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La hora siguiente al nacimiento:

no "despierten" a la madre Michel Odent


La hora siguiente al nacimiento es, sin duda, una de las fases más
críticas en la vida de los seres humanos. No es por casualidad que todos
los grupos humanos han molestado de forma rutinaria los procesos
fisiológicos durante este corto período de tiempo a través de rituales y
creencias. Nuestros entornos culturales están determinados en gran medida
desde el principio de la interacción madre-recién nacido. La primera hora
siguiente al nacimiento puede ser vista desde multitud de perspectivas
complementarias. Mi objetivo es catalogar doce perspectivas para demostrar
la dimensión real de este tema tan complejo.

Perspectiva 1: Necesidad repentina de respirar

No necesitamos desarrollar esta perspectiva extensamente documentada. Se


sabe muy bien que durante la primera hora después del nacimiento el bebé
ha de utilizar sus pulmones de forma repentina. Esto implica, en
particular, que el corazón debe bombear urgentemente la sangre para la
circulación pulmonar. La condición es que las circulaciones pulmonar y
sistémica se separen a través del cierre de las conexiones que hay entre
ellas (ductus arteriosus y foramen oval).

Perspectiva 2 : Efectos conductuales de las hormonas

La información disponible es tan reciente que necesitamos desarrollar este


aspecto. Hoy en día estamos en disposición de explicar que todas las
hormonas liberadas por la madre y el feto durante la primera y la segunda
fase del parto aún no se eliminan en la hora siguiente al parto. Todas
ellas juegan un papel específico en la interacción madre-recién nacido.
Hasta hace poco ni siquiera se sospechaban los efectos conductuales de
estas hormonas. La hormona clave implicada en la fisiología del parto es
sin duda la oxitocina. Sus efectos mecánicos son conocidos desde hace
mucho tiempo (efectos en las contracciones uterinas para el nacimiento del
bebé y la expulsión de la placenta, en las contracciones de las células
mio-epiteliales del pecho para el reflejo de expulsión de la leche).

Prange y Pedersen demostraron los efectos conductuales de la oxitocina por


primera vez en 1979 a través de experimentos con ratones: una inyección de
oxitocina directamente en el cerebro de las hembras vírgenes inducía una
conducta maternal. Este experimento sentó la base para una nueva
generación de estudios. Los resultados de cientos de ellos se pueden
resumir en una o dos frases: la oxitocina es la hormona típica del
altruismo, y está presente en cualquiera de las facetas del amor que se
quieran contemplar. Esta información resulta ser muy importante cuando uno
sabe que, según los estudios suecos, es justo después del nacimiento del
bebé y antes de la expulsión de la placenta cuando las mujeres tiene la
capacidad de llegar a los niveles máximos de oxitocina. Igual que en
cualquier otra circunstancia (por ejemplo, relaciones sexuales o
lactancia) la liberación de la oxitocina es altamente dependiente de
factores ambientales. Es más fácil si el sitio es muy caluroso (para que
el nivel de hormonas de la familia de las adrenalinas quede lo más bajo
posible). También resulta más fácil si la madre no tiene otra cosa que
hacer que mirar a los ojos del bebé y sentir el contacto con su piel sin
ninguna distracción.

Nos queda un nuevo campo de investigación: el modo de la liberación de la


oxitocina. Para hacer efecto, esta liberación tiene que ser pulsátil:
cuanto más alta es la frecuencia, más eficiente es la hormona. La
oxitocina no se libera jamás de manera aislada; siempre forma parte de un
equilibrio hormonal complejo. Éste es el motivo por el que el amor tiene
tantas facetas. En el caso particular de la hora siguiente al parto, en
condiciones fisiológicas, el nivel máximo de oxitocina está asociado con
un nivel alto de prolactina, la cual también se conoce bajo el nombre de
la hormona de la maternidad. Ésta es la situación más típica de expresar
amor a los bebés. La oxitocina y la prolactina se complementan una a la
otra. Además, los estrógenos activan los receptores de oxitocina y
prolactina. Siempre tenemos que pensar en términos de equilibrio hormonal.

