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- Se entiende por Capitalismo un sistema económico, caracterizado por la propiedad


privada de los medios de producción. En el capitalismo, tanto la producción como la
distribución de la renta se rigen por los principios y operaciones del mercado, en el que
teóricamente el precio se fija por el libre juego de la oferta y demanda. Se encuentra
fundado en el capital como relación social básica de producción.

En el capitalismo los individuos privados y las empresas, empleando trabajadores


asalariados, llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes o de servicios, con
el propósito de producir y acumular ganancias u otro beneficio de interés propio.

Desde una perspectiva sociológica, la sociedad capitalista es aquella en la que el


capital detenta una posición dominante en la producción de bienes, superando en
mucho a los factores tradicionales, es decir, a la tierra y el trabajo humano. En este
sentido, la expresión “sociedad capitalista” hace referencia a una sociedad altamente
industrializada en la que la innovación tecnológica tiende a conseguir una alta
productividad con un empleo proporcionalmente decreciente de mano de obra.

Además de la propiedad privada de los medios de producción se destacan como


elementos característicos principales del capitalismo la acumulación, también privada,
del capital, la distribución desigual de la renta y de la riqueza, la importancia esencial
del dinero y de los mercados financieros, la innovación tecnológica ininterrumpida y,
en fases avanzadas, el surgimiento y expansión de las grandes sociedades
multifuncionales.

CARACTERISTICAS DEL CAPITALISMO

- Los medios de producción (tierra y capital) son de propiedad privada. En este


contexto el capital se refiere a los edificios, la maquinaria y otras herramientas
utilizadas para producir bienes y servicios destinados básicamente al consumo.
- La actividad económica aparece organizada y coordinada por la interacción entre
compradores y vendedores (o productores) que se lleva a cabo en los mercados.
- Tanto los propietarios de la tierra y el capital como los trabajadores, son libres y
buscan maximizar su bienestar, por lo que intentan sacar el mayor provecho posible
de sus recursos y del trabajo que utilizan para la producción; los consumidores pueden
gastar como mejor les parezca sus ingresos para obtener la mayor satisfacción
posible. Este principio que se denomina soberanía del consumidor, refleja que, en un
sistema capitalista, los productores se ven obligados, debido a la competencia, a
utilizar sus recursos de forma que puedan satisfacer la demanda de los consumidores;
el interés personal y la búsqueda de beneficios les lleva a seguir esta estrategia.
- Bajo el capitalismo el control del sector privado por parte del público debe ser
mínimo; se considera que existe competencia, la actividad económica se controlará a
sí misma; la actividad del gobierno sólo es necesaria para gestionar la defensa
nacional, hacer respetar la propiedad privada y garantizar el cumplimiento de los
contratos. Esta visión antigua del papel del Estado en el sistema capitalista ha
cambiado mucho durante el siglo XX.
- Primacía del capital sobre la mano de obra.
- El papel central lo tiene el empresario.

- La mano de obra está al servicio de la producción.

DESARROLLO HISTORICO

Los núcleos del capitalismo surgieron cuando todavía el feudalismo se hallaba


sólidamente establecido en Europa. La concentración de hombres libres en las
ciudades y el desarrollo del comercio propició la formación de fortunas personales que,
en lugar de dilapidarse en el consumo, se emplearon en aventuras comerciales
económicamente productivas. Mientras el hombre feudal adquiría bienes para su
disfrute, el hombre pos feudal veía en la mercancía un valor expresado en dinero. El

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carácter abstracto de éste supuso un salto cualitativo en la naturaleza de la valoración
económica. Todos los bienes pudieron calcularse de modo homogéneo. Las ciudades
se convirtieron en mercados financieros y centros de producción en donde el
ciudadano no trabajaba tanto para el consumo como para la venta, es decir, la
obtención de riqueza. Un invento italiano de principal importancia, la contabilidad por
partida doble, desarrollada a finales del siglo XV por Luca Pacioli, dotó a la incipiente
organización pre capitalista de sus necesarios instrumentos de control. Gracias a ella
pudo el comercio experimentar un desarrollo impensable con la vieja contabilidad por
partida simple, por lo que se favoreció el surgimiento de un capitalismo comercial que,
a partir de los descubrimientos geográficos del siglo XV y XVI y de la consiguiente
introducción en Europa de grandes cantidades de metales monetizables, recibió un
impulso decisivo.
La creación de los nuevos estados absolutos en esa misma época llevo consigo la
rápida desaparición de las rígidas barreras que el feudalismo ponía a la libre actividad
económica y dio lugar a la aparición de ámbitos geográficos y jurídicos más favorables
al desarrollo del capitalismo. Al mismo tiempo, la abundancia de metales preciosos
americanos trajo consigo la instauración del mercantilismo como nueva política
económica. Al fundamentar la prosperidad económica en la acumulación de reservas
monetarias en oro y plata y en el proteccionismo comercial, el mercantilismo hizo
posible un fuerte desarrollo de los capitalismos nacionales y, con ella, la aceleración
de la progresiva sustitución de la iniciativa pública por la privada.

Con la revolución industrial, el mercantilismo, que al prestar una atención secundaria a


la producción de bienes había reforzado los procesos inflacionarios de la época, dio
paso a uno nueva y floreciente época del capitalismo. Las posibilidades de
consecución de altos beneficios en la industria hicieron que las inversiones se
desplazaran preferentemente hacia esta actividad. El viejo patriciado comercial fue
sustituido por las más dinámicas y audaces clases medias. Los representantes del
nuevo capitalismo industrial no fueron ya los nobles caballeros de Liverpool o de
Hamburgo, sino los arribistas de Manchester, de Renania o de Westfalia, salidos de
capas menos brillantes de la burguesía.

Los nuevos capitanes de empresas encontraron su biblia en la obra del pensador


escocés Adam Smith “Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza en las
naciones” (1776). Impresionado por la gran prosperidad económica de Inglaterra,
Smith investigó las transformaciones acontecidas y encontró las causas de la nueva
prosperidad en la división del trabajo operada en la industria y en el libre intercambio
de bienes y productos manufacturados. La ley de la oferta y de la demanda rige
sabiamente, según él, la vida económica y el progreso de las naciones. En el mismo
sentido actúa el interés personal, ya que, dirigido por aquella ley, coincidirá en sus
fines con los más convenientes para la nación.

Después de la revolución francesa y de las guerras napoleónicas, pronto


desaparecieron los restos de feudalismo que quedaban en Europa y la política
económica preconizada por Adam Smith se extendió con rapidez a todos los estados.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la aparición de grandes grupos industriales
y bancarios y el progresivo control de estos últimos sobre los primeros significó la
aparición del capitalismo financiero. La necesidad de nuevos mercados donde colocar
los grandes excedentes de producción condujo paralelamente al surgimiento del
imperialismo (estado supremo del capitalismo, según Lenin), y a la creación de una
economía que, desbordando los viejos límites nacionales, se convirtió ya en
interdependiente y universal.
La primera guerra mundial trajo consigo la más grave crisis del capitalismo. Concluido
el conflicto y tras un periodo de prosperidad, los mercados internacionales su
hundieron, el centro de gravedad económico se desplazó de Europa a los Estados
Unidos y el proteccionismo comercial se impuso por doquier. Finalmente, la gran
depresión de 1929 llevó consigo una radical puesta en cuestión del capitalismo.

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La definición de capitalismo afirma que este movimiento tuvo que afrontar numerosos
cambios como crisis, las revoluciones y depresiones económicas, las cuales
provocaron diferentes reacciones en los individuos como en los sistemas económicos.
En las democracias industrializadas de Europa y Estados Unidos, la mayor prueba que
tuvo que superar el capitalismo tuvo lugar a partir de 1930, más precisamente con la
caída de Wall Street lo cual provocó una profunda depresión en el país americano. De
todas formas este sistema económico se mostró lo suficientemente fuerte para superar
la situación; no obstante, los gobiernos democráticos empezaron a intervenir en las
economías para poder solucionar los inconvenientes y las injusticias que este
concepto creaba. Aunque la definición de capitalismo aseguraba que los estados
debían permanecer al margen de toda actividad económica, Keynes demostró que
éstos podían utilizar su poder económico, sus impuestos, su capacidad de gastos y el
control de la oferta minoritaria para controlar cualquier tipo de sistema. De acuerdo a
este pensador, durante una depresión económica el estado debe aumentar el gasto
público, aún a costa de caer en un déficit presupuestario, y así compensar la caída del
gasto privado. Durante los 25 años que sucedieron a la Segunda Guerra Mundial,
estas teorías combinadas con el capitalismo generaron una gran expansión
económica; todos los países con este modelo lograron un crecimiento constante con
bajas tasa de inflación y crecientes niveles de vida, el sistema experimentó un
espectacular desarrollo en los países occidentales, el cual puso de manifiesto su
renovada vitalidad, la cual sigue vigente hoy en día.

Valoraciones y Beneficios del Capitalismo con respecto a otros sistemas económicos


* Capitalismo y el socialismo

Una diferencia fundamental entre capitalismo y socialismo, considerados ambos como


sistemas socioeconómicos, radica en la existencia o no del beneficio privado. La
obtención de ese beneficio implica la existencia de un mediador o empresario que
contrata la fuerza de trabajo de otros hombres y consigue como premio, beneficio o
utilidad monetaria entre sus costos de producción (capital invertido y remuneración de
la fuerza de trabajo) y el precio de la venta. Mientras el socialismo excluye
teóricamente los servicios de intermediación y, por consiguiente, anula el beneficio, el
capitalismo convierte este hecho en el motor mismo del sistema.

No obstante, al margen de los modelos teóricos capitalistas y socialista, la realidad


ofrece con mayor frecuencia sociedades capitalistas con industrias socializadas y otras
de tipo socialista en las que pueden encontrarse actividades económicas de tipo
capitalista. Ejemplo de ello son muchos países capitalistas en los que los sectores
estratégicos de sus respectivas economías están controlados por empresas públicas,
aunque éstas se constituyan jurídicamente como sociedades anónimas.
* Capitalismo y el marxismo
Según la perspectiva marxista o liberal, el estudio del capitalismo conduce a juicios
radicalmente contradictoria. Analizado desde las posiciones ideológicas del
liberalismo, el capitalismo se manifiesta como el único sistema económico capaz de
asegurar a cada hombre el libre ejercicio de sus facultades. La laboriosidad y el ahorro
actúan en él como instrumento de prestigio social y de afirmación de las capacidades
individuales. La libre iniciativa conduce a la optimización de las capacidades de
producción disponibles y asegura, por consiguiente, el crecimiento económico y el
bienestar social.

La teoría marxista, por el contrario, cree descubrir en el capitalismo una contradicción


esencial en el carácter social del trabajo y la apropiación privada de la nueva riqueza
generada, contradicción que se expresaría en un antagonismo irreductible entre las
clases básicas de la sociedad capitalista: el proletariado y la burguesía. Del mismo
modo, la igualdad política formal proclamada por el liberalismo se reduciría a la nada
como consecuencia de la desigualdad económica, y el aparato estatal serviría
fundamentalmente para la exclusión de las masas trabajadoras de la vida política.

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Expertos en economía afirman que uno de los grandes beneficios o cualidades de este
sistema es su capacidad de auto organización, el capitalismo es un sistema puede
organizarse a sí mismo sin necesidad de un mecanismo de planeamiento o guía
externa, a este fenómeno se lo llama “laissez faire”, es decir, “dejad hacer, dejad
pasar”, refiriéndose a una completa libertad en la economía; libre mercado, libre
manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral, y mínima intervención de
los gobiernos. En un proceso de este tipo la búsqueda de ganancias tiene un rol
importante, a partir de las transacciones entre compradores y vendedores emerge un
sistema de precios, y los precios surgen como una señal de cuáles son las urgencias y
necesidades insatisfechas de las personas. La promesa de ganancias les da a los
emprendedores el incentivo para usar su conocimiento y recursos para satisfacer esas
necesidades. De tal manera, las actividades de millones de personas, cada una
buscando su propio interés, se coordinan y complementan entre sí.

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