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ALGUNOS ENFOQUES DEL PROBLEMA DE LA

ESCASEZ DE TIEMPO
Ursula LeGuin

LA TEORÍA DEL AGUJERITO

La hipótesis sugerida por James Osbold del Observatorio Lick,


aunque maravillosamente exhaustiva, presenta ciertas dificultades
a lodos aquellos que buscan soluciones prácticas del problema.
Despojada de sus fórmulas matemáticas, la teoría del doctor
Osbold puede describirse en términos muy aproximados como un
planteo sobre la existencia de una anomalía en el continuo
espacio-temporal. La causa de la anomalía es una incapacidad de
la realidad para satisfacer las especificaciones de la teoría general
de la relatividad, aunque sólo en un detalle menor. Su efecto
sobre la constitución real del universo es una imperfección o fisura
local, es decir un agujero en el continuo.
El agujero, de acuerdo con los cálculos de Osbold, es un
agujero inequívocamente espacial. En esta espacialidad reside el
peligro, pues el desequilibrio así incorporado al continuo causa un
influjo compensatorio del aspecto temporal del cosmos. En otras
palabras, el tiempo está escapando por el agujero. Probablemente
esto ha sucedido desde el origen del universo hace 12 a 15 mil
millones de años, pero sólo últimamente la filtración ha alcanzado
proporciones apreciables.
El autor de la teoría no es pesimista, y destaca que podría ser
peor aún si la anomalía estuviera en el aspecto temporal del
continuo, en cuyo caso escaparía el espacio, posiblemente una
dimensión por vez, lo cual causaría incomodidades y confusiones
inauditas; aunque, añade Osbold, "en ese caso tendríamos
suficiente tiempo para hacer algo al respecto".
Como la teoría sitúa el agujero en alguna parte, Lick y dos
observatorios australianos han planeado una búsqueda
coordinada de variaciones locales en el desplazamiento al rojo
que podrían contribuir a localizar el punto/instante. "Quizá sea un
agujero muy pequeño", dice Osbold. "Pequeñísimo. No
necesitaría ser muy grande para causar muchos daños. Pero
como el efecto es tan apreciable aquí en la Tierra, presiento que
hay bastantes probabilidades de encontrar esa cosa quizá no más
lejos que la galaxia de Andrómeda, y entonces sólo
necesitaremos lo que podría llamarse un niño holandés como el
del cuento".

EL MOMENTO NO BIODEGRADABLE

Un equipo de investigación de la Interco Development


Corporation propone una explicación totalmente diferente de la
escasez de tiempo. Este enfoque del problema, tal como lo
presentó N.T. Chaudhuri, una autoridad internacionalmente
reconocida en ecología y etología del motor de combustión
interna, es químico antes que cosmológico.
Chaudhuri ha demostrado que el vapor de los derivados del
petróleo quemados en forma incompleta, en ciertas condiciones
—la ansiedad difusa es el principal factor de predisposición—
forman un vínculo químico con el tiempo, "aglomerando" instantes
del mismo modo en que un agente nuclear "aglomera" los átomos
libres para formar moléculas. Este proceso se denomina
cronocristalización o (en caso de ansiedad aguda)
cronoprecipitación. La resultante compactación de instantes es
mucho más ordenada que la fortuita "ahoridad" preexistente, pero
lamentablemente este detrimento de la entropía es compensado
con un incremento muy pronunciado de la biointolerabilidad. De
hecho el compuesto petróleo/tiempo parece ser absolutamente
incompatible con la vida en todas sus formas, incluidas las
bacterias anaeróbicas, en las cuales se cifraban tantas
esperanzas.
El peligro actual, pues, según lo describe F. González Park, una
integrante del equipo, es que una parte tan grande de nuestro
tiempo libre, o tiempo radical por decirlo apropiadamente, quedará
apresado en este compuesto nocivo (al cual ella denomina
petropsicotoxina o PPST) que estaremos obligados a recuperar
las vastas cantidades de PPST que el gobierno norteamericano
ha volcado o almacenado en diversas cavernas, pantanos,
agujeros, océanos y patios traseros, y dividir deliberadamente el
compuesto para obtener radicales temporales libres. El senador
Helms y varios demócratas del Cinturón del Sol ya han
protestado. Por cierto el proceso de recuperar tiempo a partir del
PPST es riesgoso, pues requiere tanto oxígeno que podríamos
terminar, según la expresión de O. Heiko, un tercer miembro del
equipo, con mucho tiempo libre pero nada de aire.
Como entiende que el tiempo se está agotando aún con mayor
celeridad que las fuentes petrolíferas, Heiko es partidario de la
"austeridad", empezando con la prohibición de aviones que vuelen
a velocidades supersónicas, y desechando progresivamente los
aviones de hélice, los autos de carrera, los autos comunes, los
barcos, las lanchas de motor, etc., hasta que, si fuera necesario,
se haya eliminado todos los vehículos propulsados por petróleo.
La velocidad sirve como pauta prioritaria, pues cuanto mayor es la
velocidad de un vehículo propulsado por petróleo, y más
concentrada está por lo tanto la ansiedad consciente o subliminal
de conductor/pasajeros, más completa es la petrolización del
tiempo, y más ponzoñoso el PPST resultante. Heiko, creyendo
que no existe un "nivel seguro" de contaminación, piensa que tal
vez ni siquiera las bicicletas de motor puedan escapar a la
prohibición. Como él destaca, una sola cortadora de césped
alimentada por gasolina y desplazándose a menos de 5 km/h
puede petrolizar tres horas completas de una tarde de domingo en
una superficie de una manzana.
La prohibición de los artefactos que consumen gasolina, sin
embargo, tal vez solucione sólo la mitad del problema. Un intento
realizado por la Liga Islámica para elevar el precio del tiempo
crudo en 8,50 dólares por hora fue recientemente frustrado por
una rápida intervención de la Organización de Estados
Consumidores de Tiempo, pero Alemania Occidental ya está
pagando 18,75 dólares por hora, el doble de lo que el consumidor
norteamericano espera pagar por su tiempo.
¿UNA CAUSA PERDIDA? EL MOVIMIENTO DE
CONSERVACIÓN TEMPORAL

