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"Los senderos de la educación artística, una aproximación personal desde la

enseñanza de la fotografía".

AUTOR: Juan Carlos Romo y López Guerrero.

Universidad Autónoma de Querétaro.

Facultad de Bellas Artes.

Licenciatura en Artes Visuales.

Definición del problema:

La enseñanza de la fotografía generalmente se improvisa y esto provoca repetición de

modelos obsoletos, aplicación de técnicas disfuncionales e improvisación. Por otro lado

favorece la creatividad y fomenta la búsqueda e implementación de metodologías

alternativas en la enseñanza de esta forma de expresión artística.

Metodología:

Observación y análisis de mi practica docente, contrastada con aspectos documentales que

me permitan reflexionar sobre mi experiencia personal, a fin de hacer un ejercicio

evaluativo cualitativo, haciendo un recuento de las fuentes donde he nutrido mi desempeño

pedagógico.

EJE TEMÁTICO: Escenarios de la educación artística. (Trayectorias individuales)


Resumen:

Durante mi evolución como docente, he encontrado aspectos para el desarrollo de ideas que

apunten en una dirección: usar al arte como elemento enriquecedor de la educación que

posibilite la adquisición de conocimientos, no sólo estéticos, sino vinculados a cualquier

esfera de la actividad humana.

Esta visión del proceso de enseñanza-aprendizaje ha surgido de lecturas, conversaciones y

experiencias dentro y fuera del aula, permitiendo aproximarme a la tesis de Herbert Read y

recobrando los postulados filosóficos de Platón, y Shiller, que cobran una vigencia

inusitada, influida por los yerros que diariamente surgen desde las estructuras

organizacionales que definen los contenidos y los procedimientos pedagógicos para generar

conocimiento y cultura en el interior de nuestros centros de estudio de todos los niveles.

Esa tesis que sostiene que la educación por el arte es viable, recomendable y hasta

necesaria, paradójicamente parecería una quimera, pues casi nadie estudia matemáticas

desde la música, física desde la danza o química desde la fotografía, por poner algunos

ejemplos.

Sin embargo en la amplia red documental que aborda este tópico nos encontramos con

experiencias que permiten considerar la enseñanza por y con el arte como una alternativa

real a tomarse en consideración.

La propuesta de esta aportación es ubicar un ejemplo a través de la experiencia pedagógica

vinculada a la fotografía que nos permita revalorar su papel, para aprehender el campo del

arte, en el ámbito educativo y con ello fortalecer a ambos Arte y Educación.

Palabras clave:

Educación, arte, enseñanza, fotografía, lúdico.


“Me limito a llamar la atención sobre el hecho de que las bellas artes son el único maestro,

fuera de la tortura”

Bernard Shaw.

INTRODUCCIÓN:

Iniciar hablando sobre lo que es educación y su función en el ámbito que agrupa a las

personas y que llamamos sociedad, es casi como anhelar encontrar la piedra roseta que

actúe como el paradigma sobre el cual he de construir una propuesta que se fuga de mis

elucubraciones y sueños. Esto no es imposible, pero espero construir además un aspecto

lúdico y otro al ilustrativo, donde haya un disfrute por lo que se hace, por como se hace y se

muestre cómo el arte y la fotografía en particular, conducen desde sus senderos,

combinados con la educación, a la aprehensión del conocimiento.

Con las definiciones de Kant, Stuart Mill y Durkheim, vemos que la educación, influye en

nosotros, modificando nuestra conducta; pero además de promover y provocar cambios lo

hace, o al menos eso debiera, para resaltar lo más noble, lo más profundo y hermoso de

nuestra naturaleza a fin de que con nuestros actos mediemos en el desarrollo y bienestar

colectivo. “El objeto de la educación es desarrollar en cada individuo, toda la perfección de

que es susceptible”(Durkheim 1997)1.

Ahora bien, si la educación busca extraer lo mejor de nosotros, es importante establecer que

1
Educación y Sociología. Durkheim, Émile.1997 p 60.
esto sucederá desde nuestras capacidades, habilidades e intereses individuales, lo cual

necesariamente nos lleva a plantearnos, dentro de ese universo colectivo, cuáles son las

áreas y puntos donde estamos calificados para incidir. Dicho sea de paso, esas nuestras

elecciones, no son tan nuestras, ya que vamos siguiendo las líneas que nuestros familiares,

amigos y personas más cercanas, nos marcan a fin de continuar perpetuando familias de

carreras impuestas por tradición. Como en toda regla, habemos excepciones.

Por otro lado, pareciera que la educación debiese tener como fin último esa tan anhelada

armonía, además de proporcionar la felicidad al individuo, todo ello cargado con una buena

dosis de subjetividad, poniendo en manos del sujeto en formación la elección de carrera,

contenidos y enfoques, cuando estamos en una de las etapas de mayor inestabilidad

emocional, que es la adolescencia, y debemos escoger la profesión a la que dedicaremos el

resto de nuestra vida.

Asimismo, y apoyándonos en las conceptualizaciones de Herbert Spencer, Desmond Morris

y Krishnamurti respectivamente, tenemos que: “Nadie puede ser perfectamente libre si no

son libres todos; nadie será perfectamente moral, si todos no son morales; nadie puede ser

perfectamente feliz, si la felicidad no alcanza a todos” (Spencer 2005); 2 “Como el cerebro

humano ha adquirido un gran tamaño a lo largo de la evolución, en su fase actual es capaz

de obtener una sensación de felicidad simplemente jugando consigo mismo. Estos juegos

abarcan desde los más triviales –jugar a las cartas o a juegos computacionales- a los más

2
El individuo contra el estado. Spencer Herbert. 2005
http://www.4shared.com/get/17727265/87516063/37361.html;jsessionid=428EC4021F621
544E15058765A87EE88.dc210 Recuperado el 14/05/2010.
profundos, de creatividad artística e investigación científica” (Morris 2006)3; “El hombre

ignorante no es el iletrado, sino el que no se conoce a sí mismo; y el hombre instruido es

ignorante cuando pone toda su confianza en los libros, en el conocimiento y en la autoridad

externa, para derivar de ellos la comprensión” (Krishnamurti, 1984)4.

De esto podemos desprender, por un lado al ser humano como ente gregario, que busca el

desarrollo y la plenitud basados en la pertenencia a un grupo de individuos, dentro del

núcleo social en el que se desarrolla. Ello nos permite, ligando esta idea de Spencer con la

de Morris, llegar a la posibilidad lúdica de creación y conocimiento por la vía del arte y la

ciencia, para pararnos en el otro extremo, sublimándose en el colectivo, o desafiándolo con

base en su ser individual al sumar a Krishnamurti.

DESARROLLO:

Esto en principio nos llevaría a plantearnos, como ya lo han hecho tantos más, que la

educación forma al hombre en lo que debe ser y simultáneamente para ser lo que no es. Así

tendremos que, aceptando este fragmento positivista de que el hombre tiene por finalidad el

desarrollar dentro de su sociedad esas potencialidades de las que ya he hablado, cae por

otro lado en las manos de un educador formado en el sistema, que tendrá por misión el

hacer de él un ser humano acorde a los modelos y esquemas de ese grupo social incrustado

en un cierto espacio y tiempo, que simultáneamente revisten de ciertas características

particulares todo el engranaje social, incluido el educativo. (Read 1986)5.

3
La naturaleza de la felicidad. Morris, Desmond. 2006 p 63.
4
La educación y el significado de la vida. Krishnamurti, Jiddu. 1984 p15
5
Educación por el arte. Read, Herbert. 1986 p 27
Hasta aquí he tratado de construir columnas para sustentar cómo en ese camino que es la

educación, hoy súper autopista incluyendo sus tramos virtuales, aquellos que surgen en la

pantalla de mi computadora e incluso en mi teléfono celular, vendrían a ser lugares de paso

mucho más efímeros para re-crearme, que aquel salón de clases donde fui siendo

ensamblado y donde además fui desarmándome, deconstruyéndome, creando esta figura,

forma y fondo que hoy aquí se muestra y donde estoy adquiriendo la presuntuosa sensación

de ser consciente de cómo “me he conformado” como docente y cómo he colaborado desde

“mi” perspectiva y “mi” percepción de la realidad a formar y deformar a cientos de jóvenes

en el aula, y fuera de la misma. Por deformación entiendo todo aquello que no colaboro a

fortalecer una vocación o a descubrirla.

Por otro lado, aprender; reconocer que la ruptura entre la ciencia y el arte se dio para

privilegiar al intelecto por encima de los sentidos, es una de las lecciones más intensas y

contundentes que he recibido en mi vida.

A partir de lo que posteriormente vería como una trenza dorada creada a partir de las

ciencias, las artes y las formas de la fe, como instrumentos que construyen conocimiento y

que sustentan a todo el sistema, comienzo a concebir la posibilidad de aprender de cada una

de estas tres ramas, del hacer y del saber hacer, para al mismo tiempo y bajo una actitud

crítica, re-construirme y aplicar en el aula métodos de enseñanza que permitan la expresión

de lo más valioso de cada uno, desde sus propias limitaciones, aspiraciones, sueños, miedos

y modelos introyectados.
Aproximarme desde la enseñanza de la fotografía a los senderos de la educación artística

fundamentada, no ha sido una labor sencilla ni exenta de tropiezos, pues este sendero que

escojo y que armo a través de lo que me ha sido dado, de lo que mi capacidad de

comprensión permite dilucidar y juntar, para seguir a veces de frente, otras, de lado y

algunas cuesta arriba, no siempre me ha permitido encontrar como hacer en clase para

conjugar la enseñanza a través del arte.

Bajo la premisa de que al igual que los que se adquieren a través de dinámicas pedagógicas

reconocidas como la exposición oral y la lectura, serán solo fragmentos de una realidad,

pedazos de una verdad, representaciones humanas de esa realidad, de esa verdad y por ende

nunca la realidad, ni la verdad. Son sólo interpretaciones, justo como las demás, entonces

surge la pregunta, ¿por qué cambiar de modelo? Ese modelo actual que se basa en la

ciencia, en lo medible, como único modelo valido al interior de la escuela.

En principio no se trata de cambiar de modelo sólo por cambiar. Se trata de recuperar lo

que en el trayecto evolutivo como sociedad dejamos de lado en aras de ser más eficientes,

más productivos, más rentables, más automáticos, más predecibles, más controlables, más,

pero mucho más intelectuales y menos, mucho menos sensibles.

Quiero poner como ejemplo una experiencia vivida en el Club Fotográfico de México, que

cuenta con sesenta años de formar fotógrafos.

En 1999 tuve el honor de ser invitado a dar una conferencia en el marco de su XL

aniversario. En esa charla hablé sobre lo que hacía algunos fines de semana había vivido
con mis alumnos de la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM, como parte una

práctica de campo al volcán Popocatépetl, donde lejos del compromiso académico en el

aula, y como consecuencia de las dinámicas personalizadas de acercamiento, construcción

de relación humana y conocimiento, me llevaron a experimentar un aprendizaje más allá de

lo cotidiano con respecto a la naturaleza de casi cuarenta adolescentes que se enfrentaban a

la responsabilidad de convivir durante tres días en un ambiente distinto al citadino y

familiar.

Fue en ese viaje donde por primera vez pude sentir el dolor de un joven que había sido

abusado sexualmente en su infancia y que en ese proceso de definición en el bachillerato, se

había enamorado de una de sus compañeras logrando enfrentar semejante vivencia. Además

durante ese fin de semana en el volcán, en el albergue alpino de Tlamacas, hubo momentos

de caos, momentos de incertidumbre, de duda y malestar por parte de los alumnos, pues

consideraban que la práctica forzosamente debía durar al menos doce horas, que a veces se

extendía con sesiones de fotografía nocturna dada la particularidad de esa locación.

Gracias a que las dinámicas estaban estructuradas para dar tiempo a la reflexión, fue que

hacia el final del sábado la mayor parte había comprendido que las sesiones eran tan

flexibles como podíamos ser mi profesor adjunto y yo, e incluso y fundamentalmente ellos.

A mi juicio sucediendo algo semejante a lo que narra Carl Rogers en su experiencia con un

numeroso grupo de brasileños en un seminario (Rogers 1995)6 que aborda el inicio caótico

de diversas sesiones, donde las expectativas sobre lo que se espera se van develando de

manera paulatina, con la colaboración de todos participantes.

6
El camino del ser. Rogers, Carl. 1995 p 159
Ahora bien, en base a mi praxis es que busco además una definición de arte y encuentro que

para casi todos, es toda aquella actividad humana que en base a valores estéticos genera

belleza, y aquí es que me enfrento a la disyuntiva, bien de generar conocimientos sólo con

elementos empíricos que nos han acompañado desde las civilizaciones más antiguas, o

hacerlo a través de procedimientos altamente certificados bajo los cánones del método

científico, fundamentados en las alternativas más actuales.

Para otros, el arte es una forma de generar cultura; otros más lo consideran como una

manera de especular con las interpretaciones de unos cuantos, avalados bajo el epíteto de

“Artista”, otorgado a quien se juzgue conveniente, bajo esquemas sociales que fomentan,

aun desde la crítica, el estado natural y establecido de las cosas.

Recuperando el concepto educación y combinándolo de nuevo con mi comprensión del

arte, en particular de la fotografía y sus vertientes de interpretación, me encuentro con la

posibilidad de pensar en la educación artística como paradigma, recuperado y enriquecido

con la experiencia que tenemos los alumnos y docentes en el aprendizaje fragmentado de la

realidad, que se construye en el aula y que no necesariamente es deficiente, pero sí es

limitado, y que nos lleva, como ya lo mencioné aquí a ver el rompecabezas de las

realidades y verdades desde sus representaciones gráficas, como sucede con la fotografía.

En mi experiencia profesional, que inicia en 1983 en el Palacio de Minería de la UNAM, en

la Ciudad de México, con cursos de extensión académica a grupos heterogéneos, donde

tenía alumnos que podían ser mis hermanos menores y alumnos que podían ser mis padres,
alumnos con postgrado o con escolaridad mínima, amas de casa y profesionales de las más

diversas disciplinas, aprendería y aprehendería muchas de las técnicas y métodos que aún

hoy me acompañan, para construir el conocimiento, pasando por la Escuela Nacional

Preparatoria, el Club Fotográfico de México, la Universidad Iberoamericana, el Instituto de

Estudios Superiores de Monterrey, la Universidad Autónoma de Querétaro y diversos

institutos y organizaciones educativas de carácter privado, comienzo a exteriorizar métodos

y técnicas didácticas, que más tarde y con estudios formales en el área de la pedagogía, me

permiten fortalecer y sustentar eso que voy descubriendo con cada sesión, con cada

pregunta, con cada inquietud.

