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guerra y club.

Las dos caras de Patrick


Hennessey: preparado
para el combate y en el
muy exclusivo The
Cavalry and Guards Club
de Londres, donde se
desarrolló la entrevista.
oficial,
escritor y
caballero fue el capitán más joven del ejército británico.
combatió en irak y Afganistán. vivió la brutalidad
de la guerra. Ahora Patrick Hennessey estudia
derecho internacional y publica un libro de
extraña calidad literaria sobre las experiencias de
un niño bien en el frente. tras su atractiva mirada
gris encontramos una dureza que desconcierta.
Por Jacinto Antón
Fotografía de Martin Pope (Camera Press) | Álbum personal de Hennessey

Londres, las 19.00, hora Zulú. Acabo de cuentro con un guapo joven trajeado –él sí– tánico. Precisamente mi anfitrión. Nos sa-
entrar en el muy exclusivo y militarísimo con elegante y discreta distinción. Tardo ludamos un poco embarazosos ambos. Él
The Cavalry and Guards Club de Piccadilly, unos segundos en caer en la cuenta de que probablemente porque, acostumbrado a su
en el corazón de Mayfair (Londres), pen- es Patrick Hennessey (1982), autor del cele- pelotón, esperaba algo mejor. En mi caso
sando que llevo el pelo demasiado largo y brado libro El club de lectura de los oficiales porque me ha parecido encontrarme frente
voy vestido inconvenientemente casual, novatos (o cómo matar el tiempo mientras al adolescente Harry Feversham de Las cua-
pese a la corbata, cuando alguien carraspea se hace la guerra) (que acaba de publicar tro plumas, con soldaditos de plomo aún en
a mi espalda. Me giro –estoy contemplado Los Libros del Lince) y en su momento, en los bolsillos y una duda en el semblante a
un cuadro con muchos húsares– y me en- 2007, el capitán más joven del Ejército bri- causa de los terribles relatos de Crimea de
su padre, y no ante el sólido soldado profe- En El club de lectura… asistimos al sado- algunos de los temas que vamos a tratar son
sional que ha matado a varios talibanes con masoquista adiestramiento (incluida la ins- inevitablemente sangrientos. Nos senta-
su arma en el polvoriento Afganistán. ¡Dios, trucción con bayoneta), escuchamos el ping- mos junto a una mesita en un saloncito. En-
si parece casi un niño! ping de las balas rebotando sobre los cima de Hennessey cuelga la edificante
Hennessey dejó el ejército, en el que in- vehículos “como palomitas de maíz”, obser- pintura de un jinete alanceando jabalíes en
gresó en 2004, en 2009, y estudia para ser vamos el brillo letal de luciérnagas rojas de la India, y frente a mí pende el enorme cua-
abogado especialista en leyes internaciona- las trazadoras, y asistimos entre varias ago- dro de Godfrey Douglas Giles Revista de es-
les humanitarias. Su libro, en el que explica nías a la de un afgano aliado al que una ex- tablos de la Royal Horse Artillery. Giles, pin-
su vida militar, desde la instrucción hasta las plosión le arranca el glande de cuajo y a la de tor y oficial –alcanzó el rango de mayor–,
operaciones y los salvajes combates a muer- un camarada de Hennessey desangrándose comandó caballería en El Teb y estuvo tam-
te que libró en la indómita provincia afgana mientras lo atiborran de morfina, una esce- bién en la batalla de Tamai durante el in-
de Helmand, pasando por sus servicios de na que al propio autor le recuerda una foto tento de rescate de Gordon de Jartum. Du-
guardia ante los turistas, en uniforme de gala de Robert Capa. Hay pasajes de combate rante la segunda guerra afgana participó en
–gorro de piel de oso incluido–, en el palacio asombrosos por su grado de primitivismo y la batalla de Khuski-Nakhud y se dice que
de Buckingham (Buck), posee una extraña brutalidad; parecía que ya no se luchaba así vivió la amarga jornada de Maiwand, con su
calidad literaria, normalmente inexistente en el siglo XXI. El lenguaje es una curiosa lamentable pérdida de cañones ante los
en las memorias de la gente de uniforme. mezcla de prosa literaria, modernidad –“sur- ghazi afganos… Hennessey me está miran-
También una singular ironía. El título res- fear en las excitantes y peligrosas ondas de la do con curiosidad. Para ganarme su con-
ponde al club informal que fundaron varios bala que pasa rozándote la oreja”–, jerga mi- fianza musito el lema de su club: Septem
amigos oficiales jovencitos y pijos –la pala- litar (un muerto es “T4” –baja prioridad de juncta in uno, “siete unidos en uno”, el mo-
bra es suya– en Irak, cuando se solazaban evacuación–; una ametralladora GPMG, una tto de la Household Division (por los siete
con libros después de las patrullas en plena “Jimpy”) y expresiones tipo “fuimos al puto regimientos que la componen).
bajada de adrenalina. “Hay generales que Irak, donde había hostias”.
escriben interesantes memorias, esto es otra Pasamos al bar. Generales y coroneles La carrera militar de Hennessey se ha
cosa”, dice. “En parte son los recuerdos de de paisano, bien surtidos de copas, nos ob- desarrollado en los Grenadiers Guards, con
Irak y Afganistán. También la historia de un servan con británica discreción. Los flan- los que ha estado en Bosnia, y ha participa-
chico que se convirtió en soldado, un relato queamos por la izquierda como mandan do en la Operación Telic en Irak (2006) y en
iniciático. He procurado que sea una obra los cánones, pero sin usar granadas. Hen- la Operación Herrick en Afganistán (2007).
para un público mucho más amplio que el nessey me pregunta qué quiero beber. Elijo Él está muy orgulloso de esa unidad de élite
interesado en lo militar, que sirva para en- oporto. Él está tomando ya un bloody mary, que ganó su nombre en Waterloo por su pa-
tender lo que es la vida de soldado”. curiosa elección si se tiene en cuenta que pel en la derrota de los granaderos de la

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“Soy de clase acomodada. infantería de línea. Wellington habría aplau-
dido su decisión. “Es lo más duro y auténtico,

entré en el ejército por sí”. Al propio Hennessey le sorprendió lo rá-


pido que se convirtió en soldado profesional,

aventur a y por probarme” y lo pronto que lo enviaron al combate en


una posición además de enorme responsa-
bilidad. “Los hombres somos seres muy
Rifle y radio. Izquierda: “Aquí estoy leyendo un libro mientras controlo la radio tras haber captura-
flexibles”, reflexiona desde su baqueteada
do un puesto enemigo. El resto de la patrulla dormita a la sombra, por eso asoman piernas y pies. Era
juventud. Hablamos de Kipling, pero él, sor-
julio de 2007 en Afganistán, en el valle del Alto Gereshk, provincia de Helmand”. Arriba: “En la base
prendentemente, dice que prefiere a Evelyn
Inkerman, al norte de Sangin, Afganistán, septiembre de 2007. Nos encontrábamos en nuestra
Waugh. En todo caso, puntualiza, “la del sol-
posición defensiva cuando de repente comenzaron a dispararnos. Yo estaba duchándome, así que
dado moderno es una nueva manera de vivir
prácticamente me pillaron desnudo. Me lancé a por un rifle de precisión para tratar de hacer blanco
la guerra, con sus gafas de sol, su iPod, su or-
en alguno de los talibanes que nos disparaban desde unos árboles a unos 400 metros de distancia”.
denador, metiéndose en Facebook, escu-
chando música de Metallica o el My My My
guardia imperial de Napoleón. Aunque me probarme a mí mismo. Saber de qué estaba de Armand van Helden, jugando con el fris-
parece que musicalmente se identifica más hecho, qué podía o no afrontar. Pensé que el bee y viendo películas”. ¿Bélicas? “Sí, la única
con Coldplay que con Scipio –su himno– o ejército me daría una respuesta. También forma de entender la guerra es a través de las
con la marcha de los granaderos. había aburrimiento y ganas de aventura. referencias de la cultura popular. Los solda-
Le pregunto, para abrir brecha, cómo lle- Muchos amigos quedaron estupefactos ante dos en Irak y Afganistán además hacen ví-
gó al ejército. “Mi abuelo era oficial de caba- mi decisión de enrolarme y mi familia no se deos, sus propios videoclips, con fondo de
llería, desembarcó en Normandía el día D, mostró nada feliz al principio”. Vaya, y eso rap, para enviarlos a casa o mostrarlos a los
en Sword con la primera oleada, y acabó en que su padre también era militar, aviador na- amigos y compañeros. Es una forma de con-
la RAF”. Ah. “Pero no crea, mi otro abuelo val. “Cuando decidí ingresar en el ejército, trolar la experiencia. Diriges tu propia pe­
era un intelectual progresista y objetor de este no era una institución popular. Era algo lícula y piensas que así quizá sobrevivirás,
conciencia, condujo ambulancias”. O sea, muy old fashion. Pareció que yo hacía algo hay algo psicológico ahí”. Y ven filmes. “Sí, es
que la cosa queda equilibrada. ¿Cuál fue en- muy excéntrico. Ahora las cosas han cambia- lo que produce mayor inmersión. Son muy
tonces la razón? “Es difícil de explicar, su- do, el apoyo a nuestras tropas es muy alto”. importantes en la educación del soldado.
pongo que es algo muy inglés; tuve una edu- Tras pasar por la selecta Sandhurst, la Nosotros solíamos ver Band of brothers, muy
cación privilegiada, estudié en Oxford, academia de formación de oficiales por ex- inspiradora de liderazgo, y Black hawk derri-
pertenezco a una clase acomodada. Quise celencia, como explica en su libro, eligió la bado, que te pone ante una situación fluida”

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pachos, de Michael Herr, por supuesto”.
¿Qué libros hay en las bibliotecas de primera
línea? “Las novelas de Sharpe, Jeffrey Archer,
cosas así”. ¿Era Hennessey un niño Airfix?,
¿montaba modelos de aviones y barcos, ju-
gaba con soldados en miniatura?, esas co-
sas… “No, el mito de la Segunda Guerra
Mundial nunca ha sido la referencia de mi
generación, es demasiado pasado”.

Hennessey me ha invitado a cenar, así


que nos interrumpe con las cartas un cama-
rero tan envarado que parece lord Cardigan.
Aprovecho para estudiar a mi anfitrión. Es
guapo. Se parece a una versión juvenil y sin
picardía de Brad Pitt. Lleva una incon-
gruente pulserita de colores. Sus manos,
que han disparado un Javelin y calado la
bayoneta en ataques al viejo y terrible estilo
contra los talibanes, parecen suaves. Mien-
tras esperamos a que lleguen los platos, le
interrogo acerca de qué se siente en comba-
te. “Es muy excitante. Hay una gran intensi-
dad. Un foco. Produce una fuerte respuesta
física. Endorfinas, un subidón. El corazón
se te pone a mil. A la vez, bajo el fuego sen-
tía una gran responsabilidad por mi equipo,
por mis hombres. Te sorprende la claridad
del pensamiento. Es una experiencia muy
adictiva”. ¿Como una droga? “De hecho, la
química del cuerpo en combate es parecida
a cuando tomas drogas. Un cóctel de adre-
nalina y dopamina. Luego sientes que te
has vaciado. Necesitas urgentemente recu-
perar glucosa y lo haces a base de Gatorade
y palomitas caramelizadas. Y llega la libera-
ción, el alivio de haber sobrevivido”.
Hay testimonios de combatientes que
sugieren algo sexual.
(!). Vaya, seguro que, en cambio, no les pasa-
ban Senderos de gloria. “No, claro, ni Apo- “ser soldado te da Hennessey esboza un
muy británico mohín de
calypse now. En cambio sí Un puente lejano y
Gladiator”. En el libro se relata un pase entu- atractivo. Vuelve el desaprobación. “Bueno,
el soldado está bastante
siasta de 300 al inicio de una operación con-
tra los talibanes. La película favorita de Hen- hombre a la antigua” desprovisto”. Como es
muy educado, sin em-
nessey es Ice cold in Alex (Fugitivos del bargo, hace un esfuerzo
peligroso descanso. Arriba: “Primavera de 2005. Descansando en
desierto, 1958), de J. Lee Thompson, la odisea por continuar. “Perdo-
Malaui, durante un curso de formación de mandos de patrulla. Nuestro
en el desierto de un puñado de británicos nará que los británicos
querido iPod nos ayudaba a relajarnos”. Abajo: “Julio de 2007. Durante
huyendo de Tobruk. Y considera que Jar- tengamos una evidente
una pausa de nuestro avance en el valle del Alto Gereshk jugamos al
Fotografía del álbum personal de Hennessey

head –filme de Sam Mendes y novela– capta falta de léxico para se-
escondite en un campo de ‘maría’. El soldado afgano vio cómo sudaba y
muy bien la realidad de la guerra moderna. gún qué cosas, en eso es
me dio sombra. Pero se olvidó de una regla básica: el camuflaje en todo
En El club de lectura de los oficiales nova- mejor ser francés. Hay
momento. Casi inmediatamente estábamos bajo fuego talibán”.
tos aparecen muchos libros. Él y sus amigos una equivalencia freu-
llevan algún volumen de Penguin Classic en diana entre el acto de la
el correaje: El corazón de las tinieblas, el Qui- espacio privado propio. Resultaba muy tera- procreación y la destrucción, el orgasmo y
jote, Tristram Shandy, Graham Greene… péutico”. ¿Cuáles son sus libros de guerra la muerte. En combatir hay una carga sexual
“Los libros siempre han sido importantes favoritos? “Catch 22, de Joseph Heller; Adiós porque es la afirmación definitiva de que
para mí, y en el ejército leer era una válvula a todo eso, de Robert Graves, Por quién do- uno está vivo”. En su libro, Hennessey se
de escape, te acercaba a casa y te daba un blan las campanas, de Hemingway: los Des- pregunta a qué se parece el éxtasis del com-

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bate: “¿Es como el gol de la victoria en el donde todos temeríamos y haber salido apa- Afganistán de Afganistán”–, un libro que
último segundo?, ¿es como el primer beso?, rentemente indemne. Pero carece de algo Hennessey recomienda. “En todo caso”,
¿es como el momento triunfal en que le ba- – desde luego, no valor, ni sex appeal, ni inteli- continúa, “en combate pasa todo tan deprisa,
jas las bragas?”. Intento conciliar eso con la gencia–; es que no parece dudar, ni sentir tienes que responder tan rápido… Quizá lue-
imagen que él mismo describe de un tali- piedad, ni miedo… “Nunca lo he experimen- go, al recordar, te encuentras con que no
bán muerto en el cráter de una bomba, sus tado; al menos en su forma más extrema. puedes dormir. Yo soy muy perezoso, no le
entrañas mezcladas con las de una vaca Debe de ser algo genético. En combate estás doy muchas vueltas, en eso soy afortunado”.
destripada en el mismo combate, o la del demasiado ocupado para sentir miedo. Creo
pie del cabo primera Ball, recogido a 30 me- bastante en la teoría de lord Moran de que Ha llegado la comida. Yo aún estoy con
tros de su cuerpo. Me cuesta. todos tenemos una determinada cantidad mi tortilla, mientras que Hennessey ha
Le pregunto cómo se siente hoy un joven de valor que vamos gastando y ya está”. dado cuenta de sus dos platos, ensalada y
soldado, ¿es una sensa- carne, con sorprendente velocidad –“cos-
ción de ser muy macho?,
¿de virilidad? “Le diré “en combate estás tumbre de soldado”, se disculpa–. Ha rega-
do la cena con Coca-Cola, de la que se con-
que a las chicas les inte-
resas. Ser soldado te da demasiado ocupado fiesa adicto. Le pregunto si nunca ha habido
nada que le inspire miedo, aunque si no se
atractivo. En esto las co-
sas han cambiado, tras la para sentir miedo” lo han producido los Dragunov, los AK-47,
las PKM y los mortíferos RPG de los taliba-
crisis de masculinidad nes… “Depende del sentido de la palabra
de los noventa y lo de los miedo. He sentido angustia, una comezón
metrosexuales ha vuelto el hombre a la ma- Es curiosa la revalorización de lord Mo- ansiosa. La anticipación es siempre peor
nera antigua. ¡Incluso mis amigas posfemi- ran; Sebastian Junger también lo trae a cola- que estar bajo el fuego, cuando viajas en la
nistas responden a ello!”. Uno no sabe muy ción en su extraordinario Guerra (Crítica, parte trasera del helicóptero que te traslada
bien cómo catalogar a Patrick Hennessey. 2011), sobre su experiencia empotrado con para desplegarte en una misión o en un ca-
Atractivo, culto, con glamour de niño bien, una compañía de la 173º brigada aerotrans- mión en zona peligrosa. Pero no es propia-
presenta el enorme interés de haber estado portada de EE UU en el valle de Korenhal –“el mente miedo. No me dan miedo las arañas,
Se ha perdido el sentido de la proporción”.
–¿Cree que ha sido un buen soldado, un
soldado de verdad?
–Si no lo era al principio, acabé siéndolo
al final.
–¿Y qué tal es volver, reintegrarse en la
vida normal?
–Pierdes algo. Lo añoras. Y es difícil reajus-
tarse. Yo fui muy afortunado, no sufrí shock
postraumático, no he tenido pesadillas.
–¿Cree que la experiencia de la guerra le
ha hecho mejor o peor?
–La experiencia militar, incluida la gue-
rra, me ha hecho crecer como persona. Te
da otra perspectiva de la vida. Pero cuidado
con pensar que lo militar es único; otras ex-
periencias, como la pérdida de los padres
en la juventud, marcan igualmente muchí-
simo. Nunca he creído
las serpientes, la oscuridad, ni nada. Perder
las piernas, quizá, a causa de un IED (im- “matar no es tan que seamos mejores
que los civiles.
provised explosive device), una bomba ac-
tivada al paso de tu vehículo, como sucede fuerte como se cree. –¿Hablará con sus hi-
jos –cuando los tenga– de
a menudo en Afganistán. Recientemente
regresé como civil y estuve en una embos- Despersonalizas” la guerra, de su guerra?
–¿Por qué no?, no me
cada en patrulla sin disponer de un arma. siento culpable de nada.
reunión tribal. “En esta foto se me ve dirigiendo una ‘shurah’,
