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I) Introducción.
II) Objetivo.
• Definición de nutrición.
• ¿Cuáles son los aspectos más importantes en cuanto a nutrición para jóvenes y
adolescentes?
• ¿Qué alimentos y en que cantidad garantizan una dieta adecuada para un adolescente?
• Necesidades de energía
• En el primer mundo
• Nuestro país
VI) Conclusión
I) Introducción.
El tema de nuestra investigación es la nutrición en los adolescentes. Elegimos el tema porque nos
motivó observar la frecuente aparición de casos de jóvenes con trastornos alimenticios y
enfermedades nutricionales.
Los adolescentes de hoy comen de una forma incorrecta. Sus malos hábitos alimenticios llevan a
consumir una gran cantidad de comidas rápidas y golosinas. Este problema está presente en todo
estrato social.
Hoy son ellos quienes deciden que comer. Y no tan solo deciden qué comer, sino también dónde,
cómo y cuándo quieren comer.
Esto, unido a una excesiva oferta de alimentos “chatarra”, hace que la alimentación en esta etapa no
sea la correcta.
Los adolescentes crean asociaciones principalmente negativas con los alimentos sanos, pero
positivas con los que no lo son. Esto hoy se da a través de los medios informativos y las diferentes
modas.
También lleva e los jóvenes a una mala alimentación: La falta de tiempo en los hogares para cocinar
alimentos nutritivos. La mala elección… ¿qué comer? Lo que me gusta o lo que me hace bien. El
boom de las comidas rápidas. La vulnerabilidad al hacer lo que otros hacen (seguir al grupo).
El propósito de esta investigación es mostrar a los adolescentes que los malos hábitos alimenticios
contribuyen a diversas enfermedades. Durante la etapa del desarrollo y del crecimiento, está
aumentando la obesidad y mala nutrición lo que acarrea problemas de salud. También daremos
información que nos ayude a entender en qué consiste una alimentación saludable.
II) Objetivo.
El objetivo del trabajo es describir la forma en que los jóvenes hoy en día se alimentan. Para ello, es
importante comparar las comidas que consumen los jóvenes con los alimentos que deberían
consumir en relación a los requisitos nutricionales.
Alberto Cormillot
• Definición de Nutrición.
Una alimentación variada, equilibrada y adecuada para cada etapa contribuye a mantener un buen
estado de salud general mediante el correcto crecimiento, desarrollo y funcionamiento de todos los
órganos y sistemas del cuerpo.
Ahora bien, ¿es lo mismo un alimento que un nutriente?, ¿qué diferencia existe entre ambos?
Los alimentos son todas aquellas sustancias con propiedades nutritivas y psicosensoriales que,
incorporadas al organismo son susceptibles de ser digeridas por nuestro sistema digestivo y
contribuyen, de esta manera, al mantenimiento del equilibrio funcional orgánico. Los nutrientes, en
cambio, son compuestos químicos que satisfacen las necesidades de materia y energía requeridas en
todas las funciones orgánicas.
Ley de cantidad: La cantidad de los alimentos debe ser suficiente para cubrir los requisitos
energéticos del organismo. Éstos varían según la actividad.
Ley de calidad: Los alimentos deben aportar al organismo todos los nutrientes esenciales.
Ley de la armonía: Los alimentos deben guardar cierta proporción entre sí ( para evitar excesos o
déficit).
Ley de la adecuación: La alimentación debe adecuarse a la actividad, a la edad, al ambiente, al
estado de la salud, etcétera.
El comer saludablemente es la mejor manera de:
Si nos interesa saber si determinado alimento “engorda” o no, generalmente averiguamos cuántas
calorías tiene. Al mirar con atención un envase, por ejemplo, de un yogurt entero o con frutas,
podemos enterarnos que aporta 105 Kcal. Por cada 100 g, mientras q uno descremado brinda solo 48
Kcal. Pero… ¿qué significa esto realmente?
Cada alimento tiene un valor calórico diferente, que depende de los nutrientes que posee y que a la
vez representa el contenido energético que aporta al organismo.
Cuanta mayor cantidad de calorías aporta un alimento, más “engorda”, ya que, una vez incorporada
la energía requerida según la edad y la actividad física desarrollada, el resto queda almacenado en el
organismo.
