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INTRODUCCIÓN
En esta hora precisa, del desarrollo del mundo con un alto nivel del progreso científico y
tecnológico, el docente, cualquiera sea su especialidad, debe estar preparado para enfrentar el
proceso instruccional y formativo de las personas con quienes interviene en su quehacer
pedagógico. Para esto requiere un manejo satisfactorio de metodologías de enseñanza,
conocimiento de los programas de estudio, de la planificación curricular y conocer sobre los
procedimientos para la evaluación de los aprendizajes, entre otros. Es decir, asumir la labor
educativa en forma científica y en directa relación con las metas u objetivos del complejo e
interesante proceso de enseñanza - aprendizaje.
En la acción educativa, resulta imposible ignorar que el centro de tal hacer es la persona, la cual
presenta múltiples capacidades, intereses, valores, aspiraciones, limitaciones, etc. tal persona,
durante cualquier proceso educativo, sobre todo de tipo profesional, demanda al docente un apoyo
técnico adecuado y un control de su nivel de logro en forma oportuna, de lo cual depende, en gran
medida su éxito o fracaso educacional.
Respecto a la evaluación, está juega un rol cada vez más trascendental en la decisiones
educacionales que deben tomarse en diferentes sectores: los docentes, los rectores o directores, los
consejos de profesores y de departamentos, secciones o áreas, las comisiones de exámenes, etc. y
así, de podría continuar hasta los más altos niveles de responsabilidad.
Centrándonos en el profesor, cuando requiere tomar decisiones, por ejemplo: con respecto a los
logros de los alumnos, la utilidad de un método de enseñanza, la conducta e interés de participación
en las clases, pertinencia de los programas de estudio, etc., debe tener a su mano la mayor cantidad
de información posible. Para obtener esta información se requiere de instrumentos evaluativos
objetivos válidos y confiables, preparados por el mismo profesor o por otros especialistas. Tanto la
elaboración de los instrumentos evaluativos como la posterior interpretación de la información,
implica para el profesor conocer los fundamentos básicos de la evaluación educacional, es decir,
reconocer las bases de lo que se trata de hacer, los por qué, con un mínimo de comprensión de la
teoría y suposiciones que subyacen el proceso de evaluación.
La preocupación directa de todo profesor es guiar y juzgar el progreso del educando y, para
ellos debe considerar un primer y último término los objetivos del programa de enseñanza
de asignatura.
Si se tratara de detallar todos los objetivos educacionales, sería poco práctico, dado la
diversidad de ellos, según la asignatura o programa de que se trate. Afortunadamente,
contamos con la Taxonomía de objetivos educacionales de Benjamín Bloom; que clasifica
los objetivos educacionales en tres amplios dominios:
Cuando nos trasladamos a un nivel operacional o de actuación, los objetivos para el trabajo
en el aula, que se están tratando de lograr en los alumnos, deben ser estipulados en forma
explícita, para facilitar la evaluación de los cambios conducturales. Por ejemplo, el objetivo
"el niño debe aprender matemáticas", no sirve para guiar el trabajo del profesor. Pero, si
dijera "el niño debe ser capaz de reconocer los signos más (+) y menos (-) y realizar las
operaciones matemáticas usando cifras de un solo número", este sería un objetivo de mayor
utilidad, ya que se observa el contenido a tratar (signos más o menos y las cifras de un solo
número) y las conductas (reconocimiento y aplicación). De esta forma se cuenta con una
guía para la enseñanza (lo que se debe hacer) y para la evaluación del proceso de enseñanza
- aprendizaje (estimar resultados).
Por supuesto que también se pueden planificar actividades de enseñanza que se dirijan al
logro de objetivos en otros dominios, que no sean solamente cognoscitivos. Por ejemplo,
promover en los alumnos que se interesen y valoren l aritmética (afecto), o aprender a
escribir los números en forma legible (psicomotor).
Cualquiera sea el tipo de logro que se desee o necesite evaluar (área de conocimiento, de los
sentimientos o de destrezas motoras), se requiere utilizar instrumentos evaluativos
pertinentes y bine construidos, pero que se refieren directamente a los objetivos perseguidos
en el proceso de enseñanza - aprendizaje.
Tratar de definir lo que se entiende por Evaluación no es fácil, así es como se han propuesto
diversas definiciones, unas más completas que otras. A partir de esto, es que algunos
evaluadores consideren las siguientes cuatro acepciones del término Evaluación:
Esta es la acepción más antigua, ya que supone el evaluar como "el proceso de juzgar el
valor de un hecho educativo".
Las críticas a esta acepción apuntan principalmente a la subjetividad del juicio, influenciado
generalmente, por aspectos ajenos a lo que se intentaba evaluar. Además, el distinto grado
de dificultad de las preguntas planteadas a los estudiantes, producía reacciones contrarias al
profesor, y también la diversidad de criterios de estimación de lo correcto por parte de los
jueces, creaba desconfianza y disconformidad por los juicios emitidos.
La aparición de los exámenes escritos en reemplazo de los exámenes orales, como producto
de la masificación de la enseñanza, llevó a una revisión del concepto de evaluación como
juicio y a la aparición de los primeros esbozos de la medición educacional.
La medición es un concepto extraído de las ciencias Física que consiste en la "la asignación
de números que permitan expresar en término cuantitativos de agrado en que un alumno
posee una determinada característica".
Respecto a las críticas de esta acepción, muchos argumentan que no todo es susceptible de
ser medido en las ciencias de la conducta y que los instrumentos no siempre son apropiados
para efectuar mediciones directas.
Al tomar las ciencias físicas como modelo, se intentó llevar la medición de las variables del
comportamiento a un nivel máximo de objetividad, olvidando que para poder asignar
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valores numéricos a los hechos observables es necesaria una equivalencia entre el sistema
matemático aplicado y la naturaleza de las observaciones.
Una de las definiciones más conocidas es la que plantea que la Evaluación es el "Proceso de
delinear obtener y proveer información útil con el fin de juzgar alternativas de decisión".
Los propósitos más importantes de esta concepción son:
Esta concepción, se destaca por su amplitud como por las posibilidades de aplicación a
cualquier sistema o sub-sistema educativo y, ha dado origen una nueva metodología
evaluativa, la cual requiere de una vasta información sobre la naturaleza de las variables
sometidas a evaluación y de la recopilación, organización e interpretación de los datos con
técnicas como medición, procesamiento y análisis estadístico.
Entre las principales críticas que se le hacen a esta concepción, destaca el rol aparentemente
administrativo que cumple el profesor en relación a la evaluación y que lo distrae de su
verdadera función. Además, al plantearse alternativas de decisión, se piensa que éstas
resultan generalmente artificiales y de una factibilidad dudosa.
A pesar de las criticas, esta concepción ha permitido llevar a la evaluación desde un nivel
de sala de clases a un nivel de sistema, ampliándose y diversificándose las posibilidades de
la evaluación educacional.