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Desde que se tomó conciencia de la existencia del cambio global como un hecho
científicamente irrefutable, la ciencia económica y la ecología convencional quedaron en
entredicho, en la medida que sus perspectivas teórico-conceptuales quedaron cortas frente a
este fenómeno multidimensional y complejo.
La economía de base neoclásica presupone a la actividad económica por fuera del medio
ambiente global, es decir, un sistema económico cerrado que a lo mucho se abre para intentar
la “mitigación” de costos ambientales. Un enfoque eminentemente microeconómico de
asignación eficiente de los recursos para obtener una rentabilidad económica no puede dar
cuenta ni valorar a los bienes y servicios del medio ambiente, muchos de los cuales son
insustituibles. La institución llamada mercado queda demasiado estrecha para procesar los
retos que imponen los cambios demográficos, económicos, ambientales, culturales y políticos.
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Este trabajo resume de manera valorativa y crítica el capítulo 6 del libro Desarrollo Sostenible y Economía
Ecológica. Integración medio ambiente-desarrollo y economía-ecología, Luis M. Jiménez Herrero, 1997.
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compensaciones adecuadas (R. Coase) y creación de mercados de derechos de contaminación
(J.H.Dales).
Este enfoque no ha podido resolver los problemas del cálculo del coste y de los beneficios,
aunque se han realizado muchos avances, no ha sido una tarea fácil desentrañar los alcances
de los costes ambientales tampoco en cuanto a qué entender por beneficios ambientales. Un
avance que se podría mencionar es la introducción del concepto de “coste social de
oportunidad” de los recursos ambientales que incluye coste directo de la actividad, costes
externos ligados al uso coste que la utilización actual impone a futuros utilizadores, sin
embargo, queda sin sustento, por ejemplo, cómo valorar los procesos irreversibles de la
naturaleza como consecuencia de la acción humana.
Pero la crítica a la economía neoclásica también debe extenderse a otros enfoques como el
marxismo y el estructuralismo, los cuales también presentan serias limitaciones para enfrentar
el grave problema de la insostenibilidad global.
De todos modos, se debe registrar que no todo puede ser crítica, sino que las ciencias sociales,
entre ellas la economía, empezaron a tomar conciencia de la necesidad de construir nuevos
paradigmas que se acerquen al desarrollo sostenible global. Entre los autores, que han
contribuido a esa nueva toma de conciencia, podemos mencionara a: J:F:Richard, C.J
Cleveland, P. Mirowski, Joan Martínez Alier, José Manual Naredo,
En la medida que, tal como lo afirma U. Svedin, los vínculos entre estas dos disciplinas
depende de un marco de referencia contextual, pues la idea de sostenibilidad no es neutra,
sino que está condicionada por diferentes conjuntos de valores y de esquemas
socioeconómicos y culturales. Por ello se hace necesario que esta aproximación se
fundamente en varios aspectos tales como:
Enfoque transdiciplinario
Pluralismo conceptual
Enfoque holístico
Ecología mas allá de sus orígenes naturalísticos
Los aspectos detallados anteriormente no son de fácil consecución, por esa razón se acepta
que los acercamientos entre ciencias no han respondido a un proceso uniforme, sino de
manera irregular por las considerables imprecisiones metodológicas y de contenido científico
que se vienen acarreando con respecto a la sostenibilidad como tal.
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Por su parte, la Economía del Medio Ambiente y de los Recursos se presenta como una
disciplina limitada para enfrentar los grandes alcances del desarrollo sostenible, por muchas
razones, entre las principales, tenemos su visión de sistema económico cerrado al medio
ambiente, el consumidor como actor clave en el proceso económico, tratamiento aislado de las
especies que habitan en la naturaleza y la tecnología como herramienta necesaria y suficiente
para enfrentar los cambios ambientales y económicos.
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En este contexto, la Economía Ecológica emerge como un nuevo planteamiento científico que
parte de la necesidad de lograr la sostenibilidad del sistema económico-ecológico, que las
leyes económicas de producción y consumo deben subordinarse a las leyes de la naturaleza y
de la termodinámica, que no existe un progreso mecanicista sino lo trascendente se expresa en
la sostenibilidad global y el desarrollo coevolutivo
La Economía Ecológica intenta ser una síntesis que nace de una “fertilización cruzada” entre
nuevos enfoques de la relación economía-ecología, procurando “ecologizar la economía” y
“economizar la ecología”, pues lo uno no niega a lo otro.
El concepto de desarrollo sostenible bien podría aparecer como ambiguo en la medida que
relaciona dimensiones de cierta manera contradictorias entre sí, como es el caso del
crecimiento económico y el desarrollo económico, ya que la historia ha demostrado que no
todo crecimiento provoca desarrollo. Los subsistemas que existen en la biosfera son abiertos
e interdependientes y no es posible abordarlos de una manera aislada, ante lo cual la
sostenibilidad va a exigir que sus dinámicas sean los suficientemente compatibles, por tanto
la cuestión se complica, además el ser humano a más de observador es agente activo con sus
propios intereses, incluso a costa de inducir procesos de insostenibilidad. De todo esto se
desprende que existe cierta ambigüedad en el concepto de sostenibilidad sí no se sabe a que
mismo se aplica, por ello algunos autores consideran a la sostenibilidad no como un gran
concepto científico sino como el conjunto de grades principios.
Tal como se ha visto en el presente resumen, la Economía Ecológica es más radical que la
Economía Ambiental, por tanto, ha logrado mucho más consistencia epistemológica con
respecto al cambio global y el desarrollo sostenible, pero se trata todavía de una disciplina en
construcción.
De cara al futuro, las nociones biofísicas que deberían tomarse en cuenta para un análisis
integral de la problemática ambiental a partir de la economía son: la primera ley de la
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termodinámica referida a que la materia y la energía se transforma pero no desaparece, la
segunda ley referida a la entropía o energía no disponible aumenta constantemente en un
sistema cerrado, la imposibilidad de generar más residuos de los que puede tolerar la
capacidad de asimilación de los ecosistemas y la imposibilidad de extraer de los sistemas
biológicos más de lo que se puede considerar como rendimiento sostenible o renovable.
El reto para la Economía Ecológica es construir un nuevo paradigma –que ha empezado con
la definición del desarrollo sostenible- para procesar con plena objetividad, que el planeta
Tierra es un sistema cerrado, finito en materiales pero a la vez un sistema abierto
energéticamente, en que las leyes de la producción y reproducción material y social de los
seres humanos dependen de leyes más amplias del mundo biofísico y que el ecosistema es un
conjunto interrelacionado y dinámico de plantas, animales, microorganismos y el medio
ambiente inorgánico, donde debe encontrarse una vía común de desenvolvimiento.
Sin embargo, para muchos autores, el desarrollo sostenible es un concepto ecléctico tal cual
está enunciado, como el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. De esta forma
el desarrollo sostenible es una declaración de intenciones con más voluntarismo que
contenido científico, pues su interpretación puede dar paso a cosas opuestas según lo que
subyazca, desde una lectura neoclásica de sostenibilidad débil o una lectura ecológica de
sostenibilidad fuerte. El desarrollo económico si puede ser sostenible, pero el crecimiento
sostenible es una imposibilidad en la lógica de un planeta finito.2
Bibliografía utilizada
Brown, Lester, Eco-Economy, New York, W.W Norton & Company, 2001.
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Ver: Ángel Martínez González-Tablas, Economía Política Mundial. Las fuerzas Estructurantes.
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