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Un error afortunado

Publicado el noviembre 17, 2010 por nabelcc

En el salón de clase había dos alumnos que tenían el mismo apellido:


Urdaneta. Uno de los Urdaneta, el más pequeño, era un verdadero dolor de cabeza
para la maestra: indisciplinado, poco aplicado en sus estudios, buscador de pleitos. El
otro Urdaneta, en cambio, era un alumno ejemplar.

Tras la reunión de representantes, una señora de modales muy finos se presentó a la


maestra como la mamá de Urdaneta. Creyendo que se trataba de la mamá del alumno
aplicado, la maestra se deshizo en alabanzas y felicitaciones y repitió varias veces que
era un verdadero placer tener a su hijo como alumno.

A la mañana siguiente, el Urdaneta revoltoso llegó muy temprano al colegio y fue


directo en busca de su maestra. Cuando la encontró, le dijo casi entre lágrimas:
“Muchas gracias por haberle dicho a mi mamá que yo era uno de sus alumnos
preferidos y que era un placer tenerme en su clase. ¡Con qué alegría me lo decía
mamá! ¡Qué feliz estaba! Ya sé que hasta ahora no he sido bueno, pero desde ahora lo
voy a ser”

La maestra cayó en la cuenta de su error pero no dijo nada. Sólo sonrió y acarició
levemente la cabeza de Urdaneta en un gesto de profundo cariño. El pequeño
Urdaneta cambió totalmente desde entonces y fue, realmente, un placer tenerlo en
clase.

La caja llena de besos


Publicado el enero 8, 2011 por nabelcc

Hace ya un tiempo, un hombre castigó a su pequeña hija de 3 años


por desperdiciar un rollo de papel de envoltura dorado.

El dinero era escaso en esos días por lo que explotó en furia, cuando vió a la niña
tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de Navidad.

Más sin embargo, la niña le llevó el regalo a su padre la mañana siguiente y dijo:
-” Esto es para ti, Papito “.

El se sintió avergonzado de su reacción de furia, pero, volvió a explotar cuando vió que
la caja estaba vacía. Le volvió a gritar diciendo:
-¿Que no sabes que cuando das un regalo a alguien se supone que debe haber algo
adentro?

La pequeñita volteó hacia arriba con lágrimas en los ojos y dijo:


¡Oh, Papito, no esta vacía, yo soplé besos adentro de la caja. Todos para ti, Papi!

El padre se sintió morir; puso sus brazos alrededor de su hija y le suplicó que
lo perdonara.
Se ha dicho que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por años
y siempre que se sentía derrumbado, tomaba de la caja un beso imaginario
y recordaba el amor que su hija habia puesto ahí.

En una forma muy sensible, cada uno de nosotros humanos hemos recibido
un recipiente dorado, lleno de amor incondicional y besos de nuestros
hijos, amigos, familia o de Dios. Nadie podria tener una propiedad o

posesión más hermosa que ésta. El Árbol de los


problemas
Publicado el noviembre 14, 2010 por nabelcc

Aquel día había resultado especialmente desafortunado al carpintero que la


buena señora había contratado para que le ayudara a reparar una vieja granja. La
cortadora eléctrica se había empeñado en no funcionar y ahora, cuando ya anochecía,
el viejo camión no quería arrancar.

-Yo lo llevo en mi carro hasta su casa -se ofreció amablemente la señora.

Casi no se cruzaron una sola palabra a lo largo de todo el camino. El rostro del hombre
era una estampa de desánimo y cansancio. Sin embargo, cuando llegaron, sonrió
penosamente e invitó a la señora a que entrara un momento en su casa para que
conociera a la familia.

Mientras se dirigían a la puerta, el carpintero se detuvo un rato frente a un pequeño


árbol y le estuvo acariciando sus ramas. Cuando entraron, ocurrió en él una
transformación sorprendente: su cara se iluminó con una ancha sonrisa, abrazó con
júbilo a sus hijos y besó con entusiasmo y cariño a su esposa. Se tomaron un café,
conversaron alegremente un rato y luego, al despedirse, acompañó a la señora hasta
su carro. Al pasar junto al árbol, la señora sintió curiosidad de averiguar qué es lo que
había hecho en el arbolito unos minutos antes que lo había transformado de ese modo.

-¡Oh, ese es mi árbol de problemas! -contestó sonriendo el carpintero-. Sé que yo no


puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es bien segura: no me los
llevo a la casa, no quiero atormentar con ellos ni a mi esposa ni a mis hijos. Así que los
cuelgo cada noche en el árbol antes de entrar en mi casa. A la mañana siguiente los
recojo, pero la verdad es que, durante la noche disminuyen y se debilitan mucho.

CÓMO FABRICAR HIJOS REBELDES

1.. Señalar con màs frecuencia y fuerza el error que los aciertos.
2. Exijo de mis hijos actitudes que yo no soy el primero en practicar.
3. Me aprovecho de que soy el padre para mandar a is hijos que me manejen asuntos
personales.
4. Pongo obstàculos a las actividades de mis hijos antes debo asegurarme de mi propia
tranquilidad.
5. Me dejo llevar por preferencias y simpat`+ias al evaluar, elogiar o castigar el
comportamiento de mis hijos.
6. Utilizo mis provilegios de ser padre para lograr beneficios y ventajas personales.
7. A los màs torpes de mis hijos les mando cosas difìciles y luego disfruto cuando les
hago notar el error.
8. Cuando mis hijos causan problemas o se portan mal, busco a los culpables para
castigarlos.
9. Estoy encima de mis hijos quiero que trabajen o estudien sin descanso.
10. Las cosas tienen que hacerse a mi modo, no conozco ni acepto otro.
11. Me es difìcl reconocer mis errores.
12. No escucho opiniones; impongo lo qu pienso , qunque no sea lo mejor.
13. Obstaculizo la participaciòn de mis hijos en eventos familiares o sociales, "porque son
una lata".
14. Sòlo doy òrdenes y aùn cuando puedan ser inadecuadas, no explico razones.
15. Utilizo mi autoridad formal de "Jefe" o "Padre", màs que mi influencia personal como
"Lider".
16. Presiono mucho a los menos capacespara que hagan las cosas que les mando como
yo les digo.
17. Me es muy dificil pedir perdòn cuando hiero u ofendo a mis hijos.
18. Soy con ellos irònico, burlòn, para que aprendan a hacer las cosas bien.
19. Utilizo comparaciones humillantes para resaltar o castigar conductas de mis hijos.
20. Me enojo con ellos cuando se equivocan y les retiro mi afecto, "para que entiendan las
cosas".
21. Fàcilmente recurro a los golpes o a los castigos fìsicos, para que me obedezcan.
22. Los castigo en forma injusta y frecuente.
23. Los insulto con ira y coraje, sobre todo cuando no hacen lo que yo ordeno.
24. Les impido manifestar sus emociones de miedo, llanto, tristeza y dolor.

CÓMO FABRICAR HIJOS TRIUNFADORES


Hábitos, actitudes y valores del padre adulto

1.. Señalo con màs frecuencia y fuerza el acierto que los errores.
2. Espero de mis hijos actitudes y virtudes que yo soy el primero en practicar.
3. No me aprovecho de que soy el padre para mandar a mis hijos a asuntos personales.
4. Facilito las actividades de mis hijos; antes que mis comodidades debo asegurarme de
su desarrollo.
5. Nunca me dejo llevar por preferencias y simparìas al evaluar, elogiar o castigar el
comprtamiento de mis hijos.
6. Jamàs utilizo mis privilegios de ser padre para lograr beneficios y ventajas personales.
7. A los màs torpes de mis hijos les mando cosas difìciles, y si fallan, los entreno
personalmente en la forma de lograr èxitos y aciertos.
8. Cuando mis hijos causan problemas o se portan mal, busco el motivo de su conducta.
9. Dejo en libertad a mis hijos para que estudien y trabajen sin esfuerzos desmedidos.
10. Acepto sugerencias y opiniones de mis hijos sobre còmo hacer mejor las cosas, en
cualquier aspecto de la vida.
11. Me es fàcil reconocer mis errores.
12. Escucho sus opiniones; generalmente evito imponer lo que pienso,aunque yo crea
que es lo mejor.
13. Participo con mis hijos en eventos familiares o sociales, "aunque sean una lata":
14. Evito presionar a los menos capaces, y muchas veces los dejo que hagan las cosas
como ellos creen que las deben hacer.
15. Cuando soy òrdenes prefiero explicar mis razones para darlas.
16. Utilizo mi influencia personal de Lider màs que mi autoridad formal como "jefe" o
"Padre".
17. Me es muy fàcil pedir perdòn cuando hiero u ofendo a mis hijos.
18. Nunca soy con ellos irònico ni burlòn, por ningùn motivo.
19. Nunca utilizo comparaciones humillantes para resaltar o castigar conductas de mis
hijos.
20. Evito siempre enojarme con ellos cuando se equivocan, y nunca les retiro mi afecto ni
mis caricias.
21. Evito por sistema recurrir a los golpes o a los castigos fìsicos.
22. Evito el castigarlos en forma injusta y frecuente.
23. Evito insultarlos con ira y coraje, sobre todo cuando no hacen lo que yo ordeno.
24. Les permito manifestar sus emociones de miedo, llanto, tristeza, dolor.
25. Les profetizo que les va a ir muy bien en la vida, con ese caràcter y esas cualidades
que tienen.

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