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Sabemos que muchos docentes se encuentran preparando actos para la conmemoración de este miércoles, por
eso les presentamos esta opción, también los invitamos a participar de Gleducar y participar todos de este
proyecto educativo cuyo fin es:

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Ô ina oriinal del acto escolar

Acto 2 de Abril ± 1 De Gleducar, http://www.leducar.or.ar

Introducción
La naturaleza dividió las reiones eor ficas del mundo por medio de ríos, mares, montañas, etc. pero los
pueblos y obiernos por intereses económicos, políticos o sociales han creado uerras y procesos de
reoranzación estableciendo límites artificiales. Uno de esos conflictos es el de las Islas Malvinas, ocupadas
por Gran Bretaña en 1933, en el sur del mar Ant rtico Arentino.

Entrada de la bandera de ceremonia


La Bandera Arentina con sus hermosos colores, fortalece nuestros sentimientos arentinos diciéndonos al
entrar a este salón: ¡Soy la Bandera de los Arentinos libres! Con orullo la conducen en esta oportunidad los
alumnos de ««. año.

Himno
El Himno nacional repite cada vez que lo cantamos el rito de libertad del pueblo arentino. Entonemos con
entusiasmo nuestra canción patria.
Ôalabras alusivas
A continuación el/la alumno/a ««« nos har una breve reseña sobre los acontecimientos históricos
relacionados a Nuestras Islas Malvinas.

Historia de las Islas Malvinas

Las Islas Malvinas fueron avistadas por primera vez en el año 1520 por la expedición de Fernando de
Maallanes, al buscar un pasaje hacia el Océano Ôacífico.

Los corsarios o piratas brit nicos, a la caza de los aleones de cualquier bandera, las percibieron en la
lontanaza, pero no pusieron pie en tierra ya que las confundieron con las costas pataónicas.

El primer desembarco documentado no ocurrió hasta cerca de un silo después, en 1690, con John Stron.
Éste naveó entre las dos islas principales, d ndole al pasaje el nombre de Estrecho de San Carlos, en honor
de Anthony Cary, 5º vizconde de Falkland, el cual, como comisionado de Almirantazo brit nico había
financiado el viaje.

Esto provocó con posterioridad una serie de fricciones con España, pues este país y Gran Bretaña defendían
haber descubierto cada una por su cuenta las islas y las reclamaron para sí. En 1740 se produjo un
enfrentamiento armado entre las flotas de ambos países sin un claro vencedor. Ôosteriormente, el conde y
aventurero francés Louis Antoine de Bouainville estableció un pequeño asentamiento en 1764 en la isla
Soledad, al que bautizó con el nombre de Ôort Louis, así como un fuerte. Unos días después tomó posesión de
las islas en nombre del rey de Francia y las bautizó como Malouines, en honor de Saint Maló, ciudad francesa
de donde partieron los primeros colonos.

El Reino de españa protestó una vez m s ante lo que consideraba la ocupación de un terreno propio, esta vez
ante la corte francesa. En 1766 Francia accedió y reconoció la soberanía española sobre el archipiélao, con la
condición de que se diese una indemnización por su esfuerzo al paar la expedición y el establecimiento de la
colonia. Los ciento quince colonos franceses quedaron bajo el obierno de Felipe Ruiz Ôuente, que procedió a
construir una capilla consarada a Nuestra Señora de la Soledad (de donde derivó el nombre de la isla
principal) y varios edificios comunes como cocinas y cuarteles. También se estableció en la isla de la
Comandancia de La Soledad (que abarcaba a todos los archipiélaos del Atl ntico Sur). La sede de obierno
inmediata se encontraba en Ôuerto Nuestra Señora de la Soledad.

España loró la retirada de los brit nicos en el marco de los acuerdos por el Tratado de San Lorenzo. Con
estos acuerdos, entre otras cuestiones, el Reino Unido reconocía la soberanía hispana en los archipiélaos del
Atl ntico Sur próximos al continente americano a cambio de asentarse en la isla de Quadra y Vancouver
(actualmente conocida sólo como Vancouver, en Canad ). En cualquier caso, las fuentes brit nicas afirman
que los brit nicos dejaron una placa aleando sus derechos de soberanía.
Una vez establecida la independencia de España de la República Arentina, las islas pasaron a ser de
soberanía arentina. Durante el inicio de dicha soberanía, las Islas Malvinas dependían políticamente del
Gobierno de Buenos Aires y eran utilizadas como luar de redlusión de
delincuentes pelirosos. En 1829 se nombró obernador de las islas a Luis María Bernet, su primer
funcionario ubernamental.

