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Mis recuerdos sobre el cuidado de las personas, que hacer fundamental de la Enfermería,
se remontan a mi niñez cuando mi madre me cuidaba, no durante mis enfermedades, sino
diariamente: alimentándome, protegiéndome y estimulando el estudio, buscando como ella
decía: que fuera primero un niño sano y feliz, y luego un adulto feliz útil a la sociedad. Que
hermosa visión de cuidar y salud tenía ella y tienen todas las madres. Fue en este quehacer
que nació la Enfermería (1) y son estos los conceptos más avanzados que de salud se tienen
hoy. (2)
Si además aceptamos que un objetivo es un fin, un propósito y que para conseguirlo se deben
realizar actividades y cambiamos la palabra paciente por persona, podemos leer nuevamente
los cuatro enunciados de Stevens así:
Así replanteada la situación la podemos expresar en una tabla tetracórica como en la figura 1.
Al pensar en enfermería como arte y profesión se deben definir varios conceptos del quehacer
en general.
Pensamiento crítico: es el arte de pensar sobre lo que se piensa, mientras se piensa, de tal
manera que lo que se piensa es más claro, preciso, exacto, relevante, consistente y justo. (5)
Identidad: conjunto de caracteres que hacen que alguien sea reconocido sin posibilidad de
confusión con otro. (4)
Palabras como tratar y enfermo, no creo necesario definirlas debido a que su uso constante
en el mundo de la enfermedad facilita un consenso sobre tales conceptos.
Figura 1. Actividades y Personas que Atiende el Médico Expresadas en una Tabla Tetracórica.
Iniciemos entonces el análisis de las cuatro posibilidades, mostrando en cada una de ellas sus
aspectos fundamentales.
¿Se justifican 4 ó 5 años de enseñanza aprendizaje para llegar a ser, hacer y sentir así?
Figura 2. Las Mismas Personas y las Mismas Actividades de la Medicina
Este patrón, por todo lo anterior debilita a la enfermera que fácilmente podría ser reemplazada
por un personal con muchos menos años de preparación universitaria, una especie de
asistente administrativo.
No es que la enfermera no pueda realizar esta tarea; de hecho cada vez que se ha realizado
una investigación para comparar resultados entre las acciones del médico y las acciones
“médicas” de la enfermera ha sido fácil concluir que: “Cuando se ha me dido la validez de los
diagnósticos, la competencia en el manejo, la calidad y el costo, cada estudio demuestra que
el desempeño de estas enfermeras es equivalente o superior al ofrecido por los médicos”. (7)
El estudio pionero fue el de Burlington (8,9) en consulta general, realizado hace más de 15
años. Con anterioridad se había realizado al me nos un ensayo controlado para comparar la
atención por médico o enfermera en pediatría de nivel primario. (10)
Todos estos estudios buscan remplazar al médico para disminuir costos en la atención de las
personas, y eso estaría bien para las agencias financiadoras si no fuera porque las
enfermeras están exigiendo “igual pago por igual trabajo”, (13) principio fundamental en
Derecho Laboral y que en algunos países hay oposición para que las enfermeras puedan
recetar medicinas. (14)
También estaría bien para las personas atendidas, porque en todos los estudios la
satisfacción ha sido mayor en las personas atendidas por la enfermera.
Bajo este patrón es lógico pensar que la enfermera tiene: mayor independencia y mejora su
autonomía, se tenderá a un equilibrio entre administración y gestión, lo mismo sucederá entre
el hacer y el pensar. Sin embargo, se tenderá más a tratar que a cuidar y obviamente
manejará primordialmente enfermos.
En relación con su identidad, un reciente estudio (15) muestra que “en una escala de identidad
de 1 a 10, con 10 indicando orientación médica y 1 de enfermería, el resultado en 285
enfermeras de práctica neonatal, mostró un promedio ± (desviación estándar) de 5,55 (2,22),
reflejando una débil identidad de enfermería”.
Las mismas personas pero diferentes actividades. ¿Cómo puede ser esto?
Las enfermeras desde sus más remotos inicios siempre han cuidado tanto al sano como al
enfermo (1), pero ese quehacer ha evolucionado para ser más científico, para dar más
autonomía, independencia e identidad a la profesión, es decir que enfermería sea “única” y
que además contenga el fundamento teórico (conocimientos) de ese quehacer (praxis) sin
préstamos de otras áreas del conocimiento.
Todo lo anterior es lo que se logra con la aplicación del Proceso de Enfermería (PE).
El PE como tecnología para el cuidado de la salud se inicia en la década de los 50(16) como
un procedimiento de cuatro pasos: valoración, planeación, ejecución y evaluación.
A pesar de que el concepto del Diagnóstico de Enfermería (DE) había sido introducido en
1953 por Fry (17) como un paso necesario para desarrollar un plan de cuidados de
enfermería, éste no se tuvo en cuenta inicialmente al enunciar los pasos del PE y debieron
pasar 20 años para que se creara un grupo de clasificación de los DE, la Asociación
Norteamericana de Diagnósticos de Enfermería (NANDA). Tener DE es importante porque
como lo dice M. Gordon (18): “sin un lenguaje la enfermería es invisible, sin un lengua je de
diagnóstico, la práctica profesional se reduce a la mera descripción de tareas utilizadas en la
intervención...”.
El PE, en la actualidad, incluye al DE como el segundo paso después de la valoración, y es el
diagnóstico uno de los componentes más evolucionados en enfermería, que inclusive llevó en
1990 a la aparición de una revista periódica dedicada en forma exclusiva al tema: Nursing
Diagnosis.
Valoramos para hacer un diagnóstico el cual nos permite planear y ejecutar la intervención o
tratamiento de enfermería el cual debe ser evaluado con base en unos resultados esperados.
El PE como tecnología de salud para dar cuidado a “una” persona es tan sólido que ha
permitido el desarrollo de un modelo para medir la calidad del cuidado de enfermería en el
nivel más primario: la atención domiciliaria, (21) pero aquí caemos en los límites del último
patrón de solución que propusiera Stevens, el cual discutiremos más adelante.
El PE fortalece todas las dimensiones del quehacer de enfermería porque la enfermera tiene
mayor independencia, autonomía e identidad, realizará acciones tanto de administración como
de gestión, su quehacer estará basa do en su pensar con pensamiento crítico, tratará pero
más con una visión de cuidar, sin embargo, las personas que atiende serán con mayor
frecuencia: enfermos. Pero la aplicación del PE en nuestro medio presenta serias dificultades.
Un estudio realizado en Medellín (22) muestra diferentes problemas en el cono cimiento y la
aplicación del PE entre las enfermeras, y además me parece que hay dificultad en la
conceptualización del mismo, al aceptar que el PE puede ser aplicado para aspectos
diferentes al cuidado directo de personas. Esto se puede deber en parte a la similitud que
tiene el PE con el método epidemiológico, administrativo y quien sabe cuantos métodos más
que utilizan como base de su quehacer el método científico.
Los resultados más importantes de la primera investigación son: las enfermeras “reales” y las
que tienen “alto riesgo” de serlo creen en un alto porcentaje, más del 85%, que el PE confiere
identidad y autonomía y en una menor proporción, 67%, independencia.