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los acontecimientos relacionados con el PCC en la etapa revolucionaria de 1930 al 35. Juan
había comenzado su militancia en una organización socialista judía en Polonia y en la
creación de los soviets en la ciudad de Lodz en 1918. Luego se afilió al PC polaco y salió
exiliado para la URSS en 1925. Allí trabajó en la Internacional Sindical Roja donde más
tarde fue encargado de tratar los asuntos latinoamericanos. Desde 1929 laboró de emisario
clandestino de Profintern en Centroamérica, México y Cuba. Después se constituyó en uno
de los representantes del Buro del Caribe de la Internacional que se fundó en 1930 con sede
en los Estados Unidos.1
A partir de la crítica de la IC, de su representante en Cuba y bajo la orientación del Buró
del Caribe, en el mes de noviembre de 1930 el PCC realizó un reajuste estratégico-
táctico, que planteaba que la lucha en Cuba tendría una primera fase democrático-
burguesa de carácter antifeudal y antimperialista, lograda a través de la alianza obrero-
campesina y el establecimiento de los soviets, y una segunda etapa socialista.
Tales formulaciones padecían de un matiz sectario izquierdista que, a la larga,
obstaculizaría la conjunción pueblo-partido imprescindible para alcanzar el triunfo. Estas
consignas eran incomprendidas por la mayor parte de las clases medias, la pequeña
burguesía y otros sectores acomodados no oligárquicos.
No solo se obviaba la posibilidad de contactos con las fuerzas del Partido Nacionalista,
sino también otras organizaciones más radicales como el Directorio Estudiantil
Universitario. Los esfuerzos unitarios solo debían realizarse con elementos de base. Por
eso al producirse en agosto una intentona insurreccional conducida por la oposición
burgués-latifundista , el PC no se inmiscuyó en dichos sucesos.
En abril de 1931, se desarrollaron serios debates en Moscú entre Villena y otros
dirigentes comunistas cubanos que estudiaban allí y los cominteristas soviéticos. A
instancias de Manuilski fueron alertados sobre el carácter limitado que debía predominar en
1
Más tarde, viajó a Moscú, donde presentó un informe sobre la región y regresó nuevamente a Cuba
Llegó a ser miembro del CC del PCC. La dirección del Partido pide a la Comintern que lo dejaran en Cuba.
Volvió a Moscú en 1934 y allí rindió un informe sobre la revolución de 1933. Luego lo ubicaron a atender
Sudamérica y pasó por Brasil, Chile y Argentina. Participó en la insurrección de 1935 en Brasil y en la
reunión de la Conferencia Panamericana del Trabajo en Santiago, el mismo año. De vuelta a Moscú en 1936,
pasó por Cuba y México. Trabajó como ayudante del Secretario General del Profintern. Fue arrestado bajo
acusaciones de trotskismo en 1937, condenado a muerte y fusilado. (Información obtenida del Diccionario
Biográfico del Komintern preparado por Víctor y Lazar Jeifets y Peter Huber).
3
las relaciones entre PCC y la oposición; cómo dichos contactos podían entrañar serios
peligros, ya que el Partido era muy joven e inexperto; que era preciso explicarle a las
masas las diferencias entre el partido de la clase obrera y las restantes organizaciones.
Vittorio Codovilla, que participó en las controversias, conminó a los cubanos a buscar más
apoyo en sus homólogos de EE.UU. prestando mayor atención a sus consejos. Rubén no
estuvo de acuerdo y aclaró que el partido norteamericano se desenvolvía en un medio muy
diferente. Al mismo tiempo, concluyó que serían los pueblos de América Latina los que
harían variar la mentalidad de la clase obrera y del pueblo norteamericanos. Manuilski les
recordó que las decisiones del PCC solo serían revocables en los congresos de la IC y que
el Buró del Caribe tenía una función auxiliar.
En junio de 1932, el PCC acordó solicitar de inmediato el regreso de Rubén ante la
grave situación por la que estaba atravesando. La crisis se agudizó cuando al regreso,
Sandalio Junco trató de formar una fracción opositora de ideas trostkistas, que terminó con
la expulsión de este del Comité central en el mes de septiembre.
