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10-03-2011
Doy las gracias a Mujeres de Negro por invitarme a hablar aquí hoy. En este momento
y con este discurso quisiera dedicar mis palabras a los niños de la franja de Gaza, que
se están muriendo lentamente de hambre y pudriendo de enfermedades, así como a
sus madres, que siguen trayendo niños al mundo, alimentándolos y educándolos
admirablemente –el índice de alfabetismo en la franja de Gaza es del 92 %– de los más
elevados del mundo. Además, todo esto acontece en el más terrible campo de
concentración de la tierra, que continua asfixiando a sus habitantes frente a la cara del
“mundo iluminado" que permanece callado.
En un Estado donde reinan los dioses de la muerte y del dinero, cuya economía florece
al tiempo que sus niños andan hambrientos y cuyos mitológicos héroes son unos
asesinos sin miedo, cuyos capitanes confiesan abierta y públicamente que las vidas
humanas les importan un comino, en un Estado que manda a sus hijos a matarse sin
siquiera tomarse la molestia de inventar un motivo, en un Estado que encarcela a
millones de seres humanos en guetos y campos de detención donde les están matando
poco a poco, la voz consecuente y tranquila de las Mujeres de Negro integra la voz del
repudio concienzudo más fuerte.
El estado de Israel hace todo lo posible para que esta voz se acalle y quede quieta para
siempre. La voz de las madres judías fuera de las organizaciones de paz, llamadas en
A la madre judía de nuestro rabino Moisés, Jochebed, o a Raquel, quien lloró a sus
hijos negándose a consolarse, o a la Madre Coraje, que no podrá hallar consuelo y
remedio en la muerte de los hijos de otra. Las han sustituido otras madres que no son
más que golems3, que se levantan sobre su creador y acaban siendo más terribles y
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crueles que él. Quienes dedican sus úteros al servicio del estado del apartheid y al
ejército de la ocupación, quienes educan a sus niños en el racismo sin compromisos y
están preparadas para sacrificar el fruto de su vientre sobre el altar de la megalomanía,
de la pasión por el lucro y la sangre de sus dirigentes.
Estas últimas están también entre las maestras y educadoras de nuestros días. Sólo las
madres que están de pie aquí, una semana tras otra bajo la lluvia y el sol, son el solo y
único recordatorio que la voz de la otra maternidad, la natural, no se ha extinguido
completamente de la faz de la tierra.
Son pocos los padres en Israel que se confiesan a sí mismos que los asesinos de niños,
los demoledores de casas, arrancadores de olivos y envenenadores de pozos, sus
guapos hijos e hijas, ellos y no otros, sus niños que, mientras se escolarizan en este
lugar durante todos los años de colegio, les enseñan el odio al extranjero, a temer
siempre a los vecinos, a tener miedo a los otros pueblos, del Islam –miedo que les
prepara para ser soldados brutos y aprendices de supercarniceros. No en vano son
estos chicos y chicas quienes están matando y maltratando con el completo apoyo de
mamá, de papá y de todo este pueblo, sin que la muerte de niños, ancianos y
discapacitados les haga mover siquiera un músculo de la ceja. Un pueblo que corre
eufórico tras los pilotos que no sienten más que un click en el ala del caza cuando
dejan caer sus bombas sobre familias enteras y les machacan a muerte.
En este cotidiano infierno en que vivimos, debajo del cual murmulla y crece el reino
subterráneo de nuestros niños muertos, la función de las Mujeres de Negro, las madres
y abuelas de pie en esta plaza y en otras parecidas en todo el mundo, es la de guardar
la llama de la maternidad lúcida, la natural, y ocuparse de que su voz no desaparezca
del todo de la faz de la tierra. Recordarle a ese mundo, el que ha perdido la dignidad
humana, que todos nosotros somos creados en una misma imagen, decir consecuente
e infatigablemente que todavía, a pesar del muro, del cruel asedio a Gaza, y a pesar de
las superfluas guerras, desafiando la ira y la furia de los gobernantes de este país, que
son todos ellos, hasta el último, criminales contra la humanidad, no se silenciará, y no
se quedará quieta la voz femenina y maternal –la de la justicia y la esperanza–. Bravo.
Notas:
el escritor palestino Izat Gazawi, silenciado terminantemente en el 2003 por las fuerzas
de la ocupación en su hogar, ver: http://sakharovnetwork.rsfblog.org/archive/2008/12/18/from-
nurit-peled-elhanan-sakharov-prize-2001.html )Representó a la mujer trabajadora palestina
en el Parlamento Europeo con un inolvidable discurso, aplaudido en aquel entonces...
08/03/2005
2 Barrio del centro de Jerusalén, poblado por judios ortodoxos (Natorei Karta) http://
www.elpais.com/articulo/Necrologicas/Moshe/Hirsch/ministro/judio/Yasir/Arafat/elpepinec/
20100506elpepinec_2/Tes], que no reconocen al Estado y no sirven en el ejército para así
cumplir con el mandato religioso que prohibe el servicio militar a todo judío.