1 Introducción a la anatomía
regional
Parte 1
Tejidos y estructuras
El cuerpo está compuesto por cuatro tejidos básicos –epite-
lio, tejido conjuntivo, músculo y nervio– y cada parte de
aquél puede estar formada por uno o más de estos cuatro ele-
mentos.
PIEL
La piel consta de dos componentes: epidermis y dermis (figu-
ra 1.1). El epitelio superficial de la piel es la epidermis y perte-
nece a la variedad escamosa estratificada queratinizada. Los
distintos apéndices cutáneos –glándulas sudoríparas, glándu-
las sebáceas, pelo y uñas– son derivaciones especializadas de
esta epidermis, que tiene origen ectodérmico. La dermis más
Folículo piloso
Papila dérmica
Glándula sebácea
Grasa
Glándula sudorípara
Fibra nerviosa simpática
Músculo
erector del pelo
Figura 1.1 Estructura de la piel y el tejido subcutáneo.
profunda tiene origen mesodérmico y está formada básica-
mente por haces de fibras de colágeno unidas con algo de teji-
do elástico, vasos sanguíneos, vasos linfáticos y fibras nervio-
sas.
Aunque se deba en parte a su grosor y al riego sanguíneo,
el factor principal que determina el color de la piel es el grado
de pigmentación producida por los melanocitos, que se en-
cuentran principalmente en la capa basal de la epidermis. Las
diferencias del color de piel que existen entre las razas de piel
clara y oscura no se deben a las diferencias en el número de
melanocitos, ya que éste es similar en todas ellas; en las pieles
más oscuras los melanocitos son más activos y por esa razón
producen más pigmento, pero también existen diferencias ra-
ciales entre las melaninas, que pueden variar de color desde los
amarillos a los marrones y negros.
Las glándulas sudoríparas se distribuyen por toda la piel,
excepto en las membranas timpánicas, los bordes de los labios,
los pezones, la superficie interna del prepucio, el glande del
Epidermis
Dermis
Hipodermis
(tejido
subcutáneo)
Arteria y Fibra nerviosa
vena sensorial
1
 2 Extremidad superior
PLAN GENERAL
La extremidad superior del ser humano está diseñada para asir
objetos. La mano es un mecanismo prensor dotado de cuatro
dedos que se flexionan en oposición al pulgar. La mano es el
principal órgano táctil y cuenta con abundante inervación.
Durante la prensión, el pulgar tiene el mismo valor fun-
cional que los otros cuatro dedos; la pérdida del pulgar resulta
tan discapacitadora como la pérdida de los otros cuatro dedos
juntos. Para asir objetos en cualquier posición, el antebrazo
cuenta con una amplitud de unos 140° de pronación y una
extensión similar. Además, la articulación escapulohumeral le
confiere enorme movilidad; a ésta contribuye más si cabe la
cintura escapular, mediante la cual la extremidad superior se
articula con el esqueleto axial.
Aunque suele recibir el nombre de brazo, este término se
refiere más concretamente a la parte superior de la extremi-
dad, al espacio comprendido entre el hombro y el codo, mien-
tras que la parte comprendida entre el codo y la muñeca es el
antebrazo. Brazo y antebrazo poseen un compartimiento an-
terior o flexor y otro posterior o extensor. La mano cuenta con
una superficie anterior (flexora) o palma, y otra posterior (ex-
tensora) o dorso.
Parte I
Cintura escapular
Las cinturas de la extremidad se definen por los huesos que
conectan las extremidades con el esqueleto axial. Los huesos
de la cintura escapular son la clavícula y la escápula u omopla-
to. Sólo una pequeña articulación conecta la cintura escapular
al resto del esqueleto –la articulación esternoclavicular– y los
dos huesos se unen mediante una articulación más pequeña
aún, la acromioclavicular. La inserción restante en el esqueleto
axial es sobre todo muscular, y esto explica en gran parte la
movilidad de la cintura escapular. El poderoso ligamento co-
racoclavicular inserta la clavícula y la escápula entre sí, y la cla-
vícula queda anclada al primer cartílago costal por acción del
ligamento costoclavicular. Las fuerzas generadas por la extre-
midad superior se transmiten por la clavícula al esqueleto axial
a través de estos ligamentos, y ninguno de los extremos de la
clavícula suele transmitir mucha fuerza.
Casi todo el movimiento entre el húmero y la cavidad gle-
noidea se acompaña del movimiento adecuado de la misma
escápula. Por lo demás, ésta no puede moverse si su pilón de
sostén, la clavícula, no se mueve también. Por lo general, la ar-
ticulación del hombro, las articulaciones acromioclavicular y
esternoclavicular, se mueven al unísono y en armonía, crean-
do una especie de «articulación toracohumeral». Cualquier
defecto de esta «articulación toracohumeral» empeorará el
funcionamiento del conjunto.
Los huesos de la cintura escapular aparecen descritos en la
página 94; la articulación escapulohumeral, en la página 45, y
las articulaciones claviculares, en la página 41.
MÚSCULOS DE LA CINTURA ESCAPULAR
