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Los orígenes de esta corriente toman forma a fines de la década del 60 y que, pese a contar
con brillantes exponentes como Abraham Maslow, Stanislav Grof y Ken Wilber, ha sido
ignorada sistemática en el ámbito académico de la Psicología. No se enseña prácticamente en
ninguna universidad aún siendo, probablemente, la corriente psicológica más abarcativa de
todas. Por supuesto que este es un punto discutible y propongo este escrito como una
contribución al debate.
Lo que el psicoanálisis y otras corrientes han descuidado es el estudio del ser humano sano.
Estas terapias, si logran ser exitosas, desestructuran la neurosis y devuelven al paciente a la
normalidad de su época.
Muchos consideran a Jung, como el primer psicólogo transpersonal, por su estudio de los
arquetipos, su ampliación del concepto de libido y la resistencia a reducir al hombre a su
sexualidad; todos planteos que le valieron la condena de Freud. Jung consideraba al
inconsciente como "un principio creativo e inteligente, que vinculaba al individuo con la totalidad
de la humanidad, la naturaleza y el conjunto del cosmos."[1]
Además de la existencia del inconsciente individual "descubierta" por Freud, Jung postula la
existencia de un inconsciente colectivo, compartido por toda la especie humana. Para Jung,
más allá de los condicionamientos culturales que definen sus formas de manifestación, la
espiritualidad es un principio intrínseco a la psique humana.
Del otro lado del océano, Abraham Maslow fue uno de los primeros investigadores
interesados en estudiar la psicología de los seres más "avanzados" que ha dado la historia de
la humanidad. Lo que le interesaba era examinar a los seres psicológicamente más sanos; por
supuesto, una rara minoría en la que incluyó a Cristo y los místicos de otras culturas. Lo que
infirió, luego de estudiar exhaustivamente la vida de estos hombres "iluminados" era que no
tenían su identidad puesta y encerrada en su persona, en su ego, en su historia. Tenían un
sentido de identidad más amplio, que iba más allá de su personalidad, una identidad
"transpersonal". Su identidad se ampliaba hacia una comunión con la totalidad de los
fenómenos, con la totalidad de los seres. Algo, por supuesto, muy difícil de comprender, para la
mayoría de nosotros; y por lo tanto, los psicólogos, sobretodo los occidentales, suelen ignorar
estos fenómenos o bien, calificar de patológicas a este tipo de experiencias místicas.
Maslow se interesó por el estudio de las que denominó "experiencias cumbre" sugiriendo que
dichas experiencias pueden ser supra normales en vez de subnormales. Tales experiencias de
plenitud que muchas personas han experimentado aunque más no sea por unos instantes,
pueden ser un indicio de un potencial humano.
Satisfechas las necesidades de alimento, irrumpen las necesidades de seguridad, a las que
vincula con el anhelo de contar con ciertos hábitos regulares que alejen la posibilidad del miedo
y el dolor.
A continuación aparecen las necesidades de amor y pertenencia. Digamos que cuando una
persona logra un lugar estable donde vivir y un ingreso de dinero regular, empieza a sentirse
impulsada a lograr satisfacción sexual, una pareja, amigos, hijos y la pertenencia a un grupo.
Satisfechas las necesidades de amor, emergen las necesidades de estima, a las que describe
como necesidades de "evaluación estable y elevada de sí mismo, de amor propio y de la
estimación de los demás".
Estas necesidades "superiores" forman parte de la naturaleza psicológica del ser humano
residiendo también en el inconsciente y, aunque en la mayoría de las personas no se
despliegan, existen, cuando menos, como potencialidad.
Ken Wilber es quizás el más erudito de los teóricos relacionados con lo transpersonal. Sus
desarrollos son demasiado extensos como para este escrito y los abordaremos con la
dilatación que merecen en otra ocasión. Basta aquí apuntar que siendo un eximio estudioso de
la psicología tanto occidental como oriental, concluye que la espiritualidad y la religiosidad son
características de la psiquis humana, aunque se ocupa de diferenciar la religión exotérica de la
esotérica. "La religión exotérica o externa es una religión mítica, una religión terriblemente
concreta y literal, que cree, por ejemplo, que Moisés separó las aguas del Mar Rojo, que Cristo
nació de una virgen, que el mundo se creó en seis días,... que la tierra descansa sobre la
espalda de un elefante y que éste, a su vez, se apoya sobre una tortuga que reposa sobre una
serpiente... Así son las religiones exotéricas, un conjunto de sistemas de creencias que
intentan explicar los misterios del mundo en términos míticos más que en términos de
experiencia directa o de evidencia". Esta es la religión que Freud y otros investigadores han
asociado, razonadamente, con fijaciones a un pensamiento mítico. Cuando en psicología se
habla de religión y espiritualidad se está pensando en este tipo de creencias y raramente se
distingue entre lo exotérico y lo esotérico.
