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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO

CENTRO DE EDUCACIÓN CONTINUA Y A DISTANCIA - UABJO


FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES IZTACALA
CAMPO APLICADO DE LOS PROCESOS EN NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES

TIPO Y ETIOLOGÍA DE LAS DISCAPACIDADES


Y SU VINCULACIÓN CON
EL SINDROME DE DOWN

ELABORÓ: MARIO HERNÁNDEZ BELTRAN

UNAM 4-0910280-4

SEDE OAXACA

ASESORAS: LIC. TALÍA REBECA GONZÁLES MORALES


INTRODUCCIÓN

La UNESCO describe a la Educación Inclusiva como "un proceso para tomar en


cuenta y responder a las diversas necesidades de todos los estudiantes por medio
de prácticas inclusivas en aprendizaje, culturas y comunidades, y reduciendo la
exclusión dentro y de la educación. Esto implica cambios y modificaciones, de
contenido, enfoques, estructuras y estrategias con una visión común que cubre a
todos los niños(as) del rango apropiado de edad y una convicción de que es la
responsabilidad del sistema regular educar a todos los niños(as)... La Educación
Inclusiva implica que todos los niños(as) y jóvenes con necesidades educativas
especiales deberán de ser incluidos en los arreglos hechos para la mayoría de los
niños(as)... Las escuelas inclusivas deben reconocer y responder a las diversas
necesidades de los estudiantes, arreglos tanto en diferentes estilos como al ritmo
del aprendizaje y asegurando la calidad de la educación para todos por medio de
un currículo apropiado, dando lugar tanto a arreglos organizacionales, estrategias
de enseñanza, uso de recursos y asociaciones con sus comunidades." (UNESCO,
Declaración de Salamanca).
¿Qué es lo realmente se quiere con la integración de aprendices a un sistema
escolar ordinario? Primero habrá que exponer que no se pretende que un niño o
niña con una discapacidad mental grave logre los mismos objetivos académicos
que sus pares. Son muchos los beneficios que el educando con NEE obtiene: al
ser aceptado por los demás como compañero de clase, al brindarle los mismos
derechos como cualquier ciudadano, al respetarle su dignidad y darle la misma
calidad de vida. Se pretende que la integración social en la escuela sea la base de
la integración social en la sociedad una vez terminado el periodo de
escolarización. Los estudios demuestran que los niños y niñas educados en clase
ordinarias de escuelas primarias y secundarias, de mayores tienen muchas más
posibilidades de acceder a la educación superior, encontrar trabajo, recibir sueldos
más elevados y tener un mayor grado de participación en la comunidad que los
niños y niñas educados en entornos segregados.
La atención de los niños con deficiencias físicas, psíquicas y sensoriales ha tenido
una vertiginosa y constante evolución en diversos aspectos, incluyendo el
educativo. El enfoque educativo ha ido desplazando la concepción nosológica de
la deficiencia. Emerge el concepto de necesidades educativas especiales
vinculado al entorno social, cultural y familiar del alumno o alumna, brindándole un
dinamismo que no tenía cuando se centraba exclusivamente en el déficit. No
obstante los avances que se han tenido al respecto, estos siguen siendo
insuficientes debido a la complejidad de los procesos para alcanzar los beneficios
antes planteados, y que requieren de una perspectiva ecológica que involucra; en
primera instancia la familia, la escuela, la sociedad y lógicamente la participación
multidisciplinaria como psicólogos, terapeutas, fonólogos, profesores, etc.
El presente tiene por objeto hacer un breve análisis del entorno que envuelve a los
niños y niñas con necesidades de educación especial, específicamente aquellos
afectados por el Síndrome de Down.
ANTECEDENTES DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL

Dentro de un contexto social y creencias mágicas religiosas generales, en la


época antigua muchos niños fueron discriminados y asesinados al presentar
características diferentes a los niños considerados normales. Sánchez Manzano
(1994) cita la Ley de Licurgo (s.X-IX a J.C.) que regía en Esparta y en la cual se
determinaba que los ancianos debían de realizar un examen a los niños recién
nacidos y si se descubrían signos de debilidad o malformaciones eran
abandonados en una cueva cerca del Monte Taijeto, algo similar ocurría en Roma
donde los niños era arrojados al rió Tiber.
En la Edad Media, época en que la Iglesia regía en todos los aspectos de la
sociedad, la situación de los niños con disminuciones sensoriales pareció mejorar
relativamente ya que condenó el infanticidio mismo que era castigado con la pena
de muerte. Y decimos que relativamente porque otro tipo de enfermedades
infantiles como la epilepsia, la deficiencia mental, etc., eran consideradas
demoniacas y por lo consiguiente generaban un rechazo de la sociedad hacia
aquellos niños que las padecían.
Hasta el siglo XVI, un niño con estas características estaba prácticamente
condenado y no se le consideraba un ser educable y capaz de aprender a leer,
escribir y comprender. Fue en ese siglo cuando surgió un método que enseñara a
las personas sordas a expresarse y comprender un lenguaje. Pedro Ponce de
León, español de la orden benedictina inventó un sistema para enseñar a los
sordos: logró que aprendieran a leer, escribir y hablar, mediante la atenta
observación de los movimientos de los labios. Dicha contribución fue producto de
la relación que entabló con 12 niños y jóvenes sordomudos a quienes llevó al
Monasterio de Oña (Burgos) con el objeto de brindarles una educación. Esta fue
una de las primeras experiencias educativas a favor de los deficientes sensoriales
En la historia de los Sordos y su educación, pocas personas generan tantas. Se
ubica también a tambien español Juan Pablo Bonet (1579-1633) quien es
recordado por la publicación; en 1620, del libro «Reduction de las letras y Arte
para enseñar á ablar (sic) los Mudos» y de quien se dice plagió los métodos de
trabajo de Pedro Ponce de León.
El religioso francés Charles Michel de l´Epée (1712-1789) es considerado como
una de las figuras más relevantes de la historia de los Sordos. Aunque él mismo
era oyente, se lo venera como un miembro ilustre de la comunidad Sorda, por
haber sido el iniciador de la educación institucional de los Sordos a través del uso
de las lenguas de señas.
Valentín Haüy (1745-1822), animado por los trabajos que el sacerdote Charles
Michel de l’Épée, el Abad de l’Épée (1712-1789), estaba realizando en pro de los
sordomudos, entre ellos un sistema de comunicación manual, fundó en 1786 el
Instituto de los Niños Ciegos, la primera escuela para la instrucción y colocación
laboral de personas ciegas, tras haber diseñado un método de escritura para ser
descifrado con el tacto. Se trataba de un proceso de impresión de tipos de gran
tamaño, en relieve y con tinta negra, sobre cartulina húmeda; aquellas letras y
cifras podían ser leídas con los dedos. Con textos así preparados numerosos
ciegos aprendieron a leer, conocieron las normas básicas de la ortografía,

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pudieron escribir y llegaron a manejarse con las cuatro operaciones aritméticas
fundamentales.
Es a principios del s.XIX cuando surge la tendencia rehabilitadora con las
personas deficientes. En este sentido son importantes los trabajos de Pinel (1745-
1826) y su discípulo Jen Itard (1774-1836) sobre la reeducación del niño salvaje
de l´Aveyron. El siglo XIX trajo consigo la institucionalización de la educación
dirigida a sujetos con carencias físicas, psíquicas o sociales la cual fue producto
de las transformaciones derivadas de la Revolución Industrial y la obligatoriedad
de la enseñanza. La creación de instituciones y asociaciones se extendió a sujetos
con deficiencias psíquicas o carencias sociales; así por ejemplo, en Halle
(Alemania) se crearon en 1863 las primeras clases especiales para niños
inadaptados; en Inglaterra, en 1893, se creó la British Chile Study Association of
Instrucctors of the Blind, y en 1876 la American Association of mental Deficiency.
La aparición y organización de asociaciones profesionales impulsaron el desarrollo
científico y técnico de métodos de diagnóstico y tratamientos específicos. También
fueron importantes para la deficiencia mental, los estudios del psiquiatra francés
Jean Étienne Dominique Esquirol (1772-1840) que distinguió la idiocia de la
locura.
Ampliando el caso del niño salvaje de Aveyron; a quien Itard llamó Víctor, y a
quien en su afán de despertar sus sentidos, lo que el científico francés llamó «su
humanidad dormida», aplicó una serie de métodos basado principalmente en un
fuerte empirismo y en la educación sensorial.
Para la segunda mitad del siglo XIX existen ya dos corrientes con respecto a la
rehabilitación de deficientes mentales, las cuales están en contraposición, una
partidaria de continuar exclusivamente con un tratamiento médico-asistencial, y la
otra; siguiendo la escuela de Itard, partidaria de una pedagogía curativa y
rehabilitadora.
A finales del siglo XIX y principios del XX da inicio la llamada segunda revolución
mental y durante la cual surgen las Ciencias Sociales, la Especialidad Médica de
Psiquiatría, la Psicología Clínica, la Psicopatología Infantil, el estudio experimental
de la conducta y la Evaluación Psicológica.
Significativos fueron los estudios de Eduardo Séguin (1812 - 1880) fue un médico
que trabajó con niños mentalmente discapacitados en Francia y en Estados
Unidos. Creó un método fisiológico de reeducación basándose en las experiencias
de Itard; con quien estudió. A través de la educación de los sentidos, educaba la
inteligencia. Utilizando un amplio material didáctico desarrollaba las nociones que
proporcionaban actividad intelectual. Mediante un método analítico estableció los
principios de contraste, progresión de dificultades y los tiempos implicados en el
aprendizaje (asociación, reconocimiento y evocación).
La colaboración de Séguin y Esquirol constituyó el primer equipo médico-
pedagógico que se conoce. Su método de educación quedó asentado en la obra
de Séguin (1920) "The Moral Treatment, Hygiene, and Education of Idiots and
Other Backward Children". Es el tratado más fundamental y temprano con las
necesidades especiales de niños con discapacidades mentales. Después de la
revolución de 1848 se traslada a América en 1849, siendo nombrado profesor de
la Escuela para niños anormales de Boston.