El XII Pleno del CEIC se había efectuado durante los meses de agosto y septiembre de
1932 y Villena había participado en el mismo. Un nuevo período de choques clasistas e
interestatales, otra fase de guerras y revoluciones había augurado el evento; no se debía
perder un momento para conquistar la mayoría de la clase obrera e impulsar la lucha.
También se alertaba sobre peligro del fascismo y la guerra imperialista.
En Cuba, el régimen preparaba elecciones parciales para el 1ro de noviembre de 1932.
Dentro del PC se tomó la determinación de votar en la columna en blanco y aprobó una
plataforma electoral con demandas sentidas de la población. Creemos que el dictamen de
participación eleccionaria estuvo influenciado por la posición de los comunistas
norteamericanos que, en agosto, asistieron a las urnas presentando una candidatura
independiente.
Respaldados por ciertos criterios del secretariado latinoamericano, el PCC había
lanzado también la consigna de autodeterminación de la faja negra de Oriente. El asunto
reproducía la declaración de autonomía del PCEU para una región del sur de ese país. El
transplante teórico de esa idea para Cuba exigía la libertad de la "nacionalidad negra"
habitante en la zona comprendida entre Santiago de Cuba, Guantánamo, Songo, etc, donde
existían importantes grupos de esta raza. Sin embargo, estos no se distinguían
4
2
R. Palacios, “La campaña Lenin- Liebknecht-Luxemburgo en el Caribe’, Mundo Obrero, a. 2, n. 17,
Nueva York, diciembre de 1932.
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así mismo, al cumplir el acuerdo de la IC de no mantener ningún tipo de relación con los
renegados del Partido. Más adelante, sin embargo, fue necesario hacer algunos contactos
con los líderes obreros reformistas y algunos dirigentes abecedarios de la base y ese laboró
un plan de acción para relacionarse con los grupos de alzados que existían en diferentes
provincias.
A la llegada de Villena del exilio, en mayo de 1933, existía una amplia gama de
organizaciones opositoras: Unión Nacionalista, ABC, Directorio Estudiantil Universitario,
Unión Revolucionaria y el Partido Comunista con sus colaterales (el Ala Izquierda
Estudiantil Estudiantil, la Defensa Obrera Internacional, la Confederación Nacional Obrera
de Cuba, la Liga Antimperialista, la Liga Juvenil Comunista, la Liga de los Pioneros). En el
interior del país se estaban produciendo también acciones guerrilleras. En esa coyuntura se
recibieron instrucciones del Buró de penetrar el movimiento armado y "darle un carácter
antimperialista y antifeudal preparando a las masas para las luchas decisiva contra el
imperialismo, la burguesía y los terratenientes sobre la base de sus reivindicaciones
inmediatas".3
A mediados de junio, Villena redactó un documento titulado "El Partido Comunista y
los problemas de la Revolución en Cuba". Dicho panfleto contenía los siguientes
planteamientos básicos:
La Revolución en Cuba está en su primera etapa democrático-burguesa, y por ello
revierte una forma anti-feudal y anti-imperialista. La victoria de la Revolución
Agraria y anti-imperialista, será lograda mediante la alianza de la clase obrera y del
campesinado, arrastrando a las capas pobres de la pequeña burguesía urbana, bajo la
hegemonía del proletariado y la dirección del Partido Comunista, por el
derrocamiento del poder del imperialismo, por el derrocamiento de los elementos
feudales (latifundistas) y de la burguesía nativa ligada a éstos, y el establecimiento
de la dictadura democrática revolucionaria de los obreros y campesinos, sobre la
base de los soviets.
La hegemonía de la clase obrera y la dirección del Partido Comunista en la
revolución agraria y anti-imperialista, es la garantía de su victoria y de su desarrollo
3
“Carta del Buró del Caribe al CC del PCC”, 23 de junio de 1933, AIHC, Fondo 1.
6
4
“El Partido Comunista y los problemas de la Revolución Cubana” tomado de Lionel Soto, La
Revolución del 33, Tomo II, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977, p. 164.
