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Los miembros de la Iglesia debemos recordar que las palabras "No hablemos con
enojo" no son sólo una frase en la estrofa de un himno (Himnos de Sión, 152), sino
que nos indican una forma de vivir. Ahora más que nunca debemos recordar que "Si
hay algo virtuoso, o bello, o de buena reputación o digno de alabanza, a esto
aspiramos". Si seguimos esa admonición, no habrá tiempo para la cobarde
costumbre de critica destructivamente en vez de edificar.
(Élder Marvin J. Ashton)
“Todo divorcio se da como resultado del egoísmo por parte de uno de los
cónyuges o de los dos. Uno de los dos no ha hecho más que pensar en sí mismo, en
lo que le resulta más cómodo, conveniente o fácil, en las libertades y los lujos. A
veces las críticas incesantes por parte de un cónyuge disgustado, descontento y
egoísta llevan a serios despliegues de violencia física. En ocasiones hay personas
que se ven tan acosadas que erróneamente creen tener razón para obrar mal,
aunque queda claro que no existe justificación para el pecado…
“El matrimonio que se basa en el egoísmo ciertamente fracasará. Quien se casa por
dinero o por prestigio o por subir en la escala social ciertamente se desilusionará. Quien se casa por
satisfacer su vanidad y orgullo o por rencor o por demostrarle a otra persona que sí puede sólo se engaña
a sí mismo. Mas quien se casa tanto por hacer a otro feliz como por ser feliz, así como por dar y por
recibir actos de servicio, y quien cuida de los intereses de la pareja y de la familia tendrá una buena
posibilidad de lograr un matrimonio feliz”
(Spencer W. Kimball)
"No sé de una sola práctica que pueda tener un efecto más saludable sobre vuestra
vida que la práctica de arrodillaros juntos al empezar y al terminar cada día. De
alguna manera, las pequeñas tormentas que aparecen afligir cada matrimonio se
disipan cuando, al estar arrodillados ante el Señor, le dais las gracias por vuestro
compañero, en su presencia y entonces juntos invocáis sus bendiciones sobre
vuestra vida, vuestro hogar, vuestros seres queridos y vuestros sueños.
“Consideremos el excelente concepto que enseña ese himno predilecto titulado ‘Soy
un hijo de Dios’ …He aquí la respuesta a una de las principales preguntas de la vida:
‘¿Quién soy yo?’ Soy un hijo de Dios, dotado del linaje espiritual de Padres
Celestiales. Y tal ascendencia determina nuestro potencial eterno, lo cual es un
concepto realmente confortante. Puede fortalecernos para que escojamos hacer lo
justo y busquemos lo mejor que hay dentro de nosotros. Si inculcamos en la mente de
una persona el excelente concepto de que es hijo o hija de Dios, le facilitaremos el
respeto en sí misma y la motivación necesaria para resistir los problemas de la vida”
(élder Dallin H. Oaks)
"Muy a menudo, cuando cometemos errores, aun cuando haya sido inocentemente, el
daño ya está hecho y se hace imprescindible una disculpa. Además, junto con el
'Perdóname', los cónyuges tienen que aprender a decir: Te perdono'. Jesús enseñó
que, si deseamos ser perdonados por nuestro Padre Celestial, debemos aprender a
perdonar a aquellos que nos ofenden. Algunos de los mejores matrimonios que
conozco están compuestos de personas que saben perdonar"
(élder Hugh W. Pinnock)
“Los gritos que oímos hoy provenientes del edificio grande y espacioso nos tientan
a participar en las cosas de este mundo…
A menudo estas cosas se adquieren con dinero prestado, y sin siquiera pensar en
proveer para el futuro…
“…Se nos ha dado el sabio consejo de evitar las deudas como evitaríamos una
plaga…”
“…Una familia bien administrada no paga intereses, los [gana]”
(Élder L. Tom Perry)
El Señor tiene una gran obra para que cada uno de nosotros lleve a cabo. Tal vez se
pregunten cómo puede ser eso, porque quizás piensen que no hay nada especial ni
sobresaliente en ustedes ni en sus habilidades...
El Señor puede llevar a cabo extraordinarios milagros con una persona de talento
común que sea humilde, fiel y diligente en servirle y que trate de mejorar. La
razón es que Dios es la fuente máxima de poder.
(Presidente James E. Faust)
"Lo más importante que podemos hacer es aprender a conversar con Dios. Debemos
hablarle como conversaríamos con nuestro padre, porque El es nuestro Padre, y
desea que le hablemos. El desea que capacitemos nuestros oídos para que
aprendamos a escuchar las impresiones del Espíritu Santo para que nos indique lo
que debemos hacer. Si aprendemos a escuchar las ideas repentinas que vienen a
nuestra mente, veremos cómo las recibiremos en el momento preciso en que las
necesitemos. Si desarrollamos la capacidad para escuchar estos susurros, habremos
aprendido a caminar por el Espíritu de revelación".
(presidente Harold B. Lee)
"Cada uno de nosotros en particular está en deuda con los misioneros que nos
transmitieron el evangelio o que lo llevaron a nuestros antepasados. Muchos de
nosotros debemos más a estos misioneros, que lo que podamos deber a cualquier otra
persona. Nosotros recibimos por ellos la perla de gran precio. Tenemos la obligación
de restituir la deuda; una de las mejores formas en que podemos hacerlo es la de salir
nosotros mismos como misioneros, o bien, emplear nuestros talentos y nuestros
medios, para cerciorarnos de que otros hijos de nuestro Padre, tengan la oportunidad
de recibir lo que ha sido restaurado en esta época"
(Bruce R.McConkie)
"Podemos dar a nuestros hijos una formación académica, clases, deportes, arte y bienes
materiales, pero si no les damos fe en Cristo, les hemos dado poco."
(Élder Kevin W. Pearson).
"Si somos imperfectos, tenemos el deber de orar para pedir el don que nos haga
perfectos... Nadie tiene el derecho de decir: "¡Yo no puedo cambiar! Así es como soy".
No hay justificación para esa actitud, puesto que Dios ha prometido darnos la fortaleza
para corregir las faltas y concedernos los dones que las erradiquen. Si a alguien le falta
sabiduría, tiene la obligación de pedirla a Dios. Y así sucede con todo lo demás.."
(presidente George Q.Cannon)
De modo que los que crean en Dios pueden esperar con seguridad un mundo mejor, si, un
lugar a la diestra de Dios y esta esperanza viene por la fe, proporciona un ancla a las
almas de los hombres y los hace seguros y firmes, abundando siempre en buenas obras,
siendo impulsados a glorificar a Dios." Entonces Moroni explicó que "la fe es las cosas
que se esperan y no se ven," y dijo que Cristo se había revelado a los hombres, "para que
puedan tener esperanza en las cosas que no han visto.
Por lo tanto vosotros también podéis tener esperanza y participar del don, si tan solo
tenéis fe." La esperanza es pues, uno de los dones del Espíritu.
(BRUCE R. McCONKIE)