Citemos otra vez a Wilber: "La religión esotérica no te pide que tengas fe en nada o que te
sometas dócilmente a algún dogma. La religión esotérica, por el contrario, consiste en un
conjunto de experimentos personales que llevas a cabo científicamente en el laboratorio de tu
propia conciencia. Como toda ciencia que se precie, la religión esotérica no se basa en las
creencias sino en una experiencia directa validada y verificada públicamente por un grupo de
iguales que también han llevado a cabo el mismo experimento. Ese experimento es la
meditación."
Aquí tenemos un punto importante. No todas, pero sí la gran mayoría de las psicoterapias son
"habladas". Basta citar como ejemplo el famoso cuento del psicoanalista que le pidió a Víctor
Frankl que defina en una frase la Logoterapia ante lo que Frankl contraatacó pidiéndole que
definiera en una frase al Psicoanálisis. Se cuenta que el analista dijo algo así como "En
psicoanálisis, el paciente se recuesta en un diván y dice cosas que encuentra desagradable
decir". La respuesta de Frankl fue: "En la Logoterapia, el paciente se sienta en una silla y
escucha cosas que encuentra desagradable oír".
La psicología transpersonal, propone, para los problemas espirituales, otras técnicas que van
más allá de la palabra. Una de ellas es la meditación. Pero no se trata de poner a meditar al
neurótico. Al neurótico se lo ayuda escuchándolo. Para aquellos pacientes que trascienden sus
dificultades neuróticos y comienzan a enfrentar otro tipo de conflictos, relativos a la
trascendencia del yo, del ego, por ejemplo; en esos casos se impone cómo método válido la
meditación y otras técnicas que no se basan exclusivamente en la palabra, como la respiración
holotrópica de Grof.
Cuando se prohibió el uso de LSD por sus peligrosos efectos "colaterales", Grof decidió ir a la
caza de otros procedimientos para generar esos estados. Junto a su esposa Cristina, ideó un
método que empleando respiración intensificada o hiperventilación, combinada con cierto tipo
de música y un trabajo corporal logra aparentemente desbloquear las barreras entre el
inconsciente y la conciencia, posibilitando la expresión de contenidos reveladores y curativos.
Para finalizar este humilde resumen introductorio cabe aclarar que la psicología transpersonal
es una cuestión de contexto. Esta corriente considera que el psiquismo se manifiesta en
diferentes niveles de conciencia. En este contexto, la terapia trabaja según el nivel de
conciencia en que se encuentre el paciente conservando la conciencia del espectro total de la
existencia. El psicólogo transpersonal detecta el nivel de conciencia del paciente y lo ayuda a
superar los conflictos propios de ese nivel, estando alerta y dispuesto a seguir al paciente hacia
nuevos niveles experienciales a medida que se van presentando. "El terapeuta transpersonal
se ocupa de todos los sucesos que emergen a lo largo del proceso terapéutico, incluidos los
asuntos mundanos, los datos biográficos y los problemas existenciales. Lo que en realidad
define la orientación transpersonal es el modelo de la psique humana que reconoce la
importancia de las dimensiones espirituales o cósmicas y el potencial evolutivo de la
conciencia." (Stanislav Grof)
Sus orígenes se encuentran en los psicólogos influenciados por Oriente (Jung, Assagioli,
Desoille, Maslow). Este estudio ha recibido la confirmación de muchos científicos, que afirman
encontrar en sus trabajos la presencia de una Conciencia-Energía. Propone un nuevo
paradigma científico, desarrollando la unidad subyacente entre el hombre y el universo en una
visión holística.
Hay gran cantidad de pruebas, provenientes de gran variedad de disciplinas psicológicas o no,
que señalan la posibilidad de que hayamos subestimado el potencial de crecimiento y bienestar
psicológico del ser humano.
De nada nos sirven ya los antiguos enfoques de la psicología en donde las experiencias
místicas, los estados de éxtasis o de iluminación eran considerados neuróticos o alucinatorios.
Establecer un buen vínculo con aquello que se es. En términos de Jung (pionero de la
Psicología del Espíritu), podemos decir que se busca estimular el proceso de individuación, que
implica desplegar lo más profundo de sí, para que se manifieste en todo su potencial. Esto
implica llegar a ser un individuo: alguien que no está dividido. En el lenguaje coloquial también
hacemos alusión a esta cualidad: respecto de alguien excepcional, decimos que se trata de
una persona íntegra, o de una sola pieza.
Tal como lo señala la Filosofía Perenne, reuniendo las sabidurías de distintos tiempos y
culturas de la humanidad, somos esencia y personalidad. Nuestra esencia es aquello que
éramos aún antes de nacer, nuestro self, el verdadero Sí Mismo. Nuestra personalidad, en
cambio, se adquiere en el roce con la vida: es, básicamente, condicionamiento, como la
programación de una máquina que rara vez responde al impulso de aquella naturaleza
esencial. Como dice Ken Wilber, se produce la represión del Atman: eso Sagrado que nos
anima, que es una porción de la Vida, queda subyugado a la prisión de una personalidad, que
no le permite expresarse. Esta fricción interna es causa de mucho dolor psicológico, derivado
de la sensación de no ser fiel al Sí Mismo, de estar traicionando lo que nuestro ser necesita
expresar; otros tres aspectos en los que solemos estar divididos son nuestros tres pisos
básicos (intelecto, emoción y cuerpo) dado que, con frecuencia, pensamos distinto de cómo
sentimos, y actuamos también en contradicción con ello nuestras distintas subpersonalidades
están entre las escisiones internas más evidentes, puesto que la personalidad humana está
dividida en distintos yo es, muy diferentes entre sí, cada uno con su necesidad, con su impulso,
con su dificultad: dentro de nosotros conviven partes niñas y adultas, partes egoístas y
generosas; partes agresivas y compasivas... Es como una multitud de personajes psicológicos,
que muchas veces acaparan el escenario de nuestra vida, sin el consentimiento de nuestra real
naturaleza; también como seres humanos estamos llamados a integrar dentro nuestro los
aspectos del sexo opuesto, que anidan en lo íntimo de toda estructura psíquica: lo femenino en
el varón, lo masculino en la mujer. En los vínculos de afecto tendemos a proyectar estos
arquetipos internos, tratando de integrar nuestro opuesto a través de las relaciones de pareja.
Sin embargo, esta integración, para que sea plena, debería ser sobre todo intrapsíquica, no
sólo externa. Si interiormente estamos peleados con nuestras propias partes masculinas (o
femeninas), difícil será que los vínculos extrapsíquicos sean armónicos y satisfactorios. Tener
dentro de sí estas partes en pugna acarrean sensación de incompletud y dificultades
relacionales marcadamente detectables, un conflicto interno universal es el que se establece
entre nuestra persona y nuestra sombra, esas dos caras de nuestra identidad psíquica. Ambos
términos nacen también de la Psicología Junguiana, haciendo alusión a una escisión
fundamental. La persona es la máscara social, aquellos de nuestros aspectos que están a la
vista, tanto para nosotros mismos como para los demás. La sombra (inconsciente freudiano),
en cambio, es el conjunto de rasgos psicológicos reprimidos, que no están a la vista; aquéllas
partes de sí que rechazamos, que nos avergüenzan y que, por ende, ocultamos tanto para con
los demás como ante la propia apercepción. Hacer conscientes los aspectos sombríos es un
trabajo transformador y profundo, que posibilita ir teniendo mayor contacto con la realidad
interna y externa, sin engañarnos con nuestras proyecciones y trampas psicológicas. Esta lista
podría seguir (lo consciente y lo inconsciente, lo personal, prepersonal y transpersonal, la razón
y la intuición, etc.)
ENFOQUE INTEGRAL
De un contexto más general, o sea, dentro de un enfoque Integral, siendo éste un modo de
mirar toda la realidad (y no sólo lo psicológico). Este enfoque Integral abarca distintas
disciplinas: Psicología, Psiquiatría, Antropología, Sociología, Arte, Educación, Economía,
Medicina, Física Cuántica, Sociopolítica, Ciencias de la Comunicación, etc.). El eje central es el
considerar como fundamento de esa mirada la Unidad Trascendente de todo lo que existe, el
Sentido de lo Sagrado que sostiene toda la realidad visible e invisible.
En las últimas décadas, esta mirada trascendentalista o espiritual fue impregnando las diversas
áreas del conocimiento humano, implicando en ello el tener en cuenta las antiguas Tradiciones
de Sabiduría de diferentes culturas (Budismo, Taoísmo, Sufismo, Chamanismo, Misticismo
judeocristiano, etc.). Estas Tradiciones tienen un núcleo de Conocimiento que comparten, más
allá de sus diversas formas externas. Ese núcleo de Conocimiento fue llamado por Aldous
Huxley Filosofía Perenne. Los investigadores y científicos contemporáneos que adscriben a
este paradigma han observado que existe un correlato entre las descripciones de la realidad
que ofrece la ciencia moderna, y ese cuerpo de Conocimiento de la Filosofía Perenne.
Si llevamos estos conceptos al área de la Psicología, nos encontramos con un encuadre que
tomará tanto las investigaciones sobre el psiquismo humano realizadas por la Psicología
actual, así como aquéllas que fundamenta la Psicología de lo Sagrado, representada por las
diversas Tradiciones de esa Filosofía Perenne.
Esto implica, entonces, que la Psicología Transpersonal abarcará tanto los procesos del
psiquismo egoico, con sus características propias y sus patologías, como aquel aspecto del
universo interno que hace a lo transegoico, o sea, a lo espiritual, a lo Trascendente.
En ese sentido, vemos que la mirada de la Psicología occidental se fue basando desde sus
orígenes en el estudio de lo patológico (neurosis y psicosis), teniendo en cuenta recién hacia
la década del 60, los aspectos sanos del psiquismo humano, al aparecer en el horizonte la
Psicología Humanista (Maslow, Rogers, Frankl, Sutich y otros). El Movimiento Humanista es el
antecesor cronológico e ideológico de la Psicología Transpersonal, dado que, al hacer hincapié
en investigar los aspectos más sanos del hombre, y los modos de estimular el proceso de
autorrealización, derivó en forma natural en verter su mirada hacia los aspectos espirituales del
ser humano. Esto coincidió históricamente con la difusión de la Psicología de los monasterios
de Oriente (particularmente acentuada por la diáspora producida por la invasión china al Tíbet ).
De esta manera, la Psicología Transpersonal fue naciendo como una continuación natural de la
Humanista, adscribiendo a esa denominación en virtud de abarcar aquellos aspectos del
universo interno que casi no habían sido tenidos en cuenta por Occidente: lo que está más allá
del Ego, lo Trascendente.
Esta Psicología fue formalmente instaurada por Abraham Maslow y Anthony Sutich en 1969
con la publicación del Journal of Transpersonal Psychology, seguida de la fundación de la
Association for Transpersonal Psychology en California (EEUU) en 1972.
El esfuerzo por ampliar el conocimiento del ser humano en sus distintas dimensiones, sin lograr
aún su total comprensión, surge un movimiento, dentro del ámbito de la Psicología que supone
una expansión del campo de la investigación psicológica para incluir aspectos de la experiencia
y del comportamiento humanos asociados a la salud y el bienestar. Este movimiento se nutre
tanto de los conocimientos de la ciencia de occidente como de la sabiduría tradicional de
oriente, en un intento de integrar ambas fuentes de conocimiento.
La Psicología Transpersonal surge en los años 60, siendo Abraham Maslow uno de los
principales precursores de la Psicología Humanista, quién apuntó la posibilidad de alcanzar un
estado del ser más allá de la autorrealización. Estado que supone la transcendencia por el ser
humano de los límites de la propia identidad y experiencia, alcanzando niveles superiores de
conciencia, que estando por encima de las necesidades e intereses materiales tienen sobre
estos efectos muy positivos.
No puede hablarse de Psicología Transpersonal sin hacer referencia al Nuevo Paradigma que
viene a completar y ampliar el Paradigma Convencional en el que se enmarcan los actuales
conocimientos científicos. Este Nuevo Paradigma incluye una dimensión cualitativa que permite
abarcar la complejidad y riqueza de las experiencias humanas. Pone el énfasis en la
comprensión de los procesos y resultados de la compleja y dinámica interacción en el
acontecer cotidiano de las circunstancias y las vidas de los individuos, es decir desde una
perspectiva ideográfica, cualitativa, subjetiva y experiencial.
Este Nuevo Paradigma, o Paradigma Transpersonal se centra más en el estudio del todo que
en el de las partes. No se trata por supuesto, de rechazar el planteamiento nomotético,
cuantitativo, objetivo y experimental del Paradigma Convencional, pues lo que se plantea, es
ampliarlo integrando ambas perspectivas para alcanzar un mayor conocimiento de lo universal
a través de una profunda e intensa investigación de lo particular.
William James, quién se interesó por el estudio de la voluntad libre, de lo cual extrajo dos
conclusiones: una, que nuestras propias decisiones son creativas y la otra, que en ocasiones
es necesario renunciar a nuestra voluntad. Reconoció la existencia de un self espiritual, más
interno, subjetivo y dinámico que self material o social. Tuvo su propias experiencias místicas y
con relación a ese self superior escribió: "Resulta evidente que el self superior es aquella parte
de nuestro ser que es contigua o adyacente a un algo más de cualidad similar que puede
actuar en el universo exterior, que es capaz de mantenerse en contacto con él y en cierto modo
sujetarse a la tabla de salvación mientras el self inferior se hace pedazos y se hunde en el
naufragio".
Además, William James, el padre de los psicólogos norteamericanos, insistió una y otra vez en
que «nuestra conciencia normal de vigilia no es más que un tipo especial de conciencia, en
tanto que en derredor de ella, y separadas por la más tenue de las pantallas, se extienden
formas de conciencia totalmente diferentes». Es como si nuestra percepción habitual de la
realidad no fuera más que una isla insignificante, rodeada por un vasto océano de conciencia,
insospechado y sin cartografiar, cuyas olas se estrellan continuamente contra los arrecifes que
ha erigido a modo de barreras nuestra percepción cotidiana... hasta que, espontáneamente, las
rompen e inundan esa isla con el conocimiento de un nuevo mundo de conciencia, tan vasto
como inexplorado, pero intensamente real...."
Carl Gustav Jung, sus aportaciones a éste campo son muchas, por sus estudios sobre los
mitos, los sueños, los diversos sistemas simbólicos (Alquimia, Tarot, Astrología, I Ching), la
idea de inconsciente colectivo, que él identifica con lo transpersonal, si bien no en el sentido
que se le da actualmente a éste término, pues ahora, se entiende lo espiritual o transpersonal
como algo que se sale del marco de lo psicológico y del inconsciente colectivo. Su idea de los
Arquetipos es tal vez la contribución más relevante y sólida de Jung en éste campo, por ser
uno de los principales conceptos de lo Transpersonal. Por arquetipo (1912) entiende "imágenes
que reflejan modalidades universales de experiencia y de comportamiento humano", también
las llamó imágenes primordiales, y sus características además de universales, siguen unas
pautas profundas y autónomas. Estos arquetipos emergen del inconsciente colectivo, donde se
han ido acumulando como consecuencia de las experiencias vitales de todos nuestros
antepasados a lo largo de nuestra herencia filogenética, quedando impresas en nuestro
psiquismo y se manifiestan como pautas de conducta inherentes a todo ser humano, que
pueden describirse simbólicamente como acciones de personajes mitológicos y situaciones que
evocan sentimientos, imágenes y temas universales.
Abraham Maslow
El estado de conciencia cósmica ha sido experimentado a lo largo de los siglos por gran
número de personas y ha recibido nombres muy diversos (satori, moksha, atma-bodhi,
iluminación, revelación, rapto, renacimiento, experiencia cumbre y conciencia trascendente).
Aunque los términos enumerados no sean precisamente sinónimos, todos ellos coinciden en
que [la conciencia cósmica] es (1) el estado más elevado de conciencia, (2) una percepción
transformadora de unión total con el infinito y (3) una experiencia que trasciende el tiempo y el
espacio cotidiano, una experiencia atemporal que conlleva la unión eterna o ilimitada con toda
la creación.
"La idea de que existe un único estado llamado indistintamente «conciencia unitiva del
místico», «conciencia cósmica» o «trascendencia» me parece un serio error y una confusión
clásica, que se adecua perfectamente a la visión uno-dos- tres-infinito de la espiritualidad." A
pesar de que concuerdo con esto, debo decir que la conciencia cósmica, la Totalidad, etc.
serían visiones de lo que se ha denominado "Dios" por todas las culturas de la humanidad. Por
eso, se ve a este estado como "infinito" o final, ya que después de Dios no vendría nada.
La experiencia cumbre podría definirse como una experiencia mística o religiosa, una
iluminación, una revelación, éxtasis, dicha y una intensa lucidez, una unificación con el cosmos.
Estas experiencias producen intensos cambios en la forma de ver y de vivir la vida, ya que nos
brindan conocimientos directos del alma, un "conocimiento del ser" que puede ser facilitado,
contribuyendo al desarrollo psicoespiritual.
Por supuesto que primero para trascender debemos autorrealizarnos, para concluir el proceso
con una unión mística con la totalidad, un encuentro con la conciencia cósmica.
Por otra parte, la satisfacción de las meta necesidades constituiría un meta placer en el cual la
línea entre placer y deber no existiría (meta hedonismo), sería un supremo bien de los demás.
Por lo tanto, los valores-b tendrían su consecuencia en hechos-b o hechos de valor, los cuales
favorecerían el desarrollo de la máxima personalidad. El hecho y el valor se fusionan
produciendo la visión perfecta de la realidad, o sea, la devoción a los hechos. Esto se debe a
que se ha introyectado el cosmos como parte definitoria del yo, lo cual podría explicar el origen
de las experiencias cumbre o los estados de meditación profunda e iluminación como el
Samadhi. A medida que se integra el yo a los valores se producen estados de iluminación,
serenidad, deber, responsabilidad y devoción, y poco a poco se va perdiendo el estado de
exigencia e indignidad que nos producen los valores. Estas emociones fuertes se deben a que
los valores son diferentes de nuestras actitudes hacia ellos. Además, los valores b piden ser
expresados en conductas, como un deber apremiante y placentero, debido a que de alguna
manera nos impulsan hacia el vivir bien, hacia la vida unitiva o meta vida. Y la falta de
cumplimiento de esto podría producir una culpa intrínseca en nuestra conciencia intrínseca que
se encuentra más allá del superyó, debido a que estos valores intrínsecos exigen adoración,
celebración y sacrificio.
También, Maslow afirma algo que hace unos años he leído y se ha comprobado
científicamente. Maslow dice que los valores intrínsecos (valores B) tienen una base biológica,
lo cual me parece totalmente cierto ya que parece ser que se ha descubierto una zona del
cerebro que nos impulsa a creer en lo sobrenatural y en aspectos metafísicos como la creencia
en Dios. Por supuesto que esto no significa que Dios no exista, sino que nuestro cuerpo nos
impulsa hacia su creencia. Podría especular que este factor biológico ha jugado un papel
decisivo en la historia de la evolución humana.
Stanislav Grof
La conciencia transpersonal según S. Grof es infinita y trasciende los límites del tiempo y el
espacio, límites universales que en realidad son límites de nuestra mente. La conciencia sería
transpersonal porque sería independiente de nosotros, siendo una propiedad del universo
trascendería el cerebro y nuestros sentidos físicos, pero si mediatizado por estos en la
experiencia cotidiana. Por lo tanto, la conciencia de uno esta conectada a la de los demás.
Stanislav Grof dijo: "Si queremos comprender el reino de lo transpersonal debemos concebir la
conciencia de una manera completamente nueva. Sólo entonces podremos atisbar más allá de
la creencia de que la conciencia es un producto del cerebro humano, que se halla confinada en
el interior de la estructura ósea de nuestro cráneo y que, en consecuencia, es el fruto de
nuestra vida individual. En la medida en que aceptemos la noción de lo transpersonal
podremos empezar a considerar que la conciencia también existe fuera, que es independiente
de nosotros y que no se halla intrínsecamente ligada a la materia. Contrariamente a lo que
parece mostrarnos la experiencia cotidiana, la conciencia es independiente de nuestros
sentidos físicos, aunque se halle, no obstante, mediatizada por ellos en nuestra percepción
cotidiana de la vida."
"Por más que lo intentemos somos incapaces de liberarnos de los prejuicios impuestos por la
cultura y por lo que suponemos que es el sentido común. No obstante, para sostener estas
ilusiones debemos seguir ignorando el amplio cuerpo de observaciones y datos que nos
proporciona la moderna investigación sobre la conciencia y otras disciplinas científicas que
parecen confirmar la evidencia de que el universo y el psiquismo humano carecen de límites.
Cada uno de nosotros está conectado y, al mismo tiempo, es una expresión de la totalidad de
la existencia."
"No hace más de veinte años que la conciencia transpersonal se ha convertido en objeto de la
investigación científica rigurosa. Antes de esa fecha las experiencias transpersonales sólo
tenían sentido dentro del marco de lo espiritual, lo místico, lo religioso, lo mágico y lo
paranormal, un dominio, por tanto, privativo de los sacerdotes y los místicos y carente de todo
interés para los científicos". En la actualidad, la física moderna ha ayudado a comprender mejor
a las filosofías milenarias y dándole un mayor prestigio a la psicología transpersonal. Por eso,
se puede decir "paradigma transpersonal", porque la comunidad científica poco a poco
comienza a identificarse con lo transpersonal.
Por lo tanto, como dijo Rupert Sheldrake, el cerebro no sería el productor de conciencia como
siempre se dijo, sino un receptor de conciencia.
TERAPIAS TRANSPERSONALES
Es preciso diferenciar entre el abanico de terapias disponibles, ya que algunas tienen que ver
con lo Transpersonal, pero no de una forma sistemática y planificada, entre ellas están:
Entre las Terapias que reconocen de forma explícita la importancia de lo Transpersonal y han
creado estrategias y técnicas para trabajar en este sentido encontramos: El análisis Junguiano
(Escuela de Zúrich y Arquetípica). La Biosíntesis. La Integración Primal. La Psicosíntesis. La
Terapia Transpersonal.
Algunas Técnicas:
VISUALIZACIONES SIMBOLICAS
Desde la antigüedad hasta hoy, las metáforas han jugado un rol importante en la historia de la
humanidad, tanto en las religiones (ej. Biblia) como en la ciencia y filosofía. Como ej. de una
metáfora en la ciencia se podría citar a la física moderna en su explicación de la Teoría del Big
Ban, ya que según esta teoría el universo infinito se expande como un globo al inflarse, o sea
que, no crece sino que se expande la distancia entre los planetas y/o galaxias como los puntos
de un globo al inflarse. Como ej del uso metafórico en la filosofía o psicología se podría la
teoría de Carl Gustav Jung. En su "Psicología profunda", nuestras mentes equivalen a los
continentes e islas de un planeta. La conciencia de cada uno de nosotros es lo que emerge del
océano y se encuentra separada por éste de las de nuestros semejantes. Pero a medida que
descendemos bajo su superficie descubrimos que una plataforma continental (inconsciente
individual) bajo el agua. A mayor profundidad, en el fondo, sólo hay una única tierra: todos
somos uno y lo mismo (inconsciente colectivo). A diferencia de nuestro Yo consciente
individual, el inconsciente colectivo es inmortal e "infinitamente sabio y viejo", según Jung. De
hecho, contendría toda la experiencia del Universo. Jung llegó a preguntarse si dicho concepto
equivalía a lo que otros llamaban "Dios".
Este ejemplo es muy importante y personalmente ha jugado un rol muy importante en mi vida,
cambiando mi visión de esta y de la humanidad, ya que al entrar en la dimensión colectiva la
humanidad parece tener una cierta perfección y armonía propia. Por eso, el uso de metáforas
puede ayudar al campo psicosocial del individuo.
C: Visualización simbólica del proceso psicoespiritual: se toma una de las ideas previas y se
profundiza en ella o se centra concretamente en la sabiduría interior, en la inspiración o en los
valores éticos, humanísticos y altruistas, como el sabio o maestro interior (técnica de la fantasía
guiada). Se fomentan las cualidades deseables directamente a través de formas ideales, a
través de la persona ideal o a través de la belleza interior.
Y luego desarrollar esta imagen ideal (ej. Jesús) hasta que se convierta en una
subpersonalidad, para después introyectar definitivamente estos ideales en un encuentro de
subpersonalidades, convirtiendo de esta manera a la subpersonalidad ideal en el núcleo de la
personalidad de la persona.