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Continúa estableciendo otras escuelas para deficientes mentales. En 1866,
publica "Idiocy: and its Treatment by the Physiological Method"; donde describe los
métodos que usa en la "Escuela de Fisiologuía Séguin" en la ciudad de Nueva
York. Todo esto propicia el inicio del periodo de la institucionalización
especializada de las personas con deficiencia, a partir de aquí se puede decir que
surge la educación especial. La educación especial es aquella que permite el
desarrollo personal, intelectual y social de los individuos con limitaciones físicas e
intelectuales. Para la instrucción de estas personas se requiere de un espacio
apropiado para poder satisfacer sus necesidades y exigencias de aprendizaje.
Según expone Sánchez, M.R. (2006), se identifican; dos tipos de educación
especial; esencial y complementaria, la primera se dirige a individuos con
necesidades educativas especiales y la segunda a aquellos con un requerimiento
educativo transitorio y suplementario a su educación pedagógica normal.

CLASIFICACIÓN Y ETIOLOGIA DE LA DISCAPACIDADES

De acuerdo al tipo de afectación las discapacidades se clasifican en discapacidad


física, discapacidad sensorial y discapacidad mental.

La discapacidad física
Dentro de las discapacidades, las personas con discapacidad física representan el
colectivo más numeroso. Debido a la pluralidad y dispersión que presenta esta
afectación, existen diversos criterios en cuanto a la clasificación de las
discapacidades físicas y los cuales no abordaremos por no ser el objeto principal
del presente. Por otra parte las causas por las cuales se presenta la discapacidad
física pueden ser: factores congénitos, hereditarios, cromosómicos, por accidentes
o enfermedades degenerativas, neuromusculares, infecciosas o metabólicas entre
muchas Entre las discapacidades físicas más frecuentes se ubican: Espina bífida,
Parálisis cerebral infantil, Distrofia muscular, Artritis crónica juvenil , Lesión
medular, Amputaciones, Secuelas de poliomielitis, Escoliósis, Enfermedad de
células falciforme.

Discapacidad sensorial.
Dentro de la categoría de las discapacidades sensoriales, encontramos la
discapacidad visual, la discapacidad auditiva.
La pérdida de visión o ceguera puede ser accidental, hereditaria, congénita,
degenerativa, neoplásica, glaucomatosa, miópica, ambliópica, tóxica y de otras
causas desconocidas. La importancia de cada una de ellas varía de unas regiones
o países a otros y está relacionada con la situación sociocultural, climática y
ecológica en sentido amplio. En los países subdesarrollados las causas son
principalmente infecciosas y parasitarias, mientras que en los países desarrollados
son de naturaleza tóxica, congénita o accidental. La sordera tiene etiología
genética en aproximadamente el 50% de los niños sordos congénitos, 25% de
causas ambientales identificables (gestacionales, perinatales o postnatales), y
25% de etiología incierta.

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Discapacidad mental.
Es también denominada discapacidad cognitiva y es una disminución en las
habilidades cognitivas e intelectuales del individuo. Entre las más conocidas
discapacidades cognitivas están: El Autismo, El síndrome Down, Síndrome de
Asperger y el Retraso Mental. Cuando estudiamos la discapacidad cognitiva de
acuerdo con la teoría de Howard Gardner, las personas con discapacidad
cognitiva tendrían dificultades principalmente en el desarrollo de la inteligencia
verbal y matemática, mientras que en la mayoría de casos conservar intactas sus
demás inteligencias tales como artística, musical, interpersonal e intrapersonal.
Las personas que presentan esta condición discapacidad cognitiva, tienen una
gran heterogeneidad en su etiología, funcionalidad y pronóstico. Muestran tanta
diversidad entre si, como las personas sin discapacidad cognitiva y no se trata de
una condición diferente, sino más bien de un estado dentro de un continuo sin
diferencias cualitativas sino cuantitativas desde el punto de vista cognitivo.
Síndrome de Down o mongolismo, es causado por una anormalidad cromosómica
que se denomina Trisomia del cromosoma 21, lo que consiste en que el individuo
pueda tener tres cromosomas 21 en lugar de dos; como normalmente ocurre. Se
caracterizan al presentar algunos de estos síntomas: falta de tono muscular, ojos
alargados, hiperflexibilidad, manos chicas y anchas, pies anchos y dedos cortos,
puente de la nariz plano, orejas pequeñas, cuello corto, cabeza pequeña, cavidad
oral pequeña, llantos cortos y chillones.
Los sujetos afectados por este síndrome son muy susceptibles de sufrir
frecuentemente de enfermedades como resfriados, bronquitis, neumonía,
problemas de oído o problemas digestivos.
El diagnostico del Síndrome de Down se realiza por medio de diversos estudios
entre los que se encuentran: el Triple Screening, el cual consiste en la
identificación de tres proteínas en el suero materno; la alfafetoproteína, la
gonodotropina coriónica humana y el estradio, tiene un 89% de efectividad. Otro
método es la detección del egrosamiento del pliegue de la nuca, si este es
superior a tres milímetros, se interpreta como una gran probabilidad. Estos
resultados habrán de ser corroborados mediante otros estudios como; los cuales
son de alto riesgo para el proceso del embarazo ya que se puede ver interrumpido
por un aborto. Uno de ellos es la amniocentesis; extracción de liquido amniótico
para la realizar un recuento cromosómico, el otro estudio se denomina Biopsia de
las vellosidades coriónicas que consiste en la extirpación de un pequeño trozo de
tejido (vellosidades coriónicas) del útero durante las primeras etapas del
embarazo, con el fin de examinar al bebé en búsqueda de defectos genéticos.

IDENTIFICACIÓN Y VALORACIÓN DE LAS NECESIDADES EDUCATIVAS


ESPECIALES VINCULADO CON EL SÍNDROME DE DOWN.

La evaluación psicopedagógica de los alumnos con necesidades educativas


especiales es realizada mediante la participación de un equipo multidisciplinario de
orientación educativa y psicopedagógica y debe estar basada en la información de
todos los elementos que intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje,
profesores, alumnos, contenidos, familia y entorno. La coordinación del proceso es
responsabilidad del profesorado de la especialidad de Psicología y Pedagogía u

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orientación, aunque ha de contar con las aportaciones de todos los profesionales
implicados.
Se utilizan procedimientos, técnicas e instrumentos como la observación, los
protocolos para la evaluación de las competencias curriculares, los cuestionarios,
las pruebas psicopedagógicas, las entrevistas y la revisión de los trabajos
escolares. Sólo con el fin de obtener información adicional complementaria podrá
ser útil considerar la evaluación psicopedagógica de carácter individual.
En el caso de los alumnos con síndrome de Down, la evaluación psicopedagógica
es necesaria para tomar decisiones relativas a su escolarización, para su
orientación escolar y profesional, para la flexibilización del periodo de
escolarización, para la elaboración de adaptaciones curriculares significativas,
para la propuesta de diversificaciones del currículo y para la determinación, en su
caso, de los recursos y apoyos específicos complementarios que pueda necesitar.

¿Cuándo evaluar?
Según el momento en que se realice la evaluación, podemos distinguir (Buendía,
1995):
a) Evaluación inicial o de diagnóstico, que es la llevada a cabo al principio del
proceso para determinar la línea base, los conocimientos previos sobre el
tema, el punto de partida en el que se encuentra el alumno. Además de los
datos de aprendizaje y curriculares, se ha de intentar recopilar todos los
informes anteriores de los que dispongan, tanto en la escuela como en la
familia, de carácter médico o educativo.
b) Evaluación continua o formativa, es la efectuada durante el proceso, para
valorar el desarrollo del mismo y realizar las modificaciones oportunas.
c) Evaluación final o sumativa, recoge los resultados del proceso de
enseñanza-aprendizaje, al terminar una determinada fase.

¿Qué evaluar?

En la evaluación inicial deberán ser evaluados los conocimientos de los que parte
el alumno, lo que sabe y lo que desconoce respecto a los contenidos planificados
y a los esquemas de conocimiento necesarios para el nuevo material o situación
de aprendizaje. En la evaluación continua, se valorarán los progresos, los
avances, los retrocesos, las dificultades, los bloqueos que aparecen durante el
proceso, que permitirán tomar las medidas adecuadas para modificar las
intervenciones cuando sea preciso. La evaluación final, recogerá los tipos y grados
de aprendizaje alcanzados de acuerdo con los objetivos y contenidos
seleccionados. De hecho, los criterios de evaluación indican el camino que se ha
de tomar y deberán cerrar el círculo del proceso educativo que se comenzó al
planificar los objetivos iniciales.
Además de los conocimientos y capacidades adquiridos por el alumno, también
pueden ser objeto de evaluación otros aspectos. El análisis del estilo de
aprendizaje del niño con síndrome de Down, nos permitirá valorar, entre otros
aspectos, si tiende a actuar de forma impulsiva o reflexiva, si se enfrenta o elude
las actividades, qué tipo de errores son los que comete con mayor frecuencia, si
acepta las críticas y correcciones, su ritmo de aprendizaje o su grado de

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perseverancia en las tareas. Pueden comprobarse, por último, los tipos de
refuerzos que resultan más efectivos con él, por si es preciso utilizarlos en algún
programa de intervención y, como factor fundamental, sus puntos fuertes, es decir,
los aspectos en los que destaca

¿Cómo evaluar?

Del mismo modo que al analizar el cómo enseñar, las propuestas metodológicas
son el factor determinante para aplicar en la práctica cotidiana las actividades que
propiciarán la integración de los alumnos con síndrome de Down, así también el
cómo evaluar sirve para definir las intervenciones concretas que marcarán el
desarrollo de un óptimo proceso evaluador.
Un instrumento válido es la autoevaluación, en la cual el alumno comprueba por sí
mismo si ha alcanzado o no un determinado aprendizaje. Los niños con síndrome
de Down son conscientes la mayor parte de las veces, de los conocimientos que
tienen y de los que no dominan. En la coevaluación o evaluación compartida, el
niño con síndrome de Down puede ser valorado por sus compañeros y evaluar él
mismo a los demás, algo que puede tener un efecto motivador añadido.
No obstante, el mejor sistema de evaluación para alumnos con síndrome de Down
es la observación. El profesor debería realizar registros de observación de su
actuación en clase, en los que cada día apunte lo que el niño hace. Para
comprobar si sabe los colores no es necesario que responda a unas preguntas
habladas o escritas, sino que basta con ver en el quehacer cotidiano si reconoce
colores mostrándolos, si utiliza el color preciso cuando hace una tarea o si colorea
de forma correcta un dibujo, ante una indicación. Un maestro que registre
sistemáticamente lo que el niño conoce y desconoce, respecto a los objetivos
programados, no necesita hacer exámenes.
Son muy eficaces los registros del trabajo y actitud diarios, bien individuales, de
seguimiento y observación o de su participación en un grupo. Se pueden registrar
datos o sesiones; por medio de listas de control, de escalas de valoración o de
fichas de observación sistemática.
En el caso de emplear el tradicional examen, será preciso utilizar estrategias
adaptadas para los alumnos con síndrome de Down, ya que tienen dificultades
tanto para hablar como para escribir. Si es capaz de leer y de escribir, lo más
apropiado es que realice los mismos exámenes que sus compañeros,
adaptándolos a sus posibilidades.
Sea cual sea el sistema empleado, es necesario que el alumno con síndrome de
Down perciba la evaluación no como un juicio, sino como una situación en la que
va a recibir ayuda para aprender, por lo que es conveniente hacer explícitas las
razones por las que ha de realizar esas pruebas.

LA FAMILIA COMO AGENTE EDUCATIVO DE LOS NIÑOS CON SINDROME DE


DOWN.

Todo niño con discapacidad es poseedor de un caudal de energía natural, que


puede ser encausado bajo la orientación especializada de un equipo de
rehabilitación con la participación de su familia.

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Aunque se crea que es un tópico en desuso, nunca se debe dudar que los padres
son el mejor educador y psicólogo de sus hijos. Para bien e incluso para mal –
desgraciadamente, en ocasiones– la figura de los padres o tutores es el timón del
barco que dirige su primera formación como niño que se convertirá en persona y
en adulto. «La familia del niño con síndrome de Down, de igual modo que en el
caso de cualquier otro niño, es la principal responsable de su educación. Por un
lado, protagoniza el proceso de socialización de los hijos, estableciendo las
normas, reglas y costumbres que permitirán su futura incorporación a la sociedad.
Por otro, favorece el desarrollo cognitivo del niño, si el ambiente es comunicativo y
estimulante, y a la inversa, lo limitará si su influencia es en exceso rígida o
permisiva. Y por último, aunque no por eso menos importante, en ella se asientan
las bases de la maduración afectiva, fundamento del oportuno bienestar personal»
(Ruiz 2008). La educación de los niños con necesidades educativas especiales es
una tarea compartida por padres y profesionales. La colaboración con la familia ha
de tener un doble fin: por un lado ofrecer información, asesoramiento y apoyo a
los familiares y por otro, implicarlos en el proceso educativo de sus hijos (Ruiz,
2008). Esta necesidad se acentúa en el caso de los alumnos que tienen algún tipo
de discapacidad, como es el caso del síndrome de Down.
Es necesario establecer un marco colaborador entre la escuela y la familia, en el
que se tengan en cuenta sus puntos de vista, iniciativas e intereses, haciéndoles
partícipes de los planteamientos y ayudándoles en la toma de decisiones. […] el
servicio usado y/o solicitado con mayor frecuencia por los padres es el
intercambio de información, por medio de la retroalimentación informal, informes
de progreso, reuniones e información sobre el programa. Bauer, et. alt. (2000)
citado por Simpson (1988),
Durante el proceso de evaluación se ha de comprender y respetar la diversidad de
posibles entornos familiares, siendo muy cuidadosos respecto a posibles prejuicios
personales o culturales. Es probable que se dé mayor continuidad entre el medio
familiar y el escolar en Educación Infantil, mientras que en la Educación
Secundaria será preciso buscar de otra forma su implicación para la toma de
decisiones académicas y profesionales. Las etapas de tránsito entre niveles
educativos requieren una especial atención.

EL COTEXTO ESCOLAR Y LOS NIÑOS CON SINDROME DE DOWN

La escuela es el agente educativo institucional por excelencia, encargado de


impartir los conocimientos básicos a todos los niños y prepararlos para ser
ciudadanos de pleno derecho en su etapa adulta. La integración en la escuela es
una parte y un vehículo para fomentar la inclusión en la sociedad, que se ha de
prolongar a lo largo de la vida. Por ello, una escuela inclusiva ha de ser una
escuela abierta al entorno, una escuela que promueva relaciones de ida y vuelta
con la comunidad que la rodea, comenzando por las familias de los niños a los
que acoge. La escuela como principal representante de la educación formal, se
encarga de impartir, de forma sistemática y técnica, los aprendizajes académicos
fundamentales. Abarca campos tan variados como los relacionados con las
destrezas perceptivo-manipulativas, el lenguaje oral y escrito, los cálculos
matemáticos, la educación física o los contenidos escolares propios de las

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diferentes áreas y materias. Para un correcto desarrollo de los procesos
individuales de aprendizaje de los alumnos es preciso relacionarlos con los
procesos de enseñanza que se producen en el aula y con determinadas variables
organizativas de la institución escolar.
Algunos de los elementos del contexto escolar que deben ser objeto de atención
para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje, son:

a) La cultura del centro, los principios, valores y creencias que comparten los
miembros de la organización y que le dan identidad y explican su conducta.
Un centro cuyo proyecto educativo recoge principios como son la
integración escolar, la atención a la diversidad y la interculturalidad como
ejes rectores, o la normalización, la personalización y la flexibilidad en las
líneas básicas de intervención con los alumnos con necesidades educativas
especiales, tiene mucho adelantado en el camino hacia la inclusión. Si por
el contrario, el proceso de evaluación confirma que esos principios no
forman parte de la filosofía educativa del centro, su carencia proporciona ya
importantes pistas para la intervención.
b) Los objetivos del centro, los propósitos que se recogen en su proyecto
educativo, tanto explícitos como implícitos. Es fundamental tener en cuenta
el llamado currículum oculto, que agrupa los planteamientos profundos que,
sin ser manifiestos, impregnan el pensar y el sentir del centro, formando
parte de su cultura.
c) Los recursos de los que dispone, personales y materiales. No se puede
hacer el mismo planteamiento si se cuenta con un equipo de profesores
especialistas de apoyo que si no se dispone de él; o si en las aulas hay una
de promedio de 40, como cuando son 20 los alumnos que hay en cada
clase. Se deben estudiar también los recursos funcionales, como es el caso
del tiempo y el dinero con el que se cuenta y la formación del profesorado,
que también determinan muchas de las posibilidades de actuación.
d) La estructura, los órganos de gobierno y de coordinación docente, el
organigrama del centro, las funciones y actitudes del equipo directivo, los
cauces de relación y de comunicación, las estructuras estables y
temporales, los servicios de los que dispone (comedor, transporte escolar,
actividades extraescolares, etc.), los cargos unipersonales y colegiados,
deberán ser analizados y revisados periódicamente para valorar su impacto
en el proceso de integración.
e) La tecnología, no entendida como recursos tecnológicos o informáticos,
sino como las acciones y las maneras de actuar propias de la institución,
que determinan las posibilidades de intervención.
f) El entorno y las variables externas, ajenas a la estructura del centro que
inciden en la organización. La ubicación geográfica, el nivel socioeconómico
de la zona, el entorno rural o urbano, definen parte de la cultura y
determinan el perfil de los usuarios del centro.

