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Novena a la Bienaventurada Elisabeth Dios en mí y yo en Él...

de la Trinidad
Elisabeth Catez, desde muy joven manifiesta
una llamada singular a la vida de intimidad con
Isabel de la
¡Oh! Bienaventurada Elisabeth,
en tu gran amor a Dios
tú estabas siempre muy cerca
Dios, esta intimidad que irá creciendo en ella y
marcando profundamente su vida espiritual.
Nace el 18 de julio de 1880 en el campo de
Trinidad
de las necesidades de tus
amigos.
Avor, cerca de Bourges. Elisabeth es de una
naturaleza apasionada y viva, extremadamente
sensible, pronta a la cólera; pero ella sabrá vencerse
Carmelita
Ahora que tú estás en el
Cielo,
delante de la faz del Señor,
por amor, convirtiéndose así en una adolescente y
luego en una joven atrayente por su afecto y 1880-1906
simpatía, llena de alegría y olvido de sí misma; al
intercede cerca de Él mismo tiempo que irradiará a Dios que habita en su
por las intenciones que te encomendamos. corazón. Elisabeth entra en el Carmelo de Dijon –
(Expresa tus intenciones) Francia- el 2 de agosto de 1901, su nombre será
Enseñanos en la fe y en el amor, Hna Isabel de la Trinidad. Más que nunca su vida
a vivir en la Santa Trinidad se enraíza en el misterio Trinitario “que ya aquí en
en lo más profundo de nuestro corazón. la tierra es nuestra morada”.
Enseñanos, como tu lo viviste, De una fe viva y siempre en vilo que le lleva a
unirse sin cesar a “sus Tres”. “Que mi vida sea una
a irradiar el amor de Dios
oración continua, que nada pueda distraerme de
a los hombres Ti”. Plenamente satisfecha, fiel a su gracia y toda
en nuestra vida cotidiana entregada al Amor, se consume rápidamente.
para ser alabanza de su Gloria. En medio de los grandes sufrimientos escribirá a
su hermana que está cansada: “Cree siempre en el
Reza lentamente un Padrenuestro Amor. Si tú tienes muchos sufrimientos, piensa que
y tres Gloria al Padre, entonces eres más amada y canta siempre la
Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu acción de gracias”.
Santo. Pocos días después, el 9 de noviembre de 1906,
la pequeña Alabanza de Gloria se marchó “a la
Con la aprobación eclesiástica. Luz, al Amor, a la Vida”. Son sus últimas palabras.
El 25 de noviembre de 1984, el Papa Juan Pablo II
la proclamó en Roma Bienaventurada.
“Me parece que en el Cielo, mi misión será
atraer a las almas y ayudarlas a salir de ellas
mismas para adherirse a Dios por un movimiento
simple de amor y guardarlas en ese gran silencio
interior que permite a Dios imprimirse en ellas y
transformarlas en Él”
Ven a mí como Adorador, como Reparador y como sencillez, entonces no sentiremos nuestras
«.Os envío mi fotografía: mientras la
Salvador. debilidades porque Él será nuestra fortaleza y
hacía, pensaba en Él, es pues Él, lo que ¡Oh Verbo eterno, Palabra de mi Dios! Quiero ¿quién podrá separarnos de Él?» (C 136 L 156)
ella os llevará» pasar mi vida escuchándote, quiero ser un alma
atenta siempre a tus enseñanzas, para aprender «Es mi divino Esposo quien me da alas para volar
Dejémonos iluminar por sus todo de Vos. Y luego, a través de todas las hasta vosotras. Esas alas son: la oración, la
noches, de todos los vacíos, de todas las unidad en la fe y en el amor que constituyen la
palabras…
impotencias, quiero mantener mi mirada fija en comunión de los santos» (C 139)
Vos y permanecer bajo tu luz infinita.
¡Oh mi Maestro querido! Fascíname de tal «Llevamos el cielo dentro de nosotras pues Aquel
modo que ya no pueda salir de tu irradiación que sacia a los Bienaventurados en la luz de la
Elevación a la Santísima Trinidad
divina. visión beatífica, se nos entrega por la fe y el
¡Oh Fuego abrasador, Espíritu de amor! Ven a misterio. Es el mismo. He hallado mi cielo en la
¡Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro!
mí para que se realice en mi alma como una tierra pues el cielo es Dios y Dios está en mi
Ayúdame a olvidarme totalmente de mí misma
encarnación del Verbo. Quiero ser para Él una alma» (C 110)
para establecerme en Vos, inmóvil y serena, como
humanidad de recambio donde renueve todo su
si mi alma estuviera ya en la eternidad. Que nada
misterio. «El Bautismo te hizo hija adoptiva de Dios y te
pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de Vos, oh
Y Vos, Oh Padre, protege a tu pobre criatura, marcó con el sello de la Santísima Trinidad: y a
mi inmutable, sino que cada momento me sumerja
“cúbrela con tu sombra”, contempla solamente en los que ha llamado, les ha justificado también
más íntimamente en la profundidad de tu
ella al “Amado en quien has puesto todas tus (Rom 8, 30) ». (C 276 La grandeza de nuestra
misterio.
complacencias”. vocación 9)
Pacifica mi alma; haz de ella tu cielo, tu
¡Oh mis Tres, mi Todo, mi Bienaventuranza,
morada predilecta, el lugar de tu descanso.
Soledad infinita, Inmensidad donde me pierdo! «Hay que ser conscientes de que Dios mora en
Que nunca te deje allí solo, sino que
Me entrego a Vos como Víctima. Sumérgete en nuestro interior y que hay que realizar con Él
permanezca totalmente con Vos, vigilante en mi
mí para que yo me sumerja en Vos hasta que vaya todas las cosas. Dejamos de ser entonces
fe, en completa adoración y entrega absoluta a
a contemplar en tu luz el abismo de tus superficiales. Incluso en nuestras acciones más
tu acción creadora.
grandezas. ordinarias, porque nuestra vida ya no está
¡Oh mi Cristo amado, crucificado por amor!
Sor Isabel de la Trinidad inmersa en ellas. Las supera». (C 276 La
Quisiera ser una esposa para vuestro corazón;
21/11/1904 grandeza de nuestra vocación 8)
quisiera cubrirte de gloria; quisiera amarte...
hasta morir de amor. Pero reconozco mi
«La actitud observada por la Virgen durante los
impotencia. Por eso te pido “ser revestida de Vos
meses que transcurrieron entre la Anunciación y
mismo”, identificar mi alma con todos los
«...permanezcamos junto a Cristo durante el día. la Navidad debe ser el ideal de las almas
sentimientos de tu alma, sumergirme en Vos, ser
Si somos fieles en imitar su vida, si nos interiores, de esos seres que Dios ha elegido
invadida por Vos, ser sustituida por Vos para que
identificamos con los sentimientos del alma del para vivir dentro de sí, en el fondo del abismo sin
mi vida sea solamente una irradiación de tu vida.
Crucificado y realizamos todo esto con fondo. ¡Con qué paz, con qué recogimiento se
sometía y se entregaba María a todas las cosas!
Hasta las más vulgares quedaban divinizadas en
Ella pues la Virgen permanecía siendo la
adoradora del don de Dios en todos sus actos»
(El cielo en la tierra día décimo)

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