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UNIDAD 9

EDUCACIÓN PARA LA PAZ

Introducción

Educar para la Paz es una aspiración pero también una necesidad, no sólo
porque posibilita la disminución de todo tipo de violencia (directa, estructural o
cultural), sino fundamentalmente porque es indispensable para que los
conflictos puedan ser transformados creativamente y de forma no violenta, “de
tal manera que creamos paz en la medida que somos capaces de transformar
los conflictos en cooperación, de forma positiva y creadora, reconociendo a los
oponentes y utilizando el método del diálogo” (Fisas, 1998).

Es por ello que esta clase está centrada en analizar el significado y


posibilidades de implementar una propuesta de Educación para la Paz al
interior de la escuela. Hasta ahora hemos conocido y reconocido situaciones
problemáticas dentro de la escuela como los conflictos, las situaciones de
violencia esporádica o permanente y la intimidación entre estudiantes. Pero
asimismo, hemos revisado también la importancia de generar un clima escolar
propicio para el diálogo y las relaciones basadas en el respeto y el
reconocimiento del otro como un legítimo otro. Hemos analizado estrategias de
resolución de conflictos como la mediación y hemos podido comprender con
mayor profanidad la complejidad de las identidades juveniles que muchas
veces condicionan el tipo de relación que establecen con los docentes y sus
pares.

En las dos últimas clases que restan, nos abocaremos a estudiar la educación
para la paz, en tanto posibilitadora de un proceso educativo para enfrentar los
conflictos, y formar en alumnos y comunidad educativa en general en
habilidades y actitudes para la resolución no violenta de los conflictos, bajo
principios de respeto, reconocimiento, tolerancia y no discriminación, y por
sobre todo comprender que todos somos sujetos de derechos y en dignidad.

Análisis de un caso

“Al inicio de año escolar, el director del colegio me propuso integrar en mi clase
a 3 niños peruanos que acababan de llegar a Chile. No pude negarme, e hice
oídos sordos a las madres que se me acercaron asustadas diciendo que
temían por la educación y buenas costumbres de sus hijos. Oí a algunos de
mis alumnos que, influidos por las conversaciones de su casa tenían quejas
contra sus nuevos compañeros. Todo el primer trimestre me la pasé observado
la situación, convenciendo a unos y a otros padres de que “las malas
costumbres” no pertenecen solo a los peruanos, que decir garabatos no es
exclusivo de estos niños, que quitar lápices o empujar en la fila pertenecía la
mundo de los niños y sobre todo que aquellos niños que usaban ropas
regaladas, que vivían en condiciones más desfavorables que el resto eran
seres humanos, fundamentalmente eso: Seres Humanos. Creo que este
principio me hizo resistir la presión. De otra forma no hubiera podido soportar
las innumerables quejas de las mamás miedosas.

En el aula el problema estaba oculto. Los tres niños peruanos se aislaron en el


recreo. El problema estaba latente, pero no podía hacer nada. Simplemente
aprovechar algunas horas de clase para hacer juegos cooperativos o incitar a
los niños para que compartieran los útiles.

Un día Francisca llegó triste. Le pregunté qué le ocurría. Me dijo que su abuela
le había pegado. Era mi oportunidad. Le pedí a los alumnos que colocaran sus
mesas y sillas formando una U para facilitar una asamblea. Comencé por una
pregunta. ¿Por qué pegan o castigan los adultos? Al principio, todos querían
hablar y se atropellaban unos a otros. Convinimos que era necesario que yo
moderara y que cada cual levantase la mano para pedir el turno de palabra.
Todos los inicios son difíciles. Cada alumno logró decir su opinión y ser
escuchado por los demás. Cuando la conversación parecía agotada , pregunté
por qué ellos se empujaban y pegaban en el recreo. Un niño habló para decir
que fulanito le había pegado. Fulanito dijo que él había empezado primero.
Saqué a los dos niños y por turnos expusieron sus problemas. Después les
recomendé que en un rincón de la sala se pusieran de acuerdo y me dijeron
qué habían decidido. Retornados a la asamblea no sé quién dijo que los
peruanos eran hediondos y flojos. Francisca dijo que ella no podía jugar con los
peruanos, porque su mamá y su abuela le habían dicho que eran malos. Los
niños estuvieron hablando toda la mañana sobre sus problemas. A veces
intervenía para preguntarles si sus afirmaciones eran porque las habían
deducido de sus experiencias o porque se las había dicho alguien. La mayoría
de las veces hablaban por boca de su familia. Decidí hacer algo en este
sentido.

