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LOS BIENES

Teoría General del Patrimonio

El C.C. en materia de patrimonio sigue la teoría clásica o francesa, para la cual, éste es un atributo de la
personalidad y lo concibe como una universalidad jurídica.

El patrimonio se puede definir como: “una universalidad jurídica compuesta por todos los derechos y
obligaciones apreciables en dinero que tienen por titular a una misma persona”

Características de la definición:

1. Es una universalidad jurídica, es decir, algo distinto de los bienes, derechos y obligaciones que lo
forman, de ahí que sus elementos son intercambiables, y así los bienes pueden enajenarse, las obligaciones
extinguirse, pero siempre el patrimonio será el mismo, pues unos y otros se van reemplazando por nuevos
derechos y obligaciones, según el mecanismo de la subrogación real.

2. El patrimonio solo comprende aquellos derechos y obligaciones de valor pecuniario, es decir, que son
a valuables en dinero.

3. El patrimonio como atributo de la personalidad que es, está ligado a una persona que es su titular.

Aclaraciones en cuanto a la idea de la universalidad jurídica, y de la subrogación.

Este carácter de la universalidad jurídica del patrimonio es el fundamento del derecho de garantía general (mal
llamado de prenda general, que los acreedores tienen sobre los bienes del deudor.

Este responde con ellos a sus obligaciones, pero sin que esto le impida desprenderse de los mismos.)

La garantía general de los acreedores no les confiere derecho a perseguir los bienes del deudor en manos de
terceras personas, ni impedir las enajenaciones que aquel efectúe, salvo en caso de fraude. (Acción pauliana o
revocatoria)

Todo esto es posible porque en virtud del mecanismo de la subrogación real, los nuevos bienes y derechos
adquiridos por el deudor pasan a responder de sus obligaciones. Por tanto, le esta impedido al acreedor que
puede intervenir o pueda inmiscuirse en la administración que el deudor haga de su patrimonio; sin embargo,
cuando el patrimonio de un deudor disminuye considerablemente, la ley le concede al acreedor ciertos
derechos para velar por el cumplimiento exacto, integro y oportuno de su obligación. Estos derechos se llaman
“derechos auxiliares del acreedor”. (Mecanismo para asegurar el pago por parte del deudor)

La subrogación puede ser Real o Personal.

1.- La primera se presenta cuando, un bien pasa a ocupar el mismo lugar de otro bien de distinta naturaleza.

2.- La segunda, en tanto, tiene lugar, cuando, una persona pasa a ocupar la misma posición jurídicas de otra
persona.

Esta figura de subrogación solo se puede dar en las universidades jurídicas o de derecho, y tiene lugar, por
tanto, en el patrimonio. Esta figura se conoce con el nombre de Fungibilidad de patrimonio.

El máximo representante de la escuela clásica que sustenta estos principios, es Marcel Planiol, y para todos
los integrantes de esta escuela, como el patrimonio es un atributo de la personalidad, todas las personas por el
hecho de ser tales lo tienen, aun cuando no haya bienes, y solo esté constituido por deudas, o aun en el evento
en que no existan ni bienes, ni deudas; hay patrimonio, y este estará constituido por la aptitud para adquirir
tales bienes u obligaciones.

Con todo, es aquí donde las críticas a esta Escuela son mas agudas, pues se dice que en este caso el
patrimonio se confunde con la capacidad, que vendría a ser el verdadero atributo de la personalidad.

De cualquier manera, para nuestro CC., el patrimonio es un atributo de la personalidad, una universalidad
jurídica, en donde se produce el fenómeno de la subrogación real, que permite explicar el derecho de prenda
general.

Los Derechos Reales y Derechos Personales.

El libro II del C.C. se inicia con la clasificación de los bienes; y de acuerdo a lo que señala el art. 565 de este
cuerpo legal, los bienes pueden ser:

 Corporales
 Incorporales

Las cosas incorporales están definidas en el art. 565 inc.3°, y se clasifican a su vez en:

 D° reales
 D° personales
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Art. 565. Los bienes consisten en cosas corporales


o incorporales.

Corporales son las que tienen un ser real y pueden


ser percibidas por los sentidos, como una casa, un libro.

Incorporales las que consisten en meros derechos,


como los créditos, y las servidumbres activas.

1.- Derechos Reales

Están definidos en el art. 577 del C.C. (memoria) (recordar que no es taxativo, código de agua y minería)

Art. 577. Derecho real es el que tenemos sobre una


cosa sin respecto a determinada persona.

Son derechos reales el de dominio, el de herencia,


los de usufructo, uso o habitación, los de servidumbres
activas, el de prenda y el de hipoteca.

De estos derechos nacen las acciones reales.

De esta definición se puede concluir, que en los derechos reales, existe una relación directa entre el titular del
derecho real y la cosa sobre que recae.

Algunos autores sostienen que la relación no es directa, porque es imposible que pueda existir una relación
entre una persona y una cosa, toda relación es entre personas, lo que ocurre en el derecho real, es que el
sujeto pasivo de la relación jurídica, es indeterminado y esta representado por toda la comunidad, la cual debe
permitir al titular del derecho, ejercerlo libremente.

Los derechos reales, solo pueden tener su origen en la ley.

El Art. 577 enumera en forma simplemente ejemplar, ciertos derechos reales, pero existen otros consagrados
en otras leyes, por ej. el derecho real de aprovechamiento de las aguas, regulado en el Código de Aguas; o
bien, La concesión minera, que el art. 2° del Código del ramo define como un derecho real.

Características de los Derechos Reales

1.- ABSOLUTOS

2.- NEGATIVOS

3.- PERMANENTES

4.- ACCION REAL

5.- RELACION DIRECTA ENTRE TITULAR Y COSA

6.- CLASIFICACION
• GOCE
• GARANTIA

1. Son absolutos, se ejercen erga omnes y sin respecto a determinada persona.

2. Son negativos, en el sentido que todos los terceros deben abstenerse de ejecutar actos que
incomoden al titular del derecho real.

3. Son permanentes, duran mientras lo desee el titular.

4. Están protegidos por acciones reales.

5. En ellos existe una relación directa entre el titular del derecho y la cosa; aunque algunos autores
como Planiol la critican.

6. Los derechos reales pueden ser

 de Goce como el :
 Dominio
 Usufructo
 Uso
 Habitación
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 Servidumbres activas

Esto permite disfrutar sobre la cosa en la cual recaen.

 de Garantía, como la:


 Prenda
 Hipoteca

Estos Dº reales constituyen actos jurídicos accesorios.

Las Acciones reales.

Nacen de los derechos reales, están destinadas a protegerlos y se ejercen contra cualquier persona que
perturbe el libre ejercicio del derecho real.

Ej : Derecho real de dominio, nace la acción real reivindicatoria.


Derecho real de herencia, nace la acción de petición de herencia.

2.- Derechos Personales , créditos u obligaciones

Se encuentran definidos en el art. 578 del C.C.

Art. 578. Derechos personales o créditos son los que


sólo pueden reclamarse de ciertas personas,
que, por un hecho suyo o la sola disposición de la ley,
han contraído las obligaciones correlativas; como el que
tiene el prestamista contra su deudor por el dinero prestado,
o el hijo contra el padre por alimentos.

De estos derechos nacen las acciones personales.

De esta definición se puede concluir que existe una relación indirecta, porque para que el acreedor pueda
ejercer su derecho, necesariamente debe vincularse con el deudor.

Elementos de los Derechos Personales.

Los elementos que existen en el derecho personal son 3:

1. El sujeto activo o acreedor.


2. El sujeto pasivo o deudor, y
3. La prestación debida, que puede consistir en dar, hacer o no hacer algo.

Fuentes de los Derechos Personales.

Las Fuentes de los derechos personales, de acuerdo al art. 578, pueden ser,

1.-La voluntad del deudor ( por un hecho suyo)

2.- Disposición de la ley (la sola disposición de la ley)

El hecho que los derechos personales nazcan de la sola voluntad del hombre, los hace infinitos e ilimitados.

Características de los Derechos Personales.

1.- RELATIVOS

2.- TEMPORALES

3.- ACCIONES PERSONALES

4.- ILIMITADOS

5.- RELACION INDIRECTA

1. Son relativos, solo se pueden exigir respecto de ciertas y determinadas personas, que se
denominará deudor.

2. Son temporales, porque se extinguen por su ejercicio.

3. Están protegidos por acciones personales.

4. Son ilimitados, solo dependen de la voluntad del hombre.


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5. En ellos la relación entre el titular del derecho personal y la prestación debida, es indirecta, es
menester que se lleve a cabo a través de un sujeto pasivo, deudor.

Las Acciones Personales.

Están destinadas a proteger los derechos personales de los cuales nacen.

Son relativas, porque solo se pueden ejercer contra ciertas personas que han contraído la obligación correlativa
y que se denomina sujeto pasivo o deudor.

Clasificación de los Derechos Reales y Derechos Personales.

Previamente es menester aclarar que, los derechos como las acciones, reales y personales se pueden
clasificar en :

Bienes muebles

Bienes inmuebles

según lo sea la cosa en que han de ejercerse, o que se debe. Art. 580.

Los derechos y acciones se reputan bienes muebles o inmuebles, según lo sea la cosa en que han de
ejercerse, o que se debe.

Así el derecho de usufructo sobre un inmueble, es inmueble. Así la acción del comprador para que se le
entregue la finca comprada, es inmueble; y la acción del que ha prestado dinero, para que se le pague,es
mueble.

Ej. Respecto a los Derechos Reales.

Hay que distinguir tres situaciones diferentes:

1.-D Reales que solo pueden ser inmuebles,

 Hipoteca
 Servidumbre activa
 Habitación

(estos siempre recaen sobre inmuebles)

2.-D Reales que solo pueden ser muebles,

o Prenda.

3.-D Reales se sujetan a las normas generales, pudiendo ser muebles o inmuebles indistintamente,

Dominio
Uso
Usufructo.

• Este criterio de distinción, se mantiene en las obligaciones de dar, es decir, aquellas que tienen
como objeto transferir el dominio de la cosa.

• Sin embargo, en las obligaciones de hacer, se


aplica el criterio que establece el art. 581 C.C. a saber: las obligaciones que se deben se reputan muebles. La
doctrina ha hecho extensivo este criterio, en virtud del principio de la analogía, a las obligaciones de no hacer.

os hechos que se deben se reputan muebles.


La acción para que un artífice ejecute la obra convenida, o
resarza los perjuicios causados por la inejecución del
convenio, entra por consiguiente en la clase de los bienes
muebles.

• Asimismo, hay ciertos derechos y acciones que por ser extrapatrimoniales, no pueden
considerares ni muebles, ni inmuebles; son fundamentalmente derechos de familia.

Ej : Derecho a pedir la separación de bienes


Derecho a pedir el divorcio, la acción de nulidad dematrimonio.

• Por otro lado, hay derechos extrapatrimoniales, como el derecho a alimentos, que es de
naturaleza mueble.
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Paralelo entre derechos reales y personales.

DERECHOS REALES DERECHOS PERSONALES

Se ejerce sobre una cosa, sin intermediarios, directamente.


Importa una relación indirecta, porque el sujeto activo par
ejercer su derecho, debe vincularse con el sujeto pasivo

Ciertos derechos reales como la prenda y la hipoteca, Solo


otorgan
otorga el derecho de garantía (prenda) general.
derechos especiales (preferencia y persecución).

Nacen acciones reales que son abstractas, se ejercenNacen


contraacciones personales, que son relativas, porque s
cualquier persona ejercen contra ciertas y determinadas personas, a saber
deudor.

perpetuo, prolongado en el tiempo, permanente porque


Es esencialmente
dura temporal, porque una vez que se cumple s
mientras su titular lo desee. extingue por su ejercicio.

Para adquirir un derecho real se necesita de un título Para y de adquirir


un un derecho personal, basta con que aparezc
modo de adquirir (teoría romanista). Por este motivo, cualquiera
de los de las fuentes de las obligaciones contenidas en
contratos en Chile, jamás nacen derechos reales, porque art. 1437
los
contratos son títulos y por lo tanto para que nazca el derecho real,
debe operar un modo de adquirir, el que normalmente Art. será1437.
la
Tradición.
Las obligaciones nacen, ya del concurso real de las voluntade
Ej. celebrado un contrato de compraventa, solo nacen derechos
de dos o más personas,como los contratos o convenciones;
personales, obligaciones, que serán fundamentalmente dos:
ya de un hecho voluntario de la persona que se obliga, como
obligación del comprador de pagar el precio; y, en la aceptación de Art. 1º, Nº 112 una herencia o legado y en
todos los cuasicontratos;

obligación del vendedor de entregar la cosa vendida.


ya a consecuencia de un hecho que ha inferido injuria o daño
otra persona, como en los delitos y cuasidelitos;
La compraventa, por regla general, es consensual y
excepcionalmente solemne; por lo tanto, una vez que se formó
ya por el
disposición de la ley, como entre
consentimiento, se perfeccionó el contrato y nacerán los derechos
los padres y los hijos sujetos a patria potestad.
personales, pero el comprador todavía no se ha hecho dueño de la
cosa vendida (no ha nacido el derecho real de dominio); para que
esto ocurra el vendedor le debe hacer la tradición de la cosa que
normalmente se hace por medio de la entrega y solo una vez que
ha operado la tradición, el comprador se hace dueño

Siempre forman parte del activo del patrimonio Los derechos personales pueden formar parte del activo o d
pasivo del patrimonio

Los derechos reales, salvo ciertas servidumbres (art. 882,La mayoría


en de la doctrina considera que estos derechos
relación con el 2512), pueden ganarse y perderse son por la susceptibles de adquirirse o perderse po
prescripción prescripción, porque no pueden poseerse, y la posesión e
un elemento fundamental en la prescripción; sin embargo, es
Art. 882. se discute, porque algunos autores (Rossende Y Rosas
piensan que los derechos personales si se pueden poseer
Las servidumbres discontinuas de todas clases y las servidumbres
por lo tanto ganar y perder por prescripción.
continuas inaparentes pueden adquirirse por medio de un título; ni
aun el goce inmemorial bastará para constituirlas.

Las servidumbres continuas y aparentes pueden


adquirirse por título, o por prescripción de cinco años.

Art. 2512.

Los derechos reales se adquieren por

la prescripción de la misma manera que el dominio, y están sujetos


a las mismas reglas, salvas las excepciones siguientes:

1.a El derecho de herencia y el de censo se


adquieren por la prescripción extraordinaria de diez años.

2.a El derecho de servidumbre se adquiere según el artículo 882.


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El objeto en el derecho real es una cosa, por definición


El recae
objeto de derecho personal es la prestación debida, qu
sobre una cosa. puede consistir en dar, hacer o no hacer algo.

El derecho real admite un uso y goce prolongado El derecho personal se extingue por su ejercicio

TEORIA GENERAL DEL PATRIMONIO

DE LA PROPIEDAD

La propiedad o dominio es el derecho real por excelencia, es el derecho mas completo y el que confiere el
máximo de poder que se puede tener sobre una cosa, otorga una soberanía plena, absoluta y perpetua y se
fundamenta en la satisfacción de las necesidades humanas, de carácter económico que tienen los hombres.

La mayoría de los autores consideran como sinónimos el dominio y la propiedad, al igual que nuestro Código,
sin embargo, otros autores hacen una diferencia y señalan que el dominio se aplica cuando el derecho real
recae sobre cosas materiales y la propiedad, sería un concepto más amplio que se aplicaría no tan solo cuando
el derecho real recaiga sobre cosas materiales, sino también inmateriales.

Los autores sostienen que la propiedad o dominio, es el derecho mas dinámico que existe. Planiol y Ripert
señalan que la vida civil reposa esencialmente sobre la riqueza adquirida; agregando el jurista italiano
Ruggiero, que todo el ordenamiento jurídico italiano descansa directa e indirectamente en el reconocimiento del
derecho de propiedad.

Evolución histórica del derecho de propiedad

En Roma, como sostiene el profesor Jors-kunkel, se discute vivamente hasta que punto el derecho romano
antiguo conoció la propiedad individual. Una teoría muy extendida afirma que el patrimonio mueble (o por lo
menos, ciertas cosas muebles) y la casa y el huerto eran de propiedad privada del pater familis, pero que la
tierra fue propiedad colectiva de la gens.

La existencia de tal régimen de propiedad puede demostrarse con datos seguros en el derecho griego y
germánico, pero que las noticias correspondientes a Roma son tan escasa y tan equívocas, que las
investigaciones no han podido ir mas allá de las meras presunciones.

Sin embargo, a partir de la Ley de las XII Tablas (499 a. C.) la propiedad se muestra individualizada por
completo Y dicha institución pasa en Roma por dos fases comunes a las demás instituciones jurídicas de aquel
pueblo: “la del derecho de ciudad (ius civile) y la del derecho universal (ius gentium)”. En la primera de ellas, la
propiedad era una institución del derecho civil.

El dominio quiritario no podía pertenecer mas que a un propietario romano; no podía recaer mas que sobre una
cosa romana (estando excluidos, por consiguiente, los predios provinciales), no podía ser transmitido o
adquirido sino por un modo romano (como la mancipatio o la usucapio).

Pero al influjo del ius gentium, fue apareciendo, al lado del derecho formal de propiedad, la propiedad de hecho
que el pretor tutelaba (propiedad bonitaria). En la época de Justiniano, el régimen de la propiedad quedó
unificado a base del derecho pretorio, llegándose al concepto moderno de la propiedad.

Durante la Edad Media, y bajo la influencia de las legislaciones bárbaras y sobre todo de la organización
feudal, la propiedad raíz sufre en esta época una honda transformación.

La propiedad tuvo un carácter eminentemente político: los reyes disponían de la tierra como de su propio
patrimonio y la cedían a los señores feudales para premiar los servicios que éstos les prestaban en las guerras.
Tales cesiones dieron lugar a la división posterior del dominio entre el señor feudal y los vasallos.

En efecto, los dueños o señores, ante la imposibilidad de cultivar la tierra por sí mismos, las daba en
concesión, mediante el pago de una renta, a otras personas, los vasallos. Estos a causa de la amplitud y
perpetuidad de sus derechos, fueron considerados como propietarios a su manera. En el hecho, llegaron a
existir, sobre una misma cosa, dos clases de propietarios; la propiedad del señor feudal fue llamado dominio
directo y la del vasallo dominio útil.

En Chile, la Constitución de 1833 se estableció como una garantía constitucional la inviolabilidad del derecho
de propiedad, y el C.C. al definir el dominio, señala que permite gozar y disponer de una cosa arbitrariamente.
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Esto se debe, a que en la época en que se dictó, estaba en auge la teoría del “liberalismo económico”, por ello
se da esta definición tan amplia.

Después de la 1ª Guerra Mundial la concepción del derecho de propiedad tiende a restringirse, aumentando
sus limitaciones, y aparece la teoría de León Duguit, que señala que la propiedad debía cumplir una función
social, surgiendo muchos autores y opiniones destinadas a señalar en que consistiría esta función social. Así
algunos han dicho que consistiría en el reconocimiento que todos los bienes del hombre han sido creados para
satisfacer sus necesidades y la de los demás. La iglesia, por su parte, también tuvo gran participación en todos
estos debates y así los Pontífices León XIII y Pío XI en sus encíclicas “Rerum Novarum” y “Cuadragésimo
anno” siguiendo las reflexiones de Santo Tomas, señalaron que la propiedad debe cumplir dos funciones; una,
individual y otra social. Por su parte, el Papa Juan XXIII en su encíclica “Mater et Magistra”, estableció la idea
que al derecho de propiedad le es intrínseca e inherente su función social. Misma idea reiterada por Juan Pablo
II en su encíclica “Labores Excelsum”

Nuestra actual carta fundamental, en su art. 19 garantiza el derecho de propiedad en todas sus clases y
también le asigna una función social.

Concepto de Propiedad.

Art. 582. El dominio (que se llama también propiedad)

Es el derecho real en una cosa corporal, para gozar y


disponer de ella arbitrariamente;
no siendo contra la ley o contra derecho ajeno.

La propiedad separada del goce de la cosa, se llama


mera o nuda propiedad.

Los autores han criticado esta definición:

1. por considerarla amplia y exagerada; sin embargo, esto se ha querido aclarar, como por ej. lo hace :

don Luis Claro Solar, que sostiene que el libre arbitrio del propietario, no significa arbitrariedad, porque no se
puede atentar ni contra la justicia, ni la ley.

Por su parte, Potier dice que la expresión “arbitrariamente” que emplea el Código, no es sinónimo de capricho,
porque la propia ley señala que en el ejercicio de la propiedad se debe reconocer como limitaciones la ley y el
derecho ajeno.

2. Asimismo, también es criticada, porque en ella solo aparece una de las características del dominio, que
es la mas cuestionada (su carácter absoluto), no se consagran las otras dos características mas importantes, a
saber, la exclusividad y la perpetuidad. Recordemos que el dominio es : ABSOLUTO, EXCLUSIVO Y
PERPETUO.

Características del dominio o propiedad.

 ABSOLUTO
 EXCLUSIVO
 PERPETUO

a) Carácter absoluto. (ARBITRARIEDAD)El carácter absoluto del derecho de propiedad tiene dos
alcances:

a: 1.-que el dueño puede ejercitar sobre la cosa todas las facultades posibles; y

2.- que tiene un poder soberano para usar, gozar y disponer de ella a su arbitrio, sin que nadie pueda
impedírselo.

La concepción de que el dominio importa un poder arbitrario ilimitado, una potestad que permite al dueño hacer
o no hacer en lo suyo cuanto le plazca, según los solos dictados de su voluntad o arbitrio, se considera
exagerada.

Obsérvese que el ordenamiento jurídico concede facultades libres y exclusivas dentro de los limites que el
mismo fija a priori.
Puede decirse que en estos términos nuestro C.C. consagra el carácter absoluto del dominio.
En efecto, dice que este derecho real faculta para gozar y disponer arbitrariamente de la cosa; no siendo contra
ley o contra derecho ajeno (art. 582). En buenas cuentas, se reconoce el poder soberano del propietario, pero
dentro de los limites naturales del dominio: la ley y el derecho ajeno.

Los autores modernos han substituido el carácter absoluto por el de la generalidad, y dicen que el dominio es
un derecho general, porque autoriza al titular para aprovecharse de todas las utilidades de la cosa, salvo las
excepciones que se deriven por la existencia de otros derechos reales constituidos en la cosa.
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Lo anterior, diferencia al dominio de los otros derechos reales, que según los autores, son especiales, porque
solo facultan al titular para aprovecharse de una utilidad o de un grupo de utilidades de la cosa, pero no de la
generalidad; y, por otro lado, son dependientes presuponen la existencia de la propiedad, son derechos sobre
cosa ajena (iure in re aliena).

b) Carácter exclusivo. El derecho de propiedad es exclusivo porque, por su esencia, supone un titular
único facultado para usar, gozar y disponer de la cosa y, por ende, para impedir la intromisión de cualquier otra
persona.

La exclusividad no obsta a que puedan existir sobre la cosa otros derechos reales, juntos al de propiedad, sin
que éste, por tal hecho, se desnaturalice. En este caso, solo ocurre que los otros derechos reales – que está
obligado respetar el propietario- limitan la libertad de acción de éste.

Con todo, no pueden haber dos o mas personas que sean al mismo tiempo titulares del dominio de toda la
cosa; lo que sí puede acontecer, es que dos o mas personas sean dueñas de partes alicuotas de una misma
cosa, pero no de toda la cosa,

Ej. en la copropiedad. El C.C. argentino, gráfica esta idea al señalar que la propiedad es exclusiva, dos
personas no pueden tener en si mismas la totalidad de una cosa, por lo tanto, la exclusividad significa, que la
totalidad de una cosa, solo puede pertenecer a una persona como dueña del todo, lo que no impide que dos o
mas personas sean dueñas de cuotas de una misma cosa.

c) Carácter perpetuo. El dominio es perpetuo en cuanto no está sujeto a limitación de tiempo y puede
durar tanto cuanto la cosa, en si mismo no lleva una razón de caducidad, y subsiste independientemente del
ejercicio que se pueda hacer de él. Por tanto, el propietario no pierde su derecho aunque no use la cosa y
aunque un tercero, sin la voluntad del dueño o contra ella, ejerza actos de dominio; el propietario solo pierde su
derecho si deja poseer la cosa por el tercero durante el tiempo requerido por la ley para que éste adquiera el
dominio de ella por prescripción.

La Corte Suprema ha dicho que el derecho real de propiedad no se extingue por no haberlo reclamado el
dueño de terceros poseedores, sino que solo desaparece si lo adquiere otro que alegue a su favor la
correspondiente prescripción adquisitiva.

Excepcionalmente existen ciertas clases de propiedades que tienen un carácter temporal, Ej. la propiedad
fiduciaria, en que el propietario fiduciario es dueño, pero esta expuesto a perder el dominio si se cumple una
condición.

Facultades o atributos del dominio.

Estas facultades son la de:


 uso (usus),
 goce (fructus)
 disposición (abusus).

Si concurren las tres copulativamente, estamos en presencia de la propiedad plena o completa, sin embargo,
puede acontecer que el propietario se haya desprendido de alguna de ellas (solo el usus y el fructus) y continúe
siendo propietario, Ej. en el usufructo, en que el dueño no tendrá ni el uso, ni el goce, y se denomina nudo
propietario, lo mismo que en el caso de la habitación.

La doctrina discute si respecto de la facultad de disposición existe o no la posibilidad de limitarse en ella.

Facultad de uso. La facultad de uso consiste en aplicar la cosa misma a todos los servicios que es capaz de
proporcionar, sin tocar sus productos, ni realizar una utilización que importe su destrucción inmediata.

Si se llega hasta la apropiación de los productos, el uso se transforma en goce; y si la primera utilización de la
cosa envuelve su destrucción, el uso se confunde con el consumo y por lo tanto con la facultad dispositiva. En
otras palabras, la facultad de uso se traduce en el derecho de servirse de la cosa, a usar de la misma, por ej. el
uso de un caballo consiste en hacerlo trabajar, el de una casa en habitarla y el de un libro en leerlo.

El propietario puede libremente limitar esta facultad (derecho real de uso, arrendamiento) y no vera afectado su
derecho, pues conservará las otras dos facultades, a saber goce y disposición.

Normalmente la facultad de uso esta acompañada de la de goce, pero excepcionalmente puede no ser así.
Nuestro CC. no se refiere a esta facultad en el art. 582, ello porque entendió que el goce comprendía el uso.

Facultad de goce. Es la que habilita para apropiarse de los frutos y productos que la cosa da.

Precisamente en virtud de ésta facultad, el dueño de una cosa pasa a serlo de los productos y frutos de ella.
Nuestro CC., sin embargo, al igual que como lo hace el CC. Francés, justifica la adquisición de ellos por el
modo de adquirir llamado accesión (art. 643).

Art. 643. La accesión es un modo de adquirir por el


cual el dueño de una cosa pasa a serlo de lo que ella
produce, o de lo que se junta a ella. Los productos de las
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cosas son frutos naturales o civiles.

Esta facultad permite al propietario beneficiarse por lo que la cosa puede producir, sean frutos civiles o
naturales.

El propietario al igual que la facultad de uso, puede libremente desprenderse de ella. En el usufructo, por
ejemplo, el nudo propietario no tiene ni el uso ni el goce de la cosa.
Facultad de abuso o disposición material. Es la que habilita para destruir materialmente la cosa,
transformarla o degradarla.

Destruir es inutilizar, aniquilar o dejar en abandono la cosa,

Transformar es variar la naturaleza de ella, su forma o su destino, por ej. convertir un terreno de jardín en
huerto.

Degradar la cosa consiste en realizar obras que traen como consecuencia su desvalorización.

Ésta representa la facultad característica del dominio. Los demás derechos reales si bien autorizan a sus
titulares a usar y gozar de la cosa ajena de una manera mas o menos completa, jamás dan poder para
destruirla o transformarla; siempre implican la obligación de conservar su forma y substancia, según el decir de
la ley en materia de usufructo (Art. 764 CC).

Art. 764. El derecho de usufructo es un derecho


real que consiste en la facultad de gozar de una cosa
con cargo de conservar su forma y substancia, y de
restituirla a su dueño, si la cosa no es fungible; o con
cargo de volver igual cantidad y calidad del mismo
género, o de pagar su valor, si la cosa es fungible.

Respecto a esta facultad los autores discuten si el propietario podría o no limitarse en ella. El problema
consiste en determinar si la cláusula de “no enajenación” tiene o no validez. La doctrina se encuentra
dividida. Autores que consideran que estas cláusula son válidas: Ellos dan las siguientes razones para
sostener tales afirmaciones:

1° Señalan que no existe ninguna norma que prohiba en forma general estas cláusulas, y como en el derecho
privado se puede hacer todo aquello que la ley no prohibe, estas cláusulas deben considerarse válidas.

2° Asimismo, señalan que en ciertos casos el legislador expresamente prohibe estas cláusulas para
determinadas materias; lo que revelaría que la regla general es que estén permitidas. Ej.: casos en que se
prohibe, art. 1964(Arrendamiento); 2031(El Censo); 2415(Hipoteca), entre otros.

Art. 1964. El pacto de no enajenar la cosa


arrendada, aunque tenga la cláusula de nulidad de la
enajenación, no dará derecho al arrendatario sino para
permanecer en el arriendo, hasta su terminación natural.

Art. 2031. No vale en la constitución del censo el


pacto de no enajenar la finca acensuada, ni otro alguno
que imponga al censuario más cargas que las expresadas
en este título.
Toda estipulación en contrario se tendrá por no
escrita.
Art. 2415. El dueño de los bienes gravados con
hipoteca podrá siempre enajenarlos o hipotecarlos,
no obstante cualquiera estipulación en contrario.

3° Sostiene que si el dueño puede desprenderse de todos los atributos del dominio cuando enajena la cosa,
con mayor razón podrá desprenderse de uno de ellos como es la facultad de disposición.
4° El Reglamento del Conservador de Bienes Raíces, en su Art. 53 Nro. 3, expresamente permite que se
inscriban las prohibiciones convencionales de enajenar, y por lo tanto estas serían válidas.

Estos autores discuten ¿Cual es la sanción que debería aplicarse, si se establece la cláusula y esta se
infringe?.

dicen: que esta cláusula es equivalente al embargo ordenado por el Juez, y por lo tanto la enajenación
que se efectúa en contra de la cláusula, debería tener como sanción la nulidad absoluta.

consideran que la nulidad en una sanción que solo procede cuando se infringe la ley, pero no
cuando se infringe un acuerdo entre las partes, y por lo tanto, esta cláusula de no enajenar sería una obligación
de no hacer, y si se infringen, habría que aplicar lo que dispone el Art. 1555

Art. 1555. Toda obligación de no hacer una cosa se


resuelve en la de indemnizar los perjuicios, si el
deudor contraviene y no puede deshacerse lo hecho.
Pudiendo destruirse la cosa hecha, y siendo su
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destrucción necesaria para el objeto que se tuvo en mira
al tiempo de celebrar el contrato, será el deudor
obligado a ella, o autorizado el acreedor para que la
lleve a efecto a expensas del deudor.
Si dicho objeto puede obtenerse cumplidamente por
otros medios, en este caso será oído el deudor que se
allane a prestarlo.

El acreedor quedará de todos modos indemne.

Posición de autores que niegan valor a la cláusula.

1° Señalan que del mensaje del Código y de distintas disposiciones de él, se concluye claramente que nuestro
legislador rechazó todo lo que atentara contra la libre circulación de los bienes, por considerar este principio
como de orden público. Esta cláusula atenta, por tanto, contra dicha idea, porque impide justamente, la libre
circulación de los bienes y existiría en ella nulidad absoluta, porque se estarían vulnerando disposiciones
legales de orden público.

2° Señalan que en ciertas oportunidades el legislador le dio validez a esta cláusula, y por lo tanto la regla
general, es que no tengan valor, por ej. art. 751 Inciso 2° (Propiedad fiduciaria)

Art. 751. La propiedad fiduciaria puede enajenarse


entre vivos y transmitirse por causa de muerte, pero en
uno y otro caso con el cargo de mantenerla indivisa, y
sujeta al gravamen de restitución bajo las mismas
condiciones que antes.
No será, sin embargo, enajenable entre vivos,
cuando el constituyente haya prohibido la enajenación;
ni transmisible por testamento o abintestato, cuando el
día prefijado para la restitución es el de la muerte del
fiduciario; y en este segundo caso si el fiduciario la
enajena en vida, será siempre su muerte la que determine
el día de la restitución.

3° Sostiene que esta cláusula se opone al espíritu de los Artículo 582 y 1810, y por lo tanto habría nulidad
absoluta en ella.

Art. 582. El dominio (que se llama también propiedad)


es el derecho real en una cosa corporal, para gozar y
disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra la ley o
contra derecho ajeno.
La propiedad separada del goce de la cosa, se llama
mera o nuda propiedad.

Art. 1810. Pueden venderse todas las cosas


corporales o incorporales, cuya enajenación no esté
prohibida por ley.

4° Si bien es cierto que el Art. 53 N° 3 del Reglamento del Conservador de Bienes Raíces, permite que se
inscriban estos acuerdos, no señala que efecto tiene esta inscripción, y en caso que se le diera alguno, esta
norma del Reglamento sería ilegal porque atentaría contra los principios del CC. (argumento débil).

Para estos autores, esta cláusula es sancionada con nulidad absoluta, porque adolecería de objeto ilícito,
puesto que atentaría contra un principio de orden público, cual es la libre circulación de los bienes.

Teoría de la cláusula de no enajenar relativa.

La mayoría de la doctrina acepta estas cláusulas, que son aquellas que imponen una prohibición de enajenar
temporal y para proteger un legitimo interés, por ej. esta cláusula se permite cuando se le hace una donación al
prodigo. El pacto de retroventa (me venden un Código Civil en $ 65.000.- pero yo tengo una obligación de no
enajenar el código porque la persona que me lo vendió tal vez quiere recomprarlo)

Las sanciones en el caso que se vulnere esta cláusula, la doctrina estima que se habría violado una obligación
de no hacer, y por lo tanto se aplicaría el Art. 1555.

Art. 1555. Toda obligación de no hacer una cosa se


resuelve en la de indemnizar los perjuicios, si el
deudor contraviene y no puede deshacerse lo hecho.
Pudiendo destruirse la cosa hecha, y siendo su
destrucción necesaria para el objeto que se tuvo en mira
al tiempo de celebrar el contrato, será el deudor
obligado a ella, o autorizado el acreedor para que la
lleve a efecto a expensas del deudor.
Si dicho objeto puede obtenerse cumplidamente por
otros medios, en este caso será oído el deudor que se
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allane a prestarlo.
El acreedor quedará de todos modos indemne.

Si esta prohibición se estableció en un contrato bilateral y no se cumple con ella, se aplica la aplicación
resolutoria tácita.

La Corte Suprema ha aceptado la validez de estas cláusulas, y así ha señalado que no desnaturalizan el
dominio a pesar que impiden disponer arbitrariamente de una cosa. Así en un fallo ilustrativo en la materia,
sostuvo que la prohibición voluntaria de enajenar, no envuelve un vicio de nulidad de la venta efectuada en
contravención a ella, sino que constituye una condición resolutoria establecida a favor del vendedor.
Nuestro legislador en algunos preceptos, también ha aceptado estas cláusulas, por ejemplo, en el pacto de
retroventa se acepta esta cláusula, lo mismo que en el legado Art. 1126. Para que esta cláusula tenga validez,
es menester: 1ro. Que exista un interés y 2do. Una prohibición temporal.

Art. 1126. Si se lega una cosa con calidad de no


enajenarla, y la enajenación no comprometiere ningún
derecho de tercero, la cláusula de no enajenar se tendrá
por no escrita.
Contenido Pasivo Del Derecho De Propiedad

Las obligaciones reales o “propter rem”.

Estas también reciben el nombre de ob rem o rie cohaerens,

Concepto : son aquellas que incumben al propietario o al poseedor de una cosa por el solo hecho de serlo. Y
presentan dos particularidades fundamentales:

a) La primera consiste en que el deudor se determina atendiendo a la persona que es propietario o poseedor
de la cosa, precisamente el deudor es tal por ser poseedor o dueño de la cosa. Y de ahí el nombre de
obligación propter rem , o sea, en razón o por causa de la cosa.

b) La segunda se funda en el hecho que la obligación se traspasa al sucesor particular en forma automática:
cambia el titular de la posesión o del dominio, cambia también, al mismo tiempo, el sujeto pasivo de la
obligación, sin que sea necesaria ninguna estipulación especial de transferencia o una declaración por parte
del sucesor particular de hacerse cargo de la obligación.

Esta sigue a la cosa y grava a los adquirentes sucesivos, y, por lo general, desvincula al enajenante. Por este ir
de un sujeto a otro, la obligación real es una especie de obligación “ambulatoria”.

A modo de ej. se puede citar: art. 858 y 859 (en las servidumbres); art. 942 (en las acciones posesorias
especiales), etc.

Art. 858. Las expensas de construcción,


conservación y reparación del cerramiento serán a cargo
de todos los que tengan derecho de propiedad en él, a
prorrata de los respectivos derechos.
Sin embargo, podrá cualquiera de ellos exonerarse
de este cargo, abandonando su derecho de medianería,
pero sólo cuando el cerramiento no consista en una pared
que sostenga un edificio de su pertenencia.

Art. 859. Los árboles que se encuentran en la cerca


medianera, son igualmente medianeros; y lo mismo se
extiende a los árboles cuyo tronco está en la línea
divisoria de dos heredades, aunque no haya cerramiento
intermedio.
Cualquiera de los dos condueños puede exigir que se
derriben dichos árboles, probando que de algún modo le
dañan; y si por algún accidente se destruyen, no se
repondrán sin su consentimiento.

Art. 942. Si un árbol extiende sus ramas sobre


suelo ajeno, o penetra en él con sus raíces, podrá el
dueño del suelo exigir que se corte la parte excedente
de las ramas, y cortar él mismo las raíces.
Lo cual se entiende aun cuando el árbol esté
plantado a la distancia debida.

Las cargas reales.

Concepto: Son aquellos gravámenes que con carácter periódico o intermitente, pero en todo caso reiterado,
nace de la ley o del contrato y que pesa sobre el que es dueño o poseedor, y que generalmente consiste en el
pago de una cierta cantidad de dinero.

Ejemplo: pago de contribuciones de bienes raíces; mantención de antejardines públicos, gastos comunes, etc.
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Es evidente que las cargas reales son otra especie de obligaciones ambulatorias, pues pesan sobre los
propietarios o poseedores solo y precisamente por tener tales calidades; de manera que si cambia el titular
también cambia el sujeto pasivo de la obligación.

Responsabilidad por la propiedad.

Aparte de las obligaciones reales anteriores, la ley impone una responsabilidad específica al propietario de una
cosa en dos casos:

a) Al dueño de un animal, en los casos de los art. 2326, inc. 1° y 2327; y,

Art. 2326. El dueño de un animal es responsable de


los daños causados por el mismo animal, aun después que
se haya soltado o extraviado; salvo que la soltura,
extravío o daño no pueda imputarse a culpa del dueño o
del dependiente encargado de la guarda o servicio del
animal.
Lo que se dice del dueño se aplica a toda persona
que se sirva de un animal ajeno; salva su acción contra
el dueño, si el daño ha sobrevenido por una calidad o
vicio del animal, que el dueño con mediano cuidado o
prudencia debió conocer o prever, y de que no le dio
conocimiento.

Art. 2327. El daño causado por un animal fiero,


de que no se reporta utilidad para la guarda o
servicio de un predio, será siempre imputable al
que lo tenga, y si alegare que no le fue posible
evitar el daño, no será oído.

b) Al dueño de un edificio, en los casos del art. 2323, inc. 1°, en relación con el 934 y el 2324 y la regla 3ª
del 2003.

Art. 2323. El dueño de un edificio es responsable a


terceros (que no se hallen en el caso del artículo 934),
de los daños que ocasione su ruina acaecida por haber
omitido las necesarias reparaciones, o por haber faltado
de otra manera al cuidado de un buen padre de familia.
Si el edificio perteneciere a dos o más personas
proindiviso, se dividirá entre ellas la indemnización
a prorrata de sus cuotas de dominio.
Art. 934. Si notificada la querella, cayere el
edificio por efecto de su mala condición, se indemnizará
de todo perjuicio a los vecinos; pero si cayere por caso
fortuito, como avenida, rayo o terremoto, no habrá lugar
a indemnización; a menos de probarse que el caso
fortuito, sin el mal estado del edificio, no lo hubiera
derribado.
No habrá lugar a indemnización, si no hubiere
precedido notificación de la querella.

Art. 2324. Si el daño causado por la ruina de


un edificio proviniere de un vicio de construcción,
tendrá lugar la responsabilidad prescrita en la
regla 3.a del artículo 2003.

Art. 2003. Los contratos para construcción de L. 6.162


edificios, celebrados con un empresario, que se Art. 1º
encarga de toda la obra por un precio único prefijado,
se sujetan además a las reglas siguientes:
3.a Si el edificio perece o amenaza ruina, en todo
o parte, en los cinco años subsiguientes a su entrega,
por vicio de la construcción, o por vicio del suelo que
el empresario o las personas empleadas por él hayan
debido conocer en razón de su oficio, o por vicio de los
materiales, será responsable el empresario; si los
materiales han sido suministrados por el dueño, no habrá
lugar a la responsabilidad del empresario, sino en
conformidad al artículo 2000, inciso final.

Diversas clases de propiedad

a) Según su extensión. La propiedad puede ser plena o nuda.


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Plena. Es aquella que autoriza al propietario para ejercer todas o la plenitud de las facultades que contiene.

Nuda propiedad. Es la que no permite al dueño ejercer las facultades de uso y goce, en razón de que sobre
ella pesa el derecho real de usufructo. “la propiedad separada del goce de la cosa –dice nuestro código- se
llama mera o nuda propiedad (art. 582, inc. 2°)

También desde el punto de vista de su extensión, la propiedad se divide en absoluta y fiduciaria.

Propiedad absoluta. Es la que no está sujeta a condición alguna en cuanto a su término o duración.

Propiedad fiduciaria. Según la definición del Código, es la que está sujeta al gravamen de pasar a otra
persona, por el hecho de verificarse una condición (art. 733, inc. 1°). Esta materia se verá mas
exhaustivamente en la parte relativa a las limitaciones al dominio.
Art. 733. Se llama propiedad fiduciaria la que está
sujeta al gravamen de pasar a otra persona, por el hecho
de verificarse una condición.

) En cuanto a las cosas objeto del derecho. La propiedad se clasifica en

civil (que es la que reglamenta el código del ramo),

intelectual e industrial. Sobre el carácter jurídico de estas últimas la doctrina está dividida; pero la mayoría de
los autores estima que no se trata de verdaderas propiedades.

Hay también otras propiedades que si bien, en cuanto a la naturaleza de su objeto, no pugnan, en esencia, con
la propiedad civil, el legislador las somete a una reglamentación especial por diversas consideraciones:
propiedad de las aguas, propiedad minera, propiedad austral, propiedad indígena.

Nuestro estudio se limita a la propiedad civil, todas las demás se consideran en otras ramas del derecho.

b) En cuanto al sujeto. Atendiendo a sí el titular del derecho de propiedad sobre una misma cosa es
una sola persona o varias, se habla de propiedad individual y de propiedad plural, condominio o copropiedad.

I.- DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD Y DEMÁS DERECHOS REALES

Don Fernando Fueyo, Concepto : define los modos de adquirir diciendo que son ciertos hechos materiales o
jurídicos a los cuales la ley le atribuye la virtud de hacer nacer o traspasar el derecho de dominio.

Esta definición es una de las mas certeras y completas, sin embargo, la doctrina ha señalado que le falta un
elemento, que dice relación con el acto jurídico; proponiendo entonces, el siguiente concepto “son ciertos
hechos, o actos materiales o jurídicos a los cuales la ley le atribuye la virtud de hacer nacer o traspasar
el derecho de dominio u otro derecho real”

Por su parte, don Luis Claro Solar, sostiene que los modos de adquirir representan la causa jurídica inmediata,
que da nacimiento a un derecho real a favor de una persona.
El C.C. no da ninguna definición de los modos de adquirir, solo se limita a enumerarlos en el art. 588, sin
embargo, a esta enumeración hay que agregar otro modo de adquirir, no enumerado, a saber, la ley.

Art. 588. Los modos de adquirir el dominio son la


ocupación, la accesión, la tradición, la sucesión por causa
de muerte, y la prescripción.
De la adquisición de dominio por estos dos últimos
medios se tratará en el Libro De la sucesión por causa de
muerte, y al fin de este Código.

Por lo tanto, son modos de adquirir:

 LA OCUPACION
 LA ACCESION
 LA TRADICION
 LA PRESCRIPCION ADQUISITIVA
 LA SUCESION POR CAUSA DE MUERTE
 LA LEY

La ocupación. Es un modo de adquirir el dominio de las cosas corporales muebles que no pertenecen a nadie
y cuya adquisición no está prohibida por las leyes chilenas o por el derecho internacional. (art. 606 y sgtes.).

Art. 606. Por la ocupación se adquiere el dominio


de las cosas que no pertenecen a nadie, y cuya
adquisición no es prohibida por las leyes chilenas, o
por el Derecho Internacional.
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La accesión. Es un modo que permite hacerse del dominio de cosas corporales muebles o inmuebles y
consiste, en que el dueño de una cosa pasa a serlo de lo que ella produce o de lo que se junta a ella (art. 643 ).

Art. 643. La accesión es un modo de adquirir por el


cual el dueño de una cosa pasa a serlo de lo que ella
produce, o de lo que se junta a ella. Los productos de las
cosas son frutos naturales o civiles.

La tradición. Permite adquirir el dominio de las cosas tanto corporales como incorporales, muebles o
inmuebles y consiste en la entrega que el dueño hace de ellas a otro habiendo por una parte, la facultad e
intención de transferir el dominio y por la otra, la capacidad e intención de adquirirla. (art. 670 memoria)

Art. 670. La tradición es un modo de adquirir eldominio de las cosas


y consiste en la entrega que el dueño hace de ellas a otro, habiendo por una parte la facultad e intención de
transferir
el dominio, y por otra la capacidad e intención de adquirirlo.
Lo que se dice del dominio se extiende a todos los
otros derechos reales.

La prescripción adquisitiva. Permite adquirir el dominio de todas las cosas corporales, sean muebles o
inmuebles y permite adquirir también ciertas cosas incorporales que son los derechos reales.

La mayoría de la doctrina considera que los derechos personales no se pueden poseer y la posesión es un
elemento esencial de la prescripción, por lo tanto, según este criterio, los derechos personales no podrían
adquirirse por prescripción, porque no se pueden poseer.

La prescripción opera tanto como modo de adquirir, como de extinguir y así lo reconoce la ley en el art. 2492; y
se puede definir como “un modo de adquirir el dominio de las cosas ajenas por habese poseído durante un
cierto tiempo y concurriendo los demás requisitos legales.

Art. 2492. La prescripción es un modo de


adquirir las cosas ajenas, o de extinguir las
acciones y derechos ajenos, por haberse poseído
las cosas o no haberse ejercido dichas acciones y
derechos durante cierto lapso de tiempo, y
concurriendo los demás requisitos legales.
Una acción o derecho se dice prescribir
cuando se extingue por la prescripción.

La sucesión por causa de muerte. Este modo, permite adquirir el dominio de todos los bienes del causante,
sean muebles o inmuebles, derechos reales o personales; o bien una parte o cuota del patrimonio del causante
y siempre que estos bienes sean transmisibles, en este sentido, la regla general, es que todos los derechos
sean transmisibles.
El CC. a diferencia de los otros modos de adquirir, no lo define, y es la doctrina la que elaboró un concepto, a
saber “Es un modo de adquirir el dominio de todos los bienes, derechos y obligaciones transmisibles de una
persona difunta o una cuota de ellos o de una o mas especies o cuerpos ciertos pertenecientes a su
patrimonio, en virtud del llamamiento que hace a suceder la ley o el propio causante a través de su
testamento”.

La ley. No esta consagrado en el art. 588; permite adquirir el dominio tanto de las cosas incorporales como
corporales y va a operar cuando sea la propia ley la que haga nacer o traspasar un derecho real, por ej. en la
sociedad conyugal el marido se hace dueño de los frutos de los bienes propios de la mujer y el modo de
adquirir que opera, es la ley; otro ej. cuando se dicta una ley expropiatoria, el Fisco se hace dueño del inmueble
por la sola disposición de la ley.

Art. 588. Los modos de adquirir el dominio son la


ocupación, la accesión, la tradición, la sucesión por causa
de muerte, y la prescripción.
De la adquisición de dominio por estos dos últimos
medios se tratará en el Libro De la sucesión por causa de
muerte, y al fin de este Código.

Este modo de adquirir es excepcional y solo procede cuando no sea posible aplicar alguno de los otros modos
de adquirir.

Por lo tanto, existen modos de adquirir que solo operan respecto de los bienes corporales, como la ocupación o
la accesión; existen otros, que no pueden aplicarse a los derechos personales, como la prescripción y también
existen otros amplios, que operan tanto respecto de las cosas corporales como incorporales, tal es el caso de
la tradición, sucesión por causa de muerte y la ley.

Los modos de adquirir, sirven para obtener cualquier derecho real y no solo el de dominio, incluso algunos
permiten adquirir derechos personales, lo que ocurre, es que don Andrés Bello, siempre ejemplificó con el
dominio, pero lo que se dice del dominio, se extiende a todos los derechos reales. Ej. art. 570.

Art. 570. Se reputan inmuebles, aunque por su


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naturaleza no lo sean, las cosas que están permanentemente
destinadas al uso, cultivo y beneficio de un inmueble, sin
embargo de que puedan separarse sin detrimento. Tales son,
por ejemplo:
Las losas de un pavimento;
Los tubos de las cañerías;
Los utensilios de labranza o minería, y los animales
actualmente destinados al cultivo o beneficio de una finca,
con tal que hayan sido puestos en ella por el dueño de la
finca;
Los abonos existentes en ella, y destinados por el
dueño de la finca a mejorarla;
Las prensas, calderas, cubas, alambiques, toneles y
máquinas que forman parte de un establecimiento industrial
adherente al suelo, y pertenecen al dueño de éste;
Los animales que se guardan en conejeras, pajareras,
estanques, colmenas, y cualesquiera otros vivares, con tal
que éstos adhieran al suelo, o sean parte del suelo mismo,
o de un edificio.

Clasificación de los modos de adquirir.

Pueden hacerse varias, según sea el punto de vista que se tome como base. Nosotros nos referiremos a las
siguientes:

 Modos de adquirir originarios y derivativos;


 A título universal y a título singular;
 A título gratuito y a título oneroso, y
 Por acto entre vivos y por causa de muerte.
I. Originarios y derivativos.

Originario concepto :El modo de adquirir es originario, cuando hace adquirir la propiedad independientemente
de un derecho anterior de cualquier persona (la ocupación, la accesión y la prescripción).

Si bien la cosa, en este último caso, pertenecía antiguamente a otro dueño, éste la perdió por prescripción
adquisitiva del tercero, el prescribiente, y automáticamente cesa el dominio anterior, naciendo el nuevo sin
relación al antiguo.

Derivativo Concepto :cuando hace adquirir una propiedad fundado en un precedente derecho que tenía otra
persona. Eje. La tradición y la sucesión por causa de muerte.

Tiene importancia distinguir entre un modo de adquirir y otro, porque cuando es originario, para medir el
alcance del derecho que se adquiere, hay que atender al titular, y nada mas. Si yo adquiero por ocupación, se
mira solo mi acto de ocupación. En el caso de los modos de adquirir derivativos, para ver el alcance, la fuerza,
la perfección del modo, hay que atender también al derecho que tenía el otro dueño, por que nadie puede
transferir o transmitir más derechos de los que tiene. De aquí que en la tradición, si el tradente no es dueño, no
transfiere el dominio; y si la cosa está hipotecada, también pasa con la hipoteca; y el difunto no transmite a los
herederos sino los derechos que tiene.

II. A título universal y a título singular.

En cuanto a la individualización de los bienes que se adquieren, los modos de adquirir pueden ser a título
universal y a título singular.

A titulo universal :Es a título universal el modo por el cual se adquiere la universalidad de los bienes de una
persona o una parte alícuota de ella. Es a título singular el modo por el cual se adquieren bienes determinados.

En otras palabras, el modo de adquirir a título universal hace adquirir a una persona todo el patrimonio de otra
o una cuota-parte (representado por una fracción) de este patrimonio; el modo a título singular o particular hace
adquirir determinado bien, determinado derecho, o determinados bienes o determinados derechos
Respecto de esta clasificación, podemos observar lo siguiente:

a) Hay dos modos que siempre son a título singular:

Accesión
Ocupación.

b) Hay un modo que indistintamente puede ser a título universal o a título singular:

Sucesion por causa de muerte

Hay dos modos que por regla general son a título singular:

Tradición
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Prescripción

salvo que se trate de la cesión o prescripción de una herencia (situación del heredero putativo o aparente),
caso en que son a título universal.

III. Modos de adquirir a título gratuito y a título oneroso.

Según el sacrificio pecuniario que imponen, se clasifican de esta manera.

Es a título gratuito, cuando el que adquiere el dominio no hace sacrificio pecuniario alguno.

Ocupación
Sucesión por causa de muerte
Prescripción.

Es a título oneroso, cuando al adquirente la adquisición del dominio le significa un sacrificio pecuniario.

Tradición

La tradición por ende, puede ser tanto a título gratuito como a título oneroso.

IV. Por acto entre vivos y por causa de muerte.

Son modos de adquirir por causa de muerte: los que para operar presuponen la muerte de la persona de la
cual se deriva el derecho.

y modo de adquirir por acto entre vivos los que para operar no presuponen esa muerte. Entran en esta
última categoría la ocupación, la accesión, la tradición y la prescripción.
Mediante los modos de adquirir se puede adquirir toda clase de derechos y no sólo el de dominio. a
pesar de que el art. 588 está ubicado en el título correspondiente al derecho de dominio, debe advertirse que
los modos de adquirir también sirven para adquirir otros derechos reales, y aun derechos personales.

Se puede adquirir un derecho solo por un modo de adquirir. Se comete una falta de lógica cuando se dice
que una persona adquiere un derecho por dos modos de adquirir; por que cuando opera un modo, no opera
otro.

La Corte Suprema y de Apelaciones, en innumeras sentencias han declarado que “si bien se puede poseer una
cosa por varios títulos (venta y prescripción), el dominio se adquiere por uno solo (tradición o prescripción).

Es decir, basta un modo de adquirir; no pueden concurrir varios respecto de unos mismos bienes.

La tradición para que opere, requiere un título. Para adquirir el dominio cuando opera la tradición, se
requiere que haya también un título traslaticio de dominio.

Desde este punto de vista, puede decirse que el título es la causa que habilita para adquirir el dominio, es la
causa remota de la adquisición del dominio. Y en este caso se requiere un título, por las siguientes razones:

2. Por que así lo dice expresamente el art. 675. El título es traslaticio de dominio, cuando sirve para
traspasarlo. Ej. la compraventa, donación, etc.

Art. 675. Para que valga la tradición se requiere un


título translaticio de dominio, como el de venta, permuta,
donación, etc.

Se requiere además que el título sea válido respecto


de la persona a quien se confiere. Así el título de
donación irrevocable no transfiere el dominio entre
cónyuges.

3. Porque, según el criterio de nuestro Código, siguiendo al Derecho Romano, de los contratos solo nacen
derechos personales y jamás derechos reales, en consecuencia, para adquirir el dominio, se requiere la
existencia de un modo de adquirir, que en el caso del contrato es la tradición.

Ej. si yo compro una casa a Pedro, por el contrato de compraventa no me hago dueño de la casa, solamente
adquiero un derecho personal para exigirle a Pedro que me entregue la casa. ¿ y cuando Pedro me hace
entrega de ella?, cuando es inscrita en el conservador de Bienes Raíces, solo entonces adquiero la casa y me
transforma en dueño de ella. Solo paso a ser dueño en virtud del modo de adquirir.

¿Todos los modos de adquirir necesitan de título? La doctrina ha discutido, si siempre se requiere de un
título y de un modo de adquirir o sólo esta exigencia es necesaria en la tradición; bastando en los demás casos
con el modo de adquirir.

Para don Arturo Alessandri, todos los modos de adquirir requieren de un título previo. Lo que ocurre es que
en algunos modos de adquirir, como en la ocupación, la accesión y la prescripción, el modo de adquirir se
confunde con el título, porque operan en forma simultánea, pero existe tanto el título como el modo de adquirir.
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Respecto de la tradición no hay dudas que se requiere de un título previo, porque como se dijo, es la propia ley
la que en el art. 675, expresamente lo exige.

En el caso de la sucesión por causa de muerte, el título será o la ley o el testamento, según si la sucesión es
testada o intestada.

Para otros autores como don Guillermo Correa, Manuel Somarriva o don Hugo Rossende, solo hay necesidad
de título en la tradición, y que la opinión contraria ha querido generalizar, ampliando lo que solo se aplica a un
modo de adquirir, la tradición.

Ellos señalan que el art. 588 que es el que enumera los modos de adquirir, no exige un título previo y solo
respecto de la tradición se hace tal exigencia, por lo tanto, resulta lógico que respecto a los demás modos de
adquirir no se exija un título.

Además señalan que siguiendo el criterio de Alessandri se llega a un absurdo, porque si es cierto que el título
se confunde con el modo de adquirir en la ocupación, accesión y prescripción, esto reflejaría la intimidad del
título y por lo tanto se hace absurdo exigirlo.

Asimismo, en el caso de la sucesión por causa de muerte, sostienen que la posición contraria no puede
aplicarse, porque hay oportunidades en que la sucesión es en parte testada y en parte intestada, lo que
significaría que habría dos títulos al mismo tiempo y existe acuerdo en estimar que respecto a un derecho solo
puede operar un título y un modo de adquirir.

LA OCUPACION

Definición. Esta definido en el art. 606 y se puede señalar que es un modo de adquirir el dominio de las cosas
que no pertenecen a nadie, por medio de la aprehensión material de ellas y con el ánimo de adquirirlas en
dominio, y siempre que esta adquisición no esté prohibida por las leyes chilenas o el derecho internacional.

Art. 606. Por la ocupación se adquiere el dominio de las


cosas que no pertenecen a nadie, y cuya adquisición
no es prohibida por las leyes chilenas, o por el Derecho Internacional.

En el caso del tesoro si se a quien pertenece no puedo adquirirlo por ocupacion

Requisitos. Para que tenga lugar la ocupación, es menester que se reúnan los tres requisitos siguiente:

1. Que se trate de cosas que no pertenecen a nadie, o sea, de la que los romanos llamaban. Res
nullius;

2. Que su adquisición no esté prohibida por las leyes chilenas o por el derecho internacional, y

3. Que haya aprehensión material de la cosa, con intención de adquirirla.

Debe tratarse de cosas sin dueño. Este requisito es de la esencia de la ocupación porque, como
expresamente lo dice el art. 606, sólo pueden adquirirse por ocupación las cosas que no pertenecen a nadie,
es decir, las cosas que no tienen dueño, sea porque no lo han tenido nunca, sea porque lo tuvieron y dejaron
de tenerlo, por haber permanecido largo tiempo ocultas, o porque el dueño las ha abandonado voluntariamente
para que las haga suyas el primer ocupante.

No han tenido nunca dueño: los animales bravíos o salvajes, las perlas y conchas que arroja el mar y que no
tienen señales de dominio anterior, las cosas comunes a todos los hombres, que si bien nadie puede
apropiárselas en el todo, no hay inconveniente para que cualquiera persona se apropie de una fracción de ella.

Cosas que han tenido dueño y han dejado de tenerlo , las que su dueño abandona para que las haga suyas
el primer ocupante, como las monedas que se arrojan a la multitud (res derelictaes).

También han tenido dueño y han dejado de tenerlo: el tesoro, es decir, las monedas o joyas que han
permanecido largo tiempo ocultas sin que se sepa quien ha sido su dueño; los animales domesticados que
recobran su libertad natural.

De lo dicho, resulta que en Chile solo pueden adquirirse por ocupación las cosas muebles, porque, con arreglo
al art. 590, son bienes del Estado todas las tierras que estando situadas dentro de los limites territoriales de la
república, carecen de otro dueño.
De aquí que en Chile no hay tierras sin dueño y, por lo tanto, no podrían adquirirse tierras por ocupación.

Por cierto, nos referimos a la ocupación propiamente dicha ( art. 606 cosas que no tengan dueño) , como modo
de adquirir el dominio, y no a la aprehensión que con otros requisitos constituye la posesión que puede llevar a
la adquisición del dominio por el modo de adquirir llamado usucapión o prescripción adquisitiva.

Art. 590. Son bienes del Estado todas las tierras que,estando
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situadas dentro de los límites territoriales,carecen
de otro dueño.

Este modo de adquirir el dominio queda reducido, pues, a las cosas muebles corporales, porque las cosas
incorporales no pueden ser objeto de aprehensión material, y no podría, por lo tanto, llenarse este requisito.

La adquisición de las cosas no debe estar prohibida por las leyes chilenas o por el derecho
internacional. Expresamente señala este requisito el art. 606. De acuerdo con esto, los animales que según
las leyes chilenas pueden ser adquiridos por la caza o por la pesca, no pueden serlo en la época en que las
leyes u ordenanzas respectivas prohíban la caza o pesca de determinadas especies (vedas). El derecho
internacional, prohíbe la piratería y el pillaje, la ocupación de ciertos bienes particulares en caso de guerra,
como los depósitos de los bancos.

Debe haber aprehensión material de la cosa con intención de adquirirla. Dentro de este requisito, hay que
distinguir, pues, dos elementos: La aprehensión material y el ánimo de adquirir el dominio. El primero de estos
elementos es material, real o de hecho; el segundo, es un elemento intencional.

Aquel elemento no puede faltar en la ocupación, porque todo modo de adquirir es un hecho, al cual la ley le
atribuye la virtud de realizar la adquisición del dominio, y como es éste el hecho material al que la ley atribuye
tal efecto, es lógico que si falta, no hay modo de adquirir.

Tampoco puede estar ausente el ánimo, y por esa razón los dementes y los infantes, que carecen en absoluto
de voluntad, no pueden adquirir por ocupación; faltaría el requisito de hecho el elemento intencional.

La aprehensión puede ser real o presunta: es real, cuando efectivamente el individuo toma la cosa; presunta,
cuando a pesar de no haber aprehensión material, el individuo ejecuta actos que ponen de manifiesto su
intención de adquirir la cosa, como el que buscando un tesoro lo pone a la vista; el cazador que ha herido un
animal y lo va persiguiendo.

Diversas clases de ocupación.

La doctrina reconoce tres clases o especies distintas de ocupación, a saber:

1. La ocupación de cosas animadas (caza y pesca).

2. La ocupación de cosas inanimadas (invención o hallazgo)

3. Algunos autores consideran como otra forma de ocupar, la captura bélica.

1. Ocupación de cosas animadas. El art. 607 regula este tipo de ocupación. La caza y la pesca permite
adquirir el dominio de los animales bravíos y en determinadas circunstancias, también el de los domésticos.

Art. 607. La caza y pesca son especies de ocupación por las


cuales se adquiere el dominio de los animales bravíos.

