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TERREMOTO EN JAPON: SUS

CONSECUENCIAS ...
 Publicado por GRACI DE OXUM el marzo 13, 2011 a las 12:07am

Como consecuencia del terremoto en Japón el eje de la Tierra se ha


desplazado 10 cm
y los días se hacen más cortos. Es el quinto mayor terremoto desde
que existen las encuestas sísmicas. El terremoto en Japón también ha
tenido un mayor impacto que del terremoto de Sumatra de 2004.

El impacto del terremoto que sacudió Japón , cambió el eje de rotación


de la tierra en casi 10 pulgadas. Es el resultado preliminar de los
estudios realizados por INGV, Instituto Nacional de Geofísica y
Vulcanología. Según Richard Gross, un geofísico de la NASA, la tasa
de rotación de la Tierra es mayor y causó una reducción de 1,6
microsegundos en la duración del día. Un microsegundo es la
millonésima parte de segundo. El terremoto de Sumatra de 2004
provocó un acortamiento de los días de 6,8 microsegundos.
IMPACTO - El impacto de este evento sobre el eje de rotación de la
tierra, dijo INGV, era también mucho mayor que la del gran terremoto
de Sumatra de 2004, que fue de 7 cm de lineales y dos milésimas de
segundo de arco ángulo, y probablemente sólo superado por
terremoto de Chile de 1960. El terremoto en Chile el año pasado
cambió el eje de la Tierra en unos 8 cm.
CLASIFICACIÓN DE LA INTENSIDAD - El terremoto del 11 de marzo
2011 se sitúa en el quinto lugar en el ranking de los terremotos más
fuertes jamás registrada desde que se realiza estudios sísmicos.
1 - El más fuerte ocurrió el 22 de mayo 1960 entre Temuco y
Concepción en Chile: 9.5 en la escala de Richter, se tradujo en 1.655
muertos, 3.000 heridos, dos millones sin hogar. Que desencadenó el
tsunami causó 61 muertes en Hawaii - no existían sistemas de alerta e
incluso se supo que un tsunami podría cruzar un océano entero - 138
en Japón, 32 en Filipinas.
2 - el segundo más fuerte sismo se registró 28 de marzo 1964 en
Alaska, el epicentro del terremoto de 9,2 grados fue en Prince William
Sound, cerca de Anchorage: los muertos fueron 113 para el tsunami y
en la crisis 15. En la cercana isla de Montague, la tierra se elevaba
hasta 13-15 metros. Valdez en el Golfo de la ola del tsunami alcanzó
una altura de 67 metros, 15 muertes se registraron en la costa de
California y Oregon, incluso en Cuba y Puerto Rico se llevó a cabo
pequeñas olas de marea.
3-9.1: es la magnitud del terremoto que todo el mundo recuerda muy
bien. El Día de San Esteban, 26 de enero de 2004, dos minutos antes
de las 8 am (hora local) en la placa se mueve de Asia más de la
subducción Indo-Australiana bajo Sumatra. El noroeste de la isla fue
devastada tras el tsunami en Tailandia se acercó y barrieron la costa
oriental de Sri Lanka, la India y en cuanto a Somalia, en el oeste. Los
muertos sumaron 230 000, pero algunas estimaciones hablan de 300
mil víctimas.
4 El 4 de noviembre 1952: costa sur-este de la isla Kamtchaka Rusia
(entonces soviético). Es un terremoto de 9 grados Richter, no hay
noticias de víctimas. Hawai tiene un tsunami de 3 metros

ACTUALIZACIÓN...
Científicos de la CNN han confirmado que los efectos del terremoto
sufrido por Japón tendrán repercusiones en la estabilidad geográfica
de la Tierra.
La isla de Honshu, la más importante de Japón, se habría desplazado
aproximadamente 2,3 metros hacia el este, según los cálculos de
dichos científicos.

Las consecuencias
económicas del terremoto
para Japón
Jorge Galindo | 14 de marzo de 2011 | 6 Comentarios

Además de la obvia tragedia humana y de destrucción masiva, el terremoto


de Japón va a tener efectos realmente duros a largo plazo sobre la
economía. Entre un 2% y un 8% en 2011, según a qué experto preguntes.
Echemos un vistazo a distintos ámbitos relevantes. Sin pretender una
explicación exhaustiva, iremos desde abajo, desde la base, e iremos
acumulando factores hacia arriba, para construir la pirámide de la catástrofe
económica a la que puede enfrentarse Japón:

1. Energía: como todos los medios se han encargado de recordarnos, Japón


tiene casi un 30% de su energía puesta en el sector nuclear. Más allá del
ajetreo por el potencial desastre en Fukushima, parece que durante las
siguientes semanas va a faltar energía en el norte del país porque, además
de las nucleares, otras muchas plantas han sufrido daños irreparables.
Mientras, claro, Rusia se frota las manos. Incrementar la dependencia
energética nunca es una buena noticia, y menos aún cuando estás en una
isla y tus vecinos son China y Rusia. No quieres depender de ellos, aunque
sea temporalmente, porque eso encarece la producción, hace disminuir el
consumo y genera mayor inestabilidad.

2. Transporte: las redes del norte han quedado seriamente afectadas.


Ferrocarriles, aeropuertos, carreteras… Japón, eso sí, es un país que ha
gastado mucho en obra civil en los últimos quince años, utilizándola de una
forma keynesiana (algunos dirían “perversamente keynesiana) para
compensar el déficit de otras áreas de la economía. La parte buena es que la
infraestructura aguanta relativamente bien y hay bastantes redes
secundarias. La mala es que, como siempre que existen redes facilitadoras
en un país basado en la industria y los servicios avanzados que implican
movimientos de personas, la economía depende bastante de ellas. Así que
será necesario reconstruir. Eso, claro, es dinero. Público, en su mayor parte.

3. Industria: ya sabemos que Toyota, el mayor fabricante de automóviles


del mundo y una de las principales empresas niponas, ha cesado toda su
actividad hasta el miércoles, pero esto solo es la punta del iceberg. La
industria es un 25,3% del PIB de Japón, y se concentra sobre todo en el
norte (no es así; muchos de las principales fábricas de la industria
automovilística, sin embargo, sí se sitúan en la costa este). Con el transporte
a medio gas, los sectores clave (basados todos ellos en la exportación) se
verán seriamente afectados. Hará falta una fuerte inversión para recuperar
infraestructuras y cadenas de producción y transporte. Cosa que será difícil
de por sí, como explicaremos en el punto 5. Por otra parte, los problemas de
suministro energético también ralentizarán la recuperación de la industria
nipona, por descontado.

4. Exportaciones: simplemente, se van a hundir durante las siguientes


semanas. Japón tiene más de un 12% de su PIB puesto en la exportación.
Sin transporte, con déficit de energía, y la industria severamente afectada,
simplemente no se puede hacer frente a todos los pedidos. No nos
engañemos, ahora mismo hay muchas empresas (principalmente chinas)
que estarán al acecho para aprovechar la oportunidad y cerrar contratos con
clientes que necesitan provisión sí o sí. Si asumimos que los mercados son
de competencia monopolística y que cada demandante no compra
necesariamente a quien mejores condiciones le ofrece (es decir, el mercado
no es eficiente asignando preferencias per se), este movimiento es
perfectamente posible. Japón puede perder así un buen puñado de clientes
importantes para siempre.

5. Déficit público: es una obviedad decir que esto le está costando


muchísimo dinero al Gobierno nipón, pero es una obviedad necesaria. La
ingente cantidad de dinero que va a hacer falta para arreglar las
infraestructuras energéticas y de transporte, así como los paquetes de
estímulo necesarios en industria y exportaciones, van a hacer que un Estado
ya de por sí muy endeudado (más del 200% sobre el PIB) tenga que buscar
financiación de nuevo. La única “suerte” es que Japón se endeuda
esencialmente de manera interna, con préstamos de agentes privados
grandes (bancos japoneses) y pequeños (bonos, vamos).

