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Selvas lluviosas

Las selvas lluviosas típicas se encuentran entre las latitudes trópicas. La temperatura

se atempera a un valor medio de 25ºC a partir del microclima generado por el ciclo de

evaporación-lluvia del agua y la humedad relativa elevada. Tienen una formación muy densa

de vegetación con una estructura abovedada dada por los árboles de 35-70 m de altura y una

gran cantidad de especies especializadas divididas por estratos.

El agua se cortocircuita en una proporción de 50-75% cicla entre la transpiración

vegetal y las precipitaciones abundantes. Este hecho evita que las hojas se quemen por

efecto del sol, en la contraparte, una recolección de agua sobre las hojas provocaría la salida

por ósmosis de los nutrientes, debido a la alta destilación del agua. Para evitarlo, en las hojas

se han desarrollado estructuras de goteo con tal de minimizar el tiempo de residencia de agua

sobre ellas. De todas maneras siempre se dará una pérdida residual de nutrientes. La poca

agua que se lixivia por los suelos pierde todos los elementos disueltos debido a la fuerte

absorción del medio que ejercen los vegetales. Durante la caída a través de los estratos

arbóreos, los epifitos absorben parte de los nutrientes del agua.

Los suelos de las llamadas pluviselvas tienen un estrato nutritivo (húmico) muy

reducido, de un máximo de 30cm de altura, producido por una degradación muy elevada

llevada a cabo por una gran variedad de saprofitos (bacterias, hongos, oligoquetos y

poliquetos), que está optimizada por los parámetros de temperatura y humedad. Esto se debe

a que debido a la elevada edad de estos hábitats (datados en el Terciario) se produjo una

gran pérdida de nutrientes por lixiviación y erosión. Al tener una bóveda vegetal que reduce la

cantidad de agua que llega al suelo, la lixiviación se ha reducido a un mínimo para impedir un

mayor empobrecimiento que conllevaría la muerte de esta rica biomasa. La incesante


precipitación genera el paso de silicios y bases al estrato térreo y a las aguas freáticas. De

esta manera el las capas superiores se quedan acidificados y están compuestas

mayoritariamente de hierro y aluminio, causantes de la coloración característica de los suelos

de las selvas tropicales.

La nutrición en dichas selvas se ve limitada por la extremada escasez. Es por ello que

las plantas proceden a absorber los nutrientes en cuanto están accesibles por la degradación

de la materia orgánica muerta, o pasan a diferentes estrategias para conseguir rellenar sus

necesidades nutritivas.

Todas las plantas comparten diversos mecanismos de recuperación y almacenaje de

elementos esenciales. Por una parte, al marchitarse las hojas, los nutrientes se reabsorben

para evitar una pérdida fatal de nutrientes. No todo el material será reabsorbido y parte se

recuperará por medio de la degradación llevada a cabo por saprofitos. La concentración

encontrada dentro de la vegetación de este hábitat es mucho mayor que la que se puede

encontrar en otros lugares como adaptación a la falta de nutrientes.

Para aumentar la capacidad de absorción, se pueden formar simbiosis con micorrizas

con tal de aumentar la superficie de intercambio con el suelo y así tener una ventaja sobre los

vegetales que carezcan de este sistema. Para ello, la selva lluviosa genera muchas

especializaciones con tal de hacer frente al factor limitante.Por un lado se dan grandes

cantidades de epifitos, en forma de lianas y hiedras, que no se sustentan sobre el suelo sino

que tienen un sustrato casi exclusivamente arbóreo. Menos en el caso de las plantas

estranguladoras, no se trata de parásitos, ya que su nutrición procede del agua de lluvia y el

único perjuicio que le pueden causar a su hospedador es la competencia por la luz.Otras

especies dedican esfuerzos a la generación de estructuras para la recolección aérea de


materia orgánica mediante una disposición de hojas en forma de embudo. De esta manera

consigue eliminar la competencia por esos nutrientes con otras especies. La amplia diversidad

de plantas insectívoras también se debe al factor limitante nitrógeno.

La selva lluviosa se divide en diferentes estratos. Las capas más elevadas serán las

que estarán bajo mayor irradiación lumínica y que, por tanto, más evapotranspiración

padecerán. Se trata del estrato arbóreo con árboles de hasta 70m de altura, que necesitan

esta transpiración para aportarles los nutrientes a las hojas. Estas crean una bóveda

entrelazándose entre si que reduce la luz para los niveles inferiores. La concentración de CO2

es mínima y la humedad se encuentra a muy baja proporción. Los valores de luminosidad,

evaporación, humedad y concentración se revertirán a menor altura.

La caída de un árbol provocará la creación del bosque secundario con especies nuevas

en el claro que se haya generado. Esto no es el caso cuando se trata de una tala masiva

llevada a cabo para la recuperación de madera, u otras empresas económicas. Debido a la

falta de sustento, el humus se erosiona por la lluvia y se pierden los escasos nutrientes que

pueda tener, dando paso a un espacio árido y estéril.

La selva lluviosa tiene un papel vital en la regulación del clima por su efecto de

recuperación de CO2 y liberación de O2. La gran densidad de vegetación única en este tipo de

hábitats provoca que se trate del ecosistema terrestre más eficiente en esta conversión.

Bibliografia

H.WALTER, Vegetació i zones climàtiques del món

SMITH &SMITH, Ecología

R.F. DAUBENMIRE, Ecología Vegetal

R.E. RICKLEFS, Invitación a la ecología

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