En el mismo año 1979 también se demostró la liberación maternal durante


las contracciones y el parto de hormonas parecidas a la morfina. La
liberación de estas endorfinas está ahora muy bien documentada. En los
primeros años de los 80 nos enteramos de que el bebé también libera sus
propias endorfinas durante el proceso del nacimiento, y hoy no hay duda de
que durante un cierto tiempo después del parto ambos, madre y bebé, por
igual, están impregnados de opiáceos. La propiedad de los opiáceos de
inducir estados de dependencia es de sobra conocida, así que resulta fácil
prever cómo es el desarrollo del principio de una ´dependenciaª o
vinculación.

Incluso hormonas de la familia de las adrenalinas (a menudo consideradas


como las hormonas de la agresividad) tienen un papel obvio en la
interacción madre y bebé inmediatamente después del parto. Durante las
últimas contracciones antes de nacer el bebé, estas hormonas alcanzan su
nivel más alto en la madre. Este es el motivo por el cual, en condiciones
fisiológicas, en cuanto empieza el reflejo de expulsión fetal, las mujeres
tienden a estar erguidas, llenas de energía, con una necesidad repentina
de agarrar algo o a alguien. A menudo necesitan beber un vaso de agua,
exactamente como un orador lo necesita delante de una gran audiencia. Uno
de los efectos de esta liberación de adrenalina es que la madre está
alerta cuando el bebé ha nacido. Hay que pensar en los mamíferos en su
hábitat natural y se puede entender claramente cuán ventajoso es para la
madre tener suficiente energía, y agresividad, para proteger a su bebé
recién nacido si hace falta. La agresividad es un aspecto del amor
maternal.

También se sabe muy bien que el bebé cuenta con sus propios mecanismos
para sobrevivir durante las fuertes contracciones finales del expulsivo y
libera sus propias hormonas de la familia de la adrenalina. Un torrente de
noradrenalina permite al feto adaptarse a la falta fisiológica de oxígeno
específica de esta fase del expulsivo. El efecto visible de esta
liberación hormonal es que el bebé está alerta al nacer, con los ojos bien
abiertos ylas pupilas dilatadas. Las madres humanas se sienten fascinadas
y encantadas con la mirada de sus recién nacidos. Es como si el bebé
estuviera dando una señal, y ciertamente parece que este contacto visual
humano es un aspecto importante en el comienzo de la relación madre-bebé
entre los humanos.

El papel altamente complejo que juegan las hormonas de la familia de la


adrenalina-noradrenalina en la interacción madre-bebé no se ha estudiado
mucho. Unos pocos experimentos con animales abren el camino para
investigaciones más profundas. Los ratones que no tienen el gen
responsable de la producción de noradrenalina dejan a sus crías
desatendidas, sucias y sin alimentar a no ser que se les inyecte un
fármaco productor de noradrenalina cuando dan a luz.

Desde la perspectiva hormonal, parece claramente que la sexualidad vuelve


a su punto de partida. En los distintos episodios de nuestra vida sexual
se liberan las mismas hormonas y se reproducen guiones similares. Por
ejemplo, durante el acto sexual, los dos compañeros, macho y hembra,
liberan oxitocina y endorfinas. Es el comienzo de un vínculo afectivo que
sigue el mismo patrón que el apego madre-bebé durante la hora después del
parto.

Nuestros conocimientos actuales sobre los efectos conductuales de las


distintas hormonas implicadas en el proceso del parto nos ayudan a
interpretar el concepto de un período sensible introducido por los
etólogos. Está claro que todas las hormonas liberadas por la madre y el
bebé durante las contracciones y el parto no se eliminan inmediatamente.
También es evidente que todas ellas juegan un papel específico en la
ulterior interacción madre-bebé.