Existe un número creciente de científicos y legos que tienen en


cuenta las hipótesis cosmológica y química pero no están
comprometidos con ninguna de ambas, y muchos de ellos se han
agrupado en organizaciones como "Le Temps Perdu" (Bruselas),
"Protestants Concerned at the Waste of Time" (Indianápolis), y el
enérgico y difundido grupo de acción latinoamericano "Mañana".
Un vocero mañanista, Dolores Guzmán Mclntosh, de Buenos
Aires, explica el punto de vista del grupo: "Casi todos nosotros
hemos despilfarrado nuestro tiempo. Si no lo salvamos, estamos
perdidos. No queda mucho tiempo." Hasta ahora los mañanistas
han evitado cautelosamente toda filiación política, declarando sin
rodeos que los gobiernos comunistas y capitalistas son
igualmente culpables de la escasez de tiempo. Un creciente
número de sacerdotes de México y Chile se ha unido al
movimiento, pero hace poco el Vaticano denunció oficialmente a
quienes "mientras hablan de salvar el tiempo, pierden sus propias
almas". En Italia, un grupo comunista de conservación temporal,
Eppur Si Muove, fue recientemente afectado por la deserción de
su presidente, quien luego de una visita a Moscú declaró por
escrito: "Tras observar la burocracia soviética en acción he
perdido la fe en el despertar de la conciencia de clase como
medio principal para nuestros fines." Mientras tanto, un grupo de
especialistas en ciencias sociales de Cambridge, Inglaterra,
continúa investigando el vínculo todavía no demostrado entre falta
de tiempo y falta de carácter. "Si pudiéramos señalar alguna
relación", dice el psicólogo Derrick Groat, "los grupos de
conservación temporal podrían actuar con mayor eficacia. En
estas circunstancias se limitan a reñir. Casi todos quieren salvar el
tiempo antes que se haya ido para siempre, pero en realidad
nadie sabe cómo, y todos nos enfadamos. Si tan sólo hubiera un
sustituto, como la energía solar y geotérmica para el petróleo, se
relajarían las tensiones. Pero evidentemente hay que arreglarse
con lo que tenemos." Groat mencionó el "estirador de tiempo"
comercializado por General Substances con la marca registrada
Sudokron, retirada del mercado el año pasado después que
ciertas verificaciones indicaron que las dosis moderadas
transformaban a ratones de laboratorio en toallas higiénicas.
Enterado de que la Rand Corporation estaba dedicando muchos
fondos a la investigación de un sustituto para el tiempo, Groat
declaró: "Les deseo suerte. ¡Pero quizá tengan que dedicarle
horas más largas!" El científico británico aludía al hecho de que
Estados Unidos ha acortado la hora en diez minutos aunque
conservando el día de veinticuatro horas, mientras que los países
de la CEE, previendo un incremento de la escasez, han optado
por conservar la hora de sesenta minutos pero incluyendo sólo
veinte horas en el "devaluado" día europeo.
Entretanto, el ciudadano medio de Moscú o Chicago, aunque a
menudo se queja de la escasez del tiempo o el deterioro del que
le queda, parece dispuesto a burlarse de los profetas del
apocalipsis, y a postergar todo lo posible medidas tan extremas
como el racionamiento. Tal vez piensa, al igual que el Eclesiastés
y el presidente de EE.UU., que quien ha visto un día ya los vio
todos.

FIN

Título original: Some Approaches to the Problem of the


Shortage of Time. © 1982
Traducción: Josefina Herrero.
Publicado en: Revista Minotauro nº 1, 1983.
Edición digital: Sadrac.

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