Las necesidades nutricionales de los jóvenes se ven influidas por la aceleración del crecimiento que
se da en la pubertad. El pico de crecimiento se da generalmente entre los 11 y los 15 años en el caso
de las chicas y entre los 13 y los 16 en el de los chicos. Los nutrientes que necesitan los adolescentes
dependen en gran medida de cada persona y la ingesta de alimentos puede variar enormemente de un
día a otro, de forma que pueden consumir insuficientemente o en exceso un día, y compensarlo al día
siguiente. En esta época de la vida, existe el riesgo de que se sufran deficiencias de algunos
nutrientes, como el hierro y el calcio.
Hierro
Una de las enfermedades carenciales relacionada con la dieta que es más común entre los
adolescentes es la anemia ferropénica.
Uno de los temas más importantes a tener en cuenta durante la adolescencia es la necesidad de
incrementar el consumo de alimentos ricos en hierro, como las carnes magras y el pescado, las
verduras de color verde, los frutos secos y los cereales enriquecidos con hierro.
Calcio
El 99% de las reservas de calcio del cuerpo se concentran en los huesos y, durante la aceleración del
crecimiento en la adolescencia, el aumento del peso óseo es más rápido. En torno a un 45% de la
masa ósea de un adulto se forma durante la adolescencia, aunque continúa creciendo después, hasta
aproximadamente los treinta años. Todo el calcio que se necesita para el crecimiento de los huesos
debe provenir de la dieta. Los mayores aumentos se dan en la primera adolescencia, entre los 10-14
años en las chicas y los 12-16 en los chicos.
Es crucial conseguir un nivel máximo de masa ósea durante la infancia y la adolescencia para reducir
el riesgo de padecer osteoporosis más adelante. Si se comen varias raciones de lácteos, como leche,
yogur y queso se conseguirán los niveles de calcio recomendados.
Además de un buen aporte de calcio que provenga de la dieta, para fortalecer los huesos se necesitan
otras vitaminas o minerales, como la vitamina D y el fósforo. Hacer ejercicio físico es también
esencial, y en especial ejercicios en los que se cargue con el peso del cuerpo y que estimulen el
fortalecimiento y la conservación de los huesos. Si los jóvenes adoptan un estilo de vida y una dieta
adecuados desde el principio, desarrollarán más fácilmente comportamientos sanos que podrán
seguir durante el resto de su vida.
Los hábitos alimenticios, que influyen en las preferencias de alimentos, el consumo de energía y la
ingesta de nutrientes, se desarrollan normalmente durante la infancia, y en particular durante la
adolescencia. El entorno familiar y escolar tiene una gran importancia a la hora de determinar la
actitud del niño hacia determinados alimentos y el consumo de los mismos.
Los adolescentes, además de estar expuestos a modas alimenticias pasajeras y a las tendencias a
adelgazar, suelen saltarse comidas y desarrollar hábitos alimenticios irregulares. Una de las comidas
que se saltan más frecuentemente es el desayuno. Hay estudios que demuestran que el desayuno
tiene una importancia vital para proporcionar la energía y los nutrientes necesarios después del
ayuno nocturno, y que contribuye a una mayor concentración y rendimiento en el colegio.
Necesidades energéticas
“La adolescencia es una etapa crucial de la vida. Quizás una de las más difíciles
tanto para nosotros como para nuestros padres, porque es una crisis que involucra
toda la personalidad.”
“Nos cambia el cuerpo, crecemos de golpe y eso no nos hace sentir muy cómodos. Cambian los
pensamientos, las relaciones, la forma de vestirnos, la sexualidad, y todos estos cambios nos
desconciertan sin entender bien donde estamos parados, que queremos y hacia donde vamos.
En los últimos años la salud de los adolescentes ha sido tema de preocupación. Sedentarismo y
nuevos hábitos de consumo han marcado la pauta en la alimentación de nuestros jóvenes. A
continuación algunas recomendaciones al respecto.
La adolescencia es una etapa de la vida marcada por importantes transformaciones emocionales,
sociales y fisiológicas, donde la alimentación cobra una especial importancia. Por ello es relevante
evitar tanto el déficit nutritivo como los excesos, ya que ambos pueden ocasionar graves trastornos
de la salud.