Las inserciones musculares entre la cintura escapular y el tron-
co son directas e indirectas.
La inserción directa de la cintura escapular en el tronco co-
rresponde a los músculos que se insertan en la clavícula o la es-
cápula a partir del esqueleto axial. Estos músculos son el pec-
toral menor, el subclavio, el trapecio, los romboides, el eleva-
dor de la escápula y el serrato anterior. La inserción indirecta
en el esqueleto axial depende de los grandes músculos de los
pliegues axilares (pectoral mayor y dorsal ancho); estos mús-
culos, a través del extremo superior del húmero, mueven la
cintura escapular sobre el tronco.
Las inserciones musculares entre la extremidad superior y
la cintura escapular comprenden el deltoides y los músculos
cortos de la escápula, los cuales se insertan hacia el extremo su-
perior del húmero, así como el bíceps y la cabeza larga del trí-
ceps, que, extendiéndose por encima del húmero, se insertan
más allá de la articulación del codo entre los huesos del ante-
brazo. Estos músculos son elementos importantes para dotar
de estabilidad a la muy móvil articulación escapulohumeral, a
la cual cruzan; aparecen descritos junto con la región del hom-
bro (pág. 42).
Pectoral mayor
A partir de las cabezas clavicular y esternocostal, este gran
músculo triangular converge sobre la porción superior del hú-
mero, replegándose donde constituye la pared axilar anterior
con el fin de insertarse en el húmero mediante un tendón bi-
laminar.
La cabeza clavicular surge de la mitad medial de la superfi-
cie anterior de la clavícula. Discurriendo casi en el plano hori-
35
 3 Extremidad inferior
ASPECTO GENERAL
La extremidad inferior humana está construida para prestar
apoyo y para la propulsión. Los dos huesos coxales se articulan
entre sí por delante en la sínfisis púbica, y cada uno de ellos es-
tá firmemente fijado a la porción lateral del sacro mediante la
articulación sacroilíaca relativamente inmóvil. La rígida pelvis
ósea constituida de este modo transmite el peso del cuerpo a
través del acetábulo del hueso coxal hasta la extremidad infe-
rior y de igual manera transmite los impulsos propulsores de
la extremidad inferior al hueso coxal.
En la posición sedente, el peso del cuerpo se transmite a las
tuberosidades isquiáticas, y las piernas tienen libertad para
descansar.
La fijación de los huesos coxales restringe los movimien-
tos en esta región en comparación con los hombros, pero
aún es posible gran amplitud de movimientos de flexión-
extensión y un grado menor de abducción-aducción. En la
rodilla y el tobillo, la flexión y la extensión constituyen los
movimientos esenciales (aunque existen algunas complica-
ciones rotatorias en la rodilla), mientras que en el pie hay
movimientos limitados en las pequeñas articulaciones que
están adaptadas para una rigidez flexible propia de las nece-
sidades de propulsión.
Aunque la extremidad inferior se denomina comúnmen-
te pierna, ese término se refiere estrictamente a la región si-
tuada entre la rodilla y el pie. Por encima de la rodilla está el
muslo, que se puede dividir en tres compartimentos: anterior
o extensor, medio o abductor y posterior o flexor. (La extre-
midad tiene una rotación media durante el desarrollo y la su-
perficie original dorsal o extensora se convierte en anterior, y
la superficie ventral o flexora se convierte en posterior.) La re-
gión glútea o nalgas se sitúa entre la pelvis y la cadera, por en-
cima del compartimiento posterior del muslo. La propia
pierna tiene también tres compartimentos: anterior o exten-
sor, lateral o peroneal y posterior o flexor (pantorrilla). El pie
tiene un dorso o superficie superior y una planta o superficie
plantar.
Parte I
Compartimiento
anterior del muslo
Tejido subcutáneo
La grasa de la cara anterior del muslo contiene nervios cutáne-
os, vasos y ganglios o nódulos linfáticos, la terminación y los
afluentes de la vena safena mayor y ramas cutáneas de la arte-
ria fermoral.
NERVIOS SUPERFICIALES
Los ramos cutáneos del plexo lumbar que inervan el muslo
derivan de los primeros tres nervios lumbares. Son el ilioin-
guinal, el ramo femoral de los nervios genitofemoral, medio,
intermedio y lateral femoral cutáneos, y la rama anterior del
nervio obturador (figura 3.41). Todos estos nervios inervan la
fascia lata además de la piel. Los dermatomas de la extremidad
inferior están ilustrados en la página 14.
El nervio ilioinguinal es el ramo colateral del iliohipogás-
trico, derivando ambos del primer nervio lumbar. No tiene
distribución lateral, sino únicamente terminal cutánea. En la
pared abdominal anterior se sitúa en el plano neurovascular
entre los músculos oblicuo interno y transverso del abdomen,
atraviesa el oblicuo interno e inerva sus fibras inferiores, y des-
ciende a nivel profundo del músculo oblicuo externo (figura
5.7, págs. 220) para emerger delante de la médula a través del
anillo inguinal superficial. Atravesando la fascia espermática
externa, su principal distribución es por la piel de la raíz del
pene y un tercio anterior del escroto, pero también inerva una
pequeña área del muslo situada por debajo del extremo me-
dial del ligamento inguinal.
El nervio genitofemoral deriva de los nervios lumbares pri-
mero y segundo, pero sólo fibras de L1 se adentran en el ramo
107
 4 Tórax
Parte 1
Pared corporal
La pared del tórax y la pared del abdomen son una topográfi-
camente y en su desarrollo, siendo la diferencia esencial la pre-
sencia de costillas en la parte cuya función primaria es la respi-
ración.
La textura de la piel varía, tendiendo a ser más fina por de-
lante y más gruesa por detrás. La distribución del vello varía
según el sexo, la edad y la raza. Las líneas de tensión se extien-
den casi horizontalmente en torno a la pared corporal (figura
1.2, pág. 2).
En el tejido subcutáneo sobre la porción dilatable de la
pared corporal, a saber, la pared abdominal anterior y la por-
ción inferior de la pared torácica delante de las líneas axilares
medias, los tabiques fibrosos de tejido subcutáneo se conden-
san debajo del tejido adiposo en una capa de membrana fina
pero fuerte de fascia superficial: la fascia de Scarpa. Esta fascia
es la que permite a la capa adiposa de fascia superficial, la fas-
cia de Camper, deslizarse con libertad sobre la pared torácica
subyacente, la vaina del músculo recto y la aponeurosis del
músculo oblicuo externo. Se desdibuja sobre la pared torácica
superior y a lo largo de las líneas axilares medias. Más abajo,
sobre los muslos, se inserta en la fascia lata a lo largo del plie-
gue de piel flexible de la cadera, extendiéndose lateralmente
desde la espina del pubis justo debajo del ligamento o arco in-
guinal. La fascia de Scarpa continúa por el pene y el escroto
como la fascia perineal superficial (ligamento de Colles, pág.
310).
Riego sanguíneo
Las arterias lumbares e intercostales pasan al plano neurovas-
cular (pág. 12) para irrigar los costados; las arterias epigástricas
inferior y superior y la arteria torácica interna irrigan los teji-
dos de la línea media ventral. De todas estas arterias salen ra-
mas cutáneas que llegan a la grasa superficial y la piel. El retor-
no venoso del tejido subcutáneo no sigue las arterias. La recu-
peración de la sangre depende de una red anastomosante de
venas que irradian desde el ombligo. A nivel inferior pasan a la
vena safena magna hacia la ingle; por encima del ombligo as-
cienden hasta la vena torácica lateral y la vena axilar. Desde el
ombligo unas pocas venas paraumbilicales acompañan al liga-
mento redondo y drenan en la rama izquierda de la vena por-
ta; pueden distenderse provocando obstrucción portal, dando
lugar, si la distensión se extiende a las venas subcutáneas, a la
cabeza de medusa. Un conducto longitudinal, la vena toraco-
epigástica que une la vena torácica lateral con la vena epigás-
trica superficial por encima del ligamento o arco inguinal,
permite la comunicación entre las venas cavas inferior y supe-
rior y a menudo se destaca en los casos de obstrucción de la ve-
na cava inferior.
Drenaje linfático
Los conductos linfáticos del tejido subcutáneo y la piel siguen
las venas hasta los ganglios linfáticos axilares e inguinales su-
perficiales. Por encima del nivel del ombligo, la linfa de la par-
te anterior del cuerpo va al grupo anterior (pectoral), y de la
parte posterior del cuerpo hasta el grupo posterior (escapular)
de los ganglios linfáticos axilares. Del ombligo, la linfa des-
ciende desde la cara anterior de la pared abdominal y el periné
y va al grupo medial, y de las caras posterior y lateral de la pa-
red abdominal hasta el grupo lateral de ganglios linfáticos in-
guinales superficiales.
Inervación
Por encima de la segunda costilla y la articulación manubrios-
ternal, los ramos supraclaviculares del plexo cervical (C4, fi-
gura 1.7, pág. 13) inervan la piel. Por debajo de este nivel, las
ramas cutáneas anteriores de los nervios espinales de T2 a L1
inervan una banda de la línea media de piel ventral; T7 inerva
la piel de la región epigástrica superior; T10, la región umbili-
cal, y L1, la piel suprapúbica. Los ramos cutáneos laterales de
los nervios espinales de T2 o T3 a L1 inervan una amplia ban-
da lateral; estos ramos emergen en la línea axilar media. Los
ramos cutáneos laterales de T12 y el nervio iliohipogástrico
desciende por encima de la cresta ilíaca para inervar también
la piel de las nalgas. El nervio ilioinguinal no cuenta con ramo
cutáneo lateral; es el ramo colateral del nervio iliohipogástri-
co, y ambos proceden del nervio de L1. Una banda posterior
de piel está inervada por los ramos posteriores de los nervios
173
 5 Abdomen

