Cinco estilismos innovadores y ultrafemeninos de la diseñadora Maya Hansen.

El mundo del futuro y el mundo del pasado, en choque frontal: cintura de avispa, manga jamón,
chalina, cuero, tweed y shorts. Con la encantadora Morgana, desde Valencia, como estrella principal (fotos 2 y 4 de la página anterior y en esta página).
cintur s
de vispa
Ha pasado de ser una prenda maldita, considerada machista, mala para la salud,
clasista... a convertirse en un icono de modernidad. Estamos en la nueva era del corsé,
en la que mujeres liberadas de prejuicios han decidido volver a poner de moda las
cinturas de avispa. Y no hablamos sólo de Lady Gaga: si quieres, tú también puedes.
por patricia godes

La avispa es rápida, ligera y peligrosa. Su
cintura es tan breve que parece que va
a partirse en dos y, durante milenios, su
silueta de cacahuete volador y estilizado
ha constituido el canon de belleza feme-
nina: la obsesión por conseguir la forma
de ocho del himenóptero amarillo y negro
empieza en la noche de los tiempos.
Desde entonces, la esbeltez y firmeza
de la cintura femenina han sido un arma
infalible de seducción.
El ingenio humano se ha esforzado
por obtener la forma deseada desde que
salimos de las cavernas. El resultado de
ese empeño se llama corsé: «Me gusta el
artificio, la belleza creada por el hombre»,
comenta Dita Von Teese, empeñada en
parecerse lo más posible a una vamp
de dibujos animados. Su cintura de 45
centímetros admira a propios y extraños, pero es tan artificial como el puente colgante
de Bilbao y las torres Kio porque Dita ha hecho célebre y aceptable el uso del corsé en
la vida moderna. Antes y todavía en los primeros años de los ochenta, Prince, pequeño
genio del rock&funk, auguró que el futuro de la moda femenina sería la ropa interior
vestida por fuera, y al parecer acertó.
Gianfranco Ferrè, Christian Lacroix, Karl Lagerfeld, John Galliano, Yves Saint
Laurent, Dolce & Gabbana, Peter Soronen… Las firmas de alta costura se empeñan en
revisar y redescubrir una prenda que había caído en el más impenetrable y polvoriento
de los olvidos. Los estudiantes de moda se aplican en el estudio de sus complicadas
estructuras y el New York’s Fashion Institute of Technology organizó ya en el año 2000
una exposición de modelos históricos.
Regreso al futuro
En la portada del suplemento de moda de Wired, Jennifer López llevaba un corsé
futurista de Dolce & Gabbana. Giselle salió en la de Vogue con una estilizada prenda
negra de los italianos y Lady Gaga tuvo el honor de ser retratada para la cubierta de
Rolling Stone, envuelta en pompas de jabón, con su corsé de plástico transparente de
la Señorita Pepy’s. «La llegada del siglo xxi ha convertido el torso en la nueva zona eró-
gena. Hasta el diseño de camisetas ha cambiado para exhibir una cintura mucho más