Las necesidades de energía están estrechamente relacionadas con el sexo, edad y nivel de actividad
física. Por ello, es conveniente evaluar y clasificar la actividad física (ligera, moderada o intensa) y
consumir la cantidad y variedad adecuada de alimentos para satisfacer esos requerimientos.”
La adolescencia es una etapa de la vida marcada por importantes cambios emocionales, sociales y
fisiológicos. Sobre estos últimos la alimentación cobra una especial importancia debido a que los
requerimientos nutricionales, para hacer frente a estos cambios, son muy elevados y es necesario
asegurar un adecuado aporte de energía y nutrientes para evitar situaciones carenciales que puedan
ocasionar alteraciones y trastornos de la salud.
Se debe hacer frente a la alimentación del adolescente conociendo los requerimientos nutricionales,
sabiendo elegir los alimentos que garantizan una dieta suficiente en energía y nutrientes,
organizando y estructurando las comidas a lo largo del día. Por último es importante conocer
aquellas situaciones que pueden afectar a los adolescentes y en las que se debe llevar a cabo alguna
modificación de la dieta.
• Aumente el consumo de leche. Prefiera alimentos de bajo contenido graso. Recuerde que
puede reemplazarla por yogurt, quesillo o queso fresco.
• Prefiera las carnes como pescado, pavo y pollo, éstos contienen menos grasas saturadas y
colesterol.
• Aumente el consumo de frutas, verduras y legumbres.
• Prefiera los aceites vegetales crudos. Consuma frituras sólo en forma ocasional.
• Disminuya su consumo de azúcar. Recuerde que muchos alimentos contienen azúcar en su
preparación (bebidas, jugos, mermeladas, galletas, helados, tortas y pasteles).
• Recuerde que muchos alimentos procesados contienen una importante cantidad de sal
(snacks, papas fritas, galletas saladas, suflitos y otros), por lo tanto, no agregue sal extra a
sus comidas.
El consumo eventual de comida rápida (fast food) no supone ningún inconveniente para la salud,
siempre y cuando no se conviertan en un hábito ni sustituyan la ingesta de otros alimentos
básicos.
Saludalia.com
Alimentos plásticos:
Alimentos energéticos:
Se deben tomar, al menos, dos raciones diarias (patatas, arroz, pasta, pan, etc.) no excesivamente
voluminosas y asegurar la ingesta de azúcar e hidratos de carbono sobre todo en el desayuno.
Alimentos reguladores:
Es muy importante tomar frutas y verduras cocidas y crudas. Se recomienda tomar una ensalada
diaria y 3-4 piezas de fruta.
Bebidas:
Se debe tomar suficiente cantidad de agua (unos dos litros cada día) y una cantidad
moderada de bebidas azucaradas. Se debe insistir especialmente en los efectos
nocivos del consumo de cualquier bebida alcohólica en este periodo de la vida.
• Necesidades de energía
2. - Actividad moderada:
Adolescentes que practican un deporte como fútbol, natación o atletismo por lo menos 3 veces a la
semana, 2 horas diarias, o que caminen a paso rápido al menos una hora diaria. Jóvenes que trabajan
como mecánicos, garzones, jardineros o que realizan actividades agrícolas.
3. - Actividad intensa:
Adolescentes que practican regularmente algún deporte de competencia, como fútbol o atletismo o
aquel joven que realiza un trabajo que requiere un gran esfuerzo físico, como cargadores, etc.
El ritmo de vida actual, obliga a muchas familias, a q los chicos se alimenten de una forma
incorrecta. De este modo, en los menores empiezan a generarse hábitos alimentarios donde abundan
los carbohidratos, y faltan las frutas y las verduras. Aquí comienza a generarse una enfermedad
llamada sobrepeso. La prevención es clave. Se realiza educando a los niños para que aprendan a
comer lo debido, e incentivándolos para que realicen actividad física, uno de los pilares
fundamentales en la lucha contra la obesidad. Los kilos de más están asociados a la mal nutrición.
En el caso de los niños obesos que son pobres, inciden las dietas monótonas, concentradas en
hidratos de carbono y azúcares. Pero, en las clases medias y altas, se ingieren demasiadas grasas,
jugos y bebidas azucaradas.
Los chicos comen mal pero fundamentalmente llevan una vida demasiado sedentaria. Hay un dato
clave, entre el 25 y el 30% de los escolares argentinos hay una mala alimentación, y no hay
suficiente actividad física para mantener un peso adecuado.