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antes de entrar a analizar cualquier asunto, tenían que darle la libertad a algunos dirigentes
de la CNOC que se encontraban encarcelados. Presionado por esa petición, el tirano liberó
a algunos líderes proletarios.
Ese lunes 7 de agosto, una emisora ilegal del ABC Radical lanzó al éter la noticia
falsa de que Machado había renunciado. Alrededor del anochecer cientos de carros y
personas marcharon cantando y gritando hacia la sede del gobierno. Sin reparos de ningún
tipo, el ejecutivo dio la orden de responder con fuego para disolver la manifestación.
A partir de ese momento funesto, Villena reunió a la dirección del Partido para tomar
decisiones definitivas. Era una magnífica oportunidad para obtener las demandas ofrecidas
y debilitar a Machado. Las empresas transportistas prometían asumir posturas similares, por
lo cual se debía volver al trabajo a medida que fueran concedidas las reivindicaciones.
Pensar que a Machado se le tumbaba con una huelga "era una reminiscencia
anarcosindicalista".
Otro hecho que los hizo analizar cual sería su posición política a adoptar fue el
cablegrama recibido del Buró del Caribe cuyo texto decía: "Demoren venta final". Ante
ello, Jorge A. Vivó, secretario general del PC, propuso que había que hacer regresar a los
obreros al trabajo; Rubén pensaba que se debía volver poco a poco, pues Machado caería
de cualquier manera, de lo contrario se ayudaba a la oposición burguesa a alcanzar sus
objetivos, no era el momento de la revolución, ni de establecer un gobierno obrero-
campesino.
Lionel Soto ha resumido eficazmente las causales subjetivas de los errores cometidos
durante la huelga: la concepción sectaria izquierdista preponderante que condujo a plantear
en Cuba una estrategia revolucionaria agraria y antimperialista, materializada en la
insurrección armada y la toma del poder a través de los soviets; la proyección de un
movimiento revolucionario en forma de saltos, o sea, ir directamente a la dictadura del
proletariado sin cruzar etapas intermedias; la preponderancia de la táctica "clase contra
clase", traducida en el esquivamiento de alianzas temporales con organizaciones y líderes
de la pequeña burguesía radical; la falta de visión y capacidad para interpretar la psicología
de las masas y su transición de sentimientos económicos a posiciones políticas; la idea de la
imposibilidad de una revolución exitosa si no se contaba con el apoyo solidario de los
trabajadores norteamericanos en el poder.
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Sin dudas una serie de factores objetivos propiciaron esos razonamientos: el hecho de
que el enemigo principal del pueblo cubano, el imperialismo yanqui, ya no consideraba a
Machado su mejor opción; el acatamiento, por parte de muchas organizaciones opositoras,
de las maniobras mediacionistas de Estados Unidos; la falta de fuerza política y recursos
por parte del PCC para llevar adelante la misión que debía enfrentar; y el cambio repentino
del ABC que, después de haber participado en los cabildeos con el embajador Summer
Welles, se sumó finalmente a la huelga. 5
A la dirección partidista le faltó madurez teórica, experiencia y suficiente poder de
análisis creador, dadas las circunstancias que exigía el momento.
La realidad demostró que el pueblo, en su acepción más amplia, podía aplastar la tiranía
y obligar a Machado a huir como lo hizo el 12 de agosto de 1933.
Días de profundos debates en el seno del Comité Central se produjeron entre el 29 y el
30 de ese mes agosto. La reunión del CC logró congregar a numerosos comunistas de
todo el país y varios invitados extranjeros a nombre del Buró del Caribe y de la
Internacional Sindical Roja: "Mariano", "Juan El Polaco" y "Pedro El Canadiense". Ellos
traían una instrucción relacionada con el establecimiento de los soviets en Cuba, y Villena
manifestó su desacuerdo con la misma. Sin embargo las intervenciones de los delegados de
la IC promovieron una sanción contra varios miembros del CC, incluido Villena, y la
orientación de llevar a vías de hecho la instauración de los soviets donde fuera posible. En
aquella reunión "Mariano" expresó su opinión acerca de la falta de espíritu crítico y
autocrítico de los camaradas, especialmente de Villena y Vivó que -según su opinión- no
habían reconocido sus errores, no el de decir que Machado no se caía con una huelga, si no
el principal: el de esquivar la organización de los soviets.6
Rubén argumentaba que los forasteros llevaban mucho tiempo fuera de las luchas
concretas de sus países, estaban burocratizados y, además no habían podido impedir el
apoyo de EE.UU. a Machado, ni la mediación, por lo cual no debían imponer esa directiva
absurda.7Se negó a aceptar aquella diatriba, esa proyección los alejaría de las masas,
5
Lionel Soto, ob. cit.
6
“Acta de reunión del CC”, 29 de agosto de 1933, microfilmes de AIC.
7
Edith García Buchaca, Memorias inéditas de Joaquín Ordoqui, inédito.
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afectaría el trabajo dentro de las fuerzas armadas, hasta la propia palabra podía asustar a la
gente.
Aquella controversia tomó un cariz más agudo ante la opinión de Vivó, de que los
miembros del ejecutivo internacional tuvieran voz y voto en la asamblea. Villena se opuso
radicalmente a ello y promovió la separación de su cargo porque más que un secretario
general parecía un "general secretario". La mayoría lo apoyó. En su lugar fue electo el
obrero Isidro Figueroa.
Durante el pleno, la delegación extranjera “convenció” a la mayoría de la necesidad
de llevar a cabo el proyecto de los soviets. A propósito, el delegado manzanillero
Francisco Calderius (Blas Roca) sugirió la posibilidad de constituir un soviet en el central
Mabay. El 13 de septiembre se organizaba el gobierno soviético con obreros industriales y
trabajadores de las colonias muchos días en huelga.
En lo concerniente a la heterogeneidad de Gobierno de los Cien Días, conformado por
tres tendencias fundamentales (la derecha reaccionaria con Fulgencio Batista al frente; al
centro, el nacional-reformista-populista de Grau; y a la izquierda Antonio Guiteras desde
la Secretaría de Gobernación), no fue claramente comprendida por las fuerzas de
oposición, entre ellas el Partido Comunista.
Al secretariado del PCC llegó un cablegrama de la Comintern el 18 de septiembre. No se
debía conferenciar con los gobernantes, ni enfrentar directamente a los imperialistas, decía
el mensaje. Inmediatamente se convocó al Comité Central. La premura de aquella reunión
no permitió una participación muy amplia, sin embargo junto a los más destacados líderes
capitalinos (Martínez Villena, José Chelala, Joaquín Ordoqui, Ramón Nicolau, José A
Guerra, Jorge A. Vivó) estuvieron los delegados internacionales "Mariano", "Pedro",
"Juan" y "Simón".
Luego del análisis sobre el desarrollo de las huelgas, la mejoría de la situación de los
obreros, la apertura de nuevos empleos, el atraso relativo a las luchas campesinas, los pasos
emprendidos para la captación dentro del ejército, Villena se refirió a la ocupación de los
centrales azucareros, asegurando que no era una medida eficaz si no se tenía el poder".
Consideró asimismo incorrecta la propuesta del documento donde se orientaba eludir un
enfrentamiento abierto con el imperialismo, si en Cuba el capital más sólido era
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8
“Acta de reunión ampliada del CC del PCC. 19 de septiembre de 1933”, microfilmes del
Archivo de la Internacional Comunista de Moscú (AIC).
9
Tomado de “Report of Comrade Bell on the sit of de Cuba”, 3 octuber 1933, microfilmes del AIC y de
la entrevista de la autora con el historiador Enrique López Mesa.
10
“Acta de reunión del PCC, 3 de octubre de 1933, archivo del IHC, Fondo 1 y “Report of Comrade Bell
on the sit of de Cuba”, 3 octuber 1933, microfilmes del AIC.
11
11
“Report of Comrade Bell on the sit of de Cuba”, 3 octuber 1933, microfilmes del AIC.
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12
Más información ver Caridad Massón, “Guiteras y el Partido Comunista”, Ana Cairo (ed.), Antonio
Guiteras 100 Años, Oriente, Santiago de Cuba, 2007.
13
Más información ver Caridad Massón, “El II Congreso del primer partido marxista-leninista de Cuba”,
Revista de la Biblioteca Nacional, A. 80, n.1, enero-abril de 1989.
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que debía armarse para cualquier eventualidad y que valoraran una posible participación en
un gobierno popular antimperialista de conjunto con Joven Cuba.14
El viraje táctico –según Olga Ulianova- comenzó a partir de mayo de 1934 y en él jugó
un rol muy importante Jorge Dimitrov, quien había entrado al secretariado de la IC.
Dimitrov, que mantenía contacto directo con Stalin, lo convenció de la importancia de
lograr la unidad con la socialdemocracia que contaba con el respaldo de gran parte de los
obreros europeos, para ello propuso elaborar consignas más concretas y asequibles a la
mayoría. El búlgaro recibió luz verde para trabajar la nueva agenda del VII Congreso del
Komintern con un programa más acorde con las realidades concretas del momento y en
julio sus nuevos enfoques sobre la socialdemocracia, el fascismo y el frente único. También
recomendó cambios orgánicos para la Comintern, atendiendo a la imposibilidad de dirigir
todo desde Moscú.15
La convocatoria al congreso fue realizada para septiembre, pero no pudo materializarse
porque todos los delegados no pudieron llegar a tiempo. Esa ocasión fue aprovechada para
efectuar la III Conferencia de PC de América Latina en octubre con los representantes de
esa región que había podido arribar a Moscú. El cónclave enfatizó que la revolución agraria
y antimperialista estaba estrechamente ligada a la liberación nacional, por tanto, se hizo
necesaria una rectificación con respecto a las tácticas hacia los partidos nacional-
revolucionarios y nacional-reformistas, en aras de consolidar la unidad se propone la
creación de los Frentes Antimperialistas.
El núcleo de la estrategia leninista - destacó Carlos Rafael Rodríguez- estaba en
comprender que los agrupamientos de clase que se originan dentro de los movimientos
nacional-liberadores no pueden ser los mismos que en época de revoluciones socialistas, y
que es muy difícil que una revolución de ese tipo comience siendo socialista. El escaso
desarrollo de las relaciones de producción capitalistas, el débil o nulo crecimiento
industrial, la fragilidad del proletariado, la dependencia económica de la agricultura, la
mayoritaria población campesina y la proliferación de la pequeña burguesía urbana, son
factores determinantes en esos procesos. Es por ello que entre el proletariado y el
14
"Documento confidencial al CC del PCC", 22 de noviembre de 1934. Archivo IHC, Fondo 1.
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socialismo se interpone una vasta masa que es necesario conquistar por un lado y
neutralizar por el otro. 16
A partir de los nuevos enunciados, el PCC trató de redefinir sus posibles aliados. No
les resultó fácil orientarse dentro de aquel conjunto de organizaciones y personalidades.
El IV Pleno del 10 de febrero de 1935 planteó pues la necesidad de convertir al Partido
en una fuerte organización de masas. Y en tal sentido reorientó sus principales tareas hacia
la ampliación del reclutamiento de miembros con una política más adecuada y convincente
y a la organización de un frente antimperialista con participación de partidos considerados
hasta ese momento como enemigos. Valoró la posibilidad de participar en un gobierno
popular no soviético, si elementos como Guiteras tomaban el poder. Fabio Grobart, hizo
una profunda reflexión acerca de que sus consideraciones anteriores sobre auténticos y
guiteristas, que habían sido realizadas a partir de las experiencias de otros países, sin tener
en cuenta que en Cuba aún no se había producido la revolución democrático-burguesa.
16
Carlos Rafael Rodríguez, Letra con filo, Ciencias Sociales, La Habana 1983, pp. 349-350.
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Roque Dalton, ¿Revolución en la Revolución? y la crítica de derecha, Cuadernos Casa 9, La Habana,
1970.