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 breve». Nos lo explica Simone, propietaria
y creadora de Exquisite Restraint, una
marca de corsetería artesanal california-
na. Con un impresionante currículo aca-
démico especializado en moda, historia
del vestido y modistería, Simone diseña
y confecciona con sus propias manos
corsés de formas y colorido lujuriantes:
«Un corsé es una prenda especial con un
significado diferente para cada persona: a
veces es funcional, otras fetiche. Pueden
llevarse por moda o para ocasiones espe-
ciales», comenta.
Una prenda sin edad pero con historia
«Recibimos encargos de tiendas y de
particulares de todo el mundo: Escocia,
Holanda, Alemania... Vienen chicas con
sus madres para comprarse un corsé para
una ocasión especial o para su traje de
novia. También distribuimos a tiendas en
Japón, el Reino Unido y Francia». Maya
Hansen es una diseñadora y corsetera,
con nombre de per-
sonaje de Marvel,
que trabaja en
una localidad
de la periferia
madrileña. Maya ha
obtenido gran acogi-
da con la colección que
presentó en el Ego de
Cibeles el pasado septiem-
bre: «La idea era hacer ver que
un corsé no significa ir vestida de
dama victoriana de la alta sociedad,
sino que puede ser una prenda total-
mente actual».
«Vendemos a todas las edades y
capas sociales, profesionales de 18
a 25 años principalmente», informa
Fernando González de Corsets UK,
gran productora industrial de cor-
sés. «Nuestros básicos han cambiado
poco en los últimos 100 años, pero los
hemos actualizado para incorporar mate-
riales y estilismos nuevos», informa Michael
Hammond de Axfords, Expertos del Corsé,
marca familiar británica que ha sobrevivido
a 130 años de historia. «Nunca han dejado
de estar de moda: nosotros hemos segui-
do vendiendo corsés sin parar y siempre
hay alguien que devuelve su popularidad:
Madonna en los años ochenta, la película
Moulin Rouge en los noventa y ahora Lady
Gaga y el renacer del burlesque».
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La historia del corsé se remonta a
la antigua Creta: en sus vasijas y frisos
vemos mujeres de cinturas estilizadas
ceñidas por prietas bandas oscuras. En
el Renacimiento, hombres y mujeres se
embutían en estructuras de madera y, en
el siglo xvi, Catalina de Medicis despertó
la admiración de los franceses con su
cintura de 32 centímetros. Sus súbditas
y cortesanas copiaron con celeridad el
armazón metálico de su invención que
envolvía el torso afinando el talle. Ni que
decir tiene que la moda pronto se propagó
a toda Europa.
La cabeza de María Antonieta cayó
bajo el filo de la guillotina mientras, por
obra y gracia de su complicado corsé, su
cuerpo seguía rígido y su talle esbelto.
Pero tal como la mujer necesitó integrar-
se en la vida activa, las exigencias del
corsé se hicieron más rigurosas quizá
como resorte de protección del poder y el
ego masculino amenazado. En el siglo xix
las mujeres pelearon por el voto, entraron
en las aulas de anatomía de las facultades
de medicina, aprendieron a nadar y a ir
en bicicleta y escribieron obras maestras
embutidas, desde su más tierna infancia,
en corsés tan apretados que impedían
que su sangre llegase al cerebro. Las
costillas se clavaban en el hígado, la
capacidad del pulmón se reducía a menos
nadya lev
de un tercio y hubo médicos horrorizados
al descubrir en autopsias un estómago
lobulado en dos partes unidas por un con- En la página anterior, conjunto romántico
ducto tan fino como una pluma de ave. La de Maya Hansen. En esta, Morgana
forma de S del corsé de la Belle Époque (a la izquierda y en la esquina inferior) y
Darenzia (a la derecha, con abanico) vis-
era tan inhumana como absurda.
tiendo corsés con formas voluptuosas y
tremendamente seductoras de Puimond.
Polémica candente «Hoy en día, el corsé es liberador, puesto
stephen lord
El siglo xx, con comodidades nunca que son las mujeres quienes deciden si
disfrutadas por la raza humana —agua lo llevan o no», asegura el diseñador.
«La mujer tiene el poder», dice Morgana.
corriente, cale-
facción, coches
autopropulsados,
analgésicos, anti-
bióticos y anticon-
ceptivos—, arrinconó
con odio, desprecio y
horror una prenda que para Londres de formas estilizadas y talla extra-small que, lo mismo que él, descubrió el corsé a
el feminismo y la economía se través de la estética extrema de la subcultura gótica.
había convertido en monstruosa. A «Cuando me pongo un corsé —dice Morgana—, nadie me obliga, soy yo quien está fas-
partir de la Primera Guerra Mundial, las cinada por esta prenda y no pienso que sea machista. Si acaso, es la mujer la que tiene el
mujeres tuvieron que esforzarse en pro- poder en ese sentido: si los hombres se debilitan cuando ven a una mujer encorsetada es
ducir bienes y servicios útiles a la socie- su problema». Morgana, que se inició en la moda (y sigue en activo) como fotógrafa, está
dad. Las faldas se recortaron y los corsés muy solicitada para catálogos, colecciones, videoclips y portadas de discos: para llevar
se redujeron y simplificaron gracias al uso corsé apretado hay que entrenarse y en las pasarelas las modelos se desmayan cuando
del caucho en los tejidos elásticos. En los tienen que reducir a la fuerza su cintura para desfilar con alguna de las nuevas creaciones
años sesenta y setenta se condenó a esta de alta costura.
prenda al ostracismo más absoluto. «El corsé no es una prenda para llevar todos los días —añade Maya Hansen—. No es un
«Hoy en día el corsé es liberador, pues- pantalón vaquero. Son prendas únicas para ocasiones muy especiales o para gente con
to que son las propias mujeres las que suficiente clase como para superar la idea de que el corsé es igual a sumisión. No es más
deciden si quieren o no llevarlo. Un corsé peligroso que llevar zapatos de tacón. Existen muchos tipos de corsé y los patrones actua-
acentúa la diferencia entre el busto, la les están adaptados a la silueta de la mujer y tratan de reducir sólo la cintura. Unos cinco
cintura y la cadera y hace que el cuer- centímetros en nuestros diseños, algo fácilmente soportable».
po parezca más femenino. Mucha «Es sólo una manera de conseguir sacar lo mejor del físico que tenemos. Lo mismo que
gente lo encuentra eróticamente arreglarnos el pelo o llevar tacones», dice Janice de Uptight Clothing, otra firma inglesa
atrayente». Habla Puimond, esta- que se inspira en los trajes de época y la estética folk y gótica para sus exuberantes y
blecido en California y creador preciosos trajes de fiesta y de novia. «Como dice una amiga corsetera —cuenta Morgana—,
de corsés de lujo y de fantasía llevar un corsé ha de ser como un abrazo. Si es el indicado para ti, no te va a doler».
tan bonitos como apreciados. La filosofía de Maya es muy clara: «Mis diseños se olvidan de las ideologías y sólo buscan
Su modelo favorita es Morgana, a una mujer romántica que quiere verse guapa». «No hay mujeres guapas y feas, hay mujeres
una valenciana establecida en que se esfuerzan y mujeres que no», sentencia Morgana. n
iberian black arts