En los primeros años, la mayor influencia la ejercen los padres. Si no les gustan las frutas o las
verduras no las introducen en la dieta de los hijos. Algunas madres usan calorías de más para dar
sabor a las comidas. Para que los chicos coman, ponen más leche o manteca a los purés, o dulce de
leche en las frutas. La idea de que “comida es salud” señala unos de los mitos que fomentan el sobre
peso: nene gordito es sinónimo de nene sano.
• En el primer mundo.
En Estados Unidos, los investigadores descubrieron que cuantas más veces se le diagnosticó a un
chico sobrepeso entre los 4 y los 11 años, más probabilidades tiene de llegar con sobrepeso a los 12
años. En cambio, de los niños cuyo índice de masa corporal estuvo en el valor promedio, ninguno
llegó con sobre peso a los 12 años. En los Estados Unidos realizaron un seguimiento de chicos,
registrando su peso y su talla tres veces durante la etapa preescolar; y otras tres veces durante la
escuela primaria; y finalmente a los 12 años. Esos chicos habían crecido durante el período en el cual
la epidemia de obesidad comenzó a ser noticia. En esos años la taza de obesidad se triplicó en los
Estados Unidos tanto en chicos como en los adultos. Por su parte, cuando un adolescente tiene
sobrepeso, hay una gran probabilidad de que lo mantenga en la adultez.
• En nuestro país.
Los adolescentes de hoy en día viven en una sociedad marcada por los medios de comunicación, en
donde se toma a la apariencia física como lo más importante del ser humano, dejando de lado los
sentimientos y los conocimientos adquiridos.
Estos factores, junto con la alteración de horarios, el uso de comidas altas en densidades energéticas,
la comodidad y no respetar las cuatro comidas del día, etc., hacen que el adolescente adopte
alimentos de baja calidad sin tener en cuenta los efectos en su salud.
En una encuesta que realizamos a 170 chicos entre 12 y 18 años de la ciudad de La Plata, hemos
conseguido los siguientes resultados, demostrando que más de un 60% de ellos no se preocupa por
tener una buena alimentación. En su mayor parte no se toman su tiempo para preparar una nutritiva
comida, ni para alimentarse sin apuros.
La pregunta que mas nos preocupaba era “con que frecuencia se alimentan de comida chatarra”. Y
para nuestra sorpresa, el 50% respondió que usualmente (lo que significa de 2 a 3 veces por semana)
lo hace.
En una segunda encuesta que realizamos a 30 jóvenes donde ellos desarrollarían libre sus repuestas:
hemos concluido que mas de un 70% de los adolescentes y jóvenes de esta generación, elegirían
comer fuera de casa, escogiendo Mc Dolad’s porque la comida tiene un mejor sabor y les agrada
mucho más. Esto demuestra no sólo que los chicos elijen de manera incorrecta, sino que influyen
muchísimo las modas, los medios y otros factores que llevan a los jóvenes a elegir de tal forma.
- La televisión
Desde pequeños si los padres no pueden controlarlo, la televisión se puede volver la única
importancia de los niños o jóvenes, obligándolos a tener una vida sedentaria y ser amantes de
la comida chatarra, lo que no cambiaría ni al llegar a adultos.
Luego de un estudio realizado a grupos de adolescentes de 12 y 15 años de edad que reconocieron
que veían, por lo menos, cinco horas de televisión diaria, se ha confirmado que años después cada
adolescente había mantenido una muy mala alimentación por pasar tanto tiempo frente al televisor.
Es así como dejan de lado la comida que en verdad alimenta como las verduras y frutas,
reemplazándolo por productos con mucha azúcar, comida rápida, entre otras.
La televisión es una forma muy llamativa de hacer que los adolescentes vean las publicidades de
productos chatarra y deseen consumirlos de inmediato como único alimento. Esto se refiere a que
ingerir esos productos es más un deseo que una necesidad.
Los padres deberían darse cuenta que este problema aparece cuando los jóvenes pasan a la etapa de
la adultez y a su vez pueden tomar sus propias decisiones hasta para lo que quieren comer y es así
como al final se forma el régimen alimenticio en un adulto mal educado.
Es importante fomentar el buen estilo de vida mientras están en el colegio, para tener adultos
saludables en un futuro.
Blog medicina.com
- La inactividad
La mayoría de los adolescentes no hacen suficiente ejercicio diario ni tienen una alimentación
saludable, según los resultados de un estudio reciente. Un grupo de investigadores analizó los
hábitos alimentarios y la actividad de 878 adolescentes de 11 a 15 años y halló que casi el 80 por
ciento tenía múltiples conductas de riesgo.
Los expertos usaron pruebas físicas y técnicas de medición para evaluar cuatro conductas: la
actividad física, el tiempo de exposición a la televisión, el porcentaje de calorías derivadas de grasas
y las porciones diarias de frutas y vegetales. Además, el equipo analizó los hábitos relacionados con
la salud en los padres.
Más de la mitad (el 55 por ciento) de los adolescentes no cumplía con la recomendación de 60
minutos diarios de ejercicio; los varones cumplían con ese objetivo más que las mujeres (el 59 contra
el 34 por ciento).
Alrededor del 30 por ciento de los adolescentes se excedía en el límite de dos horas por día de
televisión. El 12 por ciento de los adolescentes comía cinco o más porciones de fruta y verdura por
día, como está recomendado.
Apenas el 32 por ciento cumplía con las guías de consumo de calorías: menos del 30 por ciento de
calorías totales de grasas y menos del 10 por ciento de calorías derivadas de grasas saturadas, indicó
el estudio publicado en American Journal of Preventive Medicine.
Sólo el 2 por ciento de los adolescentes cumplía con las cuatro guías de promoción de la salud,
indicaron los autores dirigidos por el doctor Alvaro Sánchez Pérez, del Servicio de Salud Vasco de
Osakidetza, en Bilbao, España, y de la University of California, San Diego.
Los autores observaron alguna relación entre los hábitos de los padres y de los adolescentes. Entre
las chicas, por ejemplo, si uno de los padres fumaba o era ex fumador o si no comía las porciones
diarias recomendadas de frutas y vegetales aumentaban la cantidad de conductas de riesgo.
Los investigadores sostienen que los resultados del estudio "se suman a la evidencia de que la
mayoría de los adolescentes no cumplen con las guías alimentarias o de actividad física y que
siguen necesitando intervenciones que apunten a varios hábitos".
El doctor Sánchez Pérez dijo a Reuters Health: "Para promover conductas saludables entre los
adolescentes, como una dieta sana y actividad física regular, la prioridad sería proteger tanto a los
adolescentes como a los adultos de los problemas más importantes, como la diabetes y la obesidad".
"Las estrategias de promoción de la salud exigen un enfoque a todo nivel y en todos los sectores,
incluidos la familia, la comunidad y los responsables de las políticas de salud, entre otros", agregó el
investigador principal del estudio.
V) PREVENCIÓN NUTRICIONAL
A continuación, se exponen las actividades que el pediatra debe realizar para conseguir que los niños
y adolescentes tengan una nutrición adecuada. Con todo ello, conseguiremos un adecuado
crecimiento y desarrollo y una mejor calidad de vida en la edad adulta:
1. Informar y educar a los niños, adolescentes, padres y educadores para que adopten conductas
nutricionales y estilos de vida saludables. Hay estudios que demuestran que la enseñanza al
adolescente sobre una dieta equilibrada, ejercicio físico, tabaco y alcohol hace modificar su
comportamiento con efectos beneficiosos a corto y largo plazo. La Unión Europea ha expresado la
necesidad de dar directrices a las escuelas para realizar docencia en nutrición.
2. Motivarles hacia dietas adecuadas y modificar los hábitos alterados. A los niños y adolescentes
hay que explicarles los beneficios a corto plazo (mejor desarrollo muscular, actividad deportiva,
aspecto físico, etc.), ya que los beneficios a largo plazo no les interesan ni les preocupan. Animarles
a descubrir los problemas asociados a las comidas rápidas, siendo flexibles y no intentar suprimirlas,
sino adaptarlas a su estilo de vida.
3. Promocionar desde la infancia una adecuada imagen corporal.
4. Seguimiento y evaluación de los niños y adolescentes mediante los exámenes periódicos de salud
para la detección precoz de los problemas y déficits subclínicos.
5. Actuar a nivel de los medios de comunicación sobre los mensajes que trasmiten y sobre la
industria y restaurantes para que incluyan ingredientes más sanos en los refrigerios y fun-foods
(comidas de moda).
