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(CONCEPTUALIZACIONES)
Comienza la implantación.
De 4 a 8 días
Termina la implantación.
De 12 a 13 días
Fetal
De 8 a 12 semanas Aparecen los genitales; ocurren
movimientos de brazos y piernas; empieza
a funcionar el sistema circulatorio.
Parto normal.
38 semanas
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La primera etapa del desarrollo prenatal es el período germinal, que abarca las
dos primeras semanas en la vida del feto. En ella, el óvulo fertilizado, o cigoto, se desplaza
hacia abajo por la trompa de Falopio hacia el útero, creando nuevas células mediante el
proceso de la mitosis. En él, los cromosomas reproducen copias exactas de sí mismos y se
dividen dando origen a otras células. En un lapso aproximado de 4 días el cigoto llega al
útero, y el óvulo fertilizado contiene ahora entre 60 y 70 células que forman una pelota
hueca. Antes que el cigoto se anide en la pared uterina se lleva a cabo la diferenciación
celular. El borde externo del cigoto se convertirá en el embrión, mientras que las otras
células se transforman en las estructuras que protegerán y nutrirán al embrión: la placenta,
el cordón umbilical y el saco amniótico. En el día sexto, el cigoto produce estructuras
filiformes, o villi, que le permiten extraer nutrimentos de la pared uterina. La implantación
completa en la pared uterina se realiza 12 días después de la concepción y es automática. Se
estima que un 58 por ciento de los cigotos no lograrán implantarse correctamente, poniendo
así fin al embarazo. Sólo 31 por ciento de las concepciones llegan a culminar en el
nacimiento de un niño.
La implantación del cigoto marca el inicio de la siguiente etapa del desarrollo
prenatal, el período embrionario. Entre la segunda y la octava semanas, aparecen todas las
estructuras básicas del niño. En los primeros días de esta etapa comienzan a funcionar la
placenta, el cordón umbilical y el saco amniótico. Son el sistema que apoya la vida del
embrión en desarrollo. Por su parte, la estructura embrionaria origina tres capas bien
diferenciadas de células. La capa más exterior, el ectodermo, se convertirá en el sistema
nervioso y en la piel. La capa intermedia, mesodermo, se convertirá en el aparato digestivo
y en los órganos vitales. Este impresionante proceso de diferenciación celular parece estar
regulado por reacciones químicas que se producen alrededor de las células. Antes de él,
todas las células del embrión son prácticamente idénticas, pero algunas se transformarán en
células cerebrales y otras en el recubrimiento del estómago, por su localización en el
embrión y por los mensajes químicos que recibe del ambiente circundante. En otras
palabras, ya están realizándose las interacciones genéticas y ambientales que influirán en el
proceso del desarrollo humano.
Durante las semanas tercera y cuarta del desarrollo prenatal empiezan a formarse
el corazón y el tubo neural que se convertirá en el sistema nervioso central; en la semana
sexta aparecen los inicios de los oídos y de los dientes debajo de la encía. La diferenciación
sexual ocurre entre las semanas sexta y octava. Si está presente un cromosoma Y, el tejido
de las gónadas comienza a diferenciarse y a formar los testículos, órgano sexual del varón.
Si no está presente, el tejido de las gónadas comenzará a formarse y originará los ovarios.
Los cromosomas sexuales han cumplido ya su misión; las hormonas prenatales segregadas
por los órganos sexuales (testículos y ovarios) moldean la diferenciación sexual a partir de
este momento, que entre otras cosas, abarca la formación de los genitales externos.
Al final de la octava semana se han formado los órganos y estructuras básicas del
embrión (corazón, hígado y sistema digestivo), y algunas comienzan a funcionar. Todo ello
se lleva a cabo cuando apenas mide 1 pulgada de largo. El rápido desarrollo de nuevos
órganos y sistemas hace al período embrionario muy vulnerable ante los agentes
ambientales que causan anomalías genéticas. La mayoría de los abortos espontáneos
ocurren en este período. Es la forma en que la naturaleza elimina los embriones con
anomalías cromosómicas o genéticas importantes que difícilmente sobrevivirían por su
cuenta.
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Calostro
Líquido turbio, parecido a la leche, con reacción alcalina, que empieza a segregar
durante la sexta semana de embarazo. Esta secreción aumenta en el curso de la gestación y
todavía más en los primeros días del puerperio. Es más espeso que la leche, de color
amarillento, rico en grasa y azúcar y consiste en un líquido que contiene prótidos y
numerosas gotitas microscópicas de grasa: los glóbulos del calostro, procedentes de células
epiteliales descamadas de los acini glandulares y de los conductos galactóforos. A partir del
tercer o cuarto día del puerperio, el calostro empieza a transformarse y se inicia la secreción
de la leche propiamente dicha.
El calostro se debe considerar un alimento concentrado, muy importante y valioso para
el recién nacido, que únicamente ingiere cantidades pequeñas.
LOS REFLEJOS: ARMAS DE AUTODEFENSA
Desconcertado por el aire, ruidos, luz y frío, el recién nacido enfrenta este nuevo mundo al
momento de nacer. Tiene poco o casi ningún control voluntario de sus movimientos, por lo
que está incapacitado para valerse de sí mismo sin contar con la permanente ayuda de otra
persona. Pero la naturaleza le da los “reflejos” como un arma de defensa propia necesaria
para sobrevivir.
quizás también se trate de un intento automático del animal pequeño para encontrar y
sujetarse de la piel de su madre.
-Reflejo natatorio:
Si se sostiene al niño horizontalmente, por el abdomen, puede ejecutar movimientos
natatorios.
-Reflejo de marcha:
Si se le sostiene vertical, apoyándolo ligeramente sobre una superficie firme, puede mover
sus pies como si fuera a caminar.
La importancia de los reflejos para el recién nacido, está en que son armas muy primitivas
que protegen su vida. Una ayuda que mitiga, en parte, la desvalida condición en que el
hombre llega a este mundo.
¿POR QUÉ LLORA UN RECIÉN NACIDO?.
Para entender el desarrollo social que posee el niño a tan escasa edad, es
necesario entender y asumir, a la vez que nos veremos enfrentados a los llantos del
pequeño. Estos llantos y gritos son la única forma de comunicación con las demás
personas, que los pequeños poseen. Sin duda, se trata de un arma muy primitiva, pero
muy sabia, que regala la naturaleza para que el recién nacido llame la atención a
quienes lo rodean.
Molestias típicas:
- Hipo.
- Coriza o falso resfrío.
- Regurgitación o falso vómito.
- Cólicos.
- Ombligo que sangra.
- Falsa recuperación del ombligo.
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continuada y repetida de numerosas “r – r- r”. Suena algo así como un lactante haciendo
gárgaras. A esta edad comienza también a pronunciar las primeras sílabas. Suenan en forma
confusa e imperfecta y es muy difícil de imitarlas.
Al final del 4° mes, los padres comprueban que el niño puede balbucear cuando se
siente particularmente satisfecho. Para el desarrollo global del lenguaje es fundamental que
se “hable” frecuentemente con el niño. Mediante este contacto, se eleva su estado de ánimo
y lo alegra.
Entre el 5° y 7° mes, el niño empieza con lo que corrientemente se llama “cotorrear”.
Pronuncia arbitrariamente todos los sonidos vocales y consonantes que conoce. En toda
esta mezcla de sonidos puede emitir algunas sílabas claramente pronunciadas. El lactante
cambia a esta edad el tono de los sonidos que pronuncia (a veces son graves, otros agudos)
y su intensidad ( en ocasiones grita mucho y en otras “habla” muy suave). Puede ser
estimulado por la madre, pero prefiere “cotorrear” cuando está solo y de buen humor.
En los meses 9° y 10° el niño empieza a duplicar las sílabas que ya ha dicho
aisladamente en los meses anteriores.
Estas dobles sílabas se entienden claramente y recuerdan a las primeras palabras
como, por ejemplo, “ma – má”, “pa – pá”. Se trata del primer intento serio de formar
palabras.
Entre los meses 11° y 12°, se alcanza un punto decisivo en el desarrollo de las
expresiones vocales. Antes, mediante estas últimas, daba a conocer sus estados de ánimo;
ahora lo hará con un “sentido” determinado.
El niño aprende poco a poco a asociar la palabra con la persona. Naturalmente, estas
primeras “palabras infantiles” tienen aún un significado muy amplio, el “guau, guau” no
sólo es el perro, sino cualquier animal de 4 patas.
Se establece así la base para las próximas etapas que tendrán lugar durante el
segundo año de vida y que posibilitarán al niño para expresar frases con verbo.
En el segundo año de vida, el niño empieza a formar algunos conceptos. Poco a poco
incluye en su vocabulario el nombre de los juguetes preferidos.
El niño y el juego
En el comienzo, el recién nacido no necesita de grandes elementos para jugar. Ha
descubierto su propio cuerpo y juega con él.
Durante el primer mes se pueden observar grandes adelantos en los movimientos del
niño. Así, los movimientos de succión están bien establecidos y existen muchos
movimientos experimentales espontáneos de todas las partes del cuerpo y un notable brío
muscular general.
El recién nacido aprende muy rápidamente a enfocar sus ojos sobre un objeto
llamativo y a seguir sus movimientos. La maduración general de sus ojos, oídos, el tacto
activo y destreza muscular, es rápida. Percibe primero el espacio próximo (el tamaño de las
cosas que puede alcanzar). El niño llega a apreciar espacios mayores sólo después de que
empieza a caminar. Al año de edad, como aún no tiene noción del espacio, tratará de
alcanzar la luna, de tomarla y se esforzará por tocar un rayo de sol.