Perspectiva 3: Perspectiva etológica

Los etólogos son los que observan el comportamiento de los animales y los
seres humanos. A menudo estudian un comportamiento en concreto dentro de
un número de especies no relacionadas. Ellos fueron los primeros
científicos en afirmar que, desde el punto de vista del vínculo entre
madre y recién nacido en los pájaros y los mamíferos, hay un período corto
pero crucial inmediatamente después del parto que no se va a repetir
jamás. Harlow estudió concretamente el proceso de vinculación entre los
primates. La importancia del enfoque etológico está surgiendo
paulatinamente después del reciente descubrimiento de los efectos
conductuales de las hormonas implicadas en el proceso del parto. Un
estudio etológico sobre la primera hora después del parto entre los
humanos es difícil porque los procesos fisiológicos se interrumpen de
manera sistemática. No obstante, sería posible en circunstancias
inusuales. Imaginad a una mujer que da a luz en su propio baño mientras su
marido está de compras. Está en un sitio muy cálido y bastante oscuro. No
se siente observada por nadie. No obstante, a través de una rendija de la
puerta, de vez en cuando, se pueden vislumbrar imágenes de la escena.
Combinando lo que hemos aprendido de diferentes historias como ésta,
podremos describir un comportamiento estereotipado. Primero, la madre mira
a su recién nacido que se halla entre sus piernas. Después de un rato, se
atreve a tocarlo con las puntas de los dedos. Luego, cada vez se atreve un
poco más y quiere coger a su bebé en brazos. En ese momento, la mayoría de
las mujeres están fascinadas por los ojos del bebé.

Perspectiva 4: Primera hora y comienzo de la lactancia

Hasta hace muy poco no se consideraba la importancia de la primera hora


posterior al nacimiento como el momento en el que se supone que comienza
la lactancia. Imagínense a un bebé nacido en casa hace un siglo. El cordón
se cortaba en seguida; luego, al bebé se le lavaba, vestía y se le
enseñaba a la madre antes de ponerlo en una cuna.

Contaré una anécdota que nos ayude a darnos cuenta de lo reciente de esta
perspectiva. En 1977, en Roma, en el congreso sobre Psicosomática,
Ginecología y Obstetricia, presenté un documento sobre la expresión
temprana del reflejo de succión. Simplemente estaba describiendo las
condiciones ideales que permiten al bebé encontrar el pecho durante la
primera hora después del parto. Ninguno de los obstetras y pediatras
presentes en aquella sesión podían creer que un bebé humano sería capaz de
encontrar el pecho, por sí mismo, durante la hora posterior al nacimiento.

Hoy día la mayoría de las comadronas saben que el bebé humano está
programado de forma natural para encontrar el pecho por sí mismo en su
primera hora de vida. Es más, uno puede entender que en condiciones
fisiológicas, cuando el bebé recién nacido está listo para encontrar el
pezón, la madre sigue en un equilibrio hormonal especial. Ella está
todavía en otro planeta, muy instintiva. Sabe cómo coger a su bebé. En los
humanos, la lactancia es básicamente instintiva durante la primera hora
posterior al nacimiento. Después hay tiempo para la educación, imitación e
incluso técnica.

Perspectiva 5: Primera hora y adaptación metabólica

Mientras el bebé está en el útero, los nutrientes y, en particular, el


combustible vital, la glucosa, son suministrados a través del cordón
umbilical de forma continua. Inmediatamente después del parto, el bebé se
debe adaptar a un suministro discontinuo de alimentos. La extraordinaria
capacidad del neonato para responder a los valores bastante bajos de la
glucosa ha sido estudiada en profundidad por M. Cornblath en EE.UU. y por
Jane Hawdon, Laura Derooy y Suzanne Colson en el Reino Unido (Del útero al
mundo, (Suzanne Colson, Miwifery Today, nº 61, pág. 12)

Perspectiva 6: Punto de vista bacteriológico

Al nacer, un bebé está libre de gérmenes. Una hora más tarde, millones de
ellos cubren las membranas mucosas del recién nacido. Nacer significa
entrar en un mundo de microbios. La cuestión: ¿qué gérmenes van a ser los
primeros en colonizar el cuerpo del bebé? Los bacteriólogos saben que los
ganadores de la carrera van a ser los gobernantes del territorio. El
entorno de gérmenes de la madre ya es familiar y amistoso desde la
perspectiva del neonato porque madre y bebé comparten los mismos
anticuerpos (IgG). En otras palabras, desde un punto de vista
bacteriológico, el recién nacido humano necesita urgentemente estar en
contacto con sólo una persona, su madre. Si añadimos que la ingestión
temprana del calostro va a ayudar a establecer una flora intestinal ideal,
no hay duda de que, bacteriológicamente, la hora posterior al parto es un
período crítico con consecuencias para toda la vida. Nuestra flora
intestinal se puede presentar como un aspecto de nuestra personalidad que
no va a ser fácilmente modificable más tarde en la vida.

Perspectiva 7: Comienzo del proceso de termorregulación

Mientras que en el útero el bebé nunca tuvo la oportunidad de experimentar


diferencias de temperatura (exceptuando posibles episodios de fiebre
materna), una vez más, los primeros minutos posteriores al parto aparecen
como una interrupción de la continuidad. Como los mecanismos de
termorregulación no están todavía maduros al nacer, hay razones teóricas
para estar preocupados por los casos de hipertermia materna durante el
trabajo de parto que inducido por anestesia epidural o baño demasiado
caliente. Estas situaciones podrían suponer un peligroso desafío para la
termorregulación del bebé al existir diferencias exageradas de temperatura
entre los entornos intra- y extrauterinos.

Perspectiva 8: Adaptación a la gravedad

Durante la primera hora se establece una nueva relación con la gravedad.


De repente, el nervio vestibular que sirve al equilibrio lleva al cerebro
un torrente sin precedentes de impulsos de los canales semicirculares,
utrículas y sáculos.
Perspectiva 9: Enfoque etnológico

La etnología se ha consolidado como ciencia a través de publicaciones de


bases de datos. Hoy en día todo el material sobre embarazo, nacimiento y
los primeros días posteriores al parto se encuentra fácilmente disponible.
La mayoría de las culturas alteran el primer contacto entre la madre y el
bebé durante la primera hora siguiente al parto. El modo más universal e
intrigante de hacerlo es simplemente fomentando la creencia de que el
calostro está contaminado o es dañino para el bebé; incluso se piensa que
se trata de una sustancia que hay que sacar y desechar. Esta idea requiere
el hecho de que, inmediatamente después de nacer, el bebé no debe estar en
los brazos de su madre, lo que implica rutinas tales como cortar el cordón
umbilical en seguida. El primer contacto entre la madre y el bebé puede
ser perturbado a través de otras muchas rutinas, como baño, masaje,
envolver en pañales apretados, atar los pies, ´ahumarª al niño, agujerear
las orejas de las niñas, abrir las puertas en los países fríos, etc.
Necesitaríamos libros enteros para presentar un estudio exhaustivo de las
características de un gran número de culturas en relación a cómo desafían
el instinto maternal protector durante el sensible período posterior al
parto. Sin embargo, después de echar un vistazo rápido a las informaciones
que tenemos a nuestra disposición podemos sacar una conclusión sencilla:
cuanto mayor sea la necesidad social de agresión y la capacidad para
destruir la vida, más intrusivos son los rituales y las creencias sobre el
período siguiente al parto. Si perturbar el primer contacto entre la madre
y el bebé y promulgar excusas tales como la creencia de que el calostro es
malo son prácticas tan universales, esto significa que dichas rutinas han
supuesto alguna ventaja evolutiva. Después de tener en cuenta y combinar
todas las perspectivas que indican la importancia de la hora posterior al
parto, y tras hacer referencia a los rituales y creencias perinatales,
estamos en la posición de afirmar que los entornos culturales se forman en
gran medida durante la primera hora siguiente al nacimiento. Ahora podemos
contemplar la primera hora después del parto en el contexto de nuestras
sociedades modernas.

Perspectiva 10: Enfoque obstétrico

Todas estas consideraciones eran necesarias antes de analizar la hora


posterior al parto en el contexto de nuestras sociedades modernas, en las
que el control cultural de los nacimientos está en manos del control
médico.