Me pareció lo peor, porque no tenía un pa- Llevamos horas de
es decir, una reunión con los ancianos de una tribu local (los dos
pel que jugar. Cuando tienes un trabajo, ha- conversación y a Hen-
tipos con la barba blanca) más un comandante afgano, en la zona de
cerlo concentra la mente e impide que sien- nessey le acomete una
la presa de Gereshk, en Afganistán. Era mayo de 2007”.
tas miedo”. súbita prisa. Tiene una
Le pido que precise más lo que se siente cita. Recogemos los abri-
bajo el fuego: “Es una sobresaturación de queños objetivos, no eres explícitamente gos y nos marchamos juntos del club, pero
emociones. Te notas como en una discote- consciente de lo que está pasando”. ¿Y lue- no sin que antes me lleve a la biblioteca para
ca de luces vertiginosas y ruido. La sensa- go? “Posiblemente. No soy muy religioso, admirar una espléndida pintura de la carga
ción de que todo da vueltas. De muchas creo en la dimensión moral e inmoral de las de la brigada ligera en Balaclava. Al salir a
cosas moviéndose a la vez. Se parece a lo acciones. Quizá un francotirador, que elige Piccadilly hablamos de su admirado Slim,
que perciben los grandes deportistas. La un blanco y dispara meticulosamente, es del moderno Rorke’Drift del regimiento
satisfacción del combate viene de sentirte más consciente del hecho preciso de ma- Princesa de Gales rechazando 80 ataques de
parte importante de una máquina que fun- tar”. ¿Se siente culpable Hennessey de ha- la milicia chiita en Al Amarah en agosto de
ciona, dependes de los demás, ellos depen- ber matado? “No específicamente. Trata- 2004, de Inkerman, “la batalla de los solda-
den de ti, como en el deporte; ¿recuerda el ban de matarme a mí. Para el soldado dos” –porque todos los oficiales murieron–,
discurso de Al Pacino en Un domingo cual- moderno es raro ver al otro soldado cuando del malogrado Nolan y de la prensa. Hen-
quiera, aquellos ‘quince centímetros delan- lo matas; para el piloto o el artillero es algo nessey es muy crítico con ella y en el libro
te de nuestras narices’? Una sección de in- muy abstracto. Pero en Afganistán, la infan- carga contra los corresponsales de guerra –
fantería es un equipo, la forma de moverte, tería lucha muy a menudo al viejo estilo, en “se hacen fotos con barba de dos días en el
la interrelación esencial con los otros sol- combates cuerpo a cuerpo. Mi preocupa- desierto y luego se largan a Kabul a ligar con
dados”. Le recuerdo que estamos hablando ción, mi miedo si quiere, era matar a al- las chicas de las ONG”–. Le reprocho, por
de algo que implica matar. “Es peligroso guien inocente, o equivocarme y causar la injustos, sus comentarios. Y me responde:
profundizar en eso, yo trato de despersona- muerte de alguno de mis hombres”. “Mis soldados creen todo lo que leen y me
Fotografía del álbum personal de Hennessey

lizar al enemigo, que no es lo mismo que La compañía de Hennessey mató entre temo que los periodistas no son conscientes
deshumanizarlo”. ¿Cómo es matar? “No 180 y 190 talibanes, según las estadísticas de la responsabilidad que eso supone”.
tan fuerte como imagina”. Trato de conti- oficiales. Con esta última defensa de su pelotón,
nuar con la tortilla, pero noto la boca de nos separamos precisamente ante Apsley
corcho. Hennessey me observa con unos Para mi sorpresa, Hennessey está a pun- House, la casa de Wellington. El joven mar-
ojos de un gris helado que desmienten la to de perder la compostura cuando le pre- cha hacia el metro de Park Lane. Me pre-
inocencia de su juventud y me provocan un gunto si logró alguna medalla en Afganistán. gunto si seguirá suscribiendo el viejo pro-
escalofrío. Sin embargo, es él quien aparta “No. Solo una recomendación. No lo siento verbio del Panshir que cita en su libro: “Los
la mirada. “Probablemente lo sientes luego. por mí, pero sí por el equipo. Las medallas que han conocido la tempestad se asquean
Pero durante el combate vas teniendo pe- están muy politizadas en todos los ejércitos. de la calma”. P

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