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ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO

TRIBUNAL DE APELACIONES
REGIÓN JUDICIAL DE SAN JUAN

KLRA 2010-___________________

______________________________
Partes Recurrentes
Revisión Administrativa
procedente de la Junta de
v.
Planificación de PR
Junta de Planificación
Consulta número
Agencia Recurrida
2010-62-0210-JGE-T

Sobre:
Proyecto Gasoducto del
Norte

ESCRITO DE REVISIÓN ADMINISTRATIVA

AL HONORABLE TRIBUNAL:

Comparecen los recurrentes por conducto de la representación legal


que suscribe y, respetuosamente, EXPONEN, ARGUMENTAN y
SOLICITAN:

I. INTRODUCCIÓN

En el presente escrito se discuten detalladamente las razones por las

cuales la Junta de Planificación (JP) erró al aprobar la consulta de ubicación

núm. 2010-62-0210-JGE-T para uno de los proyectos de mayor envergadura

en la historia de Puerto Rico.1 Las crasas violaciones a múltiples

disposiciones legales y reglamentarias son reflejo de un análisis

irresponsable, abusivo y arbitrario por la JP. Como se verá, son muchas las

contradicciones que surgen del propio expediente administrativo. También

son varias las violaciones a derechos constitucionales, específicamente

aquellos que rigen el derecho de las personas a un Debido Proceso de Ley y

a la protección del medio ambiente.

La JP obvió cumplir con sus funciones y deberes mas elementales según

las exigencias del ordenamiento jurídico vigente. Guiada por la prisa y todo

un procedimiento expedito nulo amparado en la manipulación y la

inconstitucionalidad, incumplió su deber de analizar la disponibilidad de


1
Anejo I, Ap. 1-107.

1
terrenos necesarios para cumplir con las medidas de mitigación que le

fueron recomendadas por las agencias estatales y federales. La JP ni tan

siquiera adoptó expresamente las medidas de mitigación y recomendaciones

hechas por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) a

sabiendas de que su endoso estaba condicionado al total cumplimiento y

adopción de las mismas.

La resolución que aquí se impugna ignoró completamente evaluar los

cambios de uso que conlleva la construcción y operación del proyecto

propuesto. No es suficiente determinar que se trata de un proyecto

‘soterrado’, como pretexto indefectible para ignorar múltiples requisitos

legales y reglamentarias que precisamente, se promulgaron con el propósito

de guiar el desarrollo, uso y planificación de los terrenos del país de manera

integrada, ordenada y adecuada. Igualmente, la JP decidió obviar

prohibiciones expresas para la construcción en Áreas de Reserva Natural,

terrenos que por su valor ecológico extraordinario, fueron designadas por la

propia JP para ser preservados y conservados en su condición natural.

Tampoco se llevó a cabo un análisis serio y exhaustivo de los riesgos a la

seguridad que representa el proyecto propuesto en las distintas áreas por

donde transcurre. No surge del expediente administrativo razones que

justifiquen la reducción sustancial de las distancias entre la alineación

propuesta y las comunidades, contrario a las normas y fórmulas diseñadas

para evitar y minimizar los daños a la vida humana y la infraestructura física

en casos de accidentes.

Además, la aprobación de la consulta aquí en controversia mediante el

procedimiento expedito violó los principios más elementales del Debido

Proceso de Ley. La falta de notificación adecuada en derecho impidió una

participación ciudadana efectiva en el proceso decisional de la agencia

administrativa. En consecuencia, se llevaron a cabo vistas públicas en las

cuales los ciudadanos no estaban informados sobre sus derechos

constitucionales y en las cuales un gran porcentaje de las personas

2
afectadas no pudieron participar debido a la ante referida falta de

notificación adecuada.

Además, la JP violó la Ley de Política Pública Ambiental al aprobar una

consulta en base a un documento ambiental que no cumple con los

requisitos legales y reglamentarios. Recientemente se presento ante este

Honorable Tribunal un Recurso de Revisión impugnando la validez de dicho

documento ambiental por no evaluar adecuadamente el impacto del

proyecto propuesto, aquí en controversia, en el medio ambiente. In re AEE,

KLRA 2010-01246. La nulidad de la Declaración de Impacto Ambiental Final

encuentra apoyo adicional en el rechazo expreso de la agencia federal del

Servicio Forestal y de Vida Silvestre (“Fish and Wildlife Service”) al proyecto,

precisamente, por las implicaciones y riesgos que conlleva.

Además, la determinación administrativa de la JP viola la Ley 76. Dicha

determinación se emitió a base de una Resolución y una Orden Ejecutiva

nulas e ilegales a la luz de las disposiciones de la Ley 76. Esto es así debido

a que el proyecto denominado Vía Verde no está contemplado como uno de

carácter de emergencia según la Ley 76.

II. JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL

Este Honorable Tribunal tiene jurisdicción para entender en el presente

recurso en virtud del inciso (c) del Artículo 4.006 de la Ley de la Judicatura

del Estado Libre Asociado de Puerto Rico de 2003, Ley Núm. 201 del 22 de

agosto de 2003, según enmendada, 4 LPRA § 24y (2009), el Artículo 13 de la

Ley para dispensar al Gobernador en proyectos que surjan como

consecuencia de estados de emergencia declarados mediante órdenes

ejecutivas, Ley Núm. 76 del 5 de mayo de 2000, 3 LPRA § 1943 (2009) (en

adelante, Ley 76), y la Regla 57 del Reglamento del Tribunal de Apelaciones,

4 LPRA Ap. XXII-B, R. 57 (2009).

III. DICTAMEN RECURRIDO

Se solicita revisión de la Resolución de la Junta de Planificación (en

adelante, JP) del 1 de diciembre del 2010 en el caso de la consulta número

3
2010-62-0210-JGE-T,2 primera extensión, notificada mediante Edicto el 3 de

diciembre de 2010.3 Mediante dicha Resolución la Recurrida aprobó la

Consulta para un gasoducto, que transportará gas natural desde el sur de la

isla hasta el norte, denominado Vía Verde.

Ante este Honorable Tribunal pende un recurso de apelación en el caso

Cortes Lugo, et al. v. Fortuño Burset, et al., KLAN 2010-01851. El mismo

interesa la revisión de una Sentencia Parcial que, entre otras cosas, denegó

sendas solicitudes de injunction preliminar y permanente que perseguían

dejar sin efecto la misma Orden Ejecutiva objeto del presente recurso.

Además, el pasado 21 de diciembre de 2010 se presentó un recurso de

revisión administrativa ante este Ilustrado Foro en el caso In re Autoridad de

Energía Eléctrica, KLRA 2010-01246. Mediante el mismo, las partes aquí

comparecientes solicitan revisión de una Resolución de la Junta de Calidad

Ambiental que concluyó que la Declaración de Impacto Ambiental Final del

proyecto Vía Verde cumple con los requisitos de la Ley de Política Pública

Ambiental (LPPA), Ley Núm. 416 del 22 de septiembre de 2004, según

enmendada, 12 LPRA §§ 8001 et seq. (2009), y el Reglamento para el

proceso de presentación, evaluación y trámite de documentos ambientales,

Reglamento Núm. 6510 del 22 de agosto de 2002 (Reglamento 6510).

IV. BREVE RELACIÓN DE HECHOS PROCESALES

El 19 de julio de 2010, el Gobernador de Puerto Rico publicó la Orden

Ejecutiva OE-2010-034. Mediante la misma, el Gobernador “[d]eclar[ó] una

emergencia en cuanto a la infraestructura de generación de energía eléctrica

de Puerto Rico y orden[ó] la utilización de un proceso expedito . . . para el

desarrollo de proyectos que fomenten una nueva infraestructura de

generación energética que use fuentes alternas a los combustibles derivados

de petróleo, fuentes de energía renovable sostenible y de energía renovable

alterna en Puerto Rico”. Como fuente para la referida declaración, el

Gobernador citó la Ley 76.

2
Anejo I, Ap. 1-107.
3
Anejo II, Ap. 108.

4
De conformidad con lo anterior, el 12 de agosto de 2010, la JCA emitió la

Resolución Núm. R-10-26-1. Mediante la misma, ésta creó un procedimiento

sumamente expedito para la evaluación de proyectos de infraestructura

energética comprendidos en la Orden Ejecutiva.

El 19 de agosto de 2010 la JP hizo lo propio, por medio de la resolución

JPE-2010-067 por la cual se establece un procedimiento expedito para

proyectos energéticos al amparo de la Orden Ejecutiva y de la Ley 76.4

En respuesta a esto, el 9 de septiembre de 2010, la Autoridad de Energía

Eléctrica (AEE) comenzó un proceso expedito de implementación del

proyecto del Gasoducto del Norte. Dicho proceso comenzó con la

presentación de una Declaración de Impacto Ambiental Preliminar (DIA-P)

ante la JCA. Igualmente, a instancias de la AEE, la JCA citó a vistas públicas

para la evaluación del proyecto y extendió el término para someter

comentarios al documento presentado.

El 11 de octubre de 2010, la AEE presentó ante la JP una pre-consulta

para la ubicación del proyecto “Vía Verde”. El documento indica que el

proyecto consiste en la instalación de una tubería de acero para transferir

gas natural desde las instalaciones de Eco Eléctrica en Peñuelas hasta las

plantas generatrices de la AEE en Cambalache (Arecibo), Palo Seco (Toa

Baja) y San Juan. Dicha pre-consulta se codificó con el número 2010-62-

0210-JGE-T.

El 6 de octubre de 2010 se publicaron dos avisos de prensa en el

periódico Primera Hora y Puerto Rico Daily Sun con la intención de notificar a

varios titulares de terrenos privados que no pudieron ser notificados por

correo de la intención de la AEE de adquirir los terrenos.5

El 14 de octubre de 2010 la JP notificó Resolución de Requerimiento en la

que solicitó comentarios a varias agencias gubernamentales; dio el visto

bueno para la celebración de las vistas públicas; impartió a la agencia

proponente instrucciones específicas en torno al cumplimiento de los

4
Anejo VI, Ap. 145-51.
5
Anejo III, Ap. 109-14.

5
aspectos de notificación de la vista pública y ordenó la notificación de las

mismas.

El 16 de octubre de 2010 la JP, según lo ordenado en su Resolución del 14

de octubre, publicó dos avisos de vista pública en los periódicos El Vocero y

Puerto Rico Daily Sun.6

En esa misma fecha la JCA celebró vistas públicas en los municipios de

Adjuntas, Barceloneta y Bayamón. Posteriormente, el 21 de octubre de

2010, el Panel Examinador asignado a presidir las vistas públicas de la JCA

rindió un Informe resumiendo varios de los comentarios presentados durante

las vistas. Acto seguido, el 23 de octubre de 2010 la JCA emitió la Resolución

Núm. R-10-37-1, mediante la cual ordenó a la AEE a que presentara una DIA-

P que atendiera una serie de comentarios y recomendaciones sometidas por

varias personas, líderes comunitarios, profesionales, organizaciones

ambientales, entidades jurídicas y/o agencias administrativas. Luego de

solicitar y obtener una extensión de término, el 15 de noviembre de 2010 la

AEE sometió la DIA-P requerida por la JCA.

El 6 de noviembre de 2010, la JP celebró vistas públicas en los municipios

de Toa Baja, Morovis y Manatí.

El 24 de noviembre de 2010, la JCA emitió su Resolución Núm. R-10-44-1.

Mediante la misma, la referida agencia requirió a la AEE la presentación de

una DIA-F, luego de atendidas algunas recomendaciones y requerimientos

allí señaladas. La referida DIA-F fue presentada por la AEE el 29 de

noviembre de 2010. Al día siguiente, el Sub-Comité Interagencial de

Cumplimiento Ambiental por Vía Acelerada, ente creado en virtud de la Ley

76 y la OE-2010-034, presentó sus recomendaciones sobre la DIA-F a la JCA.

Finalmente, el mismo 30 de noviembre de 2010, la JCA dictó la Resolución

objeto del recurso de revisión administrativa KLRA-2010-01246. Mediante la

misma, la JCA denegó la solicitud de celebración de vistas públicas para la

DIA-P y concluyó que la DIA-F para el proyecto “Vía Verde” cumple con los

requisitos de la LPPA y el Reglamento 6510. Igualmente, la JCA resolvió que

6
Anejo X, Ap. 181.

6
la DIA-F cumplía con todas las condiciones específicas requeridas en la

Resolución Interlocutoria R-10-44-1.

El 1 de diciembre de 2010, la JP dictó la Resolución aprobando la consulta

de ubicación para el proyecto denominado “Vía Verde”, objeto del presente

recurso de revisión administrativa.7 La misma fue notificada por medio de un

aviso público el 3 de diciembre de 2010.8

El 21 de diciembre de 2010, inconformes con el proceder de la JCA en su

Resolución del 30 de noviembre, comparecen las partes recurrentes por

medio del recurso de revisión administrativa, caso KLRA-2010-01246,

mediante el cual solicitan muy respetuosamente a este Honorable Tribunal

que tenga a bien revocar el dictamen recurrido.

El 23 de diciembre de 2010, inconformes con el proceder de la JP en su

Resolución del 1 de diciembre y notificada el 3 de diciembre, comparecen las

partes recurrentes por medio del presente recurso de revisión administrativa

mediante el cual solicitan muy respetuosamente a este Honorable Tribunal

que tenga a bien revocar el dictamen recurrido.

V. SEÑALAMIENTOS DE ERROR

1. ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACION AL APROBAR UNA CONSULTA DE


UBICACION EN VIRTUD DE UN PROCEDIMIENTO NULO E ILEGAL BAJO LA
LEY NÚM. 76 DEL 5 DE MAYO DE 2000 Y LA CONSTITUCIÓN DEL
ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO.
2. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN
ANALIZAR EL RIESGO REAL Y POTENCIAL EN LA SEGURIDAD DE LAS
PERSONAS Y LA INFRAESTRUCTURA FÍSICA QUE SE ENCUENTRAN EN
LAS AREAS LIMÍTROFES DEL PROYECTO.
3. ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACION AL APROBAR UNA CONSULTA DE
UBICACIÓN EN VIOLACION DEL DEBIDO PROCESO DE LEY EN SU
DIMENSIÓN SUSTANTIVA Y PROCESAL.
4. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN
REQUERIR UN CAMBIO DE ZONIFICACIÓN Y/O CALIFICACIÓN
5. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN
CONSIDERAR LA ADECUACIDAD DEL PROYECTO A BASE DE LA
TOTALIDAD DEL EXPEDEINTE Y MÚLTIPLES FACTORES COMO EL PRECIO
DEL GAS NATURAL, LA SEGURIDAD, Y EL COSTO DEL DAÑO
AMBIENTAL.
5. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN
REQUERIR UN CAMBIO DE ZONIFICACIÓN Y/O CALIFICACIÓN
6. ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACIÓN AL APROBAR UNA CONSULTA DE
UBICACIÓN EN VIOLACIÓN A LA LEY DE BOSQUES DE PUERTO RICO Y
7
Anejo I, Ap. 1-107.
8
Anejo II, Ap. 108.

7
LA LEY PARA LA UNIFICACIÓN DE LOS BOSQUES ESTATALES DE
MARICAO, SUSÚA, GUÁNICA, TORO NEGRO Y PUEBLO DE ADJUNTAS.
7. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN
VIOLACIÓN A LAS DISPOSICIONES DEL REGLAMENTO CONJUNTO QUE
RIGEN ESPECÍFICAMENTE LA PROTECCIÓN Y PLANIFICACIÓN DE LAS
RESERVAS NATURALES
8. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN
VIOLACIÓN A LAS DISPOCICIONES LEGALES QUE PROTEGEN LA ZONA
DEL CARSO.
9. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN
VIOLACIÓN AL PROGRAMA DE MANEJO DE LA ZONA COSTANERA DE
PUERTO RICO
10. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN
VIOLACIÓN A LA LEY SOBRE POLÍTICA PÚBLICA AMBIENTAL, SIN UNA
DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL QUE EVALUARA
ADECUADAMENTE EL IMPACTO AMBIENTAL
11. ERRÓ LA JP AL APROBAR LA CONSULTA EN VIOLACIÓN A OTROS
CRITERIOS Y POR SER ARBITRARIA EN DIVERSAS FORMAS.

VI. DISCUSIÓN DE LOS ERRORES SEÑALADOS

A. Derecho aplicable a la evaluación de la consulta de ubicación

1. Orden Ejecutiva y Resolución de la Junta de Planificación

El 19 de julio de 2010, el Gobernador de Puerto Rico, Luis G. Fortuño

Burset, firmó el “Boletín Administrativo Núm. OE-2010-34” titulado “Orden

Ejecutiva del Gobernador de Puerto Rico para Activar las Disposiciones de la

Ley Núm. 76 de 5 de mayo de 2000” (en adelante OE), declarando un

“estado de emergencia de generación de energía eléctrica en Puerto Rico” y

creando un proceso expedito para el desarrollo de proyectos de energía

renovable y para otros fines.

Mediante esta OE, el Gobernador activó las disposiciones de la Ley 76 de

5 de mayo de 2000, 3 LPRA §§ 1931 et seq (2009) (en adelante Ley 76). La

Ley 76 dispensa el cumplimiento de determinada regulación y autoriza a las

agencias a establecer procedimientos alternos y expeditos para atender la

evaluación de permisos, endosos y consultas, para proyectos que pretendan

atender una emergencia. La Ley 76 define “emergencia” como:

[C]ualquier grave anormalidad como huracán, maremoto, terremoto,


erupción volcánica, sequía, incendio, explosión o cualquier otra clase
de catástrofe o cualquier grave perturbación del orden público o
un ataque por fuerzas enemigas. . . . De igual manera, el término
emergencia comprende cualquier evento o graves problemas de
deterioro en la infraestructura física de prestación de servicios
esenciales al pueblo o, que ponga en riesgo la vida, la salud pública o
seguridad de la población o de un ecosistema sensitivo.

8
3 LPRA § 1932 (2009) (énfasis suplido). El Gobernador ordenó la utilización

de este proceso acelerado de evaluación de permisos, endosos y consultas

para el desarrollo de proyectos de generación de energía que utilicen

fuentes alternas a los combustibles derivados de petróleo.

De conformidad dicha OE, la Recurrida Junta de Planificación (en adelante,

JP) aprobó el 19 de agosto de 2010 una Resolución creando un

procedimiento sumamente expedito para la evaluación de consultas sobre

proyectos de infraestructura energética comprendidos en la OE, la JPE-2010-

067.9 Esta Resolución modifica los requisitos procesales para evaluar las

consultas, y establece un proceso para las consultas y otro para las pre-

consulta. La consulta se crea para los proyectos a los cuales la Junta de

Calidad Ambiental (en adelante, JCA) ya haya certificado el cumplimiento con

la Ley de Política Pública Ambiental, Ley 416 del 22 de septiembre de 2004,

12 LPRA 8001a et seq (2009). La pre-consulta, en cambio, es el proceso

para los que aún no hayan cumplido con ese requisito, pero que ya hayan

circulado un documento ambiental para su evaluación.10 La Resolución no

incluye los criterios sustantivos bajo los cuales se evaluarán las consultas.

En ambos casos, la Resolución impone términos en extremo cortos para la

evaluación de la consulta. Las agencias gubernamentales concernidas

tendrán a penas cinco (5) días improrrogable para emitir comentarios sobre

la consulta.11 La propia JP deberá adjudicar la consulta dentro de los quince

(15) días de haber sido presentada o desde que la JCA certifique

cumplimiento ambiental, en el caso de la pre-consulta.12

La AEE comenzó un proceso expedito de implementación del Proyecto del

Gasoducto del Norte y presentó una Declaración de Impacto Ambiental

Preliminar (DIA-P) el 9 de septiembre de 2010 ante la Junta de Calidad

Ambiental. El 11 de octubre de 2010, presentó una pre-consulta ante la JP.

9
Anejo VI, Ap. 145-51.
10
Véase Resolución JPE-2010-067, en las pág. 2-4, Anejo VI, Ap. 146-48.
11
Véase id., en la pág. 5, Anejo VI, Ap. 149.
12
Id.

9
La Recurrida celebró vistas públicas sobre la pre-consulta el 6 de noviembre

de 2010.

El 1ro de diciembre de 2010, al día siguiente de que la JCA certificara el

cumplimiento con la Ley de Política Pública Ambiental, la Recurrida JP aprobó

la consulta de ubicación para el Proyecto del Gasoducto. 13 Ante la magnitud

de este Proyecto y las enormes consecuencias que el mismo acarrea para el

país, cabe preguntarse si realmente existe una emergencia que justifique la

aprobación de procesos sumarios expeditos, obviando políticas públicas

garantizadas en nuestra Constitución.

2. Política publica ambiental

Las actuaciones de la Recurrida al aprobar la consulta ubicación solicitada

por la AEE para el Proyecto antes mencionado, utilizando un proceso

expedito, son contrarias a política pública que surge del Artículo VI § 19 de la

Constitución del Estado Libre Asociado y a la Ley de Política Pública

Ambiental, en tanto las mismas conllevaría a un menoscabo de la mejor

conservación de los recursos naturales y a un mayor riesgo, destrucción y

deterioro de los mismos. Igualmente, dichas actuaciones violan el derecho a

un debido proceso de ley de los aquí Recurrentes, omitiendo el extenso

trámite administrativo necesario que incluye el derecho a informarse, a

participar adecuadamente, a estudiar y analizar ponderadamente la

consulta, y cuestionar las actuaciones AEE y la JP.

La política pública en torno a la protección y conservación del

medioambiente en Puerto Rico es clara y de origen constitucional. La

Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico establece que será

política pública “la más eficaz conservación de los recursos naturales, así

como el mayor aprovechamiento de los mismos para el beneficio de la

comunidad . . .”. CONST. ELA, Art. VI § 19. Esta cláusula colocó a Puerto Rico

en el sitial de países con constituciones vanguardistas, para el 1952, al dotar

con rango constitucional la protección del medio ambiente.

13
Anejo I, Ap. 1-107.

10
Los debates en la Convención Constituyente en torno a la referida

disposición son particularmente reveladores en cuanto al propósito y alcance

que nuestros delegados pretendieron darle. Propuesto por el Dr. Pablo

Morales Otero que la política pública del Estado en torno a la conservación

de nuestros recursos naturales ostentara rango constitucional, III JOSÉ TRÍAS

MONGE, HISTORIA CONSTITUCIONAL DE PUERTO RICO 235 (1982), el delegado Jaime

Benítez se opuso a su inclusión. 3 DIARIO DE SESIONES DE LA CONVENCIÓN CONSTITUYENTE

DE PUERTO RICO 2114 (Ed. Conmemorativa 2003). Razonó el delegado Benítez

que proposiciones como ésta son “innecesari[as]”, puesto que “no

constituyen justificación alguna para que se le otorgue rango constitucional a

una exhortación”, que era todo lo que dicha cláusula hacía, según el

delegado Benítez. Id. en la pág. 2115.

En respuesta, el delegado Santiago Polanco Abreu expresó que, al

recomendar la inclusión de la referida disposición, se estaba siguiendo el

ejemplo de varios estados de Estados Unidos, así como de varios países. Id.

en las págs. 2115-16. Indicó también Polanco Abreu que la cláusula no era

meramente exhortativa, como indicaba el delegado Benítez. En particular,

éste expresó lo siguiente:

No hay un error teórico. Estamos concientes de lo que estamos


haciendo. Estamos estructurando algo, la conservación del
recurso natural.
Puerto Rico es una isla. Debemos tener preocupación. El doctor
Morales señaló una proposición específica para eso. . . . [L]a comisión
ha tenido elementos de juicio adecuados para llegar a una
determinación.
Por esos fundamentos, señor Presidente, nosotros sostenemos que la
Convención debe aprobar la recomendación que se ha formulado y
votar en contra de la enmienda del señor Benítez.

Id. en la pág. 2116 (énfasis suplido). Sometido así el asunto a votación, la

propuesta de eliminación de la cláusula fue derrotada, y Puerto Rico pasó a

pertenecer a la creciente lista, ahora de más de 130 países y de al menos 45

estados de Estados Unidos, que tienen algún tipo de cláusula constitucional

relacionada al ambiente. Véase James R. May, Constituting Fundamental

Environmental Rights Worldwide, 23 PACE ENVTL. L. REV. 113, 129-33, 146-82

(2006) (enumerando cláusulas constitucionales a través del mundo);

11
Environmental and Natural Resources Provisions in State Constitutions, 22 J.

LAND RESOURCES & ENVTL. L. 73 (2002) (enumerando disposiciones

constitucionales en los estados de EE.UU.). Aclarando aún más la intención

de los constituyentes, el Informe de la Comisión de Disposiciones

Transitorias y Asuntos Generales señaló lo siguiente:

Es nuestro propósito señalar con absoluta claridad la conveniencia y


necesidad de que se conserven los recursos naturales en Puerto Rico.
Siendo Puerto Rico una isla y teniendo pocos recursos
naturales, debe haber una preocupación constante por parte
del Estado en el uso, desarrollo, aprovechamiento y
conservación de los mismos. La conservación de la tierra, los
bosques, los peces, las aguas, las aves, las minas y las salinas,
entre otros, debe ser una de las funciones primordiales de
nuestro Gobierno.
El Estado debe estudiar, y controlar hasta donde ello fuere posible, el
desarrollo de sus recursos naturales. Entendemos por “conservar”, el
estudio y control de los recursos para evitar la dilapidación de los
mismos.
El concepto “conservar” conlleva, además, la facultad de la Asamblea
Legislativa para suspender o abolir la caza o la pesca y controlar,
cuando lo estime necesario y conveniente, la explotación y desarrollo
de otros recursos naturales que existen actualmente o surjan en el
futuro.

4 DIARIO DE SESIONES DE LA CONVENCIÓN CONSTITUYENTE DE PUERTO RICO, supra, en la pág.

2622 (énfasis suplido).

El Tribunal Supremo ha dado cierto uso y contenido a nuestra cláusula

ambiental. Así, por ejemplo, las expresiones iniciales de dicho foro con

relación a la cláusula sirvieron para contextualizar la aplicación de la

doctrina de legitimación activa en casos ambientales. Véase Salas Soler v.

Secretario de Agricultura, 102 DPR 716, 722-23 (1974); Cerame Vivas v.

Secretario de Salud, 99 DPR 45 (1970). Además, la citada cláusula influyó

considerablemente también en el que, durante algún tiempo en nuestra

jurisdicción, existiera una norma de revisión rigurosa a las decisiones

administrativas que incidían sobre asuntos ambientales. Véase Municipio de

San Juan v. JCA, 152 DPR 673, 742-43, 747-48 (2000) (opinión de

conformidad emitida por el entonces Juez Asociado Hernández Denton)

(celebrando que el Tribunal Supremo finalmente adoptase “un criterio

especialmente riguroso para revisar las decisiones de las agencias

administrativas en asuntos ambientales”). Véase también Liana Fiol Matta,

12
De regreso al futuro: El hard look y la “nueva” revisión judicial rigurosa en

casos ambientales, 72 REV. JUR. UPR 71 (2003). Por último, la cláusula

constitucional de conservación ambiental ha sido utilizada más

recientemente como fundamento para reconocer la existencia de una causa

de acción por responsabilidad civil extracontractual, por daños al ambiente.

Rivera Colón v. Díaz Arocho, 165 DPR 408, 423-24, 426 (2005).

Por otra parte, el Tribunal Supremo ha sido meridianamente claro en

cuanto a que la cláusula constitucional sobre protección ambiental es

justiciable. Así, pues, en Paoli Méndez v. Rodríguez, 138 DPR 449 (1992),

dicho Foro expresó que la citada sección “no se reduce a un mero postulado

de principios”. Id. en la pág. 460. Continuó nuestro Tribunal Supremo:

Los forjadores de nuestra Constitución tenían meridianamente clara su


visión del ser humano y su interrelación e interdependencia sistémica
con los recursos naturales y con la naturaleza de la cual forma parte
integral. El hombre es tanto un componente como un interactor en su
medio ambiente natural, físico, social, económico y político. Esta visión
integral del hombre, de su medio ambiente y de la naturaleza en
general permea el principio constitucional de que todos tenemos la
esperanza de un mundo mejor basado en los principios expuestos en el
Preámbulo y en la Carta de Derechos de la Constitución. El medio
ambiente natural y la naturaleza no sólo sirven el propósito de que el
hombre pueda utilizarlos para su subsistencia material, sino para su
recreación y uso del tiempo libre, para la contemplación de su belleza
y majestuosidad, para sentirse orgulloso de su patria, para mejorar su
calidad de vida, y para lograr un desarrollo integral de la personalidad
y su autorealización como ser humano.
La política pública sobre los recursos naturales expuesta en
nuestra Constitución es una protección de lo que comúnmente
llamamos “la naturaleza”. Es una protección frente al Estado,
la sociedad, el gobierno, e incluso el hombre, que en el mundo
contemporáneo, sin darse cuenta que está socavando su
propia existencia, destruye la naturaleza en aras de un
materialismo y un consumismo rampante, creando desbalances
sistémicos irreversibles.

Id. en las págs. 461-62 (énfasis suplido). De conformidad con lo anterior, ya

desde Paoli Méndez ha quedado evidente que la cláusula constitucional

ambiental provee garantías frente las actuaciones del Estado, así como

contra las de entes privados, en detrimento de la conservación de nuestros

recursos naturales o, en palabras del propio Tribunal, “de lo que

comúnmente llamamos ‘la naturaleza’”. Además, el Tribunal Supremo en

Paoli Méndez aclara que las leyes ambientales vienen a implementar el

13
referido mandato constitucional, por lo que deben interpretarse de manera

consistente con el mismo. Véase id. en las págs. 462-64.

Las citadas expresiones fueron reiteradas y precisadas por el Tribunal

Supremo en Misión Industrial v. JCA, 145 DPR 908 (1998). Allí, el Tribunal

expresó en términos categóricos que la disposición constitucional es “un

mandato que debe observarse rigurosamente y que prevalece sobre

cualquier estatuto, reglamento u ordenanza que sea contraria a éste”. Id. en

la pág. 919. Continuó el Tribunal Supremo:

Conforme a este claro historial constitucional, en Puerto Rico,


cualquier decisión o determinación del Estado que incida sobre
los recursos naturales debe responder cabalmente al doble
mandato del Art. VI, Sec. 19 de la Constitución del E.L.A., supra,
de lograr la más eficaz conservación de los recursos naturales, a la vez
que se procura el mayor desarrollo y aprovechamiento de esos
recursos para el beneficio general de la comunidad. Dicha sección fija
de modo incuestionable el criterio jurídico primordial para juzgar la
validez o interpretar el significado de cualquier norma o decisión
relativa al uso o protección de los recursos naturales formulada por la
Asamblea Legislativa o por cualquier agencia, departamento,
municipio o instrumentalidad gubernamental.

Id. en las págs. 919-20 (énfasis suplido). De conformidad con lo anterior, en

Misión Industrial se aclara aún más el hecho que la cláusula constitucional

ambiental establece el criterio rector para examinar la validez de “cualquier

norma o decisión relativa al uso o protección de los recursos naturales

formulada” por el Estado, y que convierte en nula cualquier actuación

incompatible con la misma, pues “prevalece sobre cualquier estatuto,

reglamento u ordenanza que sea contraria a éste”. Id. en las págs. 919-20.

La referida interpretación ha sido posteriormente confirmada por el Tribunal

Supremo en Municipio de San Juan v. JCA, 152 DPR 673 (2000) y Rivera

Colón v. Díaz Arocho, 165 DPR 408 (2005).

En virtud de lo expresado, además de declarar la política pública hacia los

recursos naturales, la Sección 19 del Artículo VI de la Constitución de Puerto

Rico establece “una norma sustantiva que fija un criterio jurídico para medir

la validez de las actuaciones del Estado cuando las mismas tienen el

potencial de afectar el ambiente”. Municipio de San Juan, 152 en la pág. 748

(opinión de conformidad emitida por el entonces Juez Asociado Hernández

14
Denton) Así, la cláusula constitucional protectora de los recursos naturales

es una limitación a los poderes del Estado que determina la validez toda

norma o decisión gubernamental que pueda afectar el uso o protección de

los recursos naturales. Estando sujetos, pues, al citado “mandato ineludible”

ambiental de la Constitución, las actuaciones de las partes codemandadas

venían obligadas a ceñirse al mismo.

El mandato constitucional fue eventualmente expandido y concretado en

la Ley de Política Pública Ambiental (LPPA). Esta ley, obliga a todos los

órganos gubernamentales a “interpretar, aplicar y administrar todas las

leyes y cuerpos reglamentarios vigentes y los que en lo futuro se aprueben

en estricta conformidad con la política publica. . .”. 12 LPRA § 8001a(b)

(2009). Además, la Ley tiene los siguientes propósitos: (1) establecer una

política pública que estimule una deseable y conveniente armonía entre el

hombre y su medio ambiente; (2) fomentar los esfuerzos que impedirían o

eliminarían daños al ambiente y la biosfera y estimular la salud y el bienestar

del hombre; y (3) enriquecer la comprensión de los sistemas ecológicos y

fuentes naturales importantes para Puerto Rico. Art. 2 LPPA, 12 LPRA § 8001

(2009) (citado en anotaciones).

La declaración de política pública enunciada en la LPPA impone a las

agencias e instrumentalidades públicas el deber de tomar en consideración

los efectos de las decisiones gubernamentales sobre el medioambiente:

A. El Estado Libre Asociado de Puerto Rico, en pleno reconocimiento


del profundo impacto de la actividad del hombre en las interrelaciones
de todos los componentes del medio ambiente natural, especialmente
las profundas influencias del crecimiento poblacional, la alta densidad
de la urbanización, la expansión industrial, recursos de explotación y
los nuevos y difundidos adelantos tecnológicos y reconociendo,
además, la importancia crítica de restaurar y mantener la calidad
medio ambiental para el total bienestar y desarrollo del hombre,
declara que es política continua del Gobierno del Estado Libre
Asociado, incluyendo sus municipios, en cooperación con las
organizaciones públicas y privadas interesadas, el utilizar todos los
medios y medidas prácticas, incluyendo ayuda técnica y
financiera, con el propósito de alentar y promover el bienestar
general y asegurar que los sistemas naturales estén saludables
y tengan la capacidad de sostener la vida en todas sus formas, así
como la actividad social y económica, en el marco de una cultura de
sustentabilidad, para crear y mantener las condiciones bajo las cuales
el hombre y la naturaleza puedan existir en armonía productiva y
cumplir con las necesidades sociales y económicas y cualesquiera

15
otras que puedan surgir con las presentes y futuras generaciones de
puertorriqueños.
B. El Estado Libre Asociado reconoce que toda persona tiene derecho y
deberá gozar de un medio ambiente saludable y que toda persona
tiene la responsabilidad de contribuir a la conservación y
mejoramiento del medio ambiente. Asimismo, toda persona
responsable por la contaminación de nuestros suelos, aguas y
atmósfera tiene la obligación de responder por los costos de la
descontaminación o restauración y, cuando procediere, compensar al
pueblo de Puerto Rico por los daños causados.

12 LPRA § 8001 (2009) (énfasis suplido). Así también, en su Artículo 4, la

LPPA indica lo siguiente:

A. Para llevar a cabo la política que se establece en el Artículo 3 de


esta Ley, es responsabilidad continua del Estado Libre Asociado
utilizar todos los medios prácticos, en armonía con otras
consideraciones esenciales de la política pública, para mejorar y
coordinar los planes, funciones, programas y recursos del Estado Libre
Asociado con el fin de que Puerto Rico pueda:
1. cumplir con las responsabilidades de cada generación como
custodio del medio ambiente para beneficio de las generaciones
subsiguientes;
2. asegurar para todos los puertorriqueños paisajes seguros,
saludables, productivos y estéticos y culturalmente placenteros;
3. lograr el más amplio disfrute de los usos beneficiosos del medio
ambiente sin degradación, riesgo a la salud de o seguridad u otras
consecuencias indeseables;
4. preservar los importantes aspectos históricos, culturales y
naturales de nuestro patrimonio y mantener, donde sea posible, un
medio ambiente que ofrezca diversidad y variedad a la selección
individual;
5. lograr un balance entre la población y el uso de los recursos que
permita altos niveles de vida y una amplia participación de las
amenidades de la vida; y,
6. mejorar la calidad de los recursos renovables y velar por el uso
juicioso de aquellos recursos que sufran agotamiento.

12 LPRA § 8001a (2009) (énfasis suplido). El Tribunal Supremo ha expresado

que la LPPA constituye el primer y principal esquema estatutario adoptado

en Puerto Rico para atender de modo integral los asuntos concretos que se

plantean en el País en relación con la administración del medio ambiente.

Misión Industrial de PR v. JCA, 145 DPR 908 (1998); Municipio de Loíza v.

Sucn. Marcial Suárez, 154 DPR 333 (2001).

3. Consulta de ubicación

Una consulta de ubicación es un proceso administrativo diseñado para

que la JP “evalúe, pase juicio y tome la determinación que estime pertinente

sobre propuestos usos de terrenos que no son permitidos ministerialmente

16
por la reglamentación aplicable en áreas zonificadas pero que las

disposiciones reglamentarias proveen para que se consideren”. T-JAC, Inc. v.

Caguas Centrum Limited Partneship, 148 DPR 70, 85 (1999). Como se

mencionara antes, la Resolución de la JP estableciendo un proceso expedito

para proyecto de energía no establece criterios sustantivos bajo los cuales

evaluará consultas que atienda durante su vigencia. No obstante, en su

Resolución aprobando la Primera Extensión a la consulta número 2010-62-

0210-JGE-T, aplicó los criterios establecidos en el Reglamento Conjunto de

Permisos y Usos de Terrenos (en adelante, Reglamento conjunto),

Reglamento 7951 del 30 de noviembre de 2010 (Aprobado por JP).14

Este Reglamento conjunto dispone que las consultas sobre proyectos

supraregionales, las mejoras públicas no incluidas en el Plan de inversión a

cuatro años (PICA), y las transacciones públicas que no sean de otra forma

exentas se tramitarán ante la JP. Véase Reglamento conjunto, Regla 58.2.2.

Durante el proceso de evaluación de la consulta, la JP deberá tomar en

consideración, entre otros: la Ley orgánica de la JP, Ley de Municipios

Autónomos, Ley del Plan de Usos de Terrenos de Puerto Rico, Plan de

Desarrollo Integral, Objetivos y políticas públicas del Plan de usos de

terrenos de Puerto Rico, Planes de usos de terrenos, mapas de zonificación y

clasificación, planes de ordenamiento territorial, PICA, al igual que los

reglamentos de la JP y cualquier otra legislación aplicable. Véase

Reglamento conjunto, Regla 58.5.1. Además, la JP tomará en consideración

la localización del proyecto, los usos y la infraestructura física y social

existentes en el lugar, rasgos topográficos del área, densidad poblacional, la

importancia agrícola, ambiental y/o turística del área, y otras condiciones

sociales, económicas y físicas. Véase id. En las consultas públicas se tomará

en consideración también “el costo del proyecto, la disponibilidad y

procedencia de fondos, programación de la obra, posibles conflictos con

obras de otros organismos gubernamentales”. Id.

14
Anejo I, Ap. 1-107.

17
Asimismo, la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Puerto Rico ha

dispuesto que a pesar de que la JP posee discreción en el proceso de

evaluación de una consulta de ubicación, ésta “no es un cheque en blanco,

ya que está sujeta a las normas y requisitos consignados en la ley. En el

ejercicio de tal discreción la Junta no puede obviar su propios estatutos en

cuanto a usos de terrenos”. T-JAC, en la pág 85. Véase además Mun. de San

Juan v. Bosque Real, 158 DPR 743 (2003).

La JP, como órgano gubernamental, viene obligada a velar directamente

por el cumplimiento de la política pública ambiental del Gobierno, según

declarada en la legislación pertinente. La Ley Orgánica de la Junta de

Planificación de Puerto Rico, Ley Núm. 75 del 24 de junio de 1975, 23 LPRA

§§ 62-64h, la emplaza a velar por la protección del medioambiente, pues la

Junta fue creada con el propósito de “guiar el desarrollo integral de Puerto

Rico . . . de acuerdo con las actuales y futuras necesidades sociales y los

recursos humanos, ambientales, físicos y económicos, hubiere de fomentar

en la mejor forma la salud, la seguridad . . . y el bienestar general de los

actuales y futuros habitantes . . .”. 23 LPRA § 62c (2009) (énfasis suplido.)

Así, la JP viene obligada a ponderar y tomar en consideración los impactos

medioambientales que causaría el proyecto objeto de la consulta de

ubicación. Así lo reiteró nuestro más Alto Foro al afirmar que:

la Junta [de Planificación] debe evaluar la infraestructura física y social


así como la situación ambiental en el área afectada por la
consulta de ubicación…[l]a Junta de Planificación, como organismo
especializado en la planificación urbana y desarrollo del país, debe
además cumplir con la política pública ambiental, así como con
aquellas leyes que protegen los recursos naturales del país… La
política ambiental no es un obstáculo al progreso, ni mucho
menos una molestia que se pueda soslayar. Es una garantía
para el futuro, es una visión a largo plazo de la calidad de vida
que venimos obligados a garantizarle a las futuras
generaciones. Los tribunales tenemos el deber de hacer cumplir las
leyes, de asegurarnos que en la consecución del progreso no queden
maltrechos otros valores que resultan ser de igual jerarquía e
importancia.

Misión Industrial de Puerto Rico, Inc. v. Junta de Planificación, 142 DPR 656,

689 (1997) (énfasis suplido).

18
Igualmente, el Tribunal ha interpretado que la política pública ambiental

“está plasmada tanto en un sinnúmero de leyes de carácter general como de

carácter específico y que todo organismo adjudicativo tiene el deber

ineludible de utilizarla a la hora de tomar decisiones que puedan

afectar el medio ambiente”. Maldonado v. Junta de Planificación, 171 DPR

46, 63 (2007) (énfasis suplido.)

PRIMER ERROR:

ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACION AL APROBAR UNA


CONSULTA DE UBICACION EN VIRTUD DE UN PROCEDIMIENTO
NULO E ILEGAL BAJO LA LEY NÚM. 76 DEL 5 DE MAYO DE 2000 Y
LA CONSTITUCIÓN DEL ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO
RICO.15

A. La nulidad del procedimiento empleado para evaluar el proyecto


y de la Orden Ejecutiva del Gobernador a la luz de la Constitución y
la Ley Núm. 76 del 5 de mayo de 2000

1. Introducción

Es la contención de los recurrentes que la JP impartió su aprobación a la

consulta de ubicación en virtud de un procedimiento enteramente nulo e

ilegal. La JP siguió un procedimiento ilegal pues consideró el Gasoducto como

uno de “emergencia” bajo la Ley Núm. 76 del 5 de mayo del 2000 (Ley 76),

aprobó y aplicó una resolución especial ilegal (JPE-2010-067) y siguió y aplicó

una Orden Ejecutiva a su vez también nula e ilegal (OE-2010-34).

Además, es la contención central de los recurrentes que el Gasoducto no

es ni puede ser un proyecto o decisión gubernamental que pueda de facto o

de jure considerarse de “emergencia” bajo la Ley 76. Ello así, debido a las

dimensiones verdaderamente gigantescas de dicho proyecto tanto en

tamaño, complejidad, y tiempo de construcción como en sus daños y riesgos

a las personas y recursos naturales y ambientales.

Estas características, algunas de las cuales señalaremos a continuación,

impiden que el Gasoducto pueda considerarse como uno inmediato, para

15
En Cortes Lugo, et al. v. Fortuño Burset, et al., KLAN 2010-01851, varias de las partes aquí
recurrentes presentaron un escrito de apelación en el cual cuestionan una Sentencia Parcial
dictada por el Tribunal de Primera Instancia que denegó las solicitudes de interdicto
preliminar y permanente presentadas. En dicha Sentencia, el foro de instancia razonó que
los cuestionamientos a la Orden Ejecutiva y las Resoluciones de la JCA y la JP debían
formularse en éste recurso y en el presentado en el caso In re AEE, KLRA 2010-01246.
Aunque las partes comparecientes entienden que dicho razonamiento es errado, y así lo
plantean en su escrito de apelación, como cuestión de preservar los argumentos, y en la
alternativa, se incluyen dichos planteamientos en el presente recurso.

19
atender el tipo de emergencias agudas a las cuales se refiere la Ley 76. Ello

es otra forma de decir que estamos antes un abuso patente e ilegal de los

propósitos y letra de la Ley 76 por parte de la JCA y la Junta de Planificación

(JP), al tramitar el gasoducto bajo la Ley 76, y al emitir las resoluciones

haciendo ello viable.

2. No se ha determinado que el Gasoducto es una obra de


emergencia bajo la Ley 76

Los recurrentes también sostienen que la JP violentó la Ley 76, puesto

que dicha ley requiere una determinación de que el Gasoducto es uno de

aquellas obras públicas que estén destinadas a atender una situación de

emergencia. Véase Art. 2, Ley 76, 3 LPRA § 1932 (2009). Tal determinación

no existe en la Resolución. Dicho artículo plasma un esquema básico bajo

la Ley 76 que consiste: primero, en la determinación de emergencia y,

luego, la obra pública diseñada para atender la emergencia. Véase Arts. 1(a),

2, Ley 76, 3 LPRA §§ 1931-32 (2009). Sin embargo, ni la OE ni las

resoluciones de la JCA y JP han determinado que el gasoducto es una

obra que está dirigida a atender la “emergencia” energética decretada en

dicha OE. Sólo en la práctica la JP ha considerado al gasoducto como tal.

Igual cosa hace la OE por sus efectos. Igual cosa hizo la JP al impartir su

aprobación a la consulta de mejora pública del gasoducto. El uso de gas

natural para atender la dependencia del petróleo no es sinónimo del

gasoducto pues, aquel puede hacerse llegar al sistema de la AEE por varias

vías. Sin esa determinación expresa y sustentada de que el

gasoducto es una obra de emergencia no podía tramitarse el mismo

como tal, subvirtiendo derechos y todo el trámite ordinario de las las leyes

vigentes, incluyendo la Ley de Procedimiento Administrativo Uniforme

(LPAU). Se ha evadido, pues, el formular y sustentar la determinación más

crítica de todas: el que el gasoducto es una obra de emergencia; lo que,

como hemos dicho, es distinto al propuesto uso de gas natural.

¿Es casualidad que ni la OE ni las resoluciones especiales de la JCA y la JP

no determinan concretamente (ni tampoco las resoluciones de la JCA y la JP

20
aprobando la DIA-F y la consulta de ubicación, respectivamente) que el

gasoducto es una proyecto que atiende una emergencia en los términos de

la Ley 76? Entendemos que la imposibilidad de ofrecer una determinación

que pudiera sostenerse llevó a la ambigüedad conveniente y la actuación

puramente de facto.

La combinación resultante no pudo haber sido peor: la aprobación cuasi-

sumaria, en un trámite lleno de ambigüedades, pero en relación a un

proyecto con una capacidad de un daño humano, ambiental, anti-

democrático y económico tremendo. Resta por determinar si la Rama Judicial

procederá a rectificar este estado de cosas devolviendo sensatez y legalidad

al proceso administrativo en la Rama Ejecutiva.

Es la contención de los recurrentes que la JP impartió su aprobación a la

consulta de ubicación en virtud de un procedimiento enteramente nulo e

ilegal. La JP siguió un procedimiento ilegal pues consideró el Gasoducto como

uno de “emergencia” bajo la Ley Núm. 76 del 5 de mayo del 2000 (Ley 76),

aprobó y aplicó una resolución especial ilegal (JPE-2010-067) y siguió y aplicó

una Orden Ejecutiva a su vez también nula e ilegal (OE-2010-34).

Es la contención también de los recurrentes que la OE decretando un

“estado de emergencia” en el sistema de generación eléctrica de Puerto Rico

es nula a partir de su dependencia en derivados del petróleo pues :(a) la Ley

76 no contempla o permite tal cosa, y (b) en su aplicación dicha Orden ha

servido para tramitar el gasoducto como uno de emergencia, cuando ello es

imposible bajo la Ley 76. Por las mismas razones, de su faz y en su

aplicación, la Resolución Núm. JPE-2010-067 de la JP es nula e ilegal.

Veamos.

3. El Gasoducto no puede considerarse como un proyecto de


emergencia bajo la Ley 76

Es imposible que el gasoducto pueda considerarse como uno de

“emergencia” bajo la Ley 76 pues sus dimensiones y complejidad es tal que

21
literalmente el trámite de permisos y construcción tomará años. Su torpe

y abusivo trámite, solo ante la JCA y la JP, ha tomado casi el término de los

seis meses que puede durar la vigencia de la Ley 76, tomando como punto

de partida la aprobación de dicha OE. Recuérdese que seis meses es el

período máximo de duración para la vigencia de las declaraciones de

emergencia bajo la Ley 76. Las resoluciones de la JCA y la JP emitidas,

favoreciendo el gasoducto, no son firmes; pero sobre todo es imposible que

éste pueda construirse dentro del período de vigencia de la OE del 19 de

junio del 2010. Las dimensiones del gasoducto son inmensas y complejas y

debido a ello no puede considerarse como una obra que atienda una

“inmediata situación”, conforme el Art. 2 de la Ley 76, 3 LPRA § 1932 (2009).

Éste no atiende una “grave anormalidad como huracán, maremoto . . . o

grave problema de . . . infraestructura que ponga en riesgo la vida . . . o

seguridad”, y por ende deba atenderse con el elemento crítico de

inmediatez. Este elemento crítico de prontitud en la ejecución es imposible.

A lo dicho debe sumarse que la AEE carece a esta fecha de una plétora de

autorizaciones, permisos y endosos que son legalmente esenciales de parte

de varias agencias del Gobierno de Estados Unidos. Por ejemplo, el trámite

respecto al crucial permiso del Cuerpo de Ingenieros (COE) bajo la Sección

404 del Clear Water Act, 33 USC § 1344 (2009), apenas ha comenzado, ya

que escasamente esa agencia emitió su aviso público (“Public Notice”) el 19

de noviembre del 2010 respecto la solicitud SAJ-2010-02881 (IP-EW6).16

¿Por qué es necesario un permiso bajo las leyes antes indicadas? Porque

el gasoducto afectará, con más o menos seriedad, múltiples cuerpo de agua

y humedales: “The total proyect area is about 1,672 acres and the pipeline

will traverse 235 rivers and wet lands, covering 369 acres of jurisdictional

Waters of the United States.”17

El trámite de un proyecto de la magnitud del gasoducto ante el COE es y

será complejo, incluyendo: posibles vistas públicas (las cuales, según

16
Anejo IX, Ap. 175-80.
17
Id.

22
información disponible, han sido ya solicitadas por cientos de personas,

profesionales y entidades); consultas formales a otras agencias encargadas

de proteger especies en peligro de extinción y las especies acuáticas; y

posiblemente también una DIA federal, conocida como “Environmental

Impact Statement” (EIS). En cuanto lo primero, el Aviso Público del COE

anuncia lo siguiente: “The Corps will request initiation of formal consultation

with the Fish and Wildlife Service / National Marine fisheries Services

pursuant to Section 7 of the Endangered Species Act”.18

Por su parte el Fish and Wildlife Service (FWS) ya ha notificado serias

objeciones al proyecto, tal como se evidencia en sus comunicaciones al COE

del 18 de octubre del 2010 y el 15 de diciembre del 2010.19 La más

reciente exige formalmente un EIS y solicita expresamente que el

COE deniegue el permiso solicitado por la AEE para el gasoducto.20

Cabe aclarar que aún si se emitiera el permiso ante el COE, la Agencia

federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) puede ejercer

jurisdicción respecto al mismo y revocarlo, conforme la facultad que se

concedió a ésta en la Sección 404(C) del Clear Water Act, 33 USC § 1344(C).

Luego también el gasoducto requiere de la autorización o endoso del

Departamento de Transportación Federal debido al posible efecto de su

trayectoria en vías financiadas con dineros administrados por ese

Departamento. Ello fue así establecido en la carta del Departamento de

Transportación y Obras Públicas del ELA a la JCA del 13 de septiembre del

2010.

Como si fuera poco, el gasoducto no es viable en este momento puesto la

empresa suplidora del gas natural (EcoEléctrica) carece: (i) de la

infraestructura necesaria para ello (ii) de los permisos de la agencia federal

con jurisdicción, a saber, la Federal Energy Regulatory Commision (FERC).

Una investigación en la página electrónica de esta así lo revela,21 y además

18
Id.
19
Anejos VII-VIII, Ap. 152-74.
20
Anejo VII, Ap. 152-61.
21
Véase www.ferc.gov (última visita el 19 de diciembre de 2010).

23
ello lo señala formalmente el FWS en su más reciente misiva al COE del 15

de diciembre del 2010:

In its July 19, 2010, semiannual report to FERC (see Enclosure 2),
EcoElectrica indicated that it is considering construction of the second
LNG Storage tank to supply natural gas fuel to the Commonwealth for
a future expansion. We note that in this report, EcoElectrica only
addresses the Terminal Modification project for delivering natural gas
to Costa Sur as previously permitted by FERC. By letter dated
November 15, 2010, EcoElectrica indicated to the Service that the
current modifications to their facilities are not part of PREPA’s Via
Verde pipeline project, and that they would need to request FERC’s
approval for any physical or operational modifications that might be
necessary in their facilities to serve the newly proposed pipeline
project.
The PN fails to discuss necessary changes to EcoElectrica currently
authorized facilities and operations to supply natural gas to PREPA’s
three facilities in the north. The Service issued a Biological Opinion for
the original development of the EcoElectrica facility, and modifications
to this facility would require a reinitiation of consultation under Section
7 of the Endangered Species Act, which we discuss latter in this letter.
Because the Via Verde pipeline would require additional storage and
modifications to the EcoElectrica terminal, these projects are
interrelated and should be viewed as one single and complete project.
Should EcoEléctrica fail to obtain FERC authorization for the physical
and/or operational modificatios that might be necessary to serve the
pipeline, the Corps would be permitting a fragment of a project that
could not fulfill the stated purpose and need and would have
irreversible resource impacts.
In addition, this project should be evaluated as a major construction
activity since it would affect about 1,672 acres of land, including about
369 acres of wetland, several Commonwealth Forests or Reserves,
forested mountain and karst areas, and known habitat for more than
30 federally area do the environmental impacts drop significantly. We
believe that the Corps has sufficient control and responsibility to
warrant Federal Review over the entire project from the EcoElectrica
terminal to the end of the pipeline, and therefore a Federal EIS for this
project is warranted.22

De lo dicho emerge que tanto por la propia naturaleza del proyecto del

gasoducto como por los trámites esenciales requeridos, no es posible

considerar el mismo como uno de emergencia bajo la Ley 76. Por ende, fue

ilegal y nulo su trámite como tal tanto ante la JCA como la JP. El

trámite de “emergencia” ante dichas agencias deja tras sí una triste e

irresponsable secuela de atropellos, denegación de derechos y evaluaciones

superficiales. Peor aún, deja tras sí una abdicación en la responsabilidad de

evaluar objetiva y seriamente aspectos críticos como los riesgos a las

personas en su trayectoria, entre otros, todos ello ampliamente

documentado y discutido aquí en los restantes errores.


22
Anejo VII, Ap. 152-61.

24
4. De su faz y en su aplicación la Orden Ejecutiva y las resoluciones
de la JCA y JP son nulas e ilegales

De su faz, la OE emitida por el Gobernador el 19 de julio del 2010 es ilegal

y nula por varias razones que a continuación explicamos, tanto como las

resoluciones de la JCA y la JP. Pero independientemente de ello, son

también nulas en la medida que en su aplicación han servido para tramitar

como un proyecto de “emergencia” bajo la Ley 76 que claramente no

cualifica para ello, como se ha explicado antes.

¿Cuál es la emergencia que decreta la OE, es decir, cual es el estado de

cosas que según la OE justifica declararla y de ahí implementar los proyectos

o acciones que la remedian? Pues es la dependencia del sistema de

producción eléctrica del país en combustibles derivados del petróleo. No es

un terremoto, un huracán, “una erupción volcánica”, o un “ataque de fuerzas

enemigas”. 3 LPRA § 1931 (2009). No estamos, pues, ante un ejercicio del

poder ejecutivo en caso de emergencias reconocidas, como huracanes,

reflejado en la legislación específica al respecto y aludido en el artículo del

profesor William Vázquez Irizarry, Los Poderes del Gobernador de Puerto

Rico y el uso de Órdenes Ejecutivas, 76 REV. JUR. UPR 952, 1039-40 (2007). No

es tampoco un “deterioro en la infraestructura física . . . que ponga en riesgo

la vida, la salud pública o seguridad”. Art. 1(a), Ley 76, 3 LPRA § 1931

(2009).

Así, pues, la supuesta emergencia decretada por la OE no es una ayuda

que atienda un huracán o terremoto o una relacionada a la infraestructura

pero que “ponga en riesgo la vida”, o “la salud pública”, conforme la

definición del citado Artículo 1(a) de la Ley 76, 3 LPRA § 1931 (2009). De

hecho, la OE no contiene una determinación de que en efecto la

dependencia del petróleo está causando un “riesgo [a] la vida, la salud

pública o seguridad”, conforme al referido Artículo.

La OE en el presente recurso se promulga para atender una supuesta

emergencia energética y se basa en las disposiciones de la Ley 76 que le

permite al Gobernador declarar un estado de emergencia y atenderlo bajo

25
un procedimiento expedito allí contenido. Asimismo, en dicha ley se exponen

varios requisitos para velar por el control constitucional, validez y alcance de

una declaración de emergencia. La presente OE no cumple con ninguno de

estos requisitos y, por ende, es nula por tres razones. Atenderemos cada

fundamento por separado.

a. Se excede en sus facultades y declara, sin fundamento y de manera


arbitraria, una emergencia inexistente que no cumple con la definición de
“emergencia” en la Ley 76

La alegada crisis energética que sufre Puerto Rico se define parcamente

en la OE:

Puerto Rico enfrenta una crisis energética. Nuestra infraestructura


actual de generación de energía eléctrica depende de combustibles
derivados del petróleo para generar aproximadamente setenta por
ciento (70%) de nuestra electricidad. Esta dependencia excesiva
atenta contra la vida, la salud y la seguridad de todos los
puertorriqueños.

Por su parte, el Artículo 1 de la Ley 76 define emergencia como:

[C]ualquier grave anormalidad como huracán, maremoto, terremoto,


erupción volcánica, sequía, incendio, explosión o cualquier otra clase
de catástrofe o cualquier grave perturbación del orden público o un
ataque por fuerzas enemigas a través de sabotaje o mediante el uso
de bombas, artillería o explosivos de cualquier género o por medios
atómicos, radiológicos, químicos o bacteriológicos o por cualesquiera
otros medios que use el enemigo, en cualquier parte del territorio del
Estado Libre Asociado de Puerto Rico, que amerite se movilicen y se
utilicen recursos humanos y económicos extraordinarios para
remediar, evitar, prevenir o disminuir la severidad o magnitud de los
daños causados o que puedan causarse. De igual manera, el término
emergencia comprende cualquier evento o graves problemas de
deterioro en la infraestructura física de prestación de servicios
esenciales al pueblo o que en riesgo la vida, la salud pública o
seguridad de la población o de un ecosistema sensitivo.

3 LPRA § 1931 (2009) (énfasis suplido).

La Asamblea Legislativa también ha definido emergencia en otras

ocasiones y dicha definición es cónsona con la expuesta en la Ley 76. De una

lectura superficial, se destaca que la definición de la Asamblea Legislativa

considera una emergencia en la infraestructura como un “grave problema

de deterioro”. Por su parte, la OE contempla la emergencia energética

como una “dependencia excesiva” en la actual estructura que, de

colapsar, atentaría contra el bienestar público. Son claramente antagónicas

dichas definiciones. Por todo lo anterior, la definición en la Ley 76 se debe

leer de manera integral, tal que los “graves problemas de deterioro en la

26
infraestructura física” mencionados en la OE coincidan con la expresión

legislativa. La emergencia debe ser una “grave anormalidad” que “amerite

se movilicen y se utilicen recursos humanos y económicos extraordinarios

para remediar, evitar, prevenir o disminuir la severidad o magnitud de los

daños causados o que puedan causarse”. Art. 1, Ley 76, 3 LPRA § 1931

(2009). El estado de emergencia decretado por la OE, “so pretexto de

responder a un mandato de ley, en realidad se excede en su alcance y

resulta un ejercicio de autoridad ejecutiva sin base legal”. Vázquez Irizarry,

supra, en la pág. 1057. Por esta razón, las Resoluciones de la JP y JCA

carecen de la validez legal necesaria para viabilizar el proyecto del

Gasoducto. Además, la OE carece de base empírica sin la cual las

Resoluciones de las agencias concernidas no podrían implementar medidas

adecuadas y aprobar proyectos dirigidos a manejar la emergencia. El poder

de razón de Estado en momentos de emergencia, según el Tribunal Supremo

federal, “is not free to impose a drastic impairment when an evident and

more moderate course would serve its purposes equally well”. US Trust Co.

v. NJ, 431 U.S. 1, 31 (1977).

b. La OE no cumple con el requisito de revisión legislativa, según dispuesto


en la propia Ley 76

En situaciones de emergencia, guerra, invasión u otras situaciones que

ponen en grave e inminente peligro la salud o seguridad del Pueblo, la

Constitución de Puerto Rico hace señalamientos específicos en cuanto a las

facultades del Ejecutivo y la revisión legislativa de éstas. Véase CONST. ELA,

Art. II, §§ 13, 18; Art. IV, § 4; Art. VI, § 17. Todas estas disposiciones sobre

emergencia en la Constitución de Puerto Rico exigen la aprobación de la

Asamblea Legislativa y, más aún, contemplan que una emergencia es un

claro estado provisional, al expresarse en términos tales como “por el

tiempo que dure la emergencia”. CONST. ELA, Art. IV, § 4.

Por esta razón, la Ley 76 establece en su Artículo 12 lo siguiente:

Las Órdenes Ejecutivas para declarar emergencias emitidas por el


Gobernador al amparo de las disposiciones de esta Ley, tendrán una
vigencia no mayor de seis (6) meses. Dentro de dicho periodo de
tiempo, la Asamblea Legislativa pasará juicio sobre el

27
contenido de las mismas durante la Sesión en que la misma se
decrete o en Sesión Extraordinaria convocada a esos fines y
podrá delimitar sus alcances a través del mecanismo de la
Resolución Concurrente.

3 LPRA § 1942 (2009) (énfasis suplido). Como se desprende del citado

artículo, la Ley 76 “impone a la Asamblea Legislativa pasar juicio sobre [la

orden ejecutiva y] su contenido durante la Sesión en que la misma se

decrete o en Sesión Extraordinaria convocada a esos fines. Dispone la ley

que la Asamblea Legislativa, luego de pasar juicio, podrá delimitar su

alcance a través del mecanismo de la Resolución Concurrente”. R. de la C.

1337, 16ta. Asamblea Legislativa, 4ta Sesión Ordinaria, 11 de agosto de

2009.

Es por esto que la validez y extensión de la OE está subordinada a la

revisión y aval legislativo. Esta cláusula es característica de la tendencia

constitucional, nacional e internacional, en estados de emergencia que

pretende evitar la concentración de poder en una rama de gobierno y crea

un contrapeso para el control de constitucionalidad. La OE impugnada en

este recurso no cumple con este requisito de ley.

c. La OE no cumple con otros requisitos exigidos por la Ley 76

La Ley 76 exige que la emergencia decretada mediante OE describa “el

área geográfica, la intensidad y extensión de los daños y las obras públicas o

función gubernativa que sea urgente reforzar o proteger”. Art. 2, Ley 76, 3

LPRA § 1932 (2009).

Sobre éste requisito, la OE plantea meramente que la “infraestructura es

antigua y tiene que ser modernizada y diversificada para permitir el uso de

fuentes alternas a las derivadas de petróleo”. No especifica la intensidad ni

la extensión de los daños y abarca su aplicación geográfica sobre la totalidad

del territorio puertorriqueño. Sus referencias son generales, superficiales y

especulativas de manera que no justifica sustantivamente la situación

excepcional invocada por el alegado estado de emergencia. Incluso, la OE

sólo repite lo que ya es la política pública del Estado según expuesto en la

Ley para el Desarrollo de Energía Renovable, Ley Núm. 325 del 16 de

28
septiembre de 2004, 12 LPRA §§ 416 et seq (2009). Resulta claro que “la

única forma de darle vigencia al principio de que el Ejecutivo y el Legislativo

están sujetos a la Constitución en todas sus actuaciones y la única forma de

salvaguardar la integridad y la supremacía de la Constitución es permitiendo

el control de constitucionalidad de la declaración del estado de emergencia

tanto en su forma como en su fondo”. 23 De hecho, este tipo de premisa fue la

que el Tribunal Supremo avaló en Silva v. Hernández Agosto, 118 DPR 45

(1986), al indicar que aún cuando se le ha reconocido a la Rama Legislativa

la facultad de promover reglas propias para su gobierno interno, las mismas

“no pueden obviar e ignorar las limitaciones constitucionales” y que por lo

tanto, los tribunales deben ejercer su poder de revisión judicial en casos en

que se requiera determinar la validez de la misma. Resulta más claro aún

que la OE, en la cual se basan las Resoluciones objetadas, es nula por estar

en clara violación de la ley que facultó al Gobernador a promulgarla, pues se

atribuye amplias facultades, pone en jaque innumerables reglamentos sin

base empírica, pone en riesgo la vida, seguridad y bienestar del Pueblo e

incumple con el requisito de revisión legislativa. Siendo así, la autorización

expedita de innumerables proyectos energéticos como el Gasoducto,

amparados en esta OE, podrían poner en riesgo la salud, seguridad y

bienestar de los ciudadanos y del ambiente si no se llevan a cabo las

evaluaciones y estudios de rigor.

5. Inconstitucionalidad de la Orden Ejecutiva y de las resoluciones


de la JCA y la JP

Se ha demostrado en la discusión de este error que ha sido ilegal el

trámite sumario del gasoducto por no ser posible que este pueda

considerarse una obra pública de emergencia bajo la Ley 76 y que además

en definitiva ni la OE, ni las resoluciones de la JCA y la JP lo declaran como

tal. Se ha cuestionado también la legalidad de la OE y dichas resoluciones de

su faz y en su aplicación en tanto en cuanto han permitido el trámite que

ignora la aplicación de los procedimientos de las leyes y reglamentos

23
Efrén Rivera Ramos, Las crisis, los derechos y el espacio público (disponible en http://
www.capr.org/dmdocuments/Mensaje_EfrenRivera_Asamblea.pdf) (última visita el 20 de
diciembre de 2010).

29
vigentes –es decir, en forma expedita– y en tanto y en cuanto parten de una

declaración espúrea de “emergencia” en el sistema eléctrico del País.

En el presente apartado invocamos varias disposiciones constitucionales

que, aunque implícitas en la discusión anterior, resulta necesario concretizar

su referencia a las mismas.

Comenzamos por resaltar las consecuencias verdaderamente

extraordinarias que ha significado aplicar la Ley 76 al trámite del gasoducto:

se han dejado en suspenso ni más ni menos la aplicación de las normas

procesales de las leyes orgánicas y los reglamentos de la JP y la

Administración de Reglamentos y Permisos y también la LPAU. Es decir, al

invocar la Ley 76 la Rama Ejecutiva de un plumazo se entendió autorizada a

ignorar dichas leyes (más las normas procesales reglamentativas) y las

protecciones de la LPAU. Ello, a su vez, ha supuesto limitar derechos, forzar

a la evaluación expedita y de menos rigor, coartar la participación

democrática e imponer en general un ethos de premura y aprobación no

importa qué.

Puesto que al Ejecutivo le corresponde cumplir con las leyes y

reglamentos, estamos, pues, ante un estado de excepción verdaderamente

extraordinario.

Sostenemos, en primer lugar, que la OE, las resoluciones de la JCA y JP, y

la aplicación de estas para tramitar el gasoducto sin seguir las leyes y

reglamentos aplicables, constituye una crasa violación al principio

republicano de la División de Poderes. El Ejecutivo se abrogó

impermisiblemente la facultad de no cumplir con las leyes, incluyendo la

LPAU. Los poderes inherentes del Ejecutivo no se extienden a no tener que

cumplir con las leyes. Véase discusión general sobre órdenes ejecutivas en

JOSÉ J. ÁLVAREZ GONZÁLEZ, DERECHO CONSTITUCIONAL DE PUERTO RICO 256-60 (2009).

Pero el carácter inconstitucional de la OE y las resoluciones radica en

esencia en que se invoca la propia Ley 76, pero ésta no permite lo realizado

con respecto al gasoducto. Expresado de otra forma, la OE y las resoluciones

invocan como una base legal bajo la Ley 76, pero ésta no lo permite y por

30
ende aquellas son nulas. Estamos ante una usurpación de poderes

legislativos, que tiene su base en un claro abuso respecto las emergencias

que contempla la Ley 76. Véase Vázquez Irizarry, supra, en las págs. 1046-

47.

En este contexto se agrava aún más la usurpación inconstitucional el que

el Gobernador no ha sometido la OE a, ni ha obtenido el aval de, la Rama

Legislativa, en violación del citado Artículo 12 de la Ley 76. 3 LPRA § 1942

(2009). Este aval constituye claramente una forma de control o revisión que

ha fracasado.

La OE y las resoluciones son además nulas en tanto en cuanto violentan

el Debido Proceso de Ley. De su faz y en su aplicación la aprobación del

gasoducto ha conllevado obviar notificaciones, el derecho a solicitar

intervención, y otros elementos básicos del Debido Proceso de Ley,

documentado ello en otra parte. Con toda razón, el profesor Vázquez Irizarry

advierte de las series consecuencias cuando una orden ejecutiva lesiona

derechos procesales bajo la LPAU o la Constitución. Vázquez Irizarry, supra,

en las págs. 1053-54. Además, la OE y las resoluciones han servido de

instrumento para la violación a la cláusula constitucional de conservación de

los recursos naturales. CONST. ELA, Art. VI, § 19.

En conclusión, el dictamen recurrido debe recovarse por estar

fundamentado en un actuar, unas resoluciones y una OE nulas e ilegales.

SEGUNDO ERROR:

ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN


ANALIZAR EL RIESGO REAL Y POTENCIAL EN LA SEGURIDAD DE
LAS PERSONAS Y LA INFRAESTRUCTURA FÍSICA QUE SE
ENCUENTRAN EN LAS ÁREAS LIMÍTROFES DEL PROYECTO

La Ley Orgánica de la Junta de Planificación de Puerto Rico, Ley Núm. 75

de 24 de junio de 1975, según enmendada, le impone la obligación a esta

Agencia de:

cumplir con diversos estatutos y reglamentos que complementan su


función evaluativa de las diversas consultas de ubicación que le son
presentadas. Al respecto . . . entre otras cosas . . . debe evaluar la
infraestructura física y social así como la situación ambiental
en el área afectada por la consulta de ubicación”.

Misión Industrial 142 DPR en las págs. 700-01 (énfasis suplido).

31
Por otro lado, el nuevo Reglamento Conjunto de Permisos le impone a la

Honorable Junta la obligación de:

estudia[r], tramita[r] y resolve[r] las consultas de ubicación, tomando


en consideración, entre otros, los siguientes documentos y elementos
de juicio: Ley Orgánica de la Junta de Planificación (Ley Núm. 75 de 24
de junio de 1975, según enmendada), Ley de Municipios Autónomos
(Ley 81 de 30 de agosto de 1991, según enmendada); Ley del Plan de
Usos de Terrenos de Puerto Rico (Ley 550 de 4 de octubre de 2004);
Plan de Desarrollo Integral; Objetivos y Políticas Públicas del Plan de
Usos de Terrenos de Puerto Rico; Planes de Usos de Terrenos (incluye
Mapas de Expansión Urbana); Mapas de Zonificación o Calificación;
Áreas Especiales de Riesgos a Inundación; Planes de Ordenación
Territorial, adoptados por la Junta de Planificación y aprobados por el
Gobernador; Planes Regionales, adoptados por la Junta y aprobados
por el Gobernador; Reglamentos de Planificación y otra reglamentación
aplicable; Programa de Inversiones de Cuatro Años, localización
específica del proyecto, usos existentes en el sector, situación de la
infraestructura física y social en el lugar (calles, acueductos y
alcantarillado, energía eléctrica, transportación, recogido de basura,
servicio policiaco y otros); rasgos topográficos, condición de
inundabilidad, condición del subsuelo, densidad poblacional,
grado de contaminación del ambiente, distancia entre los terrenos
y las áreas construidas, importancia agrícola, ambiental o turística
de los terrenos, y otras condiciones sociales, económicas y físicas
análogas”.24

La Junta, en el desempeño de este deber ministerial también tiene la

obligación de “cumplir con la política pública ambiental, así como con

aquellas leyes que protegen los recursos naturales del país”. Misión

Industrial v JP, 142 DPR en las págs. 700-01 (énfasis nuestro). La LPPA

dispone en su artículo 4 que el Estado tendrá el deber de “asegurar para

todos los puertorriqueños paisajes seguros, saludables, productivos y

estéticos y culturalmente placenteros”. 12 LPRA § 8001a (2009). De esta

manera, podemos apreciar la importantísima labor que funge la Honorable

Junta de Planificación en nuestro ordenamiento en cuanto a la manutención

del aspecto de seguridad en nuestro país. La JP, a través de las evaluaciones

a las consultas de ubicación, tiene no sólo el deber de asegurarse que el

proyecto esté acorde con el uso de los terrenos sino que también debe

salvaguardar la seguridad de las zonas a ser impactadas. Es por eso que, al

analizar una Consulta de Ubicación, es de suma importancia que la JP tome

en consideración los aspectos de seguridad y máxime en un proyecto como

lo es el gasoducto que se extiende a través de toda la isla transportando

24
Reglamento Conjunto de Permisos para Obras de Construcción y Usos de Terrenos a la
pág. 996 sección 58.5.1 (énfasis suplido).

32
material de alta peligrosidad. Sin embargo, la JP, no atendió adecuadamente

estos aspectos y por lo tanto erró al aprobar la consulta de ubicación.

Como citamos anteriormente la JP al evaluar una consulta de ubicación

debe pasar juicio sobre la distancia entre los terrenos objeto de la Consulta y

las áreas construidas. En un proyecto de la índole del gasoducto

(transportación de material peligroso) este elemento es de mucha

importancia.

Es la contención de los recurrentes que la JP no atendió o evaluó el

aspecto de seguridad que no fuera superficialmente y a tanto el proponente

no formuló determinaciones suficientes e independientes sobre este tema

crítico. Su resolución contiene contradicciones importantes sobre las áreas

de seguridad requeridas. Las contradicciones y ambigüedades se atribuyen a

la AEE también.

A. Contradicciones evidentes de distancia: 150 pies v 422 pies

La AEE indicó en la DIA-F que según la reglamentación federal aplicable

se debe delimitar una distancia, de 422 pies a ambos lados (radio) de la

tubería y cualquier otra estructura física por razones de seguridad, 25 ya que

dicha distancia constituye el “área de alta consecuencia”. El área de alta

consecuencia se define como el área más propensa a sentir el impacto

negativo de la ruptura y subsecuente explosión de un gasoducto. La AEE no

informó de esto a la JP, ni ésta formuló conclusiones al respecto. Sin

embargo la AEE decidió disminuir de manera arbitraria dicha distancia a un

radio de tan solo 150 pies, dejando así 150 pies a cada lado de la tubería en

lugar de 422 pies a cada lado. Esto representa una reducción de más de

70% de la distancia sugerida y sin embargo, no surge del expediente

administrativo fundamento alguno para tal determinación. Es insostenible

que la agencia proponente haya abandonado el estándar mínimo establecido

por la reglamentación federal sin ofrecer una explicación del porqué de dicha

decisión. La única razón que ofrece la AEE para esta vertiginosa disminución

es que “la fórmula (para calcular la distancia) da un resultado conservador,

25
DIA-F pg. 5-55.

33
ya que el radio calculado es siempre mayor al daño observado realmente”.26

Para sustentar su posición citan a Mark J. Stephen y su estudio A Model for

Sizing High Consequence Areas Associated with Natural Gas Pipelines (2000),

estudio que forma la base de la reglamentación federal para determinar

áreas de alta consecuencia. Sin embargo Stephens, en ese mismo estudio

recalca que:

whereas the interpretation of reported burn areas and burn distances


is obvious, caution should be exercised in interpreting maximum offset
distances to injury and fatality. Given that most of the incidents
occurred in sparsely populated areas, the reported injury and
fatality offsets are more indicative of where people happened
to be at the time of failure rather than being representative of
the maximum possible distances to injury or fatality for the
incident in question.27

Stephens hace esa aclaración porque la adecuación del modelo fue

constatada al compararlo con accidentes ocurridos para aquel entonces.

Accidentes que el autor admite ocurrieron en áreas de escasa densidad

poblacional.28 Por lo tanto, la AEE descartó el criterio establecido por Stephen

sin tener justificación científica alguna. Resulta muy preocupante que según

el mismo estudio de Stephen la distancia propuesta por la AEE resulta ser

menor que la distancia en la cual personas sufrieron lesiones debido a

explosiones y en un caso resulta ser la misma distancia en la cual se reportó

un accidente de fatalidad.29 Además en todos los accidentes utilizados en el

estudio la distancia en la cual se reportó terreno quemado sobrepasa por

hasta más de 700 pies la distancia de 150 pies que la AEE pretende dejar.

A pesar de que la AEE disminuyó de manera dramática la distancia de

despejo, Stephen deja claro en su estudio que esa área “is expected to

26
Id.
27
Mark Stephens, A Model for Sizing High Consequence Areas Associated with Natural Gas
Pipelines 13 (2000) (énfasis suplido). Al hablar de incidentes, Stephens se refiere a los
accidentes que utilizó para comparar la distancia de despejo que provee su formula con la
distancia en la cual personas sufrieron daños en accidentes verdaderos
28
Id. en la pág. 13.
29
Id. en la pág. 12 Aquí Stephens ilustra a través de una tabla los resultados de los
accidentes que utilizó para probar su fórmula. Él compara la distancia de despejo que su
fórmula provee versus la distancia reportada dentro de la cual se reportaron personas
lesionadas y personas muertas a causa de la explosión. En los tres accidentes en los cuales
se reportaron fatalidades las mismas se reportaron a una distancia mayor de 150 pies con
200 pies siendo la más alta. En los cinco casos en los cuales se reportaron fatalidades, una
de ellas fue reportada a 150 pies del lugar de la explosión mientras que las otras se
reportaron entre los 50 y 100 pies.

34
require additional protection for people with limited mobility such as

day care centers, old age homes, and prisons”.30 Sin embargo la AEE

propone reservar una distancia uniforme de tan sólo 150 pies a ambos

lados del tubo obviando en lo absoluto la miríada de características únicas

que poseen los terrenos a través del trayecto de 92 millas lineales por el cual

discurre el tubo.

Salta a la vista que la longitud de la distancia de despejo es equivalente a

los 150 pies de servidumbre que se necesitan para el mantenimiento y

construcción del proyecto. La AEE no informó en su memorial explicativo ni

durante las vistas las contradicciones en los aspectos de distancia. Es en la

DIA-F que la AEE indica que, no obstante la similitud, esa distancia de 150

pies que constituye el área de despejo no es la misma que la de la

servidumbre, nos surgen varias interrogantes. La AEE ha indicado que la

servidumbre de 150 pies variará dependiendo del lugar, a veces será más y

a veces será menos.31 Nunca especifican dónde será mayor y dónde será

menor ni tampoco las razones para las variaciones. Lo que nos hace pensar;

¿Qué terrenos se afectan por esta distancia de despejo? 32 Recordemos que

dentro del “área de despejo” es altamente indeseable construir estructuras

ya que es un área de alta peligrosidad o alta consecuencia. Debemos tomar

en consideración también que los 150 pies de servidumbre se constituyen

dejando 75 pies a cada lado del tubo. Así pues para obtener los 150 pies de

área de despejo se tendrían que dejar 75 pies adicionales a los de la

servidumbre a cada lado del tubo. ¿Cómo afecta esta área de despejo a la

consulta de ubicación que sólo contempla los 75 pies a ambos lados de

servidumbre? Y aún de mayor importancia para el aspecto de seguridad: ¿En

los lugares donde la servidumbre es menor de 75 pies a ambos lados será

porque no hay espacio para más? ¿Cómo pueden asegurar una distancia de

150 pies de despejo si el lugar no da abasto ni para los 75 pies a ambos

30
Id. en la pág. iii (énfasis suplido).
31
DIA-F, en la pág. 5-17. Donde admiten que puede variar de 100 a 300 pies y que también
podría ser reducida “en ciertas áreas en las que existan limitaciones de espacio”.
32
DIA-F, en la pág. 5-55.

35
lados de servidumbre? Es insostenible que la AEE admite que a través de la

alineación habrán residencias dentro del área de alta consecuencia de 150

pies.33 Ni hablar de cuántas residencias están ubicadas dentro de los 422

pies (a ambos lados) que demarca en realidad el área de alta consecuencia

según la reglamentación federal. La JP tenía la obligación de esclarecer este

asunto antes de otorgar la consulta de ubicación. Erró la JP en el desempeño

de su deber evaluativo de los aspectos de seguridad de proyectos

propuestos al no pasar juicio sobre este aspecto tan medular para el

proyecto Vía Verde. La AEE nunca dejó claro cuán distante estará el proyecto

de residencias y otras estructuras a lo largo de la alineación y sin esa

información la JP no podía aprobar la consulta de ubicación.

B. La AEE admite que habrán residencias dentro de los 150 pies del
área de alta consecuencia

En la Resolución de la JP aprobando la Consulta de Ubicación la agencia

indica que la AEE establecerá una servidumbre de 150 pies a lo largo de toda

la alineación. Se especifica que se mantendrá libre de vegetación de raíces

profundas y de cualquier edificación una servidumbre de operación de 50

pies y que en la servidumbre de mantenimiento se permitirá el uso y disfrute

de los terrenos por sus titulares.34 De esto podemos colegir que la AEE

contempla la posibilidad de que habrán residencias, edificaciones o personas

a una distancia de tan solo 25 pies del gasoducto. Esto es así ya que la

servidumbre de operación, que es en la cual no podrá haber ningún tipo de

estructura es de 50 pies, o 25 pies a cada lado del tubo. De esos 25 pies, a

cada lado del tubo, hasta el resto de la servidumbre de mantenimiento la

AEE permitirá el uso y disfrute de ese espacio por los propietarios

colindantes con el proyecto.

La AEE contempla el uso de este espacio a pesar de que llevó a cabo un

estudio en el cual estableció el "Potential Impact Gradient"35que delimita la

distancia de las "áreas en las cercanías a la tubería donde podrían ocurrir


33
DIA-F pág 5-55 y 5-56 “La distancia restante hasta estas residencias dentro de los 150
pies del centro de la tubería no será impactada por la construcción ni la operación de Vía
Verde.”(Énfasis suplido)
34
Anejo I.
35
Área de Alta Consecuencia.

36
daños a la propiedad o las personas, y se determinó que sería un área de

ciento cincuenta (150) pies."36Este estudio no le fue notificado a las personas

que se verán afectadas por la construcción del gasoducto y tampoco formó

parte del Memorial Explicativo que la AEE le proveyó a la JP para poder

evaluar la Consulta de Ubicación, tampoco identificó las propiedades

afectadas con referencia geográfica/espacial especifica.

Es insostenible que la JP haya aprobado esta consulta de ubicación la cual

conlleva, necesariamente, el poder ubicar propiedades y usos a

escasamente 25 pies de una tubería que transportará material altamente

peligroso, sin tener a su mano la información necesaria para llevar a cabo el

análisis requerido para esto.

C. Distancia a base de la operación del gasoducto a 1,450psi.

Habiendo dejado claro que la AEE admite que las personas que quedarán

dentro del área de despejo de 150 pies se encontrarán expuestas a un grado

alto de peligro y habiendo establecido que la AEE como mínimo debió

designar un área de despejo de 422 pies queremos mencionar lo siguiente.

La distancia de 422 pies a ambos lados del tubo se obtiene como resultado

de la operación del gasoducto a una presión de 650 libras por pulgada

cuadrada. Sin embargo la AEE indicó en la DIA-F que la tubería tiene el

potencial de utilizarse a una presión de 1,450 libras por pulgada cuadrada37.

De esto ser así el área de despejo tendría que aumentar. Esto es debido a la

manera que se calcula dicha área.

Como mencionamos anteriormente la agencia proponente del proyecto

gasoducto, la AEE, para determinar la distancia que debe haber entre el

proyecto y otros terrenos o áreas ya construidas utilizó un modelo preparado

por Mark J. Stephens. El estudio concluye que asumiendo una intensidad de

calor máxima de 5,000 Btu/hr ft2 el radio a dejarse alrededor del tubo se

puede calcular a través de la siguiente ecuación donde ‘p’ es la


36
Véase página AP-51 del apéndice.
37
Véase DIA-F a la pág. 5-3 donde indican que “Todos los equipos que se instalen como
parte del proyecto
tendrán la capacidad de operar a una presión máxima de 1,450 psi, a una temperatura
máxima de 120° F.”

37
presión a la que opera la línea de gas (psi) y ‘d’ representa el diámetro en

pulgadas del tubo.

Este modelo de Stephens y su concepto de área de alta consecuencia

forman la base de la subsiguiente reglamentación mínima federal que fue

desarrollada sobre este tema de seguridad en las líneas de transportación de

gas.38 Uno de los factores que se utilizan para determinar las áreas de alta

consecuencia en la reglamentación federal lo es el Potential Radius of

Impact que se calcula de la misma manera que el Área de Alta

Consecuencia.39 Por otro lado el MAOP o maximum allowable operating

pressurese define como: “the maximum pressure at which a pipeline or

segment of a pipeline may be operated under this part.”40

Así pues, si en el futuro la AEE decidiera aumentar la presión con la cual

viaja el gas natural a través de la tubería entonces el área de despejo

aumentaría. Si por ejemplo aumentaran la presión a 1,450psi el área

aumentaría a 630 pies. De esto podemos colegir que un mayor número de

personas y residencias se verían dentro del área de alta consecuencia. Se

estaría poniendo en peligro aún a más personas de las que se pondrían en

peligro ahora con las especificaciones del proyecto tal y como están. Este

Honorable Tribunal debe recordar que el área de despejo propuesta por la

AEE no es de 630 pies, ni 442 pies sino de tan sólo 150 pies (que hasta

podrían ser menos en algunos lugares) y que existe la posibilidad de que

hayan residencias a tan sólo 26 pies del gasoducto tal y como mencionamos

en la sección anterior.

D. La JP no tomó en consideración las experiencias sufridas en


accidentes con gas natural en los últimos años.
38
49 C.F.R. 192.901
39
El PIR está definido en la sección 192.903 del Titulo 49 del Código de Reglamentación
Federal (CFR en ingles) como: “the radius of a circle within which the potential failure of a
pipeline could have significant impact on people or property. PIR is determined by the
formula r = 0.69* (square root of (p*d2 )), where ‘r’ is the radius of a circular area in feet
surrounding the point of failure, ‘p’ is the maximum allowable operating pressure (MAOP) in
the pipeline segment in pounds per square inch and ‘d’ is the nominal diameter of the
pipeline in inches” (Énfasis nuestro)
40
49 C.F.R § 192.3

38
Entendemos que la JP también falló en el ejercicio de su deber ministerial

de evaluar los elementos de seguridad del proyecto objeto de este recurso

de revisión pues no tomó en consideración los accidentes en gasoductos

ocurridos en años recientes.41 Accidentes con gas natural, tan recientes

como este año, cuyos desenlaces son fácilmente constatable y que además

le fueron mencionados por diversos participantes a la JP durante las escuetas

vistas públicas/investigativas que se llevaron a cabo. Entre los accidentes

recientes resaltamos los siguientes:

● Accidente Número: DCA10MP008 El 9 de septiembre de 2010, a

tan solo semanas antes de que la JP evaluara la Consulta de Ubicación

explotó un gasoducto de gas natural en San Bruno California dejando a

8 personas muertas, 66 heridas, 37 hogares completamente destruidos

destruidos y 18 sufrieron daños. El tubo tenía un diámetro de 30

pulgadas y al momento de la explosión operaba a una presión de gas

de 386 psi (Vía Verde operará a 650 psi o 1.4 veces mayor). La

explosión dejó un crater de 72 pies de largo y 26 pies de ancho. Un

pedazo del tubo se encontró a 100 pies del lugar de la explosión. Aún

no se ha esclarecido la razón de la explosión.

● Accidente número PB2003-916501 – El 19 de agosto de 2000, un

gasoducto de gas natural, de 30 pulgadas de diámetro, operado por El

Paso Natural Gas Company se rompió cerca del Río Pecos en Carlsbad,

New Mexico. El gas liberado se incendió por 55 minutos. A pesar de

que el tubo estaba 15 pies bajo tierra, la explosión logró crear un

crater de 51 pies de ancho a lo largo de 113 pies del tubo.42 Un pedazo

del tubo apareció a unos 287 pies del lugar de la explosión 43. Doce

personas que estaban acampando en las cercanías del área murieron.

Sus vehículos fueron destruidos, dos puentes de acero, de suspensión

para el gasoducto cruzando el río, se dañaron extensamente. De

41
Recordemos que el estudio de Stephen data para el año 2,000.
42
Véase informe del accidente provisto por el National Transportation Safety Board en el sitio
de internet: http://www.ntsb.gov/publictn/2003/PAR0301.htm visitado el 22 de diciembre de
2010.
43
Id.

39
acuerdo a la compañía, El Paso Natural Gas, los daños a la propiedad y

otros daños sumaron $998, 296. La razón principal para la causa del

accidente lo fue la corrosión de la tubería.

Estos accidentes demuestran que las líneas de transmisión de gas natural

representan un peligro real y que en algunos casos el modelo utilizado para

calcular el área de despejo no es tan “conservador” como la AEE alega que

es. Teniendo claro que el modelo no es en realidad conservador debemos

resaltar el hecho de que aunque fuera un modelo “conservador” no quiere

decir que debemos echarlo hacía un lado y establecer un criterio más

riesgoso. Después de todo la Ley Sobre Política Pública Ambiental en su

artículo 4(B)5 establece el principio precautor en nuestro ordenamiento legal

al decir que se debe:

Aplicar el principio de la prevención, reconociendo que cuando


y donde hayan amenazas de daños graves o irreversibles, no
se debe utilizar la falta de una completa certeza científica
como razón para posponer medidas costo-efectivas para
prevenir la degradación ambiental. Esto debe hacerse tomando en
consideración las siguientes premisas: (1) las personas, naturales y
jurídicas, tienen la obligación de tomar acciones anticipadas para
prevenir daños o peligros; (2) el peso de la prueba sobre la ausencia
de peligros que pueda causar una nueva tecnología, proceso, actividad
o sustancia química recae en el proponente de la misma, no en la
ciudadanía; (3) antes de utilizar una nueva tecnología, proceso o
sustancia química, o de comenzar una nueva actividad, las
personas tienen la obligación de evaluar una amplia gama de
alternativas, incluyendo la alternativa de no hacer nada; y (4)
las decisiones en las que se aplique este principio deben ser públicas,
informadas y democráticas, y deben incluir a las partes afectadas.
(Énfasis suplido)

No hay duda de que existen “amenazas de daños graves o irreversibles”

en el caso en que el gasoducto fallara. No solo eso, sino que es un hecho

constatado de que eso es así. Según la Office of Pipeline Safety (OPS)

adscrita al Pipeline and Hazardous Materials Safety Administration del

Departamento de Transportación de E.E.U.U. desde el año 1990 han ocurrido

1,108 accidentes significativos44 (un promedio de 55 por año) y 138

44
La PHMSA define como accidentes significativos aquellos en los que ocurre una de las
siguientes:(1)muerte o lesión que requiere hospitalización.(2) $50,000 o más en daños a la
propiedad (al valor del dólar en el 1984).
3)Emisiones de 5 barriles o más de líquidos altamente volátiles o la emisiones de
otros líquidos que sumen a 50 o más barriles.
4) Emisiones líquidas que provocan fuegos o explosiones no intencionales.

40
accidentes serios45 en los que se reportaron fatalidades o en los que

personas necesitaron hospitalización médica a causa de las lesiones sufridas

en el accidente. Entendemos que la JP erró en no integrar en su análisis de

seguridad los accidentes ocurridos en años recientes cuando tenían la

potestad para hacerlo y cuando el proyecto ameritaba hacer dicho análisis.

Esta iformación y preocupación no solamente fue provista por algunos de los

participantes de las vistas sino que recordemos que el Reglamento Conjunto

de Permisos indica que se podrá tomar conocimiento judicial de “todo

aquello que pudiera ser objeto de conocimiento judicial en los Tribunales de

Justicia.”46 Esta información es provista por la National Transportation Safety

Board (NTSB) del gobierno Federal y constituye información de conocimiento

general y es fácilmente constatable. Es verdaderamente inexcusable la falta

de análisis serio de parte de la JP en los aspectos de seguridad del proyecto.

La AEE no discute en la consulta de ubicación o la DIA-F la ubicación

concreta de los segmentos de la tubería en cuanto a las categorías de alta

consecuencia a lo largo de la ruta del gasoducto. No se demuestra cuán

amplia o cuan angosta será el área de despejo. Definen lo que son áreas de

Clase 1, 2, 3 y 4 pero no indican dónde quedan ubicadas las mismas. 47

Recalcamos que esta falta de información le debió impedir a la JP llevar a

cabo el deber ministerial encargado en ella a través de nuestras leyes y

jurisprudencia. Sin embargo y a pesar de la patente indefinición geográfica

en el proyecto, la JP aprobó la Consulta de Ubicación actuando así fuera de

derecho y de manera arbitraria.

Es importante resaltar este aspecto porque, aunque los mapas que la AEE

proveyó para ilustrar la ruta por la cual discurre el gasoducto son deficientes

45
LA PHMSA define como accidentes serios los que tienen como resultado la muerte de
personas o lesiones que requieren hospitalización.
46
Sección 58.7.15 del Reglamento Conjunto de Permisos. Según la Regla 201 de las Nuevas
Reglas de Evidencia en los tribunales se “podrá tomar conocimiento judicial solamente de
aquel hecho adjudicativo que no esté sujeto a controversia razonable porque:(1) es de
conocimiento general dentro de la jurisdicción territorial del Tribunal, o (2) es susceptible de
corroboración inmediata y exacta mediante fuentes cuya exactitud no puede ser
razonablemente cuestionada. (C) El Tribunal podrá tomar conocimiento judicial a
iniciativa propia o a solicitud de parte” Nuevas Regla de Evidencia 2009 (énfasis suplido)
47
Por ejemplo a la página 5-57 de DIA-F informan que sólo habrá 27.78 millas de la tubería
tipo Clase 3 pero no indican dónde quedará ubicada.

41
en mostrar detalle, en varios lugares del trayecto no hay duda de que la

tubería pasa muy cerca de estructuras y centros poblacionales. El trayecto

por el cual discurre la tubería en el área de Levittown es muy preocupante

en cuanto a esto. Este sector del pueblo de Toa Baja tiene una de las

densidades poblacionales más altas en el país. La DIA-F coloca al gasoducto

a mucho menos de 150 pies de distancia de vías de rodaje altamente

transitadas y de estructuras humanas. Como si fuera poco, también está

localizado en un área de inundabilidad lo que tiene el potencial de afectar la

capacidad estructural del tubo a través del tiempo. A pesar de estos factores

la DIA-F no contempla las medidas de seguridad a tomarse en esta área tan

delicada, donde existe tanto potencial de poner en riesgo vidas humanas. La

falta de este análisis por parte de la agencia solicitante de la Consulta de

Ubicación debió haber sido razón suficiente para que la JP denegara la

misma hasta que se llevara a cabo el análisis pertinente pues sin esa

información la JP no podía llevar a cabo un análisis adecuado del impacto de

seguridad en las distintas zonas territoriales que serán impactadas por el

proyecto. Lamentablemente el sector de Levittown es sólo uno de los

ejemplos de áreas que merecían especial atención al evaluar la Consulta de

Ubicación. A través del trayecto que cruza el gasoducto nos topamos con

áreas de actividad sísmica, deslizamiento de terreno, subsuelo inestable

entre otras. Sin embargo aunque la JP no tenía a su alcance, y tampoco

ordenó a la AEE a proveerle, la información necesaria para llevar a cabo un

análisis mesurado del impacto de seguridad del proyecto y decidió aprobar

la Consulta de Ubicación actuando de manera arbitraria.

La AEE a su vez falló en proveerle a la JP (y la JP tampoco exgió) la

información necesaria para poder llegar a una determinación de seguridad

mesurada en cuanto a la capacidad que tiene el gasoducto para impedir que

ocurran accidentes, fallas o defectos a causa de la corrosión. Según el Soil

Survey of Arecibo Area, Northern Puerto Rico y el Soil Survey of Ponce Area

of Southern Puerto Rico, existen muchos suelos de elevada acidez en la ruta

del gasoducto, característica que podría aumentar el factor de corrosión de

42
la tubería No obstante la AEE reconoce que la causa número uno de

accidentes en tuberías de gas natural lo es la corrosión.48

Experiencias pasadas han demostrado que los gasoductos fallan, ya sea

por terremotos, daños por terceros, fallas técnicas y esto es un hecho que

está probado y constatado. Es insostenible la falta de especificación y

detalles importantes en este proyecto. La AEE ha omitido información

importante sin la cual no se podía aprobar la Consulta de Ubicación y la JP

tampoco intentó conseguir esta información. Para aprobar una consulta de

ubicación era necesario tomar en consideración la amplitud de los daños que

podrían ocasionarse cuando el sistema fallara y cuán acorde son esos daños

con los distintos usos de terreno que son afectados por el proyecto. Aún sin

esta información la JP decidió aprobar la Consulta de Ubicación. Lo hizo, así

sin tampoco hacer ninguna determinación de hecho con respecto al factor de

seguridad del proyecto. La JP descansa su análisis sobre la seguridad del

proyecto completamente en la AEE pues al analizar la seguridad del proyecto

la JP se conforma con repetir ad verbatim lo que la AEE indicó en la DIA con

ausencia de cualquier pronunciamiento que demuestre independencia de

criterio.49 Recalcamos que, debido a que la JP no tenía ante sí la información

que le permitiera llegar a la conclusión de que el gasoducto es un proyecto

apropiado para las zonas por las que atraviesa, la JP actuó de manera

arbitraria e irrazonable al aprobar la Consulta de Ubicación.

TERCER ERROR:

ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACION AL APROBAR UNA


CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACION DEL DEBIDO PROCESO
DE LEY EN SU DIMENSIÓN SUSTANTIVA Y PROCESAL

A. Introducción

Es la contención de los recurrentes en este error que la aprobación de la

consulta se realizó en violación del Debido Proceso de Ley tanto en su

dimensión sustantiva como procesal.

En su aspecto procesal, se violó el Debido Proceso de Ley puesto que no

se otorgaron y reconocieron las suficientes garantías procesales a los


48
DIA-F 5-42
49
Anejo I, Ap. 1-107.

43
recurrentes y demás ciudadanos considerada la magnitud de las

consecuencias a la vida, tranquilidad y propiedad de la decisión

administrativa aquí impugnada. El único “derecho” procesal otorgado por la

Junta de Planificación fue la oportunidad de expresarse en vistas de tipo

investigativo. Se denegaron en esencia los derechos de solicitar

intervención, de ser notificados del derecho a comparecer mediante

abogada(o), de contrainterrogar, de emplear los medios de descubrimiento

de prueba y de ser adecuadamente notificados. La JP no advirtió, ni

reconoció estos derechos vitales, vistas las circunstancias y características

del proyecto, debido al trámite expedito que pautó la Resolución JPE-2010-

067 del 5 de mayo del 2010. Dicha Resolución, notificada al público por

edicto, no contempla ni reconoce, ni se notificó de ello, sobre los derechos

básicos a notificación individual, el poder solicitar intervención y otros, y en

esa medida la misma es inconstitucional. Es igualmente inconstitucional la

Orden Ejecutiva en tanto en cuanto estableció y permitió la violación de los

derechos de los recurrentes al Debido Proceso de Ley. Como se indicó

anteriormente, el trámite seguido en la aprobación del gasoducto es

contrario a la Ley 76 y a la Constitución.

La resolución aquí impugnada informa que en efecto sólo se notificaron

de una mejora pública mediante carta o edictos a aquellos dueños cuyas

propiedades habían de expropiarse.50 Dicha notificación se formuló sólo a

aquellos titulares cuyos terrenos se adquirirían por venta o expropiación. Id.

Las otras notificaciones versaron sobre las vistas públicas de tipo

investigativas que celebraría la JP.51 En esencia, la Resolución JPE-2010-067

el único derecho que reconoce al público y a los afectados es el de una vista

tipo investigativa, y a eso, discrecional.52 Surge de la resolución aquí

impugnada que la JP dio por cumplidos los requisitos de notificación; pero

empleando para ello sólo la Resolución JPE-2010-067. Resolución, a la

página 97. Pero estas notificaciones no informan a todos aquellos

50
Anejo I, Ap. 14, 97.
51
Anejo I, Ap. 14-15-97-98.
52
Anejo I, Ap. 1-107 (Parte III(D)).

44
colindantes o propietarios (incluyendo los recurrentes aquí) que en realidad

se afectarían por la trayectoria del gasoducto ya fuere porque sus

propiedades quedarán ubicadas dentro de la llamada “servidumbre de

mantenimiento” de 150 pies53 o porque su vida y propiedad están en la zona

de peligro en caso de accidente de fuego o explosión. Esta zona puede

extenderse habida cuenta de los efectos de la onda expansiva en caso de

accidentes.54 En la DIA-Final la AEE admite que el área de exposición por

accidentes puede extenderse a 422 pies (sección 5.11.2j), aunque en las

vistas de la JP insistió que eran sólo 150 pies.55

Debemos aclarar respecto la “servidumbre” que la propia AEE reconoce

que puede ser mayor de los 150 pies ya que “…podrá reducirse o

aumentarse en aquellas áreas que haya limitaciones de espacio o

situaciones particulares”.56 La servidumbre puede aumentar a 300 pies en

“áreas montañosas y donde se realice barreno horizontal directo…”.57

Así pues la Resolución nada nos dice, ni requirió notificación, de aquellos

dueños sujetos a estas servidumbres variables. Nada nos dice tampoco y

nada concluyó (es decir, no formuló conclusiones importantes de hechos) al

respecto de aquellos afectados potencialmente en casos de accidentes en la

llamada “zona de alta consecuencia”, dentro de la cual los recurrentes y

otros ciudadanos están incluidos.

El reclamo de Debido Proceso de Ley de los recurrentes se fundamenta

entonces en consideraciones como las anteriores, es decir, atendiendo las

características inherentemente peligrosas de la “mejor pública” objeto de la

Resolución que aquí se impugna.

B. El Debido Proceso de Ley

53
Anejo I, Ap. 13.
54
Anejo I, Ap. 72.
55
Anejo I, Ap. 51.
56
Anejo I, Ap. 13.
57
Anejo I, Ap. 8.

45
Como se sabe, el Debido Proceso de Ley toma su origen histórico de la

necesidad de proteger los derechos individuales de vida, libertad y

propiedad frente al Estado. Una vez identificado un suficiente derecho

propietario de vida, es forzoso aplicar las salvaguardas del debido proceso

de ley. Véase Maldonado Elías vs. González 118 DPR 260 (1987). Vélez v.

Secretario de Justicia, 122 DPR 533 (1984).

El Profesor José J. Álvarez atiende el concepto del Debido Proceso de Ley

en su vertiente procesal en DERECHO CONSTITUCIONAL DE PUERTO RICO Y RELACIONES

CONSTITUCIONALES CON LOS ESTADOS UNIDOS 590-628 (2009). Explica la diversidad de

situaciones en que el derecho moderno ha extendido las protecciones

constitucionales del debido proceso de ley en protección de los intereses

propietarios o de otra índole de los ciudadanos, id. en las págs. 606-08,

incluyendo aquellas el interés de que las agencias “cumplan con las pautas

reglamentarias que ha adoptado”. Id. en la pág. 608.

En repetidas ocasiones el Tribunal Supremo ha invalidado actuaciones

administrativas por no haber sido notificadas como en Rullán v. Faz

Alzamora, 166 DPR 742 (2006) (debe notificarse al contribuyente si en una

investigación legislativa se piden sus planillas).

En Asoc. Residentes v. Montebello Dev. Corp., 138 DPR 412 (1995), el

Tribunal Supremo determinó que era esencial, como componente del Debido

Proceso de Ley, el que los vecinos de un proyecto fueren notificados por el

impacto negativo que ello tendría en las áreas comunales o de uso público

que habían sido requeridas por la Junta de Planificación, cuyas áreas en

esencia, el Tribunal entendió eran parte de un derecho propietario.

En Martínez Rodríguez v. Bristol, 147 DPR 383 (1999) el Tribunal

determinó que era necesario notificar directamente a un patrono no

asegurado.

De particular interés es Comisión de Ciudadanos v. GP Real Property,

2008 TSPR 105 (Opinión del 4 de junio de 2008). En este el Tribunal Supremo

determinó que era exigible constitucionalmente la notificación a unos

vecinos que debieron ser considerados “parte” en atención al interés

46
demostrado en el trámite administrativo. En lo pertinente a la notificación,

de aplicación indudable a nuestro caso pues aconteció una determinación

formal de intervención, expresó el Tribunal:

La sección 3.14 de la LPAU establece, entre otras cosas, que las


órdenes o resoluciones de las agencias deberán ser notificadas a las
partes del proceso administrativo. Además, especifica que dicha
notificación deberá advertir el derecho de las partes a solicitar
reconsideración ante la agencia o instar un recurso de revisión judicial
ante el Tribunal de Apelaciones, con expresión de los términos
jurisdiccionales que tienen las partes para ejercer dicho derecho. A su
vez, esta sección explica que dichos términos no comenzarán a correr
hasta que la agencia haya cumplido con estos requisitos. 3 L.P.R.A.
sec. 2164. Por eso, una vez una persona es parte en el proceso
adjudicativo, ésta tiene derecho a participar efectivamente en dicho
proceso, ser notificada de las determinaciones, órdenes o resoluciones
que emita la agencia y solicitar revisión judicial en igualdad de
condiciones a las otras partes. 3 L.P.R.A. sec. 2164. Véase además,
San Antonio Maritime v. P.R. Cement Co., supra, en la pág. 391. En
particular, si la agencia no le notifica alguna determinación
tomada durante el proceso adjudicativo, evitando su
participación efectiva en los procesos, dicha determinación y
cualquier procedimiento posterior carecerán de eficacia
jurídica, ya que violan el derecho que tiene dicha parte al
debido proceso de ley. Mun. de Caguas v. AT&T, 154 D.P.R. 401,
413-415 (2001). Véase además, Asoc. Residentes v. Montebello Dev.
Corp., 138 D.P.R. 412, 421-422 (1995).
Reiteradamente hemos establecido que por imperativo del derecho a
un debido proceso de ley la notificación adecuada de una
determinación administrativa resguarda el derecho de las partes a
cuestionar dicha determinación en el foro judicial. IM Winner, Inc. v.
Mun. de Guayanilla, 151 D.P.R. 30, 35-38 (2000), Colón Torres v.
A.A.A., 143 D.P.R. 119, 124 (1997). En particular, en el caso Mun. De
Caguas v. AT & T, 154 D.P.R. 401 (2001) expresamos lo siguiente: Los
remedios posteriores a ese dictamen provistos por reglamentos y
estatutos forman parte del debido proceso de ley y la falta de
notificación adecuada puede impedir que se procuren tales remedios,
enervando así las garantías del debido proceso de ley. Id., en la pág.
414. En protección de dicho derecho, hemos determinado que no se le
pueden oponer los términos jurisdiccionales para recurrir de una
determinación administrativa a una parte que no ha sido notificada de
dicha determinación conforme a derecho. IM Winner, Inc. v. Mun. de
Guayanilla, supra, Colón Torres v. A.A.A., supra. Además, en el caso
Carabarín et al. v. A.R.P.E., 132 D.P.R.938 (1993), establecimos que
aunque la agencia notifique a una parte su determinación, si dicha
notificación no advierte adecuadamente el foro al que se debe acudir
en revisión, no se puede perjudicar a la parte por haber acudido al foro
erróneo, ya que ésto sería permitir que la agencia se beneficie de
actuaciones administrativas que inducen a error a la parte notificada.
Id., en las págs. 958-959. (Énfasis suplido)

Nótese que el Tribunal indica expresamente que la sección 3.14 de la

LPAU, 3 LPRA § 2164 (2009), exige la notificación de la decisión

administrativa.

47
En San Gerónimo Caribe Project, Inc. v. ARPe, 2008 TSPR 130, el Tribunal

Supremo invalidó una actuación de la ARPE violatoria del Debido Proceso de

Ley consistente en no notificar adecuadamente y no seguir el trámite

dispuesto para la revocación de unos permisos de construcción otorgados.

Recientemente, el Tribunal Supremo enfatizó una vez más la importancia

de una adecuada notificación administrativa. Expresó el Tribunal Supremo

en Picorelli López v. Departamento de Hacienda, 2010 TSPR 143:

Hemos señalado de manera reiterada que el derecho a cuestionar la


determinación de una agencia mediante revisión judicial es parte del
debido proceso de ley protegido por la Constitución de Puerto Rico. Por
lo tanto, constituye un requisito indefectible la adecuada notificación
de cualquier determinación de una agencia que afecte los intereses
propietarios de un ciudadano.

Id.

C. Violación al Debido Proceso de Ley

La Resolución objeto de este Recurso violó el Debido Proceso de Ley,

tanto en su vertiente procesal como sustantiva. La Orden Ejecutiva y la

Resolución JPE-2010-067 violentaron el Debido Proceso de Ley, y por ende

son nulas, en la medida que en su aplicación han permitido la aprobación e

inminente implementación del gasoducto vistas las características del

proyecto aprobado y la forma en que se hizo.

Las siguientes consideraciones configuran o son pertinentes

individualmente y en su conjunto configuran la violación al Debido Proceso

de Ley.

Por un lado, llamamos la atención del Tribunal a las características del

gasoducto autorizado por la Resolución de la JP. Está destinado a

transportar gas natural a presiones tan altas como 1450 libras de presión por

pulgada cuadrada,58 siendo el gas natural una sustancia inherentemente

peligrosa por ser explosiva y flamable. El diseño de la tubería está preparada

para transportar gas a esas presiones. La experiencia demuestra además

que estos sistemas, como otros, puede y de hecho fallan causando lesiones,

muerte y destrucción de propiedad: la propia AEE en la DIA-F reconoce

diversas causas de esas fallas, incluidas corrosión, errores humanos y otros.


58
Anejo I, Ap. 72.

48
DIA-F, cap. 5, sección 5.11. A partir de esas fallas, los incidentes de

lesiones, mortales o no, y destrucción de la propiedad, está documentada y

reconocida.

Está también ampliamente documentado el pésimo récord de supervisión

a todos los niveles de las agencias federales encargadas de ello.

De lo dicho surge también que los residentes y las propiedades cercanas

a la trayectoria del gasoducto están expuestos a unos riesgos potenciales

muy reales y de ahí la consideración obligada del tema inevitable de la

estimación de ese riesgo, su severidad, extensión, etc. Ese análisis de riesgo

no podemos encontrarlo en la Resolución aquí impugnada. Por un lado, la

AEE testificó (que establecería una servidumbre de 150 pies para

“mantenimiento”,59 pero entonces luego indicó que dicha distancia suponía

el área de impacto por daño o personas a propiedad. 60 Sin embargo dicha

“servidumbre” pudiera aumentarse hasta 300 pies.61 Varios testigos

indicaron preocupación por la peligrosidad del gasoducto y el perito Neftalí

García en particular demostró que la distancia de riesgo sería 174.4 metros a

ambos lados de la tubería al aplicar una presión de 1450 libras por pulgada

cuadrada.62 En efecto la AEE debió admitir en la DIA-F que las áreas en

riesgos serían 422 pies a ambos lados, presumiendo correctas sus premisas.

Sección 5.11.2(j). A lo dicho debe añadirse que en la Notificación Pública de

Adquisición de Terrenos del 6 de octubre del 2010 no se indica qué cantidad

de terreno se ha de expropiar a los ahí notificados: sólo se advierte de “. . .

de la posibilidad de adquisición de terrenos dentro de dichas parcelas . . .”.63

La primera conclusión que emerge de lo dicho es que la AEE no le

presentó a la JP –ni esta exigió- suficiente información y datos para

establecer los riesgos a las personas y propiedad en la cercanía de la tubería

de gas natural y sus consecuencias. En efecto, la JP no formuló conclusiones

59
Anejo I, Ap. 13.
60
Anejo I, Ap. 51.
61
Anejo I, Ap. 8.
62
Anejo I, Ap. 72.
63
Anejo III, Ap. 109-14.

49
de hechos específicas sobre aspecto tan vital e importante lo que en realidad

es un acto de grave irresponsabilidad administrativa. Señalamos sobre este

aspecto que el Colegio de Ingenieros y Agrimensores de PR (“CIAPR”)

recomendó precisamente como una de las fallas de la DIA que no se había

realizado un análisis de riesgo.64

La JCA en su resolución evaluadora del 23 de octubre de 2010 del

Borrador de la DIA, (número R-10-37-1) incluyó varias observaciones que

establecer el aspecto de riesgo a propietarios y vecinos en las cercanías de

la tubería de gas:

Finalmente, la Ley sobre Política Pública Ambiental, en su Artículo 4(B)


(5), nos ofrece algunas indicaciones sobre cómo proceder, tomando en
consideración principios de precaución, en la evaluación y toma de
decisión de proyectos de esta índole. Debido a la pertinencia de este
artículo con la evaluación del Proyecto Vía Verde, acompañamos el
texto como referencia:
5. Aplicar el principio de la prevención, reconociendo que cuando y
donde haya amenazas de daños graves o irreversibles, no se debe
utilizar la falta de una completa certeza científica como razón para
posponer medidas costo-efectivas para prevenir la degradación
ambiental. Esto debe hacerse tomando en consideración las
siguientes premisas: (1) las personas naturales y jurídicas, tienen la
obligación de tomar acciones anticipadas para prevenir daños o
peligros que pueda causar una nueva tecnología, proceso, actividad
o sustancia química recae en el proponente de la misma, no en la
ciudadanía; (3) antes de utilizar una nueva tecnología, proceso o
sustancia química, o de comenzar una nueva actividad, las
personas tienen la obligación de evaluar una amplia gama de
alternativas, incluyendo la alternativa de no hacer nada; y (4) las
decisiones en las que se aplique este principio deben ser públicas,
informadas y democráticas, y deben incluir a las partes afectadas.
(Énfasis suplido)
La sección 5.8.2.(k), página 5-50, hace mención de la preparación y
desarrollo de un Programa para el Manejo de la Integridad de la
Tubería por cada tramo de ésta que se encuentre dentro de las áreas
de alta consecuencia, identificadas previamente por el operador. La
identificación de las áreas de alta consecuencia (sección 5.8.2(k)(a) e
infraestructura crítica, que se encuentren dentro del radio de potencial
impacto; deberá incluirse en la medida que sea posible de manera
detallada en el documento ambiental. Estas áreas debieron ser
consideradas al realizarse la evaluación y selección de las
alineaciones.
Se debe considerar en sus planes de respuesta durante la fase
operacional si en las cercanías de los lugares propuestos para la
ubicación de la tubería existen plantas de filtración de aguas o
industrias que almacenen ciertos tipos de sustancias incompatibles y
cómo se atenderá cualquier posibilidad de peligrosidad en el caso de
que ocurra algún incidente, escape o derrame tanto en el lugar donde
se almacena o distribuye la sustancia incompatible con relación al
trayecto de la tubería que contendrá el gas natural.
64
Dicho Informe debe ser requerido por este Honorable Tribunal como parte del expediente
administrativo que respetuosamente solicitamos, en moción separada.

50
Dicho plan o planes de emergencia deberán contemplar que ocurriría
en caso de que alguna persona toque, rompa o penetre con algún
equipo pesado la tubería de gas natural o en caso de que fallara el
patrullaje preventivo. Se deben discutir consecuencias, resultados,
acciones correctivas, según sea posible en esta etapa de planificación.

Lo antes indicado es suficiente para demostrar que los recurrentes y otros

vecinos cuyas residencias o propiedades ubicarán cercanas al gasoducto,

requerían de un reconocimiento y advertencia de derechos de índole cuasi-

judiciales que la JP no honró. Esta empleó y aplicó la resolución JPE-2010-

067 y no dio advertencia, ni notificación suficiente, ni se reconocieron los

derechos esenciales del Debido Proceso de Ley. Entendemos además, que

esta forma de proceder es violatoria del Debido Proceso de ley en su

vertiente sustantiva en la medida que el record carece de aquellas

determinaciones básicas que no solo notifiquen sino protejan a la

ciudadanía. Por no discutirse un problema no quiere decir que no exista.

A lo dicho se debe añadir que la JP venía obligada a advertir de, en forma

suficiente, y aplicar aquellos derechos de un proceso cuasi-judicial, por

tratarse de una consulta para una mejora pública, más aún de las

dimensiones del gasoducto.

La notificación de la vista investigativa aconteció el 6 de noviembre de

2010 y además la pre-consulta fue presentada el 11 de octubre del 2010.

Para esa fechas estaba vigente el Reglamento de Procedimientos

Adjudicativos de la JP (Reglamento número 7512), del 11 de enero del 2009.

Por otro lado, la JP en su resolución aprobatoria de la mejora que nos

ocupa dispuso que la aplicaban diversas disposiciones sustantivas del nuevo

Reglamento Conjunto de Permisos y Usos de Terreno (Reglamento Conjunto)

que entra en vigencia el 29 de noviembre del 2010. Véase por ejemplo

determinaciones de derecho número 2, 9, 10, 17 y 18.

Ya fuere bajo el Reglamento número 7512 (hoy ya derogado) o el

Reglamento Conjunto, no se advirtió de, ni se reconocieron derechos

procesales esenciales en el procedimiento de consulta, máxime en el caso

del gasoducto por los riesgos a vida y propiedad inherentes a este proyecto.

Esos derechos incluyen el de ser notificados, a solicitar intervención, a ser

51
notificados de la resolución a ser representado por abogado, a

contrainterrogar y en algunos casos a tener opción de descubrir prueba. En

el caso del Reglamento número 7512, véanse sección 4.03 (derecho a que el

dueño de propiedad privada sea notificado de una mejor pública lo que se

desconoce pues la amplitud de la servidumbre como de las áreas en peligro

no fue requerida por la JP); sección 9.02 (contenido de la notificación de

vistas adjudicativas, incluyendo notificación por correo, de derecho a ser

asistido por abogado(a), etc; sección 9.09 (derecho contrainterrogatorio y

someter evidencia de refutación en otros); sección 10.01 (derecho a ser

notificado por correo de la decisión y advertencia de derecho a solicitar

reconsideración y a revisión judicial).

Iguales derechos procesales se reconocen en el Reglamento Conjunto

(RC) respecto los trámites cuya jurisdicción fue retenida u otorgada a la JP, a

saber, las consultas para proyectos supra regionales y mejoras públicas.

Véase tomo XIII, sección 58.22 del RC. Dicho RC reconoce los mismos

derechos procesales que el anterior Reglamento Adjudicativo (número

7512): véase secciones 58.3.3(b), 58.6.1., 58.7.2, 58.7.3, 58.8.1 y 58.7.2.

Estos derechos, insistimos, resultan críticos en este caso. Pero entonces,

como se ha dicho, la resolución JPE-2010-067 no reconoció estos derechos,

ni la JP advirtió de ellos, ni los reconoció. Nótese en este contexto que el

Aviso Público citando a las vistas del 6 de noviembre del 2010, no se

advierte si reconocen esos derechos.

El Tribunal Supremo ha indicado en más de una ocasión que las garantías

o derechos reconocidos reglamentariamente vienen a constituir un interés

que está protegido por el Debido Proceso de Ley, Torres v. Junta de

Ingenieros, 161 DPR 696 (2004); García Cabán v. UPR, 120 UPR 167 (1987).

Véase también Colón Torres vs. AAA, 143 DPR 119, 124 (1997).

En Misión Industrial de PR vs. Junta de Planificación, 146 DPR 64 (1998) el

Tribunal Supremo aclaró que el proceso de consulta de ubicación para una

mejora (superacueducto) pública era una de índole cuasi-judicial. Permitió la

notificación inicial por edictos pero en el contexto de vistas cuasi judiciales y

52
luego que la JP demostrara que no habían podido identificarse los dueños

afectados. En el caso de autos estamos ante riesgos de gran severidad

(versus un superacueducto) a vida y propiedad de aquellos recurrentes y

otros vecinos en el “radio de potencial impacto”, acompañado ello por una

ausencia negligente de determinar su extensión potencial y los daños. En

palabras de la JCA ya antes aludidas:

La identificación de las áreas de alta . . . consecuencia e


infraestructura crítica . . . deberá incluirse . . . . Estas áreas debieron
ser consideradas al realizarse la . . . selección de las alineaciones.

Id.

En conclusión, los recurrentes y otros vecinos o propietarios además de

sentir con razón gran angustia e incertidumbre, tenían derecho a ejercer y a

quedar protegidos por los componentes básicos del debido proceso de ley,

en toda su dimensión.

CUARTO ERROR:

ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN


REQUERIR UN CAMBIO DE ZONIFICACIÓN Y/O CALIFICACIÓN

La JP actuó arbitraria e ilegalmente al aprobar una consulta de ubicación

sin requerir un cambio de zonificación y/o calificación según requerido por el

la Ley Orgánica de la JP, supra, y el Reglamento Conjunto, supra.

De entrada, cabe señalar que la JP descarta este asunto al indicar

solamente lo siguiente: “Como resultado del proyecto propuesto no se

contempla la otorgación de un cambio de calificación (zonificación) pues la

misma constituye una obra de naturaleza soterrada”.65 La JP no ofrece

fundamento legal alguno para sustentar dicha premisa. De hecho, hay una

ausencia total del derecho aplicable sobre esto en particular en la Resolución

de la JP. Lo cierto es que el proyecto conlleva una prohibición sobre los usos

en los suelos por donde discurriría la tubería.

A continuación se exponen las razones por las cuales la JP debió exigir un

cambio de zonificación y/o calificación, en virtud de las leyes y reglamentos

que regulan la planificación de los suelos en Puerto Rico.

65
Anejo I, Ap. 15.

53
Según se ha indicado, la importancia que tiene para el pueblo la

utilización adecuada y ordenada de nuestros escasos terrenos y recursos

naturales, es un valor reconocido por nuestra Constitución. Ortiz Gómez et

al. v. J. Plan., 152 DPR 8 (2000); En aras de guiar el desarrollo de Puerto Rico

de modo coordinado, adecuado y económico, fomentando, entre otras cosas,

la eficiencia, la economía y el bienestar en el uso de las tierras y otros

recursos naturales, la Asamblea Legislativa aprobó la Ley Orgánica de la

Junta de Planificación de Puerto Rico. 23 LPRA § 62(c) (2009); López v.

Antonio Roig Sucrs., Inc., 157 DPR 186 (2002).

La Junta de Planificación es el organismo facultado por ley para hacer

determinaciones sobre usos de terrenos dentro de los límites territoriales del

Estado Libre Asociado de Puerto Rico con sujeción a los requisitos

consignados en las leyes aplicables. 23 LPRA § 62(j)(14) (2009). A la JP,

hemos establecido, “se le ha encomendado la ingente labor de velar por la

adecuada utilización de nuestros terrenos”. Ortiz Gómez, 152 DPR en la pág.

16.

Con el propósito de dotar a la Junta con los instrumentos necesarios para

que pudiera ejercer esta función constitucional de guiar y controlar el uso y

desarrollo de los terrenos en Puerto Rico, la Legislatura le confirió, entre

otras, las siguientes facultades: (1) adoptar planes de usos de terrenos, los

cuales pueden ser preparados por la propia Junta, por entidades designadas

por ésta o por otros organismos gubernamentales; (2) adoptar y aprobar un

Reglamento de Zonificación; y (3) adoptar y aprobar los mapas

de zonificación y las enmiendas a éstos, según los procedimientos

establecidos por Ley. 23 LPRA §§ 62j(4)(5), 62m (2009).

Los planes de usos de terrenos tienen la función de designar la

distribución, extensión e intensidad de los usos de los terrenos, sea para

propósitos residenciales, agrícolas, industriales, comerciales, de explotación

minera o de protección de los recursos naturales, entre otros. 23 LPRA § 62m

(2009). Adoptado un Plan de Uso de Terrenos por la Junta y aprobado por el

Gobernador, las obras y proyectos que cualquier entidad o persona

54
desarrolle deberán estar de acuerdo a dicho plan. 23 LPRA § 62m (2009).

Según la Ley de Planificación, “[l]os Planes de Usos de Terrenos, así como la

disponibilidad y programación de la infraestructura física social, serán la

base para la preparación y revisión de los mapas de zonificación”. 23 LPRA §

62m (2009).

La zonificación es el proceso mediante el cual “se clasifican los terrenos

en zonas, o distritos y se establecen para cada uno disposiciones específicas

sobre el uso de los terrenos y sobre las obras y estructuras a permitirse”.

Introducción, Reglamento de Zonificación, supra. Véanse, además,

Reglamento de Zonificación, supra, en la pág. 27; T-JAC, Inc., 148 DPR en las

págs. 81-82. En otras palabras, mediante la zonificación “se establecen las

normas esenciales sobre cómo y dónde deben ubicarse las múltiples

actividades sociales y económicas de Puerto Rico”. Introducción,

Reglamento de Zonificación, supra (enfasis suplido).

A través de la reglamentación de la zonificación, se ha resuelto que, “el

Estado asume un rol activo en el proceso de control y regulación de la

utilización del limitado recurso de la tierra y de nuestro frágil ecosistema, a

fin de armonizar intereses y aspiraciones con las menores perturbaciones

sociales”. Luan Investment Corp. v. Román, 125 DPR 533 1990). Los Mapas

de Zonificación forman parte integral y rigen conjuntamente con el

Reglamento de Zonificación, toda vez que demarcan y definen los diferentes

distritos que se describen en el Reglamento. Introducción, Reglamento

de Zonificación, supra.

En cuanto a las enmiendas a los mapas de zonificación, la Ley de

Planificación establece que las enmiendas que adopte la Junta a los mapas

de zonificación adoptados y firmados por el Gobernador no

introducirán cambios fundamentales a los mismos, “excepto con el propósito

de instrumentar las recomendaciones del Plan de Usos de Terrenos y del

Plan de Desarrollo Integral de Puerto Rico hasta donde estos hayan sido

aprobados”. 23 LPRA § 63 (2009). Esto, pues, “toda obra o proyecto a ser

realizado por cualquier persona o entidad deberá estar de acuerdo con las

55
recomendaciones de los planes de usos de terrenos". López, 157 DPR, en la

pág. 1159; 23 LPRA § 62(m) (2009). Coincidentemente, frente a una solicitud

de rezonificación, “[n]uestra realidad social obliga al Estado a salvaguardar,

[en lo posible], la[s] zonificaciones existentes”. Ortiz Gómez, 152 DPR en la

pág. 17 (citando a Montoto v. Lorie, 145 DPR 30 (1998).

Procesalmente existen dos vías para someter ante la consideración de la

JP una solicitud para cambiar la zonificación de un predio. En primer lugar,

puede pedirse dicho cambio directamente, sometiendo ante la Junta una

solicitud de cambio de zonificación. López, 157 DPR en la pág. 1161. En

segundo lugar, el cambio de zonificación puede ser solicitado de forma

indirecta, mediante la presentación de una consulta de ubicación cuya

aprobación conllevaría cambiar la zonificación de un predio. López, 157 DPR

en la pág. 1161. En áreas zonificadas, la “consulta de ubicación” es el

procedimiento mediante el cual la Junta de Planificación pasa juicio sobre

propuestos usos de terrenos que no son permitidos ministerialmente por la

zonificación aplicable. Regla 8, Sección 8.1.3(a)(1) del Reglamento Conjunto,

supra.

La contención principal de los aquí recurrentes es que la aprobación de la

consulta de ubicación conlleva un cambio de zonificación de los predios por

donde transcurre el proyecto. La AEE trata de evadir los procesos

administrativos de cambio de zonificación y/o calificación al indicar que el

proyecto no conlleva cambio de zonificación o calificación alguna. Sin

embargo, la naturaleza de la construcción y operación del proyecto

resultarán en un cambio de uso de suelo. La alineación del gasoducto

transcurrirá por zonas residenciales, bosques estatales, reservas naturales,

zonas de amortiguamiento de áreas naturales protegidas, Áreas con

Prioridad de Conservación según el DRNA (Cordillera Central, Carso del

Norte, Ciénaga San Pedro y Sector El Caracol, y Ciénaga Las Cucharillas),

áreas boscosas no protegidas, humedales, terrenos anegados e inundables,

cuerpos de agua, terrenos agrícolas y la propia zona marítimo terrestre que

ostentan distritos de zonificación y/o calificación tales como: “Residencial

56
Intermedio” (R-I), “Residencial Alta Densidad” (R-A), “Bosques” (B-Q),

“Conservación de recursos” (CR), “playas públicas” (PP), y agrícolas (A-P, A-

G), entre otros.

La JP aprobó una consulta de ubicación sin llevar a cabo un cambio en la

zonificación y/o calificación en todos los distritos por donde discurrirá la

alineación del proyecto. De esta forma, la JP actuó de forma arbitraria,

caprichosamente al no asegurar la designación de estos terrenos bajo el uso

industrial que tendrán en el futuro.

Debe señalarse que no es suficiente alegar o indicar que no se requiere

un cambio en zonificación por el mero hecho de que la tubería será

soterrada. Esto, pues la construcción y operación del gasoducto conlleva

una servidumbre de 150 a 300 pies de ancho (la cual podrá variar

dependiendo de las circunstancias particulares), en la que se prohibirá “la

siembra de árboles de raíces profundas, ni la construcción de estructura

alguna”. Véase Descripción del Proyecto en la DIA-F. Dicha prohibición, de

por sí, constituye una limitación en el uso de los terrenos por donde

transcurre la construcción propuesta y por consiguiente requiere de un

cambio en la calificación. A modo de ejemplo, no se podrá sembrar árboles

de raíces profundas en suelos que están calificados como Bosques (B-Q) e

igualmente no se podrán construir ninguna residencia o estructura en la

servidumbre del gasoducto en zonas calificadas como Áreas Urbanas – Área

urbana bajo construcción (Uc). La calificación B-Q, tiene el propósito de

“identificar los terrenos con características especiales para la siembra de

árboles, para la producción de madera y para la protección del suelo y del

agua y para identificar terrenos sembrados o donde se planifica la

repoblación forestal.” Reglamento Conjunto, Regla 34.01. Queda claro que

es incompatible el uso previsto para las zonas calificadas como B-Q con las

limitaciones impuestas por la construcción propuesta.

Esto es sólo un ejemplo que demuestra cómo la calificación otorgada

previamente a terrenos es incompatible con la construcción propuesta.

57
La alineación y la servidumbre de operación y mantenimiento del

proyecto en controversia debe de utilizar una zonificación y/o calificación de

Distrito Industrial Pesado (I-P). Según el Reglamento Conjunto en su Regla

19.12, Sección 19.12.1, “[e]ste distrito se establece para clasificar áreas

industriales pesadas, desarrolladas o a desarrollarse por proyectos

específicos que por su naturaleza e intensidad requieren de una ubicación

especial por lo que solamente se considerarán vía consulta de ubicación”.

Dicha sección también indica que “[c]ualquier desarrollo propuesto en este

distrito será evaluado por la Junta Adjudicativa o la Junta de Planificación si la

propuesta es un desarrollo supra-regional”. Id. Cabe aclarar que la AEE,

agencia proponente, acepta que se trata de un proyecto supra regional por

su extensión territorial. Véase Memorial Explicativo, pag. 38.

Así también, se indica que:

los usos a permitirse en este distrito serán compatibles con los


propósitos del mismo y con las disposiciones de esta, tales como:
(a) . . . .
....
(c) almacenaje de sustancias químicas, explosivos y materiales
explosivos que cumplan con las disposiciones de la Sección 52.2.
....
(g) planta de recuperación de energía, molinos eólicos, centrales
termoeléctricas, entre otros.

Regla 19.12, Sección 19.12.1(b) del Reglamento Conjunto.

La determinación de la extensión de terrenos para industrial pesadas


estará basada en las potencialidades del área para el desarrollo de
industrias pesadas, la dirección de los vientos, efectos detrimentales
de las industrias pesadas sobre el aire, agua u otros tales como olores,
ruidos, vibraciones y reflejos de luces; de las implicaciones del tránsito
generado por estas industrial en el sistema de transportación; y de la
mejor organización del uso de terrenos. Como objetivo se persigue
que los terrenos a clasificarse para industrias pesadas se dediquen a
tales fines, excluyendo en este distrito los usos residenciales,
comerciales e industrias livianas.

Regla 19.12, Sección 19.12.2 del Reglamento Conjunto (énfasis suplido).

Es evidente que la prohibición de sembrar vegetación con raíces

profundas y la imposibilidad de construir residencias en la servidumbre

excluye en efecto los usos a los que inicialmente se habían de permitirse en

esos terrenos, es por lo tanto otra de las razones por las cuales el proyecto

58
propuesto debe ser analizado como un proyecto Industrial Pesado cuya

construcción y operación prohibe y limita los usos de terrenos por donde

transcurre, siendo necesario un cambio en la zonificación y/o calificación.

El factor de seguridad pública, como mínimo, debió haber sido la razón

principal para que la JP requiriera un cambio de zonificación y/o calificación

hacia un uso de suelos compatible con lo que será la construcción, operación

y mantenimiento de un gasoducto. Al aprobar la Pre-Consulta de Ubicación

sin efectuar un cambio de zonificación y/o calificación, la Junta actuó de

forma arbitraria, caprichosa e irresponsable, en contra de su propia Ley

Orgánica y sus reglamentos, al no “guiar y controlar el uso y desarrollo de

los terrenos en Puerto Rico con el fin de contribuir a la seguridad, el orden, la

convivencia, la solidez económica y el bienestar general de los actuales y

futuros habitantes”. Ley orgánica de la JP, supra.

Un proyecto de esta magnitud, de índole industrial, requiere de la

solicitud de un cambio en la zonificación y/o calificación de los predios

afectados por la alineación mediante una consulta de ubicación, además de

una justificación para solicitar una variación o excepción a la luz de las

disposiciones reglamentarias aplicables (tal como lo requiere la Resolución

JPE-2010-067 en su Sección III, Punto A.6.c.).

QUINTO ERROR

ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN


CONSIDERAR LA ADECUACIDAD DEL PROYECTO A BASE DE LA
TOTALIDAD DEL EXPEDIENTE Y MÚLTIPLES FACTORES COMO EL
PRECIO DEL GAS NATURAL, LA SEGURIDAD, NI EL COSTO DEL
DAÑO AMBIENTAL.

A. Derecho aplicable

Existe una base legal y reglamentaria que obliga a la JP a realizar

determinaciones de hecho y derecho. El cumplimiento cabal y concienzudo

de esta encomienda propicia el que se pueda revisar sus determinaciones

cuasi legislativas o cuasi judiciales. Según lo expresa el Tribunal Supremo de

Puerto Rico en Mun. de San Juan v JCA, 149 DPR 263, existen requisitos de

contenido en cuanto a las determinaciones administrativas de hecho y

derecho. Veamos:

59
[P]ara que los tribunales puedan revisar una decisión administrativa,
es vital que las agencias expresen claramente sus determinaciones de
hecho y las razones para su dictamen, incluyendo los hechos básicos
de los cuales, a través de un proceso de razonamiento e inferencia, se
derivan aquéllos. Las decisiones deben reflejar que el organismo ha
considerado y resuelto los conflictos de pruebas, y sus
determinaciones deben describir tanto los hechos probados
como los que fueron rechazados. La expresión de los fundamentos
de una decisión no puede ser pro forma, y debe reflejar que la agencia
ha cumplido con su obligación de evaluar y resolver los conflictos de
prueba del caso ante su consideración. (énfasis suplido)

Aún cuando se guarde silencio y no se imponga al organismo

administrativo la obligación de hacer determinaciones de hecho y

fundamentar las razones para su determinación, como regla general tiene

que hacerlas. Las razones deben ser suficientes para comunicar a las partes

los fundamentos decisorios y permitirles una revisión judicial. Ver Rivera

Santiago v. Secretario de Hacienda 119 DPR 265.

El criterio rector en estas conclusiones administrativas de hecho y de


derecho, lo es el de una determinación fundamentada. Este criterio nos
conduce a la existencia en el expediente administrativo de aquella
evidencia que una mente razonable podría aceptar como adecuada
para sostener una conclusión. Según lo establece nuestro Alto Foro al
proveerse para una revisión judicial, no bastan un expediente de la
prueba y una simple decisión. Las conclusiones deben ser lo
suficientemente definidas como para poner a los tribunales en posición
de determinar si los hechos, tal y como los encontró probados la
agencia, ofrecen una base razonable para tal resolución.

Mun. de San Juan v JCA, 149 DPR 263.

La LPAU por su parte, cristaliza el postulado rector de revisión judicial al

expresar que determinaciones de hechos de las decisiones de las agencias

serán sostenidas por el tribunal, si se basan en evidencia sustancial que obra

en el expediente administrativo; mientras que las conclusiones de derecho

serán revisadas en todos sus aspectos por el tribunal. 3 LPRA § 2175 (2009).

Las determinaciones fundamentadas logran entre otras cosas; (1)

fomentar que la agencia adopte una decisión cuidadosa y razonada dentro

de los parámetros de su autoridad y discreción; (2) contribuye a evitar

actuaciones administrativas arbitrarias, caprichosas, discriminatorias,

irracionales o sin jurisdicción; (3) ayudar a la parte afectada a entender el

por qué de la decisión del organismo administrativo y así mejor informada

decidir si acude al foro judicial o acata la determinación; (4) promueve la

uniformidad interagencial, y (5) evita que los tribunales se adueñen de

60
funciones que corresponden propiamente, bajo el concepto de

especialización y destreza (expertise) de las agencias administrativas. Ver

Rivera Santiago v. Secretario de Hacienda, supra.

Lo que se persigue al revisar la decisión de la agencia, es determinar si

esta actuó de manera ilegal, arbitraria o tan irrazonable que sus

actuaciones constituyeron un abuso de discreción. Para identificar si fue

errada la actuación de la agencia, el Tribunal revisor atenderá los resultados

de la interpretación realizada por el organismo administrativo llamado a

poner en vigor los reglamentos, de ahí se corrobora si estos resultados

armonizan con los fines o valores establecidos. Ver Mun de San Juan v. JCA

supra.

El objetivo de la Revisión Judicial, lo discute el Tribunal Supremo en Mun.

de SJ v JCA,149 DPR 263, donde expone que:

La revisión judicial de decisiones administrativas tiene como fin


primordial delimitar la discreción de los organismos administrativos y
asegurarse de que éstos desempeñen sus funciones conforme a la ley.
Miranda v. C.E.E., 141 D.P.R. 664 (1996). Comprende tres (3) áreas: (1)
la concesión del remedio apropiado, (2) la revisión de las
determinaciones de hecho conforme al criterio de la evidencia
sustancial, y (3) la revisión completa y absoluta de las conclusiones de
derecho. Sec. 4.5 de la Ley de Procedimiento Administrativo Uniforme,
supra. Véase, además, D. Fernández Quiñones, Derecho administrativo
y Ley de Procedimiento Administrativo Uniforme, Colombia, Ed. Forum,
1993, pág. 521. El expediente administrativo constituirá la base
exclusiva para la acción de la agencia en un procedimiento
adjudicativo y para la revisión judicial ulterior. Véase Sec. 3.18 de la
Ley de Procedimiento Administrativo Uniforme, 3 L.P.R.A. sec. 2168.

Debe mencionarse que existe una presunción rebatible, sobre la

corrección de las determinaciones administrativas. ARPe v. JACL, 124 DPR

858, 864 (1989). Es por esto que si la acción recurrida contiene conclusiones

de hecho y derecho, basadas en la ponderación total del expediente

administrativo, logrando una decisión conforme a los objetivos

reglamentarios, el Tribunal Revisor no puede sustituir su criterio por el de la

agencia con el expertise. De otra parte “si el tribunal luego de un estudio y

análisis ponderado descubre que se infringieron directamente valores

constitucionales o la actuación administrativa fue arbitraria o irrazonable, el

tribunal puede sustituir el criterio de la agencia por el suyo y revocar el

61
dictamen administrativo.” Pérez Vélez v. VPH Motors Corp., 152 DPR 475

(2000).

Además de la intervención revisora de los Tribunales ante las decisiones

administrativas arbitrarias o irrazonables, la jurisprudencia ha reconocido un

espacio de revisión judicial mayor en los casos en que se invoque un derecho

constitucional. Siendo el Poder Judicial el último intérprete de la Constitución,

“[l]os tribunales deben indagar sobre la razonabilidad de la decisión

administrativa y no deben sustituir el criterio de dicho organismo por el suyo

propio, a menos que se infrinjan directamente valores constitucionales, o

cuando la actuación administrativa sea arbitraria o irrazonable.” Fac. C. Soc.

Aplicadas, Inc. v. CES, 133 DPR 521 (1993).

No cabe duda de que las consideraciones ambientales son un valor

protegido constitucionalmente. La protección del Ambiente es de rango

Constitucional. Surge de la Sección 19 del Art. VI de la Constitución del

Estado Libre Asociado y establece que: “Será política pública del Estado

Libre Asociado la más eficaz conservación de sus recursos naturales, así

como el mayor desarrollo y aprovechamiento de los mismos para el beneficio

general de la comunidad”. CONST. ELA, Art. VI § 19. Esta sección se ha

interpretado en múltiples ocasiones, reiterando el Tribunal Supremo que “no

es la expresión de un insigne afán, ni constituye tampoco sólo la declaración

de un principio general de carácter exhortativo. Se trata, más bien de un

mandato que debe observarse rigurosamente, y que prevalece sobre

cualquier estatuto, reglamento u ordenanza que sea contraria a éste”. Colón

Cortés v. Pesquera 150 DPR 724 (2000).

Ni la Ley 76 ni la Orden Ejecutiva eximen a la JP del cumplimiento cabal

de estas obligaciones. La Ley 76 dispensa únicamente del cumplimiento de

los términos y procedimientos establecidos en varias leyes, incluyendo la

LPAU mas no de los deberes sustantivos contenidos en éstas.

B. Aplicación del derecho a los hechos

Para el proyecto del gasoducto la JP realizó un total de 27

determinaciones de hecho las cuales en su gran mayoría son meramente

62
reproducciones de las alegaciones de la agencia proponente, agencias

concernidas y grupos de interés. Gran parte de las alegaciones de la AEE

carecen de fundamento alguno que las sustente. A pesar de esta ausencia

de fundamentos la JP optó por abstenerse de realizar un análisis crítico e

independiente sobre cada una de ellas, dándole entero valor y crédito a las

declaraciones conclusorias de la agencia proponente sin evidencia

extrínseca sobre la adecuacidad del proyecto con respecto a múltiples

factores medulares, como lo son el precio del gas natural, el factor

seguridad, alternativas que no requieren construcción de un gasoducto y

costo del daño ambiental.

1. La JP no realizó estudios que demuestren que el gasoducto


reducirá el costo de la energía

La emergencia energética declarada en la Orden Ejecutiva, supra, que da

pie al proceso expedito establecido en la Ley 76, supra, está basada en el

alto costo del petróleo. A pesar de esto, la resolución de la JP carece de

datos sobre los precios del petróleo y del gas natural. Así pues, en la

determinación de hecho relacionada a la reducción del costo de la energía, la

razón de ser del proyecto, la JP se limita a decir que “[e]n carta de 28 de julio

de 2010, la AEE expresó que Vía Verde . . . es una de las herramientas

necesarias para cumplir con el compromiso de disminuir el costo de la

energía eléctrica en Puerto Rico. El uso del gas natural . . . ayudará a reducir

los costos energéticos”.66

La agencia falla en aclarar cómo la acción propuesta no depende de las

fluctuaciones del mercado internacional y qué control, si alguno, tiene la AEE

sobre dichos costos, sustentando su decisión en una alegación conclusoria

sin fundamento de la agencia proponente. Lo cierto es que el gas natural es

un combustible fósil de abastos limitados del cual la AEE no tiene control del

precio ni del suministro. Para poder sustentar que el gas natural

representará un ahorro en el costo de la energía durante el periodo de vida

útil del gasoducto la JP debió haber realizado estudios sobre el

comportamiento del precio del petróleo y del gas natural que incluya
66
Anejo I, Ap. 21.

63
proyecciones a largo plazo considerando varios escenarios posibles,

incluyendo tomar en consideración el efecto en el precio del gas natural por

el alza en la demanda a nivel mundial de dicho combustible por la tendencia

a usarlo como combustible de transición, así como proyecciones de otros

combustibles alternos, e incluso de otras fuentes de energía.

Por consiguiente, esta simple alegación de la AEE, plasmada en la

resolución como una determinación de hecho, no cumple con los requisitos

de contenido establecidos por la jurisprudencia. La misma no es suficiente

para que la JP pueda hacer un análisis “cuidadoso y razonado” sobre el

efecto del gasoducto en el costo de la energía, razón de ser del proyecto.

Tampoco es suficiente para la JP concluir que el proyecto resolverá la

emergencia energética declarada en la Orden Ejecutiva, requisito

fundamental para merecer las dispensas reglamentarias que otorga la Ley

76, supra. En síntesis, no es una decisión fundamentada.

2. La JP no hizo determinaciones de hecho para justificar el


gasoducto frente a otras alternativas a pesar de tener prueba
contradictoria ante sí

La resolución no cumple con el requisito de que “[l]as decisiones deben

reflejar que el organismo ha considerado y resuelto los conflictos de pruebas,

y sus determinaciones deben describir tanto los hechos probados

como los que fueron rechazados”. Mun. De San Juan v. JCA, supra. Así

pues no hay determinación de hecho alguna que justifique el gasoducto

sobre otras alternativas para llevar el gas natural a las plantas, como por

ejemplo, habilitar los puertos cercanos a las plantas generadoras de energía

para recibir el combustible sin la necesidad de construir un gasoducto. Estas

alternativas, además de ser fácilmente previsibles, fueron presentadas por

varias entidades durante el periodo de comentarios tanto de la JP como de la

JCA, entre ellas el Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas, la UTIER,

e incluso la propia JCA así como varios ciudadanos en el proceso de vista

pública.

El análisis realizado por la JCA concluyó en su evaluación de las

alternativas que si las únicas alternativas de combustible que la AEE se

64
propone evaluar son opciones asociadas al uso del gas natural, deben

contemplar el desarrollo de proyectos que conlleven un menor impacto

social, económico y ambiental, como lo son las siguientes acciones a

considerar en varias de las plantas generadoras de energía:

Terminal Guayama: El cual incluya la construcción de un terminal de


recibo (adaptaciones al muelle, tanque y gasificadora) próximo al
puerto de Guayama, la construcción de un gasoducto entre el Puerto
de Guayama y la Central de Aguirre, y la conversión de la Central
Aguirre para quemar gas natural.
Terminal Aguirre: El cual incluya la construcción de un terminal de
recibo (adaptaciones al muelle, tanque y gasificadora) próximo a la
Central de Aguirre, y la conversión de la Central Aguirre para quemar
gas natural.
Terminal CAPECO: El cual incluya la construcción de un tanque y
gasificadota en las instalaciones de CAPECO, la construcción de una
línea de gas natural licuado entre el puerto de San Juan y CAPECO, la
construcción de un gasoducto entre CAPECO y las Centrales de San
Juan y Palo Seco, y la conversión de las Centrales San Juan y Palo Seco
para quemas gas natural.67

La propuesta de la UTIER consiste en convertir todas las plantas del sur

de Puerto Rico a gas natural. Esto incluiría todas las unidades de Costa Sur,

la termoeléctrica de Aguirre y el Ciclo Combinado de Aguirre. Con esto se

reduce significativamente las emisiones al aire y se convierte a gas natural

más de la mitad de la capacidad generatriz de la AEE. El suministro de gas

natural licuado a las plantas de Costa Sur se haría por medio del tanque

utilizado por EcoEléctrica. El gas natural de Aguirre se suministraría por el

sistema de boyas o la construcción de un tanque de reserva. Es de interés

cardinal, el que la planta de carbón de la AEE sea la primera en ser

eliminada en la transición hacia energías renovables. Puerto Rico no puede

continuar generando electricidad con un combustible tan nocivo, tanto por

sus emisiones como por su residual.

A pesar que la UTIER presenta una alternativa integral, donde subsiste el

uso de gas natural, mientras se propone la construcción de una tubería

sustancialmente más corta, la cual no conlleva atravesar la mitad norte de la

Isla con una tubería mortal, esta opción no fue estudiada ni considerada por

la JP. La propuesta de la UTIER tiene beneficios adicionales pues persigue

67
Junta de Calidad Ambiental, Memorando sobre el informe del Oficial Examinador Capítulo
4 pág. 25.

65
que los cambios hacia el gas natural tengan como primer objetivo apagar las

plantas de carbón y descartar la consideración de nuevas generadoras que

utilicen este combustible.

Por su parte, el Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas (CAAP)

también hizo recomendaciones similares, en el sentido de que no es

necesario un gasoducto para convertir las plantas generadoras a gas natural.

El CAAP recomendó además alternativas relacionadas a la estructura

tarifaria de la AEE que no requieren mayores cambios para implantarse.68

No obstante, a pesar del claro conflicto de prueba, la JP en su resolución

no explica por qué la opción del gasoducto es preferible económica, social y

ambientalmente sobre estas alternativas presentadas ante su consideración

por la JCA, la UTIER y el CAAP, entre otros, que no requieren un gasoducto o

que requieren un gasoducto más corto para convertir las plantas

generadoras de energía a gas natural. La JP se limita a dar por bueno el

planteamiento de la AEE de que la terminal de la Eco Eléctrica en Peñuelas

es la única terminal que puede recibir gas natural licuado en Puerto Rico.69

3. La JP no evaluó el riesgo que representa el gasoducto a la


seguridad pública en caso de un accidente

Otro asunto medular del gasoducto es el de la seguridad pública en caso

de accidente. La Resolución no contiene determinación de hecho alguna que

discuta los riesgos que puede representar a la seguridad pública un

accidente con combustible de gas natural. Ignorar un asunto tan

trascendental como es el riesgo de explosiones de un gasoducto es de por sí

un error que justifica la revocación de la determinación administrativa. Se

incorpora por referencia a este error la discusión del error sobre seguridad

de este recurso de revisión.

4. La JP no hizo un análisis del costo del daño ambiental y social en


comparación con los beneficios económicos del gasoducto

La JP tiene el deber ineludible “de guiar el desarrollo integral de Puerto

Rico”. Ley 75 de 1975, supra. Esto incluye naturalmente consideraciones

ambientales, cuya protección es de rango constitucional, y sociales.


68
Anejo I, Ap. 46.
69
Anejo I, Ap. 4.

66
La JP no puede escudarse en la determinación cumplimiento con la Ley de

Política Pública Ambiental, supra, de la JCA para renunciar a su deber de

evaluar el costo del daño ambiental de la acción propuesta. La DIA no hace

tal balance. Según el Tribunal Supremo, “dicha declaración es sólo un

instrumento de planificación, la primera etapa de un largo camino de

autorizaciones oficiales en el desarrollo de un proyecto”. Misión Industrial v.

JCA, 145 D.P.R. 908 (1998).

Del expediente no surge que la JP haya hecho evaluación alguna en

cuanto al costo social y ambiental de la acción propuesta en comparación

con los beneficios económicos. Recordar que la JP ni tan siquiera hizo un

análisis de los beneficios económicos. El único análisis que realmente hace

la JP es en cuanto a los beneficios del gas natural en comparación con el

petróleo.

Sostenemos que la JP tiene la obligación de llevar a cabo un análisis

riguroso de costo beneficio en el cual se definan y ponderen los costos y

beneficios directos e indirectos de la acción propuesta y de cada alternativa

presentada en términos ambientales, sociales, económicos y de seguridad

pública. Este análisis es vital para la toma de decisiones especialmente para

un proyecto complejo como el propuesto. Es una pieza de la cual no se

puede escatimar, y si no se cuenta con la misma, la determinación de la

agencia administrativa encargada de planificar de manera integral el

desarrollo de nuestro país esta carente de validez. Al descansar la JP

únicamente en las alegaciones conclusorias de la agencia proponente actuó

de manera caprichosa e irrazonable y su determinación debe ser revocada

por este Tribunal.

SEXTO ERROR

ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACIÓN AL APROBAR UNA


CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACIÓN A LA LEY DE BOSQUES
DE PUERTO RICO Y LA LEY PARA LA UNIFICACIÓN DE LOS
BOSQUES ESTATALES DE MARICAO, SUSÚA, GUÁNICA, TORO
NEGRO Y PUEBLO DE ADJUNTAS.

Erró la JP al aprobar una consulta de ubicación en violación a la Ley de

Bosque de Puerto Rico, Ley Núm. 133 del 1 de julio de 1975, según

67
enmendada, en adelante la Ley de Bosques, y en violación a la Ley para la

Unificación de los Bosques Estatales de Maricao, Susúa, Guánica, Toro

Negro, Guilarte y Pueblo de Adjuntas, Ley Núm. 14 de 9 de enero de 1999,

en adelante la Ley para la Unificación de los Bosques Estatales. Huelga

destacar que ni la Ley 76 ni la Orden Ejecutiva dejan sin efecto estas leyes.

La Ley Orgánica de la Junta de Planificación de Puerto Rico, según

enmendada, Ley Núm. 75 de 24 de junio de 1975, en adelante la Ley

Orgánica de la JP, dispone que los poderes conferidos a dicha agencia

se ejercerán con el propósito general de guiar el desarrollo integral de


Puerto Rico de modo coordinado, adecuado, económico, el cual, de
acuerdo con las actuales y futuras necesidades sociales y los recursos
humanos, ambientales, físicos y económicos, hubiere de fomentar en
la mejor forma la salud, la seguridad, el orden, la convivencia, la
prosperidad, la defensa, la cultura, la solidez económica y el bienestar
general de los actuales y futuros habitantes, y aquella eficiencia,
economía y bienestar social en el proceso de desarrollo, en la
distribución de población, en el uso de las tierras y otros recursos
naturales, y en las mejoras públicas que tiendan a crear condiciones
favorables para que la sociedad pueda desarrollarse integralmente.

25 LPRA § 62 (c) (2009) (énfasis suplido).

Sobre el deber de la JP de cumplir con requisitos estatutarios al evaluar

una consulta de ubicación, el Tribunal Supremo de Puerto Rico ha indicado

que:

la Junta [de Planificación] debe evaluar la infraestructura física y social


así como la situación ambiental en el área afectada por la
consulta de ubicación . . . [l]a Junta de Planificación, como
organismo especializado en la planificación urbana y desarrollo del
país, debe además cumplir con la política pública ambiental, así como
con aquellas leyes que protegen los recursos naturales del país .
. . . La política ambiental no es un obstáculo al progreso, ni mucho
menos una molestia que se pueda soslayar. Es una garantía para el
futuro, es una visión a largo plazo de la calidad de vida que venimos
obligados a garantizarle a las futuras generaciones. Los tribunales
tenemos el deber de hacer cumplir las leyes, de asegurarnos que en la
consecución del progreso no queden maltrechos otros valores que
resultan ser de igual jerarquía e importancia.

Misión Industrial, 142 DPR en las págs. 700-01 (énfasis suplido).

De entrada, cabe señalar que la Ley de Bosques, supra, y la Ley para la

Unificación de los Bosques Estatales, supra, reconocen el valor

extraordinario de los bosques en Puerto Rico y el deber de las agencias de

proteger dichos ecosistemas. Así, la Ley de Bosque reconoce que:

Los bosques son un recurso natural y único por su capacidad para


conservar y restaurar el balance ecológico del medio ambiente;

68
conservan el suelo, el agua, la flora y la fauna; proveen productos
madereros; proporcionan un ambiente sano para la recreación al aire
libre y para la inspiración y expansión espiritual del hombre; y el
manejo forestal provee una fuente de empleo rural. Los bosques
constituyen, por lo tanto, una herencia esencial, por lo que se
mantendrán, conservarán, protegerán, y expandirán para
lograr su pleno aprovechamiento y disfrute por esta
generación, así como legado para las generaciones futuras.

Ley de Bosques, Art. 2 (a) (énfasis suplido).

Igualmente, en la Exposición de Motivos de la Ley para la Unificación de

los Bosques Estatales se reconoce la importancia de los mismos al indicar

que:

[l]os bosques, recursos naturales capaces de restaurar el balance


ecológico del medio ambiente, producen una serie de beneficios que
nos ayudan a mantener una mejor calidad de vida, tales como: el
aislamiento de ruidos; ayuda a la conservación de cuerpos de agua y
del suelo; la evolución y refugio para la conservación de la flora y la
fauna; la reducción de la temperatura y la estabilidad económica del
sector en el cual se encuentran propiedades cercanas; y un ambiente
sano para la recreación al aire libre y para la inspiración.

A. Violación a la Ley de Bosques

Surge de las propias determinaciones de hechos contenidas en la

Resolución de la JP que aquí se impugna, que la alineación propuesta

afectará el Bosque Estatal de Vega.70 Es decir, la JP acepta que se afectarán

terrenos del Bosque Estatal de Vega. Así surge también de la DIA-F. De

hecho en la carta del DRNA del 17 de septiembre de 2010, se especifica que

se afectarán 21.71 cuerdas del Bosque Estatal de Vega.71

A estos efectos, exponemos brevemente la Ley de Bosque y los

requisitos legales que esta impone cuando es necesario usar terrenos de un

bosque estatal para algún otro fin de utilidad pública.

La Ley de Bosques faculta al gobernador de Puerto Rico, luego de la

recomendación del Secretario del DRNA, a “proclamar como Bosque del

Estado todo terreno estatal el cual él crea que es más apropiado para uso

forestal que para otros propósitos” Art. 3 (a) de la Ley de Bosques. Así

también, la Ley de Bosques establece un procedimiento específico para

cuando se hace necesario usar dichos terrenos que hayan sido catalogados

70
Anejo I, Ap. 91.
71
Véase tabla núm. 1 de la carta del DRNA del 17 de septiembre de 2010, Anejo IV, Ap. 115-
43.

69
como Bosques del Estado para algún fin de utilidad pública esencial. A esos

efectos, el Artículo 3B de la Ley de Bosques indica que:

El Gobernador con la recomendación del Secretario de Recursos


Naturales [y Ambientales] y de la Junta de Calidad Ambiental y luego
de celebrar vistas públicas, podrá revocar, modificar o suspender
cualquier orden o proclama que declare tales terrenos como Bosques
del Estado, cuando haya que utilizar tales terrenos para algún
fin de utilidad pública esencial, y sólo si no hay otras alternativas
más apropiadas de utilizar otros terrenos que no sean los de los
Bosques del Estado, para tal fin. En aquellos casos en que haya que
transferir terrenos del sistema de Bosques del Estado para ser
utilizados para algún otro fin de utilidad pública por otra agencia o
instrumentalidad del Gobierno, según indicado, el sistema será
compensado en la forma que el Secretario de Recursos Naturales [y
Ambientales] determine, bien sea con un área de por lo menos igual
valor aceptable para uso forestal o mediante compensación monetaria
a base de su justo valor en el mercado.

Sobre este particular, cabe mencionar que el DRNA exigió, como

condición a su endoso y “como parte del análisis ambiental”, que se

cumpliera con el procedimientos obligatorio establecido en la Ley de Bosque

para “aquellos casos en que resulta imperioso utilizar, para algún fin público,

terrenos forestales o que formen parte de una Reserva Natural”.72 Por su

particular importancia, se cita a esos efectos la carta del DRNA al indicar

que:

[s]egún surge del documento ambiental…parte de la líneas a ser


utilizadas …discurren por bosques estatales y Reservas Naturales.
Debido a esto, resulta necesario cumplir con las disposiciones
estatutarias que establecen los procedimientos a seguir en aquellos
casos en que resulta imperioso utilizar, para algún fin público, terrenos
forestales o que formen parte de una Reserva Natural.73

De hecho, la propia Resolución de la JP indica que “[l]a parte proponente

deberá cumplir con todas las recomendaciones emitidas por el DRNA en su

comunicación de 17 de septiembre de 2010 y de 26 de octubre de 2010”.74

A tenor con las exigencias contenidas en la Ley de Bosque, el DRNA

condicionó el endoso con el cumplimiento de los siguientes cuatro (4)

requisitos: (1) que el proponente identifique exactamente aquellas porciones

de terrenos forestales para las cuales discurrirá el gasoducto, (2) una vez

identificadas, el Secretario del DRNA y el Presidente de la JCA

72
Anejo IV, Ap. 115-43 (carta del DRNA del 17 de septiembre de 2010 y Resolución 2010-62-
0210-JGE-T, pág. 35).
73
Anejo IV, Ap. 115-43.
74
Anejo I, Ap. 36.

70
deberán recomendar al Gobernador que revoque la designación de

Bosque de aquellas partes de terrenos forestales que serán parte

del proyecto, (3) el Gobernador deberá entonces ordenar la celebración

de Vistas Públicas para luego de éstas, tomar una determinación sobre la

designación de Bosque de los terrenos antes mencionados y (4) la agencia

proponente, AEE, deberá ceder al DRNA terrenos de igual o mayor valor

ecológico a los utilizados o en su defecto, compensar económicamente por

los mismos.75

Sin embargo, y muy a pesar de los señalamientos hechos por el DRNA, la

Resolución de la JP se limita a concluir en su Acuerdo76 que la parte

proponente deberá identificar aquellas porciones de terreno por las que

discurrirán las líneas del proyecto y que deberá ceder al DRNA terrenos de

igual o mayor valor ecológico a los utilizados o en su defecto, compensar

económicamente por los mismos. La JP ignoró totalmente los

requerimientos (2) y (3) hechos por el DRNA en su carta del 17 de

septiembre de 2010 y las exigencias de la Ley de Bosques, específicamente

aquella que le exige al gobernador contar con la recomendación del DRNA y

del Presidente de la JCA para la revocación de la designación de Bosque de

aquellas partes de terrenos forestales que serán parte del proyecto, y de

celebrar vistas públicas para luego tomar una determinación. La JP no

explica las razones por las cuales decidió obviar completamente dichos

requisitos estatutarios y reiterados a su vez por el DRNA y a lo cual, de

todas formas, venía obligada en ley.

Además, debe mencionarse, como fundamento adicional para sustentar el

carácter obligatorio de atender las exigencias de la Ley de Bosques y los

señalamientos del DRNA, que la JCA por medio de la Resolución R-10-37-1

indica que “[l]a AEE deberá atender” los comentarios de las agencias

consultadas, entre ellas, “Departamento de Recursos Naturales y

Ambientales - carta del 17 de septiembre de 2010”. Cabe recordar que la

Resolución R-10-37-1 emitida por la JCA es aquella que le ordena a la


75
Anejo I, Ap. 35.
76
Anejo I, Ap. 104.

71
agencia proponente (AEE) atender aspectos específicos que debían

atenderse al presentar la Declaración de Impacto Ambiental Preliminar (DIA-

P). Es evidente que las agencias fiscalizadoras, tanto la JCA como la JP, están

obligadas a cumplir con las exigencias de ley. El Tribunal Supremo ha

expresado que:

el deber de las agencias fiscalizadoras es evitar que en la consecución


de estos propósitos se vayan a afectar indebidamente la ecología, el
medio ambiente o recursos naturales cuya conservación resulta ser de
vital importancia, causando daños que si se hubiesen tomado medidas
adecuadas a tiempo, se hubiesen podido evitar o por lo menos mitigar.

Misión Industrial de Puerto Rico, Inc. v. Junta de Planificación, supra.

La JP actuó ultra vires al aprobar una consulta de ubicación sin tomar en

consideración los requisitos establecidos en la Ley de Bosques y reiterados

por el DRNA.

En adición a las exigencias que impone la Ley de Bosques, la JP no

atendió expresamente los señalamientos adicionales hechos por el DRNA

sobre las medidas de mitigación necesarias. Es decir, la JP tampoco

consideró las medidas de mitigación recomendadas por el DRNA aun cuando

“[e]l DRNA determinó recomendar favorablemente este proyecto, sujeto a

que se mitigue por el impacto sobre áreas naturales con designaciones

especiales como bosques estatales y reservas naturales, áreas con prioridad

de conservación y sistemas naturales”.77 Debe señalarse que el DRNA indica

que las “cesiones de título y las servidumbres a perpetuidad, como medida

de mitigación, se deberá presentar ante el DRNA copia certificada de la

escritura correspondiente en conjunto a una copia de la minuta de asiento

de presentación en el Registro de la Propiedad”.78 Sin embargo, y muy a

pesar de estos requerimientos, la JP, agencia fiscalizadora cuya función

principal es guiar el desarrollo integral de Puerto Rico de modo coordinado y

adecuado, ni tan siquiera identificó los terrenos a utilizarse para mitigar los

impactos a las áreas naturales con designaciones especiales como bosques

estatales y reservas naturales. Es decir, no se identificaron los terrenos que

serán utilizados para mitigar los impactos en los diferentes sistemas


77
Anejo I, Ap. 36 (énfasis suplido).
78
Anejo I, Ap. 36.

72
naturales. No es suficiente mencionar escuetamente, y resumiendo los

comentarios del DRNA que “se tomarán en cuenta las medidas de mitigación

necesarias”. Tampoco es suficiente que la JP indique en el acuerdo

aprobando la consulta que “se ha dado consideración a las proyecciones

poblacionales y a la disponibilidad de terrenos apropiados para la

construcción de viviendas y otros usos que comprende el proyecto

propuesto”.79

B. Violación a la Ley Para la Unificación de Bosques Estatales

La JP también acepta que “[l]a alineación propuesta discurre de norte a

sur por áreas boscosas maduras entre el Bosque Estatal Monte

Guilarte y el Bosque del Pueblo, pero fuera de la huella de ambos

Bosques”.80 También indican que el Banco de Datos de la División de

Patrimonio Natural identificó las Áreas con Prioridad de Conservación en

Puerto Rico, entre ellas la Cordillera Central, la cual “incluye los bosques

estatales de Maricao, Susua, Monte Guilarte, Toro Negro y Bosque del

Pueblo, y las áreas boscosas que sirven de corredores entre ellos”.81

Sobre esto en particular, se expone a continuación el derecho aplicable,

específicamente aquel que rige la protección de las áreas boscosas que

sirven de corredores ecológicos entre los bosques estatales.

La Exposición de Motivos de la Ley para la Unificación de los Bosques

Estatales explica que:

Actualmente, Puerto Rico cuenta con dieciséis bosques estatales


ubicados de forma dispersa a través de toda la Isla. El aislamiento
de cada bosque causa varios efectos: una limitación en la
biodiversidad de las especies debido a la endogamia; la competencia
por el alimento y el espacio; la alteración de los patrones de vida de
estas especies; y la vulnerabilidad de las mismas a la depredación.
Las leyes de la naturaleza señalan que las diferentes especies
dependen de una red de interacciones llevadas a cabo en su
hábitat natural. Por ende, toda población de vida silvestre está
sujeta al hábitat en el cual se procrea o alimenta necesitando, además,
el espacio adecuado para su desarrollo y multiplicación. Es evidente
que la relación entre el bosque y las especies resulta imprescindible
para el aumento de la biodiversidad de las especies y la manutención
de un balance o equilibrio ecológico. Esta máxima de interacción nos

79
Anejo I, Ap. 104.
80
Anejo I, Ap. 104 (énfasis suplido).
81
Anejo I, Ap. 91 (énfasis suplido).

73
ilustra, que el aislamiento de los bosques coloca en alto riesgo
la propia existencia de las especies.

. . . . Esta Asamblea Legislativa se propone fomentar aquellas acciones


dirigidas a conservar nuestro ambiente, asegurar el balance ecológico
de nuestra Isla; y proteger la vida silvestre. Este proyecto es una
medida de conservación efectiva que integra los bosques de la
región central oeste de la isla. Para lograr este objetivo se
considera establecer dos corredores: uno, desde el Bosque de Maricao
que pase por el Bosque de Susúa y termine en el Bosque de Guánica.
Este corredor integrará un sistema ecológico que se desplaza desde
una base geológica de serpentina a caliza. El otro corredor
biológico unirá los Bosques de Toro Negro, Guilarte y Pueblo
de Adjuntas. La unión de los terrenos de cordillera con los de
la costa protegerá una mayor diversidad de especies y
ecosistemas. Las zonas de amortiguamiento alrededor de
estos bosques constituyen un elemento importante ya que
ofrecen protección a su integridad fijando áreas de transición
entre la vida urbana y la boscosa o rural.

Exposición de Motivos, Ley para la Unificación de los Bosques Estatales,

supra. (énfasis suplido).

El artículo 2 de la Ley para la Unificación de los Bosques Estatales

establece que el gobierno de Puerto Rico adopta la política pública de

adquirir y proteger los “terrenos forestales localizados entre los bosques

mencionados . . . para crear dos (2) corredores biológicos con el propósito de

expandir el territorio forestal y unificar dichos bosques. La importancia

de crear un cordón de territorio forestal o boscoso es proveerle a las

especies un hábitat natural, seguro, saludable y espacioso para

garantizar su desarrollo y proliferación”. Art. 2, Ley para la Unificación

de los Bosques Estatales.

De entrada, cabe mencionar que a pesar de que la Resolución de la JP

reconoce que se han de afectar áreas boscosas maduras entre el Bosque

Estatal Monte Guilarte y el Bosque del Pueblo, la misma ni tan siquiera

menciona la Ley para la Unificación de los Bosques Estatales, claramente

aplicable y pertinente a la controversia que aquí exponemos ante la

consideración de este Honorable Tribunal. La JP tampoco hizo

determinaciones de hecho sobre los efectos de la construcción propuesta en

la Ley para la Unificación de los Bosques Estatales. Por lo tanto, hay una

ausencia total en las conclusiones de hechos y de derecho sobre una ley

74
especial que atiende precisamente, por su particular importancia, la región

central y oeste de Puerto Rico.

El artículo 3 de dicha ley define “corredor ecológico” como “el pasillo

natural que une dos o más sistemas forestales con el propósito de expandir

el hábitat de las especies, facilitando su libre reproducción y

desplazamiento”. Art. 3, Id. También indica que “se considerará como

terrenos entre los bosques mencionados, toda área de suelo formada por

terrenos boscosos que comprenda la formación de dos corredores

biológicos: uno entre los bosques de Maricao, Susúa y Guánica y el otro

entre los bosques de Guilarte, Pueblo de Adjunta y Toro Negro y las zonas de

amortiguamiento a ser establecidas para éstos”. Art. 4 (1), Id. De lo anterior,

queda claramente establecido que las “áreas boscosas maduras” a ser

afectadas, según la propia Resolución de la JP, comprenden la formación de

un corredor biológico entre el Bosque Estatal Monte Guilarte y el Bosque del

Pueblo.

La Ley Para la Unificación de los Bosques Estatales faculta y ordena al

Secretario del DRNA a promulgar un reglamento al amparo de esta ley para

cumplir con los propósitos de la misma Art. 4 (5), Id. Igualmente, dicha ley

dispone que el reglamento “prohibirá la construcción de viviendas, el

desarrollo de urbanizaciones, centros comerciales, industrias o cualquier otro

tipo de desarrollo urbano o comercial que pueda amenazar la integridad

de los bosques y la conservación de los corredores, sus zonas de

amortiguamiento y la vida silvestre…” Art. 5 (3), Id. Resulta pertinente

señalar que, para efectos de las prohibiciones que contempla dicha ley, la

Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT) evaluará y someterá al

Secretario del DRNA alternativas de desvío y rutas alternas “o cualquier otra

solución dirigida a no alterar la integridad de dicha área, predicada en la

convicción de que bisectar las áreas naturales es contraproducente a

esos sistemas.” Art. 6, Id.

La DIA-F del proyecto que aquí nos ocupa indica que se “utilizará

maquinaria pesada para limpiar y nivelar”. El término “limpieza” significa

75
que se “removerán . . . árboles, arbustos, maleza, piedras y todo

obstáculo que impida el libre movimiento de la maquinaria que se utilizará

para transportar la tubería, construir las trincheras y acomodar la tubería.” §

5.6.2 DIA-F. Debe recordarse que la construcción del gasoducto incluye una

servidumbre de 150-300 pies a lo largo de toda la trayectoria (la cual podrá

variar en ocasiones), en la que se eliminará cualquier vegetación de raíces

profundas. De hecho, el DRNA indica que “[a]unque la AEE está exenta de

obtener un Permiso para afectar de algún modo un árbol dentro de sus

servidumbres entendemos [el DRNA] que el Poyecto Vía Verde es de tal

magnitud que el DRNA requiere la preparación de un Inventario de Árboles

en toda la ruta y la mitigación de los árboles a ser impactados”. 82 Queda

claro, pues, que la construcción pretendida conlleva definitivamente la

alteración y destrucción de vegetación y demás especies que sin duda

alguna, forman parte de esa red de interacciones que pretende proteger la

Ley Para la Unificación de Bosques Estatales, supra.

La JP debió tomar en consideración la Ley Para la Unificación de los

Bosques Estatales antes de aprobar una consulta de ubicación para un

proyecto industrial que afectará terrenos que deben ser preservados

conforme a la definición de esta ley, la política pública en virtud de la cual se

crea la misma, y la prohibición expresa contenida en ella. De hecho, el

Presidente de la Junta de Planificación es parte del Comité Asesor creado

para la implementación de la Ley Para la Unificación de los Bosques

Estatales. Art. 7, Id.

La Resolución de la JP es contradictoria, irrazonable e ilegal porque

aprueba la construcción de un proyecto industrial que atravesará “de norte a

sur por áreas boscosas maduras entre el Bosque Estatal Monte Guilarte y el

Bosque del Pueblo”. Dicha acción, de por sí, está expresamente prohibida

por la Ley Para la Unificación de los Bosques Estatales.

Además, la acción propuesta biseca, divide e interrumpe la continuidad

ecológica que precisamente pretende proteger la Ley Para la Unificación de

82
Anejo IV, Ap. 115-43.

76
los Bosques Estatales, la cual a su vez se creó en armonía con la Ley de

Bosques y de conformidad con la Sección 19 del Artículo VI de la

Constitución de Puerto Rico. CONST. ELA, Art VI, § 19. Por ello también es

ilegal.

En síntesis, la aprobación de la consulta en controversia es ilegal y

arbitraria porque (1) no cumple con los requisitos legales que exige la Ley de

Bosques y reiterados por el DRNA, (2) no consideró las medidas de

mitigación recomendadas por el DRNA para las áreas naturales designadas

como bosques estatales y reservas naturales, (3) viola expresamente las

prohibiciones contenidas en la Ley Para la Unificación de Bosques Estatales,

e (4) interrumpe la continuidad de los corredores ecológicos que pretende

proteger Ley Para la Unificación de Bosques Estatales.

SÉPTIMO ERROR

ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN


VIOLACIÓN A LAS DISPOSICIONES DEL REGLAMENTO CONJUNTO
QUE RIGEN ESPECÍFICAMENTE LA PROTECCIÓN Y
PLANIFICACIÓN DE LAS RESERVAS NATURALES

La JP erró al aprobar una consulta de ubicación sin tomar en

consideración las prohibiciones expresas para la construcción de proyectos

en Áreas de Reservas Naturales, según las disposiciones contenidas en el

Reglamento Conjunto, supra y demás disposiciones legales que rigen la

protección de dichas áreas designación especialmente para la protección y

conservación en su condición natural, según establecido por las mismas

definiciones dispuestas en el Reglamento Conjunto.

De entrada, cabe mencionar que la Resolución de la JP acepta que se

verán afectadas las reservas naturales, bosques estatales y hábitat de varias

especies vulnerables o en peligro de extinción. 83 Por ejemplo, la alineación

propuesta transcurrirá por la Reserva Natural Ciénaga las Cucharillas.84

Igualmente, el DRNA indica que la alineación propuesta impactará y afectará

425 cuerdas de áreas protegidas, entre las que se encuentra la Reserva

Natural Ciénaga las Cucharillas, la Reserva Natural Hacienda la Esperanza, la

83
Anejo I, Ap. 91-92.
84
Anejo I, Ap. 92.

77
Zona de Amortiguamiento del Caño Tiburones, la Reserva Natural Caño

Tiburones, entre otros.85

A continuación se expone brevemente el derecho aplicable que rige

específicamente la protección de las reservas naturales, y enfatizando en las

prohibiciones expresas contenidas en el Reglamento Conjunto para la

construcción de proyectos en dichas áreas.

El Capítulo 4, Tomo I del Reglamento Conjunto define las Áreas de

Reserva Natural como:

Aquellas áreas designadas mediante resolución por la Junta de


Planificación a tono con la Ley Núm. 75 de 24 de junio de 1975, según
enmendada y que son recomendadas por el Departamento de
Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) o cualquier otra Agencia
Federal, que por sus características físicas, ecológicas,
geográficas y por el valor social de los recursos naturales
existentes en ellas, ameritan su conservación, preservación o
restauración a su condición natural. (Énfasis suplido)

Igualmente, se deriva que la alineación propuesta incide sobre Áreas

Ecológicamente Sensitivas, según definido por el Reglamento Conjunto. El

Reglamento Conjunto define la misma de la siguiente manera:

Área Ecológicamente Sensitiva - Lugar donde existe una o más de


las siguientes condiciones:
a. Esté designada por la Junta de Planificación mediante
resolución como área de reserva natural o así identificada en
los Planes de Usos de Terrenos o Plan de Ordenamiento.
b. Áreas designadas mediante resolución por la Junta de
Planificación que son reconocidas y recomendadas por el
Departamento de Recursos Naturales y Ambientales o por
cualquier agencia federal o aquéllas que son designadas mediante
leyes especiales, como por ejemplo los bosques, las reservas
naturales, los refugios de vida silvestre, cuevas, yacimientos
arqueológicos, entre otros.
c. Terrenos incluidos dentro de distritos de conservación de
recursos naturales conforme a cualquier Mapa de Zonificación,
adoptado por la Junta de Planificación. Lugar identificado como
ecológicamente sensitivo por el DRNA con prioridad de
conservación o con potencial de restauración o que ubica
dentro de alguno de los siguientes sistemas ecológicos:
lagunas, arrecifes de coral, bosques, cuencas hidrográficas,
manglares o la zona cárstica.

Capítulo 4, Tomo I del Reglamento Conjunto. La Sección 32.2.2(b) del

Reglamento Conjunto, dispone que

Se prohíbe cualquier nueva segregación, obra de desarrollo o


proyecto que puedan deteriorar o destruir Áreas de Reservas
Naturales, costas o playas u otros recursos naturales importantes, los
85
Anejo IV, Ap. 115-43.

78
cuales hayan sido reconocidos o designados para preservación por el
Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, la Junta de
Calidad Ambiental o que la Junta de Planificación de Puerto Rico lo
determine así a base de su propio análisis.

Queda claramente establecido que la decisión administrativa aprobando

la consulta en controversia fue arbitraria, irrazonable e ilegal, pues ignoró

completamente la prohibición expresa de aprobar un proyecto en

las áreas previamente designadas por la JP como Áreas de Reserva

Natural, según dispuesto en el Reglamento Conjunto. De hecho, hay

una ausencia total en la Resolución de la JP sobre la sección antes citada

prohibiendo la construcción de proyectos en Áreas de Reserva Natural.

Es decir, la JP no solamente ignoró los cambios en uso de terrenos que

implicaría la construcción y operación del proyecto propuesto en las zonas

designadas especialmente para la protección y conservación en “su

condición natural” (según definido por el propio Reglamento Conjunto y

según discutido anteriormente), sino que además, no mencionó tan siquiera

en la Resolución la prohibición contenida en el Reglamento Conjunto y que,

por si misma, es suficiente para la revocación de la decisión administrativa

que aquí se impugna.

La JP, agencia encargada de guiar el desarrollo integral de Puerto Rico de

manera adecuada y coordinada, erró al aprobar una consulta de ubicación

en violación a la prohibición contenida en el Reglamento Conjunto para la

construcción de un proyecto en Áreas de Reserva Natural. La JP fue la

agencia encargada de designar dichos terrenos como Reserva Natural por

entender que debían ser preservados y conservados en su condición natural.

Según se ha expuesto, la construcción y operación del proyecto aquí en

controversia conlleva la remoción de vegetación, y “de todo obstáculo que

impida el libre movimiento de la maquinaria que se utilizará para transportar

la tubería, construir las trincheras y acomodar la tubería”. Véase descripción

del proyecto en la sección 5.6.2 de la DIA-F. Es evidente, pues que las Áreas

de Reserva Natural por donde transcurrirá el gasoducto no se mantendrán

79
en su condición natural, y que por el contrario, se afectaran y deterioraran,

en violacion al Reglamento Conjunto.

Además, como se ha indicado, la aprobación de la consulta aquí en

controversia es contraria a la prohibición expresa dispuesta en el

Reglamento Conjunto para la construcción de proyectos en Áreas de Reserva

Natural.

En síntesis, erró la JP al aprobar una consulta de ubicación en violación a

las normas reglamentarias que regulan específicamente la planificación y

protección de las zonas designadas por la propia JP como Áreas de Reservas

Naturales.

OCTAVO ERROR

ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN


VIOLACIÓN A LAS DISPOSICIONES LEGALES QUE PROTEGEN LA
ZONA DEL CARSO.

La región del karso cubre cerca de una cuarta parte de la extensión de

Puerto Rico, extendiéndose en una franja continua desde Aguadilla hasta

Loíza en el Norte, de forma discontinua en el Sur, y en varios bolsillos en el

interior de la Isla (Ej. Cayey, Aguas Buenas, Barranquitas, San Germán, etc.),

Isla de Mona y Monito y el extremo este de Vieques.

El Karso se caracteriza por afloramientos de roca caliza, mogotes,

sumideros, cuevas, cavernas y otras cavidades, incluyendo corrientes de

agua subterránea. Esta zona ha sido reconocida por agencias federales,

estatales y organizaciones conservacionistas como un área de gran valor

social y ecológico para la sociedad puertorriqueña.

Esta zona alberga los abastos de agua subterránea más

importantes de Puerto Rico. Es área de recarga para gran parte de los

acuíferos en el Norte, y de donde se extraen diariamente alrededor de 75

millones de galones de agua, equivalente al consumo promedio de sobre

460,000 personas en la Isla. De esta zona se extraen diariamente alrededor

de 75 millones de galones de agua, equivalente al consumo promedio de

80
sobre 460,000 personas en la Isla. Es precisamente por gran parte de esta

zona por donde la AEE ha propuesto ubicar el proyecto del Gasoducto.

Los acuíferos del Karso norteño proveen también agua de gran calidad a

la mayoría de las farmacéuticas y las vaquerías en el carso norteño,

ayudando a mantener los más de 100,000 empleos generados por estas

industrias. Cerca del 80% de las vaquerías que componen la industria

lechera en Puerto Rico se encuentra ubicadas en el carso norteño, las cuales

son responsables de cerca de 20,000 empleos directos, indirectos e

inducidos. El agua subterranea en el karso emana en muchos lugares en la

superficie, dando forma o ayudando a mantener manantiales, lagunas,

quebradas y ríos.

El Karso posee la mayor cantidad de especies de árboles por área

registrada para todo Puerto Rico. Además, es el hogar de sobre 220 especies

de aves, incluyendo 35 especies de flora y fauna vulnerables o en peligro de

extinción (10 aves, 1 reptil, 1 anfibio y 22 plantas). Para muchas de estas

especies, la zona cársica representa su principal o único tipo de habitáculo

disponible en Puerto Rico, y en el caso de las endémicas, en el mundo. Cerca

de un centenar de otras especies de flora y fauna que también habitan esta

zona, se les considera en estado crítico por su distribución restringida o

rareza.

Las características especiales de la fisiografia cársica (suelos de poco

espesor, una superficie geológica rocosa, o ambas, con una capa de

vegetación prácticamente incrustada en esta superficie pétrea) hacen que

los ecosistemas de la zona cársica sean de difícil o imposible

restauración, una vez se alteran o destruyen.

Su localización dentro del clima tropical y su alto grado de evolución

geomorfológica, la ha hecho objeto de numerosos estudios de investigadores

internacionales quienes le reconocen una importancia por sus rasgos

distintivos y únicos a nivel mundial.

Los paisajes cársicos poseen cualidades espectaculares de una belleza de

alto valor recreativo y turístico. La combinación de un llamativo escarpe con

81
bosques subtropicales propician la curiosidad de exploración, contemplación

y estudio en su sector de población afín a este enfoque científico y

recreativo. Una proporción pequeña de esta zona posee la infraestructura

para estos fines. La tendencia del crecimiento urbano y económico

carente de planificación adecuada ha resultado en la destrucción y

degradación acelerada de muchos de estos paisajes.

El terreno cársico tiene menos resistencia a la presión de carga, es más

susceptible a colapsarse, ya que la masa de roca está en un proceso

continuo de disolución. Debido a la fragilidad de este terreno, no se

debe promover el desarrollo y actividades relacionadas de forma

indiscriminada. De hecho, el Karso contiene todas las cuevas que se

encuentran en Puerto Rico, así como profundos cañones, algunos de estos

conocidos a nivel mundial y que son visitados por una gran cantidad de

turistas.

Dada la importancia económica, ecológica y social de esta zona y las

persistentes amenazas a las que está expuesta, la Asamblea Legislativa

aprobó la Ley para la Protección y Conservación de la Fisiografía Cársica de

Puerto Rico, Ley 292 de 1999, que establece la siguiente política pública:

[P]roteger, conservar y manejar para beneficio de ésta y futuras


generaciones la fisiografia cársica de Puerto Rico. La misma
constituye uno de nuestros recursos naturales no renovables
más preciados por la geomorfología y por los ecosistemas
particulares que en ellas se desarrollan. La zona cársica se caracteriza
por contener, entre otros: mogotes, torres, dolinas, sumideros,
zanjones, cuevas, cavernas, acuíferos, ríos subterráneos y manantiales
que han desarrollado paisajes de cualidades espectaculares con un
alto valor geológico, ideológico, ecológico, histórico, recreativo y
escénico. La fisiografia cársica cumple funciones vitales para la
supervivencia natural y social de la Isla, tales como albergar una
alta cantidad de especies de flora y fauna; almacenar enormes abastos
de aguas subterráneas; poseer terrenos de excelente aptitud agrícola
y guardar un enorme potencial recreativo y turístico atribuibles a sus
cualidades naturales.

Ley 292 de 1999, Artículo 2.

Con el fin de identificar las áreas de mayor valor ecológico para su

protección, el Artículo 5 de la Ley del Karso asigna al Secretario del

Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) entre otras

disposiciones, lo siguiente:

82
El Secretario […] ordenará a los Negociados de Geología, Recursos de
Agua, Programa de Zona Costanera, Patrimonio Natural y al Negociado
de Pesca y Vida Silvestre que lleven a cabo un estudio que defina
las áreas que, debido a su importancia y función geológica,
hidrológica y ecosistémica, no puedan ser utilizados bajo
ningún concepto para la extracción de materiales de la corteza
terrestre con propósitos comerciales, ni para explotaciones
comerciales. Dicho estudio ofrecerá alternativas para que las
actividades antes señaladas puedan llevarse a cabo bajo condiciones
apropiadas en otras áreas de la zona cársica. Las recomendaciones
de este estudio se incorporarán en el reglamento para la
Extracción de Materiales de la Corteza Terrestre y en los
reglamentos de la Junta de Planificación para zonificar aquellas
áreas de la zona cársica que deban conservarse.