transversa superior en el plano transpilórico (pág. 227), a me-

Parte 1
Pared abdominal anterior
La piel y los tejidos subcutáneos de la pared abdominal ante-
rior se han tratado como parte de la pared corporal (pág. 173).
Para fines clínicos, como la descripción del dolor, tume-
facciones e incisiones, el abdomen se divide en regiones que se
definen por líneas en la superficie de la pared abdominal ante-
rior. Por lo general, se delinean nueve regiones cortadas por
dos líneas horizontales y dos verticales (figura 5.1). La línea
vertical de cada lado corresponde a la línea clavicular media;
cuando se extiende hacia abajo llega al punto inguinal medio,
a medio camino entre la sínfisis del pubis y la espina ilíaca an-
terosuperior. La línea transversa inferior se traza entre los tu-
bérculos de las crestas ilíacas (plano intertubercular) y la línea
dio camino entre la escotadura yugular y la parte superior de
la sínfisis del pubis (algunos médicos emplean el plano subcos-
tal un poco inferior, a nivel con la porción inferior del borde
costal). Usando estas cuatro líneas, se definen tres regiones
centrales de arriba abajo: epigastrio, umbilical e hipogastrio (o
suprapúbica). De forma parecida, hay tres regiones laterales a
cada lado: hipocondrio, lumbar y fosa ilíaca.
MÚSCULOS ABDOMINALES
ANTEROLATERALES
Las tres túnicas de músculo de las paredes abdominales (pág.
175) están separadas en los flancos, y se conocen como obli-
cuo externo, oblicuo interno y transverso del abdomen. Las
túnicas se han fusionado ventralmente para formar el múscu-
lo recto del abdomen.

Músculo oblicuo externo

El músculo nace de ocho digitaciones, una de cada una de las
ocho costillas inferiores, justo lateral a sus extremidades ante-
Línea clavicular media
riores. Las cuatro bandas inferiores se interdigitan con las fi-
bras costales del músculo dorsal ancho, y las cuatro superiores,
con digitaciones del músculo serrato anterior. Desde este ori-
Hipocondrio gen pícnico, el músculo se abre en abanico hasta una inserción
Epigastrio muy amplia, gran parte de la cual es aponeurótica. El múscu-
Plano lo cuenta con un borde posterior libre que se extiende por la
transpilórico mitad anterior del labio externo de la cresta ilíaca. Las fibras
Umbilical Lumbar
musculares se ven sustituidas por una aponeurosis bajo una lí-
Plano nea que une la espina ilíaca anterosuperior con el ombligo, y
intertubercular
Fosa es medial a una línea vertical trazada desde la punta del IX car-
Hipogastrio
o área Ilíaca tílago costal (figura 5.2). El límite de las fibras musculares es
suprapúbica visible en los deportistas como una curva armónica. Las fibras
aponeuróticas, dirigidas oblicuamente hacia abajo y adelante,
se interdigitan entre sí cruzando la cara anterior del músculo
recto del abdomen a lo largo de toda la línea alba (esta des-
cripción es adecuada para todo tipo de propósitos prácticos;
sin embargo, un estudio reciente con material cadavérico ha
Figura 5.1 Regiones abdominales. mostrado que las fibras aponeuróticas se distribuyen en hojas

215
 6 Cabeza, cuello
y columna vertebral
Parte 1
Topografía general del cuello
La I vértebra dorsal se encuentra en la porción más elevada del
estrecho superior del tórax. De su borde superior nace la co-
lumna torácica, ligeramente convexa hacia delante, y que sus-
tenta el cráneo. Una masa de musculatura extensora se halla de-
trás de las vértebras, inervada segmentariamente por ramos
posteriores de los nervios cervicales que emergen de los aguje-
ros intervertebrales. Una masa mucho menor de musculatura
flexora, recubierta por lámina prevertebral, se extiende por de-
lante de las vértebras y detrás de la faringe, inervada segmen-
tariamente por ramos anteriores.
El rostro o cara se proyecta hacia delante y abajo a partir de
la base del cráneo delante de la porción superior de la faringe.
El paladar duro (o bóveda del paladar) se extiende a nivel del
arco anterior del atlas (vértebra C1); el borde inferior de la
mandíbula se halla entre las vértebras C2 y C3. La faringe se
extiende desde la base del cráneo hasta el nivel del cartílago
cricoides (C6) y luego prosigue convertida en el esófago.
Delante de la porción inferior de la faringe y la porción
superior del esófago se encuentran la laringe y la tráquea. Por
encima de la laringe está el hioides a nivel de C3. Se conecta
con la mandíbula mediante los músculos milohioideos, que
se encuentran en el límite superior de la porción anterior del
cuello y forman el suelo de la boca. El hioides y la laringe se
hallan suspendidos de los músculos del cráneo. En sentido
inferior se conectan con los músculos del esternón y la escá-
pula. A nivel profundo de estos músculos se halla el tiroides,
envuelto en la lámina pretraqueal, a lo largo de la laringe y la
tráquea.
A ambos lados de la faringe discurre la vaina carotídea, que
contiene las arterias carótidas común e interna y la vena yugu-
lar interna, mientras que por detrás discurre el tronco simpá-
tico cervical. Por el cuello descienden los pares craneales IX,
X, XI y XII; el IX y el XII discurren hacia delante de la orafa-
ringe y la lengua, y el XI se extiende hacia atrás hacia los mús-
culos esternocleidomastoideo y trapecio, mientras que el ner-
vio vago sigue descendiendo por la vaina carotídea.
Todo el cuello está rodeado por una fascia; la hoja de re-
vestimiento de la fascia cervical profunda encierra los múscu-
los trapecio y esternocleidomastoideo; la fascia y los músculos
se insertan por encima en la base del cráneo y, por debajo, en
la clavícula por la raíz del cuello.
El músculo platisma es una túnica ancha y plana de mús-
culo que se extiende desde la fascia por encima de las porcio-
nes superiores de los músculos pectoral mayor y deltoides has-
ta el borde inferior de la mandíbula; algunas fibras prosiguen
su curso por la cara, mezclándose con los músculos de la ex-
presión facial. El músculo cubre las venas yugulares externa y
anterior. Los dos músculos están separados por abajo, pero
convergen por encima hacia la línea media, justo debajo del
mentón.
Inervación. Por el ramo cervical del nervio facial; fibras
aferentes (propioceptivas) discurren con el nervio transverso
del cuello.
Acción. Desempeña cierto papel en la mímica facial y tal
vez ayude a abrir la boca.
Las venas yugulares anteriores comienzan debajo del men-
tón y van descendiendo, pegadas la una a la otra debajo del
músculo platisma, hasta la región suprasternal (figura 6.4).
Aquí atraviesan la fascia profunda y se adentran en el espacio
suprasternal, donde a menudo se conectan con una vena anas-
tomótica corta. Cada una traza un ángulo lateralmente y se
adentra a nivel profundo del esternocleidomastoideo, pero a
nivel superficial de los músculos en forma de cinta, para de-
sembocar en la vena yugular externa cerca de su terminación.
FASCIA CERVICAL PROFUNDA
La fascia cervical profunda consta de cuatro partes: la hoja de
revestimiento, la lámina pretraqueal, la lámina prevertebral y
la vaina carotídea.
321
 7 Sistema nervioso central
Plan general
El sistema nervioso central está compuesto por el encéfalo y
la médula espinal. El sistema nervioso central es hueco; se de-
sarrolla a partir de un tubo neural cuya cavidad perdura. Des-
de el punto de vista de su desarrollo, el encéfalo consta del pre-
sencéfalo, el mesencéfalo y el rombencéfalo. El presencéfalo se
compone del cerebro (los dos hemisferios cerebrales, cada uno
con una cavidad, el ventrículo lateral) y una porción más pro-
funda, el diencéfalo, cuyas partes principales son el tálamo y el
hipotálamo, y cuya cavidad es el III ventrículo. El mesencéfalo
es una pequeña región cuya cavidad es el acueducto y conecta
el presencéfalo con el rombencéfalo, que está formado por la
protuberancia, el bulbo raquídeo y el cerebelo, y cuya cavidad
constituye el IV ventrículo. El mesencéfalo, la protuberancia y
el bulbo raquídeo forman en conjunto el tronco cerebral. To-
das las partes del encéfalo se hallan dentro de la cavidad crane-
al; el bulbo raquídeo atraviesa el agujero magno del cráneo y
cambia su nombre por el de médula espinal en el punto en
que emergen las raíces nerviosas de la primera vértebra cervi-
cal; la médula espinal cuenta con un conducto central. Los
plexos coroideos producen el líquido cefalorraquídeo dentro
de los ventrículos, los cuales llena; sale por la línea media y los
orificios laterales del IV ventrículo para revestir la superficie
del encéfalo y la médula espinal.
Parte 1
Presencéfalo
HEMISFERIOS CEREBRALES
Los hemisferios cerebrales ocupan la mayor parte de la cavi-
dad craneal, por encima del suelo de las fosas craneales ante-
rior y media, y por encima de la tienda del cerebelo. Uno de
los hemisferios, por lo general el izquierdo en las personas
diestras, es un poco mayor que el otro y constituye el hemisfe-
rio dominante. La superficie medial de ambos hemisferios es
plana y yace contra la hoz del cerebro; por debajo de la hoz, el
cuerpo calloso se une a los dos hemisferios. La superficie infe-
rior del hemisferio es más irregular que la superficie medial; la
superficie orbitaria del lóbulo frontal es ligeramente cóncava
por la impresión de la fosa craneal anterior; el polo temporal
es muy convexo en conformidad con la fosa craneal media, y
la superficie inferior del lóbulo occipital adopta una pendien-
te hacia abajo y atrás para adaptarse a la forma de la tienda. La
superficie superolateral de los hemisferios es muy convexa en
conformidad con la forma del cráneo.
Todas las superficies del hemisferio cerebral están recu-
biertas por una corteza de sustancia gris (las células de la cor-
teza cerebral) y a nivel interno hay otros grupos de células que
conforman estructuras tales como los núcleos basales y el tá-
lamo. La corteza adopta una serie complicada de pliegues tor-
tuosos, las circunvoluciones; las acanaladuras entre ellas cons-
tituyen los surcos (figura 7.1). Todas las circunvoluciones y
surcos tienen un nombre, pero sólo describiremos aquí los
más importantes. Aunque ninguna configuración cerebral es
igual a otra, siempre hay parecidos y un patrón general co-
mún a todos.
Algunos de los surcos mayores se emplean para dividir la
superficie del hemisferio en lóbulos que reciben un nombre
acorde a los huesos del cráneo adyacentes cuando el encéfalo
está en su sitio: lóbulos frontal, temporal, parietal y occipital.
El lóbulo frontal se halla delante del surco central y por enci-
ma del surco lateral; el lóbulo parietal está detrás del surco
central y por encima del surco lateral; el lóbulo temporal está
debajo del surco lateral, y el lóbulo occipital se halla debajo y
detrás del surco parietooccipital.
Superficie superolateral
La incisura profunda que divide los lóbulos frontal y temporal
en la superficie inferior del encéfalo llega hasta la superficie su-
perolateral y se dirige hacia atrás, por encima del lóbulo tem-
poral. Se trata del surco lateral (cisura de Silvio) (figura 7.1),
aunque, estrictamente hablando, la porción que hallamos so-
bre la superficie lateral constituye la rama posterior del surco
449
 8 Osteología del
cráneo y del hioides

