Вы находитесь на странице: 1из 8

 

Los conceptos básicos de la investigación

 El presente escrito explora los


conceptos fundamentales de la cultura de
investigación académica. Se propone una
noción de "cultura de investigación", como
caracterización general de cualquier
comunidad de investigadores, y luego se
señalan los conceptos basales de tal
cultura: racionalidad, verdad, objetividad,
teoría y observación.

1. Introducción: universidad, educación, investigación.

Durante la reciente presentación de Fernando Savater en el


campus Estado de México del ITESM, se le preguntó sobre la
dimensión ética del trabajo universitario. El maestro contestó
aludiendo a las varias funciones de la universidad y apuntó tanto
la educación como la producción de conocimiento. La coexistencia
de estas dos funciones es la marca distintiva del espacio social
universitario. En un artículo orientado a la clarificación del sentido
de la comunicación en la universidad, Javier Torres confirma la
idea señalada:

"La universidad se ha desarrollado en un nicho caracterizado por


una simbiosis: la del código educativo y la del código de la
ciencia" (Torres, 1996: 41)

En efecto, explorar los límites del conocimiento y construir su


continuidad y evolución, es decir, investigar, es una de las
funciones primordiales del trabajo universitario no solo para
satisfacer fines epistémicos sino para sostener también su
funcionalidad educativa. El trabajo de investigación es una fuente
de autoridad intelectual para el profesor: el ejercicio de la
discusión especializada confirma el dominio de un campo de
conocimiento y mantiene fresca la capacidad de argumentación y
pensamiento crítico que el profesor ha de modelar ante sus
estudiantes. La universidad, pues, es un espacio intelectual donde
se deben dar las condiciones para la construcción de un
conocimiento libre de restricciones autoritarias. Tanto el
conocimiento del mundo físico, natural o tecnológico, como el
análisis de los fenómenos sociales y culturales optimiza sus
posibilidades de objetividad en un ambiente donde la validación
del conocimiento convoca criterios epistemológicos y no la
satisfacción directa de intereses ajenos al conocimiento mismo.

Lo que se ha dicho antes no pretende afirmar que el conocimiento


se ha de construir en un templo olímpico sin contacto alguno con
la tierra; por el contrario, la fundamentación de la ciencia se
sustenta fuertemente en mecanismos de observación, pero la
observación ha de distinguirse de la manipulación interesada aun
si los propósitos ulteriores de un trabajo de investigación dado
persiguen objetivos específicos de transformación de la realidad.
Por ejemplo, el Comparative Research Programme on Poverty
(CROP), un importante programa de investigación internacional y
multidisciplinaria sobre el problema de la pobreza, establece
explícitamente su desvinculación del enfrentamiento directo a la
pobreza, a pesar de los intereses fundamentales del programa en
tal problema. La distinción es necesaria para asegurar la
objetividad de un conocimiento que pueda luego utilizarse como
una herramienta sólida para quienes sí se ocupan de las acciones
concretas.

2. La cultura de investigación.

La noción de cultura. ¿Cuáles son las condiciones que hacen posible el


trabajo de investigación? Además de las condiciones materiales
(disponibilidad de recursos físicos y económicos), una comunidad de
investigadores comparte un conjunto de significados básicos que
estructuran su comunicación y dan sentido a su trabajo. Utilizaremos el
termino "cultura de investigación" para referir ese conjunto de significados
basales. Se utiliza el término "significados" para señalar modos de
entender y ordenar el mundo compartido de una comunidad aunque no
sean necesariamente explícitos para algunos -o muchos- de los
miembros de la comunidad o correspondan con alguna etiqueta
lingüística específica. Tal es el caso de la cultura de investigación; es
improbable que cualquier investigador que se viera cuestionado sobre los
conceptos fundamentales de la investigación señalara de inmediato los
que aquí se indican aunque terminaría por aceptarlos si se aclarara su
aplicación concreta en el caso de su propio trabajo, es decir, si se
explicitara su significado.

Otras aclaraciones sobre el uso del problemático concepto de cultura son


pertinentes. Con frecuencia, la cultura se entiende como el patrimonio
intelectual de una elite; así, una persona culta es aquella que ha leído a
los autores considerados clásicos -viejos o nuevos- por una comunidad
intelectual y es versada sobre una variedad de tópicos que no
representan el conocimiento promedio del hombre de la calle. La cultura
se entiende en este caso como opuesta a la ignorancia. Otra connotación
jerarquizante del concepto de cultura lo hace equivalente a "civilización":
poseen cultura aquellos pueblos que han dejado atrás la barbarie.
Ninguna de estas aproximaciones valorativas es la que se manejará en
este escrito. Sin incursionar más en el problema de definición de la
cultura, mantendremos la connotación informal que hemos señalado al
inicio de esta sección como delimitación que nos parece suficiente para
los propósitos que nos ocupan. No obstante, haremos algunas
distinciones adicionales para ordenar nuestras ideas en torno al concepto
de investigación. Gelles y Levine (1996:87), desde una perspectiva
sociológica, proponen seis características distintivas de cada cultura:
creencias, valores, normas, símbolos, lenguaje y tecnología. En la
siguiente sección usaremos estas características para distinguir los
significados básicos del ámbito de la investigación.

La noción de investigación. El lenguaje de la investigación no se


circunscribe a ningún idioma particular, pero exploraremos el concepto de
investigación utilizando definiciones en inglés, tan solo porque esta es la
lengua franca internacional de la comunicación científica. De cualquier
modo, la claridad y la oscuridad del concepto de investigación científica
parece mantener su invariancia semántica a través de las fronteras
idiomáticas por la naturaleza misma de la ciencia, que se orienta hacia la
clausura de interpretación de sus códigos.

Según el diccionario Webster´s, el verbo to investigate debe entenderse


como to observe or study by close and systematic examination. La
traducción apropiada es literal: observar o estudiar mediante un examen
cercano y sistemático. Un termino más particularizado para el caso
científico es el sustantivo research, que el mismo diccionario estipula
como investigation or experimentation aimed at the discovery and
interpretation of facts, revision of accepted theories or laws in the light of
new facts, or practical application of such new or revised theories or laws.
Aunque problemática para el filosofo, la definición anterior suele ser
suficiente para el investigador. Entonces, investigar científicamente es
establecer relaciones epistémicas entre un campo de fenómenos y un
campo de codificaciones que se atienen a ciertos criterios compartidos
que trataremos de señalar -en términos muy generales- en el resto de
nuestra discusión.

3. Los conceptos fundamentales de la cultura de investigación.

Estamos listos para tratar de establecer los significados centrales que


sostienen la continuidad de la investigación científica. Usaremos como
referencias la definición de investigación que hemos planteado en el
apartado anterior y las características de la cultura que nos proponen
Gelles y Levine.

Creencias. Gelles y Levine nos dicen que las creencias de una


cultura son "ideas compartidas acerca de cómo opera el mundo"
(Gelles y Levine, 1996:87). Una comunidad de investigación que
comparte un objeto de estudio también ha de compartir creencias
básicas sobre la naturaleza del fenómeno que le interesa y el
modo de conocerlo. La investigación de la radiactividad, por
ejemplo, supone la existencia de ciertas entidades a las que llama
átomos y les atribuye un comportamiento muy peculiar que puede
observar mediante técnicas específicas. De igual modo, un
sociológo supone que en el mundo de los fenómenos humanos
realmente ocurren cierto tipo de hechos observables que
caracteriza como interacciones sociales. La creencia fundacional
de una disciplina es la aceptación de la existencia del fenómeno
que es su objeto de estudio y solo tal aceptación libraría de la
esquizofrenia a un científico hipotético que investigara hechos
cuya existencia no sostuviera. En el paradigma propio de una
comunidad científica particular, un investigador ha sido entrenado
para creer que el mundo de fenómenos que estudia se caracteriza
por ciertas propiedades y ha aprendido a observar los
comportamientos que sostienen sus presupuestos ontológicos
(Kuhn, 1962). En el paradigma central de la ciencia moderna, la
comunidad científica sostiene la creencia de que el mundo es
observable y niega la creencia en entidades y fuerzas
sobrenaturales como explicación de la realidad. La observación,
sin embargo, no se sostiene por si misma. Hanson (1989) y otros
han mostrado que la observación científica no parte de una
percepción sensorial directa, ni siquiera en el caso de la ciencias
físicas, sino de mecanismos de interpretación racional que dan a
la observación el fundamento para la inclusión del fenómeno
observado como caso particular de una codificación generalizante,
es decir, una teoría. Observabilidad del objeto de estudio y
racionalidad teórica, como vehículos del entendimiento y
explicación del mundo, son las creencias fundamentales de la
cultura de investigación científica.

Valores. A partir de los años sesenta, el surgimiento de una


corriente bien definida de sociología de la ciencia planteó con
vigor el problema de los factores sociales que participan en la
construcción del conocimiento científico. Contra la postura clásica
de la filosofía de la ciencia de la primera mitad de siglo, los
sociologos de la ciencia desmitificaron la imagen del científico,
mostrándolo susceptible de pasiones e influencias de su medio.

¿Cómo abordar el problema de los valores en estas


circunstancias? Empecemos por señalar la definición de los
valores que Gelles y Levine (1996:88) proponen: "Los valores son
amplias normas compartidas, abstractas, de lo que es correcto,
deseable y digno de respeto". Los valores son mecanismos de
decisión que operan en abstracto porque se mantienen en un
territorio semántico impreciso; la libertad, por ejemplo, es un valor
indiscutible de la modernidad pero el intento de clarificarlo se
enfrenta de inmediato con la paradoja: como lograr la libertad si
estamos ya sujetos a la finitud en el tiempo, en el espacio, en el
discurso, etc. 

Retornando a nuestro problema, establezcamos el valor


fundamental de la investigación científica: la verdad. Por
oposición a la falsedad, todos los valores operan en oposición a
su contraparte indeseable, la verdad es el concepto rector de la
producción de conocimiento; otros valores epistémicos de menor
jerarquía, sencillez, claridad, poder predictivo,etc., pueden ser
eventualmente transgredidos sin alterar irreversiblemente el curso
de la investigación, pero la transgresión de la verdad es el pecado
mortal en una comunidad científica: no se puede mentir en aras
de la ciencia (recordemos el caso de Lysenko en la Unión
soviética). 

Los valores de una cultura se sostienen en el juego autopoiético


de la continuidad del sistema: el sentido del trabajo científico es la
producción y reproducción autopoiética del conocimiento racional
y verdadero. Cada vez que este sentido entra en crisis, el valor de
la verdad aparecerá como mecanismo de solución de la crisis. No
obstante, hemos dicho ya que la verdad científica carece de una
demarcación precisa. Su significado se ha de establecer
contextualmente en cada caso particular: en algunos casos, la
verdad será la consecuencia lógica de una estructura de
proposiciones; en otros, la adecuación observacional de una
explicación o de una teoría. Estas aplicaciones particularizadas
del concepto de verdad se traducen en condiciones de
objetividad -otro de los conceptos fundamentales de la cultura de
investigación-. La claridad operativa de la noción de objetividad se
logra por oposición semántica a las varias connotaciones de la
subjetividad. Así, la objetividad puede entenderse como:

a. Adecuación observacional al fenómeno, es decir, al objeto de


estudio, contra la construcción imaginaria que el sujeto puede
convertir en su referencia.
b. Condición lógica del cuerpo de proposiciones en cuestión, contra
la construcción incoherente de estructuras de proposiciones.
c. Acuerdo intersubjetivo de la comunidad epistémica- contra la
construcción del conocimiento desde una perspectiva
exclusivamente individual.

