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Manuel Hinds

Jueves 27 de agosto de 2009

Ciudades caras y baratas

He escrito varios artículos en estas columnas sobre un espejismo que engaña a mucha gente
en el país, en el que caen cuando viajan a otros países y, encontrando que los precios
expresados en dólares de esos países son menores que los que prevalecen en El Salvador,
concluyen que esos países son más baratos que El Salvador para la gente que vive allí.
Muy frecuentemente la idea de que los precios en otros países son más bajos es el
fruto de observaciones superficiales que no son exactas. El costo de la vida es el resultado
de muchos precios que no se observan en un viaje, no sólo comida y hoteles sino vivienda,
transporte, escuelas, servicios, etc. Es muy frecuente que la gente piense que los precios son
más bajos que en El Salvador, en lugares en los que en realidad no lo son una vez todos los
costos se toman en cuenta. Pero sí hay países en los que los precios en dólares son más
bajos que en El Salvador, particularmente aquellos que han devaluado sus monedas
recientemente. A esos países me refiero cuando hablo del espejismo.
Este consiste en no darse cuenta de que en una economía los costos de unos son los
ingresos de otros, de tal modo que si para usted es bien barato un corte de pelo —digamos
cinco dólares por corte de pelo en otro país contra diez dólares en El Salvador—, este
mismo corte es también fuente de bajos ingresos para el peluquero, que tiene que trabajar
el doble para ganar lo mismo en dólares que en El Salvador. Lo caro o barato de la vida
depende no sólo de los precios sino también de los salarios promedio.
El error de concentrarse en los precios en dólares que prevalecen en un país en vez
de en lo que los salarios locales pueden comprar a estos precios para determinar si un país
es barato, para sus ciudadanos se vuelve evidente en unas estadísticas publicadas por UBS,
un banco suizo, sobre el costo de la vida en 73 ciudades alrededor del mundo.
La línea punteada en la gráfica A muestra los precios medidos en dólares en estas
ciudades (basados en que 100 es Nueva York); están ordenadas de la más caras en dólares a
la izquierda (Oslo) hasta la más barata en dólares a la derecha (Mumbai). La línea negra
muestra los minutos de trabajo que se requieren para comprar un Big Mac en cada una de
estas ciudades, basados en los salarios promedio que prevalecen en ellas. Note usted que en
las ciudades más caras en dólares se requieren menos minutos de trabajo para comprar el
Big Mac, y que estos minutos tienden a aumentar conforme las ciudades se van volviendo
más baratas en dólares.
En Oslo, por ejemplo, que con un índice de precios de 112 es la ciudad más cara en
dólares en el mundo, se requieren sólo 21 minutos de trabajo para comprarse un Big Mac,
mientras que en Mumbai, en donde con un nivel de precios de apenas 31 es la más barata
del mundo, se requieren 61 minutos. Es decir, si usted llega a Oslo y a Mumbai con dólares,
usted sentiría que Oslo es tres veces más cara que Mumbai, pero si usted vive en esas
ciudades y gana los salarios promedios que allí se pagan, para usted sería al revés: Mumbai
sería tres veces más cara que Oslo. Los precios en dólares en Nairobi son apenas el 43 por
ciento de los precios en Oslo. Sin embargo, la gente allí tiene que trabajar 7.5 veces lo que
trabajan en Oslo para comprarse un Big Mac. Para los que viven allí, Nairobi es 7.5 veces lo
cara que es Oslo.
La gráfica B, presentada en una manera diferente, muestra que lo mismo es cierto
para la compra de una iPod. En Oslo esta vale 10.5 horas de trabajo promedio. En Mumbai,
esta vale 177 horas, o sea 16 veces más.
No vuelva a caer en el error de creer que porque un almuerzo en Mumbai vale la
tercera parte en dólares de lo que vale en Oslo, la primera es más barata que la segunda
para los que viven allí, o que porque un corte de pelo en Managua es más barato que aquí la
vida es más barata allí que en El Salvador. Lo importante es medir el costo relativo a los
salarios, no el costo medido en dólares.

*Máster en Economía, Northwestern University. Columnista de El Diario de Hoy.


Tomado de http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3954532

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