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EL PAPEL DE LA SOCIEDAD EN LA ATENCIÓN A LAS DISCAPACIDADES

Si bien el objeto del presente es la vinculación de diferentes entornos con el


trastorno del síndrome de Down, el aspecto social no es diferente con relación a
otras discapacidades. A pesar de la aceptación internacional de normas claves
para la convivencia e igualdad de derechos, y estando ya en pleno siglo XXI,
todavía nos encontramos con personas y grupos excluidos de la posibilidad de
disfrutar de esos derechos. Como te ven te tratan dice un viejo refrán.
Tradicionalmente a las personas con discapacidad se les ha ubicado como un
grupo social desfavorecido, precisamente por la situación de desventaja social que
les produce su deficiencia o discapacidad. La marginación y discriminación de que
son objeto va implícita en opciones culturales y de valor. El destino de los
considerados marginados habrá que relacionarlo directamente con la organización
y la configuración de la sociedad. Históricamente las personas con discapacidad
han constituido uno de los grupos marginados. La raíz de esta marginación se
centra en tres vertientes: económica, política y cultural.
La sociedad occidental se define como plural, y sin embargo son criticables los
métodos que utiliza para con los «diferentes». Esta sociedad impone parámetros
muy rígidos del hombre considerado «normal», y convierte; apoyado en los
medios de comunicación, la media estadística en el deber ser humano; joven,
sano, de buen ver, productivo, triunfador, y todo lo que está fuera de este patrón
tiende a no ser considerado.
El mejor mecanismo para acortar las ventajas sería que la sociedad permitiese la
participación plena en la vida social de las personas con discapacidad. Los
problemas que un individuo pueda tener por su discapacidad, afectan, a él mismo,
a su familia, a su entorno inmediato, a su comunidad y al estado. Por lo que la
necesidad de aprendizaje para adaptarse a estas situaciones problemáticas se
extienden también a estos ámbitos. Aprendizaje desde su dimensión social. Con
esta secuencia podemos afirmar, que la educación social puede adquirir un papel
interesante en la consecución y mantenimiento de cuotas de bienestar social en
las personas con discapacidad y su familia. Habrá un funcionamiento adaptativo
del comportamiento de una persona en la medida en que se encuentre
activamente involucrada con su ambiente. El rol social deberá ser ajustado a las
actividades que sean las normales para un grupo específico de edad: aspectos
personales, escolares, laborales, comunitarios, afectivos, espirituales, etc.
Uno de los tópicos habituales al hablar de las personas con síndrome de Down es
decir que son «muy sociables y cariñosas». La realidad nos muestra que no es
necesariamente así, y más aún, que con frecuencia es difícil para ellos tener unas
habilidades sociales adecuadas al medio en el que se mueven.

ASPECTOS DEL ROL DEL PSICÓLOGO EN LA EDUCACIÓN ESPECIAL

Aunque el psicólogo trabaje con diversidad de técnicas y variadas formas de


comunicación con el niño, el Psicólogo no debe perder la unidad de sentido que
rige a cada ser humano; comprender como es el sujeto individual y anticipar donde
va el curso de su vida psíquica, ayudado por los controles psicológicos periódicos.
(Santucci de Mina, 2005).

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Dado el tema que nos compete se trata de una afectación multifuncional en la cual
convergen los aspectos neuronales, perceptivos, cognitivos, sociales y de
comportamiento, entre otros posibles, es importante destacar la necesidad de un
abordaje desde un equipo multidisciplinario donde la participación de la Psicología
se hace indispensable.
Además distintas dificultades de un niño con necesidades educativas especiales
puede solucionarse indudablemente con la estimulación temprana y la adaptación
de los padres al proceso de socialización en integración en la familia y sociedad
en general, para lo cual el Psicólogo debe de contar con una serie de aptitudes
indispensables, tales como el equilibrio emocional, poseer flexibilidad suficiente
para adaptarse a cada circunstancia, ser un buen observador para registrar todo lo
que acontece en una situación, estar abierto a nuevos conocimientos a través de
una permanente investigación y ser un facilitador de medios y recursos para que el
aprendiz alcance su pleno desarrollo, poseer una amplia tolerancia a la frustración
ya que los procesos de rehabilitación son lentos y muchas veces los resultados no
son los esperados.
Con la familia debe operar una amplia plataforma psicológica donde esta pueda
depositar sus angustias, ansiedades, miedos y prejuicios a fin de poderlos orientar
y procurarles un espacio para intercambiar experiencias, generar una solidaridad
entre los que viven la misma experiencia a fin de integrar redes de apoyos
formales e informales, como también encontrar un lugar para el asesoramiento y la
aclaración de dudas. Debe procurar crear un ambiente propicio para la apertura y
la confianza, enseñarle a encontrar un lenguaje común con sus hijos incidiendo en
el proceso de socialización del niño, el Psicólogo ha de brindar herramientas a los
padres para que sean capaces de estimular la participación de sus hijos en la
sociedad, que puedan generar en ello confianza en sí mismos, desarrollar su
autoestima y su sentido de responsabilidad en la vida.

CONCLUSIÓN

Retraso mental, deficiencia mental, discapacidad intelectual. ¿Qué significan


realmente esos términos? ¿Qué conceptos teóricos y, sobre todo, qué actitudes
vitales se esconden detrás de esas palabras? Se ha hecho enfasis una y otra vez
que el coeficiente intelectual no puede definir a una persona con discapacidad.
¿Cuál o cuáles son, entonces, los elementos que la definen?
Afortunadamente se manifiesta un gran avance en cuanto a la conceptualización
de las condiciones que manifiestan los individuos que presentan algún trastorno el
cual merme su desarrollo psicosocial. Este avance tiene su mejor expresión en la
modificación que se ha hecho en la misma terminología que define o encabeza la
realidad. Ya no se acepta el término ―retraso mental‖ porque posee un carácter
peyorativo que subraya lo negativo. El término ha sido sustituido por el de
―discapacidad intelectual‖ que no define ni condena irreversiblemente a la
persona, sino que nos alerta hacia una situación o estado especial evolucionable,
cargado de luces y sombras, que exige, eso sí, una atención también especial
para limitar problemas y potenciar capacidades.

Marzo de 2011
http://books.google.com.mx/books?
id=b98jMyRyh_4C&printsec=frontcover&dq=escuela+inclusiva&hl=es&ei=rfWSTbJ
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http://books.google.com.mx/books?
id=0kBokWYBZW0C&pg=PA27&dq=discapacidades+escolares&hl=es&ei=QwWT
TczIG4aCsQOageW-
Cw&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CCkQ6AEwAA#v=onepag
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http://books.google.com.mx/books?id=CuxLgiux-JQC&pg=PA168&dq=identificaci
%C3%B3n+de+necesidades+de+educaci
%C3%B3n+especial&hl=es&ei=LQeTTZSeNY6CsQOerdGrCw&sa=X&oi=book_re
sult&ct=result&resnum=1&ved=0CCkQ6AEwAA#v=onepage&q=identificaci
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http://books.google.com.mx/books?
id=j4FJ_Cl4v24C&pg=PA22&dq=ANTECEDENTES+DE+LA+EDUCACI
%C3%93N+ESPECIAL&hl=es&ei=QL6TTdKCLpC-
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%20ESPECIAL&f=false

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JdnlxH2EC&pg=PA520&dq=valentin+hauy&hl=es&ei=oMyTTfDtL8Xo0gGAgaGFD
A&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=2&ved=0CCgQ6AEwAQ#v=onepage
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http://books.google.com.mx/books?id=l73e-
wR6t6cC&pg=PA197&dq=IDENTIFICACI
%C3%93N+DE+NEE&hl=es&ei=9ruTTbfSHoiWsgPirZTWBQ&sa=X&oi=book_resu
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%C3%93N%20DE%20NEE&f=false

http://www.oposicionesprofesores.com/biblio/docueduc/EL%20CONCEPTO
%20DE%20ALUMNOS%20CON%20NECESIDADES%20EDUCATIVAS.pdf

http://books.google.com.mx/books?id=favoBgL-
lL8C&pg=PA62&dq=IDENTIFICACI
%C3%93N+DE+LA+NECESIDADES+EDUCATIVAS&hl=es&ei=-
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Marzo de 2011
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Marzo de 2011

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