Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
El principal lastre demográfico español era la alta mortalidad que aún existía a
mediados de siglo. Las razones de ello son básicamente tres: las sucesivas guerras en el
primer tercio de siglo (sobre todo en el Norte), las epidemias infecciosas (cólera y
tuberculosis, fundamentalmente, seguidas de la gripe y el sarampión), y las crisis
agrarias cíclicas, que mantuvieron a la mayoría del país al borde del hambre y
permanentemente subalimentado. Ello unido a las malas condiciones de habitabilidad de
los barrios obreros, el ambiente irrespirable de las fábricas, la falta de higiene
generalizada por la incultura,…, motivaron que las tasas de mortalidad fueran muy
elevadas entre obreros y campesinos.
Por último, hay que señalar algunos esfuerzos aislados del gobierno por mejorar las
condiciones de higiene, especialmente en las grandes ciudades, en parte gracias a las
denuncias que médicos y estudiosos de los problemas sociales venían haciendo desde
comienzos de siglo. Con todo, las medidas fueron muy tímidas por cuanto que la
higiene va ligada a la cultura, y España era en el s. XIX un país con un analfabetismo
generalizado, por lo que las medidas higiénicas eran desconocidas por la mayoría de la
población
1
• La clase dirigente: dividida a su vez en varios grupos:
2
y un gran atraso cultural. Era lógico por tanto que se pidieran tierras,
pero las medidas adoptadas por la burguesía liberal para reformar las
estructuras de propiedad provocaron, en general, la transferencia de la
propiedad eclesiástica a la aristocracia y la burguesía, sin que se vieran
beneficiados los pequeños propietarios rurales y mucho menos los
jornaleros. Desde entonces los campesinos miraron con recelo a un
régimen que aumentaba su desamparo y miseria. La presión social
existente entre los campesinos se manifestó a veces en ocupaciones
violentas de tierras, pero lo más frecuente fue su desviación hacia el
bandolerismo, el contrabando y la mendicidad. Esta precaria situación
también ayuda a explicar que en zonas de predominio agrario triunfaran
con tanta facilidad las doctrinas internacionalistas.
3
3.1- Cambios en la propiedad
El campo había sufrido graves daños durante la Guerra de Independencia, sobre todo de
dos tipos: coyunturales [falta de demanda y de dinero, encarecimiento de los productos
y falta de ganado auxiliar (sobre todo caballar y lanar)] y estructurales (principalmente
el mal reparto de la tierra, lo que favorecía el estancamiento técnico y la deficiente
explotación de la tierra). Así, el campesino carecía de excedentes con los que comerciar,
lo que no favorecía el despegue industrial. El interior se descapitaliza mientras que la
periferia progresa tanto en lo demográfico como en lo económico.
4
b. Movilizar unos bienes que resultaban imprescindibles para el desarrollo
de la industria y del comercio, poniendo en cultivo tierras incultas o mal
explotadas para incrementar así la productividad del campo.
c. Crear una clase media agraria que, al poder consolidar su riqueza gracias
a la compra de los bienes desamortizados, serviría de apoyo para la
monarquía liberal.
5
fortaleció, y la condición del campesinado se agravó aún más al ser muchos
desalojados de las tierras comunales. A partir de entonces la pequeña y mediana
propiedad entró en crisis, incapaz de competir en el mercado frente a las grandes
explotaciones agrícolas. A consecuencia de ello se acentúa el éxodo rural hacia
las zonas más industrializadas del país, así como la emigración a Ultramar.
Aparte, la pérdida de recursos por parte de los ayuntamientos provocó la subida
de impuestos para compensar la pérdida de los ingresos por el arriendo de las
tierras de propios, necesarios para pagar los gastos básicos del municipio (obras
públicas, funcionarios, maestro, médico,…).
6
3.3- Las causas del retraso económico español
La trayectoria económica española hasta 1869 fue bastante lenta e inacaba, si la
relacionamos con las rápidas transformaciones producidas en otros países europeos en
esos mismos años. Ello dio como resultado una economía débil y anticuada que ha sido
el origen de buena parte de los problemas del país hasta nuestros días.
• La falta de capitales: impidió una inversión masiva para cambiar las técnicas
de producción en la industria. El capital, en vez de ser invertido en industria, se
dedicó a la compra de deuda pública y a la adquisición de tierras a través de la
desamortización.
7
En cuanto a los cultivos, sin duda el trigo fue uno de los cultivos que más crecieron,
sobre todo gracias a las leyes proteccionistas frente a la importación de trigo extranjero.
También se incrementó el cultivo de la vid, que se extiende hacia regiones del interior
como La Rioja o La Mancha, cuya producción se vio beneficiada a partir de 1868 por la
crisis de la viticultura francesa, afectada por la plaga de la filoxera. Otros cultivos como
los cítricos o el arroz tuvieron que esperar al último tercio del siglo para incrementar su
producción (necesidad de convertir las tierras de secano en regadíos).
8
• Falta de fuentes de energía y materias primas: España carecía de energía
barata pues el carbón es de extracción difícil, cosa que lo encarece, aparte de ser
de baja calidad. En cuanto a las materias primas, hay abundancia de ellas pero
falta capital para ponerlas en explotación. Por eso caerá en manos extranjeras.
• Falta de una política económica coherente en los partidos políticos, así como
de las condiciones jurídicas necesarias para generar un desarrollo económico.
9
vieron obligados a pedir desde la época de Carlos III. Los capitales extranjeros
explotarían las minas, comercializarían el mineral y se llevarían los beneficios.
10
Otros factores del desarrollo del sector financiero fueron la creación de la
Bolsa de Madrid (1831) y de Barcelona (1851), y la unificación monetaria,
proceso largo que culmina con la creación de la peseta en 1868.
En cuanto a los sectores industriales en Andalucía, hay que destacar que la primera
industria siderúrgica que se desarrolló con importancia en España se centró en la zona
norte de la provincia de Sevilla y en la costa de Málaga, destacando la figura de Manuel
Agustín de Heredia, que hizo fortuna explotando minas de grafito en la serranía de
Ronda, siendo el primer industrial ferretero español en torno a 1840 con altos hornos en
plena actividad en El Pedroso y Málaga, situándose por encima de la siderurgia norteña.
También por esos años se animó la industria algodonera, con fábricas de hilaturas y
telares mecánicos en Sevilla y Málaga ligadas a Heredia y a la familia Larios.
Sin embargo, ambos sectores no prosperaron por varios factores, sobre todo el
aislamiento ferroviario, la falta de carbón mineral, el carácter poco emprendedor de la
burguesía andaluza, la falta de apoyo por parte de los distintos gobiernos y la
competencia catalana y vasca.
11