Para estos efectos, la ley clasifica a los animales en tres categorías (art. 608):
Se llaman animales bravíos o salvajes los que viven naturalmente libres e independientes del hombre,como
las fieras y los peces; domésticos los que pertenecen a especies que viven ordinariamente bajo la
dependencia del hombre, como las gallinas, las ovejas;
y domesticados los que sin embargo de ser bravíos por su naturaleza se han acostumbrado a la domesticidad
y reconocen en cierto modo el imperio del hombre.

Estos últimos, mientras conservan la costumbre de volver al amparo o dependencia del hombre, siguen la regla
de los animales domésticos, y perdiendo esta costumbre vuelven a la clase de los animales bravíos.

1. Animales bravíos o salvajes. Son aquellos que viven naturalmente libres e independientes del
hombre, no siempre son feroces, ej. peces, abejas, palomas.

Estos animales bravíos no tienen dueño y por lo tanto se pueden adquirir por ocupación.

2. Animales domésticos. Son aquellos que pertenecen a especies que viven ordinariamente bajo la
dependencia del hombre, como las gallinas, las ovejas.

Estos animales, la ley entiende que tienen dueño y por lo tanto no pueden adquirirse por ocupación.

3. Animales domesticados. Son aquellos que pese a ser bravíos por su naturaleza, se han
acostumbrado a la domesticidad y reconocen en cierto modo el imperio del hombre.

Estos animales domesticados, se van a regir por las reglas de los domésticos, mientras reconozcan el imperio
del hombre; sin embargo, cuando dejen de hacerlo, vuelven a regirse por las reglas de los animales bravíos. Ej.
colmena de abejas.
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Por otro lado, para evitar problemas o conflictos entre el cazador y el dueño del terreno, la ley autoriza a cazar
en tierras propias o en ajenas, con permiso del dueño (art. 609 y 610).

Art. 609. El ejercicio de la caza estará sujeto al L. 19.473


cumplimiento de la legislación especial que la regule. Art. 2º
No se podrá cazar sino en tierras propias, o en las
ajenas con permiso del dueño.

Art. 610. Si alguno cazare en tierras ajenas sin permiso del dueño,
cuando por ley estaba obligado a obtenerlo, lo que cace será para el dueño, a quien
además indemnizará de todo perjuicio.

Volviendo a nuestro tema y en relación a la pesca, el código ha señalado que para pescar en aguas ajenas, se
debe contar con el permiso del dueño, rigiendo las mismas reglas del art. 610.

Se entiende que el cazador o pescador se hace dueño del animal o pez, en los tres casos siguientes:

a. Cuando lo ha tomado materialmente.

b. Cuando lo ha herido gravemente, de manera que ya no le sea fácil escapar, y mientras el cazador
persiste en perseguirlo. Pero si el animal herido entra en tierras ajenas donde no es lícito cazar sin permiso del
dueño, podrá éste hacerlo suyo (art. 617).

Se entiende que el cazador o pescador se apodera del animal bravío y lo hace suyo, desde el momento que lo
ha herido gravemente, de manera que ya no le sea fácil escapar, y
mientras persiste en perseguirlo; o desde el momento que
el animal ha caído en sus trampas o redes, con tal que las
haya armado o tendido en paraje donde le sea lícito cazar o pescar.
Si el animal herido entra en tierras ajenas donde no
es lícito cazar sin permiso del dueño, podrá éste hacerlo
suyo.

c) Cuando el animal ha caído en trampas o en las redes del cazador, siempre que haya construido las trampas
o tendido las redes en parajes en que sea lícito cazar. (art. 617).

En relación a las abejas y las palomas, estos son animales bravíos y por lo tanto pueden adquirirse por
ocupación con las limitaciones de los art. 620 y 621; estas disposiciones son una aplicación de la regla del art.
619.

Art. 619. Los animales bravíos pertenecen al dueño


de las jaulas, pajareras, conejeras, colmenas, estanques
o corrales en que estuvieren encerrados; pero luego que
recobran su libertad natural, puede cualquier persona
apoderarse de ellos y hacerlos suyos, con tal que
actualmente no vaya el dueño en seguimiento de ellos,
teniéndolos a la vista, y que por lo demás no se
contravenga al artículo 609.

Art. 620. Las abejas que huyen de la colmena y posan


en árbol que no sea del dueño de ésta, vuelven a su
libertad natural, y cualquiera puede apoderarse de ellas,
y de los panales fabricados por ellas, con tal que no lo
hagan sin permiso del dueño en tierras ajenas, cercadas o
cultivadas, o contra la prohibición del mismo en las otras;
pero al dueño de la colmena no podrá prohibirse que persiga
a las abejas fugitivas en tierras que no estén cercadas ni
cultivadas.

Art. 621. Las palomas que abandonan un palomar y se


fijan en otro, se entenderán ocupadas legítimamente por el
dueño del segundo, siempre que éste no se haya valido de
alguna industria para atraerlas y aquerenciarlas.
En tal caso estará obligado a la indemnización de todo
perjuicio, inclusa la restitución de las especies, si el
dueño la exigiere, y si no la exigiere, a pagarle su precio.

2. Ocupación de cosas inanimadas.

a.- La invención o hallazgo


b.- Cosas abandonadas al primer ocupante
c.- El tesoro
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A) La invención o hallazgo. Es una especie de ocupación por la cual el que encuentra una cosa inanimada
que no pertenece a nadie, adquiere su dominio, apoderándose de ella. De este modo se adquiere el dominio de
las piedras, conchas y otras substancias que arroja el mar, y que no presentan señales de dominio anterior.
(art. 624, inc. 1° y 2°)

Art. 624. La invención o hallazgo es una especie de ocupación por la


cual el que encuentra una cosa inanimada que no pertenece a nadie, adquiere su dominio, apoderándose de
ella.

De este modo se adquiere el dominio de las piedras,conchas y otras substancias que arroja el mar y que no
presentan señales
de dominio anterior.

Se adquieren del mismo modo las cosas cuya propiedad


abandona su dueño, como las monedas que se arrojan para que
las haga suyas el primer ocupante.
No se presumen abandonadas por sus dueños las cosas
que los navegantes arrojan al mar para alijar la nave.

Se llama invención porque viene del latín invenire, que quiere decir hallar.

Requisitos:

1.- Que se trate de cosas inanimadas.

2.- Que se trate de una res nullius, es decir, cosas que no tienen dueño.

3.- Que el que encuentre la cosa se apodere de ella, por que de lo contrario no existe intención de adquirir el
dominio.

B). Cosas abandonadas al primer ocupante. La ley, no obstante haber enunciado el principio de que sólo las
cosas que a nadie pertenecen son susceptibles de invención o hallazgo (art. 624, inc. 1°), ha asimilado, en el
inciso 3° del mismo artículo, a las cosas que no han tenido nunca dueño, las cosas que los romanos llamaban
res derelictaes, aquellas cosas que el propietario abandona para que las haga suyas el primer ocupante.

Para que una cosa tenga el carácter de res derelictae, es menester que la intención o ánimo del propietario de
renunciar a su dominio, sea manifiesto, porque es regla general en derecho que las renuncias no se presumen,
como tampoco se presume el ánimo de donación.

C). El tesoro. Se encuentra regulado entre los art. 625 a 628.

Art. 625. El descubrimiento de un tesoro es una


especie de invención o hallazgo.

Se llama tesoro la moneda o joyas, u otros efectos


preciosos, que elaborados por el hombre han estado largo
tiempo sepultados o escondidos sin que haya memoria ni
indicio de su dueño.

Art. 626. El tesoro encontrado en terreno ajeno se


dividirá por partes iguales entre el dueño del terreno y
la persona que haya hecho el descubrimiento.

Pero esta última no tendrá derecho a su porción, sino


cuando el descubrimiento sea fortuito o cuando se haya
buscado el tesoro con permiso del dueño del terreno.

En los demás casos, o cuando sean una misma persona


el dueño del terreno y el descubridor, pertenecerá todo
el tesoro al dueño del terreno.

Art. 627. Al dueño de una heredad o de un edificio


podrá pedir cualquiera persona el permiso de cavar en el
suelo para sacar dinero o alhajas que asegurare
pertenecerle y estar escondidos en él; y si señalare el
paraje en que están escondidos y diere competente seguridad
de que probará su derecho sobre ellos, y de que abonará
todo perjuicio al dueño de la heredad o edificio, no podrá
éste negar el permiso ni oponerse a la extracción de dichos
dineros o alhajas.

Art. 628. No probándose el derecho sobre dichos


dineros o alhajas, serán considerados o como bienes
perdidos, o como tesoro encontrado en suelo ajeno, según
los antecedentes y señales.
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En este segundo caso, deducidos los costos, se
dividirá el tesoro por partes iguales entre el denunciador
y el dueño del suelo; pero no podrá éste pedir
indemnización de perjuicios, a menos de renunciar su
porción.
Está definido en el art. 625, inc. 2° (memoria).

Requisitos: EL TESORO

1.- Es menester que se trate de monedas, joyas u otros efectos preciosos.

2.- Es necesario que se trate de objetos elaborados por el hombre.

3.- Es necesario que tales objetos hayan estado escondidos durante largo tiempo.

4.- es menester que no haya memoria o indicio del dueño del tesoro.

Para determinar a quien pertenece el tesoro; distinción:

a). Si lo ha descubierto el propietario del suelo, a él pertenece la totalidad del tesoro (art. 626, inc. 3°); la mitad
a título de propietario y la otra mitad a título de descubridor.

En los demás casos, o cuando sean una misma persona


el dueño del terreno y el descubridor, pertenecerá todo
el tesoro al dueño del terreno.

El dominio del tesoro no lo adquiere el propietario por accesión, como se cree, sino por ocupación, es decir, es
necesario que sea él el que lo descubra.

b). Si el tesoro es descubierto por un tercero en suelo ajeno, hay que volver a distinguir:

1. Si el descubrimiento ha sido fortuito o es el resultado de pesquisas efectuadas con la


voluntad del dueño, y

2. Si el descubrimiento es el resultado de pesquisas realizadas contra o sin la voluntad del


dueño.

En el primer caso, se divide por iguales partes entre el descubridor y el dueño del suelo (art. 626, inc. 1° y 2°).

El tesoro encontrado en terreno ajeno se


dividirá por partes iguales entre el dueño del terreno y
la persona que haya hecho el descubrimiento.

Pero esta última no tendrá derecho a su porción, sino


cuando el descubrimiento sea fortuito o cuando se haya
buscado el tesoro con permiso del dueño del terreno.

En el segundo caso, todo el tesoro pertenece al propietario del suelo. El inc. 3° del art. 626 al decir “en los
demás casos”, está comprendida la situación que examinamos.

En los demás casos, o cuando sean una misma persona


el dueño del terreno y el descubridor, pertenecerá todo
el tesoro al dueño del terreno.

Algunos autores consideran como otra forma de invención o hallazgo, la situación de los muebles al parecer
perdidos, pero la mayoría de la doctrina y nuestra jurisprudencia, han considerado que estos bienes no
pueden adquirirse por ocupación, porque no han sido abandonados por sus dueños, y por lo tanto falta un
requisito para que opere este modo de adquirir, a saber, que la cosa no pertenezca a nadie.

Los muebles al parecer perdidos, no son res nulluis, porque ellos tiene dueño y por lo tanto el que encuentra
uno de estos bienes, debe ponerlo a disposición de su dueño, siguiendo el procedimiento consagrado en el Art.
629 y sgte.

Art. 629. Si se encuentra alguna especie mueble al L. 18.776


parecer perdida, deberá ponerse a disposición de su dueño; Art. séptimo,
y no presentándose nadie que pruebe ser suya, se entregará Nº 9
a la autoridad competente, la cual deberá dar aviso del
hallazgo en un diario de la comuna o de la capital de la
provincia o de la capital de la región, si en aquélla no
lo hubiere.
El aviso designará el género y calidad de la especie,
el día y lugar del hallazgo.
Si no apareciere el dueño, se dará este aviso por L. 18.776
tercera vez, mediando treinta días de un aviso a otro. Art. séptimo,Nº 9
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30. Si en el curso del mes subsiguiente al L. 18.776


último aviso no se presentare persona que justifique su Art. séptimo, dominio, se venderá la especie en pública
subasta;
se Nº 10 deducirán del producto las expensas de aprensión,
conservación y demás que incidieren; y el remanente se
dividirá por partes iguales entre la persona que encontró
la especie y la municipalidad respectiva.

Este procedimiento, sintéticamente se resume en:

a.- El que se encuentra el mueble al parecer perdido, debe ponerlo a disposición de su dueño.

b.- Si nadie reclama la cosa, esta debe ponerse a disposición de la autoridad, que no es otra que la
Municipalidad respectiva.

c.- La Municipalidad debe dar aviso de esta situación, por medio de una publicación en un diario de la comuna
o provincia, en el aviso se debe señalar las características del bien encontrado y el día y lugar en que fue
hallado. Este aviso debe publicarse hasta por tres veces, mediando treinta días entre un aviso y otro.

d.- Si en el mes subsiguiente al del último aviso, no apareciere nadie reclamando la especie, esta será venida
en publica subasta. De cualquier manera, hasta antes que la subasta se verifique, el dueño puede recuperar la
especie, con todo una vez subastada, pierde definitivamente el dominio (Art. 633)

Art. 633. Subastada la especie, se mirará como


irrevocablemente perdida para el dueño.

e.- Una vez efectuado el remate, con el producto de él se costearán los gastos en que incurrió el Municipio; el
remanente se divide en partes iguales entre el descubridor y la Municipalidad.

Si el dueño de la cosa quiere recuperarla, debe pagar a la Municipalidad los gastos de conservación en que
ella haya incurrido.

En este caso la ley regula dos premios distintos:

1.- Premio de salvamento, Que es aquel que se concede al que encontró la especie, como un estimulo para
fomentar el que las personas entreguen los bienes muebles al parecer perdidos. Su monto lo determina la
Municipalidad.

2.- La recompensa, Que es aquella que promete el dueño de la especie que tiene una particularidad, porque
en una declaración unilateral de voluntad y sin embargo obliga. De acuerdo a la ley, solo hay cinco fuentes de
las obligaciones, no se menciona la Declaración Unilateral de Voluntad dentro de ellas. En nuestra legislación,
hay únicamente dos casos en que esta declaración obliga; a saber, la Oferta y la Recompensa.

Las personas que encuentran un mueble al parecer perdido, deben optar por el premio de salvamento o la
recompensa. Si opta por la recompensa, el dueño de la cosa está obligado a pagar.

Con todo, si la persona que encuentra el bien mueble al perecer perdido y no cumple con el procedimiento
antes descrito, la ley le aplica sanciones civiles y penales (Art. 631)

Art. 631. La persona que haya omitido las diligencias


aquí ordenadas, perderá su porción en favor de la
municipalidad, y aun quedará sujeta a la acción de
perjuicios, y según las circunstancias, a la pena de
hurto.

Las especies náufragas. Son aquellas que proceden de una nave que naufraga en las costas de la República
o que el mar arroja a ellas y que consiste en los fragmentos de un buque o en efectos provenientes de la carga
de este, y las cosas que los navegantes arrojan al mar, para aliviar la carga en una tempestad o por temor a un
naufragio.

También se consideran especies náufragas, las que en puertos habilitados para el comercio caen al fondo del
mar, o de ríos navegables, ej.: las anclas, cadenas, maquinarias.
Algunos autores sostienen que las especies náufragas se pueden adquirir por ocupación, sin embargo la
mayoría de la doctrina considera que esto no es posible, toda vez que las especies náufragas, no son res
nullius, tiene dueño y este no las ha abandonado en forma voluntaria, puesto que ha tenido que hacer una
abandono forzado.

En este caso se aplica el mismo procedimiento, que el que se regula para los muebles al parecer perdidos, con
las modificaciones establecidas en los Art. 636 y sgte.

Art. 636. Las especies náufragas que se salvaren, serán restituidas


por la autoridad a los interesados,mediante el pago de las expensas y la gratificación de salvamento.
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Art. 637. Si no aparecieren interesados, se procederá L. 18.776


a la publicación de tres avisos por diarios, mediando Art. séptimo,quince días de un aviso a otro; y en lo demás
se procederá Nº 11 como en el caso de los artículos 629 y siguientes.

3. La captura belica( algunos autores la consideran ocupación).

Esta se encuentra regulada en los Art. 640 y sgtes. Para la mayoría de los autores, no es propiamente una
forma de ocupación, porque a través de ella no es posible que cualquier persona pueda adquirir su dominio;
esto se reserva únicamente para los estados en conflicto, no opera respecto de particulares.

El Estado se hace dueño de todas las propiedades que se toman en guerra de nación a nación, no
sólo a os enemigos sino a los neutrales, y aun a los aliados y los nacionales según los casos, y dispone de
ellas en conformidad a las Ordenanzas de Marina y de Corso.

Las presas hechas por bandidos, piratas o insurgentes, no transfieren dominio, y represadas
deberán restituirse a los dueños, pagando éstos el premio de salvamento a los represadores.
Este premio se regulará por el que en casos análogos
se conceda a los apresadores en guerra de nación a nación.

Si no aparecieren los dueños, se procederá como en el caso de las cosas perdidas; pero los
represadores tendrán sobre las propiedades que no fueren reclamadas por sus dueños en el espacio de un
mes, contado desde la fecha del último aviso, los mismos derechos que
si las hubieran apresado en guerra de nación a nación.

Esta consiste en la apropiación de bienes muebles e inmuebles de estados enemigos efectuadas en guerra de
nación a nación.

Con el transcurso del tiempo, la captura bélica, lentamente ha ido perdiendo importancia, y hoy por hoy queda
reservada fundamentalmente a la guerra marítima.
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LA ACCESION.

Concepto. El C.C. define la accesión en el art. 643.

Art. 643. La accesión es un modo de adquirir por el cual el dueño


de una cosa pasa a serlo de lo que ella produce, o de lo
que se junta a ella.

Los productos de las cosas son frutos naturales o civiles.

Puesto que este Art. no distingue, la accesión es un modo de adquirir de todo lo que se junta a una cosa, sea
natural, sea artificialmente.

El hecho material que produce el efecto jurídico de operar la adquisición del dominio, es la unión de una cosa a
otra, y como este fenómeno sólo es posible en las cosas corporales, la accesión es un modo de adquirir que
sólo se aplica a estas cosas. Sean muebles e inmuebles

Especies de accesión. Tradicionalmente la accesión se divide en accesión discreta y accesión continua.

a). La accesión discreta, llamada también por producción o accesión de frutos, es la que deriva del mismo
cuerpo o cosa madre por medio del nacimiento o producción; se manifiesta en la generación de los productos o
frutos.

b). La accesión continua, llamada también por unión o accesión propiamente tal, es la que resulta de la
agregación de dos o mas cosas diferentes que, luego de unidas, forman un todo indivisible. Ej. con materiales
propios se edifica en suelo ajeno.

Esta accesión continua puede ser mobiliaria o inmobiliaria, según se realice en beneficio de una cosa mueble
o inmueble.

También puede ser natural o artificial. La primera es debida a la fuerza de la naturaleza; la artificial o
industrial, a la mano del hombre.

Algunos distinguen una tercera especie de accesión continua, la mixta, denominada así a la que proviene de la
naturaleza y de la industria o trabajo humano conjuntamente. Ej. la plantación, siembra. Sin embargo, se ha
observado, que esta división es superflua, inexacta e inútil, pues a lo que debe atenderse, es al agente inicial
que provoca la accesión continua; y, consideradas las cosas en esta forma, es evidente que la siembra y la
plantación son accesiones industriales.

Fundamento.

A). Una parte de la doctrina estima que toda accesión, sea discreta o continua, tiene por fundamento el
principio jurídico de que lo accesorio sigue a lo principal.

B). Otra parte de la doctrina considera que, su fundamento estaría en el propio derecho de dominio, porque se
dice que es una aplicación, extensión o manifestación de este.
Naturaleza jurídica de la accesión. El problema de la naturaleza jurídica de la accesión consiste en
determinar si es verdaderamente un modo de adquirir y crea una relación jurídica nueva o si, por el contrario,
se trata de una simple facultad o extensión del dominio, que nada nuevo crea, sino simplemente prolonga la
misma relación jurídica de la propiedad.

a) Algunos piensan que toda accesión, sea continua o discreta, es un modo de adquirir. Nuestro código
sigue este punto de vista, pues dice que la accesión es un modo de adquirir por el cual el dueño de una cosa
pasa a serlo de lo que ella produce (accesión discreta), o de lo que se junta a ella (accesión continua). Art. 643.

b) Gran parte de la doctrina, sin embargo, considera que la accesión no es propiamente un modo de
adquirir, sino que una simple manifestación o extensión del derecho de dominio y ello porque el que adquiere
una cosa por accesión, lo hace en virtud y a consecuencia del dominio que tenía sobre otra cosa, porque la
cosa accesoria pierde su individualidad al unirse con la principal y para la adquisición de la accesoria no se
precisa de un nuevo título, porque el título de la cosa principal es considerado como suficiente.

Asimismo, estos autores, consideran que la accesión no es un modo de adquirir, porque en ella no siempre
está presente la voluntad del adquirente; ya que es perfectamente posible que el adquirente ignore que ha
adquirido el dominio por accesión y pese a eso la accesión opera, y lo normal es que en los modos de adquirir
intervenga la voluntad del adquirente, como por ej. en la ocupación, el ánimo.

c). Finalmente, muchos autores dan una solución ecléctica. Dicen que solo la accesión continua (lo que se junta a
una cosa) es un verdadero modo de adquirir; la accesión discreta (lo que la cosa produce) es una simple
facultad del dominio, el ejercicio de la facultad de goce, que habilita al dueño de una cosa para apropiarse de
los productos y frutos que ella genera.

La accesión de frutos, discreta o por producción.

La accesión de frutos, de acuerdo con el espíritu y letra del código, es el modo de adquirir lo que la cosa
produce. Esto está muy lejos de ser un modo de adquirir y de ser accesión.
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En efecto, mientras los frutos están adheridos a la cosa que los produce, no hay accesión, porque forman parte
de la cosa misma, y si el dueño de la cosa lo es de los frutos, no lo es por accesión, sino por que forman parte
de la cosa, de la misma manera que el dueño de un lápiz lo es de la tapa.

En seguida, la utilidad de los frutos se obtiene separándolos de la cosa que los produce y desde el momento
que se separan, deja de haber accesión, deja de haber acrecimiento o aumento de la cosa principal.

De manera que pendientes los frutos no hay accesión, porque los frutos forman parte integrante de la cosa
principal, y separados, es un absurdo, es contrario al sentido común pretender que haya accesión. Sin
embargo, el C.C. en su art. 643, considera que el propietario adquiere los frutos por accesión.

Productos y frutos. El C.C. chileno dice que los productos de las cosas son frutos naturales o civiles (art.
643).

Los productos de las cosas son frutos naturales o civiles.

Sostienen algunos que esta disposición importa confundir productos y frutos.

Estos (frutos), serian aquellas cosas que, periódicamente y sin alteración sensible de su sustancia, produce
una cosa, por ej. frutas, flores.

Los Productos, en cambio, serian aquellas cosas que derivan de la cosa-madre, pero sin periodicidad, y su
aprovechamiento produce un grave deterioro en esta, por ej. madera de un árbol, carne de un animal.

Diferencias entre frutos y productos.

1.- Los frutos se dan periódicamente; los productos no.

2.- En los frutos, el aprovechamiento por parte del hombre, no deteriora la cosa-madre o bien si existe
deterioro, este es mínimo; En el caso de los productos, este aprovechamiento produce la destrucción de la
cosa-madre o a lo menos, un sensible deterioro de ella.

Clasificación de los frutos. Según el art. 643, los frutos son naturales o civiles.

turales

Se llaman frutos naturales los que da la naturaleza, ayudada o no de la industria humana. (art. 644).

Art. 644. Se llaman frutos naturales los que da la naturaleza


ayudada o no de la industria humana.

Los frutos naturales comprenden, pues, a los naturales propiamente tales (o sea, los espontáneamente
producidos por una cosa) y a los frutos industriales (es decir, los que produce una cosa con la ayuda de la
industria humana, como el vino).

Estado en que pueden encontrarse los frutos naturales. El propio art. 645 responde esta interrogante, a saber:

. Los frutos naturales se llaman pendientes mientras que adhieren todavía a la cosa que los
produce, como las plantas que están arraigadas al suelo, o los productos de las plantas mientras no han sido
separados de ellas.
Frutos naturales percibidos son los que han sido separados
de la cosa productiva, como las maderas cortadas,las frutas
y granos cosechados, etc.; y se dicen consumidos cuando se han consumido verdaderamente o se han
enajenado.

Pendientes. Mientras que adhieren todavía a la cosa que los produce, como las plantas que están arraigadas al
suelo.

* Percibidos. Son los que han sido separados de la cosa productiva, como las maderas cortadas, las frutas y
granos cosechados.

Consumidos. Cuando se han consumido verdaderamente o se han enajenado.

Esta clasificación no tiene ninguna importancia respecto al propietario de la cosa; únicamente la tiene respecto
de terceros, porque éstos sólo se hacen dueños de los frutos mediante su percepción.

2.- Frutos Civiles

Son las utilidades o rendimientos que se obtienen de una cosa como equivalente del uso o goce que de
ella se proporciona a un tercero merced a una relación jurídica.

Los frutos civiles constituyen para el propietario, el derecho de goce de la cosa, porque representan los frutos
que él habría obtenido si hubiera explotado personalmente esa cosa, de manera que los frutos civiles no son
producidos por la cosa misma, no salen de la cosa, sino que son producidos con ocasión de la cosa.
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Ejemplo típico de frutos civiles son las rentas de arrendamiento, intereses de capital.

Estado en que pueden encontrarse los frutos civiles. Los frutos civiles se dividen en pendientes y percibidos.

Pendientes: Mientras se deben.

Percibidos: La ley dice que son percibidos desde que se cobran, pero :

La Corte Suprema ha señalado que el fruto civil esta percibido una vez que se ha pagado efectivamente.

a) Accesión continua, por unión o propiamente tal.

o : Tiene lugar cuando se unen dos o mas cosas de diferentes dueños en forma que, una vez unidas,
constituyen un todo indivisible.

En este caso, a virtud del principio de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal, el dueño de la cosa
principal se hace dueño de la cosa accesoria. Aquí sí que la accesión es un modo de adquirir, porque el
propietario de la cosa principal llega a ser dueño de la accesoria, precisamente por efecto de la accesión, hay
aumento de la propiedad por efecto de una adquisición nueva.

Clases. La accesión propiamente tal puede ser de tres clases:

a) Accesión de inmueble a inmueble o natural;


b) Accesión de mueble a inmueble o industrial, y
c) Accesión de mueble a mueble.

a) Accesión de inmueble a inmueble o natural.

Se llama también accesión del suelo y puede ser de cuatro clases:

1.- Aluvión;

2.- Avulsión;
3.- Mutación del álveo de un río o división de éste en dos brazos
que no vuelven a juntarse, y

4.- formación de nueva isla.

(art. 649). El terreno de aluvión se forma por los sedimentos que el agua va depositando y hace que ésta vaya poco a
poco alejándose de su primitiva ribera.

Art. 649. Se llama aluvión el aumento que recibe la ribera de la mar


o de un río o lago por el lento e imperceptible retiro de
las aguas.

Requisitos: De la definición se desprende que para que haya aluvión es menester:

 El retiro de las aguas debe ser lento e imperceptible.

 Es necesario que las aguas se hayan retirado completa y definitivamente, porque si el terreno es
ocupado y desocupado alternativamente por ellas, no es aluvión, sino parte del lecho del río o del mar, según
sea el caso. (art. 650).

Art. 650. El terreno de aluvión accede a las heredades riberanas


dentro de sus respectivas líneas de demarcación,
prolongadas directamente hasta el agua; pero en puertos
habilitados pertenecerá al Estado.
El suelo que el agua ocupa y desocupa alternativamente
en sus creces y bajas periódicas, forma parte de la ribera
o del cauce, y no accede mientras tanto a las heredades
contiguas.

A quien pertenece el terreno de aluvión: (art. 650). El terreno de aluvión pertenece por accesión, a los
propietarios riberanos de un mar, de un río o de un lago, sean estos de dominio público o privado, navegables
o no, excepto en los puertos habilitados, donde el terreno de aluvión pertenece al estado.

Para determinar los límites de la parte del terreno de aluvión que accede a cada heredad, se prolongan,
imaginariamente, las respectivas líneas de demarcación directamente hasta el agua.
(art. 652). consiste en el acrecentamiento de un predio, por la acción brusca de una avenida u otra fuerza natural
violenta, que transporta una porción del suelo de un lugar, a otro de distinto dueño.

Art. 652. Sobre la parte del suelo que por una avenida
o por otra fuerza natural violenta es transportada de un
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sitio a otro, conserva el dueño su dominio, para el solo
efecto de llevársela; pero si no la reclama dentro del
subsiguiente año, la hará suya el dueño del sitio a que fue
transportada.

A quien pertenece la avulsión. En la avulsión, a diferencia del aluvión, hay un terreno perfectamente
determinado y cuyo propietario es conocido.

En este caso, el dueño del predio de donde la parte del suelo ha sido arrancada, conserva su dominio sobre
ella, para el solo efecto de llevársela;

Pero si no la reclama dentro del subsiguiente año, la hará suya el dueño del predio a que fue transportada.
(art. 652).

del álveo de un río.....Un río puede cambiar de dos maneras diferentes: cargándose a una de las riberas, dejando la
otra definitivamente en seco, o bien cambiando enteramente de cauce, dejando completa y totalmente el
anterior.

En conformidad al art. 654, cuando el río cambia de cauce, en cualquiera de estas dos formas, los propietarios
riberanos tienen el derecho de hacer las obras necesarias para volver el río a su antiguo cauce, con permiso de
la autoridad competente, a saber, la Municipalidad respectiva.

Art. 654. Si un río varía de curso, podrán los propietarios riberanos,


con permiso de autoridad competente, hacer las obras necesarias para restituir las aguas a su acostumbrado
cauce; y la parte de éste que permanentemente quedare en seco, accederá a las heredades contiguas, como
el terreno de aluvión en el caso del artículo 650.
Concurriendo los riberanos de un lado con los del
otro, una línea longitudinal dividirá el nuevo terreno
en dos partes iguales; y cada una de éstas accederá a las
heredades contiguas, como en el caso del mismo artículo.

Propiedad de los terrenos que quedan descubiertos. Si los esfuerzos de los propietarios riberanos resultan
infructuosos, hay que determinar, a quien pertenecen los terrenos que han quedado descubiertos.

 Si el río se carga a una de las riberas, dejando la otra en seco, la parte descubierta accede a los
propietarios riberanos, como en el caso del aluvión. (art. 654, inc. 1°).

 Si el río cambia totalmente de curso, se traza una línea longitudinal que divida el cauce abandonado
en dos partes iguales, y cada parte accederá a los propietarios de la respectiva ribera, dentro de sus
respectivos límites de demarcación. (art. 654, inc. 2°)

En el caso del río que se divide en dos brazos que no vuelven a juntarse, rige la regla del art. 655, que no es
sino una aplicación de las reglas generales estudiadas.

55. Si un río se divide en dos brazos, que no vuelven después a juntarse, las partes del anterior cauce que el agua
dejare descubiertas accederán a las heredades contiguas, como en el
caso del artículo precedente.

Heredad inundada. Puede suceder que a consecuencia de un fenómeno natural, una heredad haya sido
inundada. En este caso, si el terreno es restituido por las aguas dentro de los 5 años subsiguientes, vuelve al
dominio de sus antiguos dueños (art. 653), y se producen los efectos de la interrupción natural de la
prescripción (art. 2502 N°1).

Pero si pasan mas de cinco años sin que el terreno sea restituido por las aguas, el propietario pierde
definitivamente su dominio, y si queda en descubierto después de ese lapso, se le aplican las reglas de la
accesión.

Art. 653. Si una heredad ha sido inundada, el L. 6.162


terreno restituido por las aguas dentro de los cinco Art. 1º
años subsiguientes, volverá a sus antiguos dueños.
Art. 2502. La interrupción es natural:
1.º Cuando sin haber pasado la posesión a otras
manos, se ha hecho imposible el ejercicio de actos
posesorios, como cuando una heredad ha sido
permanentemente inundada;

4.- formación de una nueva isla. Es la cuarta y última de las accesiones de inmueble a inmueble, y se ocupa
de ella, el art. 656.

Para que tenga lugar esta forma de accesión, se requiere la concurrencia de dos requisitos:

 Que las islas se formen en ríos o lagos no navegables por buques de mas de cien toneladas, sean de
dominio público o privado. De lo contrario, la nueva isla pertenecerá al Estado. (art. 597)
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Art. 597. Las nuevas islas que se formen en el mar


territorial o en ríos y lagos que puedan navegarse por
buques de más de cien toneladas, pertenecerán al Estado.

 La isla que se forme debe nacer con carácter definitivo.

b) Accesión de mueble a inmueble o industrial.

Se ocupa de esta especie de accesión los art. 668 y 669.

Art. 668. Si se edifica con materiales ajenos en suelo


propio, el dueño del suelo se hará dueño de los materiales
por el hecho de incorporarlos en la construcción; pero
estará obligado a pagar al dueño de los materiales su justo
precio, u otro tanto de la misma naturaleza, calidad y aptitud.
Si por su parte no hubo justa causa de error, será
obligado al resarcimiento de perjuicios, y si ha procedido
a sabiendas, quedará también sujeto a la acción criminal
competente; pero si el dueño de los materiales tuvo
conocimiento del uso que se hacía de ellos, sólo habrá
lugar a la disposición del inciso anterior.
La misma regla se aplica al que planta o siembra en
suelo propio vegetales o semillas ajenas.
Mientras los materiales no están incorporados en la
construcción o los vegetales arraigados en el suelo, podrá
reclamarlos el dueño.

Art. 669. El dueño del terreno en que otra persona,


sin su conocimiento, hubiere edificado, plantado o sembrado,
tendrá el derecho de hacer suyo el edificio, plantación o
sementera, mediante las indemnizaciones prescritas a favor
de los poseedores de buena o mala fe en el título De la
reivindicación, o de obligar al que edificó o plantó a
pagarle el justo precio del terreno con los intereses
legales por todo el tiempo que lo haya tenido en su poder,
y al que sembró a pagarle la renta y a indemnizarle los
perjuicios.
Si se ha edificado, plantado o sembrado a ciencia y
paciencia del dueño del terreno, será éste obligado, para
recobrarlo, a pagar el valor del edificio, plantación o
sementera.

Este tipo de accesión tiene lugar en los casos de edificación y plantación o siembra ejecutados en un
inmueble, cuando los materiales, plantas o semillas pertenecen a distinta persona que el dueño del suelo.

Se habla de accesión industrial, porque no se debe a un hecho de la naturaleza, sino a un hecho humano, a la
industria del hombre.

Requisitos para que opere esta forma de accesión:

1.- Es necesario que no exista un vínculo contractual previo. No encargado el trabajo porque sino hay
tradición.

2.- Resulta imprescindible que una de las partes ignore que está operando esta forma de accesión; Porque si
tiene conocimiento y no lo impide; se ha concluido por la Corte suprema, que existiría una convención tácita.

3.- Necesario es que los materiales se incorporen al suelo o que las plantas o vegetales se arraiguen en él; y
esto, porque la accesión es un modo de adquirir el dominio mediante la unión de una cosa a otra y esta solo se
produce, cuando las cosas muebles, llegan a ser inmuebles por adherencia. Por lo tanto, mientras esto no se
materialice, no existe accesión y el dueño de las cosas puede reclamarlas (art. 668, inc. 4°).

Una vez que los materiales, semillas o plantas se han incorporado al suelo, opera esta forma de accesión y en
ese evento, se debe determinar quien se hace dueño de lo plantado, sembrado o edificado. De cualquier
manera, aquí rige el principio de la accesoriedad, en virtud del cual, lo accesorio sigue la suerte de lo principal.
Y en este caso, la ley siempre considera como principal, el suelo, cualquiera sea su valor.

Con todo, como la ley rechaza el enriquecimiento injusto, resulta necesario que el dueño del suelo indemnice al
propietario de los materiales. En este evento, hay que distinguir dos situaciones:

 El dueño del suelo edifica, planta o siembra con materiales ,plantas o semillas ajenas. (art.
668).
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Hay que distinguir dos situaciones:

• Que el dueño de los materiales no haya tenido conocimiento de éste uso. En este caso, lo
edificado, plantado o sembrado, pertenecerá al dueño del suelo, pero el deberá responder ante el dueño de los
materiales, dependiendo de alguna de las siguientes circunstancias:

- El dueño del suelo actuó con justa causa de error. Tuvo fundados motivos para creer que los materiales le
pertenecían. En este caso, la ley señala que se obliga a pagar al dueño de los materiales, el justo precio de
ellos o bien a restituir otros tantos materiales, de la misma calidad, cantidad y naturaleza, a su opción.

- El dueño del suelo actuó sin justa causa de error, en forma negligente o apresurada. En este caso,
además de la obligación reseñada anteriormente, el dueño del suelo se obliga a indemnizar los perjuicios
ocasionados.

- Si el dueño del suelo actúa a sabiendas, con dolo. En este caso, a parte de las dos obligaciones anteriores,
el dueño del suelo queda expuesto a la sanción penal por delito de hurto.
• El dueño de los materiales, supo del uso que el dueño del suelo hacia. En este caso, el
dueño del suelo se hace dueño de lo edificado, plantado o construido, sin importar su ánimo, porque en
cualquiera de los tres casos ya analizados, tiene la misma obligación, a saber, pagar el precio de los materiales
o devolver otros tantos de la misma calidad, cantidad y naturaleza; y esto, porque si el dueño de los materiales
tuvo conocimiento; la jurisprudencia ha entendido que hubo una convención tácita, y por lo tanto no existe la
accesión, ya que hubo tradición. (art. 668).

Cuando en suelo ajeno se construye, planta o siembra con materiales propios. (art. 669).

Hay que distinguir dos situaciones:

• Si el dueño del suelo no tuvo conocimiento, en este caso la ley le concede al dueño del suelo
un derecho alternativo; puede optar o por hacer suyo lo plantado, sembrado o edificado, pagando las
indemnizaciones que se regulan para los poseedores de buena o mala fe en las prestaciones mutuas; o bien,
esta facultado para obligar al dueño de los materiales a pagarle el justo precio del terreno con los intereses
corrientes.

• Si el dueño del suelo tuvo conocimiento; en este caso está obligado a pagar lo edificado,
plantado o sembrado, no tiene otra alternativa, porque se entiende que hubo un acuerdo tácito, por lo tanto no
opera la accesión, sino que la tradición.

c) Accesión de mueble a mueble.

Tiene lugar cuando dos cosas muebles, pertenecientes a diferentes dueños, se unen: la cosa accesoria pasa a
pertenecer al propietario de la cosa principal.

Se ocupa de esta especie de accesión, los art. 657 a 667, inclusive.

Esta accesión puede ser de tres clases:

1. Adjunción;
2. Especificación, y
3. Mezcla

1. Adjunción. Es una especie de accesión, y se verifica cuando dos cosas muebles pertenecientes a
diferentes dueños se juntan una a otra, pero de modo que puedan separarse y subsistir cada una después de
separada, como cuando el diamante de una persona se engasta en el oro de otra, o en el marco ajeno se pone
un espejo propio. (art. 657).

Requisitos:

a) Unión de cosas muebles;


b) Que el dominio de esas cosas pertenezca a diferentes dueños;
d) Estas cosas muebles deben poder separase, sin perder su ser específico.
e) Ausencia de conocimiento de ambos o de algunos de los dueños respecto del hecho de la unión.

Atribución del dominio de las cosas adjuntadas. No habiendo conocimiento del hecho por una parte, ni mala fe
por la otra, el dueño de la cosa principal se hace dueño de la cosa accesoria, con el gravamen de pagar al
dueño de esta última, el valor de ella. (art. 658).

Determinación de la cosa principal.

1. Si de las dos cosas unidas, la una es de mucho más estimación que la otra, la primera se mirará como
principal (art. 659). La estimación se refiere generalmente al valor venal, esto es, al valor de venta. Pero la ley,
en un caso, hace primar el valor de afección. (art. 659. Inc. 2°).
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2. Si no hay tanta diferencia en la estimación, será accesorio la que sirva para el uso, ornato o
complemento de la otra. (art. 660).

3. Si no se puede aplicar ninguna de estas dos reglas, se mirará como principal la de mayor volumen.
(art. 661).

Si las dos tienen el mismo volumen, la regla no da ninguna regla especial, pero la laguna se llena con la
equidad. (C.P.C. art. 170 N°5).
4. Especificación. Es la creación o producción de una cosa nueva, empleando materia ajena sin el
consentimiento del propietario. Se verifica –dice nuestro código- cuando de la materia perteneciente a una
persona, hace otra una obra o artefacto cualquiera, como si de unas uvas ajenas se hace vino, o de plata ajena
una joya. (art. 662, inc. 1°).

Elementos de la especificación. Son tres:

a)La mano de obra o industria humana;


b) ...la materia ajena; y,
c) La producción de una nueva especie como resultante de la aplicación de la primera sobre la
segunda.

¿Cuándo se entiende que hay una especie nueva? Un autor italiano, Perozzi, dice que la especificación supone
un fin de producción, en el que opera sobre la materia ajena.

Por eso no hay especificación aunque se obtenga un producto, si se destruye una cosa para gozar del producto
resultante. Y así, por ej., no especifica el que quema leña para calentarse, aunque con ello obtenga carbón;
tampoco especifica, por faltar el requisito de la producción, si se tiñe un vestido, pues siempre persiste el
mismo vestido, aunque teñido.

Naturaleza jurídica de la especificación. Nuestro código dice expresamente, que la especificación es una
especie de accesión (art. 662 , inc. 1°). Y un gran sector doctrinario sostiene lo mismo; arguyen que, en el
fondo, la especificación supone la unión de dos cosas, la materia ajena y el trabajo propio.

Sin embargo otros, por el contrario, afirman que, importando toda accesión la unión o incorporación de dos
cosas de diferente dueño, la especificación no puede considerarse como una categoría de accesión, ya que en
ella no hay unión o incorporación de dos cosas, sino que solo hay una cosa, la materia ajena, que se
transforma por la industria de un tercero; esta industria o trabajo humano no es cosa en el sentido legal de la
palabra. Por esta razón, muchos códigos modernos han considerado a la especificación como un modo de
adquirir independiente.

Quien es dueño de la nueva especie. No habiendo conocimiento por una de las partes, ni mala fe por la otra, el
dueño de la materia se hace dueño de la obra, pagando la hechura (art. 662, inc. 2°). Esta disposición se debe
a que en el tiempo en que se dictó el código de Napoleón (que el nuestro no ha hecho sino copiar en esta
parte), el trabajo humano era mirado como un valor de inferior jerarquía.

Hay excepciones a la regla transcrita si la nueva obra vale mucho mas que la materia primitiva, como cuando
se pinta el lienzo ajeno, o del mármol ajeno se hace una estatua: la nueva especie pertenece al especificante,
debiendo éste, sí, indemnizar los perjuicios al dueño de la materia. (art. 662, inc. 3°).

Las legislaciones modernas, establecen un criterio totalmente opuesto al de nuestro código. En principio,
atribuyen la propiedad de la nueva especie al artífice, y solo se la dan al dueño de la materia si el valor de ella
es considerablemente superior al del trabajo.

5. Mezcla. Es la unión de dos o mas cuerpos , sólidos o líquidos, que se compenetran o confunden en el
conjunto, dejando de ser distintos y reconocibles.

Esta última característica diferencia la mezcla de la adjunción, en la cual las cosas están simplemente unidas,
continuando distintas y reconocibles.

Por otra parte, la mezcla se diferencia de la especificación en que la primera supone la confusión de dos
sustancias, y la especificación, en cambio, implica la presencia de una sola sustancia, que se transforma por
obra del trabajo humano.

A quien pertenece la cosa formada por mezcla. No habiendo conocimiento del hecho por una de las partes, ni
mala fe por la otra, la mezcla pertenecerá en común a los dueños de las cosas mezcladas, a prorrata del valor
de la materia que a cada uno pertenecía. (art. 663).

Tampoco aquí hay accesión, ni cambio de dominio; solo hay accesión cuando una de los dueños de las cosas
mezcladas adquiere el dominio de la otra, y esto sucede cuando una de las cosas es de mucho mayor valor
que la otra, y en este caso el propietario de la cosa que vale mas tiene derecho a reclamar la cosa producida
por la mezcla; pero debe pagar al propietario de la otra cosa su valor. (art. 663, inc. 2°).

Se advierte otro caso de comunidad, al igual que en la mezcla (art. 663, inc. 1°); la situación del art. 662, en su
inc. final, en la especificación, cuando la materia del artefacto es, en parte ajena, y en parte propia del que la
hizo o mandó a hacer, y las dos partes no pueden separarse sin inconveniente, la especie pertenecerá en
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común a los dos propietarios; al uno a prorrata del valor de su materia, y al otro a prorrata del valor de la suya y
la hechura.

Reglas comunes a las tres especies de accesión de mueble a mueble.

1ª Regla. Se refiere al derecho de restitución (art. 665). En este caso no cabe hablar de accesión, sino de
compraventa.

2ª Regla. Derecho a pedir la separación de la cosa (art. 664). Tampoco hay aquí accesión, sino una
reivindicación de la propiedad.

3ª Regla. Presunción del consentimiento; consecuencias. (art. 666). En este caso, tampoco hay accesión,
porque se entiende que hay un acuerdo tácito y por lo tanto el modo de adquirir que opera es la tradición.

4ª Regla. Ausencia de justa causa de error y a la mala fe. El que ha hecho uso de una materia ajena sin
conocimiento del dueño, y sin justa causa de error, está sujeto en todos los casos a perder lo suyo, y a pagar lo
que más de esto valieren los perjuicios irrogados al dueño; fuera de la acción criminal a que haya lugar, cuando
ha procedido a sabiendas.

Si el valor de la obra excede notablemente al de la materia, no tiene lugar lo dicho anteriormente; salvo que se
haya procedido a sabiendas. (art. 667)

Este último inciso de la disposición ha sido objeto de interpretaciones. Don Luis Claro Solar estima que cuando
el valor de la obra excede notablemente al de la materia, el especificador solo puede ser condenado por el
delito a que haya lugar; pero no a perder lo suyo. Otros, como Alessandri y Somarriva, por el contrario, dicen
que si se ha procedido a sabiendas, hay lugar a la acción criminal y el especificador pierde lo suyo, exceda o
no considerablemente el valor de la obra al de la materia.

Art. 657. La adjunción es una especie de accesión, y


se verifica cuando dos cosas muebles pertenecientes a
diferentes dueños se juntan una a otra, pero de modo que
puedan separarse y subsistir cada una después de separada;
como cuando el diamante de una persona se engasta en el
oro de otra, o en un marco ajeno se pone un espejo propio.

Art. 658. En los casos de adjunción, no habiendo


conocimiento del hecho por una parte, ni mala fe por otra,
el dominio de lo accesorio accederá al dominio de lo
principal, con el gravamen de pagar al dueño de la parte
accesoria su valor.

Art. 659. Si de las dos cosas unidas, la una es de


mucho más estimación que la otra, la primera se mirará
como lo principal y la segunda como lo accesorio.
Se mirará como de más estimación la cosa que tuviere
para su dueño un gran valor de afección.

Art. 660. Si no hubiere tanta diferencia en la


estimación, aquella de las dos cosas que sirva para el
uso, ornato o complemento de la otra, se tendrá por
accesoria.

Art. 661. En los casos a que no pudiere aplicarse


ninguna de las reglas precedentes, se mirará como principal
lo de más volumen.

Art. 662. Otra especie de accesión es la


especificación, que se verifica cuando de la materia
perteneciente a una persona, hace otra persona una obra
o artefacto cualquiera, como si de uvas ajenas se hace
vino, o de plata ajena una copa, o de madera ajena una
nave.
No habiendo conocimiento del hecho por una parte, ni
mala fe por otra, el dueño de la materia tendrá derecho a
reclamar la nueva especie, pagando la hechura.
A menos que en la obra o artefacto el precio de la
nueva especie valga mucho más que el de la materia, como
cuando se pinta en lienzo ajeno, o de mármol ajeno se hace
una estatua; pues en este caso la nueva especie pertenecerá
al especificante, y el dueño de la materia tendrá solamente
derecho a la indemnización de perjuicios.
Si la materia del artefacto es, en parte, ajena, y, en
parte, propia del que la hizo o mandó hacer, y las dos
partes no pueden separarse sin inconveniente, la especie
pertenecerá en común a los dos propietarios; al uno a
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prorrata del valor de su materia, y al otro a prorrata del
valor de la suya y de la hechura.

Art. 663. Si se forma una cosa por mezcla de materias


áridas o líquidas, pertenecientes a diferentes dueños, no
habiendo conocimiento del hecho por una parte, ni mala fe
por otra, el dominio de la cosa pertenecerá a dichos dueños
proindiviso, a prorrata del valor de la materia que a cada
uno pertenezca.
A menos que el valor de la materia perteneciente a uno
de ellos fuere considerablemente superior, pues en tal caso
el dueño de ella tendrá derecho para reclamar la cosa
producida por la mezcla, pagando el precio de la materia
restante.

Art. 664. En todos los casos en que al dueño de una de


las dos materias unidas no sea fácil reemplazarla por otra
de la misma calidad, valor y aptitud, y pueda la primera
separarse sin deterioro de lo demás, el dueño de ella, sin
cuyo conocimiento se haya hecho la unión, podrá pedir su
separación y entrega, a costa del que hizo uso de ella.

Art. 665. En todos los casos en que el dueño de una


materia de que se ha hecho uso sin su conocimiento, tenga
derecho a la propiedad de la cosa en que ha sido empleada,
lo tendrá igualmente para pedir que en lugar de dicha
materia se le restituya otro tanto de la misma naturaleza,
calidad y aptitud, o su valor en dinero.

Art. 666. El que haya tenido conocimiento del uso que


de una materia suya se hacía por otra persona, se presumirá
haberlo consentido y sólo tendrá derecho a su valor.

Art. 667. El que haya hecho uso de una materia ajena


sin conocimiento del dueño, y sin justa causa de error,
estará sujeto en todos los casos a perder lo suyo, y a
pagar lo que más de esto valieren los perjuicios irrogados
al dueño; fuera de la acción criminal a que haya lugar,
cuando ha procedido a sabiendas.
Si el valor de la obra excediere notablemente al de
la materia, no tendrá lugar lo prevenido en el precedente
inciso; salvo que se haya procedido a sabiendas.

LA TRADICION.

Definición. La tradición se encuentra definido en el art. 670. (memoria).

Art. 670. La tradición es un modo de adquirir el


dominio de las cosas y consiste en la entrega que el
dueño hace de ellas a otro, habiendo por una parte la
facultad e intención de transferir el dominio, y por
otra la capacidad e intención de adquirirlo.
Lo que se dice del dominio se extiende a todos los
otros derechos reales.

Características peculiares.

1. Es un modo de adquirir derivativo. El dominio no nace con el adquirente, sino que viene de otra persona, que
es el tradente.

2. No solo sirve para adquirir el dominio, sino también –y ésta es su principal importancia- todos los derechos
reales y personales. (art. 699 y 670, inc. 2°), con excepción, naturalmente, de los personalÍsimos.

Art. 699. La tradición de los derechos personales


que un individuo cede a otro se verifica por la entrega
del título hecha por el cedente al cesionario.

Art. 670. INC. 2º


Lo que se dice del dominio se extiende a todos los
otros derechos reales.

3. Por regla general, es un modo de adquirir a título singular. Pero hay una excepción; la tradición del derecho de
herencia, caso en que es a título universal. Cuando un heredero cede una cuota o todo su derecho real de
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herencia, el tercero que adquiere este derecho o la cuota de él, va a adquirir el dominio de esta universalidad
por tradición.

4. La tradición es un modo de adquirir que puede ser a título gratuito o a título oneroso. Si el antecedente de la
tradición es una donación, la tradición será a título gratuito, pero si es una compraventa o permuta, será a título
oneroso.

5. Es un modo de adquirir que opera entre vivos.

6. La tradición es una convención; no es un contrato ya que no se crean obligaciones, sino que, por el contrario,
se extinguen.

Tradición y entrega. El C.C. dice que la tradición consiste en una entrega, por lo tanto, toda tradición supone
una entrega, pero no toda entrega supone tradición.

La simple entrega material, es el traspaso de una cosa de una persona a otra, no supone transferencia de
dominio, en cambio la tradición que precisa de una entrega, transfiere el dominio.

Diferencias entre la tradición y la entrega.

TRADICION ENTREGA
En la tradición, al efectuarse la entrega, existe de parte
En cambio,
del en la entrega propiamente tal, no existe tal
tradente y del adquirente, la intención de transferir intención
y
adquirir el dominio
Esta intención se manifiesta en la tradición por la existencia
En cambio, en la entrega hay un título de mera tenencia.
de un título traslaticio de dominio. De tal modo que si ha
habido una compraventa anteriormente, se deduce que hay
tradición.
A virtud de la tradición, la persona a quien se hace En cambio,
ésta en el caso de la entrega propiamente tal, es
pasa hacer dueño o poseedor únicamente un mero tenedor

Confusión de términos en que incurre el legislador.

A pesar de estas diferencias que acabamos de precisar, nuestro legislador confunde ambos términos. Así, en
el art. 1443, al definir los contratos reales, dice que son tales los que se perfeccionan por “la tradición de la
cosa”, queriendo significar la “entrega” de la cosa; En el art. 1874, al definir el contrato de comodato, el
legislador habla de tradición, cuando en realidad debe decir “entrega”, porque el comodato es título de mera
tenencia.

Art. 1443. El contrato es real cuando, para que sea


perfecto, es necesaria la tradición de la cosa a que se
refiere; es solemne cuando está sujeto a la observancia
de ciertas formalidades especiales, de manera que sin
ellas no produce ningún efecto civil; y es consensual
cuando se perfecciona por el solo consentimiento.

4. La cláusula de no transferirse el dominio sino en virtud de la paga del precio, no producirá otro efecto que el de
la demanda alternativa enunciada en el artículo precedente; y pagando el comprador el precio, subsistirán en
todo caso las enajenaciones que hubiere hecho de la cosa o los derechos que hubiere constituido sobre ella en
el tiempo intermedio.

Hay otros art. en los cuales los términos están bien empleados. Así, el art. 2212, al definir el contrato de
deposito, dice que se perfecciona por la entrega de la cosa. Y está bien dicho, porque el deposito es título de
mera tenencia y no transfiere el dominio; El art. 2196 establece que el contrato de mutuo se perfecciona por la
tradición de la cosa. También aquí el término está correctamente empleado, porque el mutuario se hace dueño
de las cosas dadas en mutuo.

Art. 2212. El contrato se perfecciona por la


entrega que el depositante hace de la cosa al
depositario.

Art. 2196. El mutuo o préstamo de consumo es un


contrato en que una de las partes entrega a la otra
cierta cantidad de cosas fungibles con cargo de
restituir otras tantas del mismo género y calidad.

Requisitos de la tradición. Los requisitos para que la tradición se efectúe son cuatro, a saber:

1.- La presencia de dos personas (tradente y adquirente);


2.- Consentimiento del tradente y el adquirente;
3.- Existencia de un título traslaticio de dominio, y
4.- Entrega de la cosa.

1.- La presencia de dos personas, tradente y adquirente.


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Este requisito es una consecuencia del carácter de convención que tiene la tradición, de acto jurídico bilateral,
en el cual intervienen dos personas: el tradente y el adquirente. El tradente es la persona que por la tradición
transfiere el dominio de la cosa entregada por él o a su nombre, y el adquirente la persona que por la tradición
adquiere el dominio de la cosa recibida por él o a su nombre.

Circunstancias que deben concurrir en el tradente.

a) Debe ser dueño de la cosa que entrega o del derecho que transfiere. Si el tradente no es dueño de la
cosa que entrega, la tradición es perfectamente válida, porque no hay ningún precepto en el C.C. que declare
nula o ineficaz la tradición hecha por una persona que no tiene el dominio de la cosa, y la nulidad no existe sino
en los casos que la ley señala. Por el contrario, hay dos preceptos (art. 682 y 683) que ponen de manifiesto
que la tradición hecha en estas condiciones es válida y surte efectos jurídicos de gran importancia, si bien no
transfiere, ni puede transferir el dominio.

Art. 682. Si el tradente no es el verdadero dueño de


la cosa que se entrega por él o a su nombre, no se
adquieren por medio de la tradición otros derechos que los
transmisibles del mismo tradente sobre la cosa entregada.
Pero si el tradente adquiere después el dominio, se
entenderá haberse éste transferido desde el momento de la
tradición.

Art. 683. La tradición da al adquirente, en los casos


y del modo que las leyes señalan, el derecho de ganar por
la prescripción el dominio de que el tradente carecía,
aunque el tradente no haya tenido ese derecho.

En concreto, la tradición hecha por quien no es dueño de la cosa, es perfectamente válida; pero, eso sí, no
surte el efecto señalado en el art. 670, esto es, no transfiere el dominio. Porque el tradente no puede transferir
mas derechos de los que tiene, ni el adquirente puede adquirir mas derechos de los que tenía el tradente.

La tradición es un modo de adquirir eldominio de las cosas y consiste en la entrega que el dueño
hace de ellas a otro, habiendo por una parte la facultad e intención de transferir el dominio, y por otra la
capacidad e intención de adquirirlo.
Lo que se dice del dominio se extiende a todos los
otros derechos reales.

Con todo, el adquirente podrá llegar a adquirir el dominio de la cosa que se le entrega, no por la tradición, como
se dijo, sino que por la prescripción, por que la tradición lo habilita para llegar a adquirirlo, incluso aunque el
tradente haya sido mero tenedor. Esto ha sido ampliamente reconocido por nuestra jurisprudencia.

Finalmente, si el adquirente llega a obtener el dominio por la prescripción; en virtud de una ficción del
legislador, se entiende que es dueño desde que se le hizo entrega de la cosa, y no desde que se cumplió el
plazo para que operara la prescripción, porque según la mayoría de los autores, la prescripción opera con
efecto retroactivo. Y

b) debe tener facultad para transferir el dominio. La expresión empleada por el art. 670, se refiere a la
facultad o poder de disposición (que estudiamos dentro de las facultades del domino) e implica, entre otros
supuestos, la capacidad de ejercicio, es decir, el tradente debe tener aptitud legal para disponer por sí solo del
dominio de la cosa.

Capacidad del adquirente. El adquirente, con arreglo al art. 670, debe tener capacidad para adquirir. Según
ese art., tanto el tradente como el adquirente deben tener capacidad: pero no es la misma capacidad que se
exige en uno y otro caso.

Según Alessandri, el tradente debe tener capacidad de ejercicio, es decir, aptitud para disponer de la cosa y al
adquirente solo le basta su capacidad de goce, la cual lo habilita para adquirir derechos.

Según Somarriva, la capacidad que la ley requiere en el adquirente, es la capacidad de administración, y en el


tradente, la de disposición, la plena capacidad de ejercicio, lo que se vería corroborado por dos disposiciones.
En efecto, del art. 1575, inc. 2°, desprenderíase que la capacidad del tradente es la libre disposición de los
bienes, pues dice: “Tampoco es válido el pago en que se debe transferir la propiedad, sino en cuanto el que
paga tiene facultad de enajenar”. Y este pago no es otra cosa que la tradición y la facultad de enajenar de que
habla, supone la capacidad de disposición. En cuanto a la capacidad del adquirente, se vería corroborada la
afirmación por el art. 1578, N1, según el cual, el pago hecho al acreedor es nulo si el acreedor no tiene la libre
administración de sus bienes.

5. El pago en que se debe transferir la propiedad no es válido, sino en cuanto el que paga es dueño
de la cosa pagada, o la paga con el consentimiento del dueño.
Tampoco es válido el pago en que se debe transferir
la propiedad, sino en cuanto el que paga tiene facultad
de enajenar.
Sin embargo, cuando la cosa pagada es fungible y el
acreedor la ha consumido de buena fe, se valida el pago,
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aunque haya sido hecho por el que no era dueño, o no
tuvo facultad de enajenar.

Art. 1578. El pago hecho al acreedor es nulo en los casos siguientes:


1º Si el acreedor no tiene la administración de sus
bienes; salvo en cuanto se probare que la cosa pagada se
ha empleado en provecho del acreedor, y en cuanto este
provecho se justifique con arreglo al artículo 1688;
2º Si por el juez se ha embargado la deuda o
mandado retener su pago;
3º Si se paga al deudor insolvente en fraude de los
acreedores a cuyo favor se ha abierto concurso.

Esta última opinión nos parece la mas sólida, pues si tenemos presente que la tradición es un acto jurídico
bilateral, lógico es concluir que ambas partes deben tener capacidad de ejercicio.

2.- Consentimiento del tradente y del adquirente.

Concurrencia de las voluntades de las partes; ratificación de la tradición inválida. La tradición es un acto
jurídico bilateral o convención, y requiere, por lo tanto, para su eficacia, la concurrencia de las voluntades de
las partes. (art. 670; 672 y 673).

Art. 672. Para que la tradición sea válida debe ser


hecha voluntariamente por el tradente o por su
representante.
Una tradición que al principio fue inválida por
haberse hecho sin voluntad del tradente o de su
representante, se valida retroactivamente por la
ratificación del que tiene facultad de enajenar la cosa
como dueño o como representante del dueño.

Art. 673. La tradición, para que sea válida, requiere


también el consentimiento del adquirente o de su
representante.
Pero la tradición que en su principio fue inválida por
haber faltado este consentimiento, se valida
retroactivamente por la ratificación.

Sin convención, la tradición sería inexistente, en conformidad a los principios generales que rigen la voluntad
de los actos jurídicos, y no cabría la ratificación, ya que no puede ratificarse lo que no existe. Sin embargo, la
ley ha modificado el rigor de estos principios, estableciendo en los incisos segundos de los art. 672 y 673, que
si falta la voluntad de una de las partes, la tradición se valida retroactivamente por la ratificación de las partes
que no hubiera prestado su consentimiento.

Cabe agregar, que la tradición puede verificarse por medio de representantes, la propia ley lo señala
expresamente (art. 671, inc. 2°). Con todo, estos, deben actuar dentro de los limites de su representación (art.
674), de lo contrario, la tradición que hiciera no transferiría el dominio.

Representación del tradente en las ventas forzadas. A esto se refiere lo dispuesto en el art. 671, inc. 3°.

Art. 671. INC 3º


En las ventas forzadas que se hacen por decreto
judicial a petición de un acreedor, en pública subasta,
la persona cuyo dominio se transfiere es el tradente, y el
juez su representante legal.

En este caso, el Juez actuará como representante legal del tradente, pero para que se de esta situación, es
menester que concurran copulativamente, en conjunto, las siguientes condiciones:

a) Debe tratarse de una venta forzada;

b) La venta debe ejecutarse por decreto judicial;

c) La venta el Juez la debe ordenar a petición de un acreedor; y,

d) Esta venta debe efectuarse en pública subasta.


Verificados estos requisitos, la ley ordena que el Juez actué como representante legal del tradente, y esto,
porque es natural que este se oponga a la venta y por tanto no quiera consentir en la tradición; para evitar los
innumerables problemas que podrían darse, la ley señala que el Juez actúe como representante legal del
tradente (deudor).

Don Hugo Rossende, sostenía que el tradente manifestó su voluntad al momento de contraer su obligación,
porque en ese momento puso a disposición de su acreedor, todos sus bienes, en virtud del derecho de garantía
general (prenda general). Este pensamiento ha sido aceptado por la Corte Suprema.
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Don Arturo Alessandri, comparte el pensamiento de don Hugo y agregaba, que en virtud del derecho de prenda
general, la persona al contratar ya sabe que si no se cumple la obligación, el acreedor podrá rematarle bienes,
y es ahí donde el da su consentimiento.

Se ha señalado por la jurisprudencia, que esta forma especial de representación, es muy restrictiva y solo se va
a extender a la firma de la escritura de venta (forzada) y a la entrega de la cosa.

Sobre qué debe versar el consentimiento en la tradición.

A) Sobre la cosa objeto de la tradición;


B) Sobre el título que le sirve de causa; y
C) Sobre la persona a quien se efectúa la tradición.

Vicios del consentimiento en la tradición. Tratándose de un acto jurídico el consentimiento que prestan
adquirente y tradente, debe estar necesariamente exento de vicios.

La ley solo regula en la tradición, como vicio de la voluntad el error, ( art. 676, 677, 678). De modo que respecto
del dolo y la fuerza se aplican las reglas generales.

Art. 676. Se requiere también para la validez de la


tradición que no se padezca error en cuanto a la identidad
de la especie que debe entregarse, o de la persona a quien
se le hace la entrega, ni en cuanto al título.
Si se yerra en el nombre sólo, es válida la tradición.

Art. 677. El error en el título invalida la tradición,


sea cuando una sola de las partes supone un título
translaticio de dominio, como cuando por una parte se tiene
el ánimo de entregar a título de comodato, y por otra se
tiene el ánimo de recibir a título de donación, o sea cuando
por las dos partes se suponen títulos translaticios de
dominio, pero diferentes, como si por una parte se supone
mutuo, y por otra donación.

Art. 678. Si la tradición se hace por medio de


mandatarios o representantes legales, el error de éstos
invalida la tradición.

El error puede recaer en la: cosa tradida


persona
título.

• Error en la cosa tradida. De acuerdo con el art. 676, el error en cuanto a la identidad de la especie
produce la nulidad de la tradición. Ej, Pedro compra determinado auto y yo en lugar de entregarle dicho auto, le
hago entrega de otro. La disposición antes aludida, esta en perfecta armonía con la del art. 1453, según el cual
el error sobre la identidad de la cosa especifica es causal de nulidad absoluta.

• Error en la persona. Aquí se presenta una excepción a los principios generales. Porque, según se
habrá estudiado, el error sobre la persona no anula el consentimiento, salvo, que la persona sea el motivo
determinante del acto o contrato. Tratándose de la tradición, el error en la persona anula la misma. Y ello se
explica, porque la tradición no es sino el cumplimiento de la obligación que nace del contrato; es un pago, y de
acuerdo al art. 1576, el pago debe ser hecho al acreedor. Si el error recae en el tradente, no se vicia la
voluntad, porque por regla general cualquiera puede pagar la obligación. Si el error recae sólo sobre el nombre,
la tradición es válida. (art. 676, inc. 2°)

Art. 1576. INC. 2º


El pago hecho de buena fe a la persona que estaba
entonces en posesión del crédito, es válido, aunque
después aparezca que el crédito no le pertenecía.

• Error en el título de la tradición. Esta contemplado en el art. 677 y puede revestir dos aspectos;
en ambos la tradición es inválida.

a) Ambas partes entienden que hay un título traslaticio de dominio, pero el error consiste en que se
equivocan en cuanto a la naturaleza del título. Ej, una de las partes cree que hay compraventa y la otra
donación.
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b) Una persona entiende que hay un título traslaticio de dominio y la otra entiende que hay un título
de mera tenencia. Ej, una de las partes cree que hay un comodato y la otra una donación.
En ambos casos la tradición es nula, pues dice la ley que el error en el título invalida la tradición. (art. 677).

Finalmente, agrega el art. 678 que el error sufrido por los mandatarios o representantes legales también
invalida la tradición.

Influencia del título en la tradición. El antecedente de la tradición es el título, sin título no hay tradición; por
eso, todo vicio, toda imperfección, toda nulidad del título hace que la tradición no opere, que esta no transfiera
el derecho. La Corte Suprema ha dicho que la nulidad de la tradición procede normalmente como consecuencia
de que sea aceptada la nulidad del contrato que le sirve de título traslaticio. (art. 1453 y 1682).

Art. 1453. El error de hecho vicia el


consentimiento cuando recae sobre la especie de acto o
contrato que se ejecuta o celebra, como si una de las
partes entendiese empréstito y la otra donación; o sobre
la identidad de la cosa específica de que se trata, como
si en el contrato de venta el vendedor entendiese vender
cierta cosa determinada, y el comprador entendiese
comprar otra.

Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o


causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión de
algún requisito o formalidad que las leyes prescriben
para el valor de ciertos actos o contratos en
consideración a la naturaleza de ellos, y no a la
calidad o estado de las personas que los ejecutan o
acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y
contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad
relativa, y da derecho a la rescisión del acto o
contrato.

3.- Existencia de un título traslaticio de dominio.

Este requisito lo exige el art. 675. Si no hay título traslaticio de dominio, no hay tradición.

Art. 675. Para que valga la tradición se requiere un título translaticio


de dominio, como el de venta, permuta,donación, etc.
Se requiere además que el título sea válido respecto
de la persona a quien se confiere. Así el título de
donación irrevocable no transfiere el dominio entre
cónyuges.

El art. 703, inc. 3° define el título traslaticio de dominio señalando que: son los que por su naturaleza sirven
para transferir el dominio.

Art. 703. inc. 3º


Son translaticios de dominio los que por su
naturaleza sirven para transferirlo, como la venta, la
permuta, la donación entre vivos.

El título traslaticio de dominio, por si mismo, no transfiere el dominio; porque en Chile de los contratos, jamás
van a nacer derechos reales (el título es un contrato, y el dominio es un derecho real). El título, es apto para
transferir el dominio, solo cuando se complemente con la tradición.

Algunos casos de títulos traslaticios de dominio. Una enumeración mas o menos completa sería la
siguiente:

a) La compraventa, que es el título traslaticio mas común;


b) La permuta;
La donación;
El aporte en propiedad a una sociedad;
El mutuo;
El cuasiusufructo;
g) La transacción cuando recae sobre un objeto no disputado. Expliquemos esto sirviéndonos de un ej. Tengo un
juicio con Pedro, por la propiedad de un auto, y durante el pleito llegamos a la siguiente transacción: le
reconozco a Pedro la propiedad del auto, pero el me regala una radio. En este caso, la transacción sobre la
radio es un título sobre un objeto no disputado. Así también lo considera el art. 703, inc. Final
h) La dación en pago. Esta consiste en una modalidad del pago y se presenta cuando el deudor cumple su
obligación entregando una cosa distinta a la debida, con el consentimiento del acreedor.

Art. 703. inc. Final.


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Las transacciones en cuanto se limitan a reconocer
o declarar derechos preexistentes, no forman nuevo
título; pero en cuanto transfieren la propiedad de un
objeto no disputado, constituyen un título nuevo.

Alessandri sostiene que la dación en pago no es título traslaticio de dominio, sino que es una tradición porque
es un pago, es un acto de atribución patrimonial en el que el título o acto fundamental, es el contrato que
establece la obligación, que se ve extinguida por la dación en pago.

El título debe ser valido. Esto esta establecido en el art. 675. En otros términos, no debe tratarse de un título
nulo; pues si lo es, como ya se dijo, la tradición no transfiere el derecho.

Art. 675. Para que valga la tradición se requiere un título translaticio de dominio,
como el de venta, permuta,donación, etc.
Se requiere además que el título sea válido respecto
de la persona a quien se confiere. Así el título de
donación irrevocable no transfiere el dominio entre
cónyuges.

Esta exigencia de que el título sea válido, también se ve confirmada por el art. 679, según el cual:

Art. 679. Si la ley exige solemnidades especiales para la enajenación,


no se transfiere el dominio sin ellas.

“Si la ley exige solemnidades especiales para la enajenación, no se transfiere el dominio sin ellas”.

Por eso la Corte de Apelaciones de Santiago declaró que cuando se trata de bienes que se deben enajenar en
pública subasta, la tradición no transfiere el dominio sin ese requisito.

4.- La entrega de la cosa.

La forma como debe hacerse la entrega es diversa según sea la naturaleza del bien de que se trate y por lo
tanto hay que distinguir:

a) Tradición de los bienes muebles y de los derechos reales constituidos sobre ellos;

b) Tradición de los bienes raíces y de los derechos reales constituidos sobre ellos;

c) Tradición del derecho real de herencia; y

d) Tradición de los derechos personales.

a). Tradición de los bienes muebles y de los derechos reales constituidos sobre ellos.

Según el art. 684, la tradición debe hacerse significando que se transfiere el dominio y figurando esta
trasferencia por alguno de los medios que enumera. Advertimos que esta disposición no es taxativa.

84. La tradición de una cosa corporal mueble deberá hacerse significando una de las partes a la otra que le
transfiere el dominio, y figurando esta transferencia por uno de los medios siguientes:

1º Permitiéndole la aprensión material de una


cosa presente;

2º Mostrándosela;

3º Entregándole las llaves del granero, almacén,


cofre o lugar cualquiera en que esté guardada la cosa;

4º Encargándose el uno de poner la cosa a disposición


del otro en el lugar convenido; y

5º Por la venta, donación u otro título de enajenación


conferido al que tiene la cosa mueble como usufructuario,
arrendatario, comodatario, depositario, o a cualquier otro
título no translaticio de dominio; y recíprocamente por el
mero contrato en que el dueño se constituye usufructuario,
comodatario, arrendatario, etc.

La expresión significando, la Corte Suprema ha señalado que el legislador quiso decir que el tradente debe
asumir un comportamiento inequívoco que desea transferir el dominio. este medio inequívoco puede ser
cualquiera, porque como se dijo, la enumeración del art. 684 no es taxativa, sino que simplemente ejemplar.

El Código de Comercio, consagra otras formas de hacer tradición. Por ej. el hecho de poner la marca del
comprador en los productos comprados, representa tradición, (art. 149 N°2 Código de Comercio)
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El C.C. no menciona como una forma de hacer tradición, la entrega de la cosa y todos los autores están de
acuerdo en considerar que la entrega, es la forma mas común de hacer la tradición. Por lo que se concluye,
que don A. Bello no la consideró, porque estimó que era tan obvio, que resultaba innecesario mencionarla.

Las formas de hacer tradición que este art. consagra, se agrupan en dos categorías:

a) tradición real o verdadera. Es la que se hace física o naturalmente, sea entregando la cosa el tradente al
adquirente, sea permitiendo el primero al último la aprehensión material de la cosa, y manifestando el uno la
voluntad de transferir y el otro la de adquirir el dominio (art. 684 N°1)

b) ..Tradiciones fictas. Son las que se hacen por medio de una ficción que represente la verdad.
Suelen citarse cuatro casos:

• Tradición simbólica. Es la que se hace por medio de un símbolo o señal u otro signo que
representa a la cosa tradida y la pone bajo el poder o acción del adquirente. la entrega de las llaves del
granero, almacén o cofre (art. 684, 3°); cuando se entregan los títulos de dominio de la cosa; cuando el
tradente se encarga de poner la cosa a disposición del adquirente. (art. 684 4°).

• Tradición de larga mano (longa manu). Llámase así porque se finge alargada la mano hasta tomar
posesión de un objeto distante, o porque se supone una mano bastante larga para tomar posesión de toda la
cosa. Se efectúa mostrando ésta y poniéndola a disposición del adquirente. Art. 684, 2°.

• Tradición por breve mano (brevi manu). Es la que se produce cuando el mero tenedor de una cosa
llega a ser adquirente de ella y la retiene con ánimo de dueño. Consiste en suponer que el dueño de la cosa al
venderla al que la tenía como mero tenedor, la recibe de éste y se la vuelve a entregar de nuevo por un rápido
cambio de mano. La ficción tiende a evitar un rodeo inútil. (art. 685, 5°).

Art. 685. Cuando con permiso del dueño de un predio


se toman en él piedras, frutos pendientes u otras cosas que
forman parte del predio, la tradición se verifica en el
momento de la separación de estos objetos.
Aquél a quien se debieren los frutos de una sementera,
viña o plantío, podrá entrar a cogerlos, fijándose el día
y hora de común acuerdo con el dueño.

• Cláusula de constituto (constitutum possessorium). En este caso, contrario al anterior, se


produce cuando en virtud del contrato el dueño de la cosa se constituye en mero tenedor de ella. Ej, el dueño
de la cosa se la vende a otra persona, pero conviene en que la mantendrá en su poder como simple
arrendatario. (685, 5°, 2ª parte)

Tradición de frutos pendientes u otras cosas que forman parte de un predio.

Esta materia está regulada por el art. 685; el cual ha provocado disquisiciones. En efecto; la Corte Suprema,
sostuvo que, deacuerdo con esa disposición, la tradición de los frutos pendientes sólo puede verificarse por la
separación de ellos de la tierra o del árbol y no de otra manera, es decir, sostuvo que sólo procedía la tradición
real que consagra el art. 685, quedando excluida , por tanto, la tradición simbólica.

Sin embargo, con posterioridad, la propia Corte, admitió la tradición simbólica de estos frutos, por medio de una
escritura pública de los árboles vendidos para su explotación.

También la Corte Suprema ha señalado que el art. in comento, se refiere al simple permiso del dueño, a través
de un acto gratuito; sin embargo existen autores que concedieran que este art. también se aplica cuando existe
un acto oneroso. Y ello por dos razones:

1) Por que en esta materia, don A. Bello siguió el criterio de Pothier, y él también comprendía a las cosas que
se debían en virtud de un título oneroso.

2) Asimismo, el inciso 2° del mentado art. pone en evidencia que el no solo se refiere a los actos gratuitos, sino
que a todos aquellos casos, en que una persona tenga derecho a tomar coger los frutos de que se trata.

b). La tradición de los bienes raíces y de los derechos reales constituidos sobre ellos.

La tradición de los derechos reales inmuebles, excepto la servidumbre, se efectúa, de acuerdo con la
legislación que nos rige, por la inscripción del título en el Registro del Conservador. Art. 686.

Los fines de la inscripción en el registro Conservatorio de Bienes Raíces se puede resumir en:

Art. 686. Se efectuará la tradición del dominio de los bienes raíces


por la inscripción del título en el Registro del Conservador.

De la misma manera se efectuará la tradición de los


derechos de usufructo o de uso constituidos en bienes
raíces, de los derechos de habitación o de censo y del
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derecho de hipoteca.

Acerca de la tradición de las minas se estará a lo


prevenido en el Código de Minería.

1.- Realización de la tradición


2.- Publicidad de la propiedad raiz
3.- Prueba requisito y garantia de la posesion
4.- Solemnidad de un acto o contrato

a) Realización de la tradición. La inscripción del título en el Registro del Conservador es la única


manera de efectuar la tradición de los derechos reales inmuebles, excepto la tradición del derecho de
servidumbre (art. 686 y 698).

Art. 698. La tradición de un derecho de servidumbre


se efectuará por escritura pública en que el tradente
exprese constituirlo, y el adquirente aceptarlo: esta
escritura podrá ser la misma del acto o contrato.

b) Publicidad de la propiedad raíz. La inscripción en el Registro del Conservador tiene también por fin dar
publicidad a la propiedad territorial. Persigue, como dice el mensaje del C.C., ponerla a la vista de todos, en un
cuaderno que represente, por decirlo así, instantáneamente sus mutaciones, cargas y divisiones sucesivas. Se
tiende con esta función de la inscripción a conservar la historia de la propiedad raíz y permite el conocimiento
de sus gravámenes, evitándose así los engaños de que pudieran ser víctimas los terceros.

c) Prueba, requisito y garantía de la posesión. Según la mayoría de los autores nacionales, la inscripción llena
también el fin de servir de requisito para adquirir la posesión de los Bienes Raíces (art. 724); la prueba de esa
misma posesión (art. 924), y de garantía de ella (art. 728 y 2505).

Art. 724. Si la cosa es de aquellas cuya tradición


deba hacerse por inscripción en el Registro del
Conservador, nadie podrá adquirir la posesión de ella
sino por este medio.

Art. 924. La posesión de los derechos inscritos se


prueba por la inscripción y mientras ésta subsista, y
con tal que haya durado un año completo, no es admisible
ninguna prueba de posesión con que se pretenda
impugnarla.

Art. 728. Para que cese la posesión inscrita, es


necesario que la inscripción se cancele, sea por
voluntad de las partes, o por una nueva inscripción en
que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro, o
por decreto judicial.
Mientras subsista la inscripción, el que se apodera
de la cosa a que se refiere el título inscrito, no
adquiere posesión de ella ni pone fin a la posesión
existente.

Art. 2505. Contra un título inscrito no tendrá


lugar la prescripción adquisitiva de bienes raíces,
o de derechos reales constituidos en éstos, sino en
virtud de otro título inscrito; ni empezará a correr
sino desde la inscripción del segundo.

d) Solemnidad de un acto o contrato. Por regla general, la inscripción constituye tradición, o sea,
modo de adquirir, sin embargo, en ciertos casos, desempeña, además, el papel de solemnidad de algunos
actos jurídicos: donaciones irrevocables (art. 1400); constitución de usufructo (art. 767); constitución del
derecho de uso (art. 812 en relac. Con el 767); constitución del censo (art. 2027); constitución de la hipoteca
(art. 2409 y 2410).

Art. 1400. No valdrá la donación entre vivos de


cualquiera especie de bienes raíces, si no es otorgada
por escritura pública e inscrita en el competente
Registro.
Tampoco valdrá sin este requisito la remisión de
una deuda de la misma especie de bienes.

Art. 767. El usufructo que haya de recaer sobre


inmuebles por acto entre vivos, no valdrá si no se
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otorgare por instrumento público inscrito.

Art. 812. Los derechos de uso y habitación se


constituyen y pierden de la misma manera que el
usufructo.

Art. 2027. La constitución de un censo deberá


siempre constar por escritura pública inscrita en el
competente Registro; y sin este requisito no valdrá como
constitución de censo; pero el obligado a pagar la
pensión lo estará en los términos del testamento o
contrato, y la obligación será personal.

Art. 2409. La hipoteca deberá otorgarse


por escritura pública.
Podrá ser una misma la escritura pública
de la hipoteca, y la del contrato a que accede.

Art. 2410. La hipoteca deberá además ser


inscrita en el Registro Conservatorio; sin este
requisito no tendrá valor alguno; ni se contará
su fecha sino desde la inscripción.

El art 686 señal taxativamente, que derechos reales constituidos sobre inmuebles, materializan su tradición, por
medio de la inscripción del título en el Registro del Conservador.

Con todo, hay ciertos derechos reales que el citado art. 686 que no menciona, a saber:

Las servidumbres activas. Esto porque su tradición se debe hacer por escritura pública (art. 698);

Art. 698. La tradición de un derecho de servidumbre


se efectuará por escritura pública en que el tradente
exprese constituirlo, y el adquirente aceptarlo: esta
escritura podrá ser la misma del acto o contrato.

prenda. Porque esta solo puede recaer en bienes muebles (art. 684);

herencia. En este caso, la doctrina discute como debe hacerse su tradición.

Tradición del derecho real de servidumbres activas. La tradición de este derecho real está regulada en el
art. 698. Y debe hacerse por escritura pública, en la que conste el consentimiento del dueño del predio sirviente
y del predio dominante.

Esta escritura publica puede ser la misma en la que se constituye la servidumbre u otra distinta.

Respecto a este derecho real, la ley no exige la inscripción del título. De acuerdo al art. 53 Del
Reglamento del Conservador de Bienes Raíces, las servidumbres pueden inscribirse, pero esta inscripción no
es obligatoria.

Una vez que se ha otorgado la escritura pública se va a entender hecha la tradición y la inscripción solo va a
ser necesaria para fines de publicidad, para hacer oponible ante los terceros la respectiva tradición.

Tradición del derecho real de herencia. El traspaso del patrimonio del difunto al heredero se opera por el
modo de adquirir llamado sucesión por causa de muerte, y no por la tradición, que es un modo de adquirir que
tiene lugar entre vivos.

Las inscripciones en el Conservador de Bienes Raíces que el art. 688 señala, relacionadas con la herencia, no
constituyen tradición de éste derecho, sino sólo requisitos para que el heredero pueda disponer de los
inmuebles comprendidos en aquélla.

Art. 688. En el momento de deferirse la herencia, LEY 19903


la posesión efectiva de ella se confiere por el Art. 16 Nº 1)
ministerio de la ley al heredero; pero esta posesión D.O. 10.10.2003
legal no habilita al heredero para disponer en manera NOTA
alguna de un inmueble, mientras no preceda:

1º La inscripción del decreto judicial o la


resolución administrativa que otorgue la posesión
efectiva: el primero ante el conservador de bienes
raíces de la comuna o agrupación de comunas en que haya
sido pronunciado, junto con el correspondiente
testamento, y la segunda en el Registro Nacional de
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Posesiones Efectivas;

2º Las inscripciones especiales prevenidas en los


incisos primero y segundo del artículo precedente: en
virtud de ellas podrán los herederos disponer de consuno
de los inmuebles hereditarios, y

3º La inscripción prevenida en el inciso tercero:


sin ésta no podrá el heredero disponer por sí solo de
los inmuebles hereditarios que en la partición le hayan
cabido.

NOTA:
El artículo 23 de la LEY 19903, publicada el
10.10.2003, dispone que comenzará a regir seis meses
después de su publicación.

Una vez fallecido el causante, el heredero puede disponer, enajenar su derecho de herencia. ¿cómo se hace la
tradición del derecho de herencia?

Distinción entre la enajenación de bienes “determinados” de la herencia y la enajenación de ésta o de


una cuota en ella.

Hay que aclarar que lo que se va a analizar se refiere a la venta o cesión de los derechos hereditarios en la
universalidad de la sucesión o en una cuota de ella, y no a la venta de los derechos hereditarios que al
heredero vendedor o cedente correspondan en un bien determinado de la sucesión, porque en este último caso
lo que se cede o vende es simplemente el bien raíz o una cuota en él, y es evidente que en tal caso la
inscripción es la única forma de hacer la tradición.
Ningún art. de nuestro C.C. dispone sobre cómo debe o puede efectuarse la tradición del derecho de herencia;
pero dos doctrinas proponen soluciones.

a) doctrina según la cual la tradición de la herencia no exige la inscripción conservatoria, aun


cuando aquélla comprenda bienes raíces.

Don Leopoldo Urrutia, brillantísimo profesor de esta misma cátedra y ex presidente de la Corte Suprema, fue el
primero que sostuvo esta doctrina. Según ella, siendo la herencia una universalidad jurídica, que no comprende
bienes determinados, sino un conjunto de bienes indeterminados o una cuota de ese conjunto, no puede
calificarse de bien mueble o inmueble.

Por tanto, aunque la herencia comprenda bienes inmuebles, no es necesaria la inscripción de que habla el art.
686 para la tradición de ella, pues esta última disposición se refiere a la manera de efectuar la tradición del
dominio de los bienes raíces, y ya se ha dicho que aunque la herencia comprenda éstos no adquiere carácter
inmueble, sino que mantiene su calidad de bien abstracto, sui generis. Todavía más, agregan los que siguen al
profesor Urrutia, el art. 686 es inaplicable porque se refiere a la tradición del dominio y otro derechos reales que
menciona, entre los cuales no se cuenta la herencia, y ésta, aunque en doctrina puede mirarse como una forma
de dominio y aplicársele sus reglas, en nuestro derecho positivo no puede seguirse tal criterio, porque
considera la herencia en forma autónoma o independiente del derecho de dominio. (art. 577 y 1268)

Art. 577. Derecho real es el que tenemos sobre una


cosa sin respecto a determinada persona.
Son derechos reales el de dominio, el de herencia,
los de usufructo, uso o habitación, los de servidumbres
activas, el de prenda y el de hipoteca. De estos derechos
nacen las acciones reales.

Art. 1268. El heredero podrá también hacer uso de


la acción reivindicatoria sobre cosas hereditarias
reivindicables, que hayan pasado a terceros, y no hayan
sido prescritas por ellos.
Si prefiere usar de esta acción, conservará, sin
embargo, su derecho para que el que ocupó de mala fe la
herencia le complete lo que por el recurso contra
terceros poseedores no hubiere podido obtener, y le deje
enteramente indemne; y tendrá igual derecho contra el
que ocupó de buena fe la herencia en cuanto por el
artículo precedente se hallare obligado.

Como no hay reglas particulares para la tradición del derecho real de herencia, corresponde aplicar las
generales del título de la tradición. En conformidad a éstas, la tradición del derecho de herencia puede
verificarse por cualquier medio que revele la intención del tradente de transferirlo y la del adquirente de
adquirirlo. Se aplica la regla general del art. 670, inc. 1° y 2°.

Art. 670. La tradición es un modo de adquirir el


dominio de las cosas y consiste en la entrega que el
dueño hace de ellas a otro, habiendo por una parte la
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facultad e intención de transferir el dominio, y por
otra la capacidad e intención de adquirirlo.
Lo que se dice del dominio se extiende a todos los
otros derechos reales.

En consecuencia, y por ejemplo, operará la tradición del derecho de herencia si en la escritura pública de la
venta de este derecho el vendedor expresa su voluntad de transferirlo y el comprador de aceptarlo para sí.

b) Doctrina según la cual la tradición de la herencia exige la inscripción conservatoria cuando


aquella comprende bienes raíces. Su gran defensor, fue el no menos brillante profesor, también de esta
cátedra, don José Ramón Gutiérrez, quien sostenía que el derecho real de herencia es mueble o inmueble
según lo sean las cosas singulares en que ha de ejercerse, porque la herencia confiere al heredero, un derecho
real sobre cada una de las especies singulares que la componen. La herencia es, pues, una cosa cuyo carácter
depende de los bienes o especies que la componen.

Así, si solo se compone de bienes muebles, la herencia será cosa mueble y su tradición deberá efectuarse por
uno de los medios que el art. 684 indica para la tradición de las cosas corporales muebles. Si la herencia se
compone únicamente de bienes inmuebles, será cosa inmueble, y la tradición deberá efectuarse conforme al
art. 686, por la inscripción del título en el Registro del Conservador. Por último, si comprende muebles e
inmuebles, tiene carácter mixto, y su tradición también deberá efectuarse conforme al art. 686.

La calificación de la herencia, como de todo derecho, depende, pues, según seas mueble o inmueble la cosa
en que recae. (art. 580)

Art. 580. Los derechos y acciones se reputan bienes


muebles o inmuebles, según lo sea la cosa en que han de
ejercerse, o que se debe. Así el derecho de usufructo
sobre un inmueble, es inmueble. Así la acción del comprador
para que se le entregue la finca comprada, es inmueble; y
la acción del que ha prestado dinero, para que se le pague,
es mueble.

Posición de la Jurisprudencia. Prácticamente todas las sentencias judiciales consideran que la tradición del
derecho real de herencia no exige inscripción, aunque en ella haya bienes raíces, y basta con cualquier medio
que revele la facultad e intención del tradente y la capacidad e intención del adquirente.

Así ha habido sentencias que estiman efectuada la tradición o cesión del derecho real de herencia, por el
hecho que los demás herederos o copartícipes, reconozcan al cesionario como tal; Otra sentencia, en la
circunstancia que el cesionario intervenga en la administración y en la liquidación de los bienes hereditarios,
otra, por la entrega de los documentos que acreditan la calidad de heredero del cedente.

La posición de la Corte en este sentido se fundan:

1.- Porque la herencia es una asignación a título universal y los herederos son dueños de esa universalidad.

2.- Porque el art. 686, expresamente excluyó al derecho real de herencia y no existe ninguna disposición que
exija la inscripción.

3.- Porque en numerosos art. como el 687 y los art. 54 y 78 del Reglamento del Conservador de Bienes
Raíces, se desprende que la inscripción en el conservador, se refiere a inmuebles particulares, singulares, pero
no a universalidades.

Art. 687. La inscripción del título de dominio y de


cualquier otro de los derechos reales mencionados en el
artículo precedente, se hará en el Registro Conservatorio
del territorio en que esté situado el inmueble y si éste
or situación pertenece a varios territorios, deberá hacerse
la inscripción en el Registro de cada uno de ellos.
Si el título es relativo a dos o más inmuebles, L. 18.776
deberá inscribirse en los Registros Conservatorios de Art. séptimo,
todos los territorios a que por su situación pertenecen Nº 12
los inmuebles.
Si por un acto de partición se adjudican a varias
personas los inmuebles o parte de los inmuebles que antes
se poseían proindiviso, el acto de partición relativo a
cada inmueble o cada parte adjudicada se inscribirá en el
Registro Conservatorio en cuyo territorio esté ubicado el
inmueble.

Conveniencia de la inscripción. Si bien nuestra jurisprudencia no exige inscripción para que opere la
tradición del derecho real de herencia, todos los autores consideran que resulta conveniente efectuar la
inscripción cuando en la herencia hay bienes raíces, porque de lo contrario, se vería afectado el principio, a
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través del cual, se busca mantener la historia de la propiedad raíz, y por esto existen muchos autores
partidarios de la modificación del inciso 2° del art. 686, para que expresamente sea incorporado el derecho real
de herencia.

Art. 686. inc. 2º


De la misma manera se efectuará la tradición de los
derechos de usufructo o de uso constituidos en bienes
raíces, de los derechos de habitación o de censo y del
derecho de hipoteca.
Tradición de los derechos personales. La tradición de los derechos personales que un individuo cede a otro,
se verifica por la entrega del título del cedente al cesionario. (art. 699, 1901 y sgtes.)

Art. 699. La tradición de los derechos personales


que un individuo cede a otro se verifica por la entrega
del título hecha por el cedente al cesionario.

Art. 1901. La cesión de un crédito personal, a


cualquier título que se haga, no tendrá efecto entre el
cedente y el cesionario sino en virtud de la entrega del
título.

La palabra título, según la mayoría de los autores, se ha tomado como sinónimo de instrumento donde consta
la cesión, y si no existe ningún instrumento escrito, habrá que otorgar uno para que éste se pueda entregar y
así se entienda hecha la tradición.

Sin embargo, otros autores como don Arturo Alessandri, han criticado lo anterior y señalan que para que se
entienda hacha la tradición de los derechos personales, no es indispensable que exista una entrega material
del documento donde consta la cesión, sino que basta con una entrega simbólica. Por ej. permitiéndosele al
cesionario cobrar el crédito.

Los art. 1901 y sgtes. hablan de la cesión de los créditos personales; en general la doctrina ha criticado que
nuestro Código hable de créditos personales, porque todo crédito siempre es personal.

Sin embargo, se sostenido que don A. Bello, habló de créditos personales para dejar en claro que, el C.C. solo
regula la tradición de los créditos nominativos, que son aquellos, en los que se indica con toda claridad la
persona del acreedor y no puede ser pagado sino es a él.

Los créditos a la orden y al portador, no están regulados por el C.C., sino en el Código de Comercio. (Los
créditos a la orden, son aquellos en que al nombre del acreedor se le antepone la expresión “a la orden” u otra
semejante. Su tradición se efectúa a través del endoso. Los créditos al portador, son aquellos en que no se
designa la persona del acreedor. Y su tradición se efectúa por la simple entrega material)

Por tanto, el C.C. regula la cesión de los créditos nominativos, esta cesión es una tradición de derechos, no es
un contrato, y si bien está regulada después de la permuta y de la compraventa, que si lo son, esto fue solo por
una razón histórica.

Para determinar como se hace la cesión de los créditos nominativos, tenemos que distinguir:

A) Entre el cedente y el cesionario, y

B) Respecto al deudor cedido.

C) Entre el cedente y el cesionario, según el art. 1901, la cesión se perfecciona por la entrega del título.

D). Respecto al deudor cedido. A esto se refieren los art. 1902 y sgtes. Una vez que el cedente le ha hecho
entrega del título al cesionario, se va a entender hecha la tradición, sin embargo, ésta le va a ser inoponible al
deudor cedido y a los terceros. Para que esa tradición se haga oponible, es menester que se de alguna de
estas situaciones: * Que se notifique al deudor la cesión; o * Que el deudor acepte la cesión.

Art. 1902. La cesión no produce efecto contra el


deudor ni contra terceros, mientras no ha sido
notificada por el cesionario al deudor o aceptada por
éste.

Art. 1903. La notificación debe hacerse con


exhibición del título, que llevará anotado el traspaso
del derecho con la designación del cesionario y bajo la
firma del cedente.

La notificación esta regulado en los arts. 1902 y 1903. La ley señala que el cesionario (adquirente del crédito)
debe notificar al deudor cedido de la cesión o tradición; porque de lo contrario, esa tradición le va a ser
inoponible, así como a los terceros.

Esta notificación, según la mayoría de los autores, debe ser judicial, y debe efectuarse, exhibiéndosele al
deudor, el título donde consta la cesión, con la designación del cesionario y la firma del cedente.
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La ley exige esta notificación, porque la cesión de créditos hace pasar el crédito del cedente al cesionario, con
todos sus privilegios, garantías y gravámenes. Lo único que no se traspasa, son las excepciones personales
(art. 1906).

Art. 1906. La cesión de un crédito comprende sus


fianzas, privilegios e hipotecas; pero no traspasa las
excepciones personales del cedente.

La cesión de crédito es distinta de la novación por cambio de acreedor y se diferencia, entre otras
cosas:

1° Que en la cesión de créditos, no se requiere el consentimiento del deudor, basta con que se le notifique la
cesión. En la novación por cambio de acreedor, es necesario el consentimiento del deudor.

2° En la cesión de créditos , este pasa con todos sus derechos y garantías. En la novación por cambio de
acreedor, estas garantías se pierden.

En el caso de la aceptación, esta no es exigida por la ley; sin embargo, es posible que el deudor cedido,
voluntariamente acepte la cesión, y en este caso, se hace innecesaria la notificación.

Efectos de la Tradición

Para estudiar los efectos de la tradición, hay que distinguir según que el tradente sea dueño de la cosa que
entrega o a su nombre se entrega, o que no lo sea.

1.- Efectos de la tradición cuando el tradente es dueño de la cosa que se entrega. En este caso, la
tradición transfiere el dominio. Este es el único caso en que la tradición desempeña el verdadero papel jurídico
que la ley le atribuye.
Claro es que, tratándose de un modo de adquirir derivativo, el dominio que tenía el tradente pasa al adquirente
en las mismas condiciones; con los mismos gravámenes y privilegios que aquel detentaba.

2.- El tradente no es dueño de la cosa que se entrega; diversas situaciones. Cuando el tradente no es
dueño de la cosa que entrega, la tradición es válida, lo que concuerda con el art. 1815 C.C., que expresamente
declara la valides de la venta de cosa ajena.

Art. 1815. La venta de cosa ajena vale, sin


perjuicio de los derechos del dueño de la cosa vendida,
mientras no se extingan por el lapso de tiempo.

Pero aquí tres situaciones pueden presentarse.

a) El tradente es poseedor regular de la cosa entregada. En este caso, el adquirente, si está de buena
fe, también adquiere la posesión regular de la cosa entregada. En este caso, la tradición le va a servir de justo
título y podrá llegar a adquirir el dominio de la cosa, no por la tradición, sino que por la prescripción adquisitiva.
Todavía mas, el art. 717 permite al sucesor, añadir la posesión de su antecesor con sus calidades y vicios.

Art. 717. Sea que se suceda a título universal o


singular, la posesión del sucesor, principia en él; a
menos que quiera añadir la de su antecesor a la suya;
pero en tal caso se la apropia con sus calidades y
vicios.
Podrá agregarse en los mismos términos a la
posesión propia la de una serie no interrumpida de
antecesores.

b) El tradente es poseedor irregular. Si el adquirente está de buena fe, mejora el título que tenía su
tradente y la tradición servirá, no de modo de adquirir, sino de justo título, pasando el adquirente a tener la
posesión regular.

c) El tradente es un mero tenedor. Siendo el tradente un mero tenedor, jamás, puede llegar a adquirir por
prescripción la cosa; porque, precisamente, la mera tenencia excluye la posesión.

Pero, aun en este caso, en que la tradición la hace un mero tenedor, aquí como modo de adquirir, sirve,
en cambio, de justo título, y uniendo a este justo título la buena fe, tendrá el adquirente del mero tenedor la
posesión regular que conduce a la adquisición de la cosa por prescripción ordinaria.

Adquisición del dominio por el tradente con posterioridad a la tradición. Excepcionalmente, puede
acontecer que en estos tres casos que hemos analizado, el tradente, por cualquiera razón adquiera con
posterioridad el dominio de la cosa entregada. En tal evento, deacuerdo con el art. 682, inc. 2°, se entiende que
la transferencia del dominio ha operado desde el mismo instante en que se hizo la tradición. Esta disposición
concuerda con el art. 1819, según el cual, vendida y entregada a otro una cosa ajena, si el vendedor adquiere
después el dominio de ella, se mirará al comprador como verdadero dueño desde la fecha de la tradición.

Art. 682. inc. 2º


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Pero si el tradente adquiere después el dominio, se
entenderá haberse éste transferido desde el momento de la
tradición.

Art. 1819. Vendida y entregada a otro una cosa


ajena, si el vendedor adquiere después el dominio de
ella, se mirará al comprador como verdadero dueño desde
la fecha de la tradición.
Por consiguiente, si el vendedor la vendiere a otra
persona después de adquirido el dominio, subsistirá el
dominio de ella en el primer comprador.

Cuando puede pedirse la tradición. De acuerdo a lo que señala el art. 681, lo normal y corriente es que la
tradición se efectúe inmediatamente después de celebrado el contrato. Sin embargo, hay tres casos en los que
no puede pedirse la tradición de lo que se debe:

Art. 681. Se puede pedir la tradición de todo aquello


que se deba, desde que no haya plazo pendiente para su
pago; salvo que intervenga decreto judicial en contrario.

a) Cuando el título es condicional. La condición suspende le nacimiento el nacimiento del derecho. Ej. Si le
ofrezco a Pedro regalarle una casa si se recibe de abogado, natural es que Pedro no pueda pedírmela mientras
no se reciba.

b) Si hay plazo pendiente para el pago de la cosa. No se puede exigir la tradición de la cosa, sino
después que se haya cumplido el plazo; puesto que el efecto propio del plazo es suspender la exigibilidad del
derecho.

c) Cuando ha intervenido decreto judicial en contrario. No se puede efectuar la tradición cuando


por resolución judicial se ha ordenado retener el pago, y como la tradición es un pago y deacuerdo al art. 1578
N°2, es nulo el pago que se le hace al acreedor a quien se ha ordenado retener el pago.; asimismo el art. 1464
señala que hay objeto ilícito en la enajenación de las cosas embargadas, y como la tradición constituye
enajenación, habría objeto ilícito y, por lo tanto, nulidad absoluta.

Art. 1578. nº 2
El pago hecho al acreedor es nulo en los
casos siguientes:
2º Si por el juez se ha embargado la deuda o
mandado retener su pago;

Art. 1464. Hay un objeto ilícito en la enajenación:


1º De las cosas que no están en el comercio;
2º De los derechos o privilegios que no pueden
transferirse a otra persona;
3º De las cosas embargadas por decreto judicial, a
menos que el juez lo autorice o el acreedor consienta en
ello;
4º De especies cuya propiedad se litiga, sin
permiso del juez que conoce en el litigio.

De manera que cuando ha intervenido decreto judicial en contrario, es decir, cuando se ha retenido o se ha
embargado la cosa que debe entregarse, el acreedor no sólo no tiene derecho a exigir la entrega, sino que el
tradente no debe hacerla.

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Tradición sujeta a modalidades. Hasta el momento nos hemos puesto en el caso mas sencillo, en que la
tradición transfiere el dominio puro y simple. Pero, de acuerdo con el art. 680, puede la tradición transferir el
dominio bajo condición suspensiva o resolutoria, con tal que se exprese.

Art. 680. La tradición puede transferir el dominio


bajo condición suspensiva o resolutoria, con tal que se
exprese.
Verificada la entrega por el vendedor, se transfiere
el dominio de la cosa vendida, aunque no se haya pagado el
precio, a menos que el vendedor se haya reservado el
dominio hasta el pago, o hasta el cumplimiento de una
condición.

1.- Tradición bajo condición resolutoria. Los autores consideran que en este caso, la condición resolutoria
se exige mas propiamente en el título que precede a la tradición; en sí misma, la tradición no puede ser bajo
condición resolutoria. Esta existe en el título traslaticio de dominio que ha precedido a la tradición. Ej. Le doy a
Pedro una casa hasta que se vaya a Europa. En este caso, yo hago la tradición de la casa y Pedro adquiere el
dominio bajo condición resolutoria, es decir, que si se va a Europa deja de ser dueño; la condición resolutoria
existe en el título, y como toda modificación en el título se extiende a la tradición, resulta que ésta también está
sujeta a la misma condición.
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¿afecta la condición resolutoria tácita a la tradición?. La regla general es que la condición se exprese; pero
también manifestamos que hay excepciones en que la condición es tácita. Una de estas condiciones es la
establecida en el art. 1489, según el cual, en todo contrato bilateral va envuelta la condición resolutoria de no
cumplirse por una de las partes lo pactado. La cuestión que se suscita en este momento es la siguiente: la
condición del art. 1489. ¿afecta o no a la tradición?

Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta


la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a
su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios.

Don Ruperto Bahamonde sostiene que no se aplica en este caso, por la muy sencilla razón de que el art. 680
dice que la tradición puede transferir el dominio bajo condición suspensiva o resolutoria, con tal que se
exprese. Y agrega, lo que no es expreso es tácito. En consecuencia, no estando esta condición expresada, ella
no puede afectar a la tradición.

Art. 680. La tradición puede transferir el dominio


bajo condición suspensiva o resolutoria, con tal que se
exprese.
Verificada la entrega por el vendedor, se transfiere
el dominio de la cosa vendida, aunque no se haya pagado el
precio, a menos que el vendedor se haya reservado el
dominio hasta el pago, o hasta el cumplimiento de una
condición.
Don Arturo Alessandri, concluyen, por el contrario, que el dominio no solo puede transferirse bajo condición
resolutoria expresa, sino también tácita. Si la tradición –argumentan- necesita un título traslaticio de dominio, y
si el título se resuelve, si deja de existir –que no otra cosa significa el cumplimiento de la condición resolutoria
tácita del art. 1489- resulta lógico que la tradición no pueda subsistir; lo contrario sería aceptar un efecto sin
causa.

2.- Tradición bajo condición suspensiva. El caso de la condición suspensiva es mas bien teórico, tiene poca
aplicación práctica, porque la tradición se hace después de cumplida la condición. Sin embargo, este art. 680
se pone en el caso de que se entregue anteriormente la cosa a la persona, y entonces, una vez cumplida la
condición, el adquirente pasa a ser dueño de la cosa, sin necesidad de tradición, ya que ésta se ha efectuado
anticipadamente.

Como explica Claro Solar, la tradición hecha bajo condición suspensiva, “no transfiere naturalmente la
propiedad, porque el propietario no se ha desprendido de ella a favor del adquirente, sino en caso que se
realice el acontecimiento futuro e incierto que las partes han tenido en vista para que se efectúe la
transferencia. Pero verificada la condición, la transferencia del dominio tendrá lugar de pleno derecho en el
momento de la realización de la condición, sin necesidad de ningún acto o manifestación de voluntad ulteriores.

La tradición en la compraventa no está sujeta al pago del precio; contradicción de disposiciones. El art.
680, inc. 2° señala que una vez que se entrega la cosa vendida, se entiende hecha la tradición, aunque no se
haya pagado el precio, a menos que las partes expresamente hayan convenido lo contrario. Por lo tanto, este
art. declara lícito y válido el pacto por el cual, el vendedor se reserva el dominio mientras no se pague el precio
y la única exigencia que se hace es que se convenga expresamente.

Por su parte, el art. 1874 establece que la cláusula de no transferir el dominio, sino en virtud del pago del
precio, no produce otro efecto que el de la demanda alternativa del art. 1873; en virtud del cual, el vendedor o
el comprador tienen un derecho alternativo, cuando la contra parte no ha cumplido con su obligación. El
derecho alternativo consiste, en que se podrá optar o por pedir la ejecución forzada de la obligación o la
resolución del contrato, en ambos casos, con indemnización de perjuicios. (art. 1489).

Art. 1873. Si el comprador estuviere constituido en


mora de pagar el precio en el lugar y tiempo dichos, el
vendedor tendrá derecho para exigir el precio o la
resolución de la venta, con resarcimiento de perjuicios.

Art. 1874. La cláusula de no transferirse el


dominio sino en virtud de la paga del precio, no
producirá otro efecto que el de la demanda alternativa
enunciada en el artículo precedente; y pagando el
comprador el precio, subsistirán en todo caso las
enajenaciones que hubiere hecho de la cosa o los
derechos que hubiere constituido sobre ella en el tiempo
intermedio.

Por lo tanto, de acuerdo al art. 1874, pese al pacto, por el cual el vendedor se reserva el dominio mientras no
se pague el precio, el dominio se transfiere igual y el único efecto que este pacto va a producir es que si el
comprador no paga el precio, el vendedor podrá a su voluntad o demandar la ejecución forzada o la resolución
y en ambos casos con indemnización de perjuicios.
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Como la compraventa es un contrato bilateral, en ella va envuelta la condición resolutoria tácita, era
innecesario que el legislador expresamente señalara que el efecto de este pacto, era que el vendedor pudiera
hacer uso del derecho alternativo, porque cada vez que el comprador no pague el precio, se haya o no
establecido el pacto, el vendedor tendrá esta facultad.

Por lo tanto, este pacto carece de valor de acuerdo al art. 1874, porque el único efecto que produce, se
materializa se haya o no convenido.

Esta contradicción se resuelve haciendo primar los arts. de la compraventa; porque están ubicados
especialmente en el título de la compraventa y sabemos que, de acuerdo con el art. 13 del Código, las
disposiciones de una ley relativas a cosas o negocios particulares, prevalecen sobre las disposiciones
generales de la misma ley, cuando entre las unas y las otras hubiere oposición.

Art. 13. Las disposiciones de una ley, relativas a


cosas o negocios particulares, prevalecerán sobre las
disposiciones generales de la misma ley, cuando entre
las unas y las otras hubiere oposición.

En conclusión, si el vendedor y comprador estipulan que no se transfiere el dominio de la cosa vendida sino en
virtud del pago del precio, y el primero verifica la entrega, la estipulación no produce sino los efectos de dar al
vendedor la demanda alternativa señalada en el art. 1874.

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Funciones que cumple la inscripción en el Conservador de Bienes Raíces.

1.- La inscripción en el CBR. Permite hacer la tradición del dominio de los bienes raíces y de los demás
derechos reales que menciona expresamente el art. 686. Esta función está establecida en el art. 687 y
señala que el título debe inscribirse en el CBR. Que corresponda al territorio donde se encuentra ubicado el
inmueble.

Art. 686. Se efectuará la tradición del dominio de


los bienes raíces por la inscripción del título en el
tro del Conservador.
misma manera se efectuará la tradición de los
hos de usufructo o de uso constituidos en bienes
s, de los derechos de habitación o de censo y del
ho de hipoteca.
a de la tradición de las minas se estará a lo
nido en el Código de Minería.

Art. 687. La inscripción del título de dominio y de


cualquier otro de los derechos reales mencionados en el
artículo precedente, se hará en el Registro Conservatorio
del territorio en que esté situado el inmueble y si éste
por situación pertenece a varios territorios, deberá hacerse
pción en el Registro de cada uno de ellos.

lo es relativo a dos o más inmuebles, L. 18.776


nscribirse en los Registros Conservatorios de Art. séptimo,
s territorios a que por su situación pertenecen Nº 12
uebles.

Si por un acto de partición se adjudican a varias


as los inmuebles o parte de los inmuebles que antes
eían proindiviso, el acto de partición relativo a
nmueble o cada parte adjudicada se inscribirá en el
o Conservatorio en cuyo territorio esté ubicado el
ble.

2:- La inscripción permite tener la historia fidedigna de la propiedad raíz. A esto se refiere el art. 688; este
art. regula una serie de inscripciones que no se requieren por tradición, sino que para dar publicidad a la
propiedad raíz.

Estas inscripciones la ley se las exige al heredero, el que adquiere el dominio de la herencia por sucesión por
causa de muerte.

De acuerdo a la ley, desde el momento que fallece el causante, en ese mismo momento el heredero adquiere
el dominio de la herencia e inicia la posesión legal de ella, de manera que las inscripciones que regula el art.
688, no podrían exigirse por tradición, porque un derecho solo puede adquirirse por un solo modo, en este
caso, sería el de sucesión por causa de muerte.
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El heredero, una vez que ha fallecido el causante, va a poder disponer libremente de todos los bienes muebles
de la herencia. Sin embargo, para que el pueda disponer de los bienes raíces, pese a que ya adquirió el
dominio de la herencia, la ley le impide disponer de ellos, mientras no efectúe las inscripciones que regula el
art. 688. La Corte Suprema, ha señalado que la palabra “disponer” que emplea este art. debe tomarse como
sinónimo de enajenar, en sentido amplio.

Art. 688. En el momento de deferirse la herencia, LEY 19903


la posesión efectiva de ella se confiere por el Art. 16 Nº 1)
ministerio de la ley al heredero; pero esta posesión D.O. 10.10.2003
legal no habilita al heredero para disponer en manera NOTA
alguna de un inmueble, mientras no preceda:
1º La inscripción del decreto judicial o la
resolución administrativa que otorgue la posesión
efectiva: el primero ante el conservador de bienes
raíces de la comuna o agrupación de comunas en que haya
sido pronunciado, junto con el correspondiente
testamento, y la segunda en el Registro Nacional de
Posesiones Efectivas;
2º Las inscripciones especiales prevenidas en los
incisos primero y segundo del artículo precedente: en
virtud de ellas podrán los herederos disponer de consuno
de los inmuebles hereditarios, y
3º La inscripción prevenida en el inciso tercero:
sin ésta no podrá el heredero disponer por sí solo de
los inmuebles hereditarios que en la partición le hayan
cabido.
NOTA:
El artículo 23 de la LEY 19903, publicada el
10.10.2003, dispone que comenzará a regir seis meses
después de su publicación.

Inscripciones que regula el art. 688:

a) La primera inscripción consiste, en que los herederos deben inscribir el decreto judicial que da la posesión
efectiva de la herencia, en el registro de la comuna o agrupación de comunas que corresponda al lugar donde
fue pronunciado o dictado el decreto. Si hay testamento, a demás habrá que inscribirlo. Los herederos, aún no
pueden disponer de los bienes raíces.

b). (688, N°2) La segunda inscripción, es la especial de herencia a nombre de todos los herederos. Esta
consiste en que los herederos deberán acudir al CBR. De donde estén ubicados los inmuebles y cancelar la
inscripción que exista a nombre del causante y efectuar una nueva a nombre de todos ellos. Para acreditar que
son herederos, deben exhibir una copia del decreto de posesión efectiva inscrito; una vez que los herederos
han efectuado esta 2ª inscripción, podrán disponer de común acuerdo de los inmuebles hereditarios.

c). (688 N°3) La tercera inscripción, es la especial del acto de partición. Cuando se produce la partición de la
herencia, el heredero que se adjudica un inmueble en particular, debe concurrir al CBR. Y solicitar que se
cancele la inscripción que exista a nombre de todos los herederos y que se haga una nueva a nombre de él.

Una vez que el heredero ha cumplido con estas tres inscripciones, recién ahora podrá disponer libremente del
inmueble.

Asimismo, estas inscripciones no se exigen por tradición; sino que ellas cumplen dos funciones especificas:
primero, van a permitir mantener la historia de la propiedad territorial, dando publicidad a los bienes raíces; y
segundo, van a permitir a los herederos, disponer de los bienes raíces hereditarios.

3.- Permite hacer oponible a terceros el dominio que se ha ganado por la prescripción.

A esto se refieren los art. 689 y 2513. Cuando se adquiere por prescripción el dominio de cualquiera de los
derechos reales mencionados en el art. 686, la ley señala que la sentencia judicial, que reconoce como
adquirido ese derecho por la prescripción, puede inscribirse en el CBR. Para ser oponible esa adquisición ante
los terceros.

Art. 689. Siempre que por una sentencia ejecutoriada


se reconociere, como adquirido por prescripción, el dominio
o cualquiera otro de los derechos mencionados en los
artículos 686 y siguientes, servirá de título esta
sentencia, y se inscribirá en el respectivo Registro o
Registros.

Art. 2513. La sentencia judicial que declara una


prescripción hará las veces de escritura pública para
la propiedad de bienes raíces o de derechos reales
constituidos en ellos; pero no valdrá contra terceros
sin la competente inscripción.
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En este caso la inscripción tampoco se exige por la tradición, porque ha operado otro modo de adquirir, a
saber, la prescripción. La inscripción se exige por vía de publicidad, para hacer oponible ante los terceros, la
adquisición del derecho real.

La regla general, es que en el CBR. Sólo se pueden inscribir, escrituras públicas, pero el art. 2513, señala que
la sentencia judicial que reconoce que se adquirió el dominio por la prescripción, hará las veces de escritura
pública y por lo tanto podrá inscribirse en sus registros.

4.- La inscripción en el CBR. Es requisito, prueba, y. garantía de la posesión de los bienes raíces.

a). Requisito. Se dice que la inscripción en el CBR., es requisito de la posesión de los bienes raíces, en virtud
de lo señalado en el art. 724. Si se trata del dominio de un bien raíz o de alguno de los otros derechos reales
que menciona el art. 686, para iniciar la posesión , es necesaria la inscripción.

Art. 724. Si la cosa es de aquellas cuya tradición


deba hacerse por inscripción en el Registro del
Conservador, nadie podrá adquirir la posesión de ella
sino por este medio.

b). Prueba. En virtud de lo dispuesto en el art. 924. La Corte Suprema ha señalado que este art. consagra una
presunción de derecho, en el sentido que, si una persona tiene su derecho inscrito y su inscripción ha durado
un año completo o mas, no se podrá impugnar su posesión, por otras pruebas de posesión. Lo que la ley no
permite, es que se pueda destruir la presunción de que es poseedora la persona que tiene su título inscrito al
menos un año, por otra prueba de posesión. Con todo, si se pretendiere impugnarla por otro mecanismo, que
no sea prueba de posesión, como por ej. si se intenta una acción reivindicatoria, esta sería perfectamente
valida.
El art. 925, consagra una aparente excepción con la regla del art. anterior, al sostener que la posesión del
suelo se debe probar por hechos positivos, de aquellos que solo da derecho el dominio. La doctrina ha
señalado, que el art. 924 debe aplicarse cuando el derecho está inscrito y esta inscripción haya durado por lo
menos un año; y el art. 925, tendría aplicación cuando el derecho no se encuentre inscrito o cuando la
inscripción haya durado menos de un año.

Art. 924. La posesión de los derechos inscritos se


a por la inscripción y mientras ésta subsista, y
al que haya durado un año completo, no es admisible
na prueba de posesión con que se pretenda
gnarla.

Art. 925. Se deberá probar la posesión del suelo


hos positivos, de aquellos a que sólo da derecho
io, como el corte de maderas, la construcción de
, la de cerramientos, las plantaciones o
ras, y otros de igual significación, ejecutados
nsentimiento del que disputa la posesión.

c). Garantía. Aquí hay que tener presente lo que reglan los arts. 728 y 2505. El primero. Señala los casos en
que la posesión inscrita puede cancelarse y esta puede verificarse de tres maneras diferentes, a saber.
Primero, por la voluntad de las partes; segundo, por una nueva inscripción, en que el poseedor inscrito
transfiere su derecho a otro. En este caso, se ha criticado el lenguaje que emplea el C.C., porque se refiere a la
posesión como un derecho y a demás señal que se puede transferir y los hechos, como la posesión, no se
pueden transferir. Y tercero, por decreto judicial.

Art. 728. Para que cese la posesión inscrita, es


o que la inscripción se cancele, sea por
de las partes, o por una nueva inscripción en
oseedor inscrito transfiere su derecho a otro, o
eto judicial.
subsista la inscripción, el que se apodera
sa a que se refiere el título inscrito, no
e posesión de ella ni pone fin a la posesión
existente.
Art. 2505. Contra un título inscrito no tendrá
lugar la prescripción adquisitiva de bienes raíces,
o de derechos reales constituidos en éstos, sino en
virtud de otro título inscrito; ni empezará a correr
sino desde la inscripción del segundo.

La inscripción es garantía de la posesión, deacuerdo a lo que se desprende de la última parte del art. 728, en
efecto, mientras subsista la inscripción, el que se apodera de la cosa, no inicia posesión, ni hace perder la
existente.

El art. 2505, establece que contra un título inscrito no opera la prescripción adquisitiva de los bienes raíces o de
los derechos reales constituidos en ellos, sino en virtud de otro título inscrito y la prescripción comienza a
correr, desde la inscripción de este 2° título.
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En estos casos, la inscripción tampoco juega un rol de tradición, todos ellos se refieren a la posesión.

5.- Se exige como solemnidad de ciertos actos

Ej. La propiedad fiduciaria debe inscribirse en el CBR. El usufructo cuando recae sobre bienes raíces y se
constituye por acto entre vivos; Debe inscribirse la hipoteca; también debe inscribirse, las donaciones entre
vivos; los derechos reales de uso y habitación.

Respecto de ciertos derechos reales, como el uso; la habitación; el usufructo y la hipoteca, los autores
consideran que la inscripción cumple dos funciones, a saber: primero, se exige como solemnidad y segundo,
opera como tradición de estos derechos reales.

La inscripción en Chile, no es prueba de dominio. La inscripción en nuestro país sólo permite probar la
posesión, pero no es prueba del dominio; éste habrá que probarlo por la prescripción. En efecto, si la
inscripción ha durado el respectivo plazo de prescripción, se podrá probar el dominio.

Don A. Bello quería garantizar con la inscripción el dominio y no solo la posesión, sin embargo consideró, que
si bien esa era la solución ideal, el país no estaba preparado para ese cambio, porque existía una gran
cantidad de propiedades no inscritas. Con todo, previó que en un tiempo prudente, la inscripción, con el
dominio y con la posesión se confundirían. Es así que en el mensaje del código se lee “La inscripción sería
desde entonces un título incontrastable de propiedad, obteniéndose así el resultado.... de que en una época
inscripción, posesión y propiedad serían términos idénticos “.

A pesar de todo, hasta hoy subsisten muchas propiedades no inscritas. Por lo tanto, aún estos conceptos no
son sinónimos y consecuentemente es frecuente ver en los Tribunales el ejercicio de la acción reivindicatoria.

Sistemas de inscripción

En el derecho comparado, son tres los regímenes territoriales que existen, a saber: sistema o registro alemán;
régimen australiano o Acta Torrens y Sistema francés o de la transcripción.

En Chile existe un sistema intermedio entre el francés y el alemán, pero a diferencia de ellos, la inscripción,
como se dijo, no es prueba del dominio.

a). Sistema alemán o germánico. La inscripción es prueba del dominio y este sistema funciona en base a dos
libros o registros, a saber; El Registro predial o territorial (Grundbuch), contiene en cada foja la matrícula de
cada propiedad y en ella se anotan todos los actos jurídicos relativos a la misma: transferencias, gravámenes,
etc. El otro libro, llamado catastral (Flurbuch), contiene la determinación física y topográfica de cada predio, su
naturaleza, forma, cabida, anotándose todas las modificaciones materiales que experimenta: construcción de
caminos, canales, cercas, etc.

b). Régimen australiano. El inventor de este sistema fue Sir Robert Torrens. Este sistema consiste en que el
propietario que quiere hacer inscribir su título presenta los antecedentes del mismo y un plano del predio. El
Director del Registro, que tiene facultades judiciales, examina todo

y ordena hacer ciertas publicaciones, para advertir a los terceros que quieran oponerse a la inscripción. Se
procede a ésta, si no hay oposiciones o si son desestimadas. Se redactan dos certificados idénticos, que
contienen un plano de la propiedad y la indicación de las obligaciones que la gravan. Uno de los documentos
se entrega al propietario, a quien sirve de título y el otro se inserta en el Registro.

c). Sistema francés. En Francia, de los contratos nacen derechos reales y la compraventa de los bienes
raíces, tiene un carácter consensual; por lo tanto, la inscripción no se exige por tradición, porque esta opera por
el contrato mismo; la inscripción se exige para hacer oponible ante los terceros la adquisición del dominio, es
decir, se exige por vía de publicidad.

Reglamento del CBR.

En nuestro país , la propiedad raíz, inmueble o territorial está organizada sobre la base del régimen
conservatorio de los bienes raíces. Bello concibió esta institución inspirándose en la ley prusiana de 1872 y en
el registro de hipotecas que, conforme a la legislación española, existía en Chile.

El Registro del conservador fue creado por el CC. El art. 695, establece que un reglamento especial
determinará los deberes y funciones del conservador; este Reglamento se dictó el 24 de junio de 1857, y el 28
de Agosto de 1858, se estableció que éste, comenzaría a regir el 1° de Enero de 1859. En conclusión, éste
Reglamento del registro CBR., como vemos, fue dictado por autorización de una ley, El CC., y se ajusta a los
términos de éste; y si bien se le llama reglamento, es un DFL., produciendo los efectos propios de estas
normas jurídicas.

Art. 695. Un reglamento especial determinará en lo


demás los deberes y funciones del Conservador, y la
forma y solemnidad de las inscripciones.
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Los Conservadores. Son los ministros de fe encargados de los registros conservatorios de bienes raíces, de
comercio, de minas, de accionistas de sociedades propiamente mineras, de asociación de canalistas, de
prenda agraria, de prenda industrial, de especial de prenda y demás que les encomiendan las leyes. (COT.
446).

De estos auxiliares de la administración de justicia, de acuerdo a lo que señala el art 447 del COT., existe uno
en cada comuna o agrupación de comunas constitutivas del territorio jurisdiccional de un juez de letras. En
aquellos territorios en que solo existan notarios, el Presidente de la República puede disponer que uno de ellos
actúe como Conservador del registro de Comercio y otro como Conservador del Registro de Bienes Raíces.

Requisitos para ser conservador. Son nombrados por el Presidente de la República, deben ser abogados
que cumplan con los requisitos para ser Notarios.

Libros del registro conservatorio de bienes raíces. Los libros que propiamente constituyen el Registro
Conservatorio de Bienes Raíces son tres: el registro de Propiedad, el Registro de Hipotecas y Gravámenes y el
registro de Interdicciones y Prohibiciones de Enajenar. (Reg. Art. 31).

Pero además, relacionado con estos libros, existen otros dos: el Repertorio y el Indice General: son libros
generales que no forman propiamente parte del Registro.

1.- El Repertorio. Es un libro que lleva el Conservador en el cual se deben anotar todos los títulos que se le
presentan para su inscripción, cualquiera que sea su naturaleza y cualquiera que sea el

Registro en que en definitiva deba inscribirse. Estos títulos se anotan en orden cronológico en el que se van
presentando. (art. 21 y 27 del Reg.)
Este libro debe llevarse foliado y en él se debe señalar, el día y la hora en el que se anota el título y se le
asigna un número correlativo. En esta anotación, se debe individualizar al requirente, señalar la naturaleza del
acto o contrato; la clase de inscripción que se pide y los demás datos que sean necesarios. (art. 24 Reg.).

2.- Indice general. Al igual que el Repertorio, no forma parte del Registro y en él se llevan por orden alfabético,
las inscripciones que se van haciendo en los tres libros que forman parte del Registro.

Libros que forman parte del Registro:

a).- Registro de Propiedad. En este libro se inscriben todas las traslaciones de dominio, las transferencias,
transacciones, adquisiciones por prescripción. (art. 32 inc. 1° Reg.)

b).- registro de Hipotecas y Gravámenes. En el se inscriben las hipotecas, los censos, los derechos de
usufructo, uso y habitación, los fideicomisos, las servidumbres y otros gravámenes semejantes. (art. 32, inc. 2°
Reg.)

c),- Registro de Interdicciones y Prohibiciones de enajenar. En el se inscriben las interdicciones y


prohibiciones de enajenar y todo impedimento o prohibición referente a inmuebles, sea convencional, legal o
judicial que embarace o limite de cualquier modo el libre ejercicio del derecho a enajenar. (art. 32 en relac. Con
el art. 53 N3° Reg.)

Títulos que deben inscribirse. El art. 52 del Reg. Y otras disposiciones complementarias se encargan de
señalar que títulos obligatoriamente tienen que inscribirse, en el Registro del Conservador, la sanción de no
llevarse a cabo la inscripción de estos títulos , consiste en que no surtirán el efecto que en cada caso señala el
legislador.

Normas complementarias. En relación al art. 55 del Reg., que es una copia del art. 688 nos remitimos a lo
visto.

El C.P.C. establece que para que las prohibiciones afecten a terceros, necesariamente deben inscribirse;
produciéndose aquí una aparente contradicción con el art. 53 N°3 del Reg., que señala los títulos que pueden
inscribirse, y establece “pueden inscribirse: N°3 todo impedimento........son del derecho de enajenar”. Los
autores han considerado que si no se efectúa la inscripción, esta prohibición será inoponible a los terceros y
por o tanto, en la practica, siempre será necesario inscribir la prohibición.

La ley de quiebras, establece ciertas inscripciones que obligatoriamente deben hacerse, por Ej. la sentencia
que declara la quiebra debe inscribirse.

Títulos que pueden inscribirse. El art. 53 del Reg. establece en tres numerales, los casos en que puede
inscribirse, de cualquier manera, esto puede ser útil por vía de publicidad.

Forma y solemnidad de las inscripciones. Las inscripciones de los títulos traslaticios de dominio y de
cualquier otro de los derechos reales mencionados en los N° 1 y 2 del art. 52 del Reg. deben hacerse en el
registro conservatorio que corresponde al lugar donde esté ubicado el inmueble. Si éste se ubica en distintas
comunas, existiendo distintos registros conservatorios, debe hacerse la inscripción en todos ellos. Art. 687 CC.,
y art. 54, inc. 1° del Reg.

Art. 687. La inscripción del título de dominio y de


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uier otro de los derechos reales mencionados en el
lo precedente, se hará en el Registro Conservatorio
rritorio en que esté situado el inmueble y si éste
uación pertenece a varios territorios, deberá hacerse
cripción en el Registro de cada uno de ellos.
ítulo es relativo a dos o más inmuebles, L. 18.776
á inscribirse en los Registros Conservatorios de Art. séptimo,
los territorios a que por su situación pertenecen Nº 12
muebles.
r un acto de partición se adjudican a varias
nas los inmuebles o parte de los inmuebles que antes
seían proindiviso, el acto de partición relativo a
inmueble o cada parte adjudicada se inscribirá en el
tro Conservatorio en cuyo territorio esté ubicado el
eble.

Personas que pueden solicitar la inscripción. Pueden ser los interesados personalmente o a través de
representantes legales o convencionales. (art. 60 Reg.)

Requisitos para que el Conservador inscriba. Se le debe exhibir copia auténtica del título respectivo, y si es
una sentencia judicial, es necesario exhibir una copia auténtica de ella, con la certificación al pié del secretario,
que acredite que la sentencia se encuentra ejecutoriada.

Anotaciones del título en el Repertorio.


La anotación del título, consiste en dejar constancia de un extracto del título, con el objeto de dejar testimonio
de la recepción por parte del Conservador del título mismo.

El Conservador está obligado a anotar en el Repertorio los títulos que se le presenten, cualquiera que sea su
naturaleza y aunque los títulos tengan defectos de forma, salvo que la inscripción sea inadmisible de manera
manifiesta.

Requisito de la anotación en el Repertorio.

1.- Se le va a asignar al título un número correlativo a la fecha de su presentación.

2.- Se debe señalar el nombre y apellido de la persona que presenta el título.

3.- Naturaleza del acto o contrato que contenga la inscripción que trata de hacerse (contrato de venta, hipoteca,
etc.).

4.- Se debe señalar la clase de inscripción que se pide (dominio, hipoteca).

5.- Se debe señalar la hora, día , mes de la presentación.

6.- Se debe señalar el Registro parcial en que debe hacerse la inscripción y el número que en él corresponde.
Arts. 24 y 65 del Reg. Una vez que el Conservador anotó el título en el Repertorio, debe efectuar un estudio
del mismo y si este tiene defectos formales, se los debe comunicar al interesado para que los subsane.
La anotación en el Repertorio tiene una vigencia de dos meses y este es un plazo de caducidad, no es de
prescripción. Por lo tanto, si el interesado logra corregir el defecto, dentro de ese plazo, por una ficción se
entiende, que el título fue presentado válidamente en la fecha que se anotó en el Repertorio y el Conservador
deberá inscribirlo en el Registro parcial que corresponda. De ahí la importancia de corregir los defectos dentro
de los dos meses. Esto se conoce como el efecto retroactivo de la inscripción por su anotación presuntiva en el
Repertorio. (arts. 15, 16 y 17 del Reg.).

La anotación en el Repertorio es un requisito indispensable para que el Conservador después inscriba en título
en el Registro parcial que corresponde; por lo tanto, esta anotación en el Repertorio, es una solemnidad exigida
en atención a la naturaleza misma del acto, de tal suerte, que su omisión, produce la nulidad absoluta de la
inscripción.

La anotación en el Repertorio tiene particular importancia en las hipotecas, porque ellas se prefieren según sus
fechas.

Para que el CBR. Inscriba el título en el Registro parcial correspondiente una vez que se han subsanado los
errores, el interesado deberá solicitar al Conservador que practique esta inscripción, ya que éste no actúa de
oficio. Si rechaza la inscripción en el Registro parcial, por existir defectos en el título, en ese caso el interesado
tiene dos opciones, a saber: primero, puede corregir los errores que se le hicieron presente, esa corrección el
interesado la puede hacer dentro o fuera de dos meses. (art. 14, inc. 2° y 25 del Reg.). Segundo, acudir ante el
Juez de Letras correspondiente, quien resuelve por escrito y sin mas trámite. Si el Juez manda a hacer la
inscripción, el Conservador está obligado a hacerla y en ella debe declarar el decreto judicial que la ordena y
por el contrario, si el Juez ratifica la decisión del Conservador, el interesado puede apelar de esta resolución,
según las reglas generales.(art. 18, 19 y 20 del Reg.)

La Corte Suprema a señalado, que la anotación presuntiva en el Repertorio, caduca a los dos meses si no se
convierte en inscripción y no puede renovarse. La inscripción que se efectúa pasado este plazo, es nula.
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Contenido de la inscripción. El contenido de la inscripción, varía según el tipo de título de que se trate, así
por ej. el art. 78 del Reg. señala el contenido de la inscripción de dominio.; el art. 81 se refiere al contenido de
la inscripción de hipoteca; el 79 al de un testamento.

Con todo, en general, toda inscripción debe contener un extracto del título, señalando la individualización de las
partes y el asunto al que se refiere la inscripción.

Las cancelaciones. Estas implican extinguir o dejar sin efecto un asiento del Registro o una inscripción del
mismo y se realiza mediante la subinscripción, sean totales o parciales, convencionales o decretadas por la
justicia. (art. 91 Reg.).

LA POSESIÓN

La posesión se encuentra definida en nuestro código en el art. 700.

La posesión es la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor o dueño, sea que el dueño o el que
se da por tal tenga la cosa por sí mismo, o por otra persona que la tenga en lugar y a nombre de él.

El poseedor es reputado dueño, mientras otra


persona no justifica serlo.

Lo normal es que la posesión se encuentre unida al dominio, es decir, que el poseedor y el dueño sean la
misma persona y como la ley presume lo normal, el art. 700, inc. 2°, establece que el poseedor es reputado
dueño, mientras otra persona no justifique serlo (presunción simplemente legal).

Puede ocurrir que el poseedor, no sea en realidad dueño y en este caso existen dos posibilidades:

a) Que el poseedor esté convencido que es dueño y en ese caso está de buena fe; y,

b) Que el poseedor tenga conocimiento que efectivamente no es dueño. pero actúa como si lo fuera y en ese
caso está de mala fe.

La esencia de la posesión, es que el poseedor en todo momento debe comportarse como dueño, aunque no lo
sea. Si en un momento determinado el poseedor abandona este comportamiento, pierde la posesión y pasa a
convertirse en mero tenedor.

La ley en el art. 700 al definir la posesión, dice que es la tenencia de una cosa determinada, por lo que se está
refiriendo a las cosas corporales; sin embargo, de acuerdo al art. 715, las cosas incorporales también pueden
ser objeto de posesión y esta se llama cuasi posesión.

Art. 715. La posesión de las cosas incorporales es


susceptible de las mismas calidades y vicios que la
posesión de una cosa corporal.

Las cosas incorporales pueden ser derechos reales y derechos personales.

Respecto de los primeros, (D REALES)todos los autores están de acuerdo en que se pueden poseer y así la
propia ley, respecto del derecho real de herencia, dice que los herederos tienen la posesión legal de la
herencia al momento de morir el causante, y la posesión de los derechos reales, se manifiesta por el ejercicio o
uso que se hace de ellos. En relación a los segundos,(D PERSONALES) la doctrina discute si son o no
susceptibles de posesión. Hay autores que consideran que éstos se pueden poseer y se fundamentan en el art.
1756, donde se habla del poseedor del crédito; sin embargo, la mayoría de la doctrina, estima que los derechos
personales, no son susceptibles de posesión, por las siguientes razones:

Art. 1756. Sin autorización de la mujer,


el marido no podrá dar en arriendo o ceder la
tenencia de los predios rústicos de ella por más
de ocho años, ni de los urbanos por más de cinco,
incluidas las prórrogas que hubiere pactado el marido.
Es aplicable a este caso lo dispuesto en los
incisos 7.º y 8.º del artículo 1749.

a). Cuando la ley habla del poseedor del crédito, no se estaría refiriendo a la posesión en sentido técnico, sino
que lo estaría haciendo en referencia a la persona que tiene en su poder el documento donde consta el crédito.

b). Estos autores señalan que la posesión de los derechos se manifiesta por su ejercicio y goce prolongado y
los derechos personales por su ejercicio se extinguen, no admiten un goce prolongado y por lo tanto no podrían
poseerse.

c). Una razón de texto, en el mensaje del Código, se dice que el usufructuario no posee la cosa fructuaria,
posee solo el usufructo de ella que es un derecho real y por consiguiente susceptible de posesión. El
arrendatario, en cambio, nada posee, solo tiene una acción personal. De esta manera, se establece claramente
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que los derechos reales pueden poseerse puesto que el usufructo es un derecho real y por el contrario los
derechos personales no serían susceptibles de esta posesión ya que la ley expresamente dice que el
arrendatario nada posee, este tiene un derecho personal, un crédito.

d). El art. 2498 señala que se ganan por prescripción el dominio de los otros derechos reales y no menciona a
los personales, lo que estaría indicando, que los derechos personales no pueden poseerse y por ese motivo no
podrían ganarse por prescripción.

Art. 2498. Se gana por prescripción el dominio


de los bienes corporales raíces o muebles, que están
en el comercio humano, y se han poseído con las
condiciones legales.
Se ganan de la misma manera los otros derechos
reales que no están especialmente exceptuados.

Elementos de la posesión. Dentro de la teoría clásica, seguida por nuestro código, la posesión consta de dos
elementos con fisonomía propia e independiente: el corpus y el animus.

El primero. Es el elemento material, físico u objetivo de la posesión, es un poder físico o potestad de hecho
que se tiene sobre la cosa; y, está representado por el apoderamiento de la cosa, por la tenencia de ésta.

Savigny afirma que el corpus no supone necesariamente el contacto inmediato del hombre con la cosa
poseída; consiste en la manifestación de un poder de dominación, en la posibilidad física de disponer
materialmente de la cosa, en forma directa e inmediata.

Este elemento material está consagrado en el art. 700 de la ley, en la palabra “tenencia”.

Animus domini. Es el elemento intelectual, inmaterial o subjetivo de la posesión.


Consiste en comportarse respecto de la cosa como señor y dueño; el poseedor debe tener un comportamiento
inequívoco de dueño, nunca puede reconocer el dominio ajeno.

La doctrina discute, acerca de cual de los dos elementos es mas importante. Con todo, los autores están de
acuerdo en que para iniciar la posesión se requiere del corpus y del animus, pero surge la duda de determinar,
si también estos dos elementos deben darse para ,mantener la posesión.

Savigny, considera que la posesión se pierde si no se tiene el animus, porque éste sería el elemento mas
importante.

Ihering sostiene que el corpus es el elemento fundamental, y sin él, se pierde la posesión.

Nuestro código sigue la escuela subjetiva de Savigny; por lo tanto, si se pierde el animo, se pierde la posesión,
aunque se mantenga el corpus.

Semejanzas entre la posesión y la propiedad:

1° Ambas son exclusivas, solo admiten un poseedor o un propietario sobre la totalidad de la cosa.

2° Tanto la propiedad como la posesión recaen sobre cosa determinada.

3° Ambas están protegidas por acciones. La propiedad, por la acción reivindicatoria, y la posesión, por los
interdictos posesorios.

4° Tanto el poseedor como el dueño, pueden usar, gozar y disponer.

Diferencias.

1° El dominio supone una relación jurídica, es un derecho; la posesión una relación de hecho.

2° El dominio se puede adquirir por varios modos, pero necesariamente debe operar uno de ellos. La posesión
se puede iniciar por varios títulos.

3° Están protegidos por acciones diferentes.

Ventajas de la Posesión.

a). La posesión está amparada por una presunción de dominio simplemente legal, consagrada en el art. 700,
inc. 2°, en virtud de la cual, si alguien alega que el poseedor no es dueño, deberá probarlo, el peso de la
prueba incumbe a quien duda de la calidad de dueño del poseedor.

b). La posesión habilita para ganar el dominio a través de la prescripción. Si la posesión es regular, permitirá
adquirir el dominio por la prescripción ordinaria (que es de 2 años para los muebles y 5 años para los
inmuebles).
Si en cambio la posesión es irregular, facultará para adquirir el dominio por la prescripción extraordinaria, que
será de 10 años.
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c). Si el poseedor es vencido en el juicio reivindicatorio y se encuentra de buena fe, no está obligado a restituir
los frutos y no se responderá de los deterioros, a menos, que se haya aprovechado de ellos. La buena fe
termina al momento de contestar la demanda.

d). La posesión de los bienes raíces y de los derechos reales constituidos sobre ellos está protegida por los
interdictos o acciones posesorias.

e). La ley concede a cierto poseedor regular la acción reivindicatoria, que para estos efectos se llama acción
publiciana.
Naturaleza jurídica de la posesión. Entre las múltiples discusiones que suscita la posesión está la que versa
sobre si ella es un hecho o un derecho.

Planiol, Ripert y Pothier, entre otros, consideran que la posesión es un mero hecho, porque se funda en
circunstancias materiales.

Savigny sostiene que originariamente, en su principio, y considerada en sí misma la posesión es un mero


hecho, porque se funda en circunstancias materiales (corpus) sin las cuales no podría concebirse; pero agrega
que es a la vez un derecho, por las consecuencias jurídicas atribuidas al hecho y porque hay casos en los
cuales los derechos del poseedor son independientes del hecho mismo.

Ihering afirma rotundamente que la posesión es un derecho, porque es un interés jurídicamente protegido.

En nuestro país, Victorio Pescio y Luis Claro Solar, sostienen que la posesión es un estado de hecho al que la
ley asigna efectos jurídicos. Hugo Rossende, sostenía que la posesión es un hecho, por las siguientes razones:

1° Consta en las actas del código, que Bello en esta materia siguió el criterio de Pothier y para él la posesión
era un hecho.

2° Si la posesión fuere un derecho, debería ser o un derecho personal o un derecho real. No es personal,
porque excluye la idea de obligación; y, tampoco es real, porque el poseedor no puede oponer su posesión
ante el verdadero dueño y una de las características de los derechos reales es que se pueden oponer contra
cualquier persona.

3° Cuando la ley quiere referirse a un derecho habla de derecho o de facultad; así por ej. el art. 582 al definir el
dominio, habla de facultad; sin embargo, en el art. 700, al definir la posesión habla de tenencia, con lo que se
estaría aludiendo a un hecho físico.

Art. 582. El dominio (que se llama también propiedad)


es el derecho real en una cosa corporal, para gozar y
disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra la ley o
contra derecho ajeno.
La propiedad separada del goce de la cosa, se llama
mera o nuda propiedad.

4° si bien la posesión esta protegida por acciones posesorias, esto se ha hecho para proteger el dominio
aparente que existe en la posesión, porque lo normal será, que el poseedor sea dueño.

Clasificación de la posesión.

I.- La posesión puede ser regular o irregular.

Posesión regular la que procede de justo título y ha sido adquirida de buena fe; aunque la buena fe no
subsista después de adquirida la posesión. Si el título es traslaticio de dominio, es también necesaria la
tradición (art. 702).

Art. 702. La posesión puede ser regular o


irregular.
Se llama posesión regular la que procede de justo
título y ha sido adquirida de buena fe; aunque la buena
fe no subsista después de adquirida la posesión. Se
puede ser por consiguiente poseedor regular y poseedor
de mala fe, como viceversa el poseedor de buena fe puede
ser poseedor irregular.
Si el título es translaticio de dominio, es también
necesaria la tradición.
La posesión de una cosa a ciencia y paciencia del
que se obligó a entregarla, hará presumir la tradición;
a menos que ésta haya debido efectuarse por la
inscripción del título.

Posesión irregular es la que carece de uno o mas de estos requisitos (art. 708), o sea, es la posesión a la que
le falta el justo título, o la buena fe, o la tradición si el título traslaticio de dominio.

Art. 708. Posesión irregular es la que carece de


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uno o más de los requisitos señalados en el artículo
702.

osesión Util y Posesión Inútil.

La Primera habilita UTIL para llegar al dominio, por medio de la prescripción, estando protegida por aciones
posesorias. Esta se subclasifica a su vez es Posesión Regular y Posesión Irregular.

La Segunda no habilita INUTIL para llegar al dominio por la prescripción, ni ordinaria ni extraordinaria. Esta se
subclasifica a su vez, en Posesión Violenta y Posesión Clandestina.

Posesión Util Regular, Esta Posesión habilita, como se dijo, para adquirir el dominio por la prescripción
ordinaria, y esta definida en el Art. 702 Inciso 2°. Asimismo, es menester que esta se haya iniciado sin violencia
y se ejerza sin clandestinidad, concurriendo los siguientes requisitos positivos: Justo Título y Buena Fe. Estos
requisitos tienen la característica de ser indispensables. Si se invoca un título traslaticio de dominio, debe haber
operado la respectiva tradición.

Por lo tanto, en la Posesión Regular existen dos requisitos indispensables (Justo Título y Buena Fe), y uno
eventual (Que al ser invocado un título traslaticio de dominio, debe haber operado la Tradición).

El Justo Título, La Ley no define lo que debe entenderse por Justo Título, sino que se limita a enumerar los
casos de títulos injustos. En efecto, el Art. 704 enumera los únicos casos de título que se consideran injustos,
esta enumeración tiene dos características:

Art. 704. No es justo título:

1º El falsificado, esto es, no otorgado realmente


por la persona que se pretende;

2º El conferido por una persona en calidad de


mandatario o representante legal de otra sin serlo;

3º El que adolece de un vicio de nulidad, como la


enajenación que debiendo ser autorizada por un
representante legal o por decreto judicial, no lo ha
sido; y

4º El meramente putativo, como el del heredero


aparente que no es en realidad heredero; el del
legatario cuyo legado ha sido revocado por un acto
testamentario posterior, etc.
Sin embargo, al heredero putativo a quien por LEY 19903
decreto judicial o resolución administrativa se haya Art. 16 Nº 2)
otorgado la posesión efectiva, servirá de justo título D.O. 10.10.2003
el decreto o resolución; como al legatario putativo el NOTA
correspondiente acto testamentario que haya sido
legalmente ejecutado.

a.- Es Taxativa, es decir, no hay mas títulos injustos que los que ahí aparecen, y

b.- Es Genérica, porque no se refieren a una situación en particular.

La palabra Título, la ley la toma de distintas maneras, a saber, como sinónimo de acto jurídico; de instrumento;
y en la posesión, como sinónimo de causa o antecedente jurídico.

Pothier, dice que el Título de la posesión, es todo acto o contrato a consecuencia del cual, una persona ha
entrado en posesión de la cosa y es la causa que justifica o en que se funda la posesión.

¿ Cuando se entiende que el título es justo ?. No existe acuerdo en la doctrina. Don Victorio Pescio, señala
que son justos títulos los que consisten en un acto o contrato traslaticio de dominio, seguido de la tradición y
que sirven para crear en el adquirente la convicción o razonable creencia que se ha adquirido la propiedad;
Aunque esta creencia puede ser equivocada.

Alessandri, por su parte sostiene que por justo título se entiende, todo hecho o acto jurídico que por su
naturaleza, o por su carácter de verdadero, es apto para atribuir en abstracto el dominio.

Otros autores, señalan que el justo título es aquel exento de vicios.

Características del Justo Título, Se desprenden de lo que regla el Art. 704, deben concurrir copulativamente,
y son las siguientes:

a.- El Justo Título debe ser auténtico.

b.- Debe ser real; y


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c.- Debe ser válido.

Los Títulos Injustos, Son aquellos a los que les falta una o mas de las características anteriores; o no son
auténticos; o no son válidos, o no son reales.

La doctrina señala que los títulos injustos, se caracterizan porque adolecen de vicios o defectos que impiden la
trasferencia del dominio. Por lo tanto, el título es injusto cuando adolece de un vicio, o cuando no tiene valor
respecto de la persona a quien se confiere.

Títulos injustos que menciona el Art. 704.

N° 1 El Falsificado, es decir, no otorgado realmente por la persona que se pretende; en este caso el título no es
auténtico.

La Falsificación puede tener diversos significados, y en este caso la ley se esta refiriendo, al título que no ha
sido realmente otorgado por la persona que se alega o que se pretende.

Como estas normas son restrictivas y excepcionales, se ha entendido que si se produce una venta de cosa
ajena, sin que exista falsificación, esa compraventa será válida, porque la ley expresamente le da valor a la
venta de cosa ajena.

Además, el Art. 730 en su Inciso 2°. Se pone precisamente en el caso de que una persona no se atribuya el
nombre de otra, pero enajene la cosa; en este caso el tercer adquirente no adquiere el dominio, pero si la
posesión de la cosa.

Art. 730. Si el que tiene la cosa en lugar y a


nombre de otro, la usurpa dándose por dueño de ella, no
se pierde por una parte la posesión ni se adquiere por
otra; a menos que el usurpador enajene a su propio
nombre la cosa. En este caso la persona a quien se
enajena adquiere la posesión de la cosa, y pone fin a la
posesión anterior.
Con todo, si el que tiene la cosa en lugar y a
nombre de un poseedor inscrito, se da por dueño de ella
y la enajena, no se pierde por una parte la posesión ni
se adquiere por otra, sin la competente inscripción.

El Art. 682 y 683 expresamente señalan que si el tradente no es dueño, la tradición vale, lo que ocurre es que
el adquirente, no adquiere el dominio, pero si puede iniciar posesión, porque habrá justo título.

Art. 682. Si el tradente no es el verdadero dueño de


la cosa que se entrega por él o a su nombre, no se
adquieren por medio de la tradición otros derechos que los
transmisibles del mismo tradente sobre la cosa entregada.
Pero si el tradente adquiere después el dominio, se
entenderá haberse éste transferido desde el momento de la
tradición.

Art. 683. La tradición da al adquirente, en los casos


y del modo que las leyes señalan, el derecho de ganar por
la prescripción el dominio de que el tradente carecía,
aunque el tradente no haya tenido ese derecho.

El Art. 704 Nro. 1, se refiere al caso de que exista una “suplantación”, en que una persona se haga pasar por
otra, así por ejemplo la jurisprudencia ha señalado que esta caso se presenta cuando, una escritura pública
aparece autorizada por un Notario distinto del que efectivamente la autorizó.

N° 2 Establece que no es justo título, el conferido por una persona, en calidad de mandatario o representante
legal, de otra sin serlo.

En este caso, el título no es auténtico al igual que el del caso anterior.

Esta situación se presenta, cuando una persona actúa en representación de otra sin estar facultada, ni por ley,
ni por ella, o bien cuando se exceden los términos de la representación, se excede en sus atribuciones. Por
ejemplo, un padre de familia que dispone de un bien raíz de su hijo, perteneciente éste a su peculio profesional.

Esta situación no se presenta cuando una persona exhibe un poder de otra, que no tiene la calidad de dueño
de la cosa, si no que al que obra en calidad de mandatario o representante legal de otra, sin serlo, o
excediéndose de los límites de su representación.

N° 3 No es justo título el que adolece de un vicio de nulidad, como la enajenación que debiendo ser autorizada
por un representante legal, o por decreto judicial, no lo ha sido. En este caso el título no es válido.
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La Corte Suprema ha señalado que la expresión “como” que empresa la ley, es sinónimo de “por ejemplo”, y
por lo tanto, los dos casos que menciona este número, se señalan en forma meramente ejemplar, aplicándose
esta disposición a todos los casos en que exista un vicio de nulidad.

Los dos ejemplos que establece la ley en este numeral, son de nulidad relativa. Sin embargo, la mayoría de los
autores está de acuerdo, en estimar que también habría título injusto cuando el vicio es de nulidad absoluta, y
ello porque la ley no distingue, y además, porque si es injusto el título viciado de nulidad relativa, con mayor
razón deberá serlo el que está afecto a un vicio de nulidad absoluta.

Con todo, algunos autores ponen en duda lo anterior, porque el Art. 705 señala que el título que en
principio fue nulo, se puede validar por la ratificación, y esta solo opera en la nulidad relativa

Art. 705. La validación del título que en su


principio fue nulo, efectuada por la ratificación, o por
otro medio legal, se retrotrae a la fecha en que fue
conferido el título.

N° 4 No es justo título, el meramente putativo, como el del heredero aparente que no es en realidad heredero;
el del legatario cuyo legado ha sido revocado por un acto testamentario posterior, etc. En este caso el título no
es real.

La ley en este número se refiere a los títulos putativos o aparentes, que son aquellos en cuya existencia cree la
persona que lo invoca, pero que no existen en realidad, y la ley coloca dos ejemplos de títulos putativos.

1° Ej. el heredero aparente, que no es en realidad tal; es el se encuentra en una situación especial, en este
caso, la regla general es que el pueda adquirir el dominio de la herencia por la prescripción, la extraordinaria de
10 años, y ello por aplicación del art. 2512 N°1.

Art. 2512. Los derechos reales se adquieren por


la prescripción de la misma manera que el dominio, y
están sujetos a las mismas reglas, salvas las
excepciones siguientes:
1.a El derecho de herencia y el de censo se L. 16.952
adquieren por la prescripción extraordinaria de diez Art. 1º
años.
2.a El derecho de servidumbre se adquiere según
el artículo 882.

Lo anterior se aplica, cada vez que el heredero putativo no haya obtenido el decreto de posesión efectiva,
porque de acuerdo al art. 704 N°4, inc. 2°, si el heredero obtiene el decreto de posesión efectiva, ese decreto le
va a servir como justo título y de acuerdo al art. 1269, podrá adquirir el dominio de la herencia por la
prescripción ordinaria de 5 años.

El art. 1269 si bien no dice que se refiere a la prescripción ordinaria, todos los autores están de acuerdo en que
se está refiriendo a esa especie de prescripción; por lo tanto, para determinar como el heredero putativo puede
adquirir el dominio de la herencia por prescripción; hay que distinguir:

Art. 1269. El derecho de petición de herencia


expira en diez años. Pero el heredero putativo, en el
caso del inciso final del artículo 704, podrá oponer
a esta acción la prescripción de cinco años.

primera situación, la regla general es que no obtenga el decreto de posesión efectiva, que el Juez no se lo
conceda y por lo tanto, de acuerdo a lo que señala el art. 704 N°4, su título será injusto. De cualquier manera,
según lo que establece el art. 2512 N°1, podrá adquirir el dominio por la prescripción extraordinaria de 10 años.

Segunda situación. Si el heredero putativo obtiene el decreto de posesión efectiva, de acuerdo al art. 704, inc.
2°, ese decreto le sirve de justo título y según lo que regla el art. 1269, podrá adquirir el dominio de la herencia
por la prescripción ordinaria de 5 años.
2° Ej. El legatario putativo, la ley establece en el art. 704 N° 4, inc. 2°, que a este legatario le va a servir de
justo título, el acto testamentario que haya sido reconocido judicialmente. Este reconocimiento, puede ser
voluntario o forzoso, porque la ley no distingue.

La ley no lo dice expresamente, pero todos los autores, están de acuerdo en que se refiere al legatario de
especie o cuerpo cierto, porque el legatario de género adquiere el dominio del legado por tradición, cuando los
herederos le hagan entrega de una especie de un género determinado. Hasta antes que esto ocurra, solo
tendrá un crédito contra la sucesión.

En cambio, el legatario de especie o cuerpo cierto, adquiere el dominio por sucesión por causa de muerte, en el
momento mismo de morir el causante.

Clasificación de los Títulos. De acuerdo a lo que señala el art. 703, estos pueden ser:

Art. 703. El justo título es constitutivo o translaticio de dominio.


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Son constitutivos de dominio la ocupación, la


accesión y la prescripción.

Son translaticios de dominio los que por su


naturaleza sirven para transferirlo, como la venta, la
permuta, la donación entre vivos.

Pertenecen a esta clase las sentencias de


adjudicación en juicios divisorios, y los actos legales
de partición.

Las sentencias judiciales sobre derechos litigiosos


no forman nuevo título para legitimar la posesión.

Las transacciones en cuanto se limitan a reconocer


o declarar derechos preexistentes, no forman nuevo
título; pero en cuanto transfieren la propiedad de un
objeto no disputado, constituyen un título nuevo.

a) constitutivos u originarios;

b) Traslaticios de dominio o derivativos.

c) La doctrina agrega una tercera clase de títulos, que son los declarativos.

a) Constitutivos de dominio. Son los que dan origen al dominio, esto es, sirven para constituirlo
originariamente.

Tienen este carácter la ocupación, la accesión y la prescripción (art. 703, inc. 2°)

Producen, al mismo tiempo, la adquisición del dominio y la posesión; pero puede que en determinados casos
no den el dominio por falta de algún requisito; en esta situación, si bien no operan como modo de adquirir, dan
la posesión desempeñando su función de justos títulos de ésta.
Pero de los títulos constitutivos de dominio, sólo la ocupación y la accesión sirven para adquirir la posesión. Ha
sido un error del legislador el haber incluido la prescripción entre los justos títulos de posesión, pues la
prescripción supone la posesión “es resultado de ella cuando ha durado el tiempo señalado por la ley; y por la
prescripción basada en la posesión se adquiere el dominio: la posesión es necesariamente anterior a la
prescripción y no puede ser a la vez causa y efecto de ella”. Para adquirir una cosa por prescripción es previo
adquirir la posesión de la misma por otro título, sea constitutivo o traslaticio.

b) Traslaticios de dominio o derivativos. Son los que por su naturaleza sirven para transferir el
dominio como la compraventa, permuta, la dación en pago, donación entre vivos. El art. 703 también menciona
a las sentencias de adjudicación en los juicios divisorios y a los actos legales de partición.

La partición, es un conjunto de operaciones complejas que tiene por objeto separar, dividir y repartir la (s)
cosa (s) común (es), entre los copartícipes a prorrata de sus respectivas cuotas.

Estos títulos por sí solos no transfieren el dominio, pero sirven para transferirlo cuando se unen a un modo de
adquirir, que normalmente es la tradición.

También se llaman títulos derivativos, porque hay una relación de causalidad con el anterior.

c) Los títulos declarativos. Son los que se limitan a reconocer o declarar el dominio o la posesión
preexistentes. Nada crean, ni transfieren; sólo confirman, reconocen o verifican una situación ya existente. Ej.
las sentencias judiciales sobre derechos litigiosos, las transacciones constituyen título declarativo, cuando
recae sobre la cosa disputada, si recae sobre una cosa no disputada, constituye título traslaticio de dominio

Las sentencias de adjudicación en juicios divisorios y en actos de partición.

La adjudicación, es el acto por el cual el derecho que cada comunero tenía en la cosa común, se singulariza en
forma exclusiva, transformando el dominio colectivo en un dominio individual.

La adjudicación supone que un comunero adquiera la totalidad de la cosa común; sin embargo, en la práctica,
también se habla de adjudicación cuando es un tercero el que adquiere esta cosa.

La adjudicación para nuestro código, es título declarativo, porque la ley le da a la partición un efecto retroactivo,
entendiéndose que una vez que un comunero se adjudica el bien común siempre fue dueño y nunca existió
comunidad. (art. 718).

Art. 718. Cada uno de los partícipes de una cosa


que se poseía proindiviso, se entenderá haber poseído
exclusivamente la parte que por la división le cupiere,
durante todo el tiempo que duró la indivisión.
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Podrá pues añadir este tiempo al de su posesión
exclusiva, y las enajenaciones que haya hecho por sí
solo de la cosa común y los derechos reales con que la
haya gravado, subsistirán sobre dicha parte si hubiere
sido comprendida en la enajenación o gravamen. Pero si
lo enajenado o gravado se extendiere a más, no
subsistirá la enajenación o gravamen contra la voluntad
de los respectivos adjudicatarios.

Los autores han intentado explicar porque en el art. 703 se dice que las sentencias de adjudicación y los actos
de partición son títulos traslaticios, cuando existe acuerdo, de que para A. Bello, eran títulos declarativos. Y
afirman que lo que se quiso decir, es que eran títulos derivativos en el sentido que reconocían un dominio
anterior, y además se dice que el legislador al referirse al caso de que un tercero adquiera el bien común, en
ese caso no hay adjudicación, hay una compraventa, y por lo tanto el título es traslaticio de dominio.

Sin embargo, Bello habría incurrido en una impropiedad y con la palabra adjudicación se estaría refiriendo a los
casos en que un tercero adquiere un bien común.

En conclusión, la adjudicación propiamente tal que se presenta cuando un comunero adquiere el bien común,
es un título declarativo; la mal llamada adjudicación que se presenta cuando un tercero adquiere el bien común,
es titulo traslaticio de dominio, porque no es mas que una compraventa.

La Buena Fe (2° requisito de la posesión regular).


Se dice que es el requisito ético de la posesión regular, a diferencia del justo título, que sería el requisito
técnico.

Su presencia resulta indispensable, al igual que el justo título, para iniciar la posesión regular.
En materia de posesoria, la buena fe se encuentra definida en el art. 706 (memoria).”es la conciencia de
haberse adquirido el dominio de la cosa por medios legítimos, exentos de fraude y de todo otro vicio”

Art. 706. La buena fe es la conciencia de haberse


adquirido el dominio de la cosa por medios legítimos,
exentos de fraude y de todo otro vicio.
Así en los títulos translaticios de dominio la
buena fe supone la persuasión de haberse recibido la
cosa de quien tenía la facultad de enajenarla, y de no
haber habido fraude ni otro vicio en el acto o contrato.
Un justo error en materia de hecho no se opone a la
buena fe.
Pero el error en materia de derecho constituye una
presunción de mala fe, que no admite prueba en
contrario.

En este sentido, la buena fe es un comportamiento espiritual subjetivo, no es una mera impresión, es una
convicción, una certeza de haber adquirido el dominio de la cosa por medios legítimos.

La creencia que importa la buena fe debe ser firme, el que duda de la legitimidad de la adquisición está de
mala fe.

El inciso 2° del art. 706, pone un ej. en que se entiende que hay buena fe, y señala, que en los títulos
traslaticios de dominio la buena fe supone la persuasión de haber recibido la cosa de quien tenía la facultad de
enajenarla, y de no haber habido fraude ni otro vicio en el acto o contrato.

Finalmente, conviene tener presente lo que a este respecto señala el inciso final del mentado art. 706 “un justo
error en materia de hecho no se opone a la buena fe.

Pero el error en materia de derecho constituye una presunción de mala fe, que no admite prueba en contrario”.
Concordar con art. 8 y 1452.

Art. 8º. Nadie podrá alegar ignorancia de la ley


después que ésta haya entrado en vigencia.

Art. 1452. El error sobre un punto de derecho no


vicia el consentimiento.

Momento en que debe existir la Buena Fe. El problema consiste en determinar si la buena fe basta con que
esté presente al inicio de la posesión o si debe mantenerse durante toda ella.

En el Derecho Romano, bastaba la buena fe inicial; el Derecho Canónico y el Código Civil Alemán exigen que
la buena fe esté presente durante toda la posesión, hasta que se cumpla el plazo de prescripción. El Código
Civil Francés, siguió el criterio del Derecho Romano.
Nuestro Código, de acuerdo al art. 702, inc. 2°, admitió el criterio romano-francés, por lo que vasta la buena fe
inicial para que exista posesión regular.

Art. 702. inc. 2


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Se llama posesión regular la que procede de justo
título y ha sido adquirida de buena fe; aunque la buena
fe no subsista después de adquirida la posesión. Se
puede ser por consiguiente poseedor regular y poseedor
de mala fe, como viceversa el poseedor de buena fe puede
ser poseedor irregular.

Colin et Capitant, sostienen que el Código dio esta solución, porque ha pensado que el que entra en posesión
regular, ignorando el vicio que afecta al acto en virtud del cual tiene la cosa, no es merecedor de grandes
reproches si al conocer después la falta de derecho de su causante, conserva la cosa poseída.

En conclusión, hay que analizar el comportamiento de la persona al inicio de la posesión; es perfectamente


posible, que exista posesión regular y mala fe (me entero después de haber entrado en posesión, que la cosa
era robada).

La buena o mala fe es un elemento personal y para determinarlo, el Juez debe evaluar el comportamiento del
poseedor mismo, ya que la buena o mala fe no se traspasa a otros poseedores.

El error en la buena fe. Esto se encuentra regulado en el art. 706, inc. 3° y final. Y para determinar si el error
afecta o no a la buena fe, hay que distinguir: El error de hecho. Este error no se opone a la buena fe, lo dice
expresamente la ley (706, inc. 3°). Y se entiende por justo error de hecho el que tiene un fundamento lógico; de
tal suerte que, si alguien alega padecer de un error de hecho, no por esta circunstancia se va a presumir la
mala fe, por el contrario, se le seguirá aplicando la presunción general de buena fe. En definitiva, van a ser los
Tribunales los que determinen cuando hay un error de hecho.

Esta norma está en armonía con lo que sostiene el art. 707, en que declara que la buena fe se presume.

Art. 707. La buena fe se presume, excepto en los


casos en que la ley establece la presunción contraria.
En todos los otros la mala fe deberá probarse.

La doctrina y la jurisprudencia, han estimado, que si bien, estas normas están ubicadas en la posesión, son de
aplicación general, extendiéndose a todo el ámbito del derecho; y ello porque:

1°. Existen muchas normas, que pese a encontrarse en una determinada materia, son de aplicación general. Y
el contenido de estas dos normas (art. 706, inc. 3° y 707) son un ejemplo claro, su alcance trasciende a la
posesión.

2°. Uno de los principios inspiradores de nuestro CC. es la buena fe, y por lo tanto, resulta indispensable para
materializar este principio, que la buena fe se presuma, por lo que la norma del art. 707 tiene que ser de
aplicación general. Y además, si por la circunstancia de alegar un error de hecho se presumiera la mala fe, se
afectaría el principio que dice que la buena fe es la regla general.

3°. Hay casos en que la ley expresamente presume la mala fe, lo que a contrario sensu, equivale sostener que
la regla general es la presunción de buena fe..
Nuestra jurisprudencia, en numerosos fallos ha señalado que la presunción de buena fe es general y no sólo
aplicable a la posesión.

El error de derecho. El art. 706, inc. final, da la regla en esta materia, estableciendo que el error en materia de
derecho, constituye una presunción de mala fe que no admite prueba en contrario.

Esta norma no es mas que una consecuencia del principio de la presunción del conocimiento de la ley,
consagrada en el art. 8; en virtud de la cual, la ley se presume conocida de todos desde que entra en vigencia.

Por lo tanto, en la posesión, si se alega un error de derecho se presumirá la mala fe, sin que sea posible
destruir esta presunción (es una presunción de derecho)

Los autores discuten si esta regla del art. 706, inc. final es o no de aplicación general. La mayoría de los
autores concluyen que no, porque la ley sería muy estricta si hiciera operar esta presunción de manera general.

El legislador no quiere que se alegue un error de derecho para que las personas se excusen de cumplir con
sus obligaciones y por lo tanto en esos casos, no se puede alegar el error de derecho; y si se hace, se
presumirá la mala fe, sin que pueda probar lo contrario, pero si se alega un error de derecho con otro finalidad
distinta, la ley no presume la mala fe y acepta esta alegación. Ej. matrimonio putativo.

En conclusión, las normas del art. 706, inc. 3° y 707, son de aplicación general. La norma del art. 706, inc. final,
sólo se aplica a la posesión y en aquellos casos en que se pretenda excusar el incumplimiento de una
obligación.

La tradición como requisito de la posesión regular. Para que la posesión regular tenga existencia legal y
pueda invocarse como base de la prescripción adquisitiva ordinaria, es necesario que proceda de justo título y
haya sido adquirida de buena fe. Tales condiciones bastan cuando se invoca un título constitutivo de dominio
(ocupación o accesión); pero cuando la posesión arranca de un título traslaticio de dominio (como la
compraventa o permuta) es preciso no sólo que la posesión proceda de justo título y haya sido adquirida de
buena fe, sino también es menester se haya realizado la tradición (art. 702, inc. 2° y 3°).
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Art. 702. inc. 2 y 3


Se llama posesión regular la que procede de justo
título y ha sido adquirida de buena fe; aunque la buena
fe no subsista después de adquirida la posesión. Se
puede ser por consiguiente poseedor regular y poseedor
de mala fe, como viceversa el poseedor de buena fe puede
ser poseedor irregular.
Si el título es translaticio de dominio, es también
necesaria la tradición.

La diferencia según el título invocado, se explica. Tratándose de título constitutivo de dominio, no se requiere la
tradición porque él importa un modo de adquirir que por sí mismo da la posesión; pero los títulos traslaticios de
dominio sólo dan un derecho personal para exigir la tradición, y es ésta la que coloca la cosa en poder del
adquirente.

Ventajas de la posesión regular.

1°. Si el poseedor regular es vencido en el juicio reivindicatorio y se encuentra de buena fe, no estará obligado
a restituir los frutos y sólo responderá de los deterioros cuando haya obtenido un provecho de ellos.
La buena fe se entiende que dura hasta cuando se contesta la demanda.

2°. Cierto poseedor regular tiene una acción reivindicatoria que se denomina “publiciana”.

3°. Conduce al dominio a través de la prescripción ordinaria, que será de 2 años para los muebles y 5 para los
inmuebles.

4°. Cuando recae sobre bienes raíces o derechos reales constituidos sobre ellos, está protegido por acciones
posesorias.

5°. Al poseedor regular se le presume dueño, de acuerdo al art. 700.

Art. 700. La posesión es la tenencia de una cosa


determinada con ánimo de señor o dueño, sea que el dueño
o el que se da por tal tenga la cosa por sí mismo, o por
otra persona que la tenga en lugar y a nombre de él.
El poseedor es reputado dueño, mientras otra
persona no justifica serlo.
Posesión Útil Irregular.

Es aquella a la que le falta algún requisito de la posesión regular.

En otras palabras, es la que no procede de justo título o ha sido adquirida de mala fe o sin que se haya hecho
la tradición si es que se invoca un título traslaticio de dominio. (art. 708)

Art. 708. Posesión irregular es la que carece de


uno o más de los requisitos señalados en el artículo
702.

Ventajas de esta posesión irregular.

1°. Al poseedor irregular también se le presume dueño de acuerdo al art. 700, porque la ley no distingue.

2°. Esta posesión conduce al dominio a través de la prescripción extraordinaria, que es de diez años para
cualquier tipo de bienes.

3º Cuando recae sobre bienes raíces o derechos reales constituidos sobre ellos, también está protegida por
acciones posesorias.

Posesiones Inútiles.

Son aquellas que no habilitan para adquirir el dominio por la prescripción, ni ordinaria, ni extraordinaria.

De acuerdo a lo que señala el art. 709, estas posesiones inútiles, que la ley llama viciosas son: La violenta y la
clandestina.

Art. 709. Son posesiones viciosas la violenta y la


clandestina.

Posesión Violenta. Esta regulada entre los arts. 710 a 712 y es aquella que se adquiere por la fuerza y ésta
puede ser actual o inminente, es decir puede consistir en vías de hecho o amenazas.

Art. 710. Posesión violenta es la que se adquiere por la fuerza.


La fuerza puede ser actual o inminente.
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Art. 711. El que en ausencia del dueño se apodera de la cosa,
y volviendo el dueño le repele, es también poseedor violento.

Existe el vicio de violencia, sea que se haya empleado contra el verdadero dueño de la cosa, o
contra el que la poseía sin serlo, o contra el que la tenía en lugar o a nombre de otro.
Lo mismo es que la violencia se ejecute por una
persona o por sus agentes, y que se ejecute con su
consentimiento o que después de ejecutada se ratifique
expresa o tácitamente.

Esta posesión violenta puede revestir dos formas:

a) Regulada en el art. 710 y se presenta cuando la posesión se inicia con violencia.

b) Regulada en el art. 711 y se presenta cuando una persona en ausencia del dueño se apodera de la cosa y
volviendo el dueño le repele.

La posesión no se inicia con violencia, sino que en forma pacifica, pero cuando vuelve el dueño, se le repele.

La jurisprudencia ha entendido que se repele al dueño, no solo cuando se le expulsa con violencia, sino
también, cuando simplemente se le rechaza y se le niega la devolución de la cosa.

La fuerza de acuerdo con las reglas generales, tiene que ser grave, injusta, determinante y actual o inminente.

La Corte Suprema ha señalado que la fuerza inminente, comprende las amenazas, por lo tanto, si una persona
se apodera de la cosa en forma pacifica, pero se formulan amenazas, igualmente la posesión será violenta.

La posesión violenta no habilita para llegar al dominio por la prescripción, porque le falta un requisito
indispensable, que es el carácter pacífico de la posesión.

Los autores discuten si la violencia marca o no definitivamente a la posesión, es decir, si después que cesa la
violencia esa posesión podría o no convertirse en útil. La mayoría considera que la violencia marca
definitivamente la posesión, porque el legislador repudia la fuerza; Y, estos autores se apoyan en los siguientes
razonamientos:

1.- Cuando la ley regula la posesión clandestina, emplea una palabra “ejerce”, significativa que cesando la
clandestinidad, la posesión se convertiría en útil y esa palabra en la posesión violenta no se emplea.

2.- Existe numerosa legislación demostrativa que nuestro legislador rechaza la fuerza dándole un tratamiento
mucho mas riguroso y estricto. Por ej. la ley le concede al mero tenedor una acción, si es despojado
violentamente de su mera tenencia; el plazo de prescripción de la acción de nulidad relativa se cuenta desde
que la fuerza cesa; en cambio, el plazo de prescripción de los otros vicios de la voluntad, se cuenta desde que
se celebra el acto o contrato; en el art. 2510 el legislador da una serie de reglas para que opere la prescripción
extraordinaria, estas son sumamente benignas, pero se exige que no exista fuerza.

Art. 2510. El dominio de cosas comerciales que no


ha sido adquirido por la prescripción ordinaria, puede
serlo por la extraordinaria, bajo las reglas que van a
expresarse:
1.a Para la prescripción extraordinaria no es
necesario título alguno.
2.a Se presume en ella de derecho la buena fe, sin
embargo de la falta de un título adquisitivo de dominio.
3.a Pero la existencia de un título de mera
tenencia hará presumir mala fe, y no dará lugar a la
prescripción, a menos de concurrir estas dos
circunstancias:
1.a Que el que se pretende dueño no pueda probar L. 16.952
que en los últimos diez años se haya reconocido expresa Art. 1º
o tácitamente su dominio por el que alega la
prescripción;
2.a Que el que alega la prescripción pruebe haber
poseído sin violencia, clandestinidad ni interrupción
por el mismo espacio de tiempo.

Hay autores minoritarios, que consideran que la fuerza es temporal y por lo tanto, cesando ésta la posesión
pasaría a ser útil.

Posesión Clandestina. La clandestinidad de la posesión es un vicio que se opone a la cualidad de pública. Y


es clandestina la posesión que se ejerce ocultándola a los que tienen derecho para oponerse a ella (art. 713).
Por tanto, no es necesario que el ocultamiento de la posesión se haga respecto de todo el mundo.

Art. 713. Posesión clandestina es la que se ejerce


ocultándola a los que tienen derecho para oponerse a
ella.
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Tienen derecho a oponerse a ella, el dueño, otro poseedor anterior o incluso un mero tenedor, como por ej. un
depositario, un arrendatario, etc.

Un caso ilustrativo en esta materia es el de las servidumbres. De acuerdo con la ley, estas pueden adquirirse
por prescripción, salvo: Las servidumbres discontinuas, que son las que se ejercen a intervalos mas o menos
prolongados de tiempo y suponen un hecho actual del hombre, como por ej. un servicio de tránsito.

Estas no pueden adquirirse por prescripción, porque les falta la continuidad. Y, las servidumbres continuas
inaparentes. Pese a ejercerse continuamente, sin necesidad de un hecho del hombre, no pueden conocerse
por una señal exterior, como por ej., un servicio de acueducto subterráneo. Estas no pueden adquirirse por
prescripción, porque les falta la publicidad, son clandestinas.

En relación a esta posesión, mayoritariamente se piensa, que cesando la clandestinidad, la posesión se


convertirá en útil y estos autores se fundamentan en una palabra que emplea el art. 713 que es “ejerce”, de
manera que si la posesión deja de ejercerse clandestinamente, se convertirá en una posesión útil.

La posesión es un hecho personal.


No se transmite, ni se transfiere, principia con el poseedor. Sin embargo y pese a lo anterior, la ley en el art.
717 consagra una regla especial que se llama “la agregación de la posesión”. También algunos libros las
llaman “adjunción, accesión o unión de posesiones”.

Esta agregación, consiste en la facultad que tiene todo poseedor, de agregar a su posesión la de sus
antecesores, para de esta manera, llegar mas rápido al dominio a través de la prescripción, a través de la
agregación, el poseedor se aprovecha de la posesión de sus antecesores.

Art. 717. Sea que se suceda a título universal o


singular, la posesión del sucesor, principia en él; a
menos que quiera añadir la de su antecesor a la suya;
pero en tal caso se la apropia con sus calidades y
vicios.
Podrá agregarse en los mismos términos a la
posesión propia la de una serie no interrumpida de
antecesores.

Esta es una facultad del poseedor, no está obligado a hacerlo, ya que en oportunidades puede que no le
convenga hacerlo.

Esta agregación tiene dos limitaciones, a saber:

a). El poseedor se aproveche de la posesión de sus antecesores, con las mismas calidades y vicios que estos
las poseían.

La Corte Suprema ha señalado, que basta con que uno de los antecesores sea poseedor irregular, para que
toda la posesión se convierta en irregular.

b).- La agregación debe hacerse respecto de una serie no interrumpida de antecesores.

Esta institución Bello la estableció por razones de orden practico, para facilitar la llegada al dominio a través de
la prescripción y de esta manera poner fin a las incertidumbres preexistentes.

Los autores señalan que la agregación de posesiones confirman que la posesión es un hecho, por lo tanto,
intransferible o intransmisible, porque de lo contrario, el poseedor no podría optar por agregarse o no la
posesión, estaría obligado a hacerlo.

Cosas susceptibles de posesión.

La posesión puede recaer sobre cosas corporales en las cuales se pueda actuar con ánimo de señor o dueño,
es decir, cosas susceptibles de apropiación o de propiedad privada, a ella se refiere el art. 700 cuando emplea
la palabra “tenencia”; Y, también, de acuerdo al art. 715, la posesión puede recaer sobre cosas incorporales.
Para que una cosa corporal, sea susceptible de posesión, debe cumplir con los siguientes requisitos:

Art. 715. La posesión de las cosas incorporales es


susceptible de las mismas calidades y vicios que la
posesión de una cosa corporal.

a) De acuerdo al art. 700, la cosa debe ser determinada.

b). Debe ser comerciable, esto es, las que pueden formar parte del patrimonio.
En relación a la cuasi posesión, o posesión sobre cosas incorporales, de acuerdo al art. 715, se admite la
posesión de las cosas incorporales. Y a pesar de que la ley no distingue, los autores lo hacen, entre los
derechos reales y personales.

Respecto de los primeros, no existe ninguna duda que se pueden poseer, el problema se plantes con los
derechos personales, en donde la doctrina se encuentra dividida.
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La mayoría de los autores considera que los derechos personales, no son susceptibles de posesión porque les
falta un requisito indispensable, que es la continuidad de la posesión, ya que el derecho personal por su
ejercicio se extingue, de manera que no es susceptible de un uso prolongado.

Otra posición, minoritaria, entre los que destacan Fernando Fueyo y Hugo Rossende, sostienen que los
derechos personales, son susceptibles de posesión y se fundamentan en dos arts. que hablan de la posesión
del derecho (art. 1576 en relación al pago, y el 2456, inc. 3° en la transacción)

Art. 1576. Para que el pago sea válido, debe


hacerse o al acreedor mismo (bajo cuyo nombre se
entienden todos los que le hayan sucedido en el crédito,
aun a título singular), o a la persona que la ley o el
juez autoricen a recibir por él, o a la persona diputada
por el acreedor para el cobro.
El pago hecho de buena fe a la persona que estaba
entonces en posesión del crédito, es válido, aunque
después aparezca que el crédito no le pertenecía.

Art. 2456. La transacción se presume haberse


aceptado por consideración a la persona con quien
se transige.
Si se cree pues transigir con una persona y se
transige con otra, podrá rescindirse la transacción.
De la misma manera, si se transige con el
poseedor aparente de un derecho, no puede alegarse
esta transacción contra la persona a quien
verdaderamente compete el derecho.

La Mera Tenencia

Una persona se puede encontrar en tres situaciones respecto a una cosa, como propietario, que es el estado
mas perfecto; como poseedor, aparenta ser dueño, es un estado intermedio; y, como mero tenedor, que es
quien reconoce el dominio ajeno.

De acuerdo al art. 714, la mera tenencia es la que se ejerce sobre una cosa, no como dueño, sino en lugar y a
nombre del dueño.

Art. 714. Se llama mera tenencia la que se ejerce


sobre una cosa, no como dueño, sino en lugar o a nombre
del dueño. El acreedor prendario, el secuestre, el
usufructuario, el usuario, el que tiene el derecho de
habitación, son meros tenedores de la cosa empeñada,
secuestrada, o cuyo usufructo, uso o habitación les
pertenece.
Lo dicho se aplica generalmente a todo el que tiene
una cosa reconociendo dominio ajeno.

El mero tenedor solo tiene el corpus y no el ánimo, no actúa como señor y dueño de la cosa.

La posesión y la mera tenencia son términos excluyentes, porque el poseedor acta a nombre propio, en cambio
el mero tenedor, reconoce el dominio ajeno.

El mero tenedor jamás por su propia voluntad podría mejorar su título y por lo tanto, nunca podría adquirir el
dominio por la prescripción, porque para prescribir es necesario poseer y el mero tenedor no posee.

El mero tenedor puede encontrarse en dos situaciones distintas, a saber:

a). Puede ser que tenga la mera tenencia de la cosa en virtud de un derecho real. En este caso, el mero
tenedor tendrá la mera tenencia de la cosa, pero será poseedor y dueño de su derecho real, por ej. el
usufructuario, el usuario, el habitador o el acreedor prendario.

b). El mero tenedor puede tener la mera tenencia de la cosa en virtud de un derecho personal. En este caso, el
mero tenedor tiene la mera tenencia de la cosa y es dueño de su derecho personal, por ej. el arrendatario, el
comodatario, el depositario. En estos casos, hay un contrato que une al mero tenedor con el dueño de la cosa.

Características de la mera tenencia.

1°. Es absoluta, se es mero tenedor tanto respecto del dueño de la cosa, como respecto de terceros; y, por
esto, si un mero tenedor es privado de su mera tenencia, sin violencia o es perturbado en ella, no podrá
intentar ninguna acción posesoria y estará obligado a recurrir donde el dueño de la cosa para que éste entable
la acción correspondiente.

2°. Es perpetua, se es mero tenedor en forma indefinida. Si éste fallece, sus herederos serán también meros
tenedores, como regla general.
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3°. Es Inmutable o indeleble, es decir, el mero tenedor no puede transformarse en poseedor por el sólo
transcurso del tiempo, lo señala el art. 716 y consagra como aparente excepción la del art. 2510, regla 3ª; ésta
norma está ubicada en la prescripción extraordinaria (se analizará en su oportunidad).

Art. 716. El simple lapso de tiempo no muda la mera


tenencia en posesión; salvo el caso del artículo 2510,
regla 3ª.

Art. 2510. El dominio de cosas comerciales que no


ha sido adquirido por la prescripción ordinaria, puede
serlo por la extraordinaria, bajo las reglas que van a
expresarse:
1.a Para la prescripción extraordinaria no es
necesario título alguno.
2.a Se presume en ella de derecho la buena fe, sin
embargo de la falta de un título adquisitivo de dominio.
3.a Pero la existencia de un título de mera
tenencia hará presumir mala fe, y no dará lugar a la
prescripción, a menos de concurrir estas dos
circunstancias:
1.a Que el que se pretende dueño no pueda probar L. 16.952
que en los últimos diez años se haya reconocido expresa Art. 1º
o tácitamente su dominio por el que alega la
prescripción;
2.a Que el que alega la prescripción pruebe haber
poseído sin violencia, clandestinidad ni interrupción
por el mismo espacio de tiempo.

4°. Obliga siempre a restituir.

Adquisición, Conservación y Perdida de la posesión

Capacidad del adquirente para iniciar la posesión. En esta materia existe una regla especial, en donde la
capacidad para iniciar la posesión de los bienes muebles, es más amplia,

porque de acuerdo a la ley, cualquier persona que tenga el suficiente juicio y discernimiento para darse cuenta
del acto que ejecuta, puede iniciar posesión, aun cuando sea un incapaz;

sin embargo, estas personas tienen una limitación, porque si bien pueden libremente iniciar posesión, si no
tienen la libre administración de sus bienes para ejercer los derechos de poseedores, deberán actuar
autorizados o representados.

De acuerdo al art. 723, inc. 2°, las únicas personas que no pueden iniciar posesión de los bienes muebles son
los dementes y los infantes (menores de 7 años).

Art. 723. Los que no pueden administrar libremente


lo suyo, no necesitan de autorización alguna para
adquirir la posesión de una cosa mueble, con tal que
concurran en ello la voluntad y la aprensión material o
legal; pero no pueden ejercer los derechos de
poseedores, sino con la autorización que competa.
Los dementes y los infantes son incapaces de
adquirir por su voluntad la posesión, sea para sí
mismos o para otros.

Momento en que opera la adquisición de la posesión. Esto está regulado en el art. 721, en donde la regla
general es que la posesión se inicié cuando concurre el corpus y el animus; sin embargo, esta regla puede
verse afectada cuando se adquiere la posesión a través de un intermediario, y aquí hay que distinguir:

Art. 721. Si una persona toma la posesión de una


cosa en lugar o a nombre de otra de quien es mandatario
o representante legal, la posesión del mandante o
representado principia en el mismo acto, aun sin su
conocimiento.
Si el que toma la posesión a nombre de otra
persona, no es su mandatario ni representante, no
poseerá ésta sino en virtud de su conocimiento y
aceptación; pero se retrotraerá su posesión al
momento en que fue tomada a su nombre.

a) Si se adquiere la posesión a través de un representante legal o de un mandatario, en ese caso se aplicará la


regla general, por la cual, la posesión se adquiere en el momento mismo en que concurre el corpus y el
animus, aunque el mandante o representado lo ignore; esto es aplicación del art. 1448.
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Art. 1448. Lo que una persona ejecuta a nombre de
otra, estando facultada por ella o por la ley para
representarla, produce respecto del representado iguales
efectos que si hubiese contratado él mismo.

b). Cuando se adquiere la posesión a través de un agente oficioso, en este caso se altera la regla general,
porque no se va a adquirir la posesión, sino en virtud del conocimiento y aceptación del interesado. Sin
embargo, una vez que se da esta aceptación, se produce un efecto retroactivo, en virtud del cual, se va a
entender que la posesión fue tomada en el momento en que concurrió el corpus y el animus en el agente
oficioso.

Regla especial relativa a la herencia. La herencia se encuentra en una situación excepcional, porque de
acuerdo a la ley, para iniciar su posesión legal no se requiere ni de corpus ni de animus; su posesión se
adquiere al momento mismo de morir el causante, aunque el heredero lo ignore y esta posesión que se
confiere por el sólo ministerio de la ley se denomina “legal”, para distinguirla de la posesión efectiva, que se
confiere por decreto judicial.

Adquisición, conservación y perdida de la posesión de los bienes muebles.

Adquisición de la posesión de los bienes muebles. Se adquiere en el momento en que concurren la


voluntad de poseer y la aprehensión material (corpus y animus).

Claro Solar dice, la tenencia corporal de una cosa mueble se efectúa, ordinariamente, poniendo la mano sobre
ella; teniéndola real y materialmente o bien sometiendo la cosa al poder de hecho de la persona.

Conservación. Para conservar la posesión de estos bienes, basta con el animus, aunque momentáneamente
no se tenga el corpus.

Los arts. en que se funda esta afirmación son; el 725, en virtud del cual, el poseedor conserva la cosa, aunque
transfiera la tenencia de ella; el 727, en virtud del cual, no se entiende perdida la posesión, aunque se ignore
accidentalmente su paradero.

Art. 725. El poseedor conserva la posesión, aunque


transfiera la tenencia de la cosa, dándola en arriendo,
comodato, prenda, depósito, usufructo o a cualquiera
otro título no translaticio de dominio.

Art. 727. La posesión de la cosa mueble no se


entiende perdida mientras se halla bajo el poder del
poseedor, aunque éste ignore accidentalmente su
paradero.

La voluntad de conservar la posesión, no significa que deba manifestarse en forma continua o permanente; la
ley supone que se conserva con animus, mientras no aparezca una voluntad contraria, sea del propio poseedor
o de un tercero.

Pérdida. La pérdida de la posesión puede ocurrir por:

a). Perdida del corpus;


b). Perdida del animus; y,
c). Perdida de ambos.

Perdida de la posesión cuando se pierden corpus y animus. Esta situación se presenta cuando el poseedor
enajena la cosa, o cuando la abandona con intención de renunciar a ella.

Perdida de la posesión cuando se pierde el corpus. En estos casos por la pérdida del corpus, se pierde la
posesión, aunque subsista el animus, y tiene lugar:

* Cuando otra persona se apodera de la cosa con animo de hacerla suya. (art. 726).

Art. 726. Se deja de poseer una cosa desde que otro


se apodera de ella con ánimo de hacerla suya; menos en
los casos que las leyes expresamente exceptúan.

*.Cuando sin pasar la posesión a otras manos, resulta imposible el ejercicio de actos posesorios. Ej. la heredad
inundada. (art. 653 y 2502 N°1)

Art. 653. Si una heredad ha sido inundada, el terreno restituido por


las aguas dentro de los cinco años subsiguientes,
volverá a sus antiguos dueños.

Art. 2502. La interrupción es natural:


1.º Cuando sin haber pasado la posesión a otras
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manos, se ha hecho imposible el ejercicio de actos
posesorios, como cuando una heredad ha sido
permanentemente inundada;

* Cuando el animal domestico, pierde la costumbre de volver al amparo y dependencia de quien lo poseía.
(arts. 608, inc. 2° y 619)

Art. 608. inc. 2º.


Estos últimos, mientras conservan la costumbre de
volver al amparo o dependencia del hombre, siguen la regla
de los animales domésticos, y perdiendo esta costumbre
vuelven a la clase de los animales bravíos.

Art. 619. Los animales bravíos pertenecen al dueño


de las jaulas, pajareras, conejeras, colmenas, estanques
o corrales en que estuvieren encerrados; pero luego que
recobran su libertad natural, puede cualquier persona
apoderarse de ellos y hacerlos suyos, con tal que
actualmente no vaya el dueño en seguimiento de ellos,
teniéndolos a la vista, y que por lo demás no se
contravenga al artículo 609.

* En el caso de los marinos que arrojan mercaderías al mar para aliviar la nave. Sin embargo, aquí hay una
regla especial, porque si bien se pierde la posesión, no se pierde el dominio, por lo tanto, sus dueños pueden
reivindicar las cosas si son salvadas por otro.

Perdida de la posesión cuando se pierde el animus. Esta situación se presenta cuando el poseedor, pese a
conservar la cosa en su poder, deja de actuar como señor y dueño reconociendo dominio ajeno. En estos
casos el poseedor se convierte en mero tenedor. (tradición. El constituto posesorio)

Adquisición, conservación y perdida de la posesión de los bienes raíces.


En esta materia hay que distinguir, ya que el código da un tratamiento jurídico distinto a los bienes raíces,
según si están inscritos o no.

A. Bello, quería que todos los inmuebles se inscribieran, para fomentar su inscripción dio reglas destinadas a
proteger a los bienes raíces inscritos, dándoles un tratamiento preferente y desprotegiendo a los inmuebles no
inscritos.

Situación de los bienes inmuebles no inscritos. ¿cómo se adquiere o se inicia la posesión de un bien
raíz no inscrito? (arts. 726 y 729).

Se concluye de estos arts. que para iniciar la posesión de estos bienes, se aplican las mismas reglas que para
iniciar posesión de los bienes muebles. Por lo tanto, se necesita corpus y animus.

Art. 726. Se deja de poseer una cosa desde que otro


se apodera de ella con ánimo de hacerla suya; menos en
los casos que las leyes expresamente exceptúan.

El art. 726, establece que se deja de poseer una cosa, desde que otro se apodera de ella con ánimo de
hacerla suya.

Como este art. no distingue entre bienes muebles e inmuebles, se ha concluido que se aplica a los bienes
muebles y a los inmuebles no inscritos, porque los inscritos, estarían comprendidos dentro de las excepciones
que este mismo art. alude. En conclusión, si una persona se apodera de un inmueble no inscrito, inicia
posesión de él.

Art. 729. Si alguien, pretendiéndose dueño, se


apodera violenta o clandestinamente de un inmueble cuyo
título no está inscrito, el que tenía la posesión la
pierde.

El art. 729, establece que si alguien se apodera violenta o clandestinamente de un inmueble no inscrito, el que
tenía la posesión la pierde.

En esta norma, A. Bello tuvo que renunciar a un principio que era el “rechazo a la fuerza”, porque pensó que la
mejor manera de fomentar la inscripción de los inmuebles, era desproteger legalmente a los no inscritos.

Art. 730. Si el que tiene la cosa en lugar y a


nombre de otro, la usurpa dándose por dueño de ella, no
se pierde por una parte la posesión ni se adquiere por
otra; a menos que el usurpador enajene a su propio
nombre la cosa. En este caso la persona a quien se
enajena adquiere la posesión de la cosa, y pone fin a la
posesión anterior.
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Con todo, si el que tiene la cosa en lugar y a
nombre de un poseedor inscrito, se da por dueño de ella
y la enajena, no se pierde por una parte la posesión ni
se adquiere por otra, sin la competente inscripción.

El art. 730, establece que si un mero tenedor usurpa la cosa y se da por dueño de ella, no inicia posesión de la
misma; sin embargo, si este mero tenedor enajena la cosa a un tercero, este inicia posesión.

El inciso segundo de la disposición antes aludida, contiene una contra excepción, porque si se trata de un bien
inmueble inscrito, para que el tercero pueda iniciar posesión, debe efectuar la competente inscripción.

Conservación de la posesión de los inmuebles no inscritos. La posesión de estos bienes se conserva


mientras se mantenga el corpus y el animus, incluso con el solo animus es posible conservar la posesión, en
otras palabras, estos bienes se someten a las mismas reglas que los muebles.

Perdida de la posesión de los bienes raíces no inscritos. De acuerdo a lo ya analizado y normado por los
arts. 726 y 730, estos bienes se pierden por; perdida del corpus; perdida del animus o perdida de ambos.

Situación especial que se presenta cuando un tercero inscribe un título relativo a un inmueble no
inscrito, sin conocimiento del poseedor. El problema de este caso, es determinar si por esa sola inscripción,
el poseedor no inscrito, pierde o no su posesión, pese a no haber intervenido en el acto.

Algunos autores piensan, que la inscripción conservatoria es una ficción legal, que representa abstractamente
los dos elementos de la posesión (corpus y animus); por lo tanto, en este caso el poseedor no inscrito perderá
su posesión y la adquirirá el tercero que inscribió el título, porque para estos autores, la inscripción hace
adquirir la posesión; asimismo, de esta manera, se sancionaría la negligencia del poseedor no inscrito, que no
se preocupó de inscribir su titulo.

Otros autores, sostienen que la inscripción sólo es una garantía de la posesión, es decir, un requisito legal para
solemnizar la tenencia con ánimo de señor y dueño y si esta tenencia no existe, si no hay posesión material, la
inscripción por sí sola no significaría nada, sería una inscripción de papel y por lo tanto, el poseedor no inscrito
no perdería su posesión mientras conserva el corpus y el animus. Nuestros Tribunales, adhieren a esta
posición.

Situación de los bienes raíces inscritos.

Teoría De La Posesión Inscrita.

Esta teoría está formada por una serie de disposiciones que diseminadas a través del código, son
perfectamente armónicas. Y estas son: Art. 686; 696; 702, inc. final; 724; 728; 730; 2505 y 924.

Iniciación o adquisición de los bienes raíces inscritos. En esta materia hay que distinguir según el título
que se invoque. Si se invoca un título constitutivo, no es necesaria la inscripción, porque estos títulos en sí
mismos constituyen modos de adquirir.

La ocupación no tiene cabida en esta materia, porque sólo opera respecto de bienes muebles.

La accesión tampoco precisa de inscripción, porque la inscripción de lo principal, comprende los aumentos que
éste recibe por accesión.

Respecto a la prescripción, aunque muchos autores consideran que no es título constitutivo, aun cuando lo
fuera, la prescripción no necesitaría de inscripción.

Si se invoca un Título Traslaticio de dominio. La pregunta es ¿si compro una casa, necesito o no inscripción
para iniciar la posesión de ella?

Nadie discute que para adquirir la posesión regular de un inmueble inscrito, cuando se invoca un título
traslaticio de dominio, es necesaria la inscripción conservatoria de dicho título.

La exigencia es indudable: la ley dice expresamente que para la existencia de la posesión regular es necesaria
la tradición cuando se hace valer un título traslaticio de dominio (art. 702, inc. 3°), y la tradición del dominio de
los bienes raíces se efectúa pos la inscripción del título en el registro del Conservador (art. 686, inc. 1°)

Art. 724. Si la cosa es de aquellas cuya tradición


deba hacerse por inscripción en el Registro del
Conservador, nadie podrá adquirir la posesión de ella
sino por este medio.

Además la doctrina da las siguientes razones para concluir lo anterior.

El art. 724. establece que si la cosa es de aquellas cuya tradición deba hacerse por la inscripción, como es el
caso de los bienes raíces, nadie puede iniciar posesión, sino por este medio.

Art. 728. Para que cese la posesión inscrita, es


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necesario que la inscripción se cancele, sea por
voluntad de las partes, o por una nueva inscripción en
que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro, o
por decreto judicial.
Mientras subsista la inscripción, el que se apodera
de la cosa a que se refiere el título inscrito, no
adquiere posesión de ella ni pone fin a la posesión
existente.

El art. 728. Establece que si el inmueble está inscrito, para que cese la posesión inscrita , se necesita de una
nueva inscripción.

Art. 729. Si alguien, pretendiéndose dueño, se


apodera violenta o clandestinamente de un inmueble cuyo
título no está inscrito, el que tenía la posesión la
pierde.

El art. 729. Permite iniciar posesión sin inscripción, aceptando incluso la fuerza y la clandestinidad, pero este
art. sólo se aplica a los inmuebles no inscritos; por lo tanto, los inscritos se excluyen de esta norma.

Con todo, la controversia surge respecto a la posesión irregular. Se ha discutido si para iniciar posesión
irregular de un inmueble inscrito, cuando se invoca un título traslaticio de dominio, se necesita o no inscripción.

Autores como don José Clemente Fabres, sostienen que la inscripción en estos casos no se necesita, y ello
porque el art. 708 señala que la posesión irregular es aquella que le falta uno o mas requisitos de la regular, y
por lo tanto, si se invoca un título traslaticio de dominio, podría faltar la tradición.

La mayoría de la doctrina, encabezada por don Luis Claro Solar, y la Jurisprudencia, consideran que la
inscripción es necesaria tanto para iniciar posesión regular o irregular, cuando se trata de un inmueble inscrito;
las razones que se dan se fundan en los siguientes razones:

a) El art. 724, no distingue entre posesión regular o irregular, por lo tanto, lógico es concluir que se refiere a
ambas.

b) El 728, inc. 2°, señala que mientras subsista la inscripción, el que se apodera de la cosa, no inicia posesión,
ni hace perder la anterior y tampoco distingue entre posesión regular e irregular.

Art. 2505. Contra un título inscrito no tendrá


lugar la prescripción adquisitiva de bienes raíces,
o de derechos reales constituidos en éstos, sino en
virtud de otro título inscrito; ni empezará a correr
sino desde la inscripción del segundo.

c) El 2505, dice que contra título inscrito no opera la prescripción de los bienes raíces o de los derechos reales
constituidos en ellos, sino en virtud de otro título inscrito. Y si la posesión irregular no necesitara inscripción, se
conculcaría esta norma, porque esta posesión conduce al dominio a través de la prescripción extraordinaria; y,
por lo tanto, se podría prescribir sin inscripción contra un título inscrito.

d) En el mensaje del código, se dice que la inscripción es la que da la posesión real y efectiva y mientras ella
no se ha cancelado, el que no ha inscrito su titulo no posee: es un mero tenedor. Aquí tampoco se distingue
entre posesión regular e irregular y por lo tanto, en ambas se requiere inscripción.
e) La doctrina señala, que nuestro código persigue que los inmuebles se inscriban; y por lo tanto, no tendría
sentido que el legislador permitiera que después que un inmueble se ha incorporado al sistema de inscripción,
pueda salirse de él, mediante la adquisición de la posesión sin inscripción.

Puede concluirse que la posesión, tanto regular como irregular, de un inmueble inscrito no se puede adquirir,
cuando se invoca un título traslaticio de dominio, sino mediante la inscripción de éste.

La conservación de los inmuebles inscritos.

De acuerdo al art. 728, la posesión de estos bienes se conserva mientras no se cancele la inscripción. Ni aun el
despojo violento o clandestino afectan esta posesión, porque el art. 729 expresamente excluye a los inmuebles
inscritos.

Los autores en esta materia, también discuten, si lo anterior es aplicable a toda posesión o sólo a la regular.
Algunos sostienen que si una persona se apodera materialmente de un inmueble inscrito, podría iniciar
posesión irregular; sin embargo, la mayoría de la doctrina considera que como el art. 728 no distingue, para
conservar la posesión regular o irregular de un inmueble inscrito, es necesario que no se cancele la inscripción,
que ésta subsista, porque de lo contrario, se afectaría el art. 2505 ya que podría haber prescripción contra un
título inscrito, sin inscripción, lo que resulta inadmisible por las razones ya expuestas.

Perdida de la posesión de los bienes raíces inscritos.

De acuerdo al art. 728, la posesión de estos bienes se pierde por la cancelación de la inscripción, y ésta se
puede verificar de tres maneras diferentes:
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a) por una cancelación voluntaria de las partes.

b) Por una nueva inscripción. Esta debe hacer referencia a la anterior. Y,

c).Por decreto judicial. Esta forma de cancelación se produce, cuando se ha seguido un juicio, y en él, una de
las partes obtiene el reconocimiento de la posesión o la orden que se le devuelve su posesión, como por ej. un
juicio reivindicatorio; una demanda de nulidad, etc.

Las cancelaciones voluntarias y por decreto judicial, se hacen por medio de sub inscripciones que se anotan al
margen de la inscripción respectiva.

En cambio, las cancelaciones en que un poseedor inscrito transfiere su derecho a otro, junto con la inscripción
a favor del adquirente, queda cancelada la inscripción anterior.

La Corte Suprema ha señalado que la cancelación de la inscripción, es la única manera de hacer que cese la
posesión inscrita, porque la inscripción representa el corpus y el animus; y si se cancela, se entiende que estos
elementos se pierden.

Problemas que plantea la teoría de la posesión inscrita.

1.- Ha surgido la duda en determinar, si la inscripción de un título injusto, cancela o no la inscripción anterior.

La Corte Suprema, en un principio señaló que, como el título traslaticio era injusto, no se producía el efecto de
cancelar la inscripción, por lo tanto, no se ponía fin a la posesión existente; pero con posterioridad, ha
cambiado su criterio, y ha señalado que la inscripción de un título injusto sirve para cancelar la inscripción
anterior y hace cesar la posesión inscrita. A favor de ésta argumentación, se dan las siguientes razones:

* Si se puede prescribir sin título alguno, de acuerdo al art. 2510 N°1, con mayor razón se podrá prescribir con
un título injusto.

Art. 2510. El dominio de cosas comerciales que no


ha sido adquirido por la prescripción ordinaria, puede
serlo por la extraordinaria, bajo las reglas que van a
expresarse:
1.a Para la prescripción extraordinaria no es
necesario título alguno.

Los arts. 728 y 2505, que se refieren a la cancelación de la inscripción, no distinguen entre títulos justos e
injustos.

• El art. 730 se refiere a un caso de cancelación de la inscripción, mediante la inscripción de un


título injusto, que es el que se deriva del usurpador.

Art. 730. Si el que tiene la cosa en lugar y a


nombre de otro, la usurpa dándose por dueño de ella, no
se pierde por una parte la posesión ni se adquiere por
otra; a menos que el usurpador enajene a su propio
nombre la cosa. En este caso la persona a quien se
enajena adquiere la posesión de la cosa, y pone fin a la
posesión anterior.
Con todo, si el que tiene la cosa en lugar y a
nombre de un poseedor inscrito, se da por dueño de ella
y la enajena, no se pierde por una parte la posesión ni
se adquiere por otra, sin la competente inscripción.

2.- Cual es la función que cumple la inscripción en el CBR. De acuerdo al art. 724 para iniciar posesión de los
bienes raíces y de los derechos reales mencionados en el 686, es necesario la inscripción.

Art. 724. Si la cosa es de aquellas cuya tradición


deba hacerse por inscripción en el Registro del
Conservador, nadie podrá adquirir la posesión de ella
sino por este medio.

Don Carlos Aguirre Vargas, sostiene que la idea de, sin inscripción conservatoria no hay posesión del bien
raíz, se basa en tres arts. el 724 que es la llave de la posesión inscrita, el 728 y el 2505.

Y luego agrega, la inscripción es el signo de la posesión, equivale a la herencia de los bienes muebles y si se
carece de esta inscripción, no habrá posesión; el que no tiene inscrito el título del inmueble, jamás podrá
adquirirlo por prescripción, ni ordinaria, ni extraordinaria. La inscripción, es elemento indispensable de la
posesión de los bienes raíces y ésta es elemento indispensable de la prescripción.
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Don Luis Claro Solar y Don Humberto Trucco, estos autores hacen una distinción; entre los inmuebles
inscritos y los no inscritos. Y afirman, el poseedor de un inmueble inscrito, goza de una situación preferencial;
recibe un premio por haberse incorporado al régimen de la propiedad inscrita, tiene una garantía consagrada
en el art. 728, inc. 2° que es ratificada por el 726.

Trucco por su parte agrega, que en el proyecto de código civil, existían dos formas de hacer la tradición de los
bienes raíces, a saber: de una manera real, aplicando el art. 670; y, de una manera simbólica, aplicando el 686.
Pero después se suprimió la referencia a la tradición real y se dejó como única forma de iniciar la posesión de
los bienes raíces, la inscripción conservatoria.

Trucco concluye, que el que no ha inscrito, no puede prescribir, ni ordinaria, ni extraordinariamente; no puede
iniciar posesión, ni regular, ni irregular; por lo tanto comparte el criterio de Aguirre Vargas, en el sentido que la
inscripción, es un requisito de la posesión de los bienes raíces.

Don Leopoldo Urrutia y Oscar Dávila, refutan la posición anterior y dicen que la inscripción, es una garantía y
no una ficción.

Para estos autores, la inscripción no es sinónimo de posesión, representa una garantía de la posesión, siempre
que existan el corpus y el animus. De modo que para ellos, sin corpus y sin animus, no puede haber posesión,
aunque haya inscripción.

Dávila agrega, las inscripciones que no representan una realidad posesoria, son simples inscripciones de papel
y no pueden conferir posesión que no existe.

Urrutia por su parte sostiene, si la tenencia y el ánimo no existen, pese a que hay inscripción, no habrá
posesión. La inscripción es una garantía de la posesión, en la medida que se den los elementos del art. 700.

3.- Otro problema que surge en esta materia, se refiere a la situación que plantea el art. 730, inc. 2°, en el
sentido que si un mero tenedor usurpa la cosa y la enajena estando el bien inscrito, el adquirente no inicia
posesión sin la competente inscripción.

Se discute que debe entenderse por competente inscripción.

Humberto Trucco y Alessandri, señalan que la competente inscripción, es la que emana realmente del
poseedor inscrito, es la que deriva del anterior, está ligada a ella.

Luis Claro Solar, por su parte señala, que la competente inscripción, es aquella que se practica con las
exigencias del reglamento del CBR. Y por lo tanto, no es necesario que la inscripción derive del antecesor,
porque si así fuere, el 730, inc. 2°, estaría repitiendo lo dicho por el 728, que señala como una de las formas de
cancelar la inscripción, es por medio de una nueva inscripción, en que el poseedor inscrito transfiera su
derecho a otro.

Por lo tanto, para este autor, como la ley razonablemente, no puede decir lo mismo en dos art., la competente
inscripción sería las que cumple con las formalidades del CBR, sin importar si está o no ligada con la
inscripción del anterior.

La Corte Suprema, en algunas oportunidades, ha fallado en el sentido que las inscripciones no deben estar
ligadas entre sí, pero en otras, se ha inclinado por la tesis contraria.

La posición mayoritaria en la doctrina, (Claro Solar; Urrutia; Dávila, entre otros), considera que para que exista
una competente inscripción, no deben estar ligadas entre sí y esto por las siguientes razones:

a) El art. 730, se coloca en la hipótesis, en que un mero tenedor usurpa la cosa y la enajena. Y de acuerdo al
inc. 2°, si la cosa es un inmueble inscrito, el adquirente para iniciar posesión, debe efectuar la competente
inscripción. Esta norma se refiere a una situación distinta de la que regula el art. 728, y es éste el que
consagra, como una de las formas de cancelar la inscripción, que el poseedor inscrito transfiera su derecho a
otro. Por lo tanto el 728, se estaría refiriendo al caso de que las inscripciones estén ligadas; y como no sería
lógico, que el 730, repitiera esta misma idea, se ha concluido que este art., se refiere a la inscripción que
cumple con las formalidades del reglamento del CBR., sin importar si deriva o no del anterior poseedor. Esta es
la tesis mayoritaria.
b) El art. 2505, establece que contra título inscrito no opera la prescripción, sino es en virtud de otro título
inscrito. Esta disposición, no exige que este nuevo título derive del anterior poseedor; por lo tanto, sería posible
que esta nueva inscripción, esté desligada del anterior poseedor.

Presunciones que establece la ley para facilitar la prueba de la posesión.


Están consagradas en el art. 719, y son tres:

Art. 719. Si se ha empezado a poseer a nombre


propio, se presume que esta posesión ha continuado hasta
el momento en que se alega.
Si se ha empezado a poseer a nombre ajeno, se
presume igualmente la continuación del mismo orden de
cosas.
Si alguien prueba haber poseído anteriormente, y
posee actualmente, se presume la posesión en el tiempo
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intermedio.

1.- La del inc. 1°, en virtud de la cual, basta con que el que invoca ser poseedor, para que se presuma la
continuidad de su posesión.

2.- El inc. 2°, si se empezó a poseer como mero tenedor, y después se alega ser poseedor, habrá que probar la
existencia de algún título que permita haber iniciado la posesión.

3.- El inc. final, establece que si se prueba que se fue poseedor antes, y se prueba que se es poseedor
actualmente, la ley va a presumir la posesión en el periodo intermedio.

Estas presunciones son simplemente legales, por lo tanto, admiten prueba en contrario.

LA PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA.

La prescripción, de acuerdo al art. 2492 (memoria), “es un modo de adquirir las cosas ajenas, o de extinguir las
acciones y derechos ajenos, por haberse poseído las cosas o no haberse ejercido dichas acciones y derechos
durante cierto lapso de tiempo, y concurriendo los demás requisitos legales”.

Art. 2492. La prescripción es un modo de


adquirir las cosas ajenas, o de extinguir las
acciones y derechos ajenos, por haberse poseído
las cosas o no haberse ejercido dichas acciones y
derechos durante cierto lapso de tiempo, y
concurriendo los demás requisitos legales.
Una acción o derecho se dice prescribir
cuando se extingue por la prescripción.

De la definición se deduce, , en consecuencia, que la prescripción puede ser adquisitiva o usucapión, y


extintiva, liberatoria o prescripción de acciones. Esta ubicación ha sido criticada por algunos, que estiman
habría sido mas lógico tratar cada una de las prescripciones en un lugar aparte: la adquisitiva, dentro de los
modos de adquirir, en el Libro II; y la extintiva, dentro de los modos de extinguir las obligaciones, en el Libro IV.

Sin embargo, la ubicación actual de esta materia en el código, tiene sus justificaciones; a saber:

a). Hay ciertas reglas que se aplican a ambas prescripciones, como las del párrafo 1° del Título XLII, del Libro
IV.

b). En ambas prescripciones hay un elemento común, que es el transcurso del tiempo.

c). Existe una razón histórica, porque el CC. Francés también trató ambas prescripciones en un mismo título.

d). Hay, asimismo, una razón lógica, porque se dice que ambas prescripciones tienen por finalidad,
estandarizar los derechos, dar certeza jurídica, seguridad, poner fin a las incertidumbres que puedan existir y
es natural que el legislador culminara su obra con esta institución, que viene a garantizar todos los derechos
que consagra el código.

Unidad de la Prescripción. Los autores discuten si la prescripción es una sola institución o dos diferentes
(adquisitiva y extintiva).

Pothier sostenía que ambas prescripciones eran completamente diferentes, lo único común que tenían era el
nombre.

Sin embargo, la mayoría de la doctrina considera que la prescripción es una sola, toda vez que la prescripción
extintiva, es a la vez adquisitiva y viceversa. Es la misma prescripción la que hace nacer un derecho por una
parte y lo hace perder por la otra. (dos caras de una misma moneda).

Fundamento de la Prescripción. Desde siempre los autores han criticado esta institución, señalando que es
injusta y altamente inmoral, manifestándose éstas características con mayor claridad en el caso de la
prescripción extintiva.

Con todo, se sostiene que la prescripción produce una gran utilidad, pese a las críticas que se le formulan,
porque pone fin a las incertidumbres que pudieran existir, da seguridad jurídica.

El legislador, con el objeto de aminorar las criticas que se formulan a la institución, señalan tres reglas
comunes a toda prescripción. a). El art. 2493, sostiene que la prescripción debe ser alegada, el Juez no puede
declararla de oficio, ésta opera de pleno derecho por el solo transcurso del tiempo y el Juez solo se limita a
constatarla. Sin embargo, pese a esto, aquel que desee aprovecharse de ella, debe alegarla; de esta manera,
la ley entrega a la conciencia del prescribiente determinar si opone o no la prescripción.

Art. 2493. El que quiera aprovecharse de la prescripción debe alegarla;


el juez no puede declararla de oficio.
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Esta primera regla tiene excepciones, porque hay casos en que el Juez está obligado a declararla de oficio,
estos casos son: * En materia penal, el art. 102 del C.P. establece que el Juez debe declarar de oficio prescrita
la acción penal y la pena.

• El C.P.C. señala que el Juez debe declarar de oficio prescrito el mérito ejecutivo de la acción. Y
• Las prescripciones que corren a favor y en contra del Fisco, también deben declararse de oficio.

b). De acuerdo a lo que regula el art. 2494, no se puede renunciar en forma anticipada a la prescripción.

Art. 2494. La prescripción puede ser renunciada expresa o tácitamente;


pero sólo después de cumplida.
Renúnciase tácitamente, cuando el que puede
alegarla manifiesta por un hecho suyo que reconoce el
derecho del dueño o del acreedor; por ejemplo, cuando
cumplidas las condiciones legales de la prescripción,
el poseedor de la cosa la toma en arriendo, o el que
debe dinero paga intereses o pide plazo.

Todas las normas que reglan la prescripción son de orden público y por esto, antes de cumplirse la prescripción
no se puede renunciar a ella. Si se pudiera, esta se transformaría en una cláusula habitual en los contratos y
todos los acreedores le exigirían a sus deudores la renuncia anticipada de la prescripción, por lo que esta
institución desaparecería.

Sin embargo, una vez cumplida, como la prescripción opera de pleno derecho, se incorpora al patrimonio del
prescribiente y puede ser renunciada en forma expresa o tácita.

Renuncia expresa. Es aquella hecha en términos formales y explícitos.

Renuncia tácita. Se presenta cuando el que puede alegarla, manifiesta por un hecho suyo, que reconoce el
derecho del dueño o del acreedor; La ley da dos ej. al respecto, a saber. Cuando el poseedor toma la cosa en
arriendo. Y, cuando el que debe dinero pide un plazo o paga intereses. (art. 2494).

La renuncia a la prescripción es un acto dispositivo, porque por ella el prescribiente se desprende de un


derecho, y por esto, de acuerdo al art. 2495, sólo puede renunciar a la prescripción el que tiene facultad para
enajenar, es decir, hay que tener capacidad de ejercicio; por lo tanto, para que se dé esta renuncia, la persona
debe tener el poder de enajenar el bien.

Art. 2495. No puede renunciar la prescripción


sino el que puede enajenar.

Respecto de los incapaces, ellos deben actuar a través de sus representantes legales, pero hay que distinguir,
porque si se está renunciando a la prescripción de un inmueble, el representante legal debe actuar con
autorización judicial; en cambio, respecto de los muebles, el representante legal puede actuar con libertad,
porque la ley no le impone ninguna limitación.

Asimismo, la renuncia a la prescripción, es un acto personal, que solo favorece o perjudica al que lo alega, por
esto la ley señala que la renuncia hecha por el deudor le es inoponible al fiador y por lo tanto, él puede alegar
la prescripción ante el acreedor (art. 2496).

Art. 2496. El fiador podrá oponer al acreedor la


prescripción renunciada por el principal deudor.

La Corte Suprema ha señalado que la norma del art. 2496, también se aplica a los deudores prendarios e
hipotecarios, porque la prenda y la hipoteca son contratos accesorios igual que la fianza.

c). La prescripción, corre contra toda persona que tenga la libre administración de sus bienes. (art. 2497).

Art. 2497. Las reglas relativas a la prescripción


se aplican igualmente a favor y en contra del Estado,
de las iglesias, de las municipalidades, de los
establecimientos y corporaciones nacionales, y de
los individuos particulares que tienen la libre
administración de lo suyo.

La Prescripción Adquisitiva

Como se dijo, su definición se puede desprender de la lectura del art. 2492

Pothier, la definió, diciendo que es la adquisición de la propiedad, por medio de la posesión pacifica y no
interrumpida que se ha tenido de ella, durante el tiempo que la ley exige.

Características como modo de adquirir.

a). Es originario, porque si bien la cosa tenía un dueño anterior, el prescribiente no la adquiere por traspaso
del dueño; la adquisición se produce con independencia del dueño anterior.
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b). Es a título gratuito, porque el adquirente no realiza ningún desembolso económico.

c). Es por acto entre vivos, porque opera en vida de las personas que intervienen, no precisa la muerte de
ellas.

d). Es a título singular por regla general, pero excepcionalmente, a través de este modo de adquirir, se puede
obtener una universalidad, cual sería el derecho real de herencia.

Requisitos de la prescripción.

1.- Que la cosa sea susceptible de ganarse por prescripción;

2.- Existencia de posesión, y

3.- Transcurso de un plazo.

1.- Cosas susceptibles de prescripción. La regla general es que las cosas sean susceptibles de prescripción;
sólo por excepción hay cosas imprescriptibles.
Cosas que no pueden adquirirse por prescripción.

a). Los derechos personales. Así se desprende del art. 2498, que dice que se gana por prescripción el
dominio de las cosas corporales raíces o muebles y los otros derechos reales; pero no menciona la
prescripción de los derechos personales.

Art. 2498. Se gana por prescripción el dominio


de los bienes corporales raíces o muebles, que están
en el comercio humano, y se han poseído con las
condiciones legales.
Se ganan de la misma manera los otros derechos
reales que no están especialmente exceptuados.

b). Los derechos de la personalidad. O sea el conjunto de derechos inherentes al individuo y que tienen por
el solo hecho de existir. Estos derechos están fuera del comercio humano y por eso no pueden ganarse por
prescripción.

c). Los derechos reales expresamente exceptuados por el legislador. El único derecho real imprescriptible
es el derecho de servidumbre discontinua de cualquier clase y continua inaparente. (art. 882 y 917).

Art. 882. Las servidumbres discontinuas de todas


clases y las servidumbres continuas inaparentes sólo
pueden adquirirse por medio de un título; ni aun el
goce inmemorial bastará para constituirlas.
Las servidumbres continuas y aparentes pueden
adquirirse por título, o por prescripción de cinco
años.

Art. 917. Sobre las cosas que no pueden ganarse por


prescripción, como las servidumbres inaparentes o
discontinuas, no puede haber acción posesoria.

d). Las cosas que están fuera del comercio humano, es decir, las cosas comunes a todos los hombres,
como la alta mar, el aire, etc.

e). Las cosas indeterminadas. El fundamento de la prescripción es la posesión, y ésta necesariamente debe
recaer sobre una cosa determinada.

f). Las cosas propias. La prescripción es un modo de adquirir las cosas ajenas.
Prescripción de la cuota de un comunero. Nos remitimos a lo visto.

2. Existencia de posesión. El prescribiente debe ser un poseedor, debe actuar con ánimo de señor y dueño,
por esto los simples meros tenedores, no pueden prescribir, como tampoco los que se aprovechan de la
omisión de los actos de mera facultad del dueño o de los actos de mera tolerancia de él. (art. 2499).

Los actos de mera facultad, son aquellos que cada cual puede ejecutar en lo suyo, sin necesidad del
consentimiento del otro. Si el dueño no ejecuta un acto de esta naturaleza, esto no habilita para prescribir en su
contra. Actos de mera tolerancia. La ley no los define, pero se dice que son aquellos que permite el dueño por
simple benevolencia o condescendencia y tampoco habilitan para prescribir.

Art. 2499. La omisión de actos de mera facultad,


y la mera tolerancia de actos de que no resulta gravamen,
no confieren posesión, ni dan fundamento a prescripción
alguna.
Así el que durante muchos años dejó de edificar en
un terreno suyo, no por eso confiere a su vecino el
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derecho de impedirle que edifique.
Del mismo modo, el que tolera que el ganado de su
vecino transite por sus tierras eriales o paste en
ellas, no por eso se impone la servidumbre de este
tránsito o pasto.
Se llaman actos de mera facultad los que cada
cual puede ejecutar en lo suyo, sin necesidad del
consentimiento de otro.

3..Transcurso de un plazo. Para que opere la prescripción, debe haber transcurrido cierto tiempo en el cual el
prescribiente haya tenido una posesión continua, es decir, no interrumpida.

La interrupción de la prescripción.

Lo primero que cabe aclarar que lo que se interrumpe es la prescripción y no la posesión.

La prescripción adquisitiva supone la existencia de dos requisitos esenciales, a saber; la posesión del
prescribiente (elemento positivo) , y la pasividad o inactividad del dueño. (elemento negativo).

Alessandri dice que si falta alguno de estos dos elementos se interrumpe la prescripción. Si falta el elemento
positivo, la interrupción es natural; si falta el elemento negativo, la interrupción es civil.

Pothier, señala que la interrupción es, “todo hecho que destruyendo una de las dos condiciones esenciales de
la prescripción, hace perder todo el tiempo anterior de posesión”.

Una vez que se interrumpe la prescripción, sea en forma natural o civil, la regla general es, que el prescribiente
pierde todo el tiempo que llevaba de posesión y si después de interrumpida la prescripción, el prescribiente
conserva la cosa en su poder, debe comenzar a poseer de nuevo por el tiempo señalado en la ley.

Interrupción natural. Se presenta cuando falta el elemento positivo, es decir, falta la posesión del
prescribiente.

Se puede definir, como todo hecho material, sea del hombre o de la naturaleza, que hace perder la posesión de
la cosa. (art. 2502)

Art. 2502. La interrupción es natural:


1.º Cuando sin haber pasado la posesión a otras
manos, se ha hecho imposible el ejercicio de actos
posesorios, como cuando una heredad ha sido
permanentemente inundada;

2.º Cuando se ha perdido la posesión por haber


entrado en ella otra persona.

La interrupción natural de la primera especie no


produce otro efecto que el de descontarse su duración;
pero la interrupción natural de la segunda especie hace
perder todo el tiempo de la posesión anterior; a menos
que se haya recobrado legalmente la posesión, conforme
a lo dispuesto en el título De las acciones posesorias,
pues en tal caso no se entenderá haber habido
interrupción para el desposeído.

Según la ley, la interrupción es natural:

a). Cuando sin haber pasado la posesión a otras manos, se ha hecho imposible el ejercicio de actos
posesorios, como cuando una heredad ha sido permanentemente inundada (nos remitimos a lo visto);

b). Cuando se ha perdido la posesión por haber entrado en ella otra persona. En este caso, el poseedor pierde
materialmente la cosa.

La ley señala que en el primer caso, no se pierde el tiempo anterior, solo se descuenta el tiempo en que no
pudo ejercerse actos posesorios, por lo que constituye una excepción a la regla general.

En el segundo caso, se pierde todo el tiempo anterior, a menos que el poseedor logre recuperar la cosa por
medios legítimos, porque en ese caso se va a entender que nunca se interrumpió la prescripción y
consecuentemente, nunca se dejó de poseer.

La doctrina discute, si la interrupción material podría o no presentarse respecto a los inmuebles inscritos;
distinguiendo. En el caso a), algunos autores señalan, que esta forma de interrupción no podría darse respecto
a los inmuebles inscritos, porque la inscripción representa el corpus y animus, y por lo tanto, mientras subsista
ella, no se pierde la posesión. Sin embargo, otros autores, como Somarriva, sostienen que en el caso in
comento, si se aplica a los inmuebles inscritos, porque esta norma no diferencia entre inmuebles inscritos o no
inscritos.
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En relación al segundo caso; los autores piensan que esta forma de interrupción, no se presenta, porque el art.
728, dice que mientras subsista la inscripción no se pierde la posesión. Y por lo tanto, el apoderamiento
material del inmueble inscrito, no interrumpe la prescripción.

Art. 728. Para que cese la posesión inscrita, es


necesario que la inscripción se cancele, sea por
voluntad de las partes, o por una nueva inscripción en
que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro, o
por decreto judicial.
Mientras subsista la inscripción, el que se apodera
de la cosa a que se refiere el título inscrito, no
adquiere posesión de ella ni pone fin a la posesión
existente.

Interrupción civil. Se presenta cuando falta el elemento negativo, cuando falta la inactividad o pasividad del
dueño; éste asume una actitud activa, reclamando su derecho.

La ley en el art. 2503, señala que la interrupción civil, es todo recurso judicial intentado por el que se pretende
verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor.

Art. 2503. Interrupción civil es todo recurso


intentado por el que se pretende verdadero
de la cosa, contra el poseedor.
que ha intentado este recurso podrá alegar
rupción; y ni aun él en los casos siguientes:
a notificación de la demanda no ha sido
en forma legal;
l recurrente desistió expresamente de la L. 6.162
da o se declaró abandonada la instancia; Art. 1º
l demandado obtuvo sentencia de absolución.
os tres casos se entenderá no haber sido
mpida la prescripción por la demanda.

La doctrina, no se pone de acuerdo acerca de lo que debe entenderse por la expresión, “recurso judicial” que
emplea la ley. Algunos, sostienen que esta palabra debe tomarse en el sentido de “demanda”, porque el N°1
del art. 2503, hace alusión a ella. Otros; piensan que esta expresión, debe ser tomada en un sentido mas
amplio, como toda acción o petición hecha valer ante los Tribunales, para conservar el derecho ante el
poseedor.

La Corte Suprema, ha señalado que es toda petición, solicitud o reclamación presentada ante los Tribunales de
Justicia y se ha dicho que la interrupción civil, tiene lugar cuando el presunto verdadero dueño de la cosa,
expresa en forma inequívoca, su intención de no abandonar el derecho del cual afirma ser titular.

Requisitos para que se de la interrupción civil.

a). Debe existir un recurso judicial, esto es, que se entable una acción ante los Tribunales de Justicia,
cualquiera que ella sea; nada influye que la acción se ejerza por vía de demanda o reconvención.

b). Este recurso debe haber sido legalmente notificado al poseedor. (art. 2503, N°1).

c). Finalmente, el recurso judicial y la notificación, debe hacerse valer antes que transcurra todo el plazo de
prescripción.

Momento en que se entiende interrumpida civilmente la prescripción. a este respecto hay dos posiciones,
a saber;

Primero, Están los que piensan que la interrupción civil opera cuando el recurso judicial es presentado ante los
tribunales, sin importar si es notificado o no; esto, por que de lo contrario, el poseedor podrá valerse de
maniobras dolosas para dilatar o demorar la notificación mas allá del plazo de prescripción, evitando de este
modo la interrupción.

Segundo. Otros autores señalan que la interrupción, se presenta cuando el recurso judicial ha sido legalmente
notificado y se basan en la letra del art. 2503, N°1, que establece que no se entiende interrumpida la
prescripción, si la notificación no ha sido hecha en forma legal.

Efectos de la interrupción civil. La regla general es que hace perder todo el tiempo de prescripción, y por lo
tanto, si el poseedor logra recuperar la cosa después de la interrupción, le empezará a correr todo el plazo de
nuevo.

Excepciones. El art. 2503, señala tres casos en que pese a existir recurso judicial, se entiende que la
prescripción no ha sido interrumpida y por lo tanto, no se pierde el tiempo anterior de prescripción. Estos casos
son:
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a). Cuando la demanda o recurso judicial, no se ha notificado en forma legal. Si la demanda no es legalmente
notificada, se entiende que nunca se interrumpió la prescripción.

b). Cuando el que alega ser dueño (recurrente), se desiste expresamente de la demanda o se declara
abandonado el procedimiento. El desistimiento de la demanda, es el retiro de ella por el actor, después de
haber sido notificada. Debe ser expreso y declarado por sentencia judicial; El abandono del procedimiento. La
ley emplea la expresión, abandono de la instancia, pero por una modificación que se le introdujo al C.P.C. se
entiende que se hace alusión al abandono del procedimiento. Este se presenta cuando todas las partes que
figuran en el juicio, han cesado en su prosecución durante seis meses, contados desde la fecha de la última
resolución recaída en una gestión útil, para dar curso progresivo a los autos. (art. 152 C.P.C.)

c). Tiene lugar, cuando el demandado obtiene sentencia de absolución. Para algunos autores, basta con
cualquier sentencia que no acoja la demanda; y para otros, debe tratarse de una sentencia definitiva que
reconozca la legitimidad del derecho del poseedor.

La doctrina discute si el recurso judicial es presentado ante un Tribunal incompetente. La mayoría de los
autores y de la jurisprudencia, consideran que en ese caso, de todas maneras se entiende interrumpida la
prescripción.

Persona que puede invocar la interrupción natural. Lo puede hacer cualquier persona que tenga interés en
ello.

Con todo, la civil sólo puede alegarla el que ha intentado el recurso judicial, se trata de un acto jurídico
procesal.

Asimismo, hay una excepción a esta regla, porque tratándose de los comuneros, todo el que interrumpe la
prescripción, respecto de uno de ellos, lo hace respecto de todos; y viceversa, si una de ellos interrumpe la
prescripción, los otros se benefician. (art. 2404).

Art. 2404. Si el deudor vendiere la cosa empeñada,


prador tendrá derecho para pedir al acreedor su
a, pagando y consignando el importe de la deuda
cual se contrajo expresamente el empeño.
cede igual derecho a la persona a quien el
hubiere conferido un título oneroso para el goce
ncia de la prenda.
guno de estos casos podrá el primer acreedor
rse de la restitución, alegando otros créditos,
n los requisitos enumerados en el artículo 2401.

Campo de aplicación de la interrupción, tanto natural como civil. Opera en la prescripción adquisitiva tanto
ordinaria como extraordinaria y en la extintiva de largo tiempo.

Clasificación de la prescripción.

De acuerdo con el art. 2506, la prescripción adquisitiva puede ser ordinaria y extraordinaria. La primera tiene
como fundamento, la posesión regular y el tiempo que requiere es menor. En cambio, la segunda, su
fundamento esta en la posesión irregular y, consecuentemente, el plazo que se requiere para prescribir es
mucho mas largo.

Art. 2506. La prescripción adquisitiva es ordinaria o extraordinaria.

Prescripción ordinaria. Además de las condiciones generales a toda prescripción (prescriptibilidad de la cosa
y posesión no interrumpida), necesita dos requisitos propios:

a). Posesión regular, y


b). El transcurso del plazo que la ley señala. (art. 2507).

Art. 2507. Para ganar la prescripción ordinaria


se necesita posesión regular no interrumpida, durante
el tiempo que las leyes requieren.

En relación al primer requisito especial, es la que procede de justo título y ha sido adquirida de buena fe,
aunque esta no subsista, siendo necesaria, además, la tradición si el título invocado para poseer es uno
traslaticio de dominio..

Como la buena fe se presume, excepto en los casos en que la ley establece la presunción contraria (art. 707,
inc. 1°), quiere decir que, una vez cumplido el plazo legal, al que alega la prescripción ordinaria le bastará, por
lo general, exhibir su justo título.

Art. 707. La buena fe se presume, excepto en los


casos en que la ley establece la presunción contraria.
En todos los otros la mala fe deberá probarse.
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En relación al segundo requisito especial, el tiempo necesario a la prescripción ordinaria es de dos años para
los muebles y de cinco años para los bienes raíces. Art. 2508, inc. 1°.

Art. 2508. El tiempo necesario a la prescripción


ordinaria es de dos años para los muebles y de cinco
años para los bienes raíces.

Para computar los plazos, la ley no da una regla especial, por lo tanto se aplicarán las generales, que están
reguladas en los arts. 48, 49 y 50. De acuerdo a ellos, el plazo de prescripción, debe ser continuo, corre sin
interrupción de días Domingos y festivos. Debe ser de días completos, se cuenta de media noche a media
noche y corre hasta la última del último día de plazo; no es un plazo de horas.

Art. 48. Todos los plazos de días, meses o años de


que se haga mención en las leyes o en los decretos del
Presidente de la República, de los tribunales o
juzgados, se entenderá que han de ser completos; y
correrán además hasta la medianoche del último día del
plazo.
El primero y último día de un plazo de meses o años
deberán tener un mismo número en los respectivos meses.
El plazo de un mes podrá ser, por consiguiente, de 28,
29, 30 ó 31 días, y el plazo de un año de 365 ó 366
días, según los casos.
Si el mes en que ha de principiar un plazo de meses
o años constare de más días que el mes en que ha de
terminar el plazo, y si el plazo corriere desde alguno
de los días en que el primero de dichos meses excede al
segundo, el último día del plazo será el último día de
este segundo mes.
Se aplicarán estas reglas a las prescripciones, a
las calificaciones de edad, y en general a cualesquiera
plazos o términos prescritos en las leyes o en los actos
de las autoridades chilenas; salvo que en las mismas
leyes o actos se disponga expresamente otra cosa.

Art. 49. Cuando se dice que un acto debe ejecutarse


en o dentro de cierto plazo, se entenderá que vale si se
ejecuta antes de la medianoche en que termina el último
día del plazo; y cuando se exige que haya transcurrido
un espacio de tiempo para que nazcan o expiren ciertos
derechos, se entenderá que estos derechos no nacen o
expiran sino después de la medianoche en que termine el
último día de dicho espacio de tiempo.

Art. 50. En los plazos que se señalaren en las


leyes, o en los decretos del Presidente de la República,
o de los tribunales o juzgados, se comprenderán aun los
días feriados; a menos que el plazo señalado sea de días
útiles, expresándose así, pues en tal caso no se
contarán los feriados.

Suspención de la prescripción. está regulada en el art. 2509.


Don Hugo Rossende, la definió, como un beneficio establecido por la ley a ciertas personas para que en su
contra no corra la prescripción, mientras dure su incapacidad o el motivo que tuvo en vista el legislador.

Art. 2509. La prescripción ordinaria puede


suspenderse, sin extinguirse: en ese caso, cesando la
causa de la suspensión, se le cuenta al poseedor el
tiempo anterior a ella, si alguno hubo.
Se suspende la prescripción ordinaria, en favor
de las personas siguientes:
1.º Los menores; los dementes; los sordos o
sordomudos que no pueden darse a entender claramente; y
todos los que estén bajo potestad paterna, o bajo tutela
o curaduría;
2.º La mujer casada en sociedad conyugal mientras
dure ésta;
3.º La herencia yacente.
No se suspende la prescripción en favor de la
mujer separada judicialmente de su marido, ni de la
sujeta al régimen de separación de bienes, respecto
de aquellos que administra. NOTA
La prescripción se suspende siempre entre
cónyuges.
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Alessandri, por su parte señala, es la detención del curso del plazo de la prescripción durante el tiempo que
dure la causal que la origina, pero desaparecida ésta, el plazo continua.

Por tanto, la suspención a diferencia de la interrupción, no hace perder el tiempo anterior, simplemente,
mientras dura la causal de suspención, deja de correr el plazo, pero desaparecida ésta, vuelve a correr
respetando el anterior. Los autores dicen, que la suspención abre un paréntesis en el plazo de prescripción.

La suspención se da en dos situaciones distintas; a saber:

a). Puede ser que esté corriendo el plazo de prescripción y al poseedor o al dueño le sobrevenga alguna de las
causales que contempla el art. 2509. En éste caso, se abre un paréntesis, y deja de correr el plazo mientras
dure la suspensión, pero una vez que esta cesa, vuelve a correr respetando el plazo anterior.

b). Puede ocurrir, que aún no haya empezado a correr el plazo de prescripción y el poseedor o el dueño se
encuentre en alguno de los casos del art. 2509, en esta situación, el plazo de prescripción comenzará a correr
una vez que cese la causal de suspención.

Efecto de la suspención. Detiene pero no extingue el tiempo de prescripción. Por lo tanto, una vez que cesa
la causal de suspención, al poseedor se le cuenta el tiempo anterior, si es que alguno hubo.

Fundamentos de la suspención. Radica en la injusticia que significaría dejar correr la prescripción, en contra
de personas que se encuentran en la imposibilidad de defender sus
derechos, porque pese a que ellos tienen representantes, el legislador quiere evitar la negligencia en que estos
puedan incurrir.

La suspención es un beneficio excepcional y solo procede a favor de las personas a que hace mención el art.
2509.

Campo de aplicación de la suspención. Esta se aplica tanto a la usucapión como a la prescripción extintiva.
Respecto de la primera, en general sólo cabe en la ordinaria.

Causales de suspención. Estas estén reguladas en el art. 2509 (memoria) y su enumeración es taxativa.

La ley señala que la prescripción se suspende en favor de las siguientes personas:

1.- Los menores; los dementes; los sordomudos; y todos los que están bajo potestad paterna o marital, o bajo
tutela o curaduría.
Los autores han criticado este N°1, porque es demasiado amplio, así respecto a los menores no distingue si
deben o no estar emancipados, entendiendo la doctrina, que se refiere a ambos.
Respecto a los dementes y sordomudos, tampoco entiende si deben o no encontrarse bajo interdicción, se ha
concluido que a ambos.

2...El número dos se refiere a la mujer casada en sociedad conyugal mientras dura ésta: Esto también se ha
criticado porque la mujer casada, en virtud de la ley 18.802, pasó a ser plenamente capaz.

Los autores han dicho, que esto se debe a que en la actualidad, pese a ser plenamente capaz, es el marido el
que administra los bienes propios de la mujer.

Con todo, esta suspención solo se da respecto de la mujer casada en sociedad conyugal y por esto, el inc. 3°
del art. 2509, establece que no se suspende la prescripción a favor de la mujer divorciada o separada de
bienes, respecto de aquellos que administra.

Esta relación con la mujer divorciada, los autores discuten que a cuál se refiere, si es a la perpetua o a la
temporal. La mayoría de la doctrina ha señalado, que pese a que la Ley no distingue, resulta claro que el
legislador se refirió al divorcio perpetuo, que es el que disuelve la sociedad conyugal.
3. La prescripción también se suspende a favor de la herencia yacente.

Esto también se ha criticado, porque la herencia yacente no es persona; sino que una masa de bienes que no
ha sido aceptada, ni repudiada por los herederos, y por eso mientras no se acepte o repudie, la Ley señala que
en su contra no van a correr las prescripciones. (artículo 2346).

Art. 2346. Se puede afianzar a una persona jurídica y a la herencia yacente.

Cabe aclarar, que cuando la herencia es repudiada por los herederos se llama herencia vacante.

El inciso final del artículo 2509, establece que la prescripción se suspende siempre entre cónyuges; lo que ha
dado origen a gran cantidad de controversia.
Las razones que se dan para esto son las siguientes:

a).se dice que esto permite mantener la armonía en las relaciones conyugales, porque si la prescripción no se
suspendiera, en este caso, el cónyuge debería estar preocupado de interrumpir la prescripción del otro.

b).de acuerdo a lo que establece la Ley, el marido tiene el usufructo legal sobre los bienes de su mujer y en
aplicación a las reglas generales, el usufructuario es un mero tenedor, por lo tanto el marido nunca podría
prescribir, pero la mujer si podría hacerlo, produciéndose la consiguiente desigualdad.
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c).el marido administra los bienes de la mujer y en tal calidad debe interrumpir las prescripciones que corren en
contra de ella y no podrá dejar correr una prescripción en su favor, que afecte los bienes de su mujer.

d).la ley prohibe las donaciones irrevocables entre cónyuges. Y si corriere la prescripción, se podría encubrir
una donación irrevocable, vulnerando de esta manera la Ley.

La doctrina ha discutido, si esta suspensión entre cónyuges se da tanto en la prescripción ordinaria como
extraordinaria, o sólo en la primera; a este respecto hay dos posiciones:

I.- Alessandri y José Clemente Fabres, sostienen que la suspención entre cónyuges, opera en toda
prescripción sea ordinaria o extraordinaria, por las siguientes razones: * Dónde existe la misma razón, debe
existir la misma disposición, y las razones que ha tenido el legislador para suspender la prescripción ordinaria,
se da también en la extraordinaria.

*. El art. 2509 expresamente dice que la prescripción se suspende siempre entre cónyuges.

*. El art. 2511 dice que la prescripción extraordinaria, no se suspende a favor de las personas enumeradas en
el art. 2509, no es aplicable, porque los cónyuges no están enumerados.

Art. 2511. El lapso de tiempo necesario para L. 16.952


adquirir por esta especie de prescripción es de diez Art. 1º
años contra toda persona, y no se suspende a favor
de las enumeradas en el artículo 2509.

II. Otros autores, como Alfredo Barros Errázuriz, dicen que la suspención solo opera en la prescripción
ordinaria; da en apoyo de su tesis las razones que siguen:

*. La norma del art. 2509 es excepcional, por lo tanto no puede aplicarse por analogía.

*. La palabra “siempre” que emplea el inciso 3° del art. 2509, no se refiere a la prescripción extraordinaria, sino
al inciso anterior, es decir, la prescripción se suspende siempre entre cónyuges aunque estén divorciados o
separados de bienes.

*. Por la aplicación del art. 2509, no cabe dudas que la suspención solo opera respecto de la prescripción
ordinaria, porque recién en el art. siguiente, la ley comienza a regular la prescripción extraordinaria.

*. Si bien los cónyuges no están enumerados en el art. 2509, no cabe dudas que el art. 2511, está refiriéndose
también a ellos, porque la expresión “enumeradas”, que emplea esta norma, debe entenderse como
mencionada o referida, y no en el sentido de señaladas con números.
En lo que todos los autores están de acuerdo en forma unánime, es que la prescripción extraordinaria, no se
suspende a favor de las personas enumeradas en el art. 2509, salvo en el caso analizado de los cónyuges.

Diferencias entre la interrupción y la suspención.

1° La interrupción de la prescripción, es fruto o producto de la naturaleza o de un acto del hombre; la


suspención, tiene su fuente en la ley, obra de pleno derecho.

2° Siendo la suspención un beneficio de carácter excepcional, solo puede alegarla aquel en cuyo favor se
encuentra establecida; la interrupción puede alegarla cualquier persona que tenga interés en ella, cuando la
interrupción es natural, y el que ha entablado la acción, cuando es civil.

3° Los efectos de ambas son diversos: la interrupción hace perder todo el tiempo corrido de prescripción; la
suspención solo produce el efecto de descontar el tiempo que ha durado la causa de la suspención.

4° La interrupción tiene aplicación tanto en la prescripción ordinaria como en la extraordinaria; a diferencia de la


suspención que, de acuerdo con el art. 2511, solo se aplica a la prescripción ordinaria, mas no a la
extraordinaria, salvo el caso entre cónyuges.

Prescripción extraordinaria.

Fuera de los elementos generales de toda prescripción (prescriptibilidad de la cosa y posesión no


interrumpida), la extraordinaria tiene como elementos propios la posesión irregular y el lapso de diez años (art.
2510 y 2511).

Art. 2510. El dominio de cosas comerciales que no


ha sido adquirido por la prescripción ordinaria, puede
serlo por la extraordinaria, bajo las reglas que van a
expresarse:
1.a Para la prescripción extraordinaria no es
necesario título alguno.
2.a Se presume en ella de derecho la buena fe, sin
embargo de la falta de un título adquisitivo de dominio.
3.a Pero la existencia de un título de mera
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tenencia hará presumir mala fe, y no dará lugar a la
prescripción, a menos de concurrir estas dos
circunstancias:
1.a Que el que se pretende dueño no pueda probar L. 16.952
que en los últimos diez años se haya reconocido expresa Art. 1º
o tácitamente su dominio por el que alega la
prescripción;
2.a Que el que alega la prescripción pruebe haber
poseído sin violencia, clandestinidad ni interrupción
por el mismo espacio de tiempo.

Posesión irregular, posesión viciosa. La teoría común y tradicional sostiene que aunque la posesión sea
irregular, en ningún caso debe ser viciosa, porque ésta no es útil para prescribir mientras subsiste el vicio de
violencia o clandestinidad. Sin embargo, el código no contiene ninguna disposición que permita afirmar que el
poseedor vicioso no puede prescribir adquisitivamente; lo que ocurre es que ésta posesión sólo es un
obstáculo para prescribir.

Lapso de diez años. El lapso necesario para adquirir por la prescripción extraordinaria es de diez años (art.
2511). Pero, a diferencia de la prescripción ordinaria, el hecho de que la cosa sea mueble o inmueble, es
intrascendente y el plazo corre contra toda persona y no se suspende.

El título, la buena fe y la tradición en relación con la prescripción extraordinaria. Para esta prescripción
no es necesaria la buena fe, porque basta para ella la posesión irregular y es tal la que carece de uno o mas de
los requisitos que establece el art. 702; y entre estos requisitos está la buena fe.

Art. 702. La posesión puede ser regular o


irregular.
Se llama posesión regular la que procede de justo
título y ha sido adquirida de buena fe; aunque la buena
fe no subsista después de adquirida la posesión. Se
puede ser por consiguiente poseedor regular y poseedor
de mala fe, como viceversa el poseedor de buena fe puede
ser poseedor irregular.
Si el título es translaticio de dominio, es también
necesaria la tradición.
La posesión de una cosa a ciencia y paciencia del
que se obligó a entregarla, hará presumir la tradición;
a menos que ésta haya debido efectuarse por la
inscripción del título.

También entre estos requisitos está la tradición, cuando se invoca un título traslaticio de dominio.

Ahora bien, si falta la tradición, hay posesión irregular. De ahí la redacción del art. 2510.

Con todo, la redacción de ésta disposición no ha sido del todo feliz. De la simple lectura parece desprenderse
que el poseedor no podría prescribir por estar de mala fe, cuando la verdad es que no podría hacerlo por la
existencia del titulo de mera tenencia, por faltar la posesión, elemento indispensable para prescribir.

La mera tenencia no da lugar a la prescripción. De los arts. 716, 719, 730 y 2510, se deduce que la mera
tenencia no se cambia en posesión por el sólo transcurso del tiempo, por la sola voluntad subjetiva de parte del
mero tenedor.

Art. 716. El simple lapso de tiempo no muda la mera


tenencia en posesión; salvo el caso del artículo 2510,
regla 3ª.

Art. 719. Si se ha empezado a poseer a nombre


propio, se presume que esta posesión ha continuado hasta
el momento en que se alega.
Si se ha empezado a poseer a nombre ajeno, se
presume igualmente la continuación del mismo orden de
cosas.
Si alguien prueba haber poseído anteriormente, y
posee actualmente, se presume la posesión en el tiempo
intermedio.

Art. 730. Si el que tiene la cosa en lugar y a


nombre de otro, la usurpa dándose por dueño de ella, no
se pierde por una parte la posesión ni se adquiere por
otra; a menos que el usurpador enajene a su propio
nombre la cosa. En este caso la persona a quien se
enajena adquiere la posesión de la cosa, y pone fin a la
posesión anterior.
Con todo, si el que tiene la cosa en lugar y a
nombre de un poseedor inscrito, se da por dueño de ella
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y la enajena, no se pierde por una parte la posesión ni
se adquiere por otra, sin la competente inscripción.

Sin embargo, del art. 2510 parece desprenderse lo contrario. Mas dado los términos de éste art., podemos
decir que no existe tal excepción, sino que una más amplia y clara confirmación de la regla general del art. 716.
Porque si bien es cierto que éste art. dice que el lapso de tiempo no muda la mera tenencia en posesión,
también no es menos cierto que el art. 2510 señala un caso en que la mera tenencia se muda en posesión;
pero este cambio no se opera por el simple lapso de tiempo, sino con la concurrencia de otros hechos que no
dependen de la sola voluntad del tenedor.

Si tal cambio se opera, es porque se han realizado actos de parte del mero tenedor, como también de parte del
propietario, que alteran por completo la situación jurídica de ambos.

¿cuales son estas circunstancias, en que condiciones puede prescribir extraordinariamente un


individuo que ha comenzado como mero tenedor de la cosa?

Para ello, es necesario que se produzcan dos circunstancias, a saber:

Primera. Que el que se pretenda dueño, no pueda probar que en los últimos diez años se haya reconocido
expresa o tácitamente su dominio por el que alega la prescripción.

Segunda. Que el que alega la prescripción pruebe haber poseído sin violencia, clandestinidad ni interrupción
por el mismo espacio de tiempo.

La concurrencia copulativa de estas dos circunstancias, manifiesta que el que comenzó como mero tenedor, ha
tenido la cosa como señor y dueño: concurre la prueba negativa del desconocimiento del dominio ajeno y la
prueba afirmativa de que se obró como poseedor. Así, entonces, la mera tenencia se ha convertido en
posesión, no ya por la solo voluntad del tenedor, ni por el simple transcurso del tiempo, sino también, y esto es
lo principal, por negligencia de parte del dueño.

Semejanzas entre la prescripción ordinaria y extraordinaria.

1. Ambas conducen a la adquisición del dominio.

2. Tanto una como otra requieren posesión. Una, regular; la otra irregular.

3. En cuanto al computo del plazo, en ambos se aplican las reglas de los arts. 48, 49 y 50.

Diferencias entre la prescripción ordinaria y extraordinaria.

1. En la prescripción ordinaria se requiere posesión regular, en la extraordinaria, posesión irregular.

2. En la prescripción ordinaria, el plazo es de dos y cinco años, según se trate de bienes muebles o de bienes
inmuebles; en la prescripción extraordinaria, el plazo es de diez años sin distingo.

4. La prescripción ordinaria se suspende a favor de ciertas personas; la extraordinaria no se suspende, salvo


el caso discutido de la prescripción entre cónyuges.

II.- DE LAS LIMITACIONES AL DOMINIO

Dentro del capítulo dedicado al estudio del dominio, en lo que decía relación con sus diversas clases, una de
las clasificaciones aludidas, lo ponderaba desde el punto de vista de su extensión, y distinguía entre propiedad
absoluta y propiedad fiduciaria. Esto es lo que retomáremos a partir de esta clase.

La propiedad absoluta, es la que no está sujeta a evento alguno que le ponga termino y es la regla general; la
fiduciaria, es la que está expuesta al gravamen de pasar a otra persona por el evento de cumplirse una
condición.

En esta forma de propiedad, el dominio lo tiene una persona, pero este éste está expuesto a perderse y pasar
a otra, siempre que llegue a cumplirse una condición.

Este evento por el cual la propiedad pasa de una persona a otra se llama Restitución. Y es lo que a
continuación se analizara.

LA PROPIEDAD FIDUCIARIA.

En oposición a la propiedad absoluta, está la propiedad fiduciaria, que es “la que está sujeta al gravamen de
pasar a otra persona, por el hecho de verificarse una condición”, (art. 733, inc. 1°)

Art. 733. Se llama propiedad fiduciaria la que está sujeta al gravamen


de pasar a otra persona, por el hecho de verificarse una condición.
La constitución de la propiedad fiduciaria se llama
fideicomiso.
Este nombre se da también a la cosa constituida en
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propiedad fiduciaria.
La translación de la propiedad a la persona en cuyo
favor se ha constituido el fideicomiso, se llama
restitución.

La constitución de la propiedad fiduciaria se llama fideicomiso. Este nombre se da también a la cosa constituida
en propiedad fiduciaria. (art. 733, inc. 2° y 3°).

Personas que intervienen en el fideicomiso. Son tres:

1° El constituyente. Es la persona que dispone de una cosa suya a favor de otra a quien grava con la
obligación de restituirla a una tercera si se verifica una condición. Llámase restitución “la traslación de la
propiedad a la persona en cuyo favor se ha constituido el fideicomiso” (art. 733, inc. final)

2° El fiduciario. Es la persona que recibe la cosa con la carga de restitución.

3° El fideicomisario. Es la persona a quien si se cumple la condición, debe hacerse la restitución, el traslado


de la propiedad que recibió primeramente el fiduciario.

Ejemplo. Primus (constituyente) deja una casa a Secundus (fiduciario) para que la adquiera Tertius
(fideicomisario) cuando éste se reciba de abogado.

La ley señala que el propietario fiduciario o simplemente, fiduciario, podrá faltar y en ese caso hará sus veces
el constituyente (art. 748); asimismo, el fideicomisario también puede faltar, siempre que se espere que llegue
a existir, porque de acuerdo a la ley, al momento de producirse la restitución, cuando se cumple la condición,
es indispensable que exista el fideicomisario. Este es una caso excepcional en que la ley presume una
condición y la considera como un requisito de existencia o un elemento esencial. (art. 737). Si el fideicomisario
no existiera al tiempo de la restitución, se consolidará el dominio en el propietario fiduciario y terminará la
propiedad fiduciaria.

Art. 748. Cuando en la constitución del fideicomiso


no se designe expresamente el fiduciario, o cuando falte
por cualquiera causa el fiduciario designado, estando
todavía pendiente la condición, gozará fiduciariamente
de la propiedad el mismo constituyente, si viviere, o
sus herederos.

Art. 737. El fideicomisario puede ser persona que


al tiempo de deferirse la propiedad fiduciaria no
existe, pero se espera que exista.

En la propiedad fiduciaria, desde el punto de vista del fiduciario, la condición es resolutiva, porque por su
ocurrencia se extingue el derecho, se pierde el dominio de la cosa; con una particularidad, y es que en éste
caso, la condición no opera con efecto retroactivo.

Desde el punto de vista del fideicomisario, la condición es suspensiva, porque por su ocurrencia va a nacer su
derecho.
En el fideicomiso solo existe un derecho real que es el de dominio y lo tiene el propietario fiduciario, el es el
dueño, lo que ocurre es que está expuesto a perder ese dominio, el que pasaría al fideicomisario, siempre que
se cumpla con la condición estipulada.

Limitaciones que impone la propiedad fiduciaria.

1° Afecta el carácter perpetuo del dominio. El propietario fiduciario, pierde el dominio cuando se cumple la
condición estipulada.

2° Afecta el carácter absoluto del dominio, porque le impone al fiduciario una serie de limitaciones.

Fideicomiso sucesivo. Al legislador no le agradaba la propiedad fiduciaria, porque estimaba que entrababa la
libre circulación de los bienes, y por este motivo el art. 745 prohibe los fideicomisos sucesivos, y si de hecho se
instituyen dos o mas, una vez que se consolida el dominio en el primer fideicomisario, se va a extinguir la
expectativa de los demás.

Art. 745. Se prohíbe constituir dos o más


fideicomisos sucesivos, de manera que restituido el
fideicomiso a una persona, lo adquiera ésta con el
gravamen de restituirlo eventualmente a otra.
Si de hecho se constituyeren, adquirido el
fideicomiso por uno de los fideicomisarios nombrados,
se extinguirá para siempre la expectativa de los otros.
La Corte Suprema ha señalado que esta figura, está sancionada con la nulidad absoluta, por ser el art. 745 una
norma prohibitiva.

La sustitución fideicomisaria. La ley la permite, y se presenta cuando se designa a un fideicomisario y a uno


o mas sustitutos para que lo reemplacen si es que llega a faltar. La ley también permite que haya varios
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propietarios fiduciarios y si llega a faltar uno de ellos, la porción del que falta acrece la porción de los demás.
(art. 750).

Art. 750. Siendo dos o más los propietarios


fiduciarios, habrá entre ellos derecho de acrecer, según
lo dispuesto para el usufructo en el artículo 780,
inciso 1º.

El art. 736, permite que sobre una misma propiedad se instituya fideicomiso a favor de una persona y usufructo
a favor de otra.

Art. 736. Una misma propiedad puede constituirse a


la vez en usufructo a favor de una persona y en
fideicomiso a favor de otra.

Tiempo en que debe operar la condición en el fideicomiso. La ley en el art. 739, señala que la condición se
tiene por fallida si tarda mas de cinco años en verificarse, estos se cuentan desde que se constituyó el
fideicomiso. Fallida la condición, se consolidará el dominio en manos del fiduciario y se extingue la expectativa
del fideicomisario.

Art. 739. Toda condición de que penda la restitución


de un fideicomiso, y que tarde más de cinco años en
cumplirse, se tendrá por fallida, a menos que la muerte
del fiduciario sea el evento de que penda la restitución.
Estos cinco años se contarán desde la delación de la
propiedad fiduciaria.

Con todo, el mismo art. 739 contempla una excepción, en el sentido que no es necesario que la condición se
verifique dentro de los cinco años, cuando la muerte del fiduciario sea el evento de que penda la restitución.

Cosas susceptibles de fideicomiso. Está regulado en el art. 734 y de acuerdo a la ley, no puede constituirse
fideicomiso sino sobre la totalidad de la herencia o una cuota de ella o sobre uno o mas cuerpos ciertos.

Art. 734. No puede constituirse fideicomiso sino


sobre la totalidad de una herencia o sobre una cuota
determinada de ella, o sobre uno o más cuerpos ciertos.

La frase inicial de la disposición “No se puede constituir fideicomiso sino” demuestra que la enumeración de las
cosas que pueden constituirse en fideicomiso es taxativa.

Como el fiduciario debe restituir la misma cosa cuando se cumpla la condición, esa cosa no podrá ser genérica,
ni consumible.

Solemnidades para la constitución del fideicomiso. Se puede constituir de dos maneras distintas, al tenor
de lo que dispone el art. 735.

Art. 735. Los fideicomisos no pueden constituirse


sino por acto entre vivos otorgado en instrumento
público, o por acto testamentario.
La constitución de todo fideicomiso que comprenda o
afecte un inmueble, deberá inscribirse en el competente
Registro.

a) Por acto entre vivos a través de instrumento público. Y,

b) Por acto testamentario.

Por lo tanto, la constitución del fideicomiso siempre es solemne.

Cuando la propiedad fiduciaria recae sobre bienes raíces y se constituye por acto entre vivos, además del
instrumento público, se exige la inscripción (otra solemnidad) en el CBR.
Algunos autores consideran que en estos casos la solemnidad es sólo una, el instrumento público.

La inscripción, como sabemos, sería la forma de hacer la tradición. Pero la mayoría de los autores consideran,
que tanto el instrumento público, como la inscripción serían solemnidades. Por tanto, el fideicomiso seria
doblemente solemne, sin perjuicio que la inscripción, además seria la forma de hacer tradición de la propiedad
o del dominio.

Cuando el fideicomiso se constituye por testamento o en un acto testamentario y se refiere a un bien raíz ,
también debe inscribirse en el registro de hipotecas y gravámenes.

Sin embargo, todos los autores están de acuerdo en que la inscripción en estos casos, no opera como
tradición, , porque en tal caso opera el modo de adquirir llamado sucesión por causa de muerte, y sabido es
que una cosa no puede adquirirse por dos modos diferentes.
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Derechos y obligaciones del fiduciario. El fiduciario es dueño de la cosa, lo que ocurre es que existe una
condición resolutoria pendiente, por cuyo cumplimiento, se extinguirá su derecho de dominio; pero mientras eso
no ocurra, el fiduciario es dueño.

Los derechos de que goza son los siguientes:

1° Como es dueño, el art. 893 lo autoriza a ejercer la acción reivindicatoria.

Art. 893. La acción reivindicatoria o de dominio


corresponde al que tiene la propiedad plena o nuda,
absoluta o fiduciaria de la cosa.

2° El fiduciario puede transferir la propiedad fiduciaria por acto entre vivos y transmitirlo por causa de muerte.
(art. 751).

Art. 751. La propiedad fiduciaria puede enajenarse


entre vivos y transmitirse por causa de muerte, pero en
uno y otro caso con el cargo de mantenerla indivisa, y
sujeta al gravamen de restitución bajo las mismas
condiciones que antes.
No será, sin embargo, enajenable entre vivos,
cuando el constituyente haya prohibido la enajenación;
ni transmisible por testamento o abintestato, cuando el
día prefijado para la restitución es el de la muerte del
fiduciario; y en este segundo caso si el fiduciario la
enajena en vida, será siempre su muerte la que determine
el día de la restitución.

Sin embargo, para proteger la mera expectativa del fideicomisario, la ley, en el mismo art. le impone una
limitación, puesto que esta transferencia o transmisión se debe hacer con el cargo de mantener indivisa la
propiedad.

La ley faculta al constituyente para que prohiba la enajenación, y en ese caso, el fiduciario no podrá transferir la
propiedad, por que es uno de los casos en que la cláusula de no enajenar se permite.

Además la ley consagra un caso de excepción, en que el fiduciario no puede transmitir la propiedad, este caso
se presenta, cuando la condición consista en la muerte del fiduciario (se extingue su derecho).

3° El fiduciario puede gravar la propiedad, puede constituir hipotecas, servidumbres y censos. (art. 757)

Art. 757. En cuanto a la imposición de hipotecas,


censos, servidumbres, y cualquiera otro gravamen, los
bienes que fiduciariamente se posean se asimilarán a los
bienes de la persona que vive bajo tutela o curaduría, y
las facultades del fiduciario a las del tutor o curador.
Impuestos dichos gravámenes sin previa autorización
judicial con conocimiento de causa, y con audiencia de
los que según el artículo 761 tengan derecho para
impetrar providencias conservatorias, no será obligado
el fideicomisario a reconocerlos.

Sin embargo, al igual que en el caso anterior, la ley le impone ciertas limitaciones, para proteger al
fideicomisario. A saber:

a) Para constituir gravámenes, el fiduciario debe estar autorizado por el Juez, quien se pronunciará
con conocimiento de causa.

b) Al constituirse el gravamen, debe oírse a ciertas personas que son las señaladas en el art. 761, inc. 3°.

Art. 761. El fideicomisario, mientras pende la


condición, no tiene derecho ninguno sobre el
fideicomiso, sino la simple expectativa de adquirirlo.
Podrá, sin embargo, impetrar las providencias
conservatorias que le convengan, si la propiedad
pareciere peligrar o deteriorarse en manos del
fiduciario.
Tendrán el mismo derecho los ascendientes del
fideicomisario que todavía no existe y cuya existencia
se espera; los personeros de las corporaciones y
fundaciones interesadas; y el defensor de obras pías, si
el fideicomiso fuere a favor de un establecimiento de
beneficencia.

Si el fiduciario constituye un gravamen sin cumplir con estos dos requisitos o condiciones, este le será
inoponible al fideicomisario.
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4° De acuerdo a lo que dispone la ley, la cosa constituida en fideicomiso es inembargable, mientras se


encuentre en poder del fiduciario. Art. 1618 N°8 y 445 N°14 del C.P.C.

Art. 1618. La cesión comprenderá todos los bienes,


derechos y acciones del deudor, excepto los no
embargables.
No son embargables..
8.º La propiedad de los objetos que el deudor posee
fiduciariamente;

Esta inembargabilidad solo comprende la cosa constituida en fideicomiso, pero no alcanza a sus frutos

Aparece de manifiesto, que el objeto de esta norma es proteger al fideicomisario, porque si fuese posible
embargar las cosas por las deudas del fiduciario, al cumplirse la condición, podrían verse burlados los
derechos del primero.

La Corte de Apelaciones ha sostenido que la mera expectativa del fideicomisario, también es inembargable,
porque mientras no se cumpla la condición, no hay derecho, solo existe un derecho eventual y estos son
inembargables.

5° Como dueño, el puede demandar por daños y perjuicios, cuando la propiedad sea afectada. Art. 2315

Art. 2315. Puede pedir esta indemnización no sólo


el que es dueño o poseedor de la cosa que ha sufrido
el daño, o su heredero, sino el usufructuario, el
habitador o el usuario, si el daño irroga perjuicio
a su derecho de usufructo o de habitación o uso.
Puede también pedirla en otros casos el que tiene
la cosa con obligación de responder de ella; pero
sólo en ausencia del dueño.

6° El fiduciario tiene derecho a llevarse las obras necesarias, si es que el fideicomisario no se allana a
pagárselas.

7° Finalmente, el fiduciario tiene derecho de retención; una vez cumplida la condición,. Si es que el
fideicomisario le adeudare pagos o indemnizaciones.

Las obligaciones.

1° El fiduciario está obligado a conservar la cosa y a restituirla al fideicomisario una vez que se cumpla la
condición.

Debe cuidar la cosa como un buen padre de familia, por lo que responde de culpa leve. Asimismo, responderá
de todo menoscabo o deterioro que sufra la cosa y que sea consecuencia de su hecho o conducta. Art. 758.

Art. 758. Por lo demás, el fiduciario tiene la


libre administración de las especies comprendidas en el
fideicomiso, y podrá mudar su forma; pero conservando su
integridad y valor.
Será responsable de los menoscabos y deterioros que
provengan de su hecho o culpa.

2° El fiduciario está obligado a hacer inventario solemne en los mismos términos que el usufructuario. Art. 754.

Art. 754. El propietario fiduciario tiene sobre las


especies que puede ser obligado a restituir, los
derechos y cargas del usufructuario, con las
modificaciones que en los siguientes artículos se
expresan.

Sin embargo, el fiduciario no está obligado a rendir caución, que se llama de conservación y restitución, a
menos, que por sentencia judicial se le ordene como una medida conservativa, y esto a diferencia de lo que
ocurre con el usufructuario. Art. 755.

Art. 755. No es obligado a prestar caución de


conservación y restitución, sino en virtud de sentencia
de juez, que así lo ordene como providencia
conservatoria, impetrada en conformidad al artículo 761.
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Derechos y obligaciones del fideicomisario. Para él la condición que existe es suspensiva, por lo tanto,
mientras ésta no se verifique, no tiene derecho alguno sobre la cosa, solo tiene la mera expectativa de llegar a
hacerse dueño, si es que se verifica la condición. Art. 761, inc. 1°.

Art. 761. El fideicomisario, mientras pende la


condición, no tiene derecho ninguno sobre el
fideicomiso, sino la simple expectativa de adquirirlo.
Podrá, sin embargo, impetrar las providencias
conservatorias que le convengan, si la propiedad
pareciere peligrar o deteriorarse en manos del
fiduciario.
Tendrán el mismo derecho los ascendientes del
fideicomisario que todavía no existe y cuya existencia
se espera; los personeros de las corporaciones y
fundaciones interesadas; y el defensor de obras pías, si
el fideicomiso fuere a favor de un establecimiento de
beneficencia.

Sin embargo, y pese a que solo tiene una expectativa, o derecho eventual, la ley le concede ciertos derechos,
a saber:

1° Podrá transferir o enajenar su mera expectativa.


Así lo ha dicho la Corte Suprema, porque de acuerdo al art. 1813, la venta de cosa futura vale, pudiendo tener
dos modalidades.

Art. 1813. La venta de cosas que no existen, pero


se espera que existan, se entenderá hecha bajo la
condición de existir, salvo que se exprese lo contrario,
o que por la naturaleza del contrato aparezca que se
compró la suerte.

a) Si se entiende hecha a todo evento, esa compraventa va a ser aleatoria y pura y simple.
b) La compraventa se entiende hecha bajo la condición que la cosa futura llegue a existir.

2° El fideicomisario puede intentar medidas conservativas cuando la propiedad fiduciaria puede peligrar o
deteriorarse en manos del fiduciario. Art. 761, inc. 2°. Esta norma está en armonía con la del art. 1492, que le
concede a todo acreedor condicional esta facultad.

Art. 1492. El derecho del acreedor que fallece en


el intervalo entre el contrato condicional y el
cumplimiento de la condición, se transmite a sus
herederos; y lo mismo sucede con la obligación del
deudor.
Esta regla no se aplica a las asignaciones
testamentarias, ni a las donaciones entre vivos.
El acreedor podrá impetrar durante dicho intervalo
las providencias conservativas necesarias.

Si el fideicomisario es una persona que aún no existe, pero se espera llegue a existir; la ley permite que sus
ascendientes legítimos intenten estas medidas conservativas; y si el fideicomisario es una persona jurídica,
estas medidas podrán intentarlas las personas de las corporaciones o fundaciones interesadas. Art. 761, inc. 3°

3° El fideicomisario tiene derecho a ser oído, cuando el fiduciario quiere gravar la propiedad. Art. 757. Si no es
oído, habrá inoponibilidad.

Art. 757. En cuanto a la imposición de hipotecas,


censos, servidumbres, y cualquiera otro gravamen, los
bienes que fiduciariamente se posean se asimilarán a los
bienes de la persona que vive bajo tutela o curaduría, y
las facultades del fiduciario a las del tutor o curador.
Impuestos dichos gravámenes sin previa autorización
judicial con conocimiento de causa, y con audiencia de
los que según el artículo 761 tengan derecho para
impetrar providencias conservatorias, no será obligado
el fideicomisario a reconocerlos.

4° tiene la facultad de solicitar que el fiduciario rinda caución de conservación y restitución, porque de acuerdo
a la ley, el Juez puede ordenar que el fiduciario la rinda a pedido del fideicomisario. Art. 755.

Art. 755. No es obligado a prestar caución de


conservación y restitución, sino en virtud de sentencia
de juez, que así lo ordene como providencia
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conservatoria, impetrada en conformidad al artículo 761.

5° El fideicomisario tiene derecho a solicitar indemnización de perjuicios por los menoscabos y deterioros que
provengan del hecho o culpa del fiduciario, art. 758.

Art. 758. Por lo demás, el fiduciario tiene la


libre administración de las especies comprendidas en el
fideicomiso, y podrá mudar su forma; pero conservando su
integridad y valor.
Será responsable de los menoscabos y deterioros que
provengan de su hecho o culpa.

El fideicomisario no puede transmitir su mera expectativa, porque es una condición esencial para la existencia
del fideicomiso, que al tiempo de verificarse la condición, la persona del fideicomisario exista.

Las obligaciones. Esta obligado a reembolsar al fiduciario las expensas extraordinarias que se hubieren
hecho en la cosa, y por este derecho, el fiduciario tiene la facultad de retención. Art. 756.

Art. 756. Es obligado a todas las expensas


extraordinarias para la conservación de la cosa, incluso
el pago de las deudas y de las hipotecas a que estuviere
afecta; pero llegado el caso de la restitución, tendrá
derecho a que previamente se le reembolsen por el
fideicomisario dichas expensas, reducidas a lo que con
mediana inteligencia y cuidado debieron costar, y con
las rebajas que van a expresarse:
1º Si se han invertido en obras materiales, como
diques, puentes, paredes, no se le reembolsará en razón
de estas obras, sino lo que valgan al tiempo de la
restitución;
2º Si se han invertido en objetos inmateriales,
como el pago de una hipoteca, o las costas de un pleito
que no hubiera podido dejar de sostenerse sin
comprometer los derechos del fideicomisario, se rebajará
de lo que hayan costado estos objetos una vigésima parte
por cada año de los que desde entonces hubieren
transcurrido hasta el día de la restitución; y si
hubieren transcurrido más de veinte, nada se deberá por
esta causa.

Extinción de la propiedad fiduciaria.

El fideicomiso se extingue por diversas causas, señaladas en el art. 763, a saber:

Art. 763. El fideicomiso se extingue:


1º Por la restitución;
2º Por la resolución del derecho de su autor, como
cuando se ha constituido el fideicomiso sobre una cosa
que se ha comprado con pacto de retrovendendo, y se
verifica la retroventa;
3º Por la destrucción de la cosa en que está
constituido, conforme a lo prevenido respecto al
usufructo en el artículo 807;
4º Por la renuncia del fideicomisario antes del día
de la restitución; sin perjuicio de los derechos de los
substitutos;
5º Por faltar la condición o no haberse cumplido en
tiempo hábil;
6º Por confundirse la calidad de único
fideicomisario con la de único fiduciario.

1° Por la restitución que es la traslación de la propiedad del fiduciario al fideicomisario, y esta traslación se
produce cuando se verifica la condición.

2° Por resolución del derecho del constituyente. Por ej. se a comprado con pacto de retroventa, y se verifica
ésta.

3° Por la destrucción de la cosa dada en fideicomiso. La ley en esta materia, se remite a las reglas del
usufructo; y estas señalan que si la destrucción es total, se extingue el usufructo; si la destrucción es parcial,
subsiste el usufructo sobre el resto que subsista.

4° Por la renuncia del fideicomisario antes del día de la restitución. El fideicomisario tiene un derecho eventual,
que mira su solo interés, y por lo tanto, aplicando el art. 12, este derecho eventual es renunciable; sin embargo,
la renuncia es personal y por lo tanto no afectará los derechos de los sustitutos, si es que los hay.
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Art. 12. Podrán renunciarse los derechos conferidos
por las leyes, con tal que sólo miren al interés
individual del renunciante, y que no esté prohibida su
renuncia.

5° Por faltar la condición o no haberse cumplido en tiempo hábil. Es decir, la ley se refiere a la situación que se
presenta cuando la condición es fallida o bien cuando no se verifica dentro de los cinco años siguientes. Y,

6° Por confundirse las calidades de único fideicomisario con único fiduciario.

Derecho Real de Usufructo

El usufructo se encuentra tratado en el Título IX del Libro II, arts. 764 a 810. Asimismo, el art. 732 N°2,
menciona al usufructo como una limitación al dominio.

Art. 732. El dominio puede ser limitado de varios


modos:
1º Por haber de pasar a otra persona en virtud de
una condición;
2º Por el gravamen de un usufructo, uso o
habitación, a que una persona tenga derecho en las cosas
que pertenecen a otra; y
3º Por las servidumbres.

Definición. El art. 764 dice que el usufructo es...........” (memoria)

Art. 764. El derecho de usufructo es un derecho real que consiste


en la facultad de gozar de una cosa con cargo de conservar su forma y substancia, y de restituirla a su dueño,
si la cosa no
es fungible; o con cargo de volver igual cantidad y calidad del mismo género, o de pagar su valor, si la cosa es
fungible.

Personas que intervienen en el usufructo Éste supone, necesariamente dos personas:

El usufructuario, que tiene las facultades del uso y goce de la cosa, y

El nudo propietario, que si bien está desnudo del uso y del goce, tiene la facultad de disposición.
La persona que crea, establece o da origen al usufructo se llama constituyente. Este puede quedar totalmente
al margen del derecho o pasar a ser uno de sus elementos personales. Ninguna injerencia tiene si el usufructo
de la cosa se lo da a un tercero y la nuda propiedad a otro; pero puede desprenderse sólo de la nuda
propiedad y reservarse el usufructo (en tal caso el constituyente sería usufructuario) o, por el contrario, puede
desprenderse del uso y del goce y conservar la nuda propiedad (caso en que el constituyente sería nudo
propietario).

Clases de usufructo. Según a las personas a quienes se concede, pueden ser simple o múltiple.

Simple, si se concede a una sola persona

Múltiple, si se concede a varias. Este último se subdivide en simultáneo, cuando se confiere el goce actual a
todos los usufructuarios; hay cousufructo, una especie de comunidad en él; y,
Sucesivo, cuando se concede el goce a los titulares del derecho a uno en pos de otro. La ley prohibe esta
forma de usufructo, porque se estima que entraba la libre circulación de los bienes.

Características.

1° Es un derecho real. Porque se ejerce sobre una cosa sin respecto a determinada persona. Por lo tanto está
protegido por la acción reivindicatoria. (art. 577, 764).

Art. 577. Derecho real es el que tenemos sobre una


cosa sin respecto a determinada persona.
Son derechos reales el de dominio, el de herencia,
los de usufructo, uso o habitación, los de servidumbres
activas, el de prenda y el de hipoteca. De estos derechos
nacen las acciones reales.

2° Es un derecho de goce. Comprende el uso y el goce de la cosa (usus y fructus). Y como consecuencia de
esto, es una limitación al dominio, porque el nudo propietario estará desprovisto de éstas facultades. El
usufructuario se hace dueño de los frutos.

3° Es un derecho temporal. Está sujeto a un plazo a diferencia de la propiedad fiduciaria que estaba sujeta a
una condición. De manera que en el usufructo una vez cumplido el plazo, se consolida el dominio en manos del
nudo propietario.

4° Es un derecho intransmisible. Lo dice el art. 773, inc. 2°. A diferencia de la nuda propiedad, que se puede
transferir y transmitir, pero con la carga del usufructo.
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Art. 773. La nuda propiedad puede transferirse por


acto entre vivos, y transmitirse por causa de muerte.
El usufructo es intransmisible por testamento o
abintestato.

5° Con el usufructo coexisten dos derechos reales en forma conjunta, el derecho real de usufructo, que lo
detenta el usufructuario; y el derecho real de dominio, que lo tiene el nudo propietario.

6° Es un derecho real sobre cosa ajena (iure in re alieni). El usufructuario es un mero tenedor de la cosa dada
en usufructo, reconoce dominio ajeno. Lo que ocurre, es que él es poseedor y dueño de su derecho real.

Usufructo y cuasi usufructo. De la definición que da el art. 764, se concluye que el usufructo puede recaer
sobre cosas fungibles o no fungibles. Sin embargo la mayoría de los autores, considera que el código
confundió los conceptos, debiendo haber dicho cosas consumibles y no consumibles.

Por lo tanto, si el usufructo recae sobre cosas no consumibles, la doctrina señala que en ese caso existe
propiamente usufructo y se puede definir como; “un derecho real que consiste en la facultad de usar de una
cosa con cargo de conservar su forma y sustancia y de restituirla a su dueño”.

Si el usufructo recae sobre cosas consumibles, no habrá usufructo propiamente tal, sino que existirá cuasi
usufructo, y se podría definir como “un derecho real que consiste en la facultad de gozar de una cosa con cargo
de devolver igual cantidad y calidad del mismo genero o de pagar su valor”. De esta definición se desprende
que el cuasi usufructuario, tiene un derecho alternativo, que no lo tiene el usufructuario propiamente tal.
En conclusión, el usufructo se encuentra definido en la 1ª parte del art. 764, recae sobre cosas no consumibles
y es un título de mera tenencia, porque el usufructuario reconoce dominio ajeno. En cambio, el cuasi usufructo
está definido en la 2ª parte del art. 764, recae sobre cosas consumibles, es un título traslaticio de dominio. El
cuasi usufructuario adquiere el dominio de las cosas que se le entregan, obligándose a devolver otras de igual
cantidad y calidad o a pagar su valor.

Comparación usufructo y cuasiusufructo.

USUFRUCTO CUASIUSUFRUCTO
El usufructo es un título de mera tenencia El cuasiusufructo es un título traslaticio de dominio
El usufructuario es un mero tenedor de la cosa fructuaria
El cuasi usufructuario es dueño de la cosa
Consecuencia de lo anterior, es que en el usufructo, El nudo
si el propietario sólo tiene un crédito, tiene una acción
usufructuario retiene indebidamente la cosa, el art. personal
915, da para exigir al cuasi usufructuario otras cosas de la
al nudo propietario la acción reivindicatoria misma calidad y cantidad o bien su valor.

Art. 915.
Las reglas de este título se aplicarán
contra el que poseyendo a nombre ajeno retenga
indebidamente una cosa raíz o mueble, aunque lo haga sin
ánimo de señor.

En el usufructo, si la cosa se destruye por caso fortuito


En el cuasi
o usufructo, es el cuasi usufructuario el que debe
fuerza mayor, el usufructuario no responde. El riesgo
responder,
es del esto porque las cosas perecen para su dueño,
nudo propietario, porque él es el dueño por lo tanto, el riesgo es de él.

En el usufructo se debe restituir la misma especie.Según


En elFernando Rozas, en este caso la elección le
cuasi usufructo, se restituye otra cosa de la mismacorresponde
calidad al cuasi usufructuario, aquí existe una
y cantidad o bien se paga su valor obligación alternativa y en ellas, si nada se dice, la elección
es del deudor. Otro autores, Alessandri y Somarriva,
sostienen que en estos casos, la elección es del nudo
propietario

Comparación cuasiusufructo y Mutuo.

Ambos se asemejan en el sentido que los dos son títulos traslaticios de dominio; sin embargo, se diferencian
en:

CUASIUSUFRUCTO MUTUO
El cuasiusufructo se puede constituir por acuerdoElde mutuo
las sólo puede constituirse por acuerdo de las partes
partes, por ley o por testamento
El cuasiusufructo si recae sobre bienes muebles, El mutuo
es sólo puede constituirse por acuerdo de las partes
consensual y si recae sobre bienes raíces, es solemne
El cuasi usufructuario está obligado a prestar caución
El mutuario
y no tiene ninguna de estas dos obligaciones.
hacer inventario solemne
El cuasiusufructo es un derecho real El mutuo es un contrato.

Comparación usufructo y Arrendamiento. Ambos conceden el uso y goce de una cosa, a una persona
distinta al dueño.
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USUFRUCTO ARRENDAMIENTO
El usufructo es un derecho real y como tal, el usufructuario
El arrendamiento, por su parte, es un contrato; y el
ejerce su derecho directamente sobre la cosa, arrendatario
sin ejerce su derecho directamente en la cosa, el
intervención de ninguna persona. Planiol, dice que debe
el nudo
vincularse con el arrendador, el tiene un derecho
propietario está obligado a dejar que el usufructuario
personal
ejerza
su derecho, sin poder intervenir

El usufructuario recibe la cosa en el estado en El


que
arrendatario
se tiene derecho a exigir que la cosa se le
encuentra entregue en buen estado

En el usufructo si la cosa se deteriora, la regla general


El arrendador
es tiene esta obligación
que el nudo propietario no esté obligado a repararla.

Si el usufructo recae sobre bienes raíces, es solemne


El arrendamiento siempre es un contrato consensual,
aunque recaiga sobre bienes raíces, lo que ocurre es que
en estos casos, la ley exige la escrituración por vía de
prueba, pero no como solemnidad.

Criticas a la institución del usufructo. En doctrina, los autores han criticado la institución, porque no es
favorable para la buena administración de los bienes. El usufructuario tiende a abusar, a sacar el mayor
provecho posible de la cosa que debe después restituir, sin que le importe el menoscabo que ella sufra. Si los
bienes dados en usufructo exigen grandes reparaciones o gastos importantes, será difícil que el usufructuario
los haga, pues tendrá temor de que la compensación económica la aproveche el nudo propietario. Y éste, por
su parte, tampoco estará llano a hacer sacrificios, temeroso de que si el usufructo se prolonga por mucho
tiempo el ganancioso será el usufructuario. Todas estas dificultades tratan de superarse con una adecuada
reglamentación legal.

Sin desconocer los inconvenientes, la existencia del usufructo en los códigos es defendida, porque presta una
positiva utilidad social, como es la de “garantizar a una persona recursos seguros durante su vida sin quitar la
propiedad de los bienes a los herederos consanguíneos”.

Cosas susceptibles de usufructo. A este respecto, la ley nada a señalado, por lo que se puede concluir que,
se puede constituir usufructo sobre cualquier tipo de cosas, sean muebles o inmuebles, corporales o
incorporales, consumibles o no.

En el usufructo, el usufructuario tiene tres calidades jurídicas distintas; a saber:

a) Es mero tenedor de la cosa fructuaria;


b) Poseedor de su derecho real de usufructo; y,
c) Dueño de su derecho real de usufructo.

Constitución del usufructo.

El derecho de usufructo –dice el código- se puede constituir de varios modos: art. 766.

Art. 766. El derecho de usufructo se puede L. 19.585


constituir de varios modos: Art. 1º, Nº 69

1º Por la ley;
2º Por testamento;
3º Por donación, venta u otro acto entre vivos;
4º Se puede también adquirir un usufructo por
prescripción.

1° Por voluntad del constituyente;

2° Por ley,

3° Por prescripción; y,

4° Por sentencia judicial.

1° Por voluntad del constituyente. El constituyente es dueño de la cosa que se va a dar en usufructo y se
pueden presentar las siguientes situaciones:

a) Que el propietario conceda la nuda propiedad a otra persona y se reserva para sí el usufructo. Esta figura se
llama retención.

b)..Puede acontecer, que el propietario concede el usufructo a un tercero y se reserva la nuda propiedad. Aquí
se habla de constitución por vía directa.

c) También puede acontecer que el propietario conceda la nuda propiedad y el usufructo a terceras
personas. En este caso se habla de constitución por vía de desprendimiento.
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El constituyente puede instituir el usufructo por acto entre vivos o por acto testamentario.

Por acto entre vivos. En este caso el usufructo puede recaer sobre bienes muebles o inmuebles.

En el primer caso, el usufructo es consensual; en el segundo, es solemne, requiere instrumento público inscrito.

La doctrina discute cual es la solemnidad. Algunos autores señalan, que la única solemnidad es el instrumento
público, el que normalmente será un escritura pública y la inscripción sería modo de adquirir (tradición) del
derecho real de usufructo. Otros autores, que tanto el instrumento público como la inscripción son
solemnidades, pero la inscripción jugaría un doble papel, porque además haría las veces de tradición. Por lo
tanto, para la segunda posición, si falta la inscripción, no sólo no se adquiere el derecho real de usufructo, sino
que tampoco se constituye.

La Corte suprema en un principio admitió este último criterio, pero en los últimos años, se ha inclinado por la
primera tesis.

Por acto testamentario. En este caso, sea que el usufructo recaiga sobre bienes muebles o inmuebles,
siempre es solemne.

Si recae sobre bienes raíces, no necesita inscripción, esto se desprende, a contrario sensu de lo que dispone el
art. 767, que exige la inscripción cuando el usufructo se constituye por acto entre vivos, sin referirse a la
constitución por acto testamentario.

Art. 767. El usufructo que haya de recaer sobre


inmuebles por acto entre vivos, no valdrá si no se
otorgare por instrumento público inscrito.

En el testamento, el dominio del usufructo se adquiere por sucesión por causa de muerte y la inscripción no
sería necesaria, porque ésta es tradición y aquí opera otro modo de adquirir.

2° Usufructo constituido por ley. El art. 810 señala, que son usufructos legales, el del padre o madre de
familia sobre ciertos bienes del hijo, y el del marido, como administrador de la sociedad conyugal, en los bienes
de la mujer.

Art. 810. El usufructo legal del padre o madre de L. 5.521


familia sobre ciertos bienes del hijo, y el del marido, Art. 1º
como administrador de la sociedad conyugal, en los
bienesde la mujer, están sujetos a las reglas especiales
del título De la patria potestad y del título De la
sociedad conyugal.

Sin embargo, éstos no son verdaderamente usufructos legales, porque presentan particularidades que
demuestran técnicamente algo distinto. La doctrina ha señalado que son derechos de goce; con todo, nuestra
legislación los considera como usufructo.

3° Constituido por prescripción. De acuerdo a lo que dispone el art. 2498, el usufructo se puede adquirir por
prescripción, como los demás derechos reales. Sin embargo, en la practica, la prescripción del usufructo es
muy escasa, porque lo normal es que la prescripción se refiera a la totalidad de la propiedad. De cualquier
manera, podría presentarse, si el constituyente no era dueño y pese a ello constituye un usufructo, en ese
caso, el usufructuario podría llegar a adquirir el dominio del usufructo por prescripción.

Art. 2498. Se gana por prescripción el dominio


de los bienes corporales raíces o muebles, que están
en el comercio humano, y se han poseído con las
condiciones legales.
Se ganan de la misma manera los otros derechos
reales que no están especialmente exceptuados.

En cuanto al plazo, se aplica la regla general, y por lo tanto, si el usufructuario era poseedor regular, será de 2
o 5 años, según se trate de cosas muebles o inmuebles; si era irregular, será de 10 años.

4° Por sentencia judicial. Para algunos autores, el único caso de usufructo constituido por el Juez, se
encuentra en la partición de bienes.

De acuerdo a lo que dispone el art. 1337, regla 6ª, el árbitro puede, con el consentimiento de los interesados,
entregar la nuda propiedad a un coasignatario o comunero y el usufructo a otro.

Art. 1337. El partidor liquidará lo que a cada uno


de los coasignatarios se deba, y procederá a la
distribución de los efectos hereditarios, teniendo
presentes las reglas que siguen:
6ª Si dos o más personas fueren coasignatarios de
un predio, podrá el partidor con el legítimo
consentimiento de los interesados separar de la
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propiedad el usufructo, habitación o uso para darlos por
cuenta de la asignación.

Otros autores, sostienen que existiría otro caso de usufructo constituido por el Juez, a saber, el que está en la
Ley 14.908, que es la ley sobre “abandono de familia y pago de pensiones alimenticias”. Esta norma señala
que el Juez, no sólo puede fijar las pensiones alimenticias en dinero, sino que también las puede fijar en forma
de usufructo, uso o habitación. En este caso, si la cosa es raíz, recae sobre un inmueble, la orden en la que se
constituye el usufructo, uso o habitación, debe inscribirse en el CBR.

Duración del usufructo.

El elemento fundamental del usufructo es el plazo; por lo tanto, tiene una limitación en el tiempo, al cabo del
cual, se consolida la propiedad en el nudo propietario, esto de acuerdo a lo que dispone el art. 765, inc. 2°.

Art. 765. El usufructo supone necesariamente dos


derechos coexistentes, el del nudo propietario y el del
usufructuario.
Tiene por consiguiente una duración limitada, al
cabo de la cual pasa al nudo propietario, y se consolida
con la propiedad.

La ley señala que el constituyente puede fijar el plazo que desee, pero si el usufructuario es persona es natural,
no puede exceder a su muerte. Si nada se dice, se entiende que el usufructo durará por toda la vida del
usufructuario. En cambio, si el usufructuario es una persona jurídica, el plazo no puede durar mas de 30 años,
y si nada se dice, el usufructo durará la cantidad de tiempo antes citada.
Limitaciones que el usufructo impone a lo propiedad.

La ley en esta materia establece ciertas prohibiciones, como la contemplada en el art. 769, en la que se
prohiben los usufructos sucesivos, que son aquellos que se presentan, cuando se le concede el uso y goce de
una cosa a un usufructuario hasta un determinado plazo, caso en el cual, pasa a otro usufructuario, y así
sucesivamente.

Art. 769. Se prohíbe constituir dos o más


usufructos sucesivos o alternativos.
Si de hecho se constituyeren, los usufructuarios
posteriores se considerarán como substitutos, para el
caso de faltar los anteriores antes de deferirse el
primer usufructo.
El primer usufructo que tenga efecto hará caducar
los otros; pero no durará sino por el tiempo que le
estuviere designado.

La ley las prohibe, por que entraba la libre circulación de los bienes, y si de hecho se constituyen, señala que
los usufructuarios nombrados después del primero se considerarán como sustitutos, de tal suerte que, el primer
usufructo que surta efecto, hará caducar los otros, pero sólo durará el tiempo que se hubiere estipulado.

Art. 768. Se prohibe constituir usufructo bajo alguna modalidad que suspenda su ejercicio. Si se vulnera esta
disposición, la ley señala que el usufructo no tiene valor.

Art. 768. Se prohíbe constituir usufructo alguno


bajo una condición o a un plazo cualquiera que suspenda
su ejercicio. Si de hecho se constituyere, no tendrá
valor alguno.
Con todo, si el usufructo se constituyere por
testamento, y la condición se hubiere cumplido, o el
plazo hubiere expirado antes del fallecimiento del
testador, valdrá el usufructo.

Con todo, se contempla una excepción a esta prohibición, y ésta se presenta cuando, la modalidad que limita el
ejercicio del usufructo se establece en un acto testamentario, y al morir el testador, ya se habría verificado
dicha modalidad. Esta excepción es lógica, porque al momento de morir el testador, la modalidad ya se ha
verificado, y por lo tanto, no estaría impidiendo que el usufructuario goce de su derecho real.

Con todo, la ley permite que al usufructo se le agregue una condición, para que cuando se verifique, se
consolide éste con la nuda propiedad. Este caso es diferente al anterior, porque aquí la condición no impide el
ejercicio del usufructo, lo que ocurre, es que verificada dicha condición, se consolidará el usufructo con la nuda
propiedad.

La comunidad en el usufructo. Esta regulado en el art. 772 y de acuerdo a él, se permite que se pueda
constituir usufructo a favor de dos o mas personas para que simultáneamente ejerzan su derecho real,
rigiéndose esta comunidad por las reglas generales en esta materia.

Art. 772. Se puede constituir un usufructo a favor


de dos o más personas, que lo tengan simultáneamente,
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por igual, o según las cuotas determinadas por el
constituyente; y podrán en este caso los usufructuarios
dividir entre sí el usufructo, de cualquier modo que de
común acuerdo les pareciere.

Derechos y obligaciones del usufructuario.

Derechos.

1° El usufructuario tiene derecho a usar y gozar de la cosa. Si la cosa es un mueble, el usufructuario tiene
derecho a usar y servirse de ella, según su naturaleza y destino. Art. 787.

Art. 787. El usufructuario de cosa mueble tiene el


derecho de servirse de ella según su naturaleza y
destino; y al fin del usufructo no es obligado a
restituirla sino en el estado en que se halle,
respondiendo solamente de aquellas pérdidas o deterioros
que provengan de su dolo o culpa.

Si la cosa es raíz, el usufructuario tiene derecho a percibir todos los frutos naturales de la cosa, incluso los que
estuvieren pendientes, al tiempo de constituirse el usufructo. Art. 781. Respecto a los frutos civiles, el
usufructuario también tiene derechos a ellos, y estos se perciben día por día.

Art. 781. El usufructuario de una cosa inmueble


tiene el derecho de percibir todos los frutos naturales,
inclusos los pendientes al tiempo de deferirse el
usufructo.
Recíprocamente, los frutos que aún estén pendientes
a la terminación del usufructo, pertenecerán al
propietario.

También el usufructuario tiene derecho a gozar de todas las servidumbres que pueden beneficiar al predio. Art.
782.

Art. 782. El usufructuario de una heredad goza de


todas las servidumbres activas constituidas a favor de
ella, y está sujeto a todas las servidumbres pasivas
constituidas en ella.

Si la cosa dada en usufructo es una heredad o un predio, el goce de ella se extiende a todos los bosques y
arbolados, pero con el cargo de conservarlos y de responder de su deterioro. Art. 783
Por último, se permite al usufructuario gozar de ciertos productos de la cosa fructuaria, como son las minas y
canteras. Art. 784.

Art. 783. El goce del usufructuario de una heredad


se extiende a los bosques y arbolados, pero con el cargo
de conservarlos en un ser, reponiendo los árboles que
derribe, y respondiendo de su menoscabo, en cuanto no
dependa de causas naturales o accidentes fortuitos.

Art. 784. Si la cosa fructuaria comprende minas y


canteras en actual laboreo, podrá el usufructuario
aprovecharse de ellas, y no será responsable de la
disminución de productos que a consecuencia sobrevenga,
con tal que haya observado las disposiciones de la
ordenanza respectiva.

2° Tiene derecho a enajenar su usufructo. Por lo tanto este derecho es transferible, mas no transmisible,
como quedo dicho.

En caso de transferencia, la ley señala que el usufructuario cedente seguirá siendo responsable ante el nudo
propietario y las enajenaciones que pueda hacer, se resolverán al término del usufructo.

Con todo, la ley señala, que si bien el usufructuario puede enajenar su derecho real, existe una excepción, ya
que autoriza al constituyente para prohibir la enajenación. (la cláusula de no enajenar en este caso vale). Si
dicha prohibición se viola, la sanción es el termino del usufructo. Arts. 793 y 794.

Art. 793. El usufructuario puede dar en arriendo el


usufructo y cederlo a quien quiera a título oneroso o
gratuito.
Cedido el usufructo a un tercero, el cedente
permanece siempre directamente responsable al
propietario.
Pero no podrá el usufructuario arrendar ni ceder su
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usufructo, si se lo hubiese prohibido el constituyente;
a menos que el propietario le releve de la prohibición.
El usufructuario que contraviniere a esta
disposición, perderá el derecho de usufructo.

Art. 794. Aun cuando el usufructuario tenga la


facultad de dar el usufructo en arriendo o cederlo a
cualquier título, todos los contratos que al efecto haya
celebrado se resolverán al fin del usufructo.
El propietario, sin embargo, concederá al
arrendatario o cesionario el tiempo que necesite para la
próxima percepción de frutos; y por ese tiempo quedará
substituido al usufructuario en el contrato.

3° Puede hipotecar su derecho real de usufructo. Art. 2418.

Art. 2418. La hipoteca no podrá tener lugar


sino sobre bienes raíces que se posean en propiedad
o usufructo, o sobre naves.
Las reglas particulares relativas a la
hipoteca de las naves pertenecen al Código de
Comercio.

4° Puede arrendar su derecho real. Art. 793, inc. 1°.

5° Tiene derecho a administrar la cosa fructuaria. Art. 777. Y,

Art. 777. Si el usufructuario no rinde la caución a


que es obligado, dentro de un plazo equitativo, señalado
por el juez a instancia del propietario, se adjudicará
la administración a éste, con cargo de pagar al
usufructuario el valor líquido de los frutos, deducida
la suma que el juez prefijare por el trabajo y cuidados
de la administración.
Podrá en el mismo caso tomar en arriendo la cosa
fructuaria, o tomar prestados a interés los dineros
fructuarios, de acuerdo con el usufructuario.
Podrá también, de acuerdo con el usufructuario,
arrendar la cosa fructuaria, y dar los dineros a
interés.
Podrá también, de acuerdo con el usufructuario,
comprar o vender las cosas fungibles y tomar o dar
prestados a interés los dineros que de ello provengan.
Los muebles comprendidos en el usufructo, que
fueren necesarios para el uso personal del usufructuario
y de su familia, le serán entregados bajo juramento de
restituir las especies o sus respectivos valores,
tomándose en cuenta el deterioro proveniente del tiempo
y del uso legítimo.
El usufructuario podrá en todo tiempo reclamar la
administración prestando la caución a que es obligado.

6° Puede intentar la acción reivindicatoria para proteger su derecho real de usufructo.

Obligaciones. En este caso hay que distinguir:

I Obligaciones antes de entrar al goce de la cosa fructuaria. Art. 775, a saber:

Art. 775. El usufructuario no podrá tener la cosa


fructuaria sin haber prestado caución suficiente de
conservación y restitución, y sin previo inventario
solemne a su costa, como el de los curadores de bienes.
Pero tanto el que constituye el usufructo como el
propietario podrán exonerar de la caución al
usufructuario.
Ni es obligado a ella el donante que se reserva el
usufructo de la cosa donada.
La caución del usufructuario de cosas fungibles se
reducirá a la obligación de restituir otras tantas del
mismo género y calidad, o el valor que tuvieren al
tiempo de la restitución.

a) Debe rendir caución suficiente de conservación y restitución.


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b) Esta obligado a hacer inventario solemne de los bienes dados en usufructo.

Estas dos obligaciones se han establecido para proteger al nudo propietario de la mala fe en que pueda incurrir
el usufructuario.

La caución, de acuerdo a lo que señala el art. 46, es una obligación accesoria que se contrae para la seguridad
de otra obligación. La ley en el usufructo, no señala que tipo de caución debe rendirse, por lo tanto, se puede
otorgar cualquiera. Si no existe acuerdo en el monto de la caución, la fijara el Juez, considerando el valor de los
bienes fructuarios.

Art. 46. Caución significa generalmente cualquiera


obligación que se contrae para la seguridad de otra
obligación propia o ajena. Son especies de caución la
fianza, la hipoteca y la prenda.

Hay ciertos usufructuarios que están eximidos de la obligación de rendir caución y son: * Los usufructuarios
legales.

• El usufructuario cuando el constituyente o el nudo propietario, expresamente lo han liberado de


esta obligación.

• Cuando se constituye a título gratuito y se ha reservado el usufructo para sí.

• Los Bancos, cuando actúan como administradores de bienes gravados con usufructo. Esto lo dice
la Ley General de Bancos.

En relación al inventario solemne, hay que agregar que, este se hace previo decreto judicial, ante un Ministro
de Fe y dos testigos, con los requisitos exigidos por la ley. Arts. 858 y 859 C.P.C.

Al igual como acontece con la caución, existen ciertos usufructuarios que están exonerados de hacer inventario
solemne. A saber:
* Los usufructuarios legales.

*. Para algunos autores, también estarían excluidos de esta obligación, los usufructuarios cuando el
constituyente expresamente los ha liberado. Sin embargo, otros autores, señalan que el constituyente no
estaría facultado para liberar al usufructuario de esta obligación, porque la ley no se lo permite expresamente, a
diferencia de lo que ocurre con la caución.

Si el usufructuario no rinde caución, ni inventario, el usufructo es válido, pero la administración de los bienes
fructuarios la tendrá el nudo propietario. Art. 776

Art. 776. Mientras el usufructuario no rinda la


caución a que es obligado, y se termine el inventario,
tendrá el propietario la administración con cargo de dar
el valor líquido de los frutos al usufructuario.

Asimismo, el usufructuario antes de entrar al goce de la cosa fructuaria, tiene ciertas limitaciones, que son:

a) debe respetar los arriendos que se hubieren constituido sobre la cosa, con anterioridad al usufructo, pero
desde que éste se constituye, el usufructuario comenzará a percibir las rentas de arrendamiento. Art. 792,
resultado de la aplicación del art. 790.

Art. 792. El usufructuario es obligado a respetar


los arriendos de la cosa fructuaria, contratados por el
propietario antes de constituirse el usufructo por acto
entre vivos, o de fallecer la persona que lo ha
constituido por testamento.
Pero sucede en la percepción de la renta o pensión
desde que principia el usufructo.

Art. 790. Los frutos civiles pertenecen al


usufructuario día por día.

b) El usufructuario va a recibir la cosa fructuaria en el estado en que se encuentre, de manera que si la cosa ha
sufrido deterioros, antes de constituirse el usufructo, aunque sean por culpa del nudo propietario, éste no
responde, sólo responderá por los perjuicios causados después de constituirse el usufructo. Art. 774.

Art. 774. El usufructuario es obligado a recibir la


cosa fructuaria en el estado en que al tiempo de la
delación se encuentre, y tendrá derecho para ser
indemnizado de todo menoscabo o deterioro que la cosa
haya sufrido desde entonces en poder y por culpa del
propietario.
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II. Obligaciones durante el goce de la cosa fructuaria.

a) Puede gozar la cosa, pero está obligado a conservar su forma y sustancia, porque debe restituir la misma
especie. Art. 764. Esta obligación sólo afecta al usufructuario, pero no se le aplica al cuasi usufructuario.

Art. 764. El derecho de usufructo es un derecho


real que consiste en la facultad de gozar de una cosa
con cargo de conservar su forma y substancia, y de
restituirla a su dueño, si la cosa no es fungible; o con
cargo de volver igual cantidad y calidad del mismo
género, o de pagar su valor, si la cosa es fungible.

b) El debe gozar la cosa como un buen padre de familia, por lo que responde de culpa leve; esto se desprende
de los arts. 787; 788 y 802.

Art. 787. El usufructuario de cosa mueble tiene el


derecho de servirse de ella según su naturaleza y
destino; y al fin del usufructo no es obligado a
restituirla sino en el estado en que se halle,
respondiendo solamente de aquellas pérdidas o deterioros
que provengan de su dolo o culpa.

Art. 788. El usufructuario de ganados o rebaños es


obligado a reponer los animales que mueren o se pierden,
pero sólo con el incremento natural de los mismos
ganados o rebaños; salvo que la muerte o pérdida fueren
imputables a su hecho o culpa, pues en este caso deberá
indemnizar al propietario.
Si el ganado o rebaño perece del todo o en gran
parte por efecto de una epidemia u otro caso fortuito,
el usufructuario no estará obligado a reponer los
animales perdidos, y cumplirá con entregar los despojos
que hayan podido salvarse.

Art. 802. El usufructuario es responsable no sólo


de sus propios hechos u omisiones, sino de los hechos
ajenos a que su negligencia haya dado lugar.
Por consiguiente, es responsable de las
servidumbres que por su tolerancia haya dejado adquirir
sobre el predio fructuario, y del perjuicio que las
usurpaciones cometidas en la cosa fructuaria hayan
inferido al dueño, si no las ha denunciado al
propietario oportunamente pudiendo.

c)..Debe pagar las expensas o mejoras ordinarias de conservación. Art. 795. Las que no son ordinarias, la ley
las llama “reparaciones o refacciones mayores” y de acuerdo al art. 797 son de cargo del nudo propietario. Arts.
795, 796 y 797.

Art. 795. Corresponden al usufructuario todas las


expensas ordinarias de conservación y cultivo.

Art. 796. Serán de cargo del usufructuario las


pensiones, cánones y en general las cargas periódicas
con que de antemano haya sido gravada la cosa fructuaria
y que durante el usufructo se devenguen. No es lícito al
nudo propietario imponer nuevas cargas sobre ella en
perjuicio del usufructo.
Corresponde asimismo al usufructuario el pago de
los impuestos periódicos fiscales y municipales, que la
graven durante el usufructo, en cualquier tiempo que se
haya establecido.
Si por no hacer el usufructuario estos pagos los
hiciere el propietario, o se enajenare o embargare la
cosa fructuaria, deberá el primero indemnizar de todo
perjuicio al segundo.

Art. 797. Las obras o refacciones mayores


necesarias para la conservación de la cosa fructuaria,
serán de cargo del propietario, pagándole el
usufructuario, mientras dure el usufructo, el interés
legal de los dineros invertidos en ellas.
El usufructuario hará saber al propietario las
obras y refacciones mayores que exija la conservación de
la cosa fructuaria.
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Si el propietario rehúsa o retarda el desempeño de
estas cargas, podrá el usufructuario para libertar la
cosa fructuaria y conservar su usufructo, hacerlas a su
costa, y el propietario se las reembolsará sin interés.

III. Obligaciones al extinguirse el usufructo. Su única gran obligación, es la de restituir al nudo propietario la
cosa fructuaria. Art. 764. Sin embargo, la ley le concede al usufructuario un derecho real de retención, en virtud
del cual podrá retener la cosa, mientras el nudo propietario no le pague los reembolsos o indemnizaciones que
le adeude. Art. 800

Art. 800. El usufructuario podrá retener la cosa


fructuaria hasta el pago de los reembolsos e
indemnizaciones a que, según los artículos precedentes,
es obligado el propietario.

Derechos y obligaciones del nudo propietario

Derechos.

1° Tiene derecho a enajenar la nuda propiedad, pero con la carga del usufructo. Art. 779, inc. final.

Art. 779. inc. final


Si transfiere o transmite la propiedad, será con la
carga del usufructo constituido en ella, aunque no lo
exprese.

2° Tiene derecho a hipotecar la nuda propiedad, pero el acreedor hipotecario debe respetar el usufructo. Art.
2416.

Art. 2416. El que sólo tiene sobre la cosa que se


hipoteca un derecho eventual, limitado o rescindible,
no se entiende hipotecarla sino con las condiciones y
limitaciones a que está sujeto el derecho; aunque así
no lo exprese.
Si el derecho está sujeto a una condición
resolutoria, tendrá lugar lo dispuesto en el artículo
1491.

3° Puede transmitir la nuda propiedad, pero la transmisión es con la carga del usufructo. Art. 773 y 779.

Art. 773. La nuda propiedad puede transferirse por


acto entre vivos, y transmitirse por causa de muerte.
El usufructo es intransmisible por testamento o
abintestato.

Art. 779. No es lícito al propietario hacer cosa


alguna que perjudique al usufructuario en el ejercicio
de sus derechos; a no ser con el consentimiento formal
del usufructuario.
Si quiere hacer reparaciones necesarias, podrá el
usufructuario exigir que se hagan en un tiempo razonable
y con el menor perjuicio posible del usufructo.
Si transfiere o transmite la propiedad, será con la
carga del usufructo constituido en ella, aunque no lo
exprese.

4° Tiene derecho a percibir los frutos que estuvieren pendientes al tiempo de la restitución. Art. 781. En
consecuencia, los frutos pendientes al tiempo de constituirse el usufructo, son del usufructuario, y los
pendientes al tiempo de la restitución, son del nudo propietario.

Art. 781. El usufructuario de una cosa inmueble


tiene el derecho de percibir todos los frutos naturales,
inclusos los pendientes al tiempo de deferirse el
usufructo.
Recíprocamente, los frutos que aún estén pendientes
a la terminación del usufructo, pertenecerán al
propietario.

5° Tiene derecho a exigir al usufructuario las indemnizaciones que correspondan a los deterioros que la cosa
haya sufrido por su culpa, durante el usufructo.

6° Tiene derecho al tesoro que se descubra en la propiedad. Art. 786

Art. 786. El usufructuario no tiene sobre los


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tesoros que se descubran en el suelo que usufructúa, el
derecho que la ley concede al propietario del suelo.

7° Tiene derecho a pedir la terminación del usufructo, si es que el usufructuario falta gravemente a sus
obligaciones, o causa daños considerables en la cosa fructuaria. Art. 809. Y,

Art. 809. El usufructo termina, en fin, por


sentencia de juez que a instancia del propietario lo
declara extinguido, por haber faltado el usufructuario a
sus obligaciones en materia grave, o por haber causado
daños o deterioros considerables a la cosa fructuaria.
El juez, según la gravedad del caso, podrá ordenar,
o que cese absolutamente el usufructo, o que vuelva al
propietario la cosa fructuaria, con cargo de pagar al
fructuario una pensión anual determinada, hasta la
terminación del usufructo.

8° Puede intentar la acción reivindicatoria, para proteger su nuda propiedad.

Obligaciones. Tiene una sola, a saber: Efectuar las reparaciones mayores o expensas extraordinarias
mayores. Arts. 797 y 798.

Art. 797. Las obras o refacciones mayores


necesarias para la conservación de la cosa fructuaria,
serán de cargo del propietario, pagándole el
usufructuario, mientras dure el usufructo, el interés
legal de los dineros invertidos en ellas.
El usufructuario hará saber al propietario las
obras y refacciones mayores que exija la conservación de
la cosa fructuaria.
Si el propietario rehúsa o retarda el desempeño de
estas cargas, podrá el usufructuario para libertar la
cosa fructuaria y conservar su usufructo, hacerlas a su
costa, y el propietario se las reembolsará sin interés.

Art. 798. Se entienden por obras o refacciones


mayores las que ocurran por una vez o a largos
intervalos de tiempo, y que conciernen a la conservación
y permanente utilidad de la cosa fructuaria.

La doctrina discute si el usufructuario puede o no obligar al nudo propietario a efectuar estas expensas.
Mayoritariamente, se piensa que no puede obligarlo, por las siguientes razones:

a) Porque existe un principio que señala, que el nudo propietario no tiene ninguna obligación con el
usufructuario.

b) Por la redacción de los arts. 795 y 797. El primero dice, “corresponden al usufructuario”; el segundo, “serán
de cargo del propietario”. Esto revelaría que el nudo propietario no puede ser obligado a hacer estas
reparaciones. La única facultad que tiene el usufructuario es hacerlas por su cuenta y exigir el reembolso de
ellas al nudo propietario, teniendo por este reembolso, un derecho legal de retención.

Art. 795. Corresponden al usufructuario todas las


expensas ordinarias de conservación y cultivo.

Causales de extinción del usufructo

1° Por la llegada del día o el evento de la condición prefijado para su terminación.

La regla general, es que el usufructo esté afecto a un plazo; sin embargo, puede agregarse a ese plazo una
condición, y por la llegada de ese plazo o el cumplimiento de la condición se va a extinguir el usufructo,
siempre que estos hechos acontezcan antes de la muerte del usufructuario.

La ley señala, que si se constituye un usufructo, hasta que una persona distinta del usufructuario llegue hasta
determinada edad y esa persona muere antes, el usufructo va a durar, hasta el día en que esa persona hubiere
cumplido la edad prefijada. Art. 804.

Art. 804. El usufructo se extingue generalmente por


la llegada del día o el evento de la condición
prefijados para su terminación.
Si el usufructo se ha constituido hasta que una
persona distinta del usufructuario llegue a cierta edad,
y esa persona fallece antes, durará sin embargo el
usufructo hasta el día en que esa persona hubiera
cumplido esa edad, si hubiese vivido.
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El art. siguiente (805), establece que la duración legal del usufructo se cuenta aun el tiempo en que el
usufructuario no ha gozado de la cosa.

Art. 805. En la duración legal del usufructo se


cuenta aun el tiempo en que el usufructuario no ha
gozado de él, por ignorancia o despojo o cualquiera otra
causa.

2° Por la muerte del usufructuario. Art. 806, inc. 2°.


Como ya se dijo, el usufructo es intransmisible y termina por la muerte del usufructuario. Sin embargo, si hay
varios usufructuarios, el usufructo continua respecto de los otros.

Art. 806. El usufructo se extingue también:


Por la muerte del usufructuario, aunque ocurra antes L. 7.612
del día o condición prefijada para su terminación; Art. 1º
Por la resolución del derecho del constituyente,
como cuando se ha constituido sobre una propiedad
fiduciaria, y llega el caso de la restitución;
Por consolidación del usufructo con la propiedad;
Por prescripción;
Por la renuncia del usufructuario.

3° Por la resolución del derecho del constituyente, como cuando se ha constituido sobre una cosa que se
posee fiduciariamente, y llega el caso de la restitución. Art. 806, inc. 3°

4° Por la consolidación del usufructo con la nuda propiedad. Art. 806, inc. 4°. En este caso, se reúnen en
una misma persona las calidades del nudo propietario y usufructuario, como si el usufructuario hereda del nudo
propietario; cuando el usufructuario compra la nuda propiedad.

5° Por la renuncia del usufructuario. Art. 806, inc. final. Se trata en este caso, de un derecho que sólo mira el
interés particular de su titular, y su renuncia no está prohibida. Art. 12 y 52, N°3 del Reg. del Conservador. Esta
renuncia debe inscribirse.

6° Por la prescripción. Art. 806, inc. 5°. Según la mayoría de los autores, para que se de la prescripción, es
necesario que otra persona entre a poseer el derecho real de usufructo, el mero no uso, no la extinguiría. Así
piensa Alessandri, Rossende y Rozas. Por su parte Claro Solar, considera que el no uso hace perder el
usufructo.

7° Por la destrucción completa de la cosa fructuaria. Art. 807. De manera que si la destrucción es parcial,
subsiste el usufructo en el resto.

Art. 807. El usufructo se extingue por la


destrucción completa de la cosa fructuaria: si sólo se
destruye una parte, subsiste el usufructo en lo
restante.
Si todo el usufructo está reducido a un edificio,
cesará para siempre por la destrucción completa de éste,
y el usufructuario no conservará derecho alguno sobre el
suelo.
Pero si el edificio destruido pertenece a una
heredad, el usufructuario de ésta conservará su derecho
sobre toda ella.

El art. 808 consagra una regla especial, y señala, que si se tiene un usufructo sobre un predio y éste es
inundado, el usufructo subsiste, sin importar el tiempo que permanezcan las aguas.

Art. 808. Si una heredad fructuaria es inundada, y


se retiran después las aguas, revivirá el usufructo por
el tiempo que falta para su terminación.

Como esta es una regla especial, prevalece por sobre la general del art. 653

Art. 653. Si una heredad ha sido inundada, el


terreno restituido por las aguas dentro de los cinco
años subsiguientes, volverá a sus antiguos dueños.

Si las aguas no se retiran antes de los cinco años o permanecen por mas de ese tiempo, los derechos del
usufructuario se mantienen, pero como la ley nada señala respecto al nudo propietario, el sigue sometido a la
regla general y por lo tanto, pierde el dominio.

8° Por sentencia judicial. Art. 809. El nudo propietario puede pedir la terminación del usufructo, si el
usufructuario ha faltado gravemente a sus obligaciones o por haber causado daños o deterioros considerables
a la cosa fructuaria.
Art. 809. El usufructo termina, en fin, por sentencia de juez que a
instancia del propietario lo declara extinguido, por haber
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faltado el usufructuario a sus obligaciones en materia grave,
o por haber causado daños o deterioros considerables a la cosa fructuaria.
El juez, según la gravedad del caso, podrá ordenar,
o que cese absolutamente el usufructo, o que vuelva al
propietario la cosa fructuaria, con cargo de pagar al
fructuario una pensión anual determinada, hasta la
terminación del usufructo.

Comparación entre el Fideicomiso y Usufructo.

1° En el fideicomiso, solo existe un derecho real, el dominio, que lo tiene el fiduciario pudiendo pasar al
fideicomisario, si es que se cumple la condición. En el usufructo existen dos derechos reales, el de dominio, del
nudo propietario y el de usufructo, del usufructuario.

2° En el fideicomiso existe una condición. En el usufructo existe un plazo.

3° En el fideicomiso, puede no acontecer la restitución, porque la condición es un hecho incierto. En el


usufructo, la restitución siempre va a ocurrir, porque el plazo siempre se cumple.

4° El fideicomiso sólo puede recaer sobre una herencia, o una cuota de ella, o una o mas especies o cuerpos
ciertos. El usufructo puede recaer sobre cualquier cosa, incluso sobre cosas genéricas o consumibles, pero en
este último caso se llama, cuasiusufructo.

5° El fideicomiso siempre es solemne. El usufructo, cuando recae sobre bienes muebles, es consensual.

6° El fideicomiso si se constituye por testamento y se refiere a bienes raíces, necesita inscripción. El usufructo
no necesita inscripción.

7° El fideicomiso no puede tener su origen en la ley. En cambio, la ley reconoce ciertos usufructos legales.

8° El fideicomiso no puede tener su origen en una sentencia judicial. El usufructo sí. En el caso de la partición y
en la Ley sobre abandono de familia.

9° El fideicomiso sólo exige hacer inventario. En el usufructo, el usufructuario además debe rendir caución.

10 El fideicomiso es transmisible respecto al fiduciario. El usufructo es intransmisible, no pasa a los herederos.

11° El fiduciario puede alterar la cosa, siempre que no disminuya de valor. El usufructuario debe conservar la
forma y sustancia de la cosa.

12° El fideicomiso jamás puede terminar por sentencia judicial. El usufructo sí, en el caso del art. 809, y el que
se constituye por ley sobre abandono de familia y pago de pensiones alimentarias.

Derechos reales de Uso y Habitación

A continuación del usufructo, el CC. Reglamentó los derechos que son gemelos, que son diminutivos del
usufructo: los derechos de uso y habitación.

Estos derechos, constituyen títulos de mera tenencia, porque el usuario y el habitador reconocen el dominio
ajeno, pero al igual que el usufructuario, son poseedores y dueños de sus respectivos derechos reales

Asimismo, la ley considera que el uso y la habitación, son limitaciones al dominio, y así lo establece el art. 732
N°2.

Art. 732. El dominio puede ser limitado de varios modos:

2º Por el gravamen de un usufructo, uso o habitación,


a que una persona tenga derecho en las cosas que pertenecen
a otra; y

Estos derechos la ley los define en forma conjunta en el art. 811 (sabérselo).

Art. 811. El derecho de uso es un derecho real que


consiste, generalmente, en la facultad de gozar de una
parte limitada de las utilidades y productos de una
cosa.
Si se refiere a una casa, y a la utilidad de morar
en ella, se llama derecho de habitación.

La doctrina ha señalado que el uso y la habitación son usufructos limitados, se asemejan a él en que también
son derechos reales, temporales y limitativos del dominio; pero se diferencian, en que el usufructo es un
derecho completo, porque concede la facultad de usar y gozar en general de una cosa. En cambio, el uso y la
habitación son limitados.
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El usufructo, si bien es intransmisible, es transferible; el uso y la habitación son intransferibles, porque son
derechos personalisimos.

En estos derechos al igual que en el usufructo, coexisten dos derechos reales, a saber, el de dominio del nudo
propietario y el de uso o habitación del usuario o habitador.

La ley señala que estos derechos reales, se constituyen y pierden igual que el usufructo. Art. 812.
Con todo, esto no es del todo exacto, pues no existe uso o habitación legales.

Art. 812. Los derechos de uso y habitación se constituyen y pierden


de la misma manera que el usufructo.

Además, ni el usuario, ni el habitador, están obligados a dar caución y respecto a la confección de inventario,
hay que distinguir: el habitador está obligado a hacer inventario y el usuario, sólo tiene esta obligación, cuando
la cosa se debe restituir en especie. Art. 813.

Art. 813. Ni el usuario ni el habitador estarán


obligados a prestar caución.
Pero el habitador es obligado a inventario; y la
misma obligación se extenderá al usuario, si el uso se
constituye sobre cosas que deban restituirse en especie.
Derechos y obligaciones del usuario y habitador

Para determinar sus derechos, hay que analizar el título que lo constituye. Si en este título nada se dice, se
aplican las normas legales. Art. 814. A saber:

Art. 814. La extensión en que se concede el derecho de uso o de habitación


se determina por el título que lo constituye, y a falta de esta
determinación en el título, se regla por los artículos siguientes.

a) Estos derechos son ilimitados, porque se restringen solamente a las necesidades personales del usuario o
del habitador. Art. 815. Dentro de estas necesidades se comprenden la de su familia. El art. 815. Inc. 3° se
preocupa de señalar que se entiende, para estos efectos, familia.

Art. 815. El uso y la habitación se limitan a las necesidades personales del


usuario o del habitador.
En las necesidades personales del usuario o del habitador se comprenden
las de su familia.
La familia comprende al cónyuge y los hijos; tanto los que existen al momento de la constitución, como los que
sobrevienen después, y esto aun cuando
el usuario o el habitador no esté casado, ni haya reconocido hijo alguno a la fecha de la constitución.
Comprende asimismo el número de sirvientes necesarios para la familia.
Comprende, además, las personas que a la misma fecha vivían con el habitador o usuario y a costa de éstos; y
las personas a quienes éstos deben alimentos.

Se discutió en la doctrina, si este concepto era de aplicación general, o si sólo se aplicaba en esta materia, y se
concluyó esto último.

El concepto de familia que da la ley, sólo se aplica en el uso y en la habitación, porque es un concepto muy
amplio y se dice que la familia está integrada por personas que no se vinculan entre sí, por ej. los sirvientes.

b) El usuario y el habitador, deben tener el comportamiento de un buen padre de familia, deben hacer uso de
su derecho con moderación y contribuir a las expensas de conservación, a prorrata del beneficio que reporten.
Art. 818.

18. El usuario y el habitador deben usar de los objetos comprendidos en sus respectivos derechos con la moderación
y cuidado propios de un buen padre de
familia; y están obligados a contribuir a las expensas ordinarias de conservación y cultivo, a prorrata del
beneficio que reporten.
Esta última obligación no se extiende al uso o a la
habitación que se dan caritativamente a personas
necesitadas.

c)..Como se dijo, no están obligados a rendir caución, y respecto al inventario, nos remitimos a lo visto.

d) Los derechos del usuario y del habitador, son intransferibles, por que son derechos personalisimos.

e) Pese a que estos derechos son personalisimos, se pueden ganar por prescripción. El art. 2498 no los
excluye, y,

498. Se gana por prescripción el dominio de los bienes corporales raíces o muebles, que están en el comercio
humano, y se han poseído con las condiciones legales.
Se ganan de la misma manera los otros derechos reales que no están specialmente exceptuados.

f) En todo lo no regulado expresamente por la ley, rigen las normas del usufructo.
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Las Servidumbres

Consideradas como una limitación al dominio en el art. 732 N°3; están definidas en el art. 820 (sabérselo).

Art. 732. El dominio puede ser limitado de varios modos:

3º Por las servidumbres.

Art. 820. Servidumbre predial, o simplemente servidumbre, es un gravamen


impuesto sobre un predio en utilidad de otro predio de distinto dueño.

De acuerdo a esta definición, se distinguen los siguientes elementos:

1° Constituyen o representan un gravamen, son una limitación al dominio.

2° Se constituye este gravamen sobre un predio, por lo tanto son derechos reales inmuebles.

3° Se establecen para la utilidad de otro predio de distinto dueño.

según lo que señala el art. 821, en las servidumbres existen dos predios, predio sirviente que es el que sufre el
gravamen, respecto de él, la servidumbre se llama pasiva. Y, predio dominante que es el que reporta la utilidad,
respecto a él, la servidumbre se llama activa y es un derecho real.

Art. 821. Se llama predio sirviente el que sufre el


gravamen, y predio dominante el que reporta la utilidad.
Con respecto al predio dominante la servidumbre se
llama activa, y con respecto al predio sirviente,
pasiva.

La servidumbre pasiva no es un derecho real, la activa lo es, porque ella puede ejercerse sobre el predio, sin
respecto a determinada persona.

Características de las servidumbres

1° Es un derecho real. Porque se tiene sobre una cosa, el predio sirviente, sin respecto a determinada
persona (art. 577). De ahí que aunque cambie el dueño del predio sirviente, el gravamen sigue pasando y no
podrá ser levantado o rescatado por el nuevo dueño sin el consentimiento del propietario del predio dominante.

Art. 577. Derecho real es el que tenemos sobre una


cosa sin respecto a determinada persona.
Son derechos reales el de dominio, el de herencia,
los de usufructo, uso o habitación, los de servidumbres
activas, el de prenda y el de hipoteca. De estos derechos
nacen las acciones reales.

2° es un derecho real inmueble. Pues se ejerce sobre una cosa de esta naturaleza (art. 580).

Art. 580. Los derechos y acciones se reputan bienes


muebles o inmuebles, según lo sea la cosa en que han de
ejercerse, o que se debe. Así el derecho de usufructo
sobre un inmueble, es inmueble. Así la acción del comprador
para que se le entregue la finca comprada, es inmueble; y
la acción del que ha prestado dinero, para que se le pague,
es mueble.

3° Es un derecho accesorio. Porque no tiene vida independiente, es inseparable del predio al que activa o
pasivamente pertenece (art. 825).
Consecuencia de esto se desprende:

Art. 825. Las servidumbres son inseparables del


predio a que activa o pasivamente pertenecen.

a) Que el derecho de servidumbre no puede enajenarse o cederse sin el predio a que activa o pasivamente
pertenece.

b) Para que se transfiera o transmita una servidumbre no es necesario mencionarla expresamente, porque se
entiende incorporada en la transferencia o transmisión del predio.

c)..La servidumbre no puede embargarse sin el predio.

d) Tampoco puede hipotecarse separada de el predio.

4° Es un derecho perpetuo. Porque se establece para una utilidad o necesidad indefinida o perpetua como la
existencia del predio dominante mismo. Sin embargo, esto no impide que se sujete a un plazo o una condición.
La misma ley lo deja de manifiesto al disponer que las servidumbres se extinguen por la llegada del día o de la
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condición, si se han establecido de uno de estos modos (art. 885 N°2). La perpetuidad no es un elemento de la
esencia de la servidumbre, sino de la naturaleza.

Art. 885. Las servidumbres se extinguen:


2º Por la llegada del día o de la condición, si se
ha establecido de uno de estos modos;

5° Es un derecho indivisible. Esto quiere decir que no admite un ejercicio parcial, no puede adquirirse,
ejercerse, ni perderse por partes. Consecuencia de esto es.

a) Si se constituye una servidumbre sobre un predio que pertenece a varias personas, todas ellas deben
consentir.

b) Si se divide el predio sirviente, no varía la servidumbre (art. 826). El art. siguiente, confirma lo anterior, al
señalar que dividido el predio dominante, cada uno de los nuevos dueños, deberá gozará respectivamente la
servidumbre, pero sin aumentar el gravamen del predio sirviente.

Art. 826. Dividido el predio sirviente, no varía la


servidumbre que estaba constituida en él, y deben
sufrirla aquel o aquellos a quienes toque la parte en
que se ejercía.

Clasificaciones

I.- Según su origen:


a) Naturales;
b) Legales; y,
c). Voluntarias.

a) Servidumbres Naturales. Son las que se derivan de la natural situación de los predios, se
establecen por razones obvias, sin que la ley tenga necesidad de constituirlas.

Lo que caracteriza a estas servidumbres, es el hecho de ser una consecuencia de la natural situación de los
predios, sin que en su constitución intervenga la voluntad de la ley, o la voluntad del hombre. La ley en este
caso, se limita a reconocer la voluntad del hombre. Y sólo reconoce un caso de servidumbre natural, a saber, la
del libre descenso o escurrimiento de las aguas, que se presenta cuando, por la natural situación de los
predios, se debe soportar las aguas lluvias que descienden de un predio a otro (art. 833); y para que exista, es
menester que las aguas desciendan naturalmente, y en estos casos, los dueños de los predios sirvientes
deben soportarlas, sin derecho a indemnización alguna. Esta servidumbre está regulada en el Código de
Aguas.

b) Servidumbres Legales. Son las que impone la ley, de manera que el dueño del predio sirviente es
obligado a soportarla. De acuerdo a lo que dispone el art. 839, estas servidumbres se pueden establecer en
razón a dos criterios distintos, a saber: Atendiendo al uso público; y, atendiendo a la utilidad de los particulares.

39. Las servidumbres legales son relativas al uso público, o a la utilidad de los particulares.
Las servidumbres legales relativas al uso público
son:
El uso de las riberas en cuanto necesario para la
navegación o flote, que se regirá por el Código de Aguas;
Y las demás determinadas por los reglamentos u
ordenanzas respectivas.

1° Las servidumbres legales relativas al uso público son: * El uso de las riberas para los fines de pesca y la
navegación. Código de Aguas.

• todas aquellas servidumbres reguladas por reglamentos u ordenanzas especiales. (se llaman,
servidumbres administrativas).

2° Las servidumbres legales relativas a la utilidad de los particulares son: * servidumbre de demarcación; *
Servidumbre de cerramiento; * Servidumbre de medianería; * Servidumbre de tránsito; * servidumbre de
acueducto; * servidumbre de luz; y, * Servidumbre de vista. (esta clasificación, se vera detalladamente en su
oportunidad).

c) Servidumbres Voluntarias. Son las que se constituyen por la voluntad del hombre; son el resultado
de una convención, de un acuerdo entre el dueño del predio sirviente y del predio dominante. Se puede
constituir una servidumbre voluntaria cada vez que sea improcedente la servidumbre natural o legal.
II.- Atendiendo el carácter de sujeción en que se encuentra el dueño del predio sirviente. (art. 823):

a) Positiva; y,
b) Negativa.
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823. Servidumbre positiva es, en general, la que sólo impone al dueño del predio sirviente la obligación de dejar
hacer, como cualquiera de las dos anteriores; y negativa, la que impone al dueño del predio sirviente la
prohibición de hacer algo, que sin la servidumbre le sería lícito, como la de no poder elevar sus paredes sino a
cierta altura.

Las servidumbres positivas imponen a veces al dueño del predio sirviente la obligación de hacer algo, comola
del artículo 842.

a) Servidumbre Positiva. Sólo impone al dueño del predio sirviente, la obligación de dejar hacer, es
decir, está obligado a tolerar los actos del dueño del predio dominante. Ej. servidumbre de acueducto; tránsito.

b) Servidumbre Negativa. Impone al dueño del predio sirviente, la obligación de no hacer algo, que le
sería licito hacer de no existir servidumbre. Ej. servidumbre de vista.

III.- Según las señales de su existencia. (art. 824):

a) aparente; y,
b). Inaparente.

Art. 824. Servidumbre aparente es la que está continuamente a la vista,


como la de tránsito, cuando se hace por una senda o por una puerta especialmente destinada a él; e
inaparente, la que no se conoce por una señal exterior, como la misma de tránsito, cuando carece de estas
dos circunstancias y de otras análogas.

a) Servidumbre Aparente. Es la que está continuamente a la vista. Ej. servidumbre de tránsito, cuando
se hace por una senda o por una puerta especialmente destinada.

b) Servidumbre Inaparente. Es la que no se conoce por una señal exterior. Ej. servidumbre de
tránsito, cuando no se hace por senda, ni puerta.

IV.- En razón de su ejercicio. (art. 822): a) Continua; y, b) Discontinua.

22. Servidumbre continua es la que se ejerce o se puede ejercer continuamente, sin necesidad de un hecho actual
del hombre, como la servidumbre de acueducto por un canal artificial que pertenece al predio dominante; y
servidumbre discontinua la que se ejerce a intervalos más o menos largos de tiempo, y supone un hecho
actual del hombre, como la servidumbre de tránsito.
a) Servidumbre Continua. Es aquella que se ejerce o puede ejercerse, sin necesidad de un hecho
actual del hombre. Ej. Una servidumbre de acueducto.
Puede darse el caso, que una servidumbre sea continua, pero se ejerza con intermitencia. Ej. un acueducto
donde el agua pasa de tiempo en tiempo.
Lo que caracteriza a la servidumbre continua no es su cantidad, sino el hecho de no necesitar la actividad del
hombre.

b) Servidumbre Discontinua. Es la que se ejerce a intervalos mas o menos prolongados de tiempo y


supone un hecho actual del hombre. Ej. servidumbre de tránsito.
Por lo tanto, para determinar si una servidumbre es continua o discontinua, hay que analizar si necesita o no un
hecho actual del hombre.
Estas servidumbres pueden ser, al mismo tiempo, aparentes o inaparentes, según si están o no a la vista; y,
así podemos encontrar:

1° servidumbre continua aparente. Ej. servidumbre de acueducto, cuando el canal está a la vista.

2° servidumbre continua inaparente. Ej. servidumbre de acueducto, cuando el canal es subterráneo.

3° servidumbre aparente discontinua. Ej. servidumbre de tránsito, cuando hay un camino especial.

4° servidumbre inaparente discontinua. Ej. servidumbre de tránsito, sin puerta.

Estas dos últimas clasificaciones, tienen gran importancia en las siguientes materias:

En materia de prescripción, porque las servidumbres discontinuas de toda clase y las continuas inaparentes;
no pueden adquirirse por prescripción, es decir, están regidas por una regla de excepción, porque pese a ser
derechos reales, no se pueden ganar por prescripción.

Las servidumbres discontinuas, no pueden ganarse por prescripción, porque les falta un elemento fundamental
de la posesión, que es la continuidad. A las servidumbres continuas inaparentes, les falta la publicidad.

También es importante esta clasificación, porque de acuerdo a la ley, estas servidumbres se extinguen por su
no uso, y para determinar desde cuando se cuenta este plazo, hay que distinguir; El art. 885 N°5, señala que
la servidumbre se extingue, por haberse dejado de gozar durante tres años y este plazo se cuenta, en las
servidumbres discontinuas, desde que se dejan de gozar; y en el caso de las continuas, desde que se haya
ejecutado un acto contrario a la servidumbre.

Art. 885. Las servidumbres se extinguen:


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5º Por haberse dejado de gozar durante tres años.


En las servidumbres discontinuas corre el tiempo
desde que han dejado de gozarse; en las continuas, desde
que se haya ejecutado un acto contrario a la
servidumbre.

También es importante esta clasificación, porque una forma especial de constitución de las servidumbres, es la
“constitución por la destinación del padre de familia”; y, se presenta cuando una persona que tiene varios
predios, establece un servicio aparente y continuo de uno de ellos a favor de otro; si después, por cualquier
razón, estos predios pasan a pertenecer a distintos dueños, ese servicio, por el sólo ministerio de la ley se
convierte en servidumbre, pero para esto, resulta indispensable que el servicio sea continua y aparente; por lo
tanto, las servidumbres discontinuas y las inaparentes, no pueden constituirse por esta forma.

Servidumbres legales de interés privado (art. 841)

Art. 841. Las servidumbres legales de la segunda


especie son asimismo determinadas por las ordenanzas de
policía rural. Aquí se trata especialmente de las de
demarcación, cerramiento, tránsito, medianería,
acueducto, luz y vista.

De acuerdo a este art. estas servidumbres son determinadas por las ordenanzas de policía rural; sin embargo,
pueden aplicarse tanto a predios rústicos como urbanos.

Nuestro Código menciona siete servidumbres de interés privado, sin embargo, existen otras reguladas por
leyes especiales. Ej. Las servidumbres establecidas en beneficio de los servicios eléctricos, de ferrocarriles,
etc.

1.- Servidumbre de Demarcación. (arts. 842 y sgtes.) La demarcación, es un conjunto de operaciones que
tiene por objeto fijar la línea de separación de dos predios colindantes de distinto dueño, y señalarla por medio
de signos materiales.
La doctrina y la jurisprudencia, han señalado que la demarcación, no es propiamente una servidumbre, porque
en ella no se permite que un predio se sirva de otro, no existe ningún aprovechamiento. Se ha dicho que la
demarcación es una de las facultades del dominio, que se traduce en el poder que tiene todo propietario de un
inmueble, para fijar la extensión de su derecho y para individualizar, por medio de signos materiales, la cosa
sobre la que recae éste. Y, respecto al predio sirviente, la demarcación tampoco sería servidumbre, porque la
obligación que tiene el dueño del predio colindante de concurrir a la demarcación, no sería mas que una
obligación derivado de las relaciones de vecindad.

Art. 842. Todo dueño de un predio tiene derecho a


que se fijen los límites que lo separan de los predios
colindantes, y podrá exigir a los respectivos dueños que
concurran a ello, haciéndose la demarcación a expensas
comunes.

2.- Servidumbre de Cerramiento. (art. 844). El cerramiento consiste, en la facultad de todo propietario de
cerrar su predio y de hacer que contribuyan a esta operación, los dueños de los predios colindantes. Es una
facultad inherente a todo propietario.
La demarcación, es un acto previo al cerramiento, porque una vez que el dueño del predio sabe hasta donde
llega su derecho, puede proceder a cerrarlo o cercarlo.
En el cerramiento, pueden presentarse dos situaciones distintas; a saber:

Art. 844. El dueño de un predio tiene derecho para


cerrarlo o cercarlo por todas partes, sin perjuicio de
las servidumbres constituidas a favor de otros predios.
El cerramiento podrá consistir en paredes, fosos,
cercas vivas o muertas.

a) Que el dueño del predio proceda por su propia cuenta y riesgo a efectuar el cerramiento en terreno propio;
en este caso, el dueño del predio vecino no tiene ningún derecho en el cerco.

b) Que el dueño del predio, obligue a su vecino a que concurra al cerramiento, en este caso, si no existe
acuerdo en la forma de efectuar el cerramiento o en los gastos, se podrá recurrir al Juez, quien va a conocer en
procedimiento sumario. (art. 846 CC. y 680 N°12 C.P.C.)
En este caso, la cerca divisoria, construida a expensas comunes se llama Medianera.

Art. 846. El dueño de un predio podrá obligar a los


dueños de los predios colindantes a que concurran a la
construcción y reparación de cercas divisorias comunes.
El juez, en caso necesario, reglará el modo y forma
de la concurrencia; de manera que no se imponga a ningún
propietario un gravamen ruinoso.
La cerca divisoria construida a expensas comunes
estará sujeta a la servidumbre de medianería.
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Al igual como ocurre con la demarcación, la doctrina discute si el cerramiento es o no una servidumbre; y,
mayoritariamente se piensa que no lo es, porque no existe un predio dominante que se aproveche de uno
sirviente y la obligación de concurrir al cerramiento, es una obligación legal, que importa a los demás predios
colindantes y que tendrá su origen en las relaciones de vecindad.

3.- Servidumbre de Medianería. (art. 851). La Medianería, es consecuencia del hecho que el cerramiento
divisorio, pertenezca en común a los dueños de los predios colindantes.

Art. 851. La medianería es una servidumbre legal en


virtud de la cual los dueños de dos predios vecinos que
tienen paredes, fosos o cercas divisorias comunes, están
sujetos a las obligaciones recíprocas que van a
expresarse.

El cerco que divide dos predios contiguos puede ser:

a) Privativo, si pertenece a sólo uno de los predios. Y,

b) Medianero, si pertenece a ambos.


Al igual que en los casos anteriores, se discute si la medianería es o no una servidumbre. Algunos autores,
sostienen que es una servidumbre, porque cada uno de los predios, está sujeto a las necesidades del otro. Y
así lo reconoce nuestro CC. En el art. 851.

Sin embargo, otros autores consideran que no es una servidumbre, sino que es una simple obligación derivada
de las relaciones de vecindad.

Aún existen otros autores, que consideran que es una copropiedad accesoria y forzada; siendo esta posición la
mayoritaria.

Requisitos.

* Que el cerco o muro se construya sobre el limite de los dos predios contiguos.

* Que los vecinos lo hayan hecho construir a expensas comunes, o si lo ha sido a expensas de uno solo, que el
otro le haya pagado su parte en la muralla medianera.

Naturaleza jurídica. Según la mayoría de los autores, constituye una copropiedad, porque la muralla
pertenece en común a los dueños de los predios colindantes; es una copropiedad accesoria, porque depende
del predio al cual pasiva y activamente pertenece; a demás es una comunidad forzada, que se constituye por la
sola disposición de la ley.

4.- Servidumbre de Tránsito. (ART. 847). Es aquel derecho concedido por la ley al dueño de un predio que se
haya completamente destituido de toda comunicación con el camino público por la interposición de otros
predios, para exigir el paso por alguno de ellos, siempre que esto fuere indispensable para el uso y beneficio
del predio, debiendo pagar la respectiva indemnización.

Art. 847. Si un predio se halla destituido de toda


comunicación con el camino público por la interposición
de otros predios, el dueño del primero tendrá derecho
para imponer a los otros la servidumbre de tránsito, en
cuanto fuere indispensable para el uso y beneficio de su
predio, pagando el valor del terreno necesario para la
servidumbre y resarciendo todo otro perjuicio.

Naturaleza jurídica. Es una verdadera servidumbre, porque hay un predio dominante, que es el que está
desprovisto de salida al camino público; hay un predio sirviente, que es el que va a atravesar o cruzar el dueño
del predio dominante y hay un gravamen, que es dejar pasar al dueño del predio dominante.

Características.

1.- Es una servidumbre discontinua, porque para su ejercicio necesita, un hecho actual del hombre.

2.- Es positiva, porque impone al dueño del predio sirviente la obligación de dejar hacer (dejar que pasen o
transiten por su predio).

3.- Puede ser aparente o inaparente, según haya un camino o puerta especial.
4.- En cuanto a su adquisición, como es discontinua, sólo se puede adquirir por título, no puede adquirirse por
prescripción.

Requisitos.

1.- El predio dominante debe estar completamente destituido de salida al camino público. Por lo tanto, si tiene
cualquier tipo de salida o comunicación por larga o costosa que esta sea, no se puede constituir esta
servidumbre.
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2.- La comunicación con el camino público debe ser indispensable para el uso y beneficio del predio. Este es
un problema de hecho.

3.- Es necesario que el dueño del predio dominante, indemnice al dueño del predio sirviente por los perjuicios
que éste sufra. El monto de la indemnización se debe fijar de común acuerdo por las partes, si no lo hacen, lo
fijan los peritos. (art. 848).

Art. 848. Si las partes no se convienen, se reglará


por peritos, tanto el importe de la indemnización, como
el ejercicio de la servidumbre.

Si constituida la servidumbre se llega a probar que no es indispensable para el predio dominante, en este caso
el dueño del predio sirviente, tiene derecho a pedir que se le ponga fin a la servidumbre, devolviendo o
restituyendo la indemnización que hubiere recibido. Art. 849.
Si un terreno se divide en varios lotes, y uno de ellos queda sin comunicación con el camino público, se
entiende constituida una servidumbre de tránsito a favor de él por el sólo ministerio de la ley, y sin la obligación
de indemnizar los perjuicios. Art. 850.

Art. 849. Si concedida la servidumbre de tránsito


en conformidad a los artículos precedentes, llega a no
ser indispensable para el predio dominante, por la
adquisición de terrenos que le dan un acceso cómodo al
camino, o por otro medio, el dueño del predio sirviente
tendrá derecho para pedir que se le exonere de la
servidumbre, restituyendo lo que, al establecerse ésta,
se le hubiere pagado por el valor del terreno.

Art. 850. Si se vende o permuta alguna parte de un


predio, o si es adjudicada a cualquiera de los que lo
poseían proindiviso, y en consecuencia esta parte viene
a quedar separada del camino, se entenderá concedida a
favor de ella una servidumbre de tránsito, sin
indemnización alguna.

Las servidumbres de tránsito voluntarias. Para que se presente la servidumbre legal de tránsito, es
necesario que el predio dominante no tenga salida al camino público y que esta comunicación le sea
indispensable para el uso y la explotación del predio. Sin embargo, puede suceder que un predio tenga salida
al camino público, pero a través de un acceso dificultoso, o bien, esta comunicación no le es indispensable; en
estos casos no se puede constituir la servidumbre legal, pero en virtud de la autonomía de la voluntad, se
podrá establecer una servidumbre voluntaria de tránsito, siempre que exista acuerdo entre el dueño del predio
sirviente y el del predio dominante.
5.- Servidumbre de Acueducto. (art. 861). Es aquella que autoriza a conducir agua por un predio ajeno, a
expensas del interesado. Al igual que la servidumbre de tránsito, es efectivamente una servidumbre.

Art. 861. Toda heredad está sujeta a la servidumbre


de acueducto en favor de otra heredad que carezca de las
aguas necesarias para el cultivo de sementeras,
plantaciones o pastos, o en favor de un pueblo que las
haya menester para el servicio doméstico de los
habitantes, o en favor de un establecimiento industrial
que las necesite para el movimiento de sus máquinas.
Esta servidumbre consiste en que puedan conducirse
las aguas por la heredad sirviente a expensas del
interesado; y está sujeta a las reglas que prescribe el
Código de Aguas.

Características.
1.- Es positiva, porque impone la obligación de dejar hacer. (dejar que pasen las aguas).

2.- Es continua, porque para su ejercicio no necesita un hecho actual del hombre.

3.- Puede ser aparente o inaparente, según este o no a la vista.

4.- Se puede constituir para conducir agua a otro predio, establecimiento o industria.
Todo lo relativo a esta servidumbre esta regulado en el Código de Aguas.

6.- Servidumbre de Luz y Vista. (arts. 874 a 878). La Corte Suprema ha dicho, que Luces son ventanas o
huecos destinados a dar luz y aire a los espacios cerrados y techados; Vistas son huecos o ventanas que,
además del paso de la luz y el aire, permiten asomarse al predio vecino o, como decía una costumbre
francesa, dirigir “miradas penetrantes” sobre él.

Art. 874. No se puede abrir ventana o tronera de


ninguna clase en una pared medianera, sin consentimiento
del condueño.
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El dueño de una pared no medianera puede abrirlas
en ella, en el número y de las dimensiones que quiera.
Si la pared no es medianera sino en una parte de su
altura, el dueño de la parte no medianera goza de igual
derecho en ésta.
No se opone al ejercicio de la servidumbre de luz
la contigüidad de la pared al predio vecino.

Art. 875. La servidumbre legal de luz está sujeta a


las condiciones que van a expresarse.
1ª La ventana estará guarnecida de rejas de hierro,
y de una red de alambre, cuyas mallas tengan tres
centímetros de abertura o menos.
2ª La parte inferior de la ventana distará del
suelo de la vivienda a que da luz, tres metros a lo
menos.

Art. 876. El que goza de la servidumbre de luz no


tendrá derecho para impedir que en el suelo vecino se
levante una pared que le quite la luz.

Art. 877. Si la pared divisoria llega a ser


medianera, cesa la servidumbre legal de luz, y sólo
tiene cabida la voluntaria, determinada por mutuo
consentimiento de ambos dueños.

Art. 878. No se pueden tener ventanas, balcones,


miradores o azoteas, que den vista a las habitaciones,
patios o corrales de un predio vecino, cerrado o no; a
menos que intervenga una distancia de tres metros.
La distancia se medirá entre el plano vertical de
la línea más sobresaliente de la ventana, balcón, etc.,
y el plano vertical de la línea divisoria de los dos
predios, siendo ambos planos paralelos.
No siendo paralelos los dos planos, se aplicará la
misma medida a la menor distancia entre ellos.

La servidumbre de luz impone al predio sirviente, la obligación de no impedir que llegue luz al predio
dominante; y, la servidumbre de vista, consiste en que el dueño del predio sirviente, no pueda tener ventanas,
balcones, miradores o azoteas que den vista a las habitaciones o patio del predio vecino a no ser que
intervenga una distancia de tres metros a lo menos de la línea divisoria de ambos predios.

Características.
1.- Son continuas, por que para su ejercicio no necesita de un hacho actual del hombre.

2.- Son aparentes, se pueden percibir.

3.- La servidumbre de vista es negativa, porque impone al dueño del predio sirviente, la obligación de no hacer
(no abrir ventanas a menos de tres metros de la línea divisoria del predio vecino).

La servidumbre de Luz, es positiva, por que impone al dueño del predio sirviente, la obligación de dejar hacer,
que se traduce en permitir que llegue luz al predio dominante.

Constitución de las Servidumbres

Para determinar como se constituye la servidumbre, hay que distinguir: La natural, se constituye por la natural
situación de los predios; La Legal, por la sola disposición de la ley; La Voluntaria, por la convención.

Jurídicamente, las servidumbres se pueden constituir por título; por sentencia judicial; por prescripción Y por
destinación del padre de familia.

1° Constitución por título. (art. 882). Las servidumbres discontinuas de toda clase y las continuas
inaparentes, solo pueden adquirirse por título. Por lo tanto, cualquier servidumbre, sea continua o discontinua,
aparente o inaparente, puede constituirse por título, y esto, porque el título es la forma de constitución que
proporciona mayor certeza.

Art. 882. Las servidumbres discontinuas de todas


clases y las servidumbres continuas inaparentes sólo
pueden adquirirse por medio de un título; ni aun el
goce inmemorial bastará para constituirlas.
Las servidumbres continuas y aparentes pueden
adquirirse por título, o por prescripción de cinco
años.
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La palabra título, está tomada como sinónimo de Acto jurídico generador del derecho. Ej. Una compraventa,
permuta, donación, etc.

Para que el dueño del predio dominante pueda constituir la servidumbre y beneficiarse de ella, debe tener
capacidad para adquirir derechos (capacidad de goce); para que el dueño del predio sirviente pueda constituir
la servidumbre, debe tener capacidad de enajenar, puesto que esto importa un acto de disposición de un
derecho real inmueble; y si no es capaz, su representante debe someterse a los requisitos que la ley impone
para la enajenación de estos bienes.

Para constituir la servidumbre por título, no se necesita cumplir ninguna solemnidad especial; en cuanto a su
forma, se rige por las reglas del acto que la contiene: cuando es hecha a título oneroso, se aplican las normas
de la compraventa, y cuando es establecida a título gratuito, las normas de las donaciones o del testamento,
según el caso.

Por lo tanto, la venta de la servidumbre no se reputa perfecta ante la ley, mientras no se ha otorgado escritura
pública (art. 1801, inc. 2°).

La servidumbre constituida por testamento queda subordinada al cumplimiento de las condiciones que la ley
señala para la validez de éstos; cuando la servidumbre se establece por donación entre vivos, se necesita
escritura pública, pues no vale la donación entre vivos de cualquier especie de bien raíz, si no es otorgada por
escritura pública. (art. 1400).

Art. 1801. La venta se reputa perfecta desde que


las partes han convenido en la cosa y en el precio;
salvas las excepciones siguientes.
La venta de los bienes raíces, servidumbre y
censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan
perfectas ante la ley, mientras no se ha otorgado
escritura pública.
Los frutos y flores pendientes, los árboles cuya
madera se vende, los materiales de un edificio que va a
derribarse, los materiales que naturalmente adhieren al
suelo, como piedras y sustancias minerales de toda
clase, no están sujetos a esta excepción.

Art. 1400. No valdrá la donación entre vivos de


cualquiera especie de bienes raíces, si no es otorgada
por escritura pública e inscrita en el competente
Registro.
Tampoco valdrá sin este requisito la remisión de
una deuda de la misma especie de bienes.

La ley señala, que el título constitutivo de la servidumbre puede suplirse por el reconocimiento del dueño del
predio sirviente (art. 883), sin embargo, este reconocimiento debe ser expreso.

La tradición de las servidumbres. (art. 698). La tradición del derecho real de servidumbre, no se efectúa por
la inscripción del título en el conservador de bienes raíces, como la mayoría de los derechos reales inmuebles.

Art. 698. La tradición de un derecho de servidumbre


se efectuará por escritura pública en que el tradente
exprese constituirlo, y el adquirente aceptarlo: esta
escritura podrá ser la misma del acto o contrato.

De acuerdo a la ley, la tradición de este derecho real, se hace por escritura pública, que puede ser la misma del
acto o contrato u otra diferente.

Por esto, el art. 52 N°2 del reglamento del Conservador establece que las servidumbres “pueden inscribirse” (la
inscripción es facultativa, no obligatoria). Esta inscripción se exige por publicidad, no por tradición.

2° Constitución por Sentencia Judicial. Es sumamente excepcional, porque la regla general es que las
sentencias judiciales sean declarativas.

Sin embargo, en este caso la sentencia va a constituir una servidumbre, y la única oportunidad en que se da
esta situación la encontramos en la partición, art. 1337, regla 5ª; en virtud de la cual, el partidor (juez), cuando
adjudique los predios a los asignatarios, puede constituir una servidumbre de tránsito si alguno de los distintos
lotes no tiene salida al comino público.

Art. 1337. El partidor liquidará lo que a cada uno


de los coasignatarios se deba, y procederá a la
distribución de los efectos hereditarios, teniendo
presentes las reglas que siguen:
5ª En la división de fundos se establecerán las
servidumbres necesarias para su cómoda administración y
goce.
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3º° Constitución por prescripción. (art. 882, inc. 2°). Sólo las servidumbres aparentes y continuas se pueden
adquirir por prescripción y se someten a una regla especial, porque de acuerdo al art. 2512, N°2, el plazo de
prescripción será siempre de 5 años, sin importar si se es poseedor regular o irregular; y este plazo comienza a
correr desde que han terminado las obras que denotan la existencia de la servidumbre.

Art. 882. Las servidumbres discontinuas de todas L. 16.952


clases y las servidumbres continuas inaparentes sólo Art. 1º
pueden adquirirse por medio de un título; ni aun el
goce inmemorial bastará para constituirlas.
Las servidumbres continuas y aparentes pueden
adquirirse por título, o por prescripción de cinco años.

Art. 2512. Los derechos reales se adquieren por


la prescripción de la misma manera que el dominio, y
están sujetos a las mismas reglas, salvas las
excepciones siguientes:
1.a El derecho de herencia y el de censo se L. 16.952
adquieren por la prescripción extraordinaria de diez Art. 1º
años.
2.a El derecho de servidumbre se adquiere según
el artículo 882.

4° Constitución por destinación del padre de familia. (art. 881) Nos remitimos a lo visto.

Art. 881. Si el dueño de un predio establece un


servicio continuo y aparente a favor de otro predio que
también le pertenece, y enajena después uno de ellos, o
pasan a ser de diversos dueños por partición, subsistirá
el mismo servicio con el carácter de servidumbre entre
los dos predios, a menos que en el título constitutivo
de la enajenación o de la partición se haya establecido
expresamente otra cosa.

Requisitos.

1° Es necesario que una misma persona sea dueño de varios predios.

2° Que se constituya un servicio continuo y aparente, y,

3° Por cualquier razón, los predios pasen a tener dueños distintos.

Extinción de las Servidumbres. (art. 885)

Art. 885. Las servidumbres se extinguen:


1º Por la resolución del derecho del que las haconstituido;
2º Por la llegada del día o de la condición, si seha establecido
de uno de estos modos;
3º Por la confusión, o sea la reunión perfecta e
irrevocable de ambos predios en manos de un mismo dueño.
Así, cuando el dueño de uno de ellos compra el
otro, perece la servidumbre, y si por una nueva venta se
separan, no revive; salvo el caso del artículo 881: por
el contrario, si la sociedad conyugal adquiere una
heredad que debe servidumbre a otra heredad de uno de
los dos cónyuges, no habrá confusión sino cuando,
disuelta la sociedad, se adjudiquen ambas heredades a
una misma persona;
4º Por la renuncia del dueño del predio dominante;
5º Por haberse dejado de gozar durante tres años.
En las servidumbres discontinuas corre el tiempo
desde que han dejado de gozarse; en las continuas, desde
que se haya ejecutado un acto contrario a la
servidumbre.

1° Por la resolución del derecho del constituyente. Se aplica en este caso, el principio general que dice que
“resuelto el derecho del que da, queda resuelto el derecho del que recibe”.
Esta causal de terminación, es privativa de las servidumbres voluntarias, no opera ni en las naturales, ni en las
legales.

2° Por la llegada del día o el evento de la condición, si se ha establecido de uno de estos modos. La
regla general es que las servidumbres sean perpetuas, sin embargo, en virtud de la autonomía de la voluntad,
es posible someter una servidumbre a un plazo o a una condición, y en estos casos, cumplido el plazo o
verificada la condición, terminará la servidumbre.
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Esta causal sólo opera respecto de las servidumbres voluntarias.

3° Por la confusión, es decir, por la reunión en una misma persona de la calidad del dueño del predio sirviente
y dueño del predio dominante.

La servidumbre podrá continuar con carácter de servicio y no como servidumbre.

4° Por la renuncia del dueño del predio dominante. Es una aplicación del art. 12. Y la renuncia puede ser:
Expresa, en términos formales y explícitos; y, Tácita, cuando se ejecute un acto que sea incompatible con la
mantención de la servidumbre.

Art. 12. Podrán renunciarse los derechos conferidos


por las leyes, con tal que sólo miren al interés
individual del renunciante, y que no esté prohibida su
renuncia.

5° Por haberse dejado de gozar durante tres años. Por lo tanto, las servidumbres se extinguen por su no
uso, lo que es verdaderamente excepcional.

El fundamento de esta extinción, es que la servidumbre se justifica por la utilidad que proporciona y la ausencia
de uso, demuestra que no está prestando ninguna utilidad.

A diferencia de lo que ocurría con la prescripción adquisitiva, que sólo se aplicaba a las servidumbres continuas
y aparentes; la prescripción extintiva, hace perder toda servidumbre, cualquiera que esta sea.

Para determinar desde cuando se cuenta este plazo de tres años, hay que distinguir: si la servidumbre es
discontinua, el plazo se cuenta desde que se ha dejado de gozar; si es continua, desde que se ha ejecutado un
acto contrario a la servidumbre, y se entiende por tal, todo acto material que impida el ejercicio de la
servidumbre.

Interrupción de la prescripción Como la servidumbre sirve al predio y no al dueño del fundo dominante,
cualquiera que goce la servidumbre en interés del predio dominante interrumpe la prescripción que pudiera
estar corriendo. Por lo tanto, no es necesario que el acto de interrupción lo realice el propietario del predio
dominante.

Si el predio dominante pertenece a muchos proindiviso, , el goce de uno de ellos, interrumpe la prescripción
respecto de los demás (art. 886).

Art. 886. Si el predio dominante pertenece a muchos


proindiviso, el goce de uno de ellos interrumpe la
prescripción respecto de todos; y si contra uno de ellos
no puede correr la prescripción, no puede correr contra
ninguno.

Si la servidumbre no se puede gozar o ejercer, porque la cosa sobre la que recae está en mal estado, la
servidumbre se va a mantener siempre que pueda ejercerse antes de los tres años (si pasan mas de tres, la
servidumbre se extingue).

III. De la Protección de los Bienes y de los derechos Reales

LA ACCIÓN REIVINDICATORIA. (art. 889)

Art. 889. La reivindicación o acción de dominio es la que tiene


el dueño de una cosa singular, de que no está en posesión,
para que el poseedor de ella sea condenado a restituírsela.

n. Es la que tiene el dueño de una cosa singular, de que no está en posesión, para que el poseedor de ella sea
condenado a restituírsela.

Cuando se intenta esta acción, el dueño no pretende que el tribunal declare su dominio, porque el alega ser
dueño, lo que busca es que se le reconozca su dominio y como consecuencia de ello, se condene al poseedor
de la cosa a restituírsela.

La doctrina ha señalado, que esta acción es muy complicada, porque cuando se intenta, habrá que probar el
dominio, lo cual es difícil de hacer y por esto se ha dicho que al dueño de la cosa, le puede convenir intentar
otras acciones distintas.

Además, la acción reivindicatoria sólo procede en contra del poseedor; por lo tanto, si la cosa está en manos
de un mero tenedor, no tiene lugar esta acción; en ese evento, no le quedará al dueño otro camino mas que
intentar la acción personal que corresponda.

Por lo dicho, se sostiene que el dueño podría intentar una acción posesoria para recuperar la cosa y en este
caso tiene la ventaja de que sólo deberá probar la posesión y no el dominio. (acción publiciana)

Requisitos para intentar la acción.


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1° Es necesario que la intente el dueño de la cosa.

2° Este dueño debe estar privado de la posesión de la cosa.

3° La cosa debe ser susceptible de reivindicación.


La Corte Suprema, ha agregado un 4° requisito, que la cosa sea singular.

1° Es necesario que la intente el dueño de la cosa. (art. 893). Esta acción la puede intentar, tanto el que
tiene la propiedad plena, como el que tiene la nuda propiedad; el que tiene la propiedad fiduciaria o absoluta.
En concreto, puede accionar cualquier propietario, no importa la naturaleza del dominio, basta con que sea
dueño.

Art. 893. La acción reivindicatoria o de dominio


corresponde al que tiene la propiedad plena o nuda,
absoluta o fiduciaria de la cosa.

El comunero también puede reivindicar su cuota, porque nuestro código, siguió la teoría romana, en virtud de la
cual, cada comunero es dueño exclusivo de su cuota. La única exigencia que se le hace al comunero, es que
se trate de una cuota determinada de una cosa proindiviso. (art. 892).

Art. 892. Se puede reivindicar una cuota determinada proindiviso,


de una cosa singular.

La Corte Suprema, a señalado además, que el dueño también puede intentar la acción publiciana,
esta es una especie de acción reivindicatoria; Se llama publiciana en homenaje al pretor Publicio que la creó.
La ley se la concede a ciertos poseedores regulares y, por lo tanto, en ella sólo habrá que probar la posesión.
(art. 894). Esta acción la ley se la concede al poseedor regular que se encuentra en vías de llegar al dominio
por la prescripción. Por lo tanto, basta comprobar la calidad de poseedor regular y de que se estaba en vías de
ganar la cosa por prescripción. Para accionar de manera, es necesario que la prescripción no se haya
interrumpido, porque si lo está, no podría llegar a ganar el dominio por la prescripción.

Art. 894. Se concede la misma acción, aunque no se


pruebe dominio, al que ha perdido la posesión regular de
la cosa, y se hallaba en el caso de poderla ganar por
prescripción.
Pero no valdrá ni contra el verdadero dueño, ni
contra el que posea con igual o mejor derecho.

La doctrina discute, si para intentar la acción publiciana, es necesario o no, haber cumplido todo el plazo de
prescripción. Algunos autores, señalan que debe haberse cumplido con todo el plazo, aunque, todavía no se
haya alegado, ni declarado judicialmente.

Sin embargo, la mayoría de los autores considera que no es necesario haber cumplido todo el plazo de
prescripción, por las siguientes razones:

a) señalan que la historia de la ley demuestra que la fuente del art. 894, fue la legislación romana, y ella
concedía esta acción al poseedor, que aún no cumplía el plazo para prescribir.

b)......La ley dice que esta acción la tiene el que estaba en vías de ganar el dominio por la prescripción; y, no
dice que la tiene el que haya ganado el dominio por la prescripción.

c) Si ya se cumplió todo el plazo de prescripción, esta acción sería innecesaria, porque el poseedor ya sería
dueño, y por lo tanto, tendría la acción reivindicatoria.

d) La ley señala que esta acción no se puede intentar contra el dueño, ni contra el que posea con igual o
mejor derecho, lo que demuestra que no es necesario que se haya cumplido todo el plazo de prescripción,
porque si así fuera, el que intentaría la acción, sería el dueño y no existiría nadie con igual o con mejor derecho
que él.

Esta acción publiciana el poseedor regular no la puede intentar en contra de tres grupos de personas, a saber:

1° En contra del dueño;

2° en contra el que posea con igual derecho que él. Y,

3° Ni contra el que posea con mejor derecho que él.

Requisitos de la acción publiciana.

1° Es necesario que se haya perdido la posesión de la cosa.

2° Esa posesión perdida debe haber sido regular.

3° El poseedor debe encontrarse en vías de ganar el dominio de la cosa por prescripción. Y,


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4° La acción se debe intentar en contra del que posea con una calidad inferior.

Comparación acción reivindicatoria y acción publiciana.

1° En la primera hay que probar el dominio; en la segunda la posesión.

2° La acción reivindicatoria es absoluta, se puede intentar contra cualquier persona, incluso, excepcionalmente,
contra el que dejó de poseer.
La publiciana sólo puede intentarse contra cierto poseedores.

3° La reivindicatoria la intenta el dueño; la publiciana cierto poseedor regular.

2° segundo requisito para intentar la acción reivindicatoria. El dueño debe haber sido privado de la
posesión de la cosa. Porque en esta acción, el conflicto es entre el dueño no poseedor y el poseedor no
dueño, el objeto pedido es la posesión y la causa de pedir es el dominio.

El dueño deberá probar su dominio, a diferencia del poseedor demandado, él cual está protegido por la
presunción del art. 700.

Art. 700. La posesión es la tenencia de una cosa


determinada con ánimo de señor o dueño, sea que el dueño
o el que se da por tal tenga la cosa por sí mismo, o por
otra persona que la tenga en lugar y a nombre de él.
El poseedor es reputado dueño, mientras otra
persona no justifica serlo.

Excepcionalmente, cuando el Fisco es el reivindicante de tierras situadas dentro del territorio nacional, no está
obligado a probar su dominio, ya que el art. 590 presume que todas las tierras que no tienen dueño conocido
pertenecen al Fisco, y, por lo tanto, se altera el peso de la prueba y será el poseedor demandado el que deberá
probar su dominio.

Art. 590. Son bienes del Estado todas las tierras que,
estando situadas dentro de los límites territoriales,
carecen de otro dueño.

La Corte Suprema ha dicho, que no opera en este caso, la presunción del art. 700.

Prueba del Dominio. En esta materia, hay que distinguir según el título que se invoque; a saber:

a) Si se invoca un título originario, bastará con probar el dominio propio.

De esta manera, si se alega la ocupación, habrá que probar que la cosa no pertenecía a nadie y que hubo una
aprehensión material con ánimo de adquirirla en dominio.

Si se alega la accesión, habrá que probar que se han dado los supuestos necesarios para que opere este
modo de adquirir.

Si se alega la prescripción, habrá que probar que se ha poseído la cosa ininterrumpidamente por el tiempo
señalado en la ley.

Para los efectos de prueba, es admisible cualquier medio probatorio.

b)..Si el título es derivativo, no basta con probar el dominio propio, por el contrario, hay que probar el dominio
de los antecesores hasta llegar a un antecesor que haya adquirido el dominio a título originario; en la practica,
el dominio se prueba a través de la prescripción.

El dueño, además de probar su dominio, debe probar que el demandado está poseyendo la cosa, a menos que
el reconozca ser poseedor en el juicio, y que la cosa que reivindica le pertenece y que está en posesión del
demandado.

3° Requisito para intentar la acción reivindicatoria. La cosa debe ser susceptible de reivindicación. La
regla general, es que se puedan reivindicar todas las cosas corporales e incorporales, muebles e inmuebles
(art. 890 y 891)

Art. 890. Pueden reivindicarse las cosas


corporales, raíces y muebles.
Exceptúanse las cosas muebles cuyo poseedor las
haya comprado en una feria, tienda, almacén, u otro
establecimiento industrial en que se vendan cosas
muebles de la misma clase.
Justificada esta circunstancia, no estará el
poseedor obligado a restituir la cosa, si no se le
reembolsa lo que haya dado por ella y lo que haya
gastado en repararla y mejorarla.
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Art. 891. Los otros derechos reales pueden


reivindicarse como el dominio; excepto el derecho de
herencia.
Este derecho produce la acción de petición de
herencia, de que se trata en el Libro III.

De acuerdo a la ley, la cosa debe tener un requisito especial, y es que sea singular. Sin embrago,
excepcionalmente, hay ciertas cosas que no pueden reivindicarse y estas son:

1.- El derecho real de herencia, porque es una universalidad y no una cosa singular. Sin embargo, si un
tercero toma posesión de la herencia, la ley le concede al heredero otra acción real, diferente a la
reivindicatoria, que es la acción de petición de herencia. Esta acción la tiene el heredero para que el tercero
que está en posesión de la herencia sea condenado a restituírsela. Este tercero se denomina “heredero
putativo o aparente”. En esta acción, la causa de pedir es la calidad de heredero y la cosa pedida, es la
posesión de la herencia. (arts. 1268 y 891, inc. 2°). Si el heredero es privado de toda la herencia, o de toda la
posesión de la herencia, dispone de la acción in comento, pero si es privado de uno o mas bienes singulares
que formen parte del derecho real de herencia, dispone de la ación reivindicatoria.

Art. 1268. El heredero podrá también hacer uso de


la acción reivindicatoria sobre cosas hereditarias
reivindicables, que hayan pasado a terceros, y no hayan
sido prescritas por ellos.
Si prefiere usar de esta acción, conservará, sin
embargo, su derecho para que el que ocupó de mala fe la
herencia le complete lo que por el recurso contra
terceros poseedores no hubiere podido obtener, y le deje
enteramente indemne; y tendrá igual derecho contra el
que ocupó de buena fe la herencia en cuanto por el
artículo precedente se hallare obligado.

Art. 891. Los otros derechos reales pueden


reivindicarse como el dominio; excepto el derecho de
herencia.
Este derecho produce la acción de petición de
herencia, de que se trata en el Libro III.

2.- Los derechos personales, porque según la mayoría de los autores no pueden poseerse y la reivindicación
persigue recuperar la posesión.
Con todo, hay otro autores que sostienen que tales derechos podrían poseerse, y para ellos, estos derechos
serian reivindicables.

3.- Las cosas muebles compradas en un establecimiento donde se vendan cosas muebles de la misma
especie. (art. 890, inc. 2°).En estos casos, el poseedor de la cosa mueble, está obligado a devolverla una vez
que se le pague lo que ha dado y gastado por ella (repararla y mejorarla).

Art. 890. Pueden reivindicarse las cosas


corporales, raíces y muebles.
Exceptúanse las cosas muebles cuyo poseedor las
haya comprado en una feria, tienda, almacén, u otro
establecimiento industrial en que se vendan cosas
muebles de la misma clase.
Justificada esta circunstancia, no estará el
poseedor obligado a restituir la cosa, si no se le
reembolsa lo que haya dado por ella y lo que haya
gastado en repararla y mejorarla.

En este caso, el reivindicante se vería obligado a pagar por una cosa propia. Don Fernando Rozas, señala que
lo excepcional de esta norma, es que el poseedor no es obligado a restituir la cosa, sino se le reembolsa lo
pagado; por lo tanto, este no es un caso de excepción, porque procede la reivindicación, lo curioso es que el
dueño tiene que pagar por algo que le pertenece para recuperarlo.

4.- El pago de lo no debido. (art. 2303). Según este art. el que pago lo que no debía, no puede perseguir la
cosa si está en manos de un tercero que la adquirió de buena fe y a título oneroso. Por lo tanto, en el pago de
lo no debido, sólo procede la acción reivindicatoria, si el tercero adquirió la cosa a título gratuito; o bien, si la
adquirió a título oneroso, estaba de mala fe.

Art. 2303. El que pagó lo que no debía, no puede


perseguir la especie poseída, por un tercero de buena
fe, a título oneroso; pero tendrá derecho para que el
tercero que la tiene por cualquier título lucrativo,
se la restituya, si la especie es reivindicable y
existe en su poder.
Las obligaciones del donatario que restituye son
las mismas que las de su autor según el artículo 2301.
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5.- Si el tercero poseedor la adquirió en dominio por la prescripción adquisitiva.

6.- Si se resuelve un contrato y los terceros poseedores están de buena fe. Por lo tanto, en la resolución
sólo habrá acción reivindicatoria contra los terceros poseedores de mala fe.

Personas contra quien se reivindica. Por regla general, se intenta la acción en contra del actual poseedor.
(art. 895). No importa si se trata de un poseedor regular o irregular, si esta de buena o mala fe; con todo, puede
ocurrir que el dueño ignore quien es el actual poseedor, y sólo sepa quien es el mero tenedor. Como la acción
reivindicatoria no se puede intentar contra el mero tenedor, la ley le permite al dueño hacer comparecer al mero
tenedor ante el Juez, para que declare el nombre y residencia del poseedor (art.896); es una medida pre-
judicial. Y de acuerdo al C.P.C., si el mero tenedor se niega a contestar, se le pueden aplicar sanciones.

Art. 895. La acción de dominio se dirige contra el


actual poseedor.

Art. 896. El mero tenedor de la cosa que se


reivindica es obligado a declarar el nombre y residencia
de la persona a cuyo nombre la tiene.

Si el mero tenedor o un tercero de mala fe, se da por poseedor de la cosa sin serlo, será condenado a
indemnizar todos los perjuicios (art. 987).

Art. 987. Se puede representar al ascendiente cuya


herencia se ha repudiado.
Se puede asimismo representar al incapaz, al
indigno, al desheredado, y al que repudió la herencia
del difunto.

En el caso de los coposeedores, la reivindicación de una cosa que es poseída por varias personas, debe
dirigirse contra todas ellas, porque uno de ellos, no representa a los demás.

Situación de los herederos del poseedor. (art. 899) La acción reivindicatoria debe dirigirse contra el o los
herederos que posean la cosa. Sin embargo, por las prestaciones a que está obligado el poseedor en razón de
frutos y deterioros, responden todos los herederos en proporción a sus cuotas hereditarias, porque estas eran
obligaciones del difunto que se traspasan a los herederos; son deudas hereditarias y conforme a las reglas
generales, se divide entre los herederos, a prorrata de sus cuotas en la herencia. (art. 1354)

Art. 899. La acción de dominio no se dirige contra


un heredero sino por la parte que posea en la cosa; pero
las prestaciones a que estaba obligado el poseedor por
razón de los frutos o de los deterioros que le eran
imputables, pasan a los herederos de éste a prorrata de
sus cuotas hereditarias.

Art. 1354. Las deudas hereditarias se dividen entre


los herederos a prorrata de sus cuotas.
Así el heredero del tercio no es obligado a pagar
sino el tercio de las deudas hereditarias.
Pero el heredero beneficiario no es obligado al
pago de ninguna cuota de las deudas hereditarias sino
hasta concurrencia de lo que valga lo que hereda.
Lo dicho se entiende sin perjuicio de lo dispuesto
en los artículos 1356 y 1526.

Si el poseedor ha fallecido, el dueño tendrá dos acciones, a saber:

a) Una que es Indivisible, que es la acción para reivindicar la cosa; es indivisible por que se intenta contra el
heredero que la tenga. Este es uno de los casos de indivisibilidad de pago (art. 1526).

Art. 1526. Si la obligación no es solidaria ni


indivisible, cada uno de los acreedores puede sólo
exigir su cuota, y cada uno de los codeudores es
solamente obligado al pago de la suya; y la cuota del
deudor insolvente no gravará a sus codeudores.
Exceptúanse los casos siguientes:
1º La acción hipotecaria o prendaria se dirige
contra aquel de los codeudores que posea, en todo o
parte, la cosa hipotecada o empeñada.
El codeudor que ha pagado su parte de la deuda, no
puede recobrar la prenda u obtener la cancelación de la
hipoteca, ni aun en parte, mientras no se extinga el
total de la deuda; y el acreedor a quien se ha
satisfecho su parte del crédito, no puede remitir la
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prenda o cancelar la hipoteca, ni aun en parte, mientras
no hayan sido enteramente satisfechos sus coacreedores.
2º Si la deuda es de una especie o cuerpo cierto,
aquel de los codeudores que lo posee es obligado a
entregarlo.
3º Aquel de los codeudores por cuyo hecho o culpa
se ha hecho imposible el cumplimiento de la obligación,
es exclusiva y solidariamente responsable de todo
perjuicio al acreedor.
4º Cuando por testamento o por convención entre los
herederos, o por la partición de la herencia, se ha
impuesto a uno de los herederos la obligación de pagar
el total de una deuda, el acreedor podrá dirigirse o
contra este heredero por el total de la deuda, o contra
cada uno de los herederos por la parte que le
corresponda a prorrata.
Si expresamente se hubiere estipulado con el
difunto que el pago no pudiese hacerse por partes, ni
aun por los herederos del deudor, cada uno de éstos
podrá ser obligado a entenderse con sus coherederos para
pagar el total de la deuda, o a pagarla él mismo, salva
su acción de saneamiento.
Pero los herederos del acreedor, si no entablan
conjuntamente su acción, no podrán exigir el pago de la
deuda, sino a prorrata de sus cuotas.
5º Si se debe un terreno, o cualquiera otra cosa
indeterminada, cuya división ocasionare grave perjuicio
al acreedor, cada uno de los codeudores podrá ser
obligado a entenderse con los otros para el pago de la
cosa entera, o a pagarla él mismo, salva su acción para
ser indemnizado por los otros.
Pero los herederos del acreedor no podrán exigir el
pago de la cosa entera sino intentando conjuntamente su
acción.
6º Cuando la obligación es alternativa, si la
elección es de los acreedores, deben hacerla todos de
consuno; y si de los deudores, deben hacerla de consuno
todos éstos.

b)..Otra que es divisible, que se intenta para que se indemnice por los frutos y deterioros que haya sufrido la
cosa; y es divisible, porque se fracciona entre todos los herederos a prorrata de sus cuotas.

Excepcionalmente, la acción reivindicatoria puede intentarse contra el que ya no es poseedor. Existen


dos casos:

a) El primero está regulado en el Art. 898, y según la doctrina, este primer caso se refiere al
poseedor de buena fe. La ley señala que se puede intentar la acción reivindicatoria contra el que dejó de
poseer, si él, estando de buena fe, antes de trabarse la litis, en la creencia que la cosa era suya, la enajena,
haciéndose, por esta causa, imposible o difícil su persecución.

En este caso, la acción procede para que se restituya lo que se ha recibido por la cosa. (art. 898, inc. 1°, parte
1ª)

Art. 898. La acción de dominio tendrá también lugar


contra el que enajenó la cosa, para la restitución de lo
que haya recibido por ella, siempre que por haberla
enajenado se haya hecho imposible o difícil su
persecución; y si la enajenó a sabiendas de que era
ajena, para la indemnización de todo perjuicio.
El reivindicador que recibe del enajenador lo que
se ha dado a éste por la cosa, confirma por el mismo
hecho la enajenación.

Si la enajenación del que era poseedor no fue a título oneroso, sino que a título gratuito, en ese caso, como el
poseedor estaba de buena fe, nada tiene que restituir.

En el caso que nos ocupa, los autores discuten si existe o no acción reivindicatoria propiamente tal. Algunos
señalan, que no hay acción reivindicatoria y que en estos casos la acción real se convierte en personal, porque
persigue obtener la entrega de ciertos valores a que está obligada cierta y determinada persona. Otros,
piensan que si hay acción reivindicatoria, y lo que ocurre es que se produce una subrogación real; el dinero
reemplaza la cosa.

La Corte Suprema, ha señalado que en este caso, existe una acción reivindicatoria ficta, porque no se concede
para reivindicar la cosa, sino únicamente, para solicitar la restitución de lo que se recibió por ella.
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Si el poseedor enajenó la cosa a sabiendas que ésta era ajena, además del precio, deberá la indemnización de
todos los perjuicios. (art. 898, inc. 1°, parte final).

Confirmación de la enajenación por el reivindicante. La ley señala, que el reivindicador que recibe del
enagenador lo que éste recibió por la cosa, confirma por este hecho, la enajenación y por una ficción, se
entiende que el adquirente se hizo dueño de la cosa al momento de la entrega y no al momento de la
confirmación. (arts. 898, inc. final; 682, inc 2° y 1819

Art. 682. Si el tradente no es el verdadero dueño de


la cosa que se entrega por él o a su nombre, no se
adquieren por medio de la tradición otros derechos que los
transmisibles del mismo tradente sobre la cosa entregada.
Pero si el tradente adquiere después el dominio, se
entenderá haberse éste transferido desde el momento de la
tradición.

Art. 1819. Vendida y entregada a otro una cosa


ajena, si el vendedor adquiere después el dominio de
ella, se mirará al comprador como verdadero dueño desde
la fecha de la tradición.
Por consiguiente, si el vendedor la vendiere a otra
persona después de adquirido el dominio, subsistirá el
dominio de ella en el primer comprador.

b)...(art. 900) Este art. se refiere al poseedor de mala fe. Contra el poseedor de buena fe que ha dejado de
poseer sólo tiene lugar la acción de dominio cuando ha enajenado la cosa y por esta enajenación se ha hecho
imposible o difícil su persecución. En cambio, contra el que poseía de mala fe la acción de dominio procede
cuando ha dejado de poseer por culpa o por cualquier hecho suyo (enajenación, destrucción, pérdida,
abandono de la cosa), sin que importe, además, la existencia o inexistencia de obstáculos para perseguir la
cosa. Por otra parte, contra el poseedor de buena fe la acción se intenta para que restituya al reivindicador lo
recibido por la cosa; contra el poseedor de mala fe la acción se dirige como si actualmente poseyese (art. 900),
es decir, se le demanda la restitución de la cosa misma, con todos sus accesorios, frutos y demás prestaciones
por deterioros de ésta.

Art. 900. Contra el que poseía de mala fe y por


hecho o culpa suya ha dejado de poseer, podrá intentarse
la acción de dominio, como si actualmente poseyese.
De cualquier modo que haya dejado de poseer y
aunque el reivindicador prefiera dirigirse contra el
actual poseedor, respecto del tiempo que ha estado la
cosa en su poder tendrá las obligaciones y derechos que
según este título corresponden a los poseedores de mala
fe en razón de frutos, deterioros y expensas.
Si paga el valor de la cosa y el reivindicador lo
acepta, sucederá en los derechos del reivindicador sobre
ella.
Lo mismo se aplica aun al poseedor de buena fe que
durante el juicio se ha puesto en la imposibilidad de
restituir la cosa por su culpa.
El reivindicador en los casos de los dos incisos
precedentes no será obligado al saneamiento.

En consecuencia, si el poseedor de mala fe es vencido en el juicio, deberá recuperar la cosa para restituirla al
reivindicador y, si no lo puede lograr, deberá pagarle el valor de ella, además de las prestaciones antedichas,
que en todo caso debe cumplir. Si el poseedor enajenó a sabiendas de que era ajena la cosa, y por la
enajenación la persecución de ésta se ha hecho imposible o difícil, deberá indemnizar al reivindicador de todo
perjuicio.

Efectos del pago del valor de la cosa. Si el poseedor de mala fe que dejó de poseer por hecho o culpa suya
paga el valor de la cosa y el reivindicador lo acepta, aquel sucede a éste en los derechos sobre la cosa (art.
900, inc. 3°). Por lo tanto, si el poseedor había enajenado la cosa a un tercero, esos derechos se entienden
transferidos al adquirente desde el momento de la tradición (arts. 682, inc. 2°, y 1819); pero el reivindicador no
es obligado al saneamiento (art. 900, inc. final). Queda sancionado así el poseedor de mala fe que enajenó la
cosa, pues él sólo deberá responder del saneamiento de ésta a su comprador.

Esto representa una diferencia con el caso anterior; en efecto, cuando el poseedor esta de buena fe, no
responde por el saneamiento, esta responsabilidad es del reivindicante, porque la ley entiende que por el
hecho de recibir el precio, ratifica la enajenación y asume las responsabilidades correspondientes.

Con todo, todas estas reglas del poseedor de mala fe, también se aplican al poseedor de buena fe, que durante
el juicio se ha puesto en la imposibilidad de restituir la cosa por su culpa (art. 900. inc. 4°). Y esta regla se
explica, porque si el poseedor es advertido que existe un proceso en su contra y pese a eso actúa
negligentemente, imposibilitándose de restituir la cosa, debe ser sancionado y por eso queda sujeto a las
reglas del poseedor de mala fe, de manera que deberá pagar el precio de la cosa que no pueda recuperarse,
además de indemnizar por los frutos y deterioros y de responder por el saneamiento de la cosa.
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c) La doctrina considera que existe un tercer caso en que la acción reivindicatoria se puede intentar contra
quien no es poseedor. Y señalan que este caso se encuentra consagrado en el art. 915. La ley dice en este
art., que “las reglas de la acción reivindicatoria se aplicarán al que poseyendo a nombre ajeno retenga
indebidamente una cosa raíz o mueble , aunque lo haga sin ánimo de señor”. Algunos autores, señalan que en
este caso nos encontramos frente a un mero tenedor.

Art. 915. Las reglas de este título se aplicarán


contra el que poseyendo a nombre ajeno retenga
indebidamente una cosa raíz o mueble, aunque lo haga sin
ánimo de señor.

Sin embargo, la mayoría de los autores considera que este no es un caso de excepción; porque el principio que
dice que contra el mero tenedor no procede la reivindicación, no tiene excepciones.

Claro Solar y Rozas, señalan que si el CC. permitió intentar esta acción contra el que ya no es poseedor, nada
le habría costado incorporar al mero tenedor, pero como no lo hizo, se debe concluir que contra ellos nunca
procede la acción reivindicatoria.

Según la doctrina, lo que el art. 915 ha querido decir, es que cuando se pide a un injusto detentador que
restituya la cosa, se aplicarán las normas de la acción reivindicatoria en lo que sean compatibles con la acción
intentada. Por ej. si el deudor prendario cumple su obligación y el acreedor se niega a restituirle la cosa, en ese
caso el deudor deberá intentar la acción personal que nace del contrato de prenda y en lo relativo a los frutos,
deterioros y mejoras, se aplicarán las reglas que la ley da en la acción reivindicatoria. En este caso, el art. 915
se conoce con el nombre del caso del injusto detentador, porque se refiere a una persona que indebidamente
retiene una cosa sin ser poseedora de ella.

Plazo de Prescripción de la Acción Reivindicatoria. No tiene un plazo fijo de prescripción, porque se


extinguirá cuando opere la prescripción adquisitiva. Por esto el art. 2517 dice que “toda acción por la cual se
reclama un derecho se extingue por la prescripción adquisitiva del mismo derecho.

Art. 2517. Toda acción por la cual se reclama un


derecho se extingue por la prescripción adquisitiva
del mismo derecho.

Como la acción reivindicatoria la tiene el dueño, una vez que el tercero poseedor adquiera el dominio de la
cosa se convertirá en dueño, por lo tanto, la acción pasará a su patrimonio; en este sentido, si la prescripción
no es interrumpida, la acción reivindicatoria va a prescribir -si el tercero es poseedor regular-, en dos años para
los muebles y en cinco para los inmuebles. Y si es poseedor irregular, en diez años.

Esto es sumamente excepcional, porque la regla general es que todas las acciones se extingan por la
prescripción extintiva por la inactividad del dueño.

Rossende decía “la acción reivindicatoria se extingue, cuando se ha extinguido el dominio”.

Características de la acción reivindicatoria.

1.- es una acción real, esta destinada a proteger un derecho real; por lo tanto, se puede intentar en contra de
cualquier persona que afecte o perturbe el derecho real de dominio.

2.- Es una acción absoluta.

3.- Es una acción mueble o inmueble, según la naturaleza de la cosa sobre que recaiga.

4.- No tiene un plazo fijo de prescripción.

Procedimiento a que se somete. De acuerdo a lo que señala el art. 3° del C.P.C., la acción reivindicatoria se
tramita en juicio ordinario, porque la ley no señala ningún procedimiento especial.

Medidas precautorias en el juicio. La demanda reivindicatoria legalmente notificada al poseedor, le


interrumpe su prescripción (art. 2503). Sin embargo, la regla general, es que en todo lo demás, la situación se
mantenga y, por lo tanto, la cosa seguirá en poder del poseedor demandado.

Art. 2503. Interrupción civil es todo recurso


judicial intentado por el que se pretende verdadero
dueño de la cosa, contra el poseedor.
Sólo el que ha intentado este recurso podrá alegar
la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes:
1.º Si la notificación de la demanda no ha sido
hecha en forma legal;
2.º Si el recurrente desistió expresamente de la L. 6.162
demanda o se declaró abandonada la instancia; Art. 1º
3.º Si el demandado obtuvo sentencia de absolución.
En estos tres casos se entenderá no haber sido
interrumpida la prescripción por la demanda.
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Con todo, como puede acontecer que el poseedor deteriore o descuide la cosa, la ley le concede al
reivindicante la posibilidad de pedir ciertas medidas precautorias; que son aquellas que tienden a asegurar el
resultado de la acción, impedir que se frustre la efectividad de la ejecución en el momento oportuno.

¿Qué medidas precautorias puede impetrar el reivindicador?

Diversas, según sea raíz o mueble la cosa reivindicada.

a) Cosas muebles. Si hubiere motivo de temer que se pierda o deteriore en manos del poseedor la cosa
corporal mueble que se reivindica, puede el actor pedir su secuestro; y el poseedor está obligado a consentir
en él, o a dar seguridad suficiente de restitución, para el caso de ser condenado a restituir. (art. 901 C.C. y 291
C.P.C.). El secuestro es el depósito de una cosa que se disputan dos o mas individuos, en manos de otro que
debe restituirla al que obtenga una decisión a su favor. El depositario se llama secuestre (art. 2249).
Art. 901. Si reivindicándose una cosa corporal
mueble, hubiere motivo de temer que se pierda o
deteriore en manos del poseedor, podrá el actor pedir su
secuestro; y el poseedor, será obligado a consentir en
él, o a dar seguridad suficiente de restitución, para el
caso de ser condenado a restituir.

Art. 2249. El secuestro es el depósito de una cosa


que se disputan dos o más individuos, en manos de otro
que debe restituirla al que obtenga una decisión a su
favor.
El depositario se llama secuestre.

El Juez es el encargado de determinar, en cada caso, si los antecedentes ameritan o no la designación de un


secuestre (art. 901).

b)...Cosas inmuebles. Si se demanda el dominio u otro derecho real constituido sobre un inmueble, el
poseedor está autorizado por la ley para seguir gozando de él, hasta la sentencia definitiva pasada en
autoridad de cosa juzgada. Pero el actor tiene derecho de provocar las providencias para evitar todo deterioro
de la cosa, y de los muebles y accesorios anexos a ella y comprendidos en la reivindicación, si:

1° hubiere justo motivo de temerlo, o

2° las facultades del demandado no ofrecieren suficiente garantía. (art. 902). Estas providencias cautelares o
precautorias están señaladas en el C.P.C.

Art. 902. Si se demanda el dominio u otro derecho


real constituido sobre un inmueble, el poseedor seguirá
gozando de él, hasta la sentencia definitiva pasada en
autoridad de cosa juzgada.
Pero el actor tendrá derecho de provocar las
providencias necesarias para evitar todo deterioro de la
cosa, y de los muebles y semovientes anexos a ella y
comprendidos en la reivindicación, si hubiere justo
motivo de temerlo, o las facultades del demandado no
ofrecieren suficiente garantía.

Las Prestaciones Mutuas.

Concepto. Terminado el juicio reivindicatorio y vencido el demandado tiene lugar las prestaciones mutuas.
Llamase así las indemnizaciones, pagos y devoluciones que se deben mutuamente el reivindicante y el
poseedor vencido.

Rozas, dice, que son las restituciones y pagos recíprocos que deben hacerse el reivindicante y el poseedor
vencido entre sí al termino del juicio.

Campo de aplicación. Estas reglas están ubicadas en la acción reivindicatoria; sin embargo existe acuerdo en
considerar que la aplicación de estas reglas es mas amplia, ya que regularán todos los casos en que la ley las
llama expresamente a regir y en todos aquellos en que no existe una disposición especial. Ej. estas reglas se
aplican en la declaración de nulidad hecha por sentencia judicial. (art. 1687); asimismo, en la acción de petición
de herencia, o en la acción de resolución de un contrato.

Art. 1687. La nulidad pronunciada en sentencia que


tiene la fuerza de cosa juzgada, da a las partes derecho
para ser restituidas al mismo estado en que se hallarían
si no hubiese existido el acto o contrato nulo; sin
perjuicio de lo prevenido sobre el objeto o causa
ilícita.
En las restituciones mutuas que hayan de hacerse
los contratantes en virtud de este pronunciamiento, será
cada cual responsable de la pérdida de las especies o de
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su deterioro, de los intereses y frutos, y del abono de
las mejoras necesarias, útiles o voluptuarias, tomándose
en consideración los casos fortuitos y la posesión de
buena o mala fe de las partes; todo ello según las
reglas generales y sin perjuicio de lo dispuesto en el
siguiente artículo.

Obligaciones del poseedor vencido con el reivindicante.

1°.- Esta obligado a restituir la cosa, sea raíz o mueble (art. 904). Esta restitución se debe hacer en el plazo
que el Juez señale; este es un caso sumamente excepcional en que el Juez puede fijar plazos, porque la regla
general es que sólo pueda interpretar los concedidos en términos oscuros y vagos, sobre cuya aplicación e
inteligencia discuten las partes. (art. 1494, inc. 2°).

Art. 904. Si es vencido el poseedor, restituirá la


cosa en el plazo que el juez señalare; y si la cosa fue
secuestrada, pagará el actor al secuestre los gastos de
custodia y conservación, y tendrá derecho para que el
poseedor de mala fe se los reembolse.

Art. 1494. El plazo es la época que se fija para el


cumplimiento de la obligación, y puede ser expreso o
tácito. Es tácito el indispensable para cumplirlo.
No podrá el juez, sino en casos especiales que las
leyes designen, señalar plazo para el cumplimiento de
una obligación: sólo podrá interpretar el concebido en
términos vagos u oscuros, sobre cuya inteligencia y
aplicación discuerden las partes.

Cosas que comprende la restitución. (art. 905). En la restitución de una heredad se comprenden las cosas
que forman parte de ella, o que se reputan como inmuebles por su conexión con ella (inmuebles por
adherencia o por destinación); las otra cosas que no se comprenden en la restitución, si no fueron
expresamente incluidas en la demanda y sentencia, pero pueden reivindicarse separadamente (art. 905, inc.
1°)

Art. 905. En la restitución de una heredad se


comprenden las cosas que forman parte de ella, o que se
reputan como inmuebles por su conexión con ella, según
lo dicho en el título De las varias clases de bienes.
Las otras no serán comprendidas en la restitución, si no
lo hubieren sido en la demanda y sentencia; pero podrán
reivindicarse separadamente.
En la restitución de un edificio se comprende la de
sus llaves.
En la restitución de toda cosa, se comprende la de
los títulos que conciernen a ella, si se hallan en manos
del poseedor.

En la restitución de un edificio se comprende la de sus llaves (905, inc. 2°).

En la restitución de toda cosa (sea mueble o inmueble, pues la ley no distingue), se comprende la de sus títulos
que conciernen a ella, si se hayan en manos del poseedor (905, inc. 3°). Es natural la entrega de los títulos,
pues ellos sirven para la prueba del dominio, reconocido en el juicio a favor del reivindicador.

Lugar de la restitución. En este caso hay que distinguir: Primero. Si es un inmueble, en donde esta éste.
Segundo. Si es un mueble, la ley nada señala, por lo tanto, se aplican las reglas generales que dicen que debe
restituirse la cosa en el lugar donde se encuentra al tiempo de la contestación de la demanda.; si el demandado
la hubiere transportado a otra parte, debería ponerla a disposición del reivindicador en el lugar en que estaba
en aquella fecha, siendo de su cuenta (del demandado) los gastos de transporte (arts. 1588 y 1589).

Art. 1588. Si no se ha estipulado lugar para el


pago y se trata de un cuerpo cierto, se hará el pago en
el lugar en que dicho cuerpo existía al tiempo de
constituirse la obligación.
Pero si se trata de otra cosa se hará el pago en el
domicilio del deudor.

Art. 1589. Si hubiere mudado de domicilio el


acreedor o el deudor entre la celebración del contrato y
el pago, se hará siempre éste en el lugar en que sin esa
mudanza correspondería, salvo que las partes dispongan
de común acuerdo otra cosa.

2°.- Indemnización por los deterioros que ha sufrido la cosa. Hay que distinguir a este respecto entre el
poseedor de mala fe y el de buena fe.
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a). El poseedor de mala fe es responsable de los deterioros que por su hecho o culpa ha sufrido la cosa (art.
906); no responde, pues, del caso fortuito, salvo que se haya constituido en mora de restituir, de acuerdo con la
sentencia que acogió la demanda reivindicatoria. (arts. 1547 y 1672)

Art. 906. El poseedor de mala fe es responsable de


los deterioros que por su hecho o culpa ha sufrido la
cosa.
El poseedor de buena fe, mientras permanece en
ella, no es responsable de estos deterioros, sino en
cuanto se hubiere aprovechado de ellos; por ejemplo,
destruyendo un bosque o arbolado, y vendiendo la madera
o la leña, o empleándola en beneficio suyo.

Art. 1547. El deudor no es responsable sino de la


culpa lata en los contratos que por su naturaleza sólo
son útiles al acreedor; es responsable de la leve en los
contratos que se hacen para beneficio recíproco de las
partes; y de la levísima, en los contratos en que el
deudor es el único que reporta beneficio.
El deudor no es responsable del caso fortuito, a
menos que se haya constituido en mora (siendo el caso
fortuito de aquellos que no hubieran dañado a la cosa
debida, si hubiese sido entregada al acreedor), o que el
caso fortuito haya sobrevenido por su culpa.
La prueba de la diligencia o cuidado incumbe al que
ha debido emplearlo; la prueba del caso fortuito al que
lo alega.
Todo lo cual, sin embargo, se entiende sin
perjuicio de las disposiciones especiales de las leyes,
y de las estipulaciones expresas de las partes.

Art. 1672. Si el cuerpo cierto perece por culpa o


durante la mora del deudor, la obligación del deudor
subsiste, pero varía de objeto; el deudor es obligado al
precio de la cosa y a indemnizar al acreedor.
Sin embargo, si el deudor está en mora y el cuerpo
cierto que se debe perece por caso fortuito que habría
sobrevenido igualmente a dicho cuerpo en poder del
acreedor, sólo se deberá la indemnización de los
perjuicios de la mora. Pero si el caso fortuito pudo no
haber sucedido igualmente en poder del acreedor, se debe
el precio de la cosa y los perjuicios de la mora.
b). El poseedor de buena fe, mientras permanece en ella, no es responsable de los deterioros que por su
hecho o culpa ha sufrido la cosa, sino en cuanto se hubiere aprovechado de ellos; por ej. destruyendo un
bosque o arbolado, y vendiendo la madera o la leña, o empleándola en beneficio suyo (art. 906, inc. 2°).

La ley entiende que el poseedor está de buena fe y permanece en ella hasta que se contesta la demanda,
porque se entiende que una vez que el poseedor toma conocimiento que se le discuten sus derechos,
conociendo los fundamentos y títulos de la demanda, ya no puede tener la convicción absoluta de ellos, y si no
se allana a la demanda y la contesta, continuando con el juicio, quiere decir que está de mala fe.

En consecuencia, el poseedor de buena fe inicial responde de los deterioros que por su hecho o culpa ha
sufrido la cosa a partir de la contestación de la demanda; respecto de los anteriores, la ley lo libera de la carga
de indemnizar porque ha obrado en la creencia de ser dueño. Con todo, esta es una presunción simplemente
legal, por lo tanto, el reivindicante puede probar que antes de contestar la demanda el poseedor vencido ya
estaba de mala fe.

3°.- La restitución de los frutos. En esta materia, también hay que distinguir entre el poseedor de mala y
buena fe.

a). El poseedor de mala fe es obligado a restituir los frutos naturales y civiles de la cosa, y no solamente los
percibidos, sino los que el dueño hubiera podido percibir con mediana inteligencia y actividad, teniendo la cosa
en su poder. Si no existen los frutos, debe pagar el valor que tenían o hubieran tenido al tiempo de la
percepción: se consideran como no existentes los que se hayan deteriorado en su poder (art. 907, inc. 1° y 2°).

Art. 907. El poseedor de mala fe es obligado a


restituir los frutos naturales y civiles de la cosa, y
no solamente los percibidos sino los que el dueño
hubiera podido percibir con mediana inteligencia y
actividad, teniendo la cosa en su poder.
Si no existen los frutos, deberá el valor que
tenían o hubieran tenido al tiempo de la percepción: se
considerarán como no existentes los que se hayan
deteriorado en su poder.
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El poseedor de buena fe no es obligado a la
restitución de los frutos percibidos antes de la
contestación de la demanda: en cuanto a los percibidos
después, estará sujeto a las reglas de los dos incisos
anteriores.
En toda restitución de frutos se abonarán al que la
hace los gastos ordinarios que ha invertido en
producirlos.

b). El poseedor de buena fe no es obligado a restituir los frutos percibidos antes de la contestación de la
demanda; en cuanto a los percibidos después, se le aplican las reglas del poseedor de mala fe. (art. 907, inc.
3°).

La Corte Suprema ha señalado que la fecha inicial para la restitución de los frutos por parte del poseedor de
buena fe, es la de la contestación de la demanda, y no la de su notificación.

En la situación de los frutos, tanto al poseedor de buena, como al de mala fe, se le deben deducir los gastos en
que haya incurrido para hacer producir los frutos. (art. 907, inc. final). La ley señala, que se deben deducir los
gastos ordinarios, entendiéndose por tales, los que corresponden a una explotación normal de la cosa y cuyo
monto no excede el valor de los frutos; por esto se dice que el poseedor vencido responde de los frutos
líquidos.

La buena o mala fe del poseedor se refiere, relativamente a los frutos, al tiempo de la percepción (art. 913)

Art. 913. La buena o mala fe del poseedor se


refiere, relativamente a los frutos, al tiempo de la
percepción, y relativamente a las expensas y mejoras, al
tiempo en que fueron hechas.

4°.- Gastos del pleito, de conservación y de custodia. Si la cosa fue secuestrada, debe el actor pagar al
secuestre los gastos de custodia y conservación; pero el poseedor vencido de mala fe está obligado a
reembolsarlos (art. 904); el poseedor de buena fe, está libre de esta responsabilidad.

Art. 904. Si es vencido el poseedor, restituirá la


cosa en el plazo que el juez señalare; y si la cosa fue
secuestrada, pagará el actor al secuestre los gastos de
custodia y conservación, y tendrá derecho para que el
poseedor de mala fe se los reembolse.

En cuanto a las costas del juicio, se estará a lo que disponga en la sentencia el tribunal de la causa, de
acuerdo con las normas del C.P.C.

Prestaciones del reivindicador a favor del poseedor vencido.

Estas se reducen a dos, a saber:

a). El abono de los gastos ordinarios que ha invertido el poseedor en la producción de los frutos, y

b). El abono de las expensas y mejoras que el poseedor haya hecho en la cosa.

El punto a). ya ha sido analizado; sólo nos resta el relativo a las expensas y mejoras que el poseedor haya
hecho en la cosa.

Expensas o Mejoras. Clasificación. Durante el tiempo de su posesión, el demandado vencido en juicio pudo
hacer gastos en la cosa a fin de procurar su conservación y mejoramiento. Pues bien, corresponde preguntar si
en tal caso debe ser reembolsado y en qué medida. La teoría de las impensas, sistematizadas en el CC.,
responde a esa pregunta.

En general, llámase impensas, expensas o mejoras los gastos hechos para una cosa; pueden ser necesarias y
no necesarias; las primeras se sub dividen en ordinarias y extraordinarias; las segundas, en útiles y voluptarias.

Expensas Necesarias. Son las que aseguran la conservación de la cosa, las que de no realizarse producen su
deterioro, menoscabo o pérdida. Pueden ser ordinarias que representan los gastos mas o menos periódicos
que exige el uso natural de la cosa y que son indispensables para conservarla y cultivarla. Y, extraordinarias
que son las que ocurren por una vez o a largos intervalos de tiempo, y que conciernen a la conservación y
permanente utilidad de la cosa (art. 798).

Art. 798. Se entienden por obras o refacciones


mayores las que ocurran por una vez o a largos
intervalos de tiempo, y que conciernen a la conservación
y permanente utilidad de la cosa fructuaria.

El principio es que todo poseedor, de buena o mala fe, tiene derecho a que se le indemnicen las mejoras
necesarias (art. 908, inc. 1°9, porque el reivindicador también habría tenido que hacerlas si la cosa hubiera
estado en su poder. Estas expensas pueden referirse a obras materiales permanentes o a obras inmateriales.
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Art. 908. El poseedor vencido tiene derecho a que


se le abonen las expensas necesarias invertidas en la
conservación de la cosa, según las reglas siguientes:
Si estas expensas se invirtieron en obras
permanentes, como una cerca para impedir las
depredaciones, o un dique para atajar las avenidas, o
las reparaciones de un edificio arruinado por un
terremoto, se abonarán al poseedor dichas expensas, en
cuanto hubieren sido realmente necesarias; pero
reducidas a lo que valgan las obras al tiempo de la
restitución.
Y si las expensas se invirtieron en cosas que por
su naturaleza no dejan un resultado material permanente,
como la defensa judicial de la finca, serán abonadas al
poseedor en cuanto aprovecharen al reivindicador, y se
hubieren ejecutado con mediana inteligencia y economía.
Si las expensas se invirtieron en obras permanentes (como una cerca para impedir las depredaciones o un
dique para atajar las avenidas), deben abonarse al poseedor dichas expensas, en cuanto hubieren sido
realmente necesarias; pero reducidas a lo que valgan las obras al tiempo de la restitución (art. 908, inc. 2°).

Si las expensas se invirtieron en cosas que por su naturaleza no dejan un resultado material permanente, como
la defensa judicial de la finca, deben ser abonadas al poseedor en cuanto aprovechen al reivindicador, y se
hayan ejecutado con mediana inteligencia y economía (art. 908, inc. final).

Expensas no necesarias. Son aquellas que pueden dejar de hacerse sin que se produzca el deterioro,
menoscabo o pérdida de la cosa. Se clasifican en útiles y voluptuarias. Útiles son las que aumentan el valor
venal de la cosa (art. 909, inc. 2°); Voluptuarias son las que sólo consisten en objetos de lujo y recreo, como
jardines, miradores, fuentes, y generalmente aquellas que no aumentan el valor venal de la cosa, en el
mercado general, o sólo lo aumentan en una proporción insignificante (art. 911, inc. 2°).

Art. 909. El poseedor de buena fe, vencido, tiene


asimismo derecho a que se le abonen las mejoras útiles,
hechas antes de contestarse la demanda.
Sólo se entenderán por mejoras útiles las que hayan
aumentado el valor venal de la cosa.
El reivindicador elegirá entre el pago de lo que
valgan al tiempo de la restitución las obras en que
consisten las mejoras, o el pago de lo que en virtud de
dichas mejoras valiere más la cosa en dicho tiempo.
En cuanto a las obras hechas después de contestada
la demanda, el poseedor de buena fe tendrá solamente los
derechos que por el artículo siguiente se conceden al
poseedor de mala fe.

Art. 911. En cuanto a las mejoras voluptuarias, el


propietario no será obligado a pagarlas al poseedor de
mala ni de buena fe, que sólo tendrán con respecto a
ellas el derecho que por el artículo precedente se
concede al poseedor de mala fe respecto de las mejoras
útiles.
Se entienden por mejoras voluptuarias las que sólo
consisten en objetos de lujo y recreo, como jardines,
miradores, fuentes, cascadas artificiales, y
generalmente aquellas que no aumentan el valor venal de
la cosa, en el mercado general, o sólo lo aumentan en
una proporción insignificante.

Expensas no necesarias útiles. Para los efectos del abono de esta clase de mejoras, hay que distinguir entre
el poseedor de buena y el de mala fe. La buena o mala fe del poseedor se refiere, relativamente a las expensas
y mejoras, al tiempo en que fueron hechas (art. 913).

Art. 913. La buena o mala fe del poseedor se


refiere, relativamente a los frutos, al tiempo de la
percepción, y relativamente a las expensas y mejoras, al
tiempo en que fueron hechas.

El poseedor de buena fe, vencido, tiene derecho a que se abonen las mejoras útiles, hechas antes de
contestarse la demanda (art. 909, inc. 1°).

En este caso la ley le da una opción al reivindicante, el puede optar o por pagar lo que valgan las mejoras al
tiempo de la restitución o bien puede pagar el mayor valor que ha adquirido la cosa por las mejoras (art. 909,
inc. 3°).
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En cuanto a las obras hechas después de contestar la demanda, el poseedor de buena fe tiene solamente los
derechos que se conceden al de mala fe (art. 909, inc. final).

El poseedor de mala fe no tiene derecho a que se abonen las mejoras útiles. Pero puede llevarse los
materiales de dichas mejoras, siempre que pueda separarlos sin detrimento de la cosa reivindicada, y que el
propietario rehuse pagarle el precio que tendrían dichos materiales después de separados (art. 910).
Se entiende que la separación de los materiales es en detrimento de la cosa reivindicada cuando hubiere de
dejarla en peor estado que antes de ejecutarse las mejoras; salvo en cuanto el poseedor vencido pudiere
reponerla inmediatamente en su estado anterior, y se allanare a ello (art. 912).

Art. 910. El poseedor de mala fe no tendrá derecho


a que se le abonen las mejoras útiles de que habla el
artículo precedente.
Pero podrá llevarse los materiales de dichas
mejoras, siempre que pueda separarlos sin detrimento de
la cosa reivindicada, y que el propietario rehúse
pagarle el precio que tendrían dichos materiales después
de separados.

Art. 912. Se entenderá que la separación de los


materiales, permitida por los artículos precedentes, es
en detrimento de la cosa reivindicada, cuando hubiere de
dejarla en peor estado que antes de ejecutarse las
mejoras; salvo en cuanto el poseedor vencido pudiere
reponerla inmediatamente en su estado anterior, y se
allanare a ello.

Expensas voluptuarias. El propietario no está obligado a pagar estas expensas al poseedor de mala ni buena
fe; éstos sólo tienen con respecto a ellas el derecho que se concede al poseedor de mala fe respecto de las
mejoras útiles (art. 911, inc. 1°).

Art. 911. En cuanto a las mejoras voluptuarias, el


propietario no será obligado a pagarlas al poseedor de
mala ni de buena fe, que sólo tendrán con respecto a
ellas el derecho que por el artículo precedente se
concede al poseedor de mala fe respecto de las mejoras
útiles.
Se entienden por mejoras voluptuarias las que sólo
consisten en objetos de lujo y recreo, como jardines,
miradores, fuentes, cascadas artificiales, y
generalmente aquellas que no aumentan el valor venal de
la cosa, en el mercado general, o sólo lo aumentan en
una proporción insignificante.

Liquidación de las prestaciones. Conforme a las reglas estudiadas deben hacerse las prestaciones entre
reivindicador y poseedor vencido, lo que da lugar a una liquidación en que, después de efectuadas las
compensaciones, una de las dos partes resultará con un saldo en contra; ésta es, en definitiva, la única suma
que deberá pagar el reivindicador o el demandado, según el caso.

La determinación y liquidación de las prestaciones mutuas puede ventilarse en el mismo juicio reivindicatorio,
en la ejecución del fallo o en otro juicio diverso (art. 173 C.P.C.).

Derecho de retención del poseedor vencido. El código declara expresamente que cuando el poseedor
vencido tuviere un saldo que reclamar en razón de expensas y mejoras, puede retener la cosa hasta que se
verifique el pago, o se le asegure a su satisfacción (art. 914).

Art. 914. Cuando el poseedor vencido tuviere un


saldo que reclamar en razón de expensas y mejoras, podrá
retener la cosa hasta que se verifi que el pago, o se le
asegure a su satisfacción.

Este derecho lo tiene tanto el poseedor de buena fe como el de mala fe; la ley no distingue.

El derecho de retención no surte efectos si su procedencia no es declarada judicialmente a petición del


poseedor vencido (art. 545 C.P.C.). Si la retención recae sobre inmuebles debe inscribirse en el Registro de
Hipotecas del CBR. respectivo (art. 546 C.P.C.).

La retención sobre muebles puede ser restringida por el Juez a una parte de ellos, a la que baste para
garantizar el crédito mismo y sus accesorios (art. 548 C.P.C.).

Los bienes retenidos por resolución judicial ejecutoriada se consideran, según su naturaleza, como
hipotecados o constituidos en prenda para los efectos de su realización y de la preferencia a favor de los
créditos que garantizan (art. 546 C.P.C.).
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La doctrina discute la naturaleza jurídica de este derecho de retención. Algunos señalan que en razón de su
indivisibilidad y su oponibilidad absoluta , es un derecho real; otros lo catalogan de derecho personal, pues no
concede el poder de persecución; y no falta quien lo estime como un derecho de crédito con garantía
especializada. Por fin, se dice que el derecho de retención es un rehusamiento legítimo a ejecutar una
obligación mientras la contra parte no cumpla la suya; trataríase de un acto de justicia privada reconocido por la
ley, fundado en la equidad y con miras a simplificar la ejecución de las obligaciones, economizar tiempo y
gastos.

LAS ACCIONES POSESORIAS.

Concepto. Las acciones posesorias tienen por objeto conservar o recuperar la posesión de losa bienes raíces
o de derechos reales constituidos en ellos (art. 916)

Art. 916. Las acciones posesorias tienen por objeto


conservar o recuperar la posesión de bienes raíces o de
derechos reales constituidos en ellos.

Por regla general, tutelan la posesión propiamente dicha y, por excepción, la mera tenencia, cuando ésta es
violentamente arrebatada a una persona (art. 926). Pero en este último caso, como veremos oportunamente,
se discute el carácter posesorio de la acción.

Art. 926. El que injustamente ha sido privado de la


posesión, tendrá derecho para pedir que se le restituya,
con indemnización de perjuicios.

Terminología. Las acciones posesorias se llaman también interdictos, palabra que tiene, además, otras
acepciones. Se la emplea para designar el juicio o proceso en que se debate, en forma sumaria, precisa y
exclusivamente el hecho de la posesión, como asimismo el procedimiento o tramitación a que está sujeto ese
juicio o proceso.

La demanda en que se interpone una acción posesoria recibe el nombre especifico de querella; el actor se
llama querellante y el demandado, querellado.

Naturaleza real e inmueble de la acción posesoria. Los que como Pothier hacen nacer las acciones
posesorias de un delito o cuasi delito civil, concluyen que dichas acciones son de naturaleza personal. Otros
piensan que en los ordenamientos jurídicos como el nuestro, en que la posesión es un simple hecho, las
acciones posesorias, en rigor, no pueden calificarse de reales ni personales, porque no nacen de ninguna de
esa clase de derechos, tutelan un simple hecho, la posesión. Prevalece, sin embargo, la tendencia de
catalogarlas dentro de las acciones reales, tal vez porque, al igual que éstas, protegen una situación directa
sobre la cosa y se pueden hacer valer contra cualquiera persona que perturbe o viole la situación existente.

Las acciones posesorias tienen carácter inmueble, porque se ejercen en resguardo de la posesión de bienes
de esta clase o de derechos reales constituidos en ellos. (arts. 580 y 916).

Art. 580. Los derechos y acciones se reputan bienes


muebles o inmuebles, según lo sea la cosa en que han de
ejercerse, o que se debe. Así el derecho de usufructo
sobre un inmueble, es inmueble. Así la acción del comprador
para que se le entregue la finca comprada, es inmueble; y
la acción del que ha prestado dinero, para que se le pague,
es mueble.

Enunciación de las acciones posesorias.

a) Querella de amparo (art. 549 N°1, inc. final C.P.C.);

b) querella de restitución (art. 549 N°2, e inc. final C.P.C.);

c) querella de restablecimiento (art. 549 N°3, e inc. final C.P.C.);

d) denuncia de obra nueva (art. 549 N°4, inc. e final C.P.C.);

e) denuncia de obra ruinosa (art. 549 N°5, e inc. final C.P.C.); y,

f) interdictos especiales.

Con todo, la doctrina considera que las únicas acciones posesorias propiamente tales son: las dos primeras,
porque las otras tienden a proteger otras finalidades distintas a la posesión, como es la mera tenencia y al
derecho de propiedad.

Fundamento de la acción posesoria. Esta radica en la paz social, impide a los particulares hacerse justicia
por sí mismos, obligándolos a recurrir ante la autoridad judicial cuando se les amenace o prive de su posesión.

Requisitos para intentar la acción posesoria. Son tres, a saber:


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a) Que la persona tenga facultad para accionar.

b)..Que la cosa sea susceptible de ampararse por una acción posesoria.

c) Que la acción se intente dentro de plazo.

a) Legitimado para accionar. De acuerdo al art. 918, esta acción la puede intentar el poseedor que
cumpla con los siguientes requisitos:

Art. 918. No podrá instaurar una acción posesoria


sino el que ha estado en posesión tranquila y no
interrumpida un año completo.

1.- Que tenga una posesión tranquila, la posesión debe ser útil, no puede ser ni violenta ni clandestina.

2.- Que esta posesión se tenga en forma ininterrumpida, que no haya habido ni interrupción natural ni civil.

3.- Es necesario que haya poseído tranquila e ininterrumpidamente por un año completo, sea personalmente o
agregándose la posesión de sus antecesores (art. 920).

Art. 920. Las acciones que tienen por objeto


conservar la posesión, prescriben al cabo de un año
completo, contado desde el acto de molestia o embarazo
inferido a ella.
Las que tienen por objeto recuperarla, expiran al
cabo de un año completo contado desde que el poseedor
anterior la ha perdido.
Si la nueva posesión ha sido violenta o
clandestina, se contará este año desde el último acto de
violencia, o desde que haya cesado la clandestinidad.
Las reglas que sobre la continuación de la posesión
se dan en los artículos 717, 718 y 719, se aplican a las
acciones posesorias.
La doctrina discute si un comunero podría intentar una acción posesoria contra otro comunero. La Corte
Suprema, ha tenido fallos contradictorios en donde en algunos, sostiene que no, porque entre comuneros no
hay prescripción; en otros que sí, porque sería un acto destinado a conservar la posesión.

b) Cosa susceptible de protegerse por una acción posesoria. De acuerdo con el art. 916, debe
tratarse de un bien raíz o de un derecho real constituido sobre él, pero además es necesario que la cosa sea
susceptible de ganarse por prescripción (art. 917). Por lo tanto, no son susceptibles de ampararse por acciones
posesorias las siguientes cosas:

Art. 916. Las acciones posesorias tienen por objeto


conservar o recuperar la posesión de bienes raíces o de
derechos reales constituidos en ellos.

Art. 917. Sobre las cosas que no pueden ganarse por


prescripción, como las servidumbres inaparentes o
discontinuas, no puede haber acción posesoria.

1.- Las servidumbres discontinuas, la ley exige que el poseedor tenga una posesión no interrumpida para
prescribir.

2.- Las servidumbres inaparentes, les falta publicidad y el art. 918 exige una posesión tranquila; no puede ser ni
violenta ni clandestina.

Art. 918. No podrá instaurar una acción posesoria


sino el que ha estado en posesión tranquila y no
interrumpida un año completo.

3.- El derecho real de herencia, porque no es inmueble, sino una universalidad jurídica.
Con todo, podría intentarse una acción posesoria respecto de un bien raíz determinado de una herencia o de
algún derecho real que recaiga sobre él.

4.- Los bienes nacionales de uso público. La Corte Suprema ha dicho, que estos bienes no son susceptibles de
posesión privada, ni tampoco de prescripción y por esto es que no pueden ser objeto de una acción posesoria.

Respecto de los derechos reales de usufructo, uso y habitación, el art. 922 señala que el usufructuario,
usuario y habitador pueden ejercer por si mismos la acciones posesorias destinadas a proteger sus respectivos
derechos reales cuando recaigan sobre inmuebles. Incluso pueden intentar esta acción en contra del mismo
dueño y ello porque son propietarios y poseedores de sus respectivos derechos reales. Sin embargo, la ley
agrega, que como ellos son meros tenedores de la cosa sobre la que recae su derecho real, no podrían intentar
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esta acción cuando sean privados o amenazados de su mera tenencia, en ese caso deberían recurrir ante el
dueño, para que él ejerza la acción posesoria.

Art. 922. El usufructuario, el usuario, y el que


tiene derecho de habitación, son hábiles para ejercer
por sí las acciones y excepciones posesorias, dirigidas
a conservar o recuperar el goce de sus respectivos
derechos, aun contra el propietario mismo. El
propietario es obligado a auxiliarlos contra todo
turbador o usurpador extraño, siendo requerido al
efecto.
Las sentencias obtenidas contra el usufructuario,
el usuario o el que tiene derecho de habitación, obligan
al propietario; menos si se tratare de la posesión del
dominio de la finca o de derechos anexos a él: en este
caso no valdrá la sentencia contra el propietario que no
haya intervenido en el juicio.

c)...Plazo de prescripción de la acción posesoria. En esta materia hay que distinguir:

1.- La querella de amparo prescribe contado un año contado desde el acto de molestia o de embarazo.

2.- La querella de restitución prescribe en el plazo de un año contado desde que el poseedor anterior ha
perdido la posesión.

3.- La querella de restablecimiento prescribe en el plazo de seis meses contados desde el despojo violento.

Prueba de la posesión. Los arts. 924 y 925 se refieren a esta materia, dichos arts. aparentemente son
contradictorios y en la doctrina ha surgido una discusión tendiente a resolver tal disquisición.

Art. 924. La posesión de los derechos inscritos se


prueba por la inscripción y mientras ésta subsista, y
con tal que haya durado un año completo, no es admisible
ninguna prueba de posesión con que se pretenda
impugnarla.

Art. 925. Se deberá probar la posesión del suelo


por hechos positivos, de aquellos a que sólo da derecho
el dominio, como el corte de maderas, la construcción de
edificios, la de cerramientos, las plantaciones o
sementeras, y otros de igual significación, ejecutados
sin el consentimiento del que disputa la posesión.
Algunos autores, como

Ruperto Bahamondes, sostienen que el art. 925, se refiere a la forma de probar el derecho real de dominio,
este inscrito o no; y, el art. 924 se referiría a la forma de probar todos los otros derechos reales.

Humberto Trucco señala que el art. 924, trata de la prueba de la posesión de cualquier derecho real siempre
que esté inscrito, incluyendo el dominio. El art. 925 se referiría a la prueba de la posesión de los inmuebles y
derechos no inscritos, cualquiera que ellos sean. Esto, porque Trucco sostiene que existen bienes y derechos
inscritos y otros no inscritos y así lo reconoció Bello en el mensaje del código y por esto reguló en dos arts.
distintos la prueba de la posesión de ellos según estén o no inscritos.

Sin embargo, Bahamondes critica a Trucco, porque dice que Bello en el mensaje señalaba que en un tiempo
todos los bienes iban a estar inscritos; y, por lo tanto, la norma del art. 925 que se refiere a la prueba de la
posesión de los bienes y derechos no inscritos, debería haberse consagrado en un art. transitorio y no en uno
permanente, como lo hizo.

Con todo, la doctrina mayoritaria considera que la tesis de Trucco es la mas aceptable. Por lo tanto, el art. 924
se aplicaría a la prueba de la posesión de los bienes y derechos inscritos por un año o mas; y, el 925 se
referiría a la prueba de la posesión de los bienes y derechos inscritos por menos de un año o no inscritos.

En lo que todos los autores están de acuerdo es que el art. 925 habla de hechos positivos y no de los hechos
materiales: Así por ej. la inscripción conservatoria será un hacho material que quedaría regulado por el art. 924
y no por el art. 925.

Acciones posesorias en particular

La Querella de Amparo. Concepto. Es la que tiende a conservar la posesión de los bienes raíces o de los
derechos reales constituidos en ellos (art. 916 CC. Y art. 549, N°1 C.P.C.). Procede cuando se ha tratado de
turbar o molestar al poseedor en su posesión o en el hecho se le ha turbado o molestado (art. 921 CC. Y 551,
N°2 C.P.C.).

Art. 916. Las acciones posesorias tienen por objeto


conservar o recuperar la posesión de bienes raíces o de
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derechos reales constituidos en ellos.

Art. 921. El poseedor tiene derecho para pedir que


no se le turbe o embarace su posesión o se le despoje de
ella, que se le indemnice del daño que ha recibido, y
que se le dé seguridad contra el que fundadamente teme.

Objetivos. Estos se traducen básicamente en:


1.- Que se ponga fin a las molestias o embarazos que atentan contra la posesión.

2.- Que se indemnicen los perjuicios causados.

3.- Que se den garantías cuando fundadamente se tema que se continuará molestando el ejercicio de la
posesión.

¿contra quién se intenta? Se intenta contra el que turba, molesta o embaraza la posesión.

Prescribe en el lapso de un año contado desde el acto de molestia o embarazo.

Menciones.

1.- Debe tener los requisitos propios de toda demanda.

2.- Se debe señalar que personalmente o agregando la posesión de los antecesores, se ha estado en una
posesión tranquila, no interrumpida por un año completo.

3.- Hay que agregar que se a sufrido una perturbación o embarazo en la posesión, con expresión
circunstanciada de los hechos. Y,

4.- Hay que hacer mención a los medios de prueba que se harán valer.

Querella de Restitución. Concepto. Es aquella que está dirigida a recuperar la posesión de los bienes raíces
o de los derechos reales constituidos sobre ellos; y, procede cuando el poseedor ha sido injustamente privado
de su posesión.

Objetivos. Estos son dos, a saber:

1.- Que se restituya la posesión. Y,

2.- Que se indemnicen los perjuicios (art. 926)

Art. 926. El que injustamente ha sido privado de la


posesión, tendrá derecho para pedir que se le restituya,
con indemnización de perjuicios.

¿contra quién se intenta? Esta se intenta contra el usurpador y además contra toda persona cuya posesión
se derive de la del usurpador, este de buena o mala fe. Con todo, la indemnización de perjuicios sólo puede
perseguirse del usurpador y de los terceros de mala fe (art. 927).

Art. 927. La acción para la restitución puede


dirigirse no sólo contra el usurpador, sino contra toda
persona, cuya posesión se derive de la del usurpador por
cualquier título.
Pero no serán obligados a la indemnización de
perjuicios sino el usurpador mismo, o el tercero de mala
fe; y habiendo varias personas obligadas, todas lo serán
insólidum.

Prescribe en el lapso de un año contado desde que el poseedor anterior ha perdido la posesión (art. 920).

Art. 920. Las acciones que tienen por objeto


conservar la posesión, prescriben al cabo de un año
completo, contado desde el acto de molestia o embarazo
inferido a ella.
Las que tienen por objeto recuperarla, expiran al
cabo de un año completo contado desde que el poseedor
anterior la ha perdido.
Si la nueva posesión ha sido violenta o
clandestina, se contará este año desde el último acto de
violencia, o desde que haya cesado la clandestinidad.
Las reglas que sobre la continuación de la posesión
se dan en los artículos 717, 718 y 719, se aplican a las
acciones posesorias.
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Menciones. Básicamente son las mismas de la querella de amparo, con la diferencia que en vez de hacer
mención al embarazo o la perturbación, se denunciará el acto por el cual se materializó la perdida de la
posesión.

Querella de Restablecimiento. Concepto. Es la acción por la cual, el despojado violentamente de la posesión


o mera tenencia de un inmueble, o de un derecho real constituido en él, pide su restitución (art. 928).
Esta acción castiga la violencia y también se llama “querella de despojo violento”.

Art. 928. Todo el que violentamente ha sido


despojado, sea de la posesión, sea de la mera tenencia,
y que por poseer a nombre de otro, o por no haber
poseído bastante tiempo, o por otra causa cualquiera, no
pudiere instaurar acción posesoria, tendrá sin embargo
derecho para que se restablezcan las cosas en el estado
que antes se hallaban, sin que para esto necesite probar
más que el despojo violento, ni se le pueda objetar
clandestinidad o despojo anterior. Este derecho
prescribe en seis meses.
Restablecidas las cosas, y asegurado el
resarcimiento de daños, podrán intentarse por una u otra
parte las acciones posesorias que correspondan.

Naturaleza jurídica de esta acción. Algunos autores sostienen, que ésta no es una verdadera acción
posesoria, sino una acción personal, delictual, puesto que tendría su origen en un hacho ilícito como es el
despojo violento.

Otros autores señalan, que sería una acción posesoria, porque mantendría las características esenciales de
estas acciones, cual es, proteger la posesión.

La Corte Suprema se ha pronunciado, en el sentido de señalar que esta acción tiene un sujeto pasivo amplio,
porque puede intentarse en contra de los que han participado en el despojo violento, aún sin haberlo cometido.
También podría intentarse contra el dueño de la cosa, si es él el que comete el despojo violento. También
contra la autoridad administrativa si incurre en tal despojo.

Para la Corte esta no sería propiamente una acción personal, porque no se intenta contra cierta y determinada
persona, sino que existe la posibilidad, como quedo visto, de intentarla en contra de distintas personas.

La mayoría de los autores considera, que nuestro código le dio a esta acción el carácter de personal, porque el
art. 928, dice que puede intentarla el que no pudiere instaurar acción posesoria, lo que demuestra que para
nuestro código, esta acción no es posesoria. Esto se ve corroborado por el art. 564 C.P.C. que señala, que la
sentencia pronunciada en la querella de restablecimiento, deja a salvo a las partes del ejercicio de las acciones
posesorias que correspondan.

Titulares. Son legitimas activamente, toda persona que haya sido violentamente despojada, sea de su
posesión o de su mera tenencia, el único requisito que la ley exige al sujeto activo es que no se le pueda
imputar ni clandestinidad, ni un despojo anterior.

Los autores señalan que es tal el rechazo que el legislador le tiene a la fuerza, que concede esta acción, al
simple mero tenedor, cuando ha sido violentamente privado de su mera tenencia. Y por este motivo, mucha
doctrina afirma que esta querella no sería una acción posesoria, porque estas, por regla general, sólo pueden
ser intentadas por el poseedor.

La Corte Suprema, ha señalado que existe despojo violento, no sólo cuando existe fuerza física, sino también
cuando, el poseedor o mero tenedor son intimados o amenazados.

Supuestos de la querella de restablecimiento requiere para que opere.

1.- Debe existir un despojo violento de la posesión o de la mera tenencia.

2.- Al momento del despojo violento, se debe de haber tenido la posesión o la mera tenencia.

3.- Se debe probar el despojo violento.

4.- Al poseedor o mero tenedor no se le puede objetar clandestinidad, ni despojo anterior.

5.- Debe intentarse la acción dentro de plazo (art. 928, inc 1°, parte final).

Menciones.

1.- Las comunes a toda demanda.

2.- Se debe señalar los actos a través de los cuales se ha producido el despojo violento.

3.- Hay que señalar los medios de prueba de que se hará valer el actor.
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¿contra quién se intenta? Se dirige contra el autor intelectual del despojo violento o contra quien lo ejecutó
materialmente.

Objetivos. Consiste en recuperar la posesión o la mera tenencia y que se indemnicen los perjuicios.

Paralelo entre la querella de restablecimiento y las acciones posesorias propiamente tales.

1.- La QR. Puede ser intentada por un mero tenedor. La AP. Sólo la puede intentar el poseedor.

2.- La QR. Prescribe en seis meses contados desde que se produjo el despojo violento. La AP.
Prescribe en un año.

3.- La QR. No exige un tiempo previo de posesión o mera tenencia, por lo que cualquier tiempo basta. La AP.
Exige que el poseedor que acciona lleve al menos, un año completo en la posesión.

4.- En la QR. aún cuando accione el poseedor, no es necesario probar la posesión, basta con probar el despojo
violento. En la AP. Hay que probar la posesión.

La Denuncia de Obra Nueva. Concepto. Obra nueva significa toda cosa hecha que antes no existía, o que sí
existía, resulta distinta o diferente por la naturaleza de las modificaciones a que fue sometida

Por lo tanto, la denuncia de obra nueva se puede definir como, la acción judicial que a fin de prevenir un daño,
se dirige a lograr la suspención de los trabajos de una obra nueva comenzados o a punto de comenzar, hasta
que en el juicio correspondiente, se resuelva sobre el derecho a continuar o no con la obra.

La Denuncia de Obra Ruinosa. Concepto. Es la acción destinada a evitar o prevenir un perjuicio al sujeto que
la entabla. La finalidad consiste en obtener la enmienda, reparación o demolición de un edificio o cualquier otra
construcción que amenace caerse, o el afianzamiento, o extracción de árboles mal arraigados o expuestos a
ser derribados por causas de ordinaria ocurrencia (arts. 932 y 935 CC. y art. 571 C.P.C.)

Art. 932. El que tema que la ruina de un edificio


vecino le pare perjuicio, tiene derecho de querellarse
al juez para que se mande al dueño de tal edificio
derribarlo, si estuviere tan deteriorado que no admita
reparación; o para que, si la admite, se le ordene
hacerla inmediatamente; y si el querellado no procediere
a cumplir el fallo judicial, se derribará el edificio o
se hará la reparación a su costa.
Si el daño que se teme del edificio no fuere grave,
bastará que el querellado rinda caución de resarcir todo
perjuicio que por el mal estado del edificio sobrevenga.

Art. 935. Las disposiciones precedentes se


extenderán al peligro que se tema de cualesquiera
construcciones; o de árboles mal arraigados, o expuestos
a ser derribados por casos de ordinaria ocurrencia.

La Acción Popular. Concepto. Son las que se conceden a cualquier persona para la defensa de un interés
público, y sobre todo a aquellas que, por el hecho que lo contraviene, también han sufrido o pueden sufrir un
daño en su interés privado.

Acción Popular con respecto a los bienes nacionales de uso público. El código declara que la
Municipalidad y cualquiera otra persona del pueblo tiene, a favor de los caminos, plazas u otros lugares de uso
público, y para la seguridad de los que transitan por ellos, los derechos concedidos a los dueños de heredades
o edificios privados (art. 948).

Art. 948. La municipalidad y cualquiera persona del


pueblo tendrá, en favor de los caminos, plazas u otros
lugares de uso público, y para la seguridad de los que
transitan por ellos, los derechos concedidos a los
dueños de heredades o edificios privados.
Y siempre que a consecuencia de una acción popular
haya de demolerse o enmendarse una construcción, o de
resarcirse un daño sufrido, se recompensará al actor, a
costa del querellado, con una suma que no baje de la
décima, ni exceda a la tercera parte de lo que cueste la
demolición o enmienda, o el resarcimiento del daño; sin
perjuicio de que si se castiga el delito o negligencia
con una pena pecuniaria, se adjudique al actor la mitad.

Recompensa al actor de la acción. La ley estimula el ejercicio de la acción popular. Declara que siempre que
ha consecuencia de ésta haya de demolerse o enmendarse una construcción, o de resarcir un daño sufrido,
debe recompensarse al actor, a costa del querellado, con una suma que no baje de la décima, ni exceda a la
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tercera parte de lo que cueste la demolición o enmienda, o el resarcimiento del daño; sin perjuicio de que si se
castiga el delito o negligencia con una pena pecuniaria, se adjudique al actor la mitad (art. 948).

Esta acción no obsta a las que pueden intentarse en el sólo interés privado. Las acciones municipales o
populares se entienden sin perjuicio de las que competen a los inmediatos interesados (art. 949).

Art. 949. Las acciones municipales o populares se


entenderán sin perjuicio de las que competan a los
inmediatos interesados.

Acciones Posesorias especiales. La mayoría de estas acciones, no son en realidad posesorias, porque mas
que a la posesión, miran el ejercicio del derecho de propiedad. Y persiguen establecer restricciones o
limitaciones a este ejercicio.

Dentro de las acciones posesorias especiales se encuentran:

a) La denuncia de obra nueva; y,

b) la denuncia de obra ruinosa, las que por ser las de mayor importancia, se mencionan en forma
separada.

c) todos los interdictos posesorios que regula el C.P.C.

d) el código de aguas también consagra este tipo de acciones, como por ej. la acción por el estancamiento del
agua o desviación de su curso, así coma la acción destinada a impedir depósitos o corrientes de agua.

Reglas comunes.

1.- De acuerdo a la Jurisprudencia, para intentar estas acciones, no es necesario ningún tiempo de posesión
anterior.

2.- estas acciones no pueden hacerse valer contra una servidumbre legítimamente constituida (art. 947). Y,

Art. 947. Las acciones concedidas en este título no


tendrán lugar contra el ejercicio de servidumbre
legítimamente constituida.
3.- En estas acciones puede haber pluralidad de sujetos activos y sujetos pasivos.

4.- En materia de prescripción hay que distinguir: * para la indemnización de un daño sufrido, un año completo;
* las dirigidas a precaver un daño no prescriben mientras haya justo motivo de temerlo; * las dirigidas contra
una obra nueva, si no se interpone dentro del año, los querellados serán amparados en el juicio posesorio, y el
querellante podrá solamente perseguir su derecho por la vía ordinaria (art. 950).

Art. 950. Las acciones concedidas en este título


para la indemnización de un daño sufrido, prescriben
para siempre al cabo de un año completo.
Las dirigidas a precaver un daño no prescriben
mientras haya justo motivo de temerlo.
Si las dirigidas contra una obra nueva no se
instauraren dentro del año, los denunciados o
querellados serán amparados en el juicio posesorio, y el
denunciante o querellante podrá solamente perseguir su
derecho por la vía ordinaria.
Pero ni aun esta acción tendrá lugar, cuando, según
las reglas dadas para las servidumbres, haya prescrito
el derecho.

Paralelo entre Acción Posesoria y Reivindicatoria.

1.- La posesoria ampara un hecho, que es la posesión. La reivindicatoria ampara el derecho real de dominio.

2.- En la posesoria, el titular es el poseedor, y excepcionalmente el mero tenedor. En la reivindicatoria, el titular,


por regla general, es el dueño y excepcionalmente, el poseedor regular.

3.- En la posesoria, la causa de pedir es la posesión, la cual hay que probar. En la reivindicatoria, la causa de
pedir es el dominio y también es menester probarlo.

4.- La acción posesoria permite volver a discutir en mismo asunto, a través de otro procedimiento; porque si el
poseedor pierde el juicio, puede intentar la acción reivindicatoria sobre esta materia.

La doctrina distingue entre, cosa juzgada material que impide volver a discutir lo resuelto en cualquier otro
juicio; y, la cosa juzgada formal que impide discutir lo resuelto, con arreglo al mismo procedimiento; pero no
impide discutir el mismo asunto de acuerdo a un procedimiento distinto.
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Por esto se dice que los interdictos posesorios, sólo producen cosa juzgada material. Con todo, esto se discute,
y Rozas señala, que en los interdictos posesorios se producen ambas cosas juzgadas, porque si bien es cierto,
que el que perdió la acción posesoria, puede intentar una reivindicatoria, son distintas las causas de pedir, en
una es la posesión y en la otra es el dominio; por lo tanto, si se pierde el interdicto, no puede volverse a discutir
su contenido en ningún otro juicio, pero nada obsta para intentar la acción reivindicatoria, pues ésta persigue
una finalidad distinta.

En la acción reivindicatoria, la sentencia produce el efecto de cosa juzgada, de manera que si el reivindicante
pierde el juicio, no puede volver a intentar la acción.

5.- Las acciones posesorias prescriben en un año, con excepción de la querella de restablecimiento, que
prescribe en seis meses. La acción reivindicatoria, no tiene un plazo fijo de prescripción.

6.- Las acciones posesorias siempre son inmuebles. La acción reivindicatoria puede ser mueble o inmueble,
según la naturaleza de la cosa sobre que se ejerce.

7.- Las posesorias se tramitan en procedimientos sumarios. La reivindicatoria se tramita conforme al


procedimiento ordinario.

8.- En las posesorias, la discusión recae sobre la posesión y sobre la calidad de poseedor; habrá que probar la
posesión y no el dominio. Cuando la acción posesoria tiene por objeto recuperar la posesión, persigue el
mismo fin que la acción reivindicatoria. La Corte Suprema, ha dicho que, por este común objeto son
compatibles entre sí astas acciones, se pueden entablar conjuntamente.

En la reivindicatoria, la discusión recae sobre el derecho de dominio y sobre la calidad de dueño.

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