Este caso se relaciona con la Educación para la Paz puesto que implica un
trabajo respecto de dos situaciones experienciales: los prejuicios
discriminatorios y la resolución de conflictos. Ambas situaciones tienen en su
base la necesidad de promover en los alumnos el reconocimiento del otro
como un legítimo otro.

Acerca del concepto

Para definir qué se entiende por educación para la paz, es necesario primero,
comprender el significado y alcance de los dos términos, en sí mismos
complejos, que conforman esta propuesta educativa: educación y paz.

Podemos definir la educación, como un proceso a través del cual la persona se


construye como sujeto en la interacción con los otros y otras, que crea
condiciones para crecer en autonomía y libertad junto a otros/otras –siempre
con una mirada de responsabilidad y solidaridad con el otro /otra- , y que
facilita desarrollar al máximo el potencial de cada uno en igualdad de
oportunidades. Esta definición de educación inexorablemente requiere de un
espacio de encuentro y un tiempo de relaciones humanas, es decir de paz. Si
no hay paz es difícil fundar un proceso realmente educativo, donde más allá de
la instrucción basada en contenidos, se promueva un proceso de formación
que considere el desarrollo cognitivo, el desarrollo emocional y actitudinal.

Para definir qué entendemos por Paz, es necesario primero, diferenciar entre
paz positiva y paz negativa.

La paz negativa es la concepción predominante en occidente que pone el


énfasis en la ausencia de guerra o de violencia directa. En este caso, paz es
simplemente el antónimo de guerra.

La paz positiva, en tanto, se refiere a la reducción y prevención de la violencia


directa, pero pone el énfasis en la justicia. En este sentido, se persigue la
armonía social, la igualdad y la justicia, por tanto, la paz y, por tanto, la paz no
es tan solo lo opuesto a la guerra sino, sobre todo, la ausencia de violencia
estructural1, la armonía del ser humano consigo mismo, con los demás y con la
naturaleza. La paz desde este enfoque, no es entonces una utopía, es por el
contrario, un proceso donde no se rechaza el conflicto, sino por el contrario se
asumen y enfrentar desde un proceso de aprendizaje de resolución pacífica y
justa de ellos.

La paz, en sentido positivo, no es solo una forma de resolver los conflictos, sino
que supone un proceso individual y global de cambio. Para Galtung (1985), la
paz es definida como justicia social, un orden, un estado de cosas,
caracterizado por un elevado grado de justicia y una expresión mínima de
violencia.

1
El término violencia estructural alude a las formas de violencia y desigualdad generadas por las
estructuras sociales; es decir, a las desigualdades entre individuos, grupos y sociedades que impiden a las
personas satisfacer sus necesidades fundamentales, materiales y espirituales.
LA CONCEPCIÓN DE PAZ Y VIOLENCIA DE JOHAN GALTUNG2

PAZ

(Justicia social)

NEGATIVA POSITIVA
(Ausencia de violencia (Ausencia de violencia
personal) estructural)

VIOLENCIA
(Injusticia social)
deliberada manifiesta
no deliberada latente

física física
Personal o Directa Estructural o indirecta
psicológica
psicológica
Sin Con Sin Con
objetos objetos objetos objetos

2
V. Fisas, O.C., 73
Por su parte, Lederach (1984) concretiza el concepto de paz incluyendo los
siguientes elementos:

- La paz es un valor, un ideal multidimensional que está conectado


con todos los niveles de la existencia humana.
- La paz y la violencia deben enfocarse en términos de
“autorrealización”. El individuo y la sociedad tienen que librarse de
todos los elementos que impiden gozar de una vida digna.
- La paz es un orden de “reducida violencia” y “elevada justicia”.
- La paz es un proceso caracterizado por la ausencia de
condiciones o circunstancias no deseadas (guerras, marginación,
hambre…), y por la presencia de condiciones y circunstancias
deseadas (respeto y ejercicio de los derechos humanos,
resolución no violenta de los conflictos, distribución equitativa de
los bienes y del poder…).

Ausencia Negativa
de guerra
Directa
Violencia
personal

PAZ
VIOLENCIA

justicia Reducida violencia


Estructural Positiva
violencia Elevada justicia

EJERCICIO
DERECHOS HUMANOS
VIOLACIÓN
RESPETO
Educación para la paz

La Educación para la Paz surge gracias a los aportes de los organismos


internacionales (ONU, Consejo de Europa, OEA, etc.), del movimiento de la
Escuela Nueva (Congreso de Praga de 1947, Montessori, Dewey, Rosselló,
Freinet…) y el movimiento de Investigación sobre la paz (Peace Research),
nacido con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial como resultado de la
violación violenta y despiadada de los derechos humanos.

Si bien el proceso de desarrollo de la educación para la paz a lo largo del siglo


XX y el presente ha sido extenso y diverso, es importante puntualizar algunos
aspectos característicos, que de acuerdo con José Tuvilla se pueden agrupar
de la siguiente manera3:

1. La Educación para la paz pretende alcanzar la consecución de un nuevo


orden internacional basado en un concepto de paz positivo, de modo
que las relaciones en cualquier nivel (individual, familiar, social, nacional,
internacional) tengan como resultado la resolución noviolenta de los
conflictos y la justicia.

2. La paz, de este modo entendida, equivale a la práctica real de los


derechos humanos en su dimensión económica, social y política, de
manera que esta paz no representa un simple ideal más o menos
utópico, sino que está sostenidos por unos principios contenidos en la
Declaración Universal de Derechos Humanos que conforman la
conquista y lucha de la Humanidad por el bienestar, el reconocimiento
de unos derechos inherentes al ser humano y el modo universalmente
aceptado de sociedad aspirada. Por esta razón, de aquí en adelante
hablaremos de educación para la paz y los derechos humanos.

3. La educación para la paz y los derechos humanos se legitima, sea o no


aceptada esta legitimación dentro de las políticas y administración
educativas, por un conjunto de resoluciones, acuerdos, convenios,
pactos y declaraciones de los organismos internacionales. La educación
para la paz y los derechos humanos es necesaria, para la práctica del
derecho a la paz. El derecho a la paz define y sostiene esta educación.

4. La educación para la paz no puede restringirse sólo al marco de la


escuela o de las instituciones educativas, sino que abarca la realidad
total de la persona, la sociedad y el mundo en constante desarrollo. La
educación para la paz, por tanto, se configura desde múltiples
dimensiones y se extiende desde ángulos diferentes de acuerdo con el
sujeto educado.

5. Siendo la paz, la justicia y los Derechos Humanos procesos complejos y


su construcción veraz comprende realidades también complejas y
diferentes, debe, por consiguiente, la educación para la paz, difundir,
informar y formar conforme a los estudios realizados por la investigación

3
Tuvilla, 1993, p. 21
sobre la paz.
6. La educación para la paz y los Derechos Humanos como acción
concreta y específica debe inspirarse para su realización en los
pensamientos y experiencias pedagógicas que, a lo largo de la Historia
de la Educación, han tenido como objetivo la formación y desarrollo de la
persona integral, solidaria y fraterna.

7. La educación para la paz y los Derechos Humanos no puede entenderse


como acción neutral, puesto que pretende unos objetivos muy diversos a
los tradicionales. Esta educación tiene una dimensión política, en cuanto
que, no sólo busca la construcción de la paz como ausencia de guerra,
sino fundamentalmente como justicia. Este objetivo es, en definitiva, la
transformación de las relaciones y estructuras de poder, la
transformación de la sociedad misma.

A partir de lo anterior, al unir los términos educación y paz (positiva), se


reconoce en la educación para la paz y los derechos humanos un proceso
intencionado, orientado a4:

- Tomar partido en el proceso de socialización del individuo por


valores que alienten el cambio social y personal.
- Entender el acto educativo como un proceso activo-creativo.
- Poner el énfasis tanto en la violencia directa como en la
estructural, alentando la capacidad crítica y la armonía personal.
- Luchar contra la violencia estructural presente en el marco
escolar (competitividad, discriminación...)
- Crear una nueva sensibilidad que favorezca la aceptación y
comprensión del otro.
- Prestar atención tanto al currículum explícito como al oculto, es
decir, a la forma de organizar la vida en la escuela, la tolerancia,
la participación, la empatía y la solidaridad.

Educación para la Paz y los Derechos Humanos en la Escuela

Hasta ahora hemos enfatizado que la educación para la Paz y los Derechos
Humanos permea todas las instancias educativas. En este sentido, es un
proceso de educación a lo largo de toda la vida, y que por tanto no se agota en
el espacio escolar.

Sin embargo, el proceso de formación que ocurre en la escuela, es tal vez el


más significativo, por cuanto marca la personalidad y actitudes de los niños y
niñas que durante un periodo prolongado de su vida y de manera regular, se
socializan y forman en el marco de ciertos valores y pautas de comportamiento
que pueden ser potenciadores u obstaculizadores para el desarrollo de la
conciencia crítica y el ejercicio de valores como la solidaridad, la tolerancia y no

http://www.sodepaz.org/construyendolapaz/Construyendo%20la%20paz/construyendo%20la%20paz.htm
l
discriminación, la resolución de conflictos, etc.

Es por ello que implementar a nivel escolar (y no solo como un contenido


aislado) una educación para la Paz, es concebir el proceso educativo en tanto
un proceso continuo y permanente, fundamentado en los conceptos de paz
positiva y en la perspectiva creativa del conflicto.

Los principios que sustentan una propuesta de educación para la paz, se basa
en los siguientes principios educativos5:

- Educar para la paz es una forma particular de educación en valores.


Supone educar desde y para unos determinados valores, tales como la
justicia, la cooperación, la solidaridad, el desarrollo de la autonomía
personal y la toma de decisiones, etc., al tiempo que se cuestionan
aquellos que son antiéticos a la cultura de la paz, como son la
discriminación, la intolerancia, el etnocentrismo, la indiferencia e
insolidaridad, el conformismo, etc.
- Educar para la paz es una educación para la acción. Es algo más que
celebrar unas efemérides. Supone una invitación para la acción,
comenzando por nuestros comportamientos y actitudes como
educadores.
- Esta acción debe entenderse en la relación que debe existir entre el
microcosmos escolar y el macronivel de las estructuras sociales.
- Educar para la paz pretende recuperar la idea de paz positiva. En el
ámbito escolar, la educación para la paz comienza en el micronivel más
cercano, el aula, su organización e interacciones que en la misma se
producen. Ello significa:

1. Construir y potenciar unas relaciones de paz entre los actores del


proceso de enseñanza y aprendizaje.

2. La organización democrática del aula, fomentando la utilización de


estructuras didácticas que impliquen la participación de los alumnos y
las alumnas en el qué y en el cómo de lo que van a estudiar.

3. La creación de una comunidad de apoyo, mediante relaciones que


generen confianza y un clima positivo en el aula.

4. Educar para la paz en el ámbito escolar supone trabajar el concepto de


conflicto:
- canalizar la agresividad
- analizar y resolver los conflictos del grupo-clase
- cultivar la tolerancia y la afirmación de la diversidad

• Educar para la paz desde el curriculum escolar implica darle una


dimensión transversal de forma que afecte a todos los contenidos de
todas las áreas o disciplinas que se estudian pero también a la
5
http://www.sodepaz.org/construyendolapaz/Construyendo%20la%20paz/construyendo%20la%20paz.ht
ml
metodología y organización de la escuela y a la cultura escolar y de
relaciones interpersonales.

Objetivos educativos

Como hemos señalado anteriormente, la educación para la paz es un proceso


de enseñanza-aprendizaje que implica una ética personal y social
fundamentada en la convivencia en libertad y en igualdad, es decir, plenamente
democrática. Esta concepción se inspira “en el respeto y reconocimiento de
todos los convenios internacionales que reconocen los derechos humanos,
favorecen un concepto internacionalista y global de la sociedad humana, se
fundamentan en un carácter intercultural y mundialista, pretenden el desarrollo
de todos los pueblos y optan por el desarme como principio”6.

Ahora bien, para que esta concepción sea operativa en el proceso pedagógico,
es necesario convertirla en finalidades educativas, en objetivos de enseñanza.
En otras palabras, se requiere de unos objetivos que delimiten las capacidades
que la escuela quiere fomentar en las y los alumnos con la Educación para la
Paz. Entre los objetivos que se propone para ello están7:

- Descubrir, sentir, valorar y confiar en las capacidades personales y en la


realidad social que nos corresponda vivir, para superar las propias
limitaciones y dificultades, y que pueden contribuir a un desarrollo
positivo y optimista de la vida y el humanismo.

- Reconocer y valorar la propia agresividad como una forma de


autoafirmación bajo control permanente, capaz de ser puesta al servicio
de la superación personal y de actividades altruistas que favorezcan el
bien común.

- Desarrollar la afectividad, la ternura y la sensibilidad hacia quienes nos


rodean, favoreciendo el encuentro universal con los otros y valorando los
aspectos diferenciales más localistas y particulares (sexo, edad, raza,
religión, nacionalidad,...) como elementos enriquecedores de este
encuentro.

- Reconocer y afrontar las situaciones de conflicto desde la reflexión


serena sobre sus causas, tomando decisiones negociadas para
solucionarlas de una forma creativa, tolerante y no violenta.

- Actuar en la diversidad social y cultural con un espíritu abierto,


respetuoso y tolerante, reconociendo la riqueza de lo diverso como
elemento positivo que nos plantea el reto permanente de superación
personal y social de nuestra convivencia en armonía.

- Participar en actividades de autoafirmación, desarrollo y solidaridad con


otros pueblos y culturas, colaborando con organismos institucionales y
6
http://www.isftic.mepsyd.es/w3/recursos/secundaria/transversales/paz1.htm
7
Ibid
otras organizaciones sociales que potencien relaciones de diálogo, de
ayuda, de paz, de armonía y de denuncia de situaciones injustas.

- Conocer y potenciar los derechos humanos reconocidos


internacionalmente, favoreciendo una actitud crítica, solidaria y
comprometida frente a situaciones conocidas que atenten contra ellos,
facilitando situaciones cotidianas que permitan concienciarse de cada
uno de ellos.

- Valorar la convivencia pacífica con los otros y entre los pueblos como un
bien común de la humanidad que favorece el progreso, bienestar,
entendimiento y comprensión, rechazando el uso de la fuerza, la
violencia o la imposición frente al débil y apreciando los mecanismos del
diálogo, del acuerdo y de la negociación en igualdad y libertad.

De estos objetivos generales, es posible hacer una clasificación de aquellas


competencias necesarias y deseables en los docentes, alumnos y alumnas.
Ahora bien, a la hora de establecer criterios de clasificación de objetivos, es
importante responder siempre al axioma: “Ni el contenido, ni la forma de la
Educación para la Paz debe ser contradictorios o antiéticos al valor y al objetivo
que representan”.8 Entre las competencias esperables, es posible reconocer9:

1. Competencias intelectuales, en particular:

- Competencias ligadas a la expresión oral y escrita, comprendida la


capacidad de discutir, escuchar y defender opiniones.
- Competencias que hacen intervenir el razonamiento, tales como:

- Reunir y analizar material procedente de diferentes fuentes,


comprendidos los medios, y saber analizarlos para extraer
conclusiones objetivas y equilibradas.
- Saber reconocer los prejuicios, estereotipos y discriminaciones.

2. Competencias sociales, en particular:

- Saber reconocer y aceptar las diferencias


- Establecer con otros relaciones constructivas y no opresivas
- Resolver los conflictos de manera noviolenta
- Asumir las responsabilidades
- Participar en las decisiones
- Comprender la utilización de los mecanismos de protección de los
derechos humanos en los niveles local, regional y mundial.

Enfoques en la educación para la paz

El enfoque socioafectivo

8
Lederach, 1984.
9
Tuvilla, 1993.
La primera constatación en la educación para la paz es que en el camino de
formar personas con habilidades para tratar los conflictos y las relaciones
cotidianas de manera creativa y noviolenta, el mejor espacio de aprendizaje es
la práctica en la vida diaria. “El espacio educativo proporciona condiciones
cotidianas en las que poner en práctica estas habilidades. Podemos
aprovecharlas y controlarlas, además de crear otras nuevas; o, en cambio,
podemos dejar que los acontecimientos ocurran espontáneamente, sin
controlar lo que los alumnos y las alumnas aprenden en dicho espacio. En
cualquier caso, de este hecho deducimos que los medios – la forma que damos
a las actividades educativas y a la organización del aula y de la escuela son
fines en sí mismos puesto que se presentan como una forma irrenunciable de
aprender. Ello constituye uno de los objetivos básicos de aprendizaje de la
Educación para la Paz, cómo nos relacionamos con las personas y los
conflictos”10.

Desde esta perspectiva, la educación para la paz se sustenta en un enfoque


socioafectivo y problematizador que podríamos definir como “el desarrollo
conjunto de la intuición y el intelecto encaminado a desarrollar en los alumnos
una más plena comprensión, tanto de sí mismos como de los demás, a partir
de la combinación de experiencias reales y de su análisis” (UNESCO,
1983a:105).

El enfoque socioafectivo se estructura en diferentes etapas que van desde la


experimentación, la emoción, la cognición y la acción. Así, en una primera
etapa de experimentación “se vive una situación concreta. En un segundo
momento se explicitan las vivencias y sentimientos, con un trabajo
fundamentalmente afectivo a nivel micro. En la última etapa se generaliza y
traspasa lo que se ha vivido en las situaciones reales y se introducen
informaciones más vinculadas a contenidos cognitivos, para, finalmente
relacionar el nivel microsocial con el macro. Todo ello conduce a la adquisición
de capacidades de comprensión y posicionamiento frente a los temas objeto de
aprendizaje”11.

En otras palabras, “el conocimiento mejor es aquél que uno descubre


personalmente, con el que se enfrenta, examina y finalmente integra” (Jares,
1999:207).

Es necesario relevar, que metodológicamente este enfoque asume el rol


docente en tanto un facilitador del proceso educativo, un modelo transmisor de
valores, de formas de relacionarse, etc. Ello pone de manifiesto la necesidad
de la coherencia entre la forma de educar y la forma de vivir. Educar para la
paz exige un compromiso del profesor o profesora dentro y fuera del aula.

El enfoque sociocrítico

10
http://escolapau.uab.cat/img/educacion/anexo19e.pdf
11
Ibid
Anteriormente hemos señalado que la Educación para la Paz no es neutra. En
este sentido, el enfoque sociocrítico plantea que es necesario mirar la escuela
desde una visión ética y política, para desde allí, redefinir el currículum.

El currículum, en este enfoque, debería ser mayoritariamente abierto, el


llamado currículum oculto debería explicitarse para hacerlo consciente y, de
este modo, asegurar que transmite valores de paz. Explicitar el currículum
oculto implica evidenciar si las formas de convivencia existentes se
corresponden o no con los valores contenidos en la educación para la paz; si
es necesario realizar cambios; si hace falta organizar nuevas formas de
convivencia en las que se ponga en práctica el respeto a la diferencia; si hace
falta organizar nuevas formas de ejercer la autoridad con democracia, y/o un
nuevo estilo de docencia basado en metodologías socioafectivas y
problematizadoras.

Pero junto con la redefinición del currículum, es importante también definir los
contenidos en base a las necesidades socioculturales de los alumnos, y de los
valores universales. Por ello, y de modo de hacer coherente la selección de
contenidos con los objetivos antes señalados, es posible seleccionar algunas
miradas y propuestas temáticas desde donde implementar un proceso de
educación para la paz. Entre ellas12:

