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Cuando usted ora, tiene usted confianza que Dios va a responder, o se siente
usted indigna de llamar la atención de Dios? Sus oraciones son especificas o
generales? Su vida de oración es una simple espera de respuestas dadas al
azar visando a satisfacer solamente sus necesidades y
deseos o un alimento por la vida del Señor Jesucristo dentro de usted?
Uno de los pasajes bíblicos de los más simples y de los más profundos sobre la
oración esta en el Sermón del Monte .
Alguien podrá preguntar: Esto significa que no importa quién y todo el mundo
puede pedir, buscar y hallar? No, porque el sermón se dirige a los discípulos
de Cristo. Les concierne a los hijos que Dios le ha dado.
Un elemento muy esencial en la oración descuidado es a veces por la mayoría
de cristianos: la fidelidad. Tal vez no constatamos ningún resultad, pero un
periodo de tiempo entre nuestra petición y la respuesta de Dios no significa que
El no responde nuestra oraciones.
Porque Jesús recalca tanto la importancia de la perseverancia en la oración?
Porque El deja para más tarde la respuesta a nuestra petición, aun si ella
corresponde en efecto a Su voluntad. ¿Pero porque Dios la retarda? Si El
discierne en nosotros una actitud de desobediencia, de rebeldía, de amargura,
o de rencor o si El observa ciertas habitudes malsanas dentro de nuestra
manera de vivir; Dios deja a mas tarde la respuesta a las plegarias de sus hijos.
El puede muy bien haberla ya preparado y lista para enviárnosla, pero El no lo
puede hacer y o hará en tanto que nuestra
situación espiritual no sea favorable a para recibirla.
Segunda causa para la espera. Es que dios prueba nuestra buena voluntad
de manera de construir en nosotros un corazón sincero . si no somos
realmente serios en el pedir, lo haremos una sola vez y luego abandonaremos
si nuestra partición no es contestada durante un cierto
tiempo. Es por ese que Dionisos dice de orar sin cesar , de pedir , de buscar, y
de llamar. Persevere y no abandone. Nos e desaliente aun si usted no mira
ninguna evidencia que Dios responderá su petición.
Tercera causa Dios tarda seguido para responder a nuestra petición para
probar nuestra fe. ¿Como Dios puede fortalecer nuestra fe?: por la prueba.
¿y cómo nos prueba El? En no mostrándose. Es entonces que nosotros
buscamos, pedimos, llamamos, al pasa en nuestro trato con Dios. Cuando
nosotros le hablamos, os afirmamos y alimentamos nuestra relación con el.
Aprendemos a conocerle a El y sus vías. ¿Usted se da cuenta que Dios
desea darle más allá de todo, a partir del momento que usted a venido a ser
uno de sus hijos, es El mismo? El desea que usted le conozca.
Una cuarta razón por la que Dios tarda una respuesta a nuestra petición es
para hacer crecer nuestra paciencia; cuando esperamos la respuesta de Dios.
Su calendario no concuerda siempre al nuestro. Dios está más interesado a
que le conozcamos que a darnos todo lo que nuestro
corazón desea. Cree usted que la oración constituye una parte integra de su
tiempo cotidiano? De ninguna manera Jesucristo puede ser mi vida si yo no
soy un hijo/a de oración. Yo debería hablar, compartir y conversar con el todo
el día. El es mi vida! ¿Por qué está usted tan ocupado en tantas otras cosas al
punto que su vida de oración comienza a sufrir, y que continúa a servir al Señor
con su propia fuerza y su propia sabiduría? Una de las razones principales por
la que no oramos es porque no aceptamos que Dios tome el escalpelo, nos
abra, penetre a lo más profundo de nuestro ser, y trate las cosas que no
hemos jamás vencido.
Sabe usted que uno de los más grandes filones de oro descubierto en América
se encontró a solamente un metro del lugar donde otros mineros habían dejado
de excavar? Los cristianos viven a veces la misma situación; justo al momento
donde abandonamos, justo un poco más lejos donde aceptamos dejar, se
encuentra la mejor bendición del Dios.
Sin embargo cuando Dios nos dice “Esa no es Mi voluntad” entonces ¡claro!
Debemos dejar de presentar nuestra petición. Pero si por el contrario usted
cree que Dios obra de cierta manera en su vida, o que usted siente una
necesidad seria y profunda de perseverar, no cese de orar, Dios
quiere responder a esa petición.
En ninguna parte de la Biblia está escrito que la oración es fácil. Es una lucha
y en ciertos momentos, Satanás ataca cuando está usted de rodillas, le acosa
con dudas y le envía pensamientos par distraerle. Una de las armas más
eficaces de Satanás es de hacerle sentirse indigno delante de Dios. Esta
impresión no tiene nada que ver con la verdadera humildad, pero es
el sentimiento malsano que Dios ni siquiera lo quiere ver a usted ni escucharle.
No nos gustan siempre las respuestas que Dios nos da. Pero El no nos dice
que El nos dará todo lo que ^pidamos, más bien promete en Mateo 7:11 de
darnos buenas cosas. Claro, usted no querrá que Dios le de cualquier cosa
que venga a dañarle o destruya su vida. Es por esta razón que Jesús
establece francamente unas restricciones en darnos solamente lo que es
bueno para nosotros.
Teme usted pedirle a Dios algo muy grande? De hecho, nada de eso que usted
le pida es demasiado grande para El, si el estima que es bien para usted. Dios
se agrada de las peticiones grandes, difíciles, imposibles cuando pedimos,
buscamos y llamamos y confiamos en Nuestro
Padre amante Quien responde siempre por nuestro bien.
A. Introducción
B. La oración intercesora
1. ¿Qué es interceder?
2. ¿Quién es un intercesor?
Es la persona que dispone su vida para orar por otros, tomando su lugar. Es
aquella persona que siente carga en su corazón por una situación ajena. Es
alguien que lleva una vida de profunda comunión con Dios y negación propia,
dispuesto a sentir el sufrimiento de aquel por quien intercede.
-Un intercesor es la persona que se interpone entre Dios y los que se merecen
su justa ira o castigo, poniéndose en la brecha por ellos y clamando a Dios
misericordia y perdón. (Ez. 22:30).
Mientras Dios tuvo potestad absoluta sobre el hombre, le concedió todo, sin
que éste tuviera necesidad de pedirle nada. Pero, desde que el hombre cedió
ante Satanás, Dios no puede darle nada libremente, a menos que el hombre se
lo pida, porque Dios es respetuoso de la decisión del hombre, de su libre
albedrío.
Dios puede hacerlo todo. Pero en su amor tan grande hacia nosotros, Él
derrama su gracia y escoge a hombres y mujeres para que colaboren con Él en
su obra de salvación, ¡estos son los intercesores! ¡Qué inmenso privilegio!
La oración del intercesor es igual a la de Jesús al Padre. Por eso es poderosa
como ninguna otra, porque el intercesor, al igual que Jesús, pone su vida en la
causa por la que está suplicando.
1. En el Antiguo Testamento
• La intercesión insistente de Abraham a favor de Sodoma pensando en Lot
(Gn. 18:23-33)
• La intercesión de Moisés a favor de Israel (Éx. 32:11-14; Nm. 16:20-22)
• La súplica intercesora de Samuel a favor del pueblo (1 S. 7:5, 8-9)
• Daniel, durante el destierro (Dn. 9:1-19)
• Esdras, intercede por restauración (Esd. 9:6-15)
• Nehemías, intercede por la restauración de su pueblo (Neh. 1:5-11).
2. En el Nuevo Testamento
• A los milagros de Jesús precede la acción intercesora de alguien (Mr. 2:1-12;
Lc. 7:1-10; 11:5-8).
• La oración de Jesús en vísperas de ser sacrificado se llama “de intercesión”,
pues señala su actitud constante ante su Padre en relación con los suyos (Jn.
17; Lc. 22:32).
• Esteba, al igual que Jesús, intercede por sus enemigos (Hch. 7:60; Lc. 23:34).
• Pablo pide que intercedan por él (Ro. 15:30-32; Ef. 6:18-20).
• Pablo recomienda pedir por (interceder) todos los hombres (1 Ti. 2:1-2).
D. ¿Cómo interceder?
La intercesión es el arma más eficaz que posee todo cristiano. Por esto es
importante tener presente los siguientes pasos:
De cualquier forma que se haga, la oración debe dirigirse hacia Dios; sin
embargo, cuando se intercede en batalla contra Satanás y sus espíritus
malignos, debe hacerse en voz alta y con la autoridad que tenemos en el
Nombre de Jesús (Mr. 16:17). Satanás no puede entrar en nuestros
pensamientos, pero él y todas sus huestes ¡sí pueden oírnos!
1. El hogar y la familia
2. La Iglesia
3. Los educadores
4. Los medios de comunicación
5. El gobierno
6. Los espectáculos públicos
7. El comercio
En 2 Crónicas 7:14 y Jeremías 29:7 hay promesas para las naciones.
Satanás ataca a todos los hombres, pero más a los que están en el poder, en
eminencia, en autoridad. El poder da al hombre que lo ejerce: potestad,
riquezas, posición e impunidad; situación que lo hace más vulnerable para caer
en las garras del mal.
La Biblia nos exhorta en 1 Timoteo 2:1-2 a interceder “por reyes y por todos los
que están en eminencia”. Esto significa: nuestro gobierno, desde el nivel
nacional hasta el nivel local, por el Presidente y sus Ministros, por los diputados
del Congreso, por los gobernadores departamentales, alcaldes, jueces,
autoridades militares y policiales, etc. Es un llamado a la intercesión por todos,
sin importar su posición o condición espiritual.
3. Por la Iglesia
Al igual que los gobiernos, la Iglesia y sus líderes espirituales están expuestos
al ataque constante, inclemente y artero de Satanás.
Todo lo bueno en el mundo procede de Dios, pues Dios todo lo hizo bueno.
Pero todo lo malo procede de Satanás y los demonios. La enfermedad,
pobreza, violencia, hambre, vicios, guerras, pleitos, etc. es consecuencia de lo
que Satanás y sus huestes de espíritus malignos hacen en el hombre.
El ataque por parte del enemigo es a diario y constante, por lo que nuestra
batalla en su contra también debe ser diaria y constante, intercediendo en todo
lugar, en la iglesia, en la casa, en el trabajo, en donde quiera que estemos.
El Señor nos ha dado la autoridad, potestad y poder sobre toda fuerza del
enemigo (Lc. 9:1; 10:19).
La armadura de Dios
Cuando un solado sale a la batalla, se viste con un equipo especial. Igualmente
nosotros, cuando vamos a esta batalla de intercesión tenemos que vestirnos de
toda la armadura espiritual que nos ha sido dada por Dios (descrita en Efesios
6:10-17).
• Por personas que sean justas, sabias, con temor de Dios (2 S. 23:3; Pr. 1:6;
Sal. 2:10-11)
• Por personas no sujetas a la avaricia e inmoralidad (Pr. 4:27; 1 Ti. 6:9)
• Por personas misericordiosas y veraces (Pr. 3:3-6; 20:28)
• Por personas que sean enemigas del soborno, la corrupción y la lisonja (Éx.
23:8; Dt. 16:19; Pr. 29:4)
• Por jueces justos (Dt. 16:18; Col. 3:12-17)
3. Por la Iglesia: