Todo lo que sabemos y percibimos respecto de nuestro ser. Todo aquello que la mente consigue alcanzar con respecto a nuestro ser, es un mero reflejo, y no es nuestro ser, no somos nosotros. Hay personas que son menos experimentadas, y consideran a su propio ser al cuerpo físico, al emocional y al mental, la propia personalidad. Después con mas experiencia, comienza a percibir que en el fondo de esa personalidad, existe otro núcleo que ella llama alma, y a medida que evoluciona va sintiendo la presencia de esta alma, y va identificándose con ella, e identificándose cada vez menos con la personalidad. Después que el alma va evolucionando, y a través de esta evolución, el individuo toma consciencia de otro núcleo, la mónada, y ahí, la evolución del alma lo lleva a conocer a esta mónada. Por ende todo esto que podemos concebir, no somos nosotros, es como si fuese una proyección, un reflejo de algo que está mas allá de todo eso y que no encarna, que nunca encarna, no viene a la encarnaron. Entonces aquello que somos realmente nunca encarna, lo que encarna es el reflejo, es la mónada, el alma, la personalidad, todo esto queda aquí. A una cierta altura en el plano físico, emocional, el mental, para aquello que se refiere a la personalidad. El alma queda en el nivel causal, la mónada queda en el nivel monádico, divino, pero todo esto no es el Ser. Esto, es aquella parte nuestra que encarna, que está en el mundo de la ilusión y de la forma. Esto lo digo porque la energía de la devoción, es aquella que cuando actúa, y cuando se manifiesta nos transporta para mas allá de todo eso. Es aquella energía que nos propulsa, que nos empuja, es una voluntad incesante, que es parte de ese ser, y que nos lleva a subir a través de todo eso, de la personalidad, de la mónada, del alma, y nos deja entrever algo que ninguna mente humana, y ningún intelecto puede concebir ni describir. Y esa energía de la devoción, que es una posibilidad de atravesar toda esa cantidad de apariencias, todos estos cuerpos, estos seres que somos, esos núcleos. Entonces esta energía, cuando nos empuja, ella es absolutamente directa, y a través de este impulso que nosotros tenemos para atravesar todo esto y llegar a aquel nivel, en que nunca fuimos creados, nunca encarnamos, nunca vamos a dejar de encarnar, un nivel mas allá de todo, eso es lo que nos proporciona la devoción. Sucede que cuando esta energía de la devoción atraviesa todos estos niveles, atraviesa la monada, el alma, llega a la personalidad, entonces, ella encuentra varios cuerpos por el camino, o manifiesta, varios cuerpos, y a medida que esos cuerpos son creados, el cuerpo de la mónada, del alma, de la personalidad, a medida que esos cuerpos van siendo creados vamos perdiendo la noción de la realidad, y cuanto mas nos encarnamos, mas perdemos la noción de donde somos, de donde venimos, y lo que realmente somos. Es aquí que la devoción necesita ser purificada, depurada, porque lo que ella trae realmente es un ímpetu, una voluntad persistente de atravesar todo eso, y de llegar a aquel punto nuestro que no tiene nada que ver con todo esto, que tiene una vida completamente paralela, aparte de todo eso que los núcleos viven, mónada, alma personalidad y todo esto. Entonces la pura devoción lleva para eso. Pasa que cuando ella atraviesa los cuerpos, ellos, por ser impuros, por ser cosas de la forma, comienzan a identificar aquello que la devoción busca, que no tiene ninguna forma, y que no está encarnada, que no tiene cuerpo, no tiene ninguna vida dentro de la forma, lo que la devoción busca. Mas cuando ella atraviesa todos los cuerpos, estos comienzan a identificar aquello que están buscando con una serie de formas, entonces, la personalidad, identifica lo que está buscando en el alma, que es una forma, el alma identifica lo que está buscando en la mónada. Como decía cristo, el padre en el cielo, eso es una ilusión del alma. La mónada, busca aquello que está buscando en el espíritu, encima, en el cosmos, mas todo eso son formas producidas por esa devoción al atravesar todos esos cuerpos. Para nosotros, el reflejo de alguna cosa que no sabemos lo que es, estando encarnados aquí, hoy es posible concebir eso, mas eso es concebible como un proceso de desarrollo mental, mas eso no puede ser experimentado, eso no puede ser conocido, por ningún proceso mental, ni por ningún proceso intelectual. Se necesita que la energía de la devoción sea reconocida, esto es, esa sinceridad interna que está en la devoción, que es la devoción, esa sinceridad sea reconocida, y esa sinceridad irse despojando de a poco, de todo aquello que ella conoce. Entonces suponga que un individuo haya llegado a un nivel de evolución en el que el está interesado en estos asunto. Entonces, el ya evolucionó lo suficiente para buscar lo que es en realidad, y el cuenta con la energía de la devoción para ir hacia eso. En un comienzo, el identifica eso que está buscando, en una persona, en un individuo, o el puede identificar lo que está buscando, en alguna cosa, en alguna doctrina, en alguna idea, en alguna filosofía, otros identifican aquello que buscan en una causa, hay personas que quieren salvar el mundo, esto es una causa, las personas se identifican con eso a través de la devoción, o se identifican con el servicio, servir al mundo, pero todo esto son formas ilusorias, que surgen por el camino a través de la energía de la devoción, y nos vamos identificando con esas cosas. Pero si la devoción es bien comprendida, y si esa sinceridad, que es el centro de la devoción no es atrofiada, tenemos una cierta relación con todos estos grados, mantenemos un cierta relación, nos identificamos con esos estados, mas vemos, por la propia devoción, si no está cristalizada, vemos por la propia devoción, que necesitamos abandonar todos estos estados, y tenemos que ir mas allá de todo esto. Por lo que hemos visto en la psicología del alma, porque aquí no estudiamos la psicología de la personalidad. Como vimos, a medida que el alma se identifica con algo, su trabajo es desidentificarse de eso enseguida, para que pueda ver cada ver más lejos, y pueda comprender cada vez mejor. Vamos a dar un ejemplo de producto de la devoción, producto de esta energía de sexto rayo en este Planeta. Lo que llamamos cristianismo, que es solo una palabra, es un producto de la energía de la devoción, esto es, esta forma que todo ese conocimiento tomó, para llegar hasta nuestra mente, es un producto de la energía de la devoción. Esto es una idea, es una doctrina, son conceptos, mas esto no es realmente lo que la energía de la devoción trae. El cristianismo es una capa, una ropa que pusieron, encima de aquello que la energía trajo. Lo que la energía trajo, evidentemente, aquello que trajo y que nos sirve, está mas allá de ese nombre, mas allá de esa capa, de esa doctrina, mas allá, mucho mas allá de lo que el cristianismo nos dice, aunque el sea un cuerpo, que esta cosa real tomó, para poder presentarse ante nosotros. Por ende este cuerpo, esta capa, para continuar encarnando, descendiendo a la forma y volverse un vehículo para muchas personas, para que con el tiempo llegaran ahí donde tienen que llegar. Esta capa, va tomando otras capas. El propio cristianismo, que ya es una capa, una ropa, que no es una realidad, porque la realidad interior no tiene ningún nombre, no tiene ninguna forma, y no tiene ninguna reglas, mas, este cristianismo para continuar encarnando, par ser cada vez mas accesible, a todos los tipos de mente, de individuos, va tomando la forma de una doctrina, va estableciendo normas, va estableciendo reglas, hasta que llegan a las formas mas groseras, al punto de presentar un símbolo bien material, conocido como hostia, exactamente para aquellos individuos que no consiguen llegar a través de todo eso y contactar aquello que la energía está buscando, usan, aquí en el plano físico, hostias, imágenes, ropas, ritos, objetos, misas, la parte mas material de todas estas capas, y esto acaba siendo identificado con la verdad. Pero esto no es, porque la energía de la devoción no tenga en su núcleo, en su centro, aquello que es la verdad, la realidad. Es que esa energía cuando va descendiendo va produciendo todas esas formas con el material que va encontrando en todos esos niveles, en los planos. Estoy dando el ejemplo del cristianismo porque es algo bastante universal, para nosotros en occidente, pero es válido también para el budismo, los mahometanos, para cualquier religión que tenga la energía de la devoción como resorte. Esto es válido también, para la relación que podamos tener con grandes seres, es válido par todo esto. Todo con lo que nos relacionamos, en lo físico, emocional, el mental, en el alma, en la mónoda, en el nivel que sea, todo eso es considerado una capa, la parte no real. Entonces, para aprender a distinguir toda esa apariencia de la cualidad, para aprender a distinguir una persona, una idea, una doctrina, una música, una religión, de la realidad, porque nada de eso es realidad, cuando escuchamos una música, lo que oímos no es la música, son ondas, son vibraciones, mas no es realmente la música. Esas cosas que vemos no son los colores. Las personas con las cuales nos relacionamos no son seres, son reflejos perecederos, de algo que está mucho más allá de eso. Si la energía de la devoción viene bien asumida, si no tenemos defensas, ni preconceptos, si no tenemos miedo de usar esta energía, de manifestar esta energía, de colocar esta energía en nuestra vida, si estamos bien desinhibidos, si no pone obstáculos, esa sinceridad va a llevarnos a niveles cada vez mayores, mas sutiles y cada vez mas superiores, mas altos. Que nos identifiquemos con eso, es comprensible, humana, o es una cosa espiritual y es para ser hecho, son estados que tienen que ser atravesados, pero nada de eso es real. Todo eso es un reflejo del Ser. La propia alma, para desarrollar ese amor, ella va renunciando a todos los objetos que va encontrando en el camino. Para realmente, vivir esta energía, necesitamos que estemos abiertos, preparados, aunque estemos sinceramente vueltos hacia lo que estamos buscando, no creer, no aceptar, no asumir, no identificarse con ninguna etapa que vamos encontrando por el camino, sino nos quedamos como piedras, cristalizados en algún mito, quedamos, crédulos, quedamos creyendo que cuando le pedimos una cosa a dios, el nos da. Quedamos en una situación de ignorancia, delante de aquello que realmente existe, sucede, y que solo vamos a encontrar, vamos a contactar, a percibir, si no nos identificamos con ninguna de esas cosas que aparecen en el camino. Claro que nuestra personalidad existe para nosotros, nuestra alma existe, y nuestra mónada existe también para nosotros. Todo eso existe en el plano de la manifestación, pero todo eso es solo un reflejo de lo que somos. No somos nada de eso. Lo que somos, es lo que está reflejando todo eso. Y la energía que nos lleva más allá de todo esto, es la devoción. Es esta concentración decidida, esta concentración firme, en un punto siempre mas allá del cual ya llegamos. Porque si hay una persona que dice; mire, usted es un alma, o una mónada, esta es lo mismo que decir: Yo soy José da Silva, es la misma cosa pero en otro nivel. La persona que está extremamente engañada dice, yo soy José da Silva. Si está un poco menos engañada, dice: yo soy un alma de luz y amor. Si esta un poquito menos engañada dice: yo soy una mónada, una chispa divina, que encarnó en el reino mineral, vegetal, animal, humano. Todo esto, no es el ser realmente, porque el ser es una totalidad, el ser es una vida Una, y esto no encarna en ningún objeto, de esta forma. Lo que realmente somos está en todas las cosas. No está en mi, en mi mónada, en una planta, el ser esta en todo, es omnipresente. Aquello que está encarnado en estas cosas, no es el ser, el ser está en todas las cosas, es el reflejo lo que esta encarnado en esas cosa. Entonces lo que llamo mi mónada, es un reflejo, mi alma es un reflejo, quien les está hablando es un reflejo, todo es un reflejo. La energía de la devoción, nos lleva a atravesar todos estos reflejos, a reconocerlos cuando estamos delante de ellos, y al mismo tiempo nos da aquella llama, la posibilidad, de estar detrás de un reflejo siempre más alto. Y hasta que a través de esta misma energía, de repente percibimos que todo esto es un reflejo, que no existe, y que es un producto de energías dentro de todas esas formas. Esto es muy útil, en los días que estamos viviendo, porque todos nosotros vivimos en una época, en que estamos siendo invitados, estimulados, para no identificarnos mas con las formas físicas, como si el plano físico, como si todo lo que existe en el plano físico, tuviera que existir y tiene su papel, pero para que podamos vivir nuestro reflejo, poder servir aquí, y estar dentro de un plano aquí, para que eso sea bien hecho, para que sea de la mejor forma posible realizado, tenemos que tener la consciencia fuera de aquí, tenemos que saber que no somos nada de eso, que esto no es real, que es efímero. Cuando estamos bien impenetrables, bien transparentes, esto es, cuando estamos aquí sabiendo que no somos de aquí, que estamos aquí pero no somos esto, que todo es ilusorio, nos vamos volviendo transparente. Entonces, es como si me fuera identificando con eso que es transparente realmente, con aquello que no tiene forma, entonces hago una ligazón y ahí muda toda la calidad de esto, cambia todo. Mas, en cuanto estuviéramos identificado con todo esto, en cuanto la devoción estuviera identificada con los objetos... porque los objetos no son solo las imágenes en las iglesias, los objetos son también cualquier otra cosa, cosas del espíritu, el padre en el cielo... en cuanto estoy identificado con esos objetos, no estoy realmente transparente, y no puedo ser realmente un canal de esclarecimiento aquí en el plano físico, en el mental, emocional, en plano espiritual, en el plano monádico, en el plano divino, que son todos planos que están desarrollándose. Lo que se llama estado virginal tiene muchos niveles, muchos grados. Cuando no estamos condicionados por todas esas formas, si estamos en un plano donde estamos menos condicionados, es que estamos en estado virginal. Ese estado virginal puede un día reflejarse en la materia. Podrá un día reflejarse en los niveles más materiales del ser. El estado virginal tiene otro sentido también, porque cuando hubiere mas éter, en el plano etérico, de lo que existe hoy, los seres humanos podrán reproducirse siendo vírgenes, no se necesitará mas contacto para reproducirse, esto es algo posible en las razas futuras. Pero se necesita que el éter del espacio sea ocupado con más éter de otra calidad, y entonces sucederá con las personas, lo que hoy pasa con algunas frutas, que se reproducen sin tener semillas. De alguna forma, esto naturalmente, no es físico, la humanidad no será física. Un ser saldrá de otro ser y nacerá virgen, el ser nunca fue tocado nada fue roto tal como una fruta que se reproduce sin tener simientes. Esto es posible. Este estado de virginidad puede ser comprendido de distintas maneras. Mas no vamos a hacer siempre un camino en el plano físico, y la misma humanidad gradualmente, dejará de ser física. Entonces llegará un punto en que la humanidad, después de cierta transición comenzará a reproducirse de otra manera. Esto es algo muy actual, aunque no esté sucediendo, pero es muy actual, porque esas razas, están siendo preparadas hoy. Y una raza se prepara en varios niveles. Entonces, cuando estamos ligados en el plano mental con algo de eso, ya estamos coligados, ya pertenecemos a la raza futura en el mental. Porque en lo físico no es posible. Esa preparación de la raza futura en el mental, produce reflejos en el plano físico. Probablemente aquellos que están preparando la raza futura en el plano mental hoy, a través de las ideas en su propia mente, la vida física de ellos, no es más, igual a la vida física de las personas que no están haciendo eso. El plano superior siempre influye en el plano inferior. Entonces, si mentalmente, estamos en contacto, con lo que es la raza futura, de una cierta forma esto va a reflejarse en los otros niveles nuestros. Y claro, que en el plano físico, en la vida física, no estamos aquí siendo la raza futura, mas nuestra vida dentro de la raza actual, ya presenta aspectos de la raza futura, aunque hoy no podamos presentar ese aspecto de la raza futura, porque hoy en el plano físico para que haya un tercer ser, se necesita que dos tengan contacto. Por lo tanto, la vida de la persona que en el plano físico, ya puede estarse interesando para aquel proceso futuro. Son personas que no se interesan más por esos contactos. Ya no está interesada por nada en el mundo porque ya está interesada, coligada, con otra cosa, aunque no es aun la raza futura. Pero está en preparación. Porque la raza no comienza de un momento a otro, la raza no comienza de repente. Lleva millones de años para ser instalada. Y la realidad es una cosa sola, no son individuos, ni sectores, ni seres, la realidad es una totalidad. Y nuestra mente hoy se está abriendo para eso, ya podemos concebir esa totalidad, ya podemos concebirlo, porque esto está colocando todos los actos de nuestra mente en vibración y movimiento, y así podemos ver cosas cada vez mas elevadas, y así cambiar completamente esta situación, de los niveles materiales. Que solo pueden cambiar, a partir del momento que concibamos cosas cada vez mas elevadas. Y si se está llamando a todas las personas para esa totalidad hoy, es exactamente para que nos volvamos mas transparentes, más permeables, a esas nuevas energías que son inclusivas, sintéticas, ¿no? Para que ellas se puedan instalar realmente en todos sus niveles. Una energía como esta, que es muy inclusiva, si esta energía encontrase una humanidad ya polarizada en la totalidad, el Planeta Tierra se transformaría en un verdadero jardín en el plano físico, se transformaría en un verdadero paraíso en el plano mental, entonces, es por eso que se está canalizando toda la atención de las personas, toda la energía de las personas, para un sentimiento, y para una idea de totalidad, y que cada uno enfoque su propia mente, su propia energía para la totalidad, como se pueda, para ir facilitando la encarnación y el descenso de las energías. Estamos en una época, en que algo se está preparando, algo esta pasando mucho mas profundamente que podamos concebir y percibir, y dentro de todo esto, somos instrumentos, dentro de este movimiento de despertar. Y la energía de la devoción nos lleva a través de todo eso, porque ella es la sinceridad, esa palabra sinceridad dice solo un poco de lo que es. Entonces por ser una sinceridad absoluta, ella quiere siempre llegar, y con eso la va atravesando todas estas formas, objetos de idolatría, de creencia, de identificación, de cristalización. Esta energía va atravesando incesantemente todo esto si no la bloqueamos. Hoy existe un preconcepto con respecto a esa energía, y eso es exactamente un trabajo de las fuerzas más materiales para que no podamos ir más allá. Porque es la energía de la devoción que nos lleva para eso. El problema esta, en que no nos identifiquemos con el objeto de la devoción. El problema es estar delante del objeto de devoción y querer ir siempre estar más allá. Estar ahí sinceramente, totalmente entero, pero al ir mismo tiempo desapegado de eso. Entonces el movimiento del alma está completamente abierto, completamente adherente, buscando el objeto de la devoción, aquello que es el objeto siguiente, y al mismo tiempo que lo alcanza, suelta, renuncia a aquello, y pasa al objeto siguiente. Y como almas, tenemos una graduación de pasos para dar en ese sentido.