El tacto es la primera forma de conocer las cosas. Responde al roce del pezón o a la
sensación de los brazos acogedores, mucho antes de aprender a ver el pecho o la cara de su
madre. Para él resulta un descubrimiento el que las cosas no pueden tocarse, sino
únicamente verse; aunque están ahí y existen. Este es el placer del juego del “escondite”.
Cuando la cara de alguno de los padres se pierde detrás de su pañal, el niño espera su
reaparición, gritando de júbilo.
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DESARROLLO COGNOSCITIVO
SUBETAPAS Y PENSAMIENTOS PREOPERACIONALES
La etapa preoperacional abarca de los dos a los siete años aproximadamente y se
divide en dos partes: el período preconceptual (de los dos a los cuatro años más o menos) y
el período intuitivo o de transición (de los cinco a los siete años).
El período preconceptual se caracteriza por un aumento en el uso y la
complejidad de los símbolos y del juego simbólico (de simulación). Antes el pensamiento
del niño se limitaba al ambiente físico inmediato. Ahora los símbolos le permiten pensar en
cosas que no están presentes de momento. Su pensamiento es más flexible (Siegler, 1991).
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Las palabras poseen la fuerza de comunicar aunque estén ausentes las cosas a que se
refieren.
Sin embargo, al niño siguen causándole problemas las principales categorías de la
realidad. No distingue entre la realidad mental, física y social. Por ejemplo, su pensamiento
está impregnado de animismo: piensa que todo lo que se mueve tiene vida – el sol, la luna,
las nubes, un automóvil o un tren. También muestra materialización: los objetos y las
personas de sus pensamientos y de sus sueños son reales para él; representa los objetos con
el mismo realismo de los que se hallan en su ambiente. En parte, tales modalidades del
pensamiento provienen de otra característica del pensamiento del preescolar (y de los niños
de menor edad): el egocentrismo. Con este término designamos la tendencia a ver y
entender las cosas a partir de un punto de vista personal, en forma muy semejante a como lo
hacía Winnie – the – Pooh en el texto con que se inicia el capítulo. El preescolar no es
capaz de distinguir el ámbito de la existencia personal de todo lo demás (Siegler, 1991).
El período intuitivo o de transición comienza hacia los cinco años de edad. El niño
comienza a distinguir la realidad mental de la física y a entender la causalidad,
prescindiendo de normas sociales. Por ejemplo, antes e esta etapa el niño puede pensar que
todo fue creado por sus padres o por algún otro adulto. Ahora empieza a entender la
importancia de otras fuerzas. Comprende muchos puntos de vista y los conceptos
relacionales, si bien no puede realizar muchas de las operaciones mentales básicas. Aunque
el pensamiento racional se perfecciona en este período, el niño también está dispuesto a
recurrir al pensamiento mágico para explicar las cosas. Si bien un niño de entre cuatro y
seis años sabe que un adulto no puede transformarse en niño y que la gente no puede
atravesar los objetos sólidos, la mayoría de los pequeños de esta edad cambiará de opinión
si un adulto narra un cuento como si fuera verdadero (Subbtsky, 1994).
REPRESENTACIÓN SIMBÓLICA
La diferencia más importante entre los infantes y los niños de dos años es el uso
de la representación simbólica. Esta designación indica el uso de acciones, imágenes o
palabras para representar objetos y hechos. La diferencia se observa con toda claridad en el
desarrollo del lenguaje y en el juego simbólico (Flavell y otros, 1993). Los niños de dos
años pueden imitar sucesos, roles y acciones pasadas. Un preescolar podría usar gestos para
expresar una secuencia de acontecimientos como viajar en automóvil. Con las sugerencias
adecuadas, representará una comida familiar, imitará a una niñera o encarnará una historia
de su libro favorito.
La capacidad de emplear números para representar una cantidad es otra
aplicación de la representación simbólica, lo mismo que la adquisición de las destrezas para
el dibujo y la expresión artística que comienzan durante la etapa preoperacional.
¿ Los procesos de pensamiento se vuelven más complejos con el uso
de símbolos (Piaget, 1950, 151). Los niños demuestran que perciben semejanzas entre dos
objetos cuando les dan el mismo nombre. Adquieren conciencia del pasado y se forman
expectativas para el futuro. Se distinguen de la persona a la cual se dirigen. La
representación simbólica les ayuda también en otras formas (Fein, 1981), gracias a ella son
más sensibles a los sentimientos y opiniones de los demás. Esta sensibilidad a su vez, les
ayuda a hacer la transición a un pensamiento menos egocéntrico y más socio-céntrico. El
pensamiento orientado a la sociedad tardará todavía muchos años en madurar.
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adquirir los conceptos más generales de que el tiempo existe en un continuo de pasado,
presente y futuro.
El conocimiento de las relaciones espaciales se logra durante el período preescolar.
El significado de palabras como “dentro”, “fuera”, “cerca”, “lejos”, “arriba”, “abajo”,
“encima” y “debajo” se aprenden de manera directa de las experiencias con el propio
cuerpo (Weikart y otros, 1971). En nuestra opinión, el niño aprende primero un concepto
con su cuerpo (gateando por debajo de una mesa) y luego con los objetos (empujando un
camión de juguete por debajo de una mesa). Más tarde aprende a identificar el concepto en
las fotografías o ilustraciones: "¡Mira el bote que pasa debajo del puente!”.
CONSERVACIÓN
Los problemas de conservación ideados por Piaget sirven para ejemplificar
algunas de las limitaciones del pensamiento preoperacional. El término conservación
designa el conocimiento de que, al cambiar la forma o el aspecto de los objetos y de los
materiales, no se modifica su magnitud. Consideremos los siguientes ejemplos.
CONSERVACIÓN DEL VOLUMEN
Piaget observó que en la etapa preoperacional, los niños no conservan el
volumen, como lo indica su problema clásico del líquido en distintos recipientes. Al niño se
le muestran dos vasos idénticos que contienen la misma cantidad de líquido. Cuando se le
pregunta “¿Son iguales?”, responde de inmediato “Sí”. Después, mientras el pequeño
observa, se vierte el contenido de uno de los recipientes originales en un vaso alto y
delgado. Luego, se le pregunta “¿Son iguales o diferentes?”. El niño suele decir que son
diferentes, quizás agregando que el recipiente más alto contiene más líquido. La centración
parece ser el problema, pues el niño se fija sólo en una dirección – la altura, por ejemplo -,
sin darse cuenta de que ocurre un cambio compensatorio en la anchura del vaso. Para el
niño, se trata de un problema perceptual, no lógico: se concentra simplemente en el aquí y
el ahora, de hecho el estado de los líquidos antes de vaciarlos es un problema distinto al de
su estado después de vaciarlos. En otras palabras, el vaciamiento no es importante desde el
punto de vista del niño.
También interviene la irreversibilidad: al niño no se le ocurre que el líquido en el
vaso más alto podría volverse a vaciar en el vaso original y que, por tanto, debe ser igual.
Una vez más al pensamiento del niño le falta una aproximación lógica.
CONSERVACIÓN DE LA MASA
En el ejemplo del vaso se aprecian las pruebas posibles de la conservación de la
masa, que ejemplifica un pensamiento preoperacional muy semejante al del problema del
líquido en distintos recipientes. En este caso al niño se le presentan dos bolas idénticas de
arcilla. Mientras observa, una
DESARROLLO DEL LENGUAJE
En el período preescolar, el niño amplía con rapidez su vocabulario, el uso de
las formas gramaticales y su comprensión del lenguaje como actividad social. En la
presente sección, examinaremos el conocimiento creciente que tiene el niño de la
gramática, las palabras y los conceptos; la influencia del habla de los progenitores; las
características de la conversación del niño que, entre otras cosas, incluye el contexto social
del lenguaje. Explicaremos también dos temas actuales muy importantes: los subdialectos
étnicos y el bilingüismo.
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y la realidad (Pellegrini, 1987). El juego brusco se observa en las culturas de todo el mundo
(Boulton y Smith, 1989). Sin embargo, en todas las culturas esta forma de juego es más
común entre los varones que entre las niñas; en un estudio se reveló que los niños
estadounidenses le dedican tres veces más tiempo que las niñas (Di Pietro, 1981).
Juego con el Lenguaje: A los niños pequeños les encanta jugar con el lenguaje. Ensayan
ritmos y cadencias. Combinan palabras para crear nuevos significados. Juegan con el
lenguaje para divertirse y verificar su comprensión de la realidad. Lo utilizan para
atemperar las expresiones de enojo. La función primaria del lenguaje – la comunicación
con significado – suele perderse en este juego. Los niños se concentran en el lenguaje como
tal, manipulando sus sonidos, sus patrones y sus significados para divertirse.
El juego con el lenguaje permite a los niños ejercitarse en el dominio de la gramática y en
las palabras que van a aprender. Entre los tres y cuatro años de edad, aplican ya algunas
reglas lingüísticas básicas y estructuras del significado. Hacen preguntas como: “¿No
podemos ponerles zapatos a las patas de la mesa?” y “¿Por qué no hay agua sentada como
hay agua corriente?” (Chukovsky, 1963; Garvey, 1977). Se sirven del lenguaje para
controlar sus experiencias. Los niños mayores emplean el lenguaje para organizar sus
juegos. A veces crean rituales sumamente complejos que deben cumplirse: siempre haz
primero esto y luego esto y después eso, y hazlo en forma muy específica. Al seguir los
rituales con cuidado, ellos controlan la experiencia (Schwartz, 1981).