• Nuestro proyecto.
Para la prevención nutricional, hemos realizado una serie de láminas donde mostramos los
porcentajes de nuestras encuestas para concientizar a los adolescentes sobre su alimentación.
Además diseñamos un volante, que se encuentra en el final de este trabajo, y que repartiremos a los
jóvenes para que sean informados acerca de las consecuencias de una mala alimentación.
Hoy al mediodía se llevó a cabo una charla del Programa Kiosco Saludable en el Colegio del Centenario,
ubicado en calle 14 entre 46 y 47, de nuestra ciudad.
El intendente Pablo Bruera encabezó el acto que tiene como objetivo que los niños entiendan la
necesidad de alimentarse sana y saludablemente. También participó el subsecretario de Salud Municipal,
Alfredo Henen.
Una especialista en Nutrición, perteneciente a la Secretaría de Salud de la Municipalidad, habló sobre los
beneficios de una alimentación sana. También fue orador el responsable del Mercado Regional, Juan
Malpeli, quien explicó los procesos de control sanitario que sufren los alimentos.
Luego de las charlas, los alumnos recibieron bolsas con frutas y folletos explicativos.
Signos de abstinencia
Los primeros que presentaron esta idea fueron los representantes del negocio de la pérdida de peso.
En 2001, intrigados por ese incipiente fenómeno cultural, los neurocientíficos Nicole Avena, de la
Universidad de Florida, y Bartley Hoebel, de la Universidad de Princeton, comenzaron a explorar la
posibilidad de que esa idea tuviera un sustento biológico. Y empezaron observando signos de
adicción en animales alimentados con comida chatarra.
El azúcar es un ingrediente clave de la mayoría de la comida chatarra, así que alimentaron ratas con
jarabe de azúcar en una concentración similar al de las bebidas gaseosas, durante unas 12 horas
diarias, junto con alimentos normales para ratas y agua. Al mes de consumir esta dieta, las ratas
desarrollaron cambios cerebrales y de comportamiento químicamente idénticos a los ocurridos en
ratas adictas a la morfina: se daban atracones de jarabe de azúcar y cuando se lo quitaban, se
mostraban ansiosas e inquietas, todos signos de abstinencia. También se verificaban cambios en los
neurotransmisores del núcleo accumbens, la región del cerebro asociada con la sensación de
recompensa.
Pero el hallazgo crucial se produjo cuando advirtieron que el cerebro de las ratas liberaba dopamina
cada vez que comían la solución de azúcar. La dopamina es el neurotransmisor que se encuentra
detrás de la búsqueda del placer, ya sea en la comida, las drogas o en el sexo.
Es también una sustancia química esencial para el aprendizaje, la memoria, la toma de decisiones y
la formación del circuito de satisfacción y recompensa. Para Avena, lo esperable sería que la
descarga de dopamina se produjera cuando las ratas comen algo nuevo, pero no cuando consumen
algo a lo que ya están acostumbradas. "Esa es una de las marcas distintivas de la adicción a las
drogas", asegura.
Esa fue la primera evidencia firme de que la adicción al azúcar tenía un sustento biológico, y
desencadenó una catarata de estudios sobre animales que confirmaron el hallazgo. Pero fueron los
recientes estudios en humanos los que finalmente volcaron la balanza de la evidencia a favor de
etiquetar la afición por la comida chatarra como una adicción.
Suele describirse la adicción como un trastorno del "circuito de recompensa" desencadenado por el
abuso de alguna droga. Es exactamente lo mismo que sucede en el cerebro de las personas obesas,
dice Gene-Jack Wang, del Laboratorio Nacional Brookhaven, del Departamento de Energía de
Estados Unidos.
En 2001, Wang descubrió una deficiencia de dopamina en los estriados cerebrales de los obesos que
era casi idéntica a la observada en drogadictos. En otros estudios, Wang demostró que incluso los
individuos que no son obesos, frente a sus comidas favoritas, experimentan un aumento de la
dopamina en la corteza orbitofrontal, una región cerebral involucrada en la toma de decisiones.
Es la misma zona del cerebro que se activa en los cocainómanos cuando se les muestra una bolsita
de polvo blanco. Fue un descubrimiento impactante que demostró que no hace falta ser obeso para
que el cerebro manifieste conductas adictivas.
Riesgo innato
Otro significativo avance para determinar el carácter adictivo de la comida chatarra se debe a Eric
Stice, neurocientífico del Instituto de Investigaciones de Oregon. Stice viene intentando predecir la
propensión a convertirse en adicto a la comida chatarra. Para ello observa, por ejemplo, la respuesta
del cerebro cuando a una persona se le da una cucharada de helado de crema y chocolate. Luego
compara esa actividad cerebral en individuos obesos y delgados.
Stice descubrió ante el helado que los adolescentes delgados con padres obesos experimentan una
mayor descarga de dopamina que los hijos de padres delgados. "Hay gente que nace con una
sensación más orgásmica por la comida", dice Stice. Ese placer innato por la comida impulsa a
ciertas personas a comer de más.
Irónicamente, justamente porque comen de más, su circuito de recompensa comienza a
acostumbrarse y a responder cada vez menos, provocando que la comida cada vez los satisfaga
menos e impulsándolos a comer cada vez más para compensar. En el fondo, lo que están buscando
es repetir el clímax logrado en sus experiencias gastronómicas anteriores: precisamente lo mismo
que se observa en los alcohólicos y drogadictos crónicos, dice Stice.
Pero la comida rápida es mucho más que un atracón de azúcar, ya que suele combinar un pesado
cóctel de azúcares, grasas y sal. El neurocientífico Paul Kenny, del Instituto de Investigaciones
Scripps, investiga el impacto de una dieta de comida chatarra en el comportamiento y la química
cerebral de las ratas. En un estudio demostró que desencadena los mismos cambios en el cerebro que
los causados por la adicción a las drogas en los humanos.
En los animales, como en los humanos, el consumo sostenido de cocaína o heroína atrofia el sistema
de recompensa cerebral, lo que conduce a un incremento de la dosis, ya que el recuerdo de un efecto
más placentero incita a consumir más para sentir lo mismo, o incluso superarlo.
Kenny si preguntaba si las ratas que comieran comida chatarra responderían de igual modo que las
ratas adictas a la cocaína. Utilizó tres grupos de ratas. El primero sólo tenía acceso a comida para
ratas común. El segundo podía comer comida chatarra durante una hora al día y el resto del tiempo
tenía agua y comida común a su disposición. El tercer grupo contaba con una provisión ilimitada y
durante todo el día que incluía comida chatarra y comida común para ratas.
Después de 40 días, Kenny retiró la comida chatarra. Las ratas que habían tenido acceso ilimitado a
la comida chatarra entraron lisa y llanamente en huelga de hambre. "Como si hubieran desarrollado
aversión por la comida sana", asegura Kenny.
El acceso ilimitado a una droga altamente adictiva como la cocaína tiene un impacto enorme en el
cerebro, afirma Kenny. Lo esperable sería que los efectos sobre el cerebro que pueda tener una
adicción alimenticia fuesen mucho menos graves. Pero no es así. "Los cambios llegaron de
inmediato y observamos efectos muy pero muy impactantes."
Las ratas obesas con acceso ilimitado a la comida chatarra tenían el sistema de recompensa atrofiado
y eran comedoras compulsivas. Preferían soportar las descargas eléctricas instaladas para disuadirlas
de acercarse a la comida chatarra, incluso cuando la comida común estaba disponible sin castigo. Es
exactamente el mismo proceder de las ratas adictas a la cocaína.
Ya no quedan dudas de que la comida chatarra rica en sal, azúcar y grasa genera trastornos en los
mecanismos biológicos, que son tan poderosos y difíciles de combatir como el abuso de las drogas.
Y ya que el uso de las drogas está reglamentado, ¿no es hora ya de imponer regulaciones más duras a
la comida chatarra?
Esta situación se pone de manifiesto cuando se comparan los hábitos alimenticios actuales con los
recomendados para llevar una dieta saludable, lo que recibe la denominación de dietas alimentarías
clave.
"Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó limitar la ingesta de grasas
trans a no más del 1 por ciento de las calorías totales de la dieta diaria, la industria alimentaría ha
dado pasos significativos en la búsqueda de reemplazos de las grasas trans de origen industrial
contenidas en los llamados aceites vegetales parcialmente hidrogenados", afirmó Sergio Britos,
Profesor Asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
Britos agregó que esto "se traduce en la disponibilidad de alimentos del mismo sabor para la
perspectiva del consumidor, pero con un mejor perfil graso, es decir, comparativamente más
saludables.Esto constituye un importante logro para la salud y una opción nueva para la
alimentación diaria", remarcó el especialista.