Parte 1
Cráneo
Mientras que el término calavera incluye la mandíbula, el crá-
neo no la incluye. La cavidad craneal tiene una cúpula o bóve-
da, y un suelo que forma la base del cráneo. El esqueleto facial
constituye la porción frontal de la calavera y también com-
prende la mandíbula.
CARACTERÍSTICAS EXTERNAS
Visión superior
En sentido anterior, el hueso frontal se articula con el par de
parietales en la sutura coronal, que discurre transversalmen-
te. Hay ocasiones en que las dos mitades originales del fron-
tal no se fusionan, dejando una sutura metópica o frontal en la
línea media. El lugar de encuentro en la línea media del fron-
tal y los parietales es el bregma, donde se halla la fontanela an-
terior (figura 1.25, pág. 32). Detrás del bregma, los parietales
se articulan en la sutura sagital. A ambos lados de la porción
posterior de esta sutura, a menudo hay un agujero que perfo-
ra ambos parietales, a través del cual una vena emisaria co-
necta el seno sagital superior con las venas del cuero cabellu-
do. La sutura sagital desciende trazando una curva hasta la
lambda, en el vértice del occipital.
Vista posterior
La lambda es el punto en la línea media donde se encuentra la
sutura sagital con la tortuosa sutura lambdoidea entre la por-
ción escamosa del occipital y los parietales (figura 6.81, pág.

Parietal
Sutura coronal

Frontal
Líneas temporales
superior e inferior

Pterión
Temporal
Esfenoides

Sutura lambdoidea
Hueso nasal
Hueso lagrimal
Hueso cigomático Occipital

Apófisis mastoides
Maxilar

Mandíbula
Porción timpánica del temporal

Figura 8.1 Lado izquierdo del cráneo.

499