Como lo menciona Sergio Becerril, citando a su vez a Luís Rodolfo Ibarra, ambos

docentes de la Facultad de Psicología de la UAQ, en su texto sobre la práctica docente:

Veamos qué es lo que dice, para confrontarlo con la realidad observada en este

estudio y las categorías utilizadas. Ibarra sostiene que la práctica docente se

expresa como cualquier otra relación social, pues es histórica, necesaria e

independiente de las voluntades que la realizan, al ser determinada no por las

voluntades, sino por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas. Por su

parte, el maestro en el aula se convierte en un agente con características

singulares, pues legitima, en lo general, relaciones propias de su particular

sociedad; al mismo tiempo, que con su actuar y su manera de pensar, reproduce

modelos de maestros existentes en su entorno. Claro está que las contradicciones

propias del maestro también se expresan. (Becerril 1999)7

7
Comprender la Práctica Docente. Becerril Calderón, Sergio Rene. 1999 p 31.
Al leerlos a ambos, me encuentro con que lo que hago desde la pedagogía y mis eventuales

asaltos vía la fotografía como elemento interpretativo de la realidad, se convierten en

extensiones del sistema que rechazo y del cual también pretendo formar parte. Me descubro

gregario, me encuentro contestatario e irreverente, casi podría decir que desafiante. Pero al

final del día, veo que mis esfuerzos son tímidos comparados con la labor docente que yo

mismo imagino y construyo en mi cabeza, donde el aprender es viable no solo por el

camino de la ciencia, sino también por el del arte.

Me cuestiono, sobre mi práctica docente, donde los métodos y técnicas que aplico, son

redes que interconectan, atrapan y mantienen un orden establecido, un caos permitido,

taxonómico, que me clasifica y etiqueta y convierte a quienes comparten el aula bajo mi

guía en elementos del sistema, de ese modelo, de ese paradigma que, estando tan

resquebrajado, se niega a morir y ceder su lugar a otro más humano, más creativo más

lúdico, donde las capacidades y talentos no están supeditados a la ley de oferta y demanda;

donde el acomodo de los elementos, conceptos y conocimientos no tienen una forma

específica, un lugar definido y una única manera de manifestarse, sino que gracias al disco

de Newton, , nos encontramos que al estar en quietud eso que parece ser blanco con el

movimiento, se transforma en un abanico colores y oportunidades, una gama de alternativas

construidas en conciencia, libertad y respeto a la luz de la verdad, ésa que es tan difícil de

encontrar y tan relativa a una coordenada geográfica y un momento histórico.

CONCLUSIÓN:
Hoy por hoy creo, siento, que la posibilidad de que la educación recupere al arte como

método didáctico, como estrategia pedagógica es más, mucho más que una alternativa y

una oportunidad histórica que nos brinda esta realidad, que pese a sus efímeros fragmentos,

es aprehensible gracias a que como dijera Ansel Adams, fotógrafo norteamericano: “En la

sabiduría obtenida a través de los años, he descubierto que toda experiencia es una forma de

exploración”,(Adams)8 así que continuaré con mi proceso de búsqueda y construcción y te

conmino a que hagas lo propio, pues de otra manera estaremos condenados a repetirnos, en

una secuencia y cadencia infinita, que seguramente carecerá de facticidad y validez, aunque

el sistema proclame lo contrario.

Bibliografía:

Read, Herbert. Educación por el arte. Paidós.1986.

Akoschky, Judith. Et. Al. Artes y escuela. Aspectos curriculares y didácticos de la

8
http://web.me.com/danimolowny/Apendices/Apendice_3:_Citas_Famosas.html.
Recuperado el 20 de mayo 2010.
educación artística. Paidós. 1998.

Adorno, Theodor W. Teoría estética. Taurus. 1992.

Maslow, Abraham H. La amplitud potencial de la naturaleza humana. Trillas. 1988.

Collinwood, R.G. Los principios del arte. Fondo de Cultura Económica..1993.

Becerril Calderón, Sergio Rene. Comprender la práctica docente. Plaza y Valdes editores.

1999.

Durkheim, Émile. Educación y Sociología. Colofón S.A. 1997.

Krishnamurti, Jiddu. La educación. Árbol S. A. de C. V. 1998.

Krishnamurti, Jiddu. La educación y el significado de la vida. Orión. 1984.

Rogers, Carl. El camino del ser. Kairos. 1995.

Morris, Desmond. La naturaleza de la felicidad. Planeta. 2006.

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