La finalidad y la responsabilidad de la JP de adoptar e implantar las

recomendaciones del Estudio del Carso fue confirmada por el Tribunal de

Primera Instancia de San Juan (TPI) en el Caso Civil Núm. KPE-2002-2448

(907), mediante sentencia de enero de 2009. El TPI dictó lo siguiente:

Ya recibida la versión final y oficial del estudio del carso, el cual fue
entregado en el mes de noviembre de 2008, la Junta [de
Planificación] deberá incorporar las recomendaciones a sus
reglamentos de zonificación. […]
[E]s forzoso concluir que el Reglamento de Zonificación y los
correspondientes mapas de la Junta, que estarán acordes con la Ley
292, serán los que deberán regir al momento de considerar y/o
aprobar las consultas de ubicación, […]
La versión final y oficial del Estudio del Carso contiene un mapa de la
zona protegida del carso, titulado como “Mapa 1: Terrenos del Carso
con Prioridad de Conservación.” Estas son áreas, que según lo
establece la Ley 292 y delimita el estudio, no podrán ser utilizadas
para la extracción de materiales de la corteza terrestre con
propósitos comerciales o para explotación comercial. Esa
delimitación de las zonas del carso con prioridad de conservación es
parte del estudio y deberá ser incorporada por la Junta [de
Planificación] en sus reglamentos y mapas de zonificación. Tal y como
recomienda el estudio, deberán otorgarle a estas áreas una
zonificación (calificación) que provea la protección que establece la
Ley 292, que no podrán ser utilizadas para extracción de materiales de
la corteza terrestre para propósitos o explotación comercial.

Según la letra clara del Artículo 5 de la Ley 292, supra, el Secretario del

DRNA, no tiene la facultad en ley “bajo ningún concepto” para autorizar a

que se extraiga “materiales de la corteza terrestre con propósitos

comerciales, ni para explotaciones comerciales” en aquellas áreas que

“debido a su importancia y función geológica, hidrológica y ecosistémica”

fueron identificadas como Áreas del Carso con Prioridad de Conservación y

delimitadas como tal en el Estudio del Carso realizado por el DRNA.

83
El proyecto del gasoducto, según han expresado públicamente diversos

funcionarios gubernamentales, se llevaría a cabo a través de una alianza

público privada, convirtiéndose así en una empresa con fines comerciales

tanto en su fase de construcción como en su fase de operación. No obstante

lo anterior, el proyecto contempla impactar un área 9.08 millas dentro de la

Zona Protegida del Carso mas otras 0.63 millas de zona cársica fuera de la

Zona Protegida del Carso para un total de 9.71 millas de zona cársica.86

El Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre, FWS por sus siglas en inglés,

advirtió del impacto ambiental adverso que la construcción de la tubería

supone en la zona cársica:

Karst by its nature tends to have void spaces in the rock matrix,
sometimes these spaces lead directly to the aquifer, by passing the
natural filtration found in a porous aquifer. A frac-out in this type of
terrain could simply disappear. The discharge of drilling muds could
result in the contamination of underground water (stream, aquifers),
and could adversely affect humans, unique subterranean fauna, and
commerce.87

En una segunda comunicación, el Servicio Federal de Pesca y Vida

Silvestre insistió nuevamente en los impactos que la construcción del

gasoducto tendrá en los acuíferos de la zona cársica. Véase, carta del

Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre dirigida al Cuerpo de Ingenieros

del Ejercito de los Estados Unidos el 15 de diciembre de 2010 a la página 4.

Ap. Págs. 152-61

El DRNA también admite tal escenario:

Las aguas subterráneas podrían ser afectadas aún cuando se eviten


tales sumideros. Dichas aguas son parte de un sistema hidrológico que
incluye desde las aguas superficiales hasta los acuíferos. Es decir, que
cualquier acción que afecte las aguas superficiales, sumideros
previamente impactados, o sumideros en su estado natural, podrían
afectar el ciclo hidrológico por el cual ser recargan los acuíferos. Entre
estas acciones se encuentran:
(1) contaminación de cuerpos de agua (aceites, diesel, sedimento,
etc.);
(2) colapso de sumideros provocados por impacto humano;
(3) obstrucción del libre paso de las aguas por sumideros;

86
Anejo I, Ap. 28.
87
Véase Carta del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre dirigida al Cuerpo de Ingeieros
del Ejercito de los Estados Unidos el 18 de octubre de 2010 a la página 7, Anejo VII, Ap. 162-
74.

84
(4) cambios en la conductividad hídrica de suelos y formaciones
geológicas sobre acuíferos, entre otros.

Ap., en las págs. 28-29.

Sin embargo, es la contención de la JP que el proyecto del gasoducto está

exento de cumplir con las disposiciones de la Ley del Carso, supra, así, en

sus determinaciones de hecho indica:

En el documento ambiental se discute la prohibición de actividades en


la zona cársica sin permiso del DRNA. Sin embargo, por ser un
proyecto de la AEE, el permiso correspondiente es un Permiso
Incidental de una Obra Exenta de la Aprobación de la Administración
de la Administración de Reglamentos y Permisos (ARPE).

Resolución de la JP aprobando la consulta, Ap. en la pág. 29.

Contrario a la percepción de la JP, los proyectos de infraestructura no

están exentos del cumplimiento con las disposiciones de la Ley del Carso,

sobre todo cuando la política pública establecida mediante dicha ley es

extensiva a todas las instrumentalidades del Gobierno de Puerto Rico. A su

vez, es importante señalar que la disposición que cita la JP es una exención

de la aprobación requerida de la ARPE y no del DRNA, quien, sostenemos no

tiene autoridad en ley para aprobar proyectos en las Areas del Carso con

Prioridad de Conservación.

NOVENO ERROR

ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN


VIOLACIÓN AL PROGRAMA DE MANEJO DE LA ZONA COSTANERA
DE PUERTO RICO

El Reglamento Conjunto de Permisos para Obras de Construcción y Usos

de Terrenos dispone la Regla 32.3 Sección 32.3.5 (a) que:

En las Áreas de Reservas Naturales y de Planificación Especial del


Programa de Manejo de la Zona Costanera de Puerto Rico, así
como en otros sectores en que el Plan de Usos de Terrenos de Puerto
Rico u otros estudios de planificación, reflejen, demuestren y
justifiquen que, por tener determinadas particularidades y/o
características esencialmente diferentes, ameritan que se apliquen
otras disposiciones diferentes a las contenidas en este Capítulo, se
aplicarán aquellas adoptadas por la Junta de Planificación como
reglamentación especial, que cubra esas particularidades. (Énfasis
suplido)

Así las cosas, el Programa de Manejo de la Zona Costanera de Puerto Rico

(PMZCPR) fue desarrollado en virtud de la Ley Federal de Manejo de Zonas

Costeras de 1972 (P.L. 92-583, según enmendada, CZMA, por sus siglas en

85
inglés). El Programa fue adoptado el 12 de julio de 1978 como el elemento

costero del Plan de Usos de Terrenos de Puerto Rico (PUTPR), mediante la

Resolución PU-002 de la JP, aprobada por el Gobernador de Puerto Rico, y

certificado por el Departamento de Comercio de los Estados Unidos, a través

del Administrador de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica

(NOAA, por sus siglas en inglés), en septiembre de 1978.

En el ámbito estatal, el DRNA es la agencia responsable de la

implementación del PMZCPR a través de su División de Zona Costanera.

Mientras que, la JP es responsable de su aprobación a nivel estatal y de

administrar el proceso de Certificación de Compatibilidad Federal (Federal

Consistency Requirements) con el PMZCPR.88 Guiar el desarrollo en la zona

costanera es sólo uno de muchos sectores para los cuales la JP tiene

responsabilidades de planificación.

El proceso de Certificación de Compatibilidad Federal con el PMZCPR que

implementa la JP aplica solamente a: (1) proyectos federales, (2) proyectos

que son sufragados con fondos federales o (3) que requieran un permiso

de una agencia federal (énfasis suplido). Específicamente, cualquier

solicitante para una licencia federal o permiso para llevar a cabo una

actividad, dentro o fuera de la zona costanera, que afecte el uso de la tierra

o agua o recurso natural de la zona costanera de ese estado debería proveer

a la agencia a la que se le solicita, una certificación de que la actividad

propuesta está conforme a las políticas del Programa y que dicha actividad

será ejecutada de manera compatible con el Programa.

En Puerto Rico, las agencias locales han desarrollado un proceso de

solicitud conjunta para los permisos aplicables a las actividades que tengan

el potencial de afectar los recursos de agua, incluyendo los humedales. El

procedimiento es conocido como el “Federal and Commonwealth Joint Permit

Application for Water Resource Alterations in Waters, Including Wetlands, of

Puerto Rico” (joint permit application) del año 1999.

88
Véase el Código de Reglamentación Federal, 15 CFR Part 930.

86
Actualmente, el proyecto del gasoducto se encuentra bajo el joint permit

application process ante la consideración del Cuerpo de Ingenieros de los

Estados Unidos (US Army Corps of Engineers) bajo el número de permiso SAJ-

2010-02881 (IP-EWG). La Certificación de Compatibilidad Federal con el

PMZCPR se evalúa como parte del proceso de solicitud conjunta de permisos

(Joint Permit Application), el cual no ha culminado hasta el momento y tan

solo inició el proceso de revisión pública el pasado 19 de noviembre de 2010.

Siendo el PMZCPR el componente costero del Plan de Usos de Terrenos de

Puerto Rico, la JP tenía el deber de evaluar el gasoducto en este contexto y

no debía aprobar una Pre-Consulta de Ubicación hasta tanto emitiera una

Certificación de Compatibilidad Federal mediante el joint permit application

process. Solicitamos a este Honorable Tribunal que invalide la aprobación de

la Pre-Consulta de Ubicación de este proyecto hasta tanto la JP incorpore en

su análisis los impactos sobre la zona costanera, haya culminado el proceso

de Certificación de Compatibilidad Federal del PMZCPR y se haya aprobado

el joint permit application ante el US Army Corps of Engineers.

Tal como establece el documento Programa de Manejo de la Zona

Costanera, “para ahorrar tiempo y fondos y para evitar conflictos que

involucren un compromiso sustancial de los recursos, la compatibilidad

federal debe ser evaluada temprano en el proceso de planificación.

Preferiblemente, ésta debe ocurrir como parte integral de la

planificación inicial y decisiones presupuestarias (énfasis suplido).89

Además, la Regla 32 del Reglamento Conjunto en su sección 32.2.2 (d)

indica que se debe retener “el carácter natural de la vegetación, rasgos

topográficos, formas de las costas y un balance positivo para el ambiente

natural sobre el desarrollo”.90 La servidumbre de 150 pies y la servidumbre

permanente de 50 pies impiden el logro de esta meta en algunas secciones

de la alineación del proyecto Vía Verde. Específicamente en el pueblo de

Toa Baja, el proyecto discurre en la playa que corre paralela con la carretera

89
DRNA, JP y NOOA. (2008). Programa de Manejo de la Zona Costanera. Borrador para
Revisión por el DRNA desarrollado por Estudios Técnicos Inc. Abril 2008 Anejo B.
90
Excepto donde se desee proveer acceso y la vegetación, por ser muy tupida, lo impida.

87
PR-165. No hay duda de que la vegetación, dunas y otros rasgos naturales

de la playa se verán permanentemente afectados por la construcción del

gasoducto. Sin embargo este análisis no se llevo a cabo en la evaluación de

la Pre-Consulta de Ubicación.

Tampoco se siguió lo dispuesto por la sección 32.2.2(g) del Reglamento

Conjunto que dispone sobre el control de erosión en proyecto costeros. A

esos efectos la ante referida sección dispone que:

Todo proyecto cuya finca principal exceda de 2,000 metros cuadrados


y que envuelva la actividad de movimiento de tierras o la del uso de
contaminantes, someterá un plan para el control de la erosión y de la
contaminación de los cuerpos de agua, comentado o recomendado por
la Junta de Calidad Ambiental, el Distrito de Conservación de Suelos y
el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales. Las medidas
preventivas recomendadas por el plan se observarán durante el
proceso de construcción de la obra, proveyéndose además, como parte
del proyecto de construcción aquellas medidas permanentes que el
plan recomiende.

Entendemos que la servidumbre permanente del proyecto Vía Verde se

puede catalogar como una finca para fines de lograr el objetivo de esta

sección del reglamento. No hay duda de que el desarrollo de Vía Verde a lo

largo de esta playa tendrá un efecto significativo en la erosión y

contaminación de los cuerpos de agua. Sin embargo las disposiciones de

esta sección no fueron llevadas a cabo por la JP.

Por otra parte, el PMZC debe hacer referencia sobre los procedimientos

por los cuales áreas específicas podrán ser designadas para el propósito de

preservarlas o restaurarlas por sus valores de conservación, recreativos,

ecológicos o estéticos. (Sección306(d)(10) del CZMA). La JP es la agencia

responsable en Puerto Rico de designar las Reservas Naturales formalmente

(excepto aquéllas designadas por leyes especiales).

Además, la JP ignoró su deber bajo el PMZCPR al aprobar una Pre-Consulta

de Ubicación sin hacer referencia a cómo los valores de conservación,

recreativos, ecológicos y estéticos de las áreas designadas como Reservas

Naturales serían impactadas por la construcción, operación y mantenimiento

del gasoducto. Específicamente, la JP ignoró en la aprobación de la Pre-

Consulta de Ubicación, el impacto y el cambio de uso de suelo que

88
representará la construcción y operación del gasoducto sobre varias

Reservas Naturales agencia y sus zonas de amortiguamiento designadas

formalmente por la propia agencia como áreas naturales protegidas, tales

como la Reserva Natural Caño Tiburones, la Reserva Natural Hacienda La

Esperanza y la Reserva Natural Ciénaga Las Cucharillas.

Por estas razones, solicitamos una vez más a este Honorable Tribunal que

invalide la aprobación de la Pre-Consulta de Ubicación de este proyecto

hasta tanto la JP haya evaluado los impactos y los cambios de usos de suelos

sobre las Reservas Naturales oficialmente designadas bajo el Programa de

Manejo de la Zona Costanera.

DÉCIMO ERROR

ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN


VIOLACIÓN A LA LEY SOBRE POLÍTICA PÚBLICA AMBIENTAL, SIN
UNA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL QUE EVALUARA
ADECUADAMENTE EL IMPACTO AMBIENTAL

La JP erró al aprobar una consulta de ubicación en violación a la Ley Sobre

Política Pública Ambiental, en adelante LPPA, por no contar con una

Declaración de Impacto Ambiental Final (DIA-F) que evalúe adecuadamente

los impactos ambientales.

Recientemente, se presentó ante el Tribunal de Apelaciones un Recurso

de Revisión, In re AEE, KLRA 2010-01246, en el que se impugna la

aprobación de la DIA-Final para el proyecto propuesto aquí en controversia.

En el mismo se hacen múltiples planteamientos y se exponen las razones por

las cuales la JCA erró al aprobar una DIA que no discute adecuadamente el

impacto ambiental.

La Certificación de la JCA sobre el cumplimiento con el Art. 4(B)(3) de la

LPPA es ilegal y nula por las múltiples razones expuestas en el Recurso de

Revisión al que se ha hecho referencia. Por su particular importancia, se cita

a continuación el listado de errores que cometió la JCA:

89
1. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL EVALUAR Y APROBAR LA
DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA
VERDE EN VIRTUD DE UN PROCEDIMIENTO NULO E ILEGAL BAJO LA LEY
NÚM. 76 DEL 5 DE MAYO DE 2000 Y LA CONSTITUCIÓN DEL ESTADO
LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO
2. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL SEGUIR UN
PROCEDIMIENTO IMPROVISADO Y NO PERMITIRLE AL PÚBLICO
SOMETER COMENTARIOS A LA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL
PRELIMINAR.
3. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL APROBAR UNA
DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL SIN QUE LA AGENCIA
PROPONENTE HAYA RESPONDIDO A TODOS LOS COMENTARIOS
SOMETIDOS Y/O HABER RESPONDIDO DE MANERA ADECUADA.
4. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA
DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA
VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS DE SEGURIDAD DEL
PROYECTO.
5. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA
DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA
VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE TODAS LAS ALTERNATIVAS
RAZONABLES AL PROYECTO.
6. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA
DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA
VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS GEOLÓGICOS DEL
PROYECTO.
7. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL IMPARTIR SU
APROBACIÓN A UNA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL QUE
CONSIDERA EN FORMA FRAGMENTADA LOS IMPACTOS AMBIENTALES.
8. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA
DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA
VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS DEL PROYECTO
SOBRE LOS HUMEDALES NI ESTABLECE CLARAMENTE CUÁLES SERÁN
LOS MÉTODOS DE MITIGACIÓN A UTILIZARSE PARA MINIMIZAR LOS
EFECTOS SOBRE LOS HUMEDALES.
9. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA
DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA
VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS DEL PROYECTO
SOBRE LAS ÁREAS DEL CARSO DE PUERTO RICO.
10. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA
DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA
VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS DEL PROYECTO
SOBRE LAS ESPECIES DE FLORA Y FAUNA.
11. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA
DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA
VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS DEL PROYECTO
SOBRELUGARES DE VALOR ARQUEOLÓGICO.
12. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA
DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA
VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE EL CUMPLIMIENTO DEL PROYECTO
CON LAS NORMAS DE JUSTICIA AMBIENTAL.
13. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA
DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA
VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS SOCIOECONÓMICOS
DEL PROYECTO.

90
De hecho, como se ha indicado anteriormente, cabe recalcar en que el

“Fish and Wildlife Service” rechazó expresamente el proyecto propuesto por

la magnitud del impacto ambiental y por la falta de un análisis completo que

evaluara adecuadamente el mismo. A esos efectos, dicha agencia federal

indicó lo siguiente:

The project is one of the largest infraestructure projects proposed in


Puerto Rico in decades. Its 92-mile corridor of temporary and
permanent impacts would cross karst, mountain, and coastal habitats,
a number of which are recognized in the Puerto Rico Comprehensive
Wildlife Conservation Strategy as Critical Wildlife Areas important to
conservation. The project could affect habitat for more than thirty
federally-listed species and one species for which we are considering a
petition for listing. Impacts to fauna and flora are not well
documented, and maintenance for sensitive areas after
construction is not well specified.
A broad spectrum of fish and wildlife resources occur within and
adjacent to the proposed pipeline route, including migratory birds,
amphidromous fish, endangered species, and wetlands. The karst
areas of Puerto Rico are unique geological and ecological features in
the United States, and serves as an important aquifer recharge zone
for the island. The haystack karst hills are a refugium for many native
plant species. The project could adversely affect numerous
streams and wetlands, and the Applicant's proposal does not
appropiately consider alternatives to avoid, and measure to
minimize, such impacts. The proposed 0.01-to-1 compensatory
mitigation ratio is inadequate. Therefore, we are advising you, in
accordance with part IV 3(a) of the 1992 section 404(q) of the Clean
Water Act, that the proposed project may result in substantial and
unacceptable impacts to aquatic resources of national
importance. We recommend that the Corps deny a permit for
this action as currently proposed.91

En síntesis, erró la JP al aprobar una consulta de ubicación sin contar con

una DIA-F que evalúe adecuadamente el impacto ambiental.

UNDÉCIMO ERROR:

ERRÓ LA JP AL APROBAR LA CONSULTA EN VIOLACIÓN A OTROS


CRITERIOS Y POR SER ARBITRARIA EN DIVERSAS FORMAS

En el presente acápite los recurrentes señalan otras razones y

determinaciones arbitrarias y erradas que justifican adicionalmente,

independiente o en conjunto con los errores antes discutidos, la revocación

de la resolución del 1 de diciembre de 2010.

A. Violación a la Resolución núm. JPE-2010-067

Esta resolución estableció el trámite a seguir respecto los proyectos de

energía y es la que la JP aplicó en el caso del gasoducto. Aunque la misma es

91
Carta del “Fish and Wildlife Service” del 15 de diciembre de 2010, Anejo VII, Ap. 152-61.

91
nula, por las razones antes indicadas, aún así la misma se violentó por la

propia JP. Veamos.

La parte II (B) exige que: “. . . la parte proponente instalará un rótulo

temporero en la propiedad objeto de la consulta en un lugar con exposición

proveniente donde indique el número de la consulta, el objeto de la obra . . .

la parte proponente debera acreditar...mediante declaración jurada . . . la

intalación . . .”.92

A pesar del requisito transcrito, no surge de la resolución de la JP el

cumplimiento con el mismo. El requisito en cuestión es de vital importancia

pues sirve el propósito de informar a vecinos sobre los lugares y la ruta

específica del gasoducto en toda su trayectoria.

En vez, lo único sobre lo cual hay una determinación en la resolución es

que se colocaron unos cruzacalles anunciando las vistas,93 más no así en

cuanto los rótulos en los varios tramos del gasoducto que sirven, como

hemos dicho, un rol vital de notificación específica ya que ningún otro medio

ofrece información específica de la ruta.

En este contexto, tómese en cuenta –lo cual es relevante también a la

seria violación al Debido Proceso de Ley discutido en el Error 3– que ni los

cruzacalles, ni el aviso de vistas publicas del 6 de noviembre de 2010–

informa a los recurrentes y ciudadanía en general respecto aspectos vitales,

incluyendo:

(a) Ruta específica del gasoducto

(b) Riesgos a personas y propiedad conforme densidad de población,

presiones en la tubería

(c) Propiedades afectadas

Otra violación a la resolución JPE-2010-067 consiste en que no se notificó

en realidad, ni por carta o edictos, a todos aquellos personas cuyas

propiedades deberán ser expropiadas o adquiridas, lo cual es requerido por

la sec. III (A)(7). Ello así ya que la AEE admite que la llamada servidumbre

puede aumentar y porque la ruta puede variar en atención a las zonas de


92
Anejo I, Ap. 1-107 (Parte II(B)).
93
Anejo I, Ap. 14-15.

92
peligro, en relación a las cuales la AEE ha incurrido en obvias

contradicciones.

B. Violación o Determinación Arbitraria Respecto Recursos

Arqueológicos

En su carta del 13 de octubre de 2010 el Instituto de Cultura

Puertorriqueña (ICP) a la JP se concluyó que el gasoducto “. . . impactará

negativamente sitios arqueológicos conocidos, [y] sitios sin identificar pero

que presenta potencial, abrigos rocosos con petroglíficos . . .”.94

Luego el ICP exigió que “se solicitará cambios en la ruta para evitar el

impacto directo en yacimientos . . .”.95

A pesar de lo indicado, la JP no denegó la consulta, ni condicionó la

consulta a que se produjeran los estudios adicionales en cuanto los impactos

en los recursos arqueológicos.

La alteración de la ruta del gasoducto “en la marcha” en realidad equivale

a la destrucción de dichos recursos.

La JP actuó arbitrariamente al no actuar en forma más específica y

formulas determinaciones así mismo más específica.

C. La JP actuó arbitrariamente al concluir que las fallas geológicas


no presentan riegos

La JP concluyó en su resolución que todas las fallas geológicas a las

cuales está expuesta el gasoducto en su ruta son inactivas. Se cita una

fuente no incluido en el récord pero que es además totalmente inadecuada

para sostener tal conclusión: a saber, el apéndice de la DIA. Este no se

refiere a todas las fallas pertinentes, ni sustenta que no presentar riesgos.

D. Actuó arbitrariamente también la JP al no atender ni evaluar los


impactos sociales del Proyecto

No menos importante a lo anterior, es innegable que la resolución de la JP

no toma en consideración los aspectos e impactos sociales y humanos de la

construcción y operación del gasoducto. Éstos son sustanciales. El proyecto

supondrá expropiaciones y desplazamiento en algunos casos de

94
Anejo I, Ap. 23.
95
Anejo I, Ap. 23.

93
comunidades o personas que por años han residido en el mismo lugar. La JP

no toma en cuenta estos aspectos, los ignora totalmente.

VII. SÚPLICA

POR TODO LO CUAL, muy respetuosamente se solicita que este

Honorable Tribunal revoque la Resolución recurrida.

RESPETUOSAMENTE SOMETIDO.

NOTIFICACIÓN

CERTIFICO: Que en el día de hoy se ha enviado por correo certificado


con acuse de recibo copia fiel y exacta del presente escrito a las siguientes
direcciones: AUTORIDAD DE ENERGÍA ELÉCTRICA, p/c Ing. Ángel L. Rivera
Santana, Director de Planificación y Protección Ambiental, Apartado 364267,
San Juan, PR 00936-4267; HON. GUILLERMO SOMOZA COLOMBANI,
Secretario, Departamento de Justicia, PO Box 9020192, San Juan, Puerto Rico
00902-0192; HON. LESLIE J. HERNÁNDEZ CRESPO, Presidenta Interina,
Junta de Planificación, PO Box 41119, San Juan, Puerto Rico 00940-1119.

En San Juan, Puerto Rico, a 23 de diciembre de 2010.

LUIS JOSÉ TORRES ASENCIO PEDRO J. SAADÉ LLORENS


Colegiado Núm. 17087 Colegiado Núm. 5452
TS Núm. 15610 TS Núm. 4182
Servicios Legales de Puerto Rico Clínica Asistencia Legal
Programa de Práctica Compensada Escuela de Derecho UPR
Urb. Floral Park Apartado 23103
463 Calle Padre Rufo, Apt. 4 San Juan, PR 00931-3103
San Juan, PR 00917 Tel.: (787) 999-9573
Tel. (787) 209-6375; Fax: N/A Fax: (787) 999-9580
luis.jose.torres.asencio@gmail.com
saadellorensp@microjuris.com

Estudiantes a cargo del


caso
Aura Colón Solá
DAVID RODRÍGUEZ ANDINO Héctor J. Claudio
Hernández
Colegiado Núm. 18947 Lonny M. García
TS Núm. 17614 Tania Negrón Vélez
PO Box 1813 Laura Moreno Orama
Sabana Seca, PR 00952-1813 Anet Rivera Otero
Tel. (787) 310-5769, Fax: N/A Irma Rosado Del Río
davidrodriguezandino@gmail.com Edil Sepúlveda Carlo

VERÓNICA GONZÁLEZ RODRÍGUEZ OMAR SAADÉ YORDÁN


Colegiada Núm. 18443 Colegiado Núm. 18881
RUA Núm. 17143 RUA Núm. 17795
429 Calle Los Pinos Apt. 202 Edificio Esquire, Oficina 403
San Juan, PR 00917 2 Calle Vela
Tel. (787) 502-7886 San Juan, Puerto Rico 00918
Fax: N/A Tel. & Fax (787) 766-3063

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gonzalezrodriguez.veronica@gmail.com
omarsaadeyordan@gmail.com

LCDO. RAFAEL ESPASAS GARCIA


Colegiado Núm. 18348
TS Núm. 17339
Urb. Santa Teresita
2163 C/Teniente Lavergne, Piso 2
San Juan, PR 00913
Tel. (787) 309-4723; Fax: N/A
espasas@gmail.com

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