Alto consumo de grasas
En el caso argentino, si bien la población está más comprometida y consciente de la importancia de
la salud nutricional, consumiendo una variada calidad de alimentos, muchos aún desconocen
efectivamente qué son las grasas trans y el efecto que las mismas tienen en la salud.
De acuerdo con diversas encuestas, el consumo estimado diario de grasas trans en la Argentina es de
aproximadamente 1 por ciento de las calorías, con variaciones que van del 0,7 al 1,1 por ciento de
acuerdo al nivel socioeconómico de la población, siendo los de mayor consumo el segmento de
población de nivel socioeconómico alto.Este valor representa el límite superior sugerido por los
organismos internacionales para la ingesta diaria.
No obstante, los especialistas destacaron que, teniendo en cuenta que el rango de ingesta es muy
amplio, algunos individuos pueden estar consumiendo hasta 4 veces más esta cantidad, impactando
significativamente en su bienestar.
A pesar de las recomendaciones para una alimentación equilibrada y saludable, los argentinos comen
muchos alimentos altos en grasas saturadas y trans, mientras se disminuye la ingesta de otros, tales
como frutas, hortalizas, granos y cereales, entre otros.
El pan, un alimento clave en la dieta diaria y presente en casi todas las comidas, tiene alta incidencia
en el consumo, al formar parte de la mesa y desayuno familiar.
Crear conciencia a la hora de comer
Las grasas trans son ácidos grasos que se forman durante el proceso de hidrogenación parcial,
mediante el cual los aceites vegetales líquidos se transforman en las grasas semisólidas con las que
se elaboran algunas margarinas y otros alimentos.
Estas grasas pueden tener dos orígenes: las que provienen de los animales rumiantes ya sean vacunos
u ovinos y las industriales por hidrogenación de aceites. Y por su composición, su consumo en
exceso, puede generar riesgos para la salud al elevar el nivel de colesterol "malo" en sangre,
aumentando el riesgo cardiovascular.
Es por ello que, siguiendo las recomendaciones de la OMS y la Organización Panamericana de la
Salud (OPS), existe una mayor conciencia por parte de las industrias para la elaboración de
ingredientes más saludables indicados para el consumo diario.
Elaboración de alimentos mas sanos
Actualmente, la industria suma nuevas opciones de ingredientes para la elaboración de productos 0
por ciento trans en la panadería, con el objetivo de sumarlos al desayuno y la merienda familiares y
así colaborar para que todas las comidas del día sean sanas y nutricionales.
Además, lograr el reemplazo de las grasas trans en muchas de las aplicaciones de la industria
panadera por grasas vegetales con perfiles más saludables, constituía un gran desafío tecnológico.
"Contemplando que los panificados son alimentos clave en la dieta diaria, estas nuevas prácticas
permitirán volver aún más beneficioso a este alimento en términos de salud", finalizó Britos.
Entrevista a dos médicos de la ciudad de La Plata…
Dr.:
Dr.: Deben saber que su dieta tiene que cumplir con las reglas de
una dieta normal, por lo tanto será suficiente, completa, balanceada
y adecuada.
Suficiente en calorías recordando que si tiene un peso normal y una
actividad física normal deberá consumir 40 kcal por kg de peso y
por día; si es escasa la tendencia es la desnutrición y si se consume
en exceso la tendencia es el sobrepeso.
Completa significa que la dieta debe contener los alimentos que
aporten al organismo proteínas, hidratos de carbono y lípidos.
Balanceada quiere decir que los porcentajes de los ingredientes
deben ser respetados, por ejemplo 50% de hidratos de carbono,
35% de proteínas y 15% de lípidos del valor calórico total (VCT).
Adecuada es la adaptación de la dieta a la condición individual de
salud, peso corporal, actividad física. Es decir, debe ser
personalizada.
Además, es saludable integrar a la dieta buena cantidad de fibras,
respetar siempre los horarios de las cuatro comidas diarias e
intercalar colaciones de bajas calorías entre ellas.
Dr.:
Dra.:
Dra.:
Dra.: