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Es por esta razón que se hace necesario aprender estrategias psico-físicas que nos
permitan prevenir y reducir los altos niveles de estrés nocivos para nuestra salud, y
así lograr mayor plenitud en nuestro vivir.
El primer concepto sobre estrés fue formulado por Cannon en 1929, que lo definió
como una respuesta de lucha o huida ante situaciones amenazantes y postulo que la
biología del estrés dependía de la estimulación del sistema simpático-adrenal. Años
más tarde Selye (1952) planteo el Síndrome de Adaptación General (SAG) o
síndrome del estrés biológico, quien además también llamo la atención para un
proceso denominado “reacción de alarma”, como una evidente forma de defensa
corporal general.
Un punto importante es que el sistema nervioso simpático tiende a ser en gran medida
un sistema de todo o nada. Esto es, cuando es activado, todas sus partes responden.
En otras palabras, o todos los síntomas son experimentados o ningún síntoma es
experimentado; es raro que ocurran cambios sólo en una parte del cuerpo. Esto puede
explicar por qué la mayoría de los ataques de ansiedad implican muchos síntomas y
no sólo uno o dos.
Uno de los efectos principales del sistema nervioso simpático es que libera dos
productos químicos, llamados adrenalina y noradrenalina, de las glándulas adrenales,
que están en los riñones. Estos productos químicos, a su vez, son usados como
mensajeros por el sistema nervioso simpático para continuar la actividad; de modo
que una vez que empieza la actividad en el sistema nervioso simpático, continúa
frecuentemente y se incrementa durante algún tiempo. Sin embargo, es muy
importante darse cuenta de que la actividad del sistema nervioso simpático se detiene
de dos maneras. Primero, los mensajeros químicos (adrenalina y noradrenalina) son
destruidos finalmente por otros productos químicos en el cuerpo. En segundo lugar,
se activa el sistema nervioso parasimpático (que generalmente tiene efectos opuestos
al sistema nervioso simpático) y restaura una sensación de relajación. Es muy
importante darse cuenta de que finalmente el cuerpo "tendrá bastante" de la respuesta
de lucha-huida y activará el sistema nervioso parasimpático para restaurar la
sensación de relajación. En otras palabras, el estrés no puede continuar para siempre
o aumentar en espiral hasta niveles siempre crecientes y posiblemente dañinos. El
sistema nervioso parasimpático es un protector interior que evita que el sistema
nervioso simpático se extralimite.
La activación del sistema nervioso simpático produce otros efectos, ninguno de los
cuales es de ningún modo dañino. Por ejemplo, las pupilas se dilatan para dejar que
entre más luz, lo cual puede producir visión borrosa y puntitos luminosos enfrente de
los ojos entre otras cosas. Hay una disminución de la salivación, lo que hace que la
boca esté seca. Hay una menor actividad en el sistema digestivo, lo cual produce
frecuentemente náusea, pesadez de estómago e incluso estreñimiento. Finalmente,
muchos de los grupos musculares se tensan para prepararse para la lucha o la huida y
esto produce sentimientos subjetivos de tensión, que a veces se acompañan de dolores
reales así como de temblores y sacudidas.
No todas las personas tienen los mismos síntomas, ni éstos la misma intensidad en
todos los casos. Cada persona, según su predisposición biológica y/ o psicológica, se
muestra más vulnerable o susceptible a unos u otros síntomas. Algunos de ellos sólo
se manifiestan de manera significativa en alteraciones o trastornos del estrés. En
casos de estrés normal se experimentan pocos síntomas, normalmente de poca
intensidad, poca duración, y son poco incapacitantes. El estrés normal y
proporcionado, así como sus manifestaciones, no puede ni deben eliminarse, dado
que se trata de un mecanismo funcional y adaptativo. Se trata de saber convivir con
el, sin perder la operatividad. Sin embargo, algunas personas que han sufrido
trastornos por estrés, sobre todo si han sido muy severos o incapacitantes, están tan
sensibilizadas que tienen después dificultades para tolerar la ansiedad normal, e
incluso distinguirla de la patológica.
Hoy por hoy existen un buen numero de formas de inducir la respuesta de relajación,
desde las milenarias técnicas del yoga hindú reportadas desde hace mas de 5.000 años
atrás, pasando por las también milenarias técnicas chinas de las artes marciales como
el tai chi y el chi kung, sin dejar a un lado a nuestras antiguas danzas sagradas de
nuestros antepasados amerindios, las danzas de los derviches, la relajación progresiva
de Jacobson y el entrenamiento autógeno de Shultz planteados por la psicología de
la primera mitad del siglo XX, los deportes, la gimnasia , la recreación,, la
danzoterapia, la musicóterapia, la arteterapia, la laborterapia, la ludoterapia, los
masajes, las modernas técnicas de retroalimentación biológica con aparatos
electrónicos computarizados, entre otras que se escapan en este momento.