Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
¿Qué es el VIH?
El VIH ataca el sistema inmunológico y destruye las células del sistema inmunológico
llamadas células CD4 que el organismo necesita para combatir las infecciones. Las
personas infectadas con VIH pueden no desarrollar SIDA inmediatamente. De hecho,
pueden tardar muchos años en hacerlo. A medida que el sistema inmunológico se debilita,
la persona infectada va perdiendo su capacidad de combatir las infecciones y ciertos tipos
de cáncer, lo que puede poner en peligro su vida o ser fatal. Hay medicamentos potentes
para tratar el SIDA y que han mejorado considerablemente las perspectivas para las
personas con VIH/SIDA.
• Sangre
• Semen
• Fluidos vaginales
• Leche materna
En todo el mundo, cerca de 420,000 bebés contraen VIH de sus madres cada año.6
Aproximadamente el 90 por ciento de estos casos ocurre en los países en desarrollo, donde
los nuevos tratamientos no se encuentran aún ampliamente difundidos. Los investigadores
están estudiando nuevos métodos para prevenir la infección por VIH en estos países. Hay
muchas iniciativas destinadas a facilitar el acceso a los medicamentos en todo el mundo.
¿Qué mujeres tienen el mayor riesgo de contraer VIH a través de las relaciones sexuales?
Las mujeres con más riesgo incluyen:
Las mujeres que no se han realizado la prueba durante el embarazo pueden hacerlo durante
el pre-parto o el parto mediante pruebas rápidas que permiten obtener resultados inmediatos
y aplicar el tratamiento adecuado para proteger al bebé en caso de ser necesario.
Si una mujer se entera de que tiene VIH durante el primer trimestre de embarazo y aún no
se ha tratado con ningún fármaco contra el VIH, debe realizarse un examen y decidir junto
con su médico cuál es el tratamiento más adecuado. Las mujeres embarazadas infectadas
que ya se están tratando con fármacos contra el VIH deben continuar con el tratamiento
durante todo el embarazo. En algunos casos, el médico puede recomendarle algunos ajustes
o cambios en la medicación.
Algunos medicamentos contra el VIH son nuevos y aún no se sabe si representan un riesgo
para el feto, aunque aquellos utilizados durante el embarazo no parecen presentar un riesgo
significativo. No obstante, algunos de los fármacos más nuevos, como el efavirenz
(Sustiva®) y la delavirdina (Rescriptor®), suelen estar contraindicados durante el embarazo
debido a un posible riesgo de defectos congénitos en el feto.9
¿El tratamiento con fármacos ayuda a prevenir el VIH/SIDA en los bebés de las madres
infectadas con VIH?
El tratamiento con una combinación de fármacos contra el VIH, junto con un parto por
cesárea en ciertos casos, puede reducir el riesgo de que la madre transmita el VIH a su bebé
a un dos por ciento o menos, en comparación con el 25 por ciento en el caso de mujeres no
tratadas.9 Las mujeres embarazadas infectadas deben tomar fármacos contra el VIH desde
comienzos del segundo trimestre y deben continuar tomándolos durante todo el embarazo,
el trabajo de parto y el nacimiento. Los bebés nacidos de una madre infectada deben
tratarse durante las primeras seis semanas de vida para prevenir la transmisión del virus.9
Las mujeres infectadas con VIH que no han recibido ningún tratamiento a base de fármacos
antes del parto deben tratarse con fármacos contra el VIH durante el parto y el nacimiento.
Sus bebés deben tratarse con medicamentos orales durante seis semanas después de su
nacimiento.9 Incluso un tratamiento de corta duración puede reducir el riesgo de transmitir
la infección al bebé en aproximadamente un 60 por ciento.9
¿Qué otras medidas pueden tomar las mujeres con VIH/SIDA y sus médicos para proteger
al bebé?
Los médicos también pueden recomendar otras precauciones para proteger al bebé. Por
ejemplo, cuando el médico sabe que una mujer es VIH positiva, puede evitar usar
procedimientos que incrementan la exposición del feto a la sangre de la madre durante el
embarazo o el parto, tales como la amniocentesis o el muestreo de sangre del cuero
cabelludo del feto, o que podrían romper las membranas que rodean al bebé.
Los bebés de las mujeres con VIH deben someterse a un análisis para detectar el virus entre
los 14 y 21 días de vida y, luego, entre el primer y el segundo mes de vida y a los cuatro a
seis meses.11 Algunos médicos también realizan el análisis a los bebés dentro de las 48
horas de su nacimiento.11 Estas pruebas tempranas, que detectan el virus en lugar de los
anticuerpos, permiten identificar a la mayoría de los bebés infectados antes de que hayan
cumplido su primer mes de vida y prácticamente a todos antes de los cuatro meses.11 El
análisis de anticuerpos contra el VIH no es confiable en el caso de bebés nacidos de madres
infectadas ya que los anticuerpos de la madre pueden estar presentes en la sangre del bebé
hasta 18 meses sin que éste se haya infectado.
El Servicio de Salud Pública de los EE.UU. recomienda tratar a todos los bebés con
síntomas de VIH con una combinación de fármacos contra el VIH ya que la enfermedad
suele avanzar más rápidamente en los lactantes que en los niños más grandes y adultos.11
Los estudios demuestran que la terapia combinada retarda el avance de la enfermedad y
aumenta la tasa de supervivencia en los bebés y niños infectados, así como en los adultos.
La mayoría de los adultos con SIDA sufre infecciones oportunistas muy poco frecuentes en
las personas cuyos sistemas inmunológicos no están debilitados. Los niños con SIDA son
más propensos a las bacterias comunes pero el diagnóstico temprano del VIH y un
seguimiento frecuente pueden ayudar a prevenir o reducir la gravedad de estas infecciones.
Por lo general, los bebés infectados con VIH deben recibir todas las vacunas que reciben
normalmente los demás niños y algunas más. Los bebés con VIH/SIDA deben vacunarse
todos los años contra la gripe a partir de los seis meses de vida. Algunos niños con síntomas
serios no deben aplicarse vacunas a base de virus vivos, como la vacuna contra la varicela,
la vacuna contra el rotavirus y la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola
(vacuna MMR).9,12,13
• Usar agujas, máquinas de afeitar u otros elementos que pudieran estar contaminados
con la sangre de una persona infectada.
• Tener contacto sexual con alguien infectado; el uso de preservativos ayuda a
proteger contra el VIH y otras infecciones de transmisión sexual.
Los gobiernos y departamentos de salud de cada estado, así como algunos locales, también
cuentan con líneas telefónicas de información sobre servicios relacionados con el VIH y el
SIDA.
Todas las mujeres en edad fértil pueden tomar medidas antes de quedar embarazadas para aumentar sus
probabilidades de tener un bebé sano nacido a término. Cada vez son más los bebés que nacen de forma prematura
(antes de las 37 semanas de gestación), lo que aumenta el riesgo de problemas de salud graves. A través de los
cuidados previos a la concepción, la mujer puede aprender qué debe hacer antes de quedar embarazada para
proteger su salud y aumentar al máximo sus probabilidades de tener un bebé sano.
El médico también le hará preguntas a la mujer acerca de sus antecedentes médicos y los de su pareja y su familia.
Si la mujer o su pareja tienen antecedentes de defectos congénitos o nacimientos prematuros o si presentan un alto
riesgo de trastornos genéticos debido a antecedentes familiares, al grupo étnico al que pertenecen o a su edad, el
médico puede derivarlos a un especialista en genética.
• Fibrosis quística, una enfermedad de los pulmones y el sistema digestivo que generalmente afecta a las
personas de origen caucásico pero que también puede afectar a los niños de diferentes extracciones.
• Enfermedad de Tay-Sachs, que causa daños cerebrales fatales y generalmente ocurre en los
descendientes de judíos de Europa Oriental y en algunas personas no judías de origen francés canadiense
y cajún.
• Anemia falciforme, una enfermedad de la sangre que afecta principalