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CAPÍTULO 1

LA EVOLUCIÓN HUMANA

La evolución es para nosotros, en la vida, una función tan inherente a la misma como lo
pueden ser la asimilación, la respiración y la reproducción. Es, mejor aún, una función de
funciones, pues ella implica y arrastra a las demás

Crusafont, Meléndez, Aguirre. BAC

INTRODUCCIÓN

En esta parte intentaré explicar algunas ideas sobre la evolución así como la
historia de nuestros ancestros más lejanos y sus relaciones filéticas, lo que permitirá
situar los descubrimientos de Orce y Cueva Victoria en un contexto
paleoantropológico.
En el primer capítulo resumiré algunas características básicas de la evolución
humana. En el segundo se discutirá acerca de nuestros lejanos orígenes, situados
por algunos investigadores en los albores del Oligoceno, por otros en el Mioceno,
para finalmente quedar fijados en el Plioceno.
En el tercero se discutirá la formación del género Horno, que merece una
consideración especial, pues a mi juicio constituye un salto cualitativo dentro de
la evolución humana, ya que en su formación se añaden a nuestro linaje importantes
atributos como el lenguaje y la tecnología, entre otros.
En el cuarto se argumentará una filogenia algo distinta de las usuales, pues
tras las investigaciones realizadas conjuntamente con el Dr. Ribot, estamos
convencidos al igual que otros autores como Olson y Falk, que los fósiles de los
yacimientos africanos de Laetoli (Tanzania) y Hadar (Etiopía), alejados por muchos
kilómetros y cuyos fósiles tienen diferencias morfológicas notables, deben incluirse
en especies diferentes aunque muchos autores (Johanson, Withe, entre otros) opinen
lo contrario y los sitúen en Australopithecus afarensis. También rescatamos de la
literatura paleoantropológica otras denominaciones sistemáticas como los géneros
Paraustralopithecus y Zinjanthropus.


296 Josr. GIBERT
ANTROPOCENTRISMO Y FINALISMO

El Dr. I. Tattersall se pregunta: -La evolución ¿para qué?" Y afirma: "Los


seres humanos son el resultado del mismo proceso evolutivo que produjo toda la
vasta diversidad de cosas vivientes. Pero no podemos sustraernos al pensamiento
de que somos significativamente diferentes del resto de la naturaleza. Lo cual
tiene muchas justificaciones, por supuesto, pues, mientras que nuestras
peculiaridades físicas no son más notables que las de otros muchos organismos,
nuestras capacidades cognitivas nos sitúan en una competición a la que no pertenecen
ni siquiera nuestros parientes vivientes más próximos. Por lo que sabemos, por
ejemplo, somos los únicos en la naturaleza capaces de contemplar el lugar que
ocupamos en ella".
Nuestra singularidad nos hace caer, con frecuencia, en un antropocentrismo
dominante, en ocasiones orgulloso y prepotente, que lleva a afirmaciones como
"El Hombre, el rey de la naturaleza", " El Hombre, ese Dios en miniatura" y otras
parecidas pronunciadas por eminentes paleoantropólogos. Me formé como
paleoantropólogo junto al Dr. Crusafont, con el que conviví diariamente durante
18 años, un largo período de tiempo. El Dr. Crusafont, junto al los Drs. Aguirre y
Meléndez, fueron los impulsores del evolucionismo en España en años difíciles y
lo hicieron a través del finalismo basado en las ideas del eminente paleontólogo
francés Dr. Tehilar de Chradin. Yo viví intensamente el finalismo, de forma
cotidiana, durante mi etapa de formación, hasta la lectura del libro de Monod "El
azar y la necesidad" y las fuertes discusiones que su publicación suscitó en España.
En otro apartado me extiendo sobre este particular. Es indudable que el finalismo
está basado en buena parte en el antropocentrismo, un mal dificil de atajar.
El paleontólogo debe estudiar los fósiles y compararlos con los taxones próximos
comprobando sus semejanzas y diferencias intentando ser objetivo, lo que equivale
a no dejarse influenciar en exceso por las hipótesis dominantes, aunque sea muy
difícil. Con sus datos y los de otros colegas debe construir sus teorías o perfeccionar
las ya existentes. Este ejercicio, es en ocasiones muy dificil teniendo en cuenta el
funcionamiento de la ciencia y su actual estructura; muy mediatizada por las
autoridades y los mecanismos de financiación.
En el caso de la Paleontología Humana, los nuevos descubrimientos deben
describirse con mucha precisión y situarse dentro del paradigma dominante u otro
alternativo, según sean las novedades que aporten. En la práctica, y como ya se ha
señalado en este libro, cada nuevo fósil supone una gran o pequeña revolución.
Así ha sido con los últimos hallazgos como Orrorin, Kenyanthropus, Sahelanthropus

EL HOMBRE DE ORCE
o los restos de Atapuerca, Dmanisi, Orce o Cueva Victoria. Los investigadores que
han descubiertos estos fósiles han intentado situarlos en el contexto evolutivo de la
familia Hominidae creando nuevos géneros, como M. Leakay con Kenyanthropus ,
los investigadores franceses con Orrorin y Sahelanthropus, o nuevas especies, como
Horno antecesor de la de Gran Dolina o la de Dmanisi con Horno georgicus. Los
especialistas contribuirán con sus aportaciones o criticas constructivas a situar estos
nuevos géneros y especies en el árbol evolutivo humano, suprimirlos por innecesarios
o incluirlos en otros antiguos o de nueva creación. La historia de la Paleontología
Humana es muy sorprendente y las discusiones, muy largas.
En todo este ejercicio, no cabe la menor duda, hay notables influencias de las
lecturas practicadas, las hipótesis escogidas, las discusiones con colegas y sobre
todo, hay una notable influencia del entorno inmediato del científico: sus amigos
y sus adversarios de paradigma. Esto último lo he podido comprobar, en directo,
en mis investigaciones de Orce y que, en parte, he reflejado en varios párrafos de
este libro.
Con todo este bagaje la ciencia progresa y así las ideas finalistas han perdido
fuerza, aunque el antropocentrismo siempre está presente de una manera u otra,
en nuestros pensamientos. Como consecuencia, Horno ya no es para la mayoría de
los paleoantropólogos. el fin de la evolución, y en su formación no han intervenido
fuerzas especiales. sino las mismas que han contribuido a la fijación de otros
géneros o especies. Otra cosa es cuando aparece la cultura.
Hasta hace muy poco tiempo, la evolución humana se explicaba, por muchos
investigadores, con una visión antropocéntrica, lineal y casi finalista, aún cuando
ya estaba derrotada. Así, el Dr. H. de Lumley formulaba en sus conferencias y
libros de finales de mediados de los ochenta, un discurso muy simple: los humanos
surgieron de los primates, adquirieron la posición bípeda y un gran cerebro,
fabricaron herramientas, aprendieron a domesticar el fuego y construir viviendas.
Fin del discurso. Eso sí, los árboles filogenéticos de Lumley eran muy barrocos y
tendenciosos algunos, como el de la exposición Primeuros, expuesto durante mucho
tiempo en el palacio de los Segura de Orce y que tuve la posibilidad de ver, eran
hasta peligrosos. Lumley tiene un discurso antropocéntrico muy arcaico.
Por suerte hay muchos investigadores en Paleontología Humana que han
razonado filogenias acordes con los nuevos descubrimientos. Casi todas tiene la
forma generalizada de árbol, es decir, desde un punto de divergencia entre los
homínido y los pánidos se producen diversificaciones, bifurcaciones que van
conformando la copa del árbol hasta llegar a Horno erectus, que es una especie

298 JosÉ GIBERT


solitaria y domina buena parte de la Tierra (Eurasia y África). En realidad las
filogenias de los homínidos no son muy diferentes a las de los suidos (cerdos) u
otros mamíferos del Plio-Pleistoceno (Gibert 1992). Horno, por lo tanto, se forma
mediante los mismos mecanismos que Sus o Equus.

EL SENTIDO DE LA EVOLUCIÓN

¿Tiene un sentido la evolución? Si se observa el árbol evolutiv oo desde las


primeras formas de vida hasta la actualidad, se podrán comprobar algunas tendencias
fáciles de observar. La primera y más importante es la gran capacidad de
diversificación de los seres vivos para ocupar todos los rincones del planeta, por
difíciles que sean las condiciones ambientales; y así hay seres vivos en aguas
sulfurosas, en aguas ligeramente saladas, a bajas temperaturas, en las grandes
profundidades. También últimamente- eso sí, gracias a la tecnología- en el espacio.
La segunda es la tendencia a la complejidad. En efecto, desde seres simples
con membranas sutiles, se pasa a esqueletos complejos como el de los artrópodos
o el de los vertebrados, y de sistemas nerviosos muy sencillos se derivan los
complejos circuitos neuronales de nuestro voluminoso cerebro, o surgen órganos
muy sofisticados como nuestros ojos.

La tercera se refiere al mínimo gasto, pues hay una cierta economía en la


conquista de los nuevos ambientes y así el medio terrestre se consigue mediante
una única fórmula basada en un esqueleto óseo compuesto por una columna
vertebral- una percha- de la que penden cuatros extremidades movidas por un
sistema muscular a base de palancas, que siguen, más o menos, las leyes de la
física. Con este mecanismo se consigue vencer la gravedad y conquistar la superficie
terrestre. Cabía la posibilidad más limitada, por ejemplo, de que la tierra se
colonizara con seres dotados de ruedas. Sin duda la evolución escogió la mejor
opción. Lo mismo podemos decir del medio aéreo, conquistado por dos
mecanismos: los insectos, con su esqueleto externo y los vertebrados, mediante el
esqueleto interno. La evolución, además, perfecciona el modelo inicial y así de
los reptiles, con un cuerpo adosado al suelo que les limita los movimientos, pasamos
a los veloces caballos o a los acróbatas humanos que retan constantemente la
gravedad.

Estos progresos tienen algunos problemas. Si el perfeccionamiento es de tal


magnitud que la adaptación a un ambiente es muy estricta, como por ejemplo el
de los parásitos, cuando se extingue la especie o mueren los individuos, se extinguen
o mueren los parásitos; así que hay otra tendencia clara en la evolución: no hay

EL HOMBRE DE ORCE 299


vuelta atrás, no hay retorno, sólo hay cambio y, al final, extinción. Los proboscideos
están dotados de una trompa muy útil formada por la unión del labio superior y la
nariz, que se inicia en el Eoceno y perdura, muy perfeccionada hasta la actualidad.
Los proboscideos se extinguirán con su apéndice muy perfeccionado, debido
muy probablemente, a un cambio climático que les limite su hábitat. Los caballos
actuales proceden de unos ancestros con tres dedos en las extremidades. Nunca
volverán a tenerlos. Sólo dispondrán de las pezuñas para correr veloces por las
praderas o sabanas, alejarse de sus enemigos y conseguir mejor alimento, hasta
que éste se acabe. Sólo hay evolución y extinción,. y si las adaptaciones son muy
estrictas con el medio, cuando este cambia, se extingue con él la mayoría de los
seres vivos que se han comprometido con el modelo.
En la evolución humana hay un buen ejemplo. Los australopitécidos
hiperrobustos se adaptan a una dieta muy estricta, de tal manera que cuando el
clima varía y la vegetación cambia se extinguen.
¿Por qué la evolución tiende a perfeccionar el modelo inicial y aumentar su
complejidad? Probablemente porque sea el único medio de conquistar nuevos
habitats. Cuando surgen nuevos ambientes como consecuencia de cambios
climáticos, los hominídos, junto con otros primates, los conquistan . Cuando se
inicia el retroceso de la selva y se instala la sabana en las llanuras rift africanos,
hay primates que se adaptan al nuevo ambiente, como el género Theropithecus,
entre los cercopitécidos, con una estrategia basada en la alimentación granívora y
el aumento progresivo del tamaño corporal y, también, los primeros representantes
de la línea homínida como Preanthropus, mediante otra estrategia determinada
por la postura bípeda, dieta amplia, y gran crecimiento cerebral. La postura bípeda
se irá perfeccionando conforme nuestros antepasados se adapten mejor a los espacios
abiertos con nuevos géneros y especies.
Así, entre uno de los primeros pies, descrito por Clarke y Tobias en 1995
(Tobias 1997), denominado Little Foot -con más de 3 millones de años de
antigüedad y encontrado en el miembro 2 de Sterkfontein (Fig. 132, 133) en
Sudáfrica-, hasta el pie del "Niño de Nariokotome" (Horno ergaster),- con 1,6
millones de años-, o el nuestro, hay un notable perfeccionamiento tendente a una
mejor adaptación al bipedismo. Dice Tobias " Little Food pertenecía claramente a
un homínido de rasgos simiescos en la parte delantera del pie. Estos rasgos
convertían el dedo gordo en algo semejante a un pulgar, y al pie en su conjunto en
una extremidad prensil como la que hubiese sido ideal para acomodarse a las
actividades arbóreas.

Jost GIBERT
Chimpancé Stw 5 7 Humano moderno

Figura 132.- Pie de chimpancé, Little Foot (Stw 573) y humano actual. Tomado de Boyd y Silk 2001.

Figura 133.- Pie de chimpancé, Little Foot y molde del pié del Dr. P.V. Tobias. Diapositiva cedida por
el Dr. Tobias.

EL HOMBRE DF: ORCE 301


El astrágalo parecía estar más cerca de la morfología humana moderna, aunque
de un tamaño muy pequeño. El escafoides revelaba una morfología humana en el
centro, y una morfología de chimpancé en el lateral. Semejante al chimpancé era
también la cuña medial, salvo por la forma de su superficie de articulación con el
cuneiforme. Finalmente el metatarsiano y su superficie de articulación con la
cuña medial, eran notoriamente similares a las del chimpancé".
En otras palabras, desde el extremo proximal al distal había un sendero
morfogenético desde lo más humano (astrágalo) a lo más simiesco (en el
metatarsiano)." La evolución del pie es en mosaico, pero hay cambios que permiten
una mayor estabilidad, y pasar de un pie adaptado a la vida arbórea, con posibilidades
de marcha bípeda, a otro sólo apto para andar y no para trepar. Hay por lo tanto
una perfección en el sentido de que nosotros, los Homo sapiens sapiens somos
mejores marchadores que los Preanthropus o los Australopithecus y por lo tanto
nuestros ancestros los Homo habilis, con postura bípeda correcta, pudieron
adentrarse en la sabana y recorrer los bordes de los lagos buscando nuevos alimentos,
mientras que los Preanthropus debían permanecer alrededor de los bosques abiertos
sin poder explorar la rica sabana.
También hay aumento de complejidad del modelo inicial, como puede verse
en la evolución del cerebro de los vertebrados, pues desde uno muy simple situado
en uno de los extremos de la columna vertebral, como es el de los peces o los
reptiles, hasta el humano, hay un notable incremento de la masa cerebral y de su
complejidad.
Pero en ocasiones el modelo no se perfecciona y permanece estable durante
millones de años, como la "Cacerola de Filipinas" o el Celacanto, que son formas
adaptadas a unos ambientes que no han variado a lo largo del tiempo.
En conclusión: se puede afirmar que el sentido de la evolución no es otro que
el cambio constante, y su finalidad llenar de seres vivos todos los ambientes de la
Tierra; Seres vivos que, en algunos modelos como el de los vertebrados, tienden
a ser cada vez más complejos.

MECANISMOS EVOLUTIVOS

La tercera revolución científica tras la de los presocráticos y la copernicana,


es la darwiniana. Con Darwin, la evolución queda demostrada con hechos, pero
los mecanismos de los cambios no se descubren hasta época muy reciente cuando
se redescubren las leyes de Mendel y la genética las relaciona con las mutaciones.
En este momento se formula la "Teoría Sintética de la Evolución" por los biólogos

JOSE GIBERI
Dobzhansky, Mayr y el paleontólogo Simpson, que visitó varias veces el Instituto
de Paleontología, pues le unía una buena relación con Crusafont. Esta teoría intenta
explicar la evolución mediante los cambios producidos por las mutaciones y que
son fijados en los genes por la selección natural.
Desde hace ya algún tiempo hay notables críticas a esta teoría, pues según
varios autores, estos mecanismos no pueden explicar los cambios que conducen a
la formación de órganos tan complejos como los ojos humanos o el cerebro.
No soy experto en genética y no puedo entrar en discusiones complejas sobre
mutaciones y selección, pero como paleontólogo sí que puedo constatar que algunos
cambios de la litosfera o del clima influyen en la evolución. Así, por ejemplo,
toda la evolución humana se inicia en una región tropical. el este africano, próximo
al Ecuador y en una depresión muy característica como es la del rt ft. En esta fosa
tectónica se forma el primer bípedo Orrorin y a partir de él todo el desarrollo de
los homínidos hasta su salida de África, por lo que las principales etapas de todo
este proceso, desde los 6 millones de años hasta los 150.000 o 200.000 años. se
desarrollan en el rift y en climas tropicales o muy templados. Esto se debe a que
en esta zona se dan las características óptimas para que los mecanismos evolutivos
(cuales quiera que sean) funcionen como son, cambios climáticos frecuentes y
gran diversidad de biotopos en un espacio reducido con abundantes recursos
energéticos y agua. El Dr. Y. Coopens, le llama "La historia del Este y del Oeste".
En el este se forman los homínidos y en el oeste quedan relictos los pánidos.

MODELOS EVOLUTIVOS

La Teoría Sintética de la Evolución presupone un modelo gradualista. Es


decir las mutaciones y la selección natural producen pequeños cambios que se van
incorporando al organismo y éste va evolucionando sin saltos, con adaptaciones
constantes al nuevo medio.
Los paleontólogos estamos apartados del mundo de la genética, en el sentido
de que sólo podemos especular con especies fósiles ("paleoespecies") caracterizadas
por criterios morfológicos, a ser posible refrendados por la estadística. No podemos
identificar los cambios morfológicos con cambios genéticos. Sin duda los cambios
morfológicos tiene su origen en mutaciones, pero no se puede establecer una
relación directa. Los complejos cálculos de poblaciones que hacen los genéticos.
no tienen traslación en paleontología de vertebrados o humana.
Por otro lado, el tamaño de las poblaciones en paleontología de vertebrados es
muy limitada, y en paleoantropología mucho más, pues en ocasiones se tiene que

EL HOMBRE DE ORCE 303


teorizar con un solo ejemplar, como en el caso del "Niño de Taung" o el de Orce,
así como en muchos más, en casi en todos. Lo he dicho en varias ocasiones, la
Paleontología Humana desafía a la estadística. Este hecho, el tamaño de la población,
es determinante a la hora de definir las paleoespecies de los homínidos o de los
vertebrados, pues las variaciones de las poblaciones son muy desconocidas, a lo
que se añade otra complicación:las diferencias morfológicas derivadas del
dimorfismo sexual, muy acentuado en algunos taxones.
Los paleontólogos, a la hora de establecer relaciones entre los fósiles, nos
tenemos que guiar por las semejanzas y diferencias observados con criterios
derivados de la Cladística, que atiende fundamentalmente a las relaciones de
parentesco, o de la Taxonomía Evolutiva, que combina las adaptaciones con el
parentesco.
Simpson, el único paleontólogo de los tres fundadores de la Teoría Sintética
escribió poco sobre evolución humana. En su libro: "El sentido de la Evolución"
dedica un capítulo a la "Posición del Hombre en la Naturaleza", en el que discute
sobre la condición humana pero no sobre los fósiles. Dobzhansky, y Mayr sí que
lo hicieron. El primer libro de Mayr se publicó en España en 1968. La obra se
titulaba. "Especies animales y evolución". El de Dobzhansky se publicó el año
siguiente con el sugerente título: "Evolución Humana".Los tengo en mi biblioteca,
muy subrayados, pues recuerdo que los leí con enorme interés. Creo que ambos
contribuyeron a renovar el pensamiento de los jóvenes licenciados de aquellos
lejanos años, que tan necesitados estábamos de nuevos conocimientos. La lectura
de estos libros es recomendable en estos tiempos, especialmente algunos capítulos
teóricos.
En los respectivos capítulos, ambos autores (Dobzhansky, Mayr) reducen la
evolución humana a tres etapas: los australopitecus, Horno erectus y Horno sapiens.
Esta simplificación contribuyó a afianzar en cierta medida la hipótesis finalista,
por lo que muchos paleontólogos de la generación de Crusafont se adhirieron a la
Teoría Sintética, que resultó dominante en los años setenta.
Dobzhansky hace al final de su libro un elogio a Tehilar: " Tehilar de Chardin
designó a la dirección que sigue la evolución como "El Punto Omega" Estas
grandes ideas no pueden ser demostradas por hechos establecidos científicamente.
Van más allá del conocimiento acumulado; basta con que no estén en contradicción
con dicho conocimiento. Para el hombre moderno, tan desesperado y sumido
espiritualmente en este amplio universo que aparentemente no tiene significado,
las ideas evolutivas de Tehilar de Chradin constituyen un rayo de esperanza".

304 JosÉ GIBERT


Esta teoría, por otro lado, contribuyó a racionalizar las nomenclatura en
Paleontología Humana, pues los paleoantropólogos tenían la tendencia a crear
especies nuevas con casi todos los fósiles que encontraban. Así actuaron, Broom,
Koenigswal, e incluso L. Leakey.
Los paleontólogos de vertebrados y los paleoantropólogos vemos en la
observación cotidiana de los fósiles que, en la mayoría de los casos, no hay cambios
graduales. Recuerdo que Crusafont me encargó, hacia el año 1967, un trabajo
sobre la transición de los reptiles a los mamíferos, en particular sobre un grupo
que él denominó "Ambulatides", en los que creía ver caracteres de mamíferos.
Estábamos bajo la influencia del finalismo y la Teoría Sintética, por lo que debía
esforzarme en encontrar cambios graduales, lo que me resultó imposible, entre
otras razones por la carencia de fósiles. Abandoné el trabajo y me dedique al
estudio de los primeros mamíferos, algo que resultó ser muy interesante.
Los paleontólogos de vertebrados vemos cambios bruscos a lo largo de la
historia geológica. Muchos de estos cambios son debidos a las grandes extinciones,
como el sucedido entre el Cretácico y el Eoceno con la extinción de los dinosaurios
y el surgimiento de los mamíferos. Otros son debidos a la aparición de nuevos
taxones que, con frecuencia, constituyen nuevos órdenes. Los mamíferos, por
ejemplo, se inician en el cretácico y se desarrollan de una manera explosiva en el
Eoceno. Yo los estudié en los yacimientos de Cuenca (Uña) y Teruel (Galve)
donde coexistían con los dinosaurios. Estos primeros mamíferos eran de reducido
tamaño y con variadas morfologías dentarias. Muy probablemente, sólo un pequeño
grupo de ellos con dientes próximos a los de los insectívoros, derivó en los
mamíferos placentarios que surgieron con una gran variedad de taxones en los
albores del Eoceno.
Estos cambios bruscos, así como la ausencia de "formas intermedias", han
contribuido a afianzar en el mundo de la paleontología un nuevo modelo evolutivo
denominado "Equilibrio Puntuado". A diferencia de la "Teoría Sintética", la
formulación inicial se debe a un paleontólogo americano, el Dr. Eldredge, que la
elaboró estudiando los Trilobites de New York. A éste se añadió otro paleontólogo
muy conocido por sus importantes aportaciones teóricas, además de ser especialista
en serpientes: el Dr. Gould. Ambos publicaron un artículo denominado " Punctuated
Equilibria: An alternative to Phyletic Gradualism" que tuvo una gran aceptación
entre los paleontólogos y es objeto de constante discusión. A estos dos autores se
unió Cronin, un paleoantropólogo y aplicaron su teoría a la evolución humana.
que consideraron como uno de los mejores ejemplos de equilibrio puntuado.