Educación en el Incorpora y promueve formas no violentas de


conflicto transformación de los conflictos. Trabaja contenidos
cognitivos para entender la dinámica de los conflictos
y conocer los principales conflictos mundiales.
Trabaja, además, contenidos afectivos y de
procedimientos, así como habilidades para que cada
persona sea capaz de responder positivamente y con
creatividad a los conflictos en los que participa.
Aprovecha los conflictos que aparecen en la vida
cotidiana de la escuela y el aula para analizarlos,
posicionarse y transformarlos con creatividad y sin
violencia, para, de este modo, llevar a la práctica un
aprendizaje vivencial y participativo para los alumnos,
y una cultura de la paz en el centro. La educación
para el conflicto se plantea estrechamente vinculada a
la educación para la “desobediencia crítica”13.
Educación en las Es importante ser capaz de identificar las propias
emociones emociones, reconocerlas y expresarlas, así como
reconocer y sostener las de los demás.
Educación en la Educar para desarrollar las posibilidades expresivas y
expresión y la creativas de las y los alumnos, facilita una
creatividad comunicación rica y promueve la capacidad de
encontrar soluciones a los problemas desde una
actitud flexible, fluida, abierta y perseverante.
12
Ibid
13
La desobediencia crítica implica la reacción ante situaciones que involucran injusticias o autoritarismo.
En este sentido, la educación para la paz lleva implícita la desobediencia a lo injusto y el fomento a la
responsabilidad, la democracia y el diálogo.
La educación para la Si consideramos la dignidad humana como un valor
diversidad fundamental, y el conflicto como elemento
enriquecedor, fuente de evolución personal y
colectiva, toma relevancia la necesidad de aprender a
convivir en la diversidad. La diversidad implica
contraste y divergencias, y, por lo tanto, es fuente de
conflictos que será necesario trabajar. Convivir con la
diversidad de forma pacífica implica tener que utilizar
constantemente herramientas de transformación no
violenta de conflictos.
La educación para Es fundamental conocer los derechos humanos como
los derechos esfuerzo para avanzar hacia una ética global de la
humanos paz, y como instrumento de defensa de la paz
universal.
La educación Ésta responde a la necesidad de integrar personas
intercultural procedentes de diversas tradiciones culturales que,
sin embargo, comparten un mismo territorio; que
conviven en una misma sociedad y, por lo tanto,
participan de una misma cultura, la cual –sean o no
conscientes de ello- construyen conjuntamente.
Actualmente el punto clave de este tema educativo es
la necesidad de dar respuesta a una nueva realidad
sociocultural que emerge en diversas zonas y barrios
de nuestro país. La educación para el conflicto y para
la diversidad es su base.
La educación para Vela para facilitar la comprensión internacional, tan
comprensión del necesaria en el marco de la globalización creciente.
mundo Es imprescindible, a pesar de la complejidad, que la
ciudadanía entienda las dinámicas de la globalización,
el complejo armamentístico-industrial, el sistema de
Naciones Unidas, etc.
La educación para el Necesaria para entender los mecanismos
desarrollo responsables de que convivamos muchas personas
con pocos recursos, y pocas con muchos. Permite
entender y tomar consciencia de las desigualdades e
injusticias originadas por el mal reparto de los
recursos a nivel mundial, y los mecanismos por los
que muchas personas no tienen las necesidades
básicas cubiertas. A partir de ahí, poder avanzar en
una cultura de la paz. También promueve el valor de
la solidaridad.
La educación Necesaria para aprender a valorar y a buscar formas
medioambiental para garantizar los recursos naturales para el
desarrollo de todas las personas y de los seres vivos,
ahora y en el futuro. Igualmente necesaria, para
aprender a respetar y convivir con otras especies. Por
último, necesaria para entender la crisis ambiental
actual.
La coeducación Necesaria para establecer relaciones justas y
respetuosas entre géneros con el fin de preservar la
dignidad humana del 50% de las personas, las
mujeres.

En palabras de X. Jares (1999:124) “La Educación para la Paz es un proceso


educativo dinámico, continuo y permanente, fundamentado en los conceptos
de paz positiva y en la perspectiva creativa del conflicto, y que a través de la
aplicación de enfoques socioafectivos y problematizadores pretende desarrollar
un nuevo tipo de cultura, la cultura de la paz, que ayude a las personas a
develar críticamente la realidad para poder hacerle frente y actuar en
consecuencia.”

Concluyendo

La educación para la paz, entendida en su triple finalidad: informar, formar y


transformar, constituye un necesario e importante proceso educativo dirigido al
diseño de estrategias que permita el desarrollo de la empatía, el
autoconocimiento, la capacidad creativa, comunicación y resolución noviolenta
de los conflictos. Para ello, docentes y estudiantes deberán analizar, desde la
reflexión y acción, los principios que sustentan una educación basada en los
valores de una paz positiva.

En esta clase nos hemos concentrado en la definición de conceptos y revisión


de enfoques que conforman la propuesta curricular y pedagógica de una
educación para la paz y los derechos humanos. En la próxima clase, nos
abocaremos al ámbito metodológico y programático, de modo que cada uno de
ustedes sea capaz de diseñar, de acuerdo a su realidad, una propuesta dirigida
a educar para la paz y los derechos humanos.

Bibliografía

Fisas, V. (1998). Cultura de paz y gestión de conflictos. Barcelona:


Icaria
Galtung, J. “Sobre la paz”, Fontamara, Barcelona, 1985.
Jares, J. Educación para la paz, Popular, 1999.
Lederach, J.P. El abecé de la paz y los conflictos, 2000.
Lederach, J.P.: Educar para la Paz, Fontamara, Barcelona, 1984.
José Tuvilla: Cultura de Paz: Un desafío para la educación. En:
http://tuvilla.blogspot.com/2007/01/cultura-de-paz-un-desafo-para-la_08.html
Manuel Mendez y Pilar Llanderas en: Educar en valores: Educación para la
paz.
http://www.isftic.mepsyd.es/w3/recursos/secundaria/transversales/paz1.htm
www.wikipedia.org
UNESCO, “La educación para la cooperación internacional y la paz en la
escuela primaria, Paris, 1983.
www.sodepaz.org
www.isftic.mepsyd.es
http://escolapau.uab.cat

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