 La dialéctica entre sentido y valores nos da también la pauta


para contestar la cuestión que planteamos al inicio de este
apartado: ¿Participan valores no-epistémicos en la producción
científica? La respuesta es negativa. El sentido de un sistema
cultural acota las posibilidades de los contenidos significativos que
le conciernen en función de su consistencia con tal sentido y
excluye las posibilidades que no responden a la teleología
impuesta por él. No importa cuál sea la motivación de un individuo
para hacer ciencia; aquí sí pueden aparecer toda clase de
razones-, su inclusión en la cultura de la ciencia solo se sostiene
si sus acciones significativas sostienen la producción y
reproducción de conocimiento racional que se valora por su
calidad de verdad. Las discusiones asociadas con la ciencia
(tecnología, cuestiones éticas, religiosas, etc.) permanecen fuera
de la comunicación propiamente científica aunque sean
condiciones restrictivas extremadamente importantes para
establecer los objetos de estudio particulares o condicionar los
cambios del sistema de conocimiento.

Normas. Gelles y Levine (1996:90) proponen que las normas son


"reglas acerca de lo que la gente debe o no debe hacer, decir o
pensar en una situación determinada". A diferencia de los valores,
que tienen un carácter abstracto, las normas tienen como
referencia situaciones prácticas que se realizan siguiendo
procedimientos bien definidos. El propósito de las normas no es
garantizar el bien moral sino hacer operacional la continuidad del
sistema cultural donde se implantan. Las normas son
convenciones que podrían ser de un modo distinto al que son, en
tanto los valores son constantes culturales; aunque
paradójicamente indefinidos-.

La investigación científica se operacionaliza mediante


convenciones relativas a los contextos específicos donde se
prepara o ejecuta la investigación. El contexto universitario, en
particular, es el espacio que define las normas para garantizar que
el nivel de un iniciado es suficiente para realizar trabajo de
investigación. La acreditación de cursos y los exámenes de
posgrado son procedimientos claramente reglamentados que
ponen a prueba el dominio de una disciplina y otorgan la licencia
para realizar investigación. Por otro lado, tenemos los espacios de
comunicación pública que definen normas para someter la
investigación al juicio de los expertos primero, y al juicio del
público especializado después. Las reglas de validación de la
investigación científica operan en una comunidad de
comunicación que trasciende los límites de los espacios
educativos aunque se mantiene en una estrecha interpenetración
con ellos. Las investigaciones sobre genética molecular, por
ejemplo, se realizan en muchas universidades y centros de
investigación del mundo, y los investigadores de esta disciplina se
mantienen en estrecho contacto comunicacional a través de los
journals y publicaciones especializadas. Los comités editoriales y
examinadores de las revistas especializadas, editoriales
científicas y cómites de congresos son los encargados de evaluar
y filtrar el trabajo de investigación. Los integrantes de tales
comités de evaluación se eligen en función de su historia en la
propia comunidad, garantizando la autoridad intelectual de las
evaluaciones.

Lenguaje. Una parte central de la formación científica es el


entrenamiento en el dominio de un lenguaje. Los campos de
conocimiento de la ciencia se estructuran mediante lenguajes
especializados que alcanzan grados de complejidad cada vez
mayores. Desde las matemáticas hasta la sociología, nos
encontramos con lenguajes de orientación específica que son
frecuentemente inaccesibles para los legos; esto suele incluir a los
investigadores de otras áreas. La cultura de la investigación se
forma de una serie de disciplinas cuya diferencia más evidente es
el lenguaje que corresponde a cada una. Aunque existe una serie
de significados compartidos por investigadores de cualquier
disciplina científica, al menos los que hemos establecido en los
apartados anteriores como elementos de la cultura de
investigación, los lenguajes de cada dominio establecen fronteras
notorias entre los distintos campos de conocimiento.

 La distinción entre el lenguaje ordinario y el lenguaje científico


es resultado de una de las condiciones del quehacer científico que
está indicada en la definición de investigación que acotamos
antes: la construcción, fundamentación y revisión de teorías. La
formación de un investigador exige el dominio de aquellos cuerpos
de proposiciones que conocemos como teorías. Hacer
investigación científica requiere la racionalización de campos
fenoménicos en lenguajes estructurados de manera sistemática.
Las teorías son los lenguajes estructurales de la ciencia y la
formación de un investigador requiere el dominio de tales
lenguajes, aun si su propio trabajo lo conduce a rechazar tales
cuerpos de proposiciones y proponer otros. 

Tecnología. El último concepto clave de la cultura de


investigación que trataremos aquí es el de observación. La
observación es el mecanismo central de fundamentación de las
ciencias ocupadas del mundo de los fenómenos. Esta es una de
las condiciones de objetividad del conocimiento científico: lo que
se afirma del fenómeno se sostiene por la comprobación empírica.
El lugar central que la observación ocupa en la ciencia moderna
ha dejado su huella en la corriente de filosofía de la ciencia más
importante de la primera mitad de siglo: los empiristas lógicos.
Esta corriente se distinguió por un intento de fundamentación
epistemológica del conocimiento en la observación más pura y
directa. Los empiristas llegaron a proponer la construcción de un
lenguaje universal de observación que expresara en términos
sensoriales cualquier observación y que eliminará cualquier
elemento conceptual que no pudiera traducirse a ese lenguaje de
observación. El proyecto fracasó porque la ciencia no se elabora a
partir de la observación desprovista de carga teórica: cualquier
proposición científica posee tanto elementos de procedencia
observacional como elementos de procedencia teórica. Una
observación puede hacerse precisamente porque existe una
estructura de interpretación proporcionada por la teoría. No
obstante, la observación sigue también procedimientos
normalizados que se sostienen por técnicas específicas. La
formación de un investigador tiene como uno de sus elementos
centrales el entrenamiento en estas técnicas. En particular, la
investigación experimental está especialmente orientada hacia el
uso de tecnología pero también el investigador teórico ha de
utilizar ténicas de análisis y argumentación que su educación
debe garantizar -con frecuencia para hacer descansar sus propias
afirmaciones sobre la observación que otros científicos han
realizado-. Las técnicas compartidas de cada cultura de
investigación son el sustento de los mecanismos de observación
que completan el ciclo de trabajo de una investigación. 

4. Conclusiones.

Podemos sumarizar finalmente el núcleo de presupuestos que distinguen


a la cultura de investigación científica, es decir, a la estructura coherente
y consistente de conceptos que sostienen autopoiéticamente la
investigación científica: racionalidad, verdad, objetividad, teoría y
observación. No obstante, quisiera concluir con una apreciación mucho
menos formal de la ciencia. Durante la celebración del sexagésimo
aniversario del gran físico Max Planck, en 1918, Albert Einstein hablaba
de las motivaciones que podían llevar a las personas a dedicarse a la
investigación científica. Una de estas motivaciones es, de acuerdo a
Einstein:

"...un gozoso sentimiento de poderío y superioridad intelectual..."


(Einstein, 1983: 32).

Sin embargo, este hombre que se convirtió en icono de la ciencia


contemporánea pensaba que la motivación fundamental de los hombres
imprescindibles para la ciencia era otra y que se manifestaba en un tipo
de personalidad que caracterizó del siguiente modo:

"El estado mental que capacita a un hombre para llevar a cabo una tarea
de esa índole es similar al del que profesa una religión o al del hombre
enamorado. El esfuerzo cotidiano no proviene de una intención
deliberada ni de un programa, sino del corazón, en forma directa"
(Einstein, 1983: 35).

Вам также может понравиться