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Juan José Kintela (Centro Psicopedagógico de Antzuola. UNED de Bergara). Axun Zabalo, MªEugenia Irazabal, Jose
Angel Amasorrain, Lurdes Ortiz y Maite Madariaga (Preescolar del Centro Público de Antzuola).
1. Encuadre teórico
Disciplinas teóricas que, más a menudo de lo que sería deseable, discurren por caminos
paralelos, tienen en el niño de corta edad un privilegiado lugar de encuentro.
? Una de ellas, una mención (aunque sólo sea eso) a la historia que se
construye. Si cada sujeto humano construye la suya y también la construyen
los colectivos; también ello es extensible a la propia historia de estas
jornadas: esta comunicación tiene un antecedente en la conferencia de la
psicoanalista C. Miranda “El maestro y las ansiedades del inicio y la
finalización de la escolaridad”, III Jornadas de Pedagogía Operatoria, Mayo
de 1985.
? La otra, que el tema que nos ocupa (la experiencia de separación de niño que
se escolariza por primera vez) es encuadrable, a nuestro entender, dentro de la
visión constructivista siempre y cuando, al menos, se pongan en práctica las
condiciones que permitan al niño la construcción autónoma de su propio
proceso de separación.
Nos remitimos pues a este marco referencial subrayando únicamente dos ideas
esenciales en el tema que nos ocupa:
1.a. Que los datos existentes apuntan a que es el niño el que toma la iniciativa
del despego.
1.b. Y que el alejamiento espontáneo, sin desasosiego alguno, para explorar
libremente un medio desconocido estando presente una figura de apego,
contrasta agudamente con la notable inquietud y paralización de toda
iniciativa y actividad exploratoria cuando los niños son dejados solos en este
medio.
2. La primera escolarización
Todos los años, a la altura de Setiembre, niños de dos y tres años hacen su aparición por
primera vez en la escuela… Lo primero que van a aprender aquí es que escolarizarse es
separarse de las figuras de apego.
Está claro que esta experiencia separadora no ocurre en el vacío, sino que muy al
contrario se inscribe en una historia ya larga en la que el niño se ha venido enfrentando
con el hecho de la separación.
Pero no es menos claro que con la entrada en la escuela se ponen a prueba, y con
especial intensidad, las capacidades de tolerancia a la pérdida de las fuentes de
seguridad. Características propias de este acontecimiento, que concurren
simultáneamente, hacen de él una experiencia particularmente difícil:
La escuela no cuestiona su rol institucional. Se trata de “un mal trago” por el que
necesariamente hay que pasar y no hay nada más que discutir… Sin embargo,
paradójicamente, con el mantenimiento de este marco, la escuela lo que hace es impedir
aquello que dice buscar a la vez que potencia aquello que obstaculiza el proceso de
crecimiento:
En vísperas del curso 82/83, llegó para nosotros el momento del replanteamiento.
Cuatro grandes objetivos tenían que orientar el diseño alternativo:
Remitiéndonos a los puntos 1.a. y 1.b. y subrayando que las figuras de apego
constituyen una “base psicológica de operaciones” del niño en sus incursiones en el
medio, y que los niños pequeños necesitan alternar entre el contacto físico o perceptivo,
con la figura de apego y al continuación de su actividad exploratoria (en mayor medida
cuanto más desconocido es el medio)
? Los niños saben (lo comunican y recuerdan los propios padrea) que sólo durante
unos días van a estar acompañados, mientras conocen a la educadora, el nuevo lugar,
etc. y que después de estos primeros días ellos empezarán a quedarse solos en la
escuela (unos minutos 10-15 al principio, para ir prolongando poco a poco los
tiempos de separación).
Se pide a los padres que acepten la presencia de sus hijos a su lado, en el espacio
destinado a aquellos y que acepten también la resistencia del niño a traspasar la
puerta de acceso al aula (ver Figura 1)
Figura 1
AULA
(educadora)
A
Niños: libre circulación
_________ cristalera
Les pedimos también que interactúen con los hijos lo menos posible. Se persigue
con ello el amplificar el contraste: espacio de los padres = seguridad y distensión,
frente a espacio-aula = inseguridad + atracción + distensión por posibilidad de
retorno al espacio de los padres. De este contraste va a nacer el “deseo de entrar” y
luego el de “permanecer”.
DIAS 1 5 6 8 10 13 17 21 25
Niños “normalizados” - - - - 3 11 17 17 18
Si hacemos memoria de qué animaba al colectivo de Preescolar, allá por Mayo 82, a
buscar nuevas propuestas en relación a este tema, habría que decir que se trataba
fundamentalmente de sentido común. Posteriormente, ya con dos años de experiencia en
la nueva propuesta, la familiarización con estudios sobre apego nos permitió ir
adquiriendo una consistencia teórica más allá de nuestras impresiones o del mero
sentido común.
Fue poco después (cara al curso 84/85) cuando nos planteamos dar una cierta
objetividad y sistematicidad de nuestras observaciones. Realizamos una ficha de
observación muy simple y de fácil registro, en la que se anotaban cuatro variables (ver
cuadro 2). Se cogieron cuatro niños cuyo proceso de escolarización se presentaba más
lento y se les observó en tres momentos distintos: a los pocos días de empezar la
escolarización, días después y pasadas dos semanas.
El cuadro 2 recoge la tendencia media en cada una de las variables, una vez unificados
los datos de los cuatro niños.
Cuadro 2
Recogida objetiva de datos. Curso 84/85
DIAS DE OBSERVACION 1º 2º 3º
Tras los primeros inicios de la conducta social (sonrisa, imitación, balbuceo) y con
posterioridad a éstos, el rasgo más relevante es el surgimiento del apego (“attachment”)
a unos pocos individuos específicos, o quizá a uno sólo.
Hablando de un modo general, el recién nacido mostrará una conducta social hacia
cualquier ser humano; pero esto va dejando de ser tan cierto a medida que pasan los
meses, y en un momento dado llegará a tener miedo de los adultos extraños y por el
contrario sólo algunos individuos (o sólo uno) (generalmente la madre) serán capaces de
satisfacer el deseo de interacción social del bebé. La separación de ese o esos individuo
(s) puede provocar sufrimiento en el niño pequeño.
Estos dos fenómenos miedo a los extraños y ansiedad por la separación aparecen
aproximadamente al mismo tiempo (sobre los 7/8 meses) y se le considera como
fenómenos conectados entre sí. Continuarán siendo rasgos persistentes en la conducta
del niño hasta muy entrado el tercer año, para ir remitiendo posteriormente.