EL HOMBRE DE ORCE 305


Según la teoría del "Equilibrio Puntuado", la evolución no es totalmente un
proceso gradual, sino que avanza a saltos, con momentos de evulución muy rápida
y otros de cierta estabilidad, llamados de estasis. En este modelo las especies
juegan un papel determinante. A diferencia de la Teoría sintética, en la que las
especies son consideradas segmentos de un linaje que varía lentamente dando
lugar a nuevos taxones, en esta nueva teoría son entidades reales que compiten
entre ellas y no los individuos, como sugiere el gradualismo, por lo que los cambios
son más bruscos. Como dice Tattersal las especies, como los individuos, nacen (en
la especiación), ocupan espacios de tiempo (de extensiones muy variables, pero
desprovistas de cambios significativios) y mueren (en la extinción). Si la especiación
alopátrida es la base para la formación de nuevos taxones, se puede atribuir a este
mecanismo evolutivo la falta de las "lagunas" en el registro fósil, ya que los
futuros taxones se habrían formado lejos, en corto espacio de tiempo por lo que
sería dificil localizarlos.
Sin duda la discusión continuará. Por el momento muchos paleontólogos de
vertebrados son partidarios de la teoría de Eldredge y Gould, mientras que los
micropaleontólogos, especialistas en fósiles unicelulares, son más adeptos a las
hipótesis de Dobzhansky, Mayr y Simpson. (Fig. 134)
En cuanto a la evolución humana, es cierto que aparentemente se ajusta más al
Equilibrio Puntuado que al gradualismo, sin embargo puede ser sólo una realidad
aparente causada por la falta de fósiles y así cuando aparecen y se sitúan bien, el
gradualismo no puede descartarse. Tal es el caso, por ejemplo de fósil Stw 252,
muy poco conocido y menos valorado, que puede ocupar una posición intermedia
entre Australopithecus africanas y Paranthropus robustas, lo que sugiere una
evolución gradual entre ambos taxones. Lo mismo sucede en la evolución de
Praeanthropus afarensis que puede dar lugar a Zinjanthropus boisei a través de
Parautralopithecus aetiopicus Por el contrario el origen de Horno habilis es dificil
de justificar por gradualismo.
El Dr. Carlos Ferrandez,que colabora con nosotros en las investigaciones de
Orce desde hace muchos años, es un gran experto en estos temas, y como especialista
en microfósiles, más partidario del gradualismo; comentó en una ocasión un ejemplo
en el que ambas teorías sirven para explicar la evolución de un mismo taxón,
como sucede con los équidos, en los que las extremidades evolucionan según el
modelo puntualista, mientras que los dientes lo hacen por el modelo gradualista.
(Fig. 135)

306 J OSE GIBERT



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Una medida de las diferencias entre las especies +
Figura 134.- Representación gráfica de Gradualismo y el Equilibrio Puntuado, tomado de Lewin 1994.

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Figura 135.- Evolución de los équidos. Esquema de Osborn, modificado por Meléndez 1977.

CAMBIO CLIMÁTICO Y EVOLUCIÓN HUMANA

Los cambios climáticos han sido frecuentes durante toda la historia de la


Tierra. Desde el Eoceno hasta la actualidad la temperatura media de la Tierra ha
descendido de 25 a 5 grados. Durante el Vallesiense, un período del Mioceno que
va de 12 a 9 millones de años aproximadamente, en el Valles-Penedes había una
abundante vegetación arbórea poblada de grandes simios, los driopitécidos, y la
fauna era más propia de un clima tropical que el mediterráneo actual. Al Vallesiense
siguió el Turoliense (de 9 a 6 millones de años) período en el que se inició un
cambio climático en el que se acentuó la aridez, y que llegó al máximo en el

EL HOMBRE DE ORCE
Rusciniense, período que coincide con una gran desecación del mar Mediterráneo
entorno a los 6 millones de años. Este hecho coincide, según Brain, con la formación
del continente helado de la Antartida.
En esta fase árida, seca y fría se inicia el retroceso de las selvas, la foil 'ación
de la fosa tectónica del rift africano y la primera y más importante especiación de
los homínidos, pues la línea de los pánidos (Subfamilia Paninae) formada por los
géneros actuales Gorilla y Pan, se separa de los homínidos (Subfamilia Homininae),
cuyo único representante actual somos nosotros, Horno sapiens sapiens. En este
momento se sitúan Orrorin y Sahetlanthropus considerados por algunos
paleontropólogos como los primeros representantes de nuestro linaje. Así que este
cambio climático tiene una importancia capital en la evolución humana.
Este período frío es fácil de detectar por criterios geológicos y paleontológicos,
pues el retroceso del Mediterráneo determina que los ríos peninsulares penetren
hacia el interior del mar formando profundos cañones. A nivel paleontológico se
detecta fauna africana en los sedimentos continentales como los camellos y algunos
ratones. En general las grandes cambios climáticos producen cambios en la fauna
y la flora que en la mayoría de los casos son perceptibles por las extinciones o
migraciones de algunos taxones. El polen, cuando se encuentra, tiene un gran
poder resolutivo para detectar cambios climáticos, pues la flora es más sensible
que la fauna a estas variaciones.
A estos criterios se añaden otros basados en los isótopos del oxigeno que se
estudia en las conchas de los moluscos marinos. Teniendo en cuenta la gran
continuidad de los sedimentos marinos se obtiene una secuencia muy fiable de las
variaciones térmicas, menos acusadas que las continentales. Hay otros métodos,
como el ensayado por Menocal, de detectar arenas continentales en fondos marinos
bien datados. Estas arenas son el producto de un clima árido en el que este tipo de
sedimento, tan finos es trasportado por los vientos, hasta el mar.
También el nivel eustático es indicio de cambios climáticos, pues las costas
oscilan en función de las regresiones o transgresiones marinas derivadas de las
acumulaciones de los hielos en los polos como consecuencia de los enfriamientos.
Hay tres grandes regresiones marinas que ocasionan los correspondientes períodos
erosivos detectados en todo el planeta. Son las fases erosivas Acquatraversa,
Aulliense y Cassiense datadas en 2,4; 1,8 y 0,9 millones de años respectivamente.
Todos estos métodos coinciden en que hay cambios climáticos con máximos
en 2,4; 1,8 y 0,9 millones de años que tienen influencia en la evolución de los
mamíferos y, por lo tanto, en los homínidos. A estos períodos añadiría otro, situado

305 JOSÉ GIBERT


entorno a 1,6 millones de años, detectado por el polen (Suc, 1984) y quizás también
por fauna.(Fig. 136)

MEDI TERRANEAN
STRAT 1- PALEO- NORTH SEA
GRAPHY MAGNETISM CLIMATE CLIMATE
(Rynn , 1973) ZONES dryness SOASES ZONES tempereture
tSuc.19&2 3-2 Zs9snin,1960-1974) 5 4 3 2 1

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Figura 136.- Esquema de las cambios climáticos se gún Suc. 1984.

EL HOMBRE DE ORCE 309


Entre los 2,6 y 2,4 millones de años se detecta un máximo de frió, denominado
por los palinnólogos europeos Pretigliense, caracterizado por la llegada de los
elefantes y equidos modernos (Mammuhtus y Equus). Los proboscideos modernos
de colmillos curvados llegados de Asia, extinguen a los Anancus, un proboscideo
de colmillos rectos, y los équidos modernos con una sola pezuña (monodactilos)
llegados de América del Norte, extinguen a los équidos tridáctilos relictos del
Mioceno, los Hipparión. El primer representante del género Equus en España se
encuentra en el yacimiento del Rincón 1 (Albacete).
En África los períodos fríos europeos se traducen en ligeros cambios climáticos
con lluvias menos intensas, lo que determina el retroceso de las selvas y el
progresivo avance de la sabana, pero los rigores climáticos son menos acusados
que en las regiones septentrionales. El período frió, que se inicia en los 2,6 millones
de años y llega al máximo a 2,4 millones de años, coincide con un momento de
máxima diversificación de los homínidos, pues de dos géneros ( Kenyanthropus,
Praeantropus ) y tres especies (K. platvops, E africanus y Eafarensis) se pasa a
cuatro géneros (Praeantropus, Parautralopithecus, Australopithecus, Horno) y cinco
especies (E. garhi, E aetiopicus, A. africanus, H. habilis {A1-66-1 }, H. rudolfensis
{UR 501 }). A. africanus tiene una edad imprecisa situada entorno a los 3 millones
de años.
A los 1,8- en la fase erosiva Aulliense- se inicia en las áreas septentrionales (y
por lo tanto en Europa) el período frió Euboroniense con dos fases (según los
datos polínicos). Desde el punto de vista paleontológico está caracterizado por la
llegada a Europa, procedente de Asia, de Canis etruscus, un antepasado del lobo
actual. En África, según los datos polínicos de Bonefille, hay un máximo de
aridez en la región de Olduvai.
Esta crisis afecta poco a la evolución de los homínidos en África. Lo único
que puede señalarse es la aparición del primer Horno ergaster bien caracterizado
(KNM-ER 3733) datado entorno a los 1, 8 millones de años (Wood, 1991). Sin
embargo quizá sea este el momento escogido por los homínidos para salir de su
cuna africana, y se produzca la primera emigración del genero Horno como
discutiremos más tarde.
En Orce la regresión Aulliense puede corresponderse con el nivel rojo inferior
de la sección Galera-Venta Micena (Fig. 39) que tenemos bien datado entorno a
estas fechas, pues está situado cerca del techo del cron Olduvai. Por encima de este
tramo está el yacimiento de Fuentenueva 1 en el que puede encontrarse el primer
Canis etruscus, y a pocos metros de este yacimiento se localiza el segundo tramo
rojo que puede atribuirse a una regresión y relacionarse con la segunda pulsación
fría del Euburoniense detectada por Suc.

Jose GIBERT
Casi en contacto con este segundo tramo rojo se encuentran los yacimientos
de Barranco del Paso y Venta Micena, en los que se han descrito los primeros
representantes de la fauna africana en Europa como Hippopotamus antiquus y
Equus granatensis, asociados en Venta Micena a Allophaiomys pliocaenicus, un
arvicólido procedente ( muy probablemente) de la estepas rusas más meridionales,
que coloniza Europa occidental en la segunda pulsación fría del Euburoninse. Así
que la entrada de la fauna africana en Orce se produce en la segunda pulsación fría
del Euburoniense.
Una pregunta clave para mí es si Horno llegó a Orce en la primera o en la
segunda fase fría del Euburoniense. Si colonizó Europa en la primera fase le basta
para emigrar, la cultura manifestada en este momento por las industrias olduvaienses,
pero si emigra en la segunda fase y coincide, en su viaje, con la fauna africana, a
lo mejor precisa de algo más. La presencia de Horno en Dmanisi a 1,7 sólo con
industrias líticas y casi sin fauna africana, sugiere que la salida de África depende
exclusivamente de la tecnología. Veremos que sucede en Orce.
La última crisis climática del Pleistoceno inferior, correspondiente a la fase
erosiva Cassiense comprendida entre 1,2 y 0,9 millones de años, tiene importantes
efectos desde el punto de vista paleontológico y paleoantropológico, pues se extingue
la mayor parte de la fauna con origen en el Plio-Pleistoceno y se instala una fauna
"glacial" que, con algunas variaciones, perduran algunos taxones hasta la actualidad.
En cuanto a la evolución humana, en África se extinguen los homínidos robustos
(Paranthropus robustus y Zinjanthropus boisei) y Horno erectus queda como único
representante del género Horno.
A modo de epílogo, quiero señalar que los cambios climáticos afectan muy
directamente la evolución humana y la demostración más clara está en épocas más
reciente que no abarcamos en este libro, y que tiene que ver con la aparición de los
neandertales, directamente relacionada con las últimas épocas glaciares.

EVOLUCIÓN CULTURAL Y CAMBIO CLIMÁTICO

En otros apartados de este libro relaciono la cultura olduvaiense, la primera


que surge en toda la historia de la humanidad, con las primeras formas de Horno.
También argumentamos que Homo emigra de África hacia Java y Eurasia , hacia
el Caúcaso y Orce, con esta cultura. Al olduvaiense sucede el achelense de Konso-
Gardula, con aproximadamente 1,4 millones de años. Esta industria, mucho más
elaborada que el olduvaiense, está asociada a Horno erectus, que coloniza como
especie única, Eurasia y África, y perdura un millón de años aproximadamente

EL HOMBRE DE ORCE
desde las formas más antiguas de Sangiran en Java hasta Homo heidelbergensis de
aproximadamente 0,5 millones de años, lo que según los partidarios del equilibrio
puntuado sería una larga etapa de extasis. Es decir supera la crisis climática de
1,2-0,9 millones de años. Por lo que me inclino a creer que Homo erectus dispone
ya de una tecnología con la que puede superar las adversidades climáticas.

•■• JOSÉ GIBERT

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