Analizando la literatura médica, parece que en los círculos obstétricos la


pregunta es: ¿Cómo controlas la tal llamada tercera etapa?. Las revistas
médicas publican periódicamente estudios aleatorios y controlados
comparando los distintos modos de ´controlarª la tercera fase. El único
objetivo es evaluar los riesgos de la hemorragia post-parto. Estos
estudios están realizados en el contexto de grandes unidades obstétricas.

Todos los protocolos de investigación utilizan una definición negativa del


´control expectanteª (por ejemplo, la no utilización de sustancias
uterotónicas y no pinzar el cordón umbilical). Los factores que pueden
facilitar positivamente la liberación de la oxitocina no están incluidos
en los protocolos médicos. Los resultados de tales pruebas han llevado a
la práctica de inyectar rutinariamente sustancias oxitócicas a todas las
madres justo en el momento del nacimiento, las cuales bloquean la
liberación de las hormonas naturales sin presentar consecuencias. Los
efectos de estas rutinas obstétricas se deben considerar en términos de
civilización.

Perspectiva 11: Enfoque de las comadronas


Algunas comadronas pueden todavía practicar la auténtica partería, lo que
no significa que no sean prisioneras de pautas y protocolos estrictos.
Pueden desempeñar su papel de protectoras de los procesos fisiológicos.
Inmediatamente después del nacimiento, la preocupación principal de estas
matronas es la liberación por parte de la madre de una gran cantidad de
oxitocina, porque es necesaria para la expulsión segura de la placenta y
porque es la hormona del amor.

Primero se aseguran de que la habitación se encuentre suficientemente


caliente. Durante la tercera etapa, las mujeres nunca se quejan de tener
demasiado calor. Si están temblando esto significa que el sitio no tiene
la temperatura adecuada. En el caso de un parto en casa, la única
herramienta importante para preparar de antemano es una estufa portátil
que se pueda enchufar en cualquier sitio y a cualquier hora y se pueda
utilizar para calentar mantas y toallas. Su otro objetivo es asegurarse de
que la madre no esté distraída de ninguna forma mientras está mirando los
ojos del bebé y sintiendo el contacto con su piel.

Hay muchas formas de evitar que la madre se distraiga del bebé en esta
fase. La madre se puede despistar porque se sienta observada o controlada,
porque alguien esté hablando, porque el que atiende el parto quiera cortar
el cordón antes de expulsar la placenta, porque el teléfono suene, porque
se encienda de repente una luz, etc.

En esta fase, después de un parto en condiciones fisiológicas, la madre


está todavía en un estado particular de consciencia, como en otro planeta.
Su neocortex está todavía más o menos descansando. La contraseña debería
ser: ¡No despierten a la madre!

Perspectiva 12: Matiz político

Tiene sentido y es normal el hecho de que el estudio de la tercera etapa


del parto, desde perspectivas no médicas, haga a mucha gente –
especialmente a los médicos– sentirse incómoda. Cualquier acercamiento que
pudiera conducirnos a reconsiderar nuestras actitudes durante este corto
período de tiempo está quebrantando las mismas bases de nuestras culturas.

La investigación puede resultar políticamente incorrecta. Ésta incluye


ciertos aspectos de la Investigación sobre Salud Primal, en especial
estudios que exploran las consecuencias a largo plazo de cómo nacemos. Los
resultados de tan importantes investigaciones sobre temas típicos
(criminalidad juvenil, suicidio adolescente, drogadicción, anorexia
nerviosa, autismo, etc.) son evitados por la comunidad médica y los medios
de comunicación a pesar de su publicación en reconocidas revistas médicas
o científicas. La investigación políticamente incorrecta conduce a la
epidemiología a un callejón sin salida.

Dr. Michel Odent


www.birthworks.org/primalhealth

Artículo publicado en español por la Revista Obstare nº 9 www.obstare.com

Obras actuales del autor:

El bebé es un mamífero. Mandala Ediciones


El nacimiento renacido. Editorial Crea Vida (recién reeditado) La
cientificación del amor. Editorial Crea Vida El granjero y el obstetra.
Editorial Crea Vida
Bibliografía

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