y los siguen.
Permítanme citar un caso. Este tipo de mezcla religiosa produjo en el sur de Chile la acción de embarrar las rayas
en la carretera central con aceite para librar a aquellas regiones de demonios (evento y acción que yo
personalmente presencié en el otoño del 2006). La verdad es que después de concluido el evento, nada en el sur
de Chile cambió —el pecado siguió floreciendo igual que siempre y no hubo ningún detenimiento de las
actividades demoníacas. Es más, es importante darnos cuenta que no hay nada en la Biblia que nos instruye a
hacer tal tipo de cosa para luchar contra los demonios. Pero, cuando una figura importante evangélica aparece
hablando de demonios, visiones, y palabras que aparentemente ha recibido del Señor, con esa mezcla de
conceptos convence a miles de cristianos que tienen poca preparación bíblica, los confunde, y causan que quiten
su vista de la Biblia, que dejen a un lado una vida cristiana tranquila basada en una fe sencilla, para comenzar a
creer en una religión esotérica que ni es bíblica ni es verdadera.4
Tristemente, con la ola de gente que hoy viene hablando de tales tipos de experiencias, milagros, visiones,
comunicaciones con poderes espirituales, profecías y testimonios de hazañas extraordinarias, cualquiera es
persuadido a que hoy en día Dios está obrando de formas no bíblicas, y que hay nuevas revelaciones, nuevas
maneras de vivir el evangelio y nuevas maneras de conocer a Dios. Al no conocer la historia, no se dan cuenta
que desde los primeros siglos hasta el día de hoy, aquí y allá han habido agrupaciones de llamados cristianos que
se han dejado llevar por ideas gnósticas, de personas que se especializan en conceptos espirituales y místicos, en
lugar de predicar y enseñar las verdades concretas y comprobadas de la Palabra de Dios.5 Les doy otro ejemplo:
Una noche en mayo en mayo del 2007 puse el televisor. Mi vista quedó atraída a una presentación que hacía el
programa ENLACE, celebrando el término de su campaña financiera. Me senté para ver el espectáculo. Allí estaba
el director del programa con algunos de sus populares estrellas, cada uno pronunciándose y asegurando a los
donantes que por aquellas “semillas” sembradas, Dios les iba a dar toda clase de prosperidad milagrosa. Luego de
escuchar esas promesas un rato, por fin, precisamente con la hora del cierre del programa, llegó el último
donativo. El director y sus presentadores se congregaron en el centro del estudio alrededor del monto enorme de
sobres con el propósito de ungir la pila de donativos con aceite para asegurar que Dios los multiplicaría, tal como
los anfitriones habían prometido. Rodearon la pila, se tomaron de la mano, y uno de ellos hizo una larga oración,
mientras que otros dos derramaban aceite aquí y allá sobre la pila. Terminada la oración, de inmediato las
cámaras enfocaron sobre un grupo de músicos, guitarristas, cantantes, y bailarines que estaban en otra parte del
estudio. Estos comenzaron a alzar sus alabanzas y danzas, tirando globos al aire, más parecido a una fiesta de
cumpleaños que a un acto religioso solemne.
Mirando a ese espectáculo yo me preguntaba, ¿de dónde salió toda esa idea vista en televisión? Por cierto la
Biblia habla (1) de las ofrendas que debemos dar a Dios, (2) de las fiestas de los antiguos judíos, y (3) habla de las
bendiciones que Dios da a un pueblo obediente. Pero, de promesas de multiplicadas riquezas que donantes
ofrecen a proyectos religiosos, de revelaciones que algunos protagonistas dicen haber recibido directamente de
Dios, del ungimiento con aceite de algo dedicado a Dios para garantizar que lo profetizado se cumpla, ¿dónde se
encuentran tales cosas en la Biblia?
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Véase como en 2Corintios 11:5 Pablo habla de los super apóstoles que se piensan tan importantes, y cómo los condena en el versículo 13:
“Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo”.
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“Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos”
(Marcos 13:22).
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¿Será que nosotros que criticamos estas cosas somos quienes estamos equivocados? ¿Será que ya Dios no
sigue más lo que está escrito en su Palabra? ¿Será que hoy Dios obra de maneras muy distintas a lo que la Biblia
enseña? ¿O no será, más bien, que los que hoy propagan tales cosas están regando conceptos y enseñanzas
gnósticos, lejos de ser cristianos?
¿Qué decir como conclusión? Por cierto, está muy claro que una ola de enseñanzas y conceptos que la Biblia no
enseña se ha manifestado en nuestros días. Cuando desglosamos las manifestaciones y enseñanzas que hoy se
han vuelto tan populares en nuestro mundo evangélico, creemos que hay mucha razón para alarmarnos. Lo que
encontramos son precisamente lo enseñado y creído por los gnósticos:
Lo subjetivo (lo que uno siente) importa más que lo objetivo (una enseñaza bíblica).
Una experiencia tiene más valor o credibilidad que una verdad de la Palabra de Dios.
Lo secreto y privado importa más que lo público.
La experiencia mística importa más que el conocimiento doctrinal bíblico.
Lo femenino importa más que lo masculino.
Lo espiritual importa más que lo material.
La eternidad importa más que lo temporal.
Un encuentro o experiencia espiritual importa más que un evento histórico material.
Técnicas espirituales para poder controlar los secretos del universo importan más que tener un
entendimiento claro de quién es Dios y lo que él nos pide en su Palabra.
El escape del cuerpo, del tiempo y de las instituciones para penetrar las profundidades espirituales es más
importante que una vida obediente que descansa en las promesas de la Biblia.
Si nuestro análisis tiene razón, ¿no será hora de reconocer que con urgencia tenemos que hacer algo para
purificar nuestras creencias y regresar a lo bíblico? Nuestro deber es derribar los “argumentos y toda altivez que
se levanta contra el conocimiento de Dios” (2 Corintios 10:5). Por tanto, de una vez hagamos caso a lo que nos
dice el apóstol Pablo:
Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha
visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza [Cristo], en virtud de
quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que
da Dios. Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis
en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a
mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la
verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no
tienen valor alguno contra los apetitos de la carne (Colosenses 2:18-23).
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