POPULARIDAD Y ADQUISICIÓN DE HABILIDADES SOCIALES
Cuando observamos a los niños en la sala cuna, en un centro de atención
diurna o en un jardín de niños, es evidente que algunos gozan de gran popularidad entre
sus compañeros, no así otros. La popularidad puede dar gran estabilidad con los años: los
que son rechazados por sus compañeros en el jardín de niños tenderán a serlo también en la
primaria. Además, suelen presentar problemas de ajuste en la adolescencia y en la adultez
(Parker y Asher, 1987). Es, pues, importante entender las habilidades sociales que influyen
en la popularidad e identificar a los niños que son poco populares para enseñarles
habilidades de las que carecen.
Durante el juego, los niños populares son más cooperativos y por lo general
manifiestan más conductas prosociales y orientadas a otros que sus compañeros (Asher,
1983; Asher y otros, 1982). Estas conductas también son buenos indicadores de la
condición social en el primer grado (Putallaz, 1983).
En cambio, los niños poco populares y rechazados suelen ser más agresivos.
Las relaciones con los compañeros son un elemento decisivo de la socialización en la
vida de los niños y el éxito en éstas se basa en la adquisición de habilidades sociales; de ahí
la importancia de ayudar a los niños en el período preescolar, cuando sufren rechazo por
primera vez (Asher, 1990). Los adultos pueden ayudarles en dos formas por lo menos.
Primero, pueden enseñarles en forma directa las habilidades sociales por medio del
modelamiento y la inducción. Segundo, pueden ofrecer y propiciar oportunidades de
experiencias sociales positivas con los compañeros. En situaciones de grupos,
especialmente, pueden incorporar a los niños poco populares en las actividades colectivas y
ayudarles a aprender a relacionarse bien. Los niños necesitan oportunidades para jugar con
otros, lo mismo que espacio y materiales apropiados.
FUNCIÓN DE LOS COMPAÑEROS IMAGINARIOS
Muchos preescolares crean compañeros imaginarios y de juego que se vuelven
parte de sus rutinas diarias. Un compañero imaginario es un personaje invisible que al niño
le parece muy real (Taylor y otros, 1993). Los niños le dan nombre, lo mencionan en sus
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conversaciones y juegan con él. Los personajes imaginarios le ayudan a afrontar los
temores, le ofrecen compañía en los períodos de soledad y lo tranquilizan.
ETAPA ESCOLAR
El período comprendido entre los 6 y 11 años aproximadamente, corresponde a la
etapa de Latencia Psicosexual para Freud y al estadio de la Industria versus Inferioridad de
Eric Erikson.
Caracterización general del período de Latencia Psicosexual.
Según la teoría psicoanalítica, el período que se extiende entre los seis años a los
diez u once aproximadamente, corresponde al período de Latencia Psicosexual. Esta etapa
tiene su correspondencia en el estadio de Industria versus Inferioridad de Eric Erikson.
La Latencia es el período que sigue cronológicamente a la fase Fálica, dentro del
esquema freudiano de las etapas. En la secuencia de Erikson, el estadio que sigue al período
de la Iniciativa.
Hemos hecho referencia al período anterior porque es conveniente recordar que
para entender una etapa de desarrollo, hay que considerarla dentro de un contexto
estructural que englobe todo el ciclo vital. De este modo se desprende que al caracterizar
esta etapa, ha de tomarse en cuenta su inicio, su plenitud y su fin. El período es largo,
cuatro años aproximadamente. Cuatro años en que procesos maduracionales y de
aprendizaje van afinando un perfil, que en primera instancia, aparece con resabios del
período anterior y luego del apogeo de sus particulares características, pasa a confundirse al
final, con rasgos de la etapa siguiente.
Clara Thompson, entre otros, considera que la Latencia Psicosexual es un
producto sociocultural, dependiendo más de factores culturales ambientales que de una
declinación fisiológica del instinto. Acepta y reconoce el período de Latencia, pero como
una consecuencia de nuestra civilización. El mundo del niño se amplía. La misma entrada
al colegio le abre una caja de sorpresas. Las relaciones con sus compañeros, la novedad del
“mundo”, las experiencias del grupo de pares, absorben su interés quedando lo sexual en un
plano secundario.
La Latencia Psicosexual tiene características bien peculiares, pero no hay que
olvidar que es importante conocer el contexto sociocultural que da el marco de desarrollo al
latente, para comprender su idiosincrásica reacción.
El Desarrollo Social en el Período de Latencia Psicosexual
Alrededor de los seis años, en nuestras sociedades, se produce un gran
acontecimiento en la vida del niño, el ingreso a la escuela.
La entrada al colegio es un evento importantísimo en el moldeamiento de la
personalidad infantil.
El pequeño ha dejado atrás el ambiente cálido y afectivo de la familia o del
jardín infantil. Al ingresar a la escuela, experimenta la vivencia de un ambiente grande,
muy grande. Quizás se siente “perdido” entre tantos niños, más aún si no se ha dado la
preparación afectiva adecuada.
El niño tiene que aprender a conquistar por sí mismo su lugar en el grupo, a
adaptarse a normas y responsabilidades sociales. Comienza un nuevo desempeño de roles
en su vida escolar. El mismo grupo familiar exige de él ciertos aprendizajes que da la
escuela y ya se siente cierta ansiedad socializada respecto al éxito futuro del pequeño.
Durante el período de Latencia, el niño se vivenciará como miembro de un grupo
de pares, será uno entre tantos, irá conociendo la democrática igualdad frente a la ley.
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Pronto captará que los viejos recursos, como el llanto, ya no son eficaces y aprenderá
medios de adaptación adecuados a su nuevo rol y status.
Aparece una nueva fuente de ansiedad: el grado de adaptación o rechazo que se
experimenta frente al grupo de pares. La popularidad o reputación dentro del grupo es muy
significativa en la vida del niño.
El niño que ha cumplido satisfactoriamente las tareas del desarrollo propuestas
por las etapas anteriores, entra preparado a este nuevo mundo. Más, el que ha sido
sobreprotegido vivirá experiencias dolorosas en la interacción con sus pares.
En este período, el niño presenta normalmente un alto nivel de sociabilidad.
Tiende a formar grupos de juego o trabajo, preferentemente numerosos, en los cuales surge
generalmente un líder. Es importante destacar las diferencias que existen con respecto al
liderazgo, entre los grupos de varones y de niñas. En los primeros, el líder es el más fuerte,
el matón, “el que gana la pelea”. En cambio, en el grupo femenino, actúa como líder quien
se destaca por valores estéticos: la más bonita, la que tiene el cabello más largo, etc.
Esta característica suele ser utilizada eficazmente por los maestros para estimular el
rendimiento escolar. No obstante, es importante usarla en forma moderada, a fin de evitar
que los grupos más fuertes aplasten a los más débiles.
El estudio de la Industria, versus Inferioridad.
El proceso de socialización ocupa un lugar relevante en este período, como se ha
destacado anteriormente.
Erikson, en su particular interpretación del desarrollo social, señala que la
“Industria”, el trabajo, la producción del niño, es la tarea que debe lograr para superar la
crisis de esta etapa. Sin embargo, es importante recordar que este trabajo que el niño
realiza, lo desempeña en un medio nuevo, especial y característico: la escuela. Las
influencias sociales que ejercen sobre él los miembros que constituyen la comunidad
escolar, son determinantes. Las primeras vivencias frente a los compañeros, los primeros
hábitos y actitudes adquiridos en el aula o en el patio de la escuela, definirán en el niño la
clave de sus éxitos o fracasos posteriores. En esta interacción social, el niño experimenta
una serie de nuevos sentimientos que dependen del reconocimiento que logra frente a sus
maestros y especialmente a sus compañeros, por sus capacidades para producir. Así, el
sentimiento de seguridad no surge exclusivamente a raíz de tal o cual habilidad que el
sujeto posee, sino de la repercusión que tiene su trabajo en el ambiente social y de la
influencia educativa que se ejerce sobre él.
Para Erikson, el logro de la Industria significa un nuevo paso en
la configuración de su personalidad adulta.*
El niño debe entonces aprender, en este momento, el rol de trabajador. Comenzará
con sus tareas escolares, colaborará en el aseo y el ornato de la escuela y el hogar, ayudará
a su padre y a su madre en el desempeño de sus roles laborales y así, paulatinamente, irá
interiorizándose de los diversos papeles que realizará en su vida adulta. Es, entonces,
indispensable para su desarrollo que el medio social le permita intervenir y efectuar una
amplia gama de tareas y funciones. Si bien es cierto que el adulto muchas veces economiza
tiempo, realizando por sí mismo algunas labores en lugar de encargárselas al niño, también
es importante que tome conciencia del beneficio que se proporciona a éste esperándolo,
estimulándolo y dándole la oportunidad de desarrollarse.
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LA ADOLESCENCIA
Durante la adolescencia, cambia la apariencia de los jóvenes; debido a los
eventos hormonales de la pubertad, el cuerpo se transforma en el de un adulto. Así mismo,
cambia su pensamiento, comienzan con una búsqueda de identidad. Es normal el proceso
de desequilibrio constante durante el proceso de la adolescencia. Sobre esta base y teniendo
en cuenta el criterio evolutivo de la psicología, es que podemos aceptar que la adolescencia
más que una etapa estabilizada es proceso y desarrollo.
El adolescente atraviesa por desequilibrios e inestabilidad extremas, lo que se
denomina “Síndrome normal de la adolescencia”, que es perturbado y perturbador para el
mundo adulto, pero necesario, absolutamente necesario para el adolescente que en este
proceso va a establecer su identidad, que es un objetivo fundamental de este momento vital.
El adolescente no sólo debe enfrentar el mundo de los adultos para lo cual no está
del todo preparado, sino que, además, debe desprenderse de su vida infantil. Ahora, ya debe
aprender a ser independiente, ya no puede depender de sus padres como antes lo hizo, aquí
el adolescente tendrá que vivir duelos por lo que ha perdido.
En este informe nos adentraremos en las diferentes vivencias que pasa el
adolescente consigo, con los padres, con el mundo y todo lo que significa adolecer un
cambio y un gran cambio.
EL ADOLESCENTE Y LA LIBERTAD
Entrar en el mundo de los adultos, significa para el adolescente la pérdida
definitiva de su condición de niño. Es un momento crucial en la vida del hombre, lo que
implica cambios en todos los sentidos que van de niño a adulto, procesos psicológicos,
biológicos, cognitivos, etc.
Los cambios psicológicos que se producen en este período, que son correlatos
de los cambios físicos, llevan al adolescente a una nueva relación con los padres y con el
mundo. Y esta relación sólo se dará bien si los duelos por pérdidas del cuerpo de niño, por
la identidad infantil y por la relación con los padres de la infancia se viven lenta y
dolorosamente.
En esta etapa, tiene la sensación de dependencia e independencia extrema, es un
período de contradicciones constantes, caracterizado por fricciones con el medio familiar y
social. Tanto las modificaciones corporales incontrolables, como los imperativos del mundo
externo exigen al adolescente tener nuevas pautas de comportamiento. Estos cambios en los
que pierde su identidad de niño, implican la búsqueda de su nueva identidad que se va
construyendo en forma consciente e inconsciente, el adolescente comienza a elegir ídolos
con los cuales identificarse.
La pérdida que debe aceptar el adolescente por el cuerpo infantil es doble: la de
su cuerpo de niño cuando los caracteres sexuales secundarios lo ponen ante la evidencia de
su nuevo estatus con la aparición de la menstruación en la niña y el semen en el varón, que
les imponen el testimonio de la definición sexual y el rol que tendrán que asumir, no sólo
en la unión con la pareja, sino en la procreación.
Sólo cuando el adolescente es capaz de aceptar estos cambios simultáneos, puede
comenzar a surgir su nueva identidad.
El adolescente se presenta como varios personajes incluso frente a sus padres,
pero especialmente frente a personas del mundo externo, lo que nos da versiones
contradictorias sobre su madurez, su bondad, su capacidad, su afectividad, su
comportamiento e, incluso en un mismo día, sobre su aspecto físico.
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que impone cuidados, cautela y observación, contacto afectivo permanente y diálogo para ir
siguiendo paso a paso la evolución de las necesidades y de los cambios en el hijo.
EL SÍNDROME NORMAL DE LA ADOLESCENCIA
Las características de la adolescencia se pueden describir de la siguiente
“sintomatología” que integraría este síndrome: 1) búsqueda de sí mismo y de la identidad;
2) tendencia grupal; 3) necesidad de intelectualizar y fantasear; 4) crisis religiosas que
pueden ir desde el ateísmo más intransigente hasta el misticismo más fervoroso; 5)
desubicación temporal, en donde el pensamiento adquiere las características de
pensamiento primario; 6) evolución sexual manifiesta que va desde el autoerotismo hasta la
heterosexualidad genital adulta; 7) actitud social reivindicatoria con tendencias anti o
asociales de diversa intensidad; 8) contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones
de la conducta, dominada por la acción, que constituye la forma de expresión conceptual
más típica de este período de la vida; 9) una separación progresiva de los padres y 10)
constantes fluctuaciones del humor y del estado de ánimo.
1. Búsqueda de sí mismo y de la identidad
Establecido el aparato psíquico inmediatamente después del nacimiento, vemos
que se comienzan a elaborar las ansiedades básicas, substrato de la personalidad desde el
nacimiento mismo en un proceso psicobiológico que llevará al individuo hacia la madurez.
Se logrará llegar a una verdadera cristalización del arduo proceso de individualización, que
sería una de las funciones esenciales de esta etapa de la vida. El niño entra en la
adolescencia con dificultades, conflictos e incertidumbres que se magnifican en este
momento vital, para salir a la madurez estabilizada con determinado carácter y personalidad
adultos. La consecuencia final de la adolescencia sería un conocimiento del sí mismo como
entidad biológica en el mundo.
El logro de un “autoconcepto” se va desarrollando a medida que el sujeto va
cambiando y se va integrando con las concepciones que acerca de él mismo tienen muchas
personas, grupos e instituciones y va asimilando todos los valores que constituyen el
ambiente social.
Para Erikson, el problema clave de la identidad consiste en la capacidad del yo
de mantener la mismidad y continuidad frente a un destino cambiante. Por ello, la identidad
no significa para este autor un sistema interno, cerrado, impenetrable al cambio, sino más
bien un proceso psicosocial que preserva algunos rasgos esenciales tanto en el individuo
como en su sociedad.
La situación cambiante que significa la adolescencia, obliga a reestructuraciones
permanentes externas e internas que son vividas como intrusiones dentro del equilibrio
logrado en la infancia y que obligan al adolescente, en el proceso para lograr su identidad, a
tratar de refugiarse férreamente en su pasado mientras trata también de proyectarse
intensamente en el futuro.
Realiza un verdadero proceso de duelo por el cual, al principio niega la pérdida
de sus condiciones infantiles y tiene dificultades en aceptar las realidades más adultas que
se le van imponiendo.
Los procesos de identificación que se han ido llevando a cabo en la infancia,
mediante la incorporación de imágenes parentales buenas y malas, son los que permitirán
una mejor elaboración de las situaciones cambiantes que se hacen difíciles durante el
período adolescente de la vida. El proceso de duelo que se efectúa, como todo proceso de
duelo, necesita tiempo para ser realmente elaborado y no tener las características de una
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actuación de tipo maníaco o psicopático, lo que explica que el verdadero proceso de entrar
y salir de la adolescencia sea tan largo y no siempre plenamente logrado.
2. La tendencia grupal.
La búsqueda de la uniformidad que puede brindar seguridad y estima personal.
Allí surge el espíritu de grupo al que tan afecto se siente el adolescente. Se observa un
proceso de sobreidentificación masiva, en donde todos se identifican con cada uno. A
veces, el proceso es tan intenso que el individuo pertenece más al grupo de amigos que al
grupo familiar. Por esto, se inclina a los dictados del grupo, en cuanto a modas,
vestimentas, costumbres y preferencias de distinto tipo.
En otro nivel, las actuaciones del grupo y de sus integrantes representan la
oposición a las figuras parentales y una manera activa de determinar una identidad distinta
de la del medio familiar.
3.Necesidad de intelectualizar y fantasear
Se da como una de las formas típicas del pensamiento adolescente. La necesidad
que la realidad impone de renunciar al cuerpo, al rol y a los padres de la infancia, así como
la bisexualidad que acompañaba a la identidad infantil, enfrenta al adolescente con una
vivencia de fracaso o de impotencia frente a la realidad externa. Esto obliga también al
adolescente a recurrir al pensamiento para compensar las pérdidas que ocurren dentro de sí
mismo y que no pueden evitar. Las elucubraciones de las fantasías y el intelectualizar,
sirven como mecanismos defensivos frente a estas situaciones de pérdida tan dolorosas.
Como lo ha señalado Arminda Aberasturi, sólo teniendo una relación adecuada con
objetos externos buenos y también con experiencias externas no demasiado negativas, se
puede llegar a cristalizar una personalidad satisfactoria.
Tal huida en el mundo interior, permite una especie de reajuste emocional, un
autismo positivo en el que se da un incremento de la intelectualización que lleva a la
preocupación por principios éticos, filosóficos, sociales, que no pocas veces implican un
formularse un plan de vida muy distinto al que se tenía hasta ese momento.
4. Las crisis religiosas
El adolescente puede manifestarse como un ateo exacerbado o como un místico muy
fervoroso.
Charlotte Buhler, ha dicho que el adolescente “quiere dudar, cavilar, quiere
buscar, no decidirse...” y cuando entra en esta edad difícil se pregunta quién, qué es, para
luego intentar una respuesta más o menos adecuada a esta pregunta, interrogarse acerca de
qué hacer con él, con lo que se supone que es”. La preocupación metafísica y las tan
frecuentes crisis religiosas no son un mero reflejo caprichoso de lo místico como a veces
suele aparecer a los ojos de los adultos, sino un intento de solución de la angustia que vive
el yo en su búsqueda de identificaciones positivas y del enfrentamiento del fenómeno de la
muerte definitiva de parte de su yo corporal. Además, comienza a enfrentar la separación
definitiva de los padres y también la aceptación de la posible muerte de los mismos. Esto
nos explica cómo el adolescente puede llegar a tener tanta necesidad de hacer
identificaciones proyectivas con imágenes muy idealizadas que le aseguren la continuidad
de la existencia de sí mismo y de sus padres infantiles.
El misticismo, que puede llegar a alcanzar niveles delirantes y el materialismo
con características nihilísticas, son actitudes extremas de una forma de desplazamiento a lo
intelectual religioso, de cambios concretos y reales que ocurren a nivel corporal y en el
plano de la actuación familiar social que resultan incontrolables en ese nivel fáctico, frente
a los cuales la impotencia del adolescente es sentida por éste como absoluta.
26
5. La desubicación temporal
El adolescente vive con una cierta desubicación temporal; convierte el tiempo en
presente y activo como un intento de manejarlo. En cuanto a su expresión de conducta,
el adolescente parecería vivir un proceso primario con respecto a lo temporal. Por
ejemplo, el padre recrimina a su hijo que estudie, porque tiene un examen inmediato y
se encuentra desconcertado frente a la respuesta del adolescente: “Pero si tengo tiempo,
si el examen es recién mañana...”.
Es posible considerar que la adolescencia se caracteriza por la irrupción de las partes
indiscriminadas, fusionadas de la personalidad en aquellas otras más diferenciadas.
En la dimensión temporal se expresa claramente la ambigüedad del adolescente, que
está relacionada entonces con la irrupción de la parte psicótica de la personalidad.
Llegado el individuo a la adolescencia, ya tuvo oportunidad de vivenciar parcialmente.
El transcurrir del tiempo se va haciendo más objetivo, adquiriéndose nociones de lapsos
cronológicamente ubicados.
6. La evolución sexual desde autoerotismo hasta la heterosexualidad
Se puede describir un oscilar permanente entre la actividad de tipo masturbatorio y los
comienzos del ejercicio genital, donde hay más un contacto genital de tipo exploratorio y
preparatorio que la verdadera genitalidad procreativa, que sólo se da con la correspondiente
capacidad de asumir el rol parental, en la adultez.
Al ir aceptando su genitalidad, el adolescente inicia la búsqueda de la pareja en
forma tímida pero intensa. Se estima que de los 13 a los 20 años, el 88 % de los varones y
el 91 % de las niñas han tenido este tipo de actividad sexual y que, prácticamente a los 21
años, el 100 % de los muchachos ya han tenido esta experiencia.
El enamoramiento apasionado es también un fenómeno que adquiere características
singulares en la adolescencia y que presenta todo el aspecto de los vínculos intensos pero
frágiles de la relación interpersonal adolescente. El primer episodio de enamoramiento
ocurre en la adolescencia temprana y suele ser de gran intensidad. Aquí aparece el llamado
“Amor a primera vista” el ser amado es una figura idealizada.
7. Actitud social reivindicatoria
No hay duda alguna de que la constelación familiar es la primera expresión de la
sociedad que influye y determina gran parte de la conducta de los adolescentes. Es sabido
que muchos padres se angustian y atemorizan frente al crecimiento de sus hijos, reviviendo
sus propias situaciones edípicas conflictivas. No son ajenos los padres a las ansiedades que
despierta la genitalidad de los hijos y el desprendimiento de los mismos y los celos que esto
implica.
La juventud revolucionaria del mundo y la nuestra en especial, tiene en sí el
sentimiento místico de la necesidad del cambio social. Es decir, las actitudes
reivindicatorias y de reformas sociales del adolescente, pueden ser la cristalización en la
acción de lo que ha ocurrido ya en el pensamiento. La intelectualización, la fantasía
consciente, necesidades del yo fluctuante que se refuerza en el yo grupal, hacen que se
transformen en pensamiento activo, en verdadera acción social, política, cultural. Esta
elaboración del proceso de la adolescencia que considero tan fundamental en todo el
desarrollo evolutivo del individuo, además, gran parte de la frustración que significa hacer
el duelo por los padres de la infancia.
8. Contradicción sucesiva en todas las manifestaciones de la conducta
Constituye la fuerza de expresión típica en estos momentos de la vida, no puede
mantener una línea de conducta rígida. Spiegel ha hablado de la personalidad del
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MATRIMONIO:
Se entiende su definición como una institución social en forma de contrato, que
constituye la forma reconocida de constitución de una familia.
La institución matrimonial que casi todas las culturas reconocen como unidad
social básica, existiendo distintas formas. Como prototipo suele tenerse el que compone un
hombre y una mujer.
La calidad de la vida matrimonial tiene fuerte incidencia en la felicidad y
satisfacción de los individuos. El ciclo familiar se divide en etapas que reflejan los cambios
ocurridos.
Entre las tareas de ajuste matrimonial, se presentan los siguientes planos:
satisfacción y apoyo emocional, ajustes sexuales, hábitos personales, roles sexuales,
intereses materiales, trabajo, empleo y logros, vida social y familiar, decisiones, conflictos
y resolución de problemas, moral, valores e ideologías.
DIVORCIO:
A continuación se presentan algunos de los problemas más dañinos para una
relación matrimonial: comunicación, expectativas irreales sobre el matrimonio o el
cónyuge, problemas de roles, ausencia de amor y demostraciones de cariño, alcoholismo,
sexualidad disfuncional, relaciones extramaritales, entre otros.
Entre las alternativas al divorcio se encuentran: terapia matrimonial,
mejoramiento de la relación o separación. Los ajustes posteriores al divorcio son:
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PATERNIDAD
Otro de los hechos que se dan en la edad adulta temprana, es el nacimiento de los
hijos. Dicho acontecimiento marca un período de transición en la vida de la pareja, ya que
la llegada de un nuevo miembro a la familia, altera o impacta en la dinámica de la pareja.
A pesar del impacto, esta experiencia permite el desarrollo de los padres como
pareja e individualmente.
El deseo de tener hijos es casi universal, lo que se explica a partir de diferentes
enfoques psicológicos:
• Freud: el deseo instintivo de las mujeres por dar a luz y criar hijos.
• Erikson: el generar es una necesidad básica del desarrollo. Deseo de
establecer y guiar a la próxima generación.
• Funcionalismo: la reproducción sería el deseo de inmortalidad.
• Otros teóricos: paternidad es parte de un proceso natural y universal propio
del mundo animal. Otros estudios realizados en parejas con y sin hijos, destacan como
motivación principal el anhelo de establecer una relación estrecha con otro individuo.
Estudios realizados en España, señalan que desde el período de inicio del
embarazo hasta el final del primer año del bebé, se plantean cuatro tipos de transiciones
hacia la paternidad:
1. Transición con poca implicación: poca participación del padre en el nuevo rol de
padres.
2. Transición satisfactoria: ambos cónyuges comparten y participan en sus roles
paternos. Implica alto grado de compromiso y satisfacción.
3. Transición a solas: mujeres solas a cargo del nuevo rol; sin apoyo por parte del
cónyuge.
4. Transición moderadamente satisfactoria: representa un punto intermedio en todos
los aspectos.
En conclusión, lo determinante e el período de transición es la situación previa de cada
pareja, sus recursos personales y contextuales.
ya que una educación limitada a un área puede restringir el desarrollo intelectual potencial
de las personas. Los retos sociales e intelectuales de la universidad conducen a un
crecimiento moral y cognitivo.
A medida que los estudiantes se enfrentan con una variedad de ideas, aprenden que
existen diversos puntos de vista que pueden coexistir. También se dan cuenta que el
conocimiento y los valores son relativos, reconocen que cada individuo tiene su propio
sistema de valores. Al definir su propio sistema de valores, logran afirmar su identidad.
En cuanto a las diferencias de género en los logros académicos, en la actualidad es
más probable que las mujeres accedan a la educción superior y alcancen títulos importantes.
Hoy en día, la elección de profesión está muy poco limitada por el género y al igual
que los hombres, las mujeres trabajan para ganar dinero, lograr reconocimiento y para
satisfacer sus necesidades personales. Aunque se han visto diferencias entre los sueldos que
tienen los hombres con los de las mujeres (que son menores), cada día se hacen más
equitativos. El trabajo puede ser fuente de stress y satisfacción. También influirá sobre las
relaciones interpersonales y sobre el desarrollo de la personalidad.
ADULTEZ INTERMEDIA
atractivo físico ya se perdió junto con su juventud. A esto se le llama el doble estándar del
envejecimiento y esto deriva en un sinnúmero de problemas de pareja y psicólogos.
Desarrollo intelectual
En la edad intermedia se puede seguir desarrollando activamente el intelecto,
porque no existe evidencia alguna de que disminuya la capacidad de cognición. De hecho,
la gente de la edad intermedia desarrolla muchos aspectos tales como el habla, el
vocabulario y la información en general. También se caracterizan por ser muy prácticos
para resolver problemas, esto, producto de su experiencia y conocimiento.
Aspectos del desarrollo intelectual de la edad intermedia
Inteligencia y cognición: la única forma de medir la inteligencia es la prueba de
coeficiente intelectual. Los puntajes obtenidos en esta prueba son mantenidos con el
transcurso de la edad (uno no se transforma en genio).
Las pruebas estandarizadas muestran que la inteligencia fluida (habilidad de manejar
nuevo material), disminuye, pero la cristalizada habilidad de solucionar problemas
acudiendo a la información almacenada, se incrementa.
También cabe señalar que muchas de las pruebas de inteligencia son hechas para niños
y no para adultos, lo cual produce una desmotivación por hacer test de inteligencia en
adultos de edad intermedia, por eso, muchas veces bajan las calificaciones en el test de
inteligencia, lo cual no significa que se hayan vuelto tontos.
Patrones de trabajo
Generalmente a esta edad, las personas se ajustan a dos descripciones:
a) Se encuentran en la cumbre de sus carreras; es decir, en el mejor cargo y salario de
toda su vida.
b) Están iniciando o cambiando el rumbo de sus vidas por completo, dejando atrás la
estresante vida laboral.
Las personas del primer grupo están cosechando frutos de sus años trabajados y
entregándole el beneficio a la sociedad, su experiencia. Generalmente recaen sobre ellos
grandes responsabilidades. Debido a lo anterior, la mayoría de los líderes de todas las
empresas son de edad intermedia.
Las personas de segundo grupo se evidencian, ya que progresivamente van
creciendo en número. También son las que arrancan del estrés y la monotonía.
Ellos constantemente están buscando un cambio rotundo en sus vidas, dejando
muchas veces comodidades y mejores sueldos.
De todo esto, vale la pena decir que en la actual sociedad siguen rigiendo
parámetros bastante machistas. Ellas ganan menos que los hombres, sufren más
discriminación por la edad y llevan casi siempre menos años trabajando.
EL ADULTO MAYOR
Es toda persona que se encuentra entre los 65 y 80 años, viviendo el proceso del
envejecimiento. Es la etapa donde el ciclo vital decae y es progresivo.
EL ENVEJECIMIENTO
Por lo general, cuando hablamos de envejecimiento y adulto mayor, lo asociamos
con enfermedad. Pero ambas cosas tienen sus diferencias.
El envejecimiento es un hecho normal, mientras que la enfermedad es una
alteración de lo normal.
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que ya no cuenta para los demás, porque percibe que los demás no cuentan para él. Al nivel
familiar, donde aún podrían sentirse tomados en cuenta, la nueva realidad de la familia
nuclear permite que el abuelo vaya poco a poco sintiendo o percibiendo que tampoco en ese
ámbito su presencia es necesaria, es así como sus hijos se han marchado y han dejado de
pertenecerles; por lo tanto, no es raro que algunos ancianos sufran una autoestima
menoscabada.
Pérdida del significado o sentido de la vida:
Esto ocurre cuando el propio ser, la propia existencia carece de significado. Una
experiencia acerca del yo como la anteriormente señalada, puede causar una serie de
síntomas depresivos. Pues bien, es posible que la persona de la tercera edad caiga en ese
tipo de depresiones a causa de su vida, ya que ésta carece de significado.
Existen casos en que la experiencia negativa de sí mismo no se aprecia, como es en
aquellas personas mayores y ancianas que son más intelectuales o que permanecen
mentalmente activas y son capaces de enfrentarse también a la muerte con mayor serenidad
que aquellos cuyas vidas carecen de sentido, según su propia percepción.
Pérdida de la facilidad de adaptación:
Al llegar a una edad mayor, la persona va viendo cómo los ambientes van
cambiando para ella y cómo otros les son lejanos o por lo menos, les ofrecen menos interés.
En realidad, esto ha pasado siempre y en cada etapa evolutiva del ser humano nunca los
intereses han sido ni serán los mismos para todos o la mayoría de las personas, pero a esta
edad el problema se agudiza, además, por la marginación social. Por eso, el anciano se
encuentra sin herramientas que le permitan un trabajo de adaptación a través de
motivaciones y refuerzos sociales. Al carecer de dichas herramientas, les es difícil adquirir
hábitos nuevos y, por lo tanto, adaptarse a las nuevas circunstancias. Así, puede aparecer
como una persona rígida, “chapada a la antigua”, aferrada a su sola experiencia tan
importante para él o para ella, pero que siente que la sociedad no se la valora en la forma
que la persona anciana considera que sería justo. La agresividad y fácil irritabilidad que
muestran algunas personas mayores, podrían estar relacionadas con el sentimiento de la
difícil adaptación, sentimiento que se va agravando por la pérdida de autonomía económica
sufrida por muchos ancianos.
DESARROLLO INTELECTUAL
Hace algunos años que se viene analizando y discutiendo el tema de la
inteligencia en el adulto mayor. Este tema ha traído controversias en cuanto al aumento o
declinación de la inteligencia en esta etapa de la vida.
Mediante test y pruebas, se ha rescatado resultados como que la inteligencia fluida
(capacidad para resolver nuevos problemas), parece declinar; pero, por otro lado, la
inteligencia cristalizada (que está basada en el aprendizaje), tiende a mantenerse o incluso a
aumentar.
El funcionamiento de una persona está influido por la salud, el trabajo y la
educación. La mayoría de los adultos saludables no experimentan ninguna pérdida mental
importante hasta por lo menos los 60 años de edad, aproximadamente y, aún así, pareciera
que alguna parte de esta pérdida no puede ser causada por el envejecimiento, sino por otros
factores y, por lo tanto, podría ser evitable.
Las personas de edad avanzada muestran considerable capacidad cognoscitiva
(modificabilidad) en el desempeño intelectual. Su respuesta positiva a un ambiente
intelectualmente acogedor, demuestra que ellos pueden aprender y lo hacen.
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Lo que causa mareos y caídas, puede ser el deterioro del sentido vestibular, que
ayuda a mantener la postura y el equilibrio.
Habilidades Psicomotoras
Aunque los ancianos pueden realizar casi las mismas acciones que realizaban
cuando eran más jóvenes, las hacen más despacio. Esta lentitud afecta a la calidad de las
respuestas como al tiempo, puesto que tarda más en adaptarse al ambiente y tomar
decisiones. El ir más despacio tiene muchas implicaciones, afecta a su habilidad para
conducir y, en definitiva, su capacidad de independencia. Por esto mismo, el ejercicio tiene
efectos benéficos a lo largo de toda la vida y las personas mayores que han hecho ejercicio
durante la madurez muestran pocas pérdidas en velocidad, vitalidad y fuerza y en varias
funciones básicas como la circulación, la respiración. También el ejercicio ayuda a
conseguir un buen tono muscular, mantener el peso ajo y protección de enfermedades del
corazón.
Derechos de Adulto Mayor
Las personas de edad deberán tener acceso a alimentación, agua, vivienda, vestimenta
y atención de salud adecuados, mediante ingresos, apoyo de sus familias y de la comunidad
y su propia autosuficiencia.
Las personas de edad deberán poder aprovechar las oportunidades para desarrollar
plenamente su potencial.
Las personas de edad deberán poder disfrutar de los cuidados y la protección de la
familia y la comunidad, de conformidad con el sistema de valores culturales de cada
sociedad.
Las personas de edad deberán poder disfrutar de sus derechos humanos y libertades
fundamentales cuando residan en hogares o instituciones donde se les brinden cuidados o
tratamientos, con pleno respeto de su dignidad, creencias, necesidades e intimidad, así
como de su derecho a adoptar decisiones sobre su cuidado y sobre la calidad de su vida.
Las personas de edad deberán poder residir en su propio domicilio por tanto tiempo
como sea posible.
Las personas de edad deberán permanecer integradas en la sociedad, participar
activamente en la formulación y la aplicación de las políticas que afecta directamente a su
bienestar y poder compartir sus conocimientos y habilidades con las generaciones más
jóvenes.
Las personas de edad deberán poder buscar y aprovechar oportunidades de prestar
servicios a la comunidad y de trabajar como voluntarios en puestos apropiados a sus
intereses y capacidades.
Las personas de edad deberán poder formar movimientos o asociaciones de personas
de edad avanzada.
Las personas de edad deberán tener acceso a programas educativos y de formación
adecuados.
Las personas de edad deberán tener acceso a servicios de atención de salud que les
ayuden a mantener o recuperar un nivel óptimo de bienestar físico, mental y emocional, así
como a prevenir o retrasar la aparición de enfermedades.
Las personas de edad deberán tener acceso a servicios sociales y jurídicos que les
aseguren mayores niveles de autonomía, protección y cuidado.
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SENESCENCIA
Es el estado del ser humano que resulta de las modificaciones de carácter fisiológico,
psicológico, morfológico, bioquímico o neurológico originadas por el transcurrir del
tiempo. Este fenómeno que ocurre en el adulto mayor, no es considerado una etapa en el
desarrollo del individuo, ya que no todos los adultos mayores llegan a este proceso.
La vejez es percibida como una situación angustiosa, estereotipada en imágenes de
ancianos enfermos, inválidos que sufren grandes alteraciones emocionales y que, por sobre
todo, representan una carga emotiva y económica para sus familias, sea que compartan el
hogar con sus parientes, vivan solos (as) o estén internos (as) en instituciones especiales.
El senescente entonces, progresivamente va perdiendo su noción de sí mismo; es decir,
de su propia identidad, debido por una parte a que toma conciencia de sus limitaciones, y
por la otra, a que va separándose del diálogo que constituye la vida social, lo que significa
dificultades crecientes para reconocer su lugar dentro de la compleja red de relaciones
familiares y sociales.
LA MUERTE
TRES ASPECTOS DE LA MUERTE
Existen, por lo menos, tres aspectos en la muerte: el biológico, el social y el
psicológico, los cuales se han hecho cada vez más polémicos.
La definición legal de la muerte “biológica” varía de un estado a otro, pero, en
general, la muerte biológica se considera como la terminación de los procesos corporales.
Se puede anunciar que una persona ha muerto cuando el corazón deja de latir por un tiempo
significativo o cuando se detiene la actividad eléctrica del cerebro. Los criterios de la
muerte se han hecho más complejos con el desarrollo de aparatos médicos que pueden
prolongar los signos básicos de la vida de manera indefinida. La gente en estado de coma
profundo, se puede mantener así durante años, aunque hayan sufrido daños cerebrales
irreversibles y nunca puedan recuperar la conciencia.
Los aspectos “sociales” de la muerte se relacionan con los rituales funerarios y de
duelo, y las disposiciones legales con respecto a la herencia de poder y riqueza. Un
problema importante en la actual sociedad es la carencia de convenciones de
comportamiento ampliamente aceptadas entre las personas que saben que van a morir,
quienes están a su alrededor y los dolientes, después de la muerte de un ser querido. Varias
convenciones que de hecho, existen rara vez, funcionan para ayudar a quienes fallecen o a
quienes están a su lado; aislar al moribundo en hospitales, centros de cuidado, rehusarse a
hablar de su condición con ellos, separarse de ellos antes de morir, visitándolos con menos
frecuencia, dejando de esta manera que afronten la muerte solos.
Los aspectos “psicológicos de la muerte incluyen los sentimientos de las personas
acerca de su propio deceso, cuando están próximos a él y la muerte de quienes están cerca.
Hoy en día, la mayoría de las personas afrontan una gran cantidad de problemas desde el
punto de vista del significado de morir. Es necesario tener una actitud más positiva para
aceptar la realidad de la muerte como una fase natural y esperada de la vida.
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AFRONTAR LA MUERTE
Actitudes hacia la muerte y morir a través del ciclo de la vida
¿Cómo piensa y qué siente sobre la muerte, la gente, en las diferentes etapas de
su vida?. ¿Cómo influye en ellos, en relación con su desarrollo cognoscitivo y emocional y
su experiencia?.
Niñez
La mayoría de los niños parece pensar en la muerte como un estado temporal. Sólo
hasta cuando alcanzan la edad de cinco a siete años suelen entender que la muerte es
irreversible, y que una persona, un animal o una flor que mueren ya no volverán a vivir.
Casi por esta misma edad, los niños comprenden dos conceptos importantes acerca de la
muerte: primero, que es “universal” (todos los seres vivos mueren) y segundo, que una
persona muerta “no funciona” (todas las funciones de la vida terminan al morir). Hasta
entonces, los niños pueden creer que ciertos grupos de personas (como padres, profesores y
niños) no mueren, que alguien muy listo o con suerte, puede evitar la muerte y que ellos
mismos podrán vivir para siempre; también suelen creer que una persona muerta puede
pensar y sentir.
Estas observaciones acerca de las opiniones de los niños sobre la muerte, surgen de la
revisión sobre 40 estudios realizados desde la década de 1930. La mayor parte sobre la base
de las entrevistas realizadas con los pequeños. Los tres conceptos: irreversible, universal y
la terminación de las funciones, suelen desarrollarse al momento en que, según Piaget, los
niños pasan de la etapa preoperacional a la del pensamiento de las operaciones concretas.
Parece probable que este cambio cognoscitivo permita una comprensión madura acerca de
la muerte. La importancia del desarrollo cognoscitivo de un niño también se da a través de
los malos entendidos comunales entre ellos acerca de los eufemismos sobre la muerte.
Cuando se les dice que alguien “expiró” o que la familia “perdió” a alguien o que alguien
está “dormido” y ya no despertará; con frecuencia, los niños se sentirán confundidos.
Los niños que aún se encuentran en la etapa de pensamiento egocéntrico no suelen
entender la muerte, porque está más allá de su experiencia personal. Sin embargo, los
pequeños de edad preescolar que son enfermos terminales por lo general “comprenden” la
inminencia de su propia muerte.
La experiencia cultural también influye en las actitudes hacia la muerte. Los niños
provenientes de familias pobres están más relacionados con la muerte por causas violentas,
mientras que los niños de clase media lo están por enfermedad y vejez.
En ocasiones, los niños expresan su aflicción en formas que son difíciles de entender
para los adultos: ira, indiferencia total o rehusándose a reconocer la muerte como si
pensaran que pretender que no ha sucedido nada, cambiará la realidad. No obstante, se
puede ayudar a los niños a comprender la muerte si se les presenta el concepto desde una
edad temprana, en el contexto de su propia experiencia, y se les brinda la oportunidad de
charlar acerca de los aspectos que rodean la muerte. El deceso de una mascota o de las
flores puede ser una oportunidad natural. Si otro pequeño muere, padres y maestros deben
mitigar las ansiedades de los niños sobrevivientes.
Adolescencia
Los adolescentes tienden a presentar ideas muy románticas acerca de la muerte
“los adolescentes se convierten en bravos soldados, porque no sienten miedo por el
aniquilamiento”, de modo que están muy interesados en mostrarse “llenos de gloria
(Pattison, 1977). En sus intentos por descubrir y expresar su identidad, están interesadas en
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“cómo” vivirán y “cuánto” vivirán. Esto puede explicar en parte, la inclinación al suicidio
entre los adolescentes.
Por otro lado, muchos jóvenes aún piensan en forma egocéntrica y se hayan en
la fábula o mito personal. Consideran que pueden tomar cualquier tipo de riesgo sin
exponerse al peligro, hacen auto – stop, conducen sin freno y experimentan con las drogas,
con frecuencia con resultados trágicos.
Los adolescentes con enfermedades terminales, encaran la muerte en formas
contradictorias y perplejas como los adolescentes suelen encarar la vida. El misticismo y el
enorme interés en la religión, comunes en la adolescencia, suelen ser más intensos. Al
mismo tiempo, los jóvenes con enfermedades mortales pueden negar la realidad de su
condición y hablar como si fueran a recuperarse cuando, de hecho, saben que no será así.
La negación, junto con a represión de emociones que la acompaña, es un mecanismo útil
que ayuda a muchos jóvenes enfermos a afrontar este golpe desastroso para las expectativas
de su vida. Los enfermos terminales adolescentes tienen más posibilidad de mostrarse
furiosos que deprimidos; es frecuente que su ira ante la injusticia de su destino surja contra
sus padres, sus médicos, sus amigos o el mundo en general.
Los adolescentes afectados por la muerte de un familiar, en ocasiones se sienten
incómodos de hablar con extraños y pueden sentirse mejor expresando su dolor a sus
compañeros que a los adultos. De hecho, no existe ninguna forma en la cual la muerte y el
dolor que ella causa haga que los adolescentes actúan; la manera cómo éstos adolescentes
manejan la inminencia de la muerte se refleja en su propia personalidad.
Edad Adulta Temprana
La mayoría de los adultos jóvenes, quienes han terminado su educación, su
capacitación y su noviazgo y recién han iniciado su carrera, su matrimonio o son padres,
están ansiosos de vivir la vida para la cual se han preparado. Cuando de repente se sienten
enfermos o quedan heridos de gravedad, los adulto jóvenes tienen la probabilidad de sentir
con mayor intensidad emocional una muerte inminente que las personas en cualquier otro
período de la vida. Se siente frustrados en extremo ante la imposibilidad de realizar sus
sueños; han trabajado muy duro para nada. Su frustración se torna e rabia y ésta suele
convertirlos en los pacientes problema de los hospitales.
Existe otra razón para que se les catalogue de este modo. El hecho de que los
trabajadores del hospital, responsables de brindarles cuidado, suelen ser adultos jóvenes, lo
que dificulta el manejo del concepto de la muerte para una persona de su misma edad. El
pensamiento acerca de ella, en muchas personas en esta etapa de su vida es evasivo, no
quieren pensar acerca de la posibilidad de su propia muerte.
Edad Adulta Intermedia
Es en esta edad cuando la mayoría de las personas en realidad sabe muy dentro
de sí que también va a morir. Con la muerte de sus padres, ellos son ahora la generación
más vieja. Cuando leen las páginas de los obituarios, lo hacen con más regularidad en esta
época de la vida de lo que acostumbraban, encuentran más y más nombres familiares y
comparan la edad de estos seres con la suya propia. Sus cuerpos les envían señales de que
ya no son tan jóvenes, ágiles ni vigorosos como antes.
Con este profundo conocimiento, la gente de la edad adulta intermedia percibe el
tiempo de una forma nueva. Antes pensaban de sus vidas, desde el punto de vista del
número de años que habían vivido desde su nacimiento; sin embargo, ahora piensan e el
número de años que les restan antes de morir y sobre la manera cómo vivirán la mayor
parte de estos años. La comprensión de que la muerte es cierta, con frecuencia sirve como
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ímpetu para hacer un gran cambio de vida. La gente hace un examen de sus carreras, sus
matrimonios, sus relaciones con los hijos, sus amistades, sus valores y la manera cómo
emplean el tiempo.
Edad Adulta Tardía
En general, la gente de mayor edad está menos ansiosa ante la muerte que las
personas de mediana edad. A través de los años, cuando se pierden amigos y parientes, las
personas reorganizan en forma gradual sus pensamientos y sentimientos para aceptar su
propia mortalidad. Además, los problemas físicos y algunos de los otros problemas propios
de una vida avanzada, pueden disminuir el placer de vivir. Quienes sienten que sus vidas
han sido significativas, suelen ser más capaces de aceptar la posibilidad de morir que
quienes aún se sorprenden al pensar que no han vivido del todo.
Etapas de morir: Elizabeth Kubler – Ross.
Elizabeth Kubler – Ross, es una psiquiatra que trabaja con gente moribunda y
quien goza de amplio crédito con respecto al actual interés de la psicología en la muerte y
en morir. Ella encontró que la mayoría de los pacientes aplauden contar con la oportunidad
para hablar abiertamente acerca de su condición y que la mayoría está consciente de estar
próximo a morir, incluso aunque no se les haya informado sobre el nivel de gravedad de su
enfermedad.
Después de hablar con casi 500 pacientes terminales, Kubler – Ross describió
cinco etapas desde el punto de vista de la proximidad de la muerte:
1. Negación (rechazo a aceptar la realidad de lo que está sucediendo).
2. Ira.
3. Búsqueda de tiempo extra.
4. Depresión.
5. Aceptación final.
Aflicción, luto y duelo
¿Qué significan los términos aflicción, luto y duelo?.
La aflicción es el hecho objetivo de la pérdida, el cambio en el status del
sobreviviente, por ejemplo, de esposa a viuda, o de hijo a huérfano.
El luto se refiere a la conducta del doliente y de la comunidad después de una muerte:
por ejemplo, la larga semana del shiva de los judíos.
El duelo es la respuesta emocional del doliente, la cual se puede expresar e muchas
formas que van desde la rabia hasta una sensación de vacío.
Las culturas tradicionales ayudan a la gente a tratar el duelo y la aflicción a través de
ritos de luto que se extienden a nivel universal y tienen significados aceptados.
Una perspectiva multicultural del luto
“Las deudas y los difuntos constituyen un grupo especial situado entre el mundo
de los vivos y de los muertos en este estado liminal, conseguimos entender nuestra propia e
inevitable muerte y, lo que es más importante, el valor de nuestras vidas”.
Arnold Von Grennep, antropólogo.
En las tradiciones chinas del budismo, el taoísmo y el confucianismo, la muerte es la
puerta de la reencarnación y, por consiguiente, una circunstancia teóricamente gozosa. A
pesar de ello, se fomentan los gemidos y el llanto como una señal de respeto y amor hacia
el difunto.
En la mañana del entierro el pariente varón de más edad, baña el cuerpo del muerto
con agua bendita por un sacerdote. Los parientes visten de blanco. Por el camino por donde
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pasa el cortejo fúnebre, se lanzan petardos para ahuyentar a los espíritus hostiles. Cuando el
ataúd llega al cementerio, cada pariente arroja un puñado de tierra a la tumba.
En la región rumana de Transilvania, las jóvenes que mueren antes de casarse se
convierten en novias de sus propios entierros. Según la tradición local, los stragoli o almas
insatisfechas, pueden regresar y causar molestias a los vivos. Por eso, cuando mueren los
hombres y mujeres solteros en edad de casarse, se les organiza una boda simbólica antes de
enterrarlos. Durante la boda 7 funeral que se celebra en su propia casa, la novia rumana es
acompañada por su familia y amigos y por una dama de honor ataviada con sus mejores
galas. Un joven de la aldea permanece al lado del ataúd y pronuncia la promesa de
matrimonio en presencia de un sacerdote. Junto a la novia, se coloca una muñeca que
simboliza los hijos que nunca tendrá.
En todas las culturas, es costumbre establecer un período de luto donde amigos y
parientes consuelan y ayudan a los deudos directos. En Australia, la comunidad Tiwi llega
hasta el extremo de buscarle un nuevo marido a la viuda, la cual se casa durante la
ceremonia de entierro de su difunto marido.
Las culturas con una rica tradición cultural y limitados medios han desarrollado una
serie de medidas para costear los gastos de bodas, entierros y otros. Los padres de Bombay,
abren una cuenta de ahorro para la dote, tan pronto como nacen sus hijas. En Indonesia, en
tanto, las familias esperan varios años para incinerar a sus seres queridos, hasta que han
ahorrado bastante como para celebrar el festejo fúnebre por todo lo alto.
Mientras en las culturas modernas se resisten a la muerte, muchas sociedades
tradicionales la ven como parte del ciclo de la vida. En Oceanía, muchas personas jóvenes y
relativamente sanas, de comunidades indígenas, no sólo han tenido premoniciones acerca
del instante preciso de su muerte, sino que incluso han invitado a parientes y amitos a
hacerles una última visita. Al cabo de horas, se apaga voluntariamente.
El Shiva judío – la semana de duelo tras la muerte del pariente – comienza con tres días
de dolor, seguido por cuatro de alabanzas los hombres se cortan las corbatas para
simbolizar la separación de los vivos con los muertos, durante una semana no se afeitarán y
tardarán un mes en cortarse el cabello. Observando una costumbre que se remonta a la edad
media, cubrirán también todos los espejos de la casa para evitar la normal vanidad de la
vida. Cada día, los hombres rezarán, los amigos llevan comida a la familia y las velas
permanecen encendidas.
Los Bara de Madagascar, colocan a las personas recién fallecidas en una llamada
“caja de muchas lágrimas”, donde las mujeres lloran por un espacio de tres días. En el
transcurso de estas vigilias, los hombres y las mujeres permanecen separados durante el día,
pero se reúnen por la noche para beber ron, cantar y bailar. Al tercer día, el cadáver se
deposita en un ataúd y es conducido por una procesión hasta el sepulcro de la familia. En la
tumba, un anciano rocía la entrada con ron, anunciando la llegada de un nuevo antepasado.
La fase final de este paso de la vida a la muerte es la exhumación, que tiene efecto cuando
el cuerpo ya se ha descompuesto. Para que un pariente difunto pueda efectuar la transición
final al mundo espiritual, hay que exhumar el cuerpo y lavar los huesos. Antes de volver a
depositar los huesos en el sepulcro, los parientes suelen conducirlos a un lugar o
acontecimiento que el pariente solía disfrutar en vida, como un baile, una fiesta o un partido
de fútbol.
“El proceso del duelo”: un patrón de tres fases:
Usualmente (pero no siempre), el duelo en el mundo occidental sigue un patrón
que se puede predecir con amplitud. La persona afectada acepta la dolorosa realidad de la
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pérdida, en forma gradual se separa de la persona fallecida, reajusta su vida sin esa persona
y desarrolla nuevos intereses y relaciones. Este proceso de duelo generalmente tiene lugar
en tres fases aunque, como en las etapas de Kubler – Ross, puede variar.
Shock e incredulidad: La fase inicial puede tardar varias semanas (en especial
después de una muerte repentina o inesperada) y corresponde a un estado de shock e
incredulidad. Esta sensación puede proteger al doliente de reacciones intensas. Con
frecuencia los sobrevivientes se sienten perdidos, desorientados y confundidos falta de
respiración, opresión en el pecho o la garganta, náusea y una sensación de vacío en el
abdomen, son señales comunes. Cuando la conciencia de la pérdida surge, el aturdimiento
inicial da paso a sentimientos enormes de tristeza, expresados con frecuencia por llantos
reiterados.
Preocupación por los recuerdos de la persona que ha muerto: Esta segunda fase
puede tardar seis meses o más. El sobreviviente trata de afrontar la muerte, pero aún no
puede aceptarla. El llanto frecuente continúa y es común padecer de insomnio, fatiga y
pérdida del apetito. Una mujer viuda puede revivir la muerte de su esposo y toda su
relación, repasar todos los detalles en su mente y en su conversación en una búsqueda
obsesiva del significado de su muerte. De vez en cuando, se le puede apreciar el
sentimiento de que su esposo está presente: escuchará su voz, sentirá su presencia, etc.
Estas experiencias disminuyen con el paso del tiempo aunque pueden repetirse, quizás
durante años, en ocasiones como el aniversario de matrimonio o el fallecimiento.
Resolución: Es la fase final, se alcanza cuando la persona afligida recupera el interés
en sus actividades diarias; cuando el recuerdo del difunto trae sentimientos de afecto con
algo de tristeza y n un dolor agudo y duradero. Muchos dolientes sienten renacer su
fortaleza y se sienten orgullosos de haberse recuperado.
Cómo afrontan los niños el duelo
Los niños experimentan muchos de los mismos sentimientos de dolor de los
adultos, pero existen algunos aspectos especiales relacionados con la edad, que dependen
de su nivel de desarrollo emocional y cognoscitivo. Por otro lado, con frecuencia
demuestran su dolor de una manera diferente:
sueño control
Aislamiento social Pesadillas Dolor abdominal
Retraso en el Ataques de llanto Dolor de cabeza
desarrollo
Irritabilidad Indiferencia
Llanto excesivo Fatiga
Aumento de la
dependencia
Pérdida de habla
Fuente: Adaptado del Comité on Psychosocial Aspects of Child and Family Health, 1992.
Los padres u otras personas responsables de los niños pueden mitigar el dolor de
una pérdida en muchas formas. Primero, necesitan ayudar a los niños a entender que la
muerte es definitiva, que ellos no la causaron por su mal comportamiento o malos
pensamientos y que la muerte de la otra persona no representa un peligro fatal para ellos.
Además, es necesario garantizar a los niños que continuarán recibiendo cuidado por parte
de los adultos que los quieren; al hablar con los niños, los adultos deberán usar las palabras
muerte y morir, pues los niños no se sienten incómodos con la palabra muerte; nosotros, los
adultos nos incomodamos con ella. Debemos emplear el lenguaje que los niños
comprendan. En al medida de lo posible, resulta útil realizar algunos cambios en el entorno
de los niños, las relaciones y las actividades diarias; responder a sus preguntas en forma
clara y honesta y compartir su propia tristeza y sus recuerdos, animándolos a hablar acerca
de la persona fallecida.
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BIBLIOGRAFÍA
Básica
Madrid.
Complementaria
Fluxá, F. (1994) “Desarrollo del niño y actividad para el nivel sala cuna,
nivel medio y nivel transición”. Georgia, Santiago.