6. Expectativas: es la cúspide de esta nada agradable pirámide. Un Estado


que en algún momento ha de llegar a su límite, un país destrozado, una
economía estancada que acaba de recibir un golpe de gracia, y una
población extremadamente envejecida es el peor cóctel posible para generar
expectativas positivas en una economía occidental. SImplemente, no se ve
cómo Japón va a poder crecer. Esto va a ahondar en la falta de consumo
que se venía dando hasta ahora (con repuntes ocasionales), así como en el
proceso de envejecimiento (menos hijos) y en la asignación de las
inversiones productivas.

En definitiva, una tormenta perfecta para una economía que llevaba, más
que una década, varios lustros perdidos.
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CONSECUENCIAS SOCIALES DEL TERREMOTO DE


KOBE O GRAN TERREMOTO DE HANSHIN-AWAJI (JAPÓN) , 17 DE
ENERO DE 1995.
Introducción.
Un seísmo de cierta importancia, además de conllevar pérdidas de vidas humanas y daños
físicos a las personas, tiene un coste económico directo derivado de la pérdida o daño de los
bienes y propiedades públicos o privados como carreteras, oficinas, casas, escuelas,
infraestructuras eléctricas, de telefonía etcétera, que se tienen que reponer o reparar.
También tienen un coste económico indirecto para la región afectada por la destrucción de las
infraestructuras productivas, como son las fábricas y las oficinas así como por la destrucción
de servicios que las sostienen, y que llevan a una pérdida de medios de vida e ingresos para
la población. Además la interrupción de servicios de agua y electricidad puede tener
consecuencias graves para la salud de la población e incrementar el gasto sanitario por la
aparición de enfermedades infecciosas agravado cuando, además, se interrumpen los
sistemas de recogida de basuras y procesamiento de la misma. En definitiva, todos estos
costes pueden repercutir en el desarrollo humano y económico a largo plazo de una región
con alto riesgo sísmico, además de ser un desincentivo para futuros inversionistas.
En cierta forma, los costes económicos y sociales se pueden predecir cuando es conocido el
llamado “riesgo sísmico” real de una región antes de producirse un terremoto de cierta
magnitud. Depende de una serie de “factores de riesgo”, a tener en cuenta:
1)La peligrosidad: o probabilidad de ocurrencia de un seísmo de cierta
magnitud en la escala Richter, en esa región y en un intervalo de tiempo
dados. Se calcula a partir del registro histórico.
2)La exposición: el número de personas existentes o bienes expuestos en
la zona de riesgo, como son zonas de contacto entre placas o zonas
próximas a sistemas de fallas.
3)La vulnerabilidad: el % de víctimas o de bienes perdidos que se
presupone habrían respecto al total expuesto y calculado a partir de los datos históricos, las
condiciones de edificabilidad y otros factores como infraestructuras existentes.

Coste social
1) Disminución de la calidad de vida por interrupción de los servicios públicos y
por el aumento de los atascos de tráfico al usar más el transporte privado.
2) Disminución de la llegada de bienes de consumo y alimentación a la ciudad por destrucción
de gran parte del puerto y de las autopistas de acceso a la ciudad.
3) Reducción de las actividades educacionales de la población escolar por destrucción de
escuelas o por utilización de éstas como refugio.
4) Daños sicológicos en niños, ancianos y deficientes psíquicos. Los largos periodos en los
refugios de acogida causaron fatiga mental especialmente en estos grupos.
5) Además podemos añadir la destrucción o daño de más de 68 tesoros o monumentos
nacionales: imágenes y templos budistas principalmente, la mayoría de madera y que
representan parte de la cultura e historia religiosa del Japón.

Consecuencias del terremoto de Japón en


centrales nucleares
El reciente terremoto con tsunami en Japón ha originado una peligrosa situación en una central nuclear
de Fukushima. 

Los daños causados por el fuerte seísmo han tenido repercusiones de diversa consideración en varias
centrales nucleares niponas, pero una en la prefectura de Fukushima es por ahora la que se halla en
una situación más preocupante, sobre todo después de la explosión registrada en un sistema de
bombeo. 

La población en las cercanías de la zona ha sido evacuada, y los esfuerzos de los equipos técnicos se
centran ahora en evitar que los reactores afectados se sobrecalienten hasta niveles catastróficos. 

Si los sistemas de contención fallan y la temperatura sube lo bastante como para provocar una fusión de
núcleo, la contaminación radiactiva sería mucho más grave que la registrada hasta ahora. 

Si la temperatura se mantiene controlada y no se producen nuevos desperfectos críticos, podrá decirse


que la situación está bajo control, dentro de la gravedad de lo ya ocurrido.

De entre los casos anteriores de emergencia nuclear, destaca el del accidente de 1986 en la central
nuclear de Chernóbil, en lo que entonces era la Unión Soviética.
Éste fue un accidente muy serio, con consecuencias graves para la salud, sobre todo para los miles de
trabajadores expuestos a la radiactividad en los primeros días, que recibieron dosis de radiación muy
altas, con muertes a corto plazo, y para los miles de afectados por cáncer de tiroides. 

El número final de muertes atribuibles al escape radiactivo de Chernóbil es difícil de estimar con
exactitud. Como alrededor de un cuarto de la población muere a causa de cáncer espontáneo, no
causado por la contaminación radiactiva, un aumento de muertes por cáncer en la zona de Chernóbil
inducido por la radiación, de aproximadamente sólo un 3 por ciento, es difícil de detectar pese a resultar
significativo. 

Sin embargo, tal como se recogió en un informe publicado por el Foro de Chernóbil (impulsado por la
ONU), del cual ya informamos en su día en NCYT, ya se observaron algunos aumentos de formas
particulares de cáncer (por ejemplo, la leucemia) en los operarios de las brigadas de emergencia. Dicho
informe, presentado en 2005, se basó en un estudio de 600 páginas, e incorporó el trabajo de
centenares de científicos, economistas y expertos en salud, evaluando el impacto de aquel accidente
nuclear tras casi 20 años. La cifra total de muertes que se barajó entonces está en torno a las 4.000. 

El efecto de la radiactividad sobre una población humana es un tema que, por desgracia, en Japón se
conoce muy bien. Japón es la única nación del mundo que ha sufrido un ataque nuclear.

En la Segunda Guerra Mundial, el proyecto Manhattan, nombre en clave del programa estadounidense
de investigación y desarrollo tendente a fabricar la bomba atómica, reunió a científicos de diversas
naciones, espoleados por el miedo a que los nazis fueran los primeros en desarrollar la bomba atómica
y que eso les permitiera vencer la guerra e imponer su régimen aterrador en todo el mundo. Trabajando
a marchas forzadas, los científicos del proyecto Manhattan lograron provocar en Julio de 1945 la
primera explosión nuclear artificial de la historia, en un polígono de pruebas de Nuevo México. 

Al mes siguiente, este desarrollo tecnológico fue empleado para lanzar sendas bombas atómicas en las
ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. El terrible poder devastador del átomo reveló a la
humanidad su tenebroso rostro. Decenas de miles de personas murieron en el acto y otras muchas
enfermaron y fallecieron posteriormente por culpa de la radiactividad.

Bastantes de los físicos nucleares que estuvieron envueltos en las investigaciones que condujeron a la
creación de la bomba atómica, se opusieron a que se emplease contra la población civil, y algunos se
convirtieron después en firmes opositores al uso de armamento nuclear. 

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