Tras la destrucción del asentamiento arentino de Ôuerto Soledad por parte de la corbeta estadounidense
Lexinton (1831), en 1833 el Reino unido pese a estar en relaciones de paz con la Confederación Arentina
aprovechando la situación invadió de un modo inopinado militarmente las islas y estableció una uarnición
militar, desvalijando por la fuerza al os pobladores arentinos y a sus autoridades arentinas. Ôuerto Luis fue
dejado en ruinas, tras esta ocupación en luar de la capital arentina se fundaron nuevos pequeños
establecimientos (principalmente Ôort Stanley), habitados inicialmente por pobladores escoceses llevados allí
desde Gran Bretaña.

Ciento cincuenta años m s tarde, los dirientes de la dictadura arentina idearon la reconquista de las Islas
Malvinas. Fuerzas arentinas recuperaron el control de las islas el 2 de abril de 1982. Comenzada la Guerra
de las Malvinas, los brit nicos respondieron con una fuerte expeditiva que desembarcó seis semanas m s
tarde y después de duros combates forzaron la rendición arentina el 14 de junio de 1982.

Tras la Guerra de las Malvinas los Gobiernos del Reino Unido prohibieron el inreso de cualquier civil con
pasaporte arentino y establecieron un rea de exclusión en torno a las islas, extendiendo así su dominio a
varias centenas de miles de kilómetros cuadrados del Mar Arentino.

La historia de la patria nunca tuvo

el amable sabor de las consejas

Est hecha de l rimas, de sanre,

de dolor, de vehemencia

de una pasión impar, desarradora,

de una pasión acerba.

La historia de la patria es la del hombre,

su viilia, su sueño, su proeza.

Es dura la conquista.

Cada día comienza.


Esta bella poesía de Julia Ôrilutzky farny realza de manera inapelable que la historia de nuestra Ôatria, nunca
ha sido una quimera.

A continuación palabras a caro de «..


Ôor defender nuestro territorio y nuestra historia, hombres y mujeres han entreado su vida con pasión y amor
inquebrantables. Otros seuimos aún aquí, con el latente vacío de aquella uerra, con la sombra sanrienta
que ni siquiera intenta dejarnos en los días sol o en las noches sin lunas.

Nuestro pabellón, aquel que tantas veces flameó en lo alto de un m stil improvisado, hoy se halla racias a la
actitud y aptitud de aquellos valientes, imperturbable, dot ndonos de una identidad que a veces
lamentablemente soslayamos.

El último conflicto armado en nuestro país aconteció el 2 de abril de 1982, cuando una importante fuerza
militar Arentina mediante un substancial operativo aeronaval, desembarca de manera sorpresiva en las Islas
Malvinas.

Este fue el comienzo de una historia que aún hoy siue siendo materia de an lisis. Ôero, adem s, fue el
comienzo de un duro y penoso calvario para muchos de los oombatientes que lleamos sin siquiera saber por
qué o para qué, a ese inhóspito territorio situado a 700 kilómetros de distancia del continente. Allí, osados y
valientes uerreros, defendimos con lealtad y patriotismo la tierra Arentina que nos fuera usurpada por el
Imperio Brit nico.

Alumnos de ««. año relatar n lo vivenciado por ex


combatientes de Malvinas
Entrevista

Las historias se han sucedido. Hay infinidad de libros que detallan a la perfección día a día los pormenores de
cada incursión.

Ôero en esta oportunidad, un reducido rupo de soldados ex combatientes relatar n sus sensaciones y
vivencias con el único propósito de recordarnos que esta historia siue aún viente. Que esta historia aún no
ha concluido. Y que a 19 años de finalizado el conflicto, hay asinaturas pendientes hacia quienes con
allardía, ofrendaron sus vidas en pos de un ideal. Yo pertenezco a ese reducido rupo de los que volvieron,
de los que parte hemos vuelto, pues mucho de nosotros continúa allí, en la alejadas Malvinas. ¿Dónde quedó
esa parte de nosotros que no puede volver? Detr s de aquellas trincheras, entre los bombardeos nocturnos, en
la danza atroz a la que nos conducía el chirriante y sepulcral sonido de balas roz ndonos, entre randes y
neras bolsas que contenían los restos de nuestros compañeros« en el aire imprenado de olor a sanre,
injusticia e incomprensión«

Contar n parte de lo vivido: Luis Antonio Baio soldado (Reimiento Nº.1 ³Ôatricios´), Toribio Encinas
soldado (Escuadrón de Caballería Blindado Nº.10), Marcos Antonio Falcón soldado (Grupo de Artillería Nº.3
³Ôaso de los Libres´ ± Corrientes), Ariel Ramírez cabo 2 (Ôrimera Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros ±
Marina), Jore Ôérez soldado (Cuerpo de Infantería del Ejército Nº.7 ± La Ôlata)

Dilemas y emociones

¿Qúé inquietudes o sensaciones les acontecieron cuando supieron que estaban a punto de ser partícipes de un
conflicto armado?

-T.E.- La inquietud se fundamentaba en no saber las dimensiones del conflicto y paradójicamente, nos invadía
un orullo como Arentinos, de haber sido favorecidos para defender nuestra soberanía.

-A.R.- Yo me enteré el 2 de abril por la noche que nuestro país había recuperado militarmente las Islas
Malvinas. La primer reacción fue de reocijo, sin embaro, dicha alería duró poco porque al otro día
recibimos la orden de tomar posesión de las Islas Georias. Este operativo se desarrolló mediante un
enfrentamiento armado que nos introdujo en el conocimiento concreto del sinificado de la uerra, de la que
mucho se habla pero poco se sabe, en relación con la sensación que se vive durante y después de la acción.

¿Estaban ustedes y sus camaradas preparados psicolóica y técnicamente para enfrentar ese desafío?

-M.F.- Ôara ser objetivos, pensamos que nadie estaba realmente preparado pra ello. No éramos soldados
profesionales ni cont bamos con los elementos b sicos y adecuados para enfrentar un conflicto de esa
enveradura.

-A.R.- En
mi caso el profesionalismo me fue úti para obrar en forma casi autom tica en el desempeño de las tareas.
Sabía que hacer, dado la repetición de los ejercicios habituales de enfrentamiento, pero la presión en una
acción real de combate no puede compararse con otra acción de uerra de la que ninuno de nosotros tenía
antecedentes.

T cticas de uerra e incertidumbres

¿Cómo fue la convivencia entre soldados y superiores?

-L.B.- La convivencia entre soldados fue buena, a tal punto, que lueo del conflicto, y promesa mediante (si
volvíamos con vida), decidimos ir juntos de vacaciones. Asimismo, la relación con los superiores fue
excelente.

-T.E.- Quisiera destacar la fiura del Sarento Ron, que encontró la muerte en defensa de sus soldados.
Asimismo, recuerdo al Teniente Bertolini quien combatió junto a sus soldados hasta último momento.
¿Tenían noción de t cticas y estrateias o todo se desarrollaba en un marco de desconcierto?

- Considerando la potencia a la cual nos enfrent bamos, nuestro entrenamiento era muy limitado. No lleaba a
tener apenas un mínimo rado de profesionalismo. Todo se basaba en pr cticas de tiro espor dicas, marchas,
etc. M s bien, est bamos a la expectativa de las órdenes a recibir de parte de nuestros superiores. pero en
todos los casos esa falta de idoneidad se suplió con temperamento y tenacidad.

¿Qué miedos y ansiedades los invadían?

- En un principio no teníamos noción de lo que estaba sucediendo, de la realidad, pero a medida que
avanzaban los días y se acrecentaba el tenor de la uerra, aparecieron los miedos. Miedo a morir, miedo a ser
herido, miedo a perder a camaradas y a que ya nada fuera iual.

Coraje, valor y el doloroso momento del retorno

¿Fueron testios de actos temerarios o de alún hecho que los haya conmovido?

-T.E.- El acto que m s me conmovió fue cuando observé el cuerpo del Sarento Ron despedazado por una
bomba de mortero. Yo mismo me ofrecí de voluntario junto con otro soldado para bajarlo desde el cerro en
una camilla y lueo llevarlo hasta el camino donde sería trasladado en un Unimo hasta Ôuerto Arentino.

También recuerdo que cuando est bamos repleando del combate, escuché los ritos de un compañero que
había sido herido. Allí tuve la plena convicción de acudir en su ayuda. Al ir a su rescate, fui herido en las
piernas y la cabeza. Jam s me arrepentí de haber hecho lo que hice. Ôorque si bien pude morir tratando de
rescatarlo, hoy puedo decir que ambos estamos vivos. Nunca hubiera estado en paz con mi conciencia de no
haber sido así.

¿El deponer las armas y ver arriar nuestro pabellón qué sentimiento te suiere Luis?

-Basicamente un sentimiento de frustración, de impotencia y mucha bronca por no haber podido alcanzar el
objetivo que era mantener, nuestra bandera flameando en las islas.

¿Cu l fue la experiencia de volver a casa, al continente y a su ente?

-L.B.- Alivio« Ôlacer por volver a estar con mis seres queridos y con la idea de retomar la vida que
llev vamos antes.

-A.R.- En un principio fue dura la inserción en la sociedad, y con el tiempo, el recuerdo de los hechos se fue
acrecentando hasta que en el mayor de los casos terminó siendo una pesadilla para muchos.

A tal punto nos sentimos heridos interiormente, que no podríamos soportar sonidos relacionados con
helicópteros, aviones, explosión de cohetes, etc.

El fantasma de la posteración y la lucha por derechos adquiridos.


¿Ustedes consideran que a 19 años del comienzo del conflicto de Malvinas aún se los discrimina por ex
combatientes?

- ¡Sin duda!, -es la opinión eneral-. La discriminación se percibe cuando por ejemplo, se recurre a solicitar
empleo. Muchas veces hay que ocultar el hecho de ser ex combatientes para acceder al mismo.

¿Ôor qué creen que sucede esto?

-M.F.- Cuando reresamos al continente fuimos condecorados, recibidos como héroes, felicitados por casi
todos. Lueo, con el paso de los años, Malvinas pasó al olvido de muchos convirtiéndonos en un tabú hablar
del tema. Quiz s una ran parte de los empleadores de este país piensan de esta manera. Y al enterarse que
somos ex combatientes opten por una persona que no haya pasado por un momento tan traum tico en su vida.

Volviendo al tema de los miedos«, consideraríamos que ellos también tienen miedos que no pueden superar.

¿Cu les son los derechos que reclaman?

-J.Ô.- En primer luar, la falta de una atención médica idónea para veteranos de uerra y ayuda a los
familiares de los caídos en combate. La instrumentación de medidas ³concretas´ para facilitar el libre acceso a
las fuentes de trabajo, vivienda y educación.

Fomentar un sentimiento patriótico reivindicando Malvinas como una causa Nacional.

¿Aceptarían volver a Malvinas con pasaporte?

-L.B.- ¡Jam s! Ôorque nuestra propia Constitución señala que podemos transitar libremente en nuestro
territorio Nacional, y Malvinas«, es nuestro Territorio.

A partir de este año, por Ley Nº.25.370 publicada en Boletín Oficial de la República Arentina Nº29.551 del
21/12/2000, todos los 2 de abril, se recuerda el día del Veterano y los Caídos en la uerra de Malvinas.

Con todo, no percibo aún, que ran parte de la sociedad Arentina haya tomado conciencia de esto. Lo cual,
sería muy rato para quienes enfrentaron balas enemias. En recuerdo hacia aquellos jóvenes soldados que no
reresaron, y para todos los familiares y amios de los ex combatientes, que el 2 de abril sea un día de blancas
y celestes escarapelas, de balcones enalanados con banderas Nacionales. Un día en donde cada habitante de
nuestro suelo levante su voz ante el son de nuestro Himno Ôatrio.

Un día de sueños y esperanzas. El sueño y la esperanza de que Malvinas sea tierra de libertad para cada
habitante de nuestro suelo. Sea tierra de fervor y de concordia.

Sea en definitiva«, un luar en donde sin concesiones podamos transitar por sus calles y darles a nuestros
camaradas, amios e hijos eternos el alardón merecido. Nuestra ofrenda pendiente. El homenaje que sólo se
tributa a los valientes.
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A vos que estuviste all

Te recuerdo

Ôorque todo mereces

Y este homenaje darte puedo

A vos que estuviste all .

Te admiro

Ôorque no tembló tu pulso

Cara a cara con el enemio

A vos que estuviste all

Te envidio.

Ôorque la Ôatria se te hizo carne

Bajo tu piel casi de niño

A vos que estuviste all

Te quiero.

Ôorque bajo tu bandera luchaste

Con aplomo de viejo uerrero

A vos que estuviste all

Te espero.

Ôara estrechar que peleó

Defendiendo a muerte nuestro suelo

A vos que estuviste all


Te siento

Ôorque dejaste todo lo querido

Ôara batirte en mar, tierra y viento

A vos que estuviste all

Te aplaudo.

Ôorque fuiste héroe en un infierno

Que no paa con lauros

A vos que estuviste all

Y no volviste.

Dios te Bendia, la Ôatria te crió Y por ella hacia El te fuiste.

Enrique Rafael Gabriel Momiilano

Retiro de la Bandera de ceremonia


Orullosa se retira la Bandera Arentina, ella m s que nadie conoce el sacrificio de su ente y espera ansiosa
hasta que volvamos a convocar para presidir un nuevo acto escolar.

Ôalabras de despedida
Todos los argentinos queremos que las Isla Malvinas

vuelvan a formar parte de nuestro territorio nacional.

Pero no deseamos que este hecho

traiga como consecuencia la muerte de más personas,


sin importar su nacionalidad.

Renovando nuestro ser arentino, volvemos a nuestras actividades de todos los días, con la esperanza de tener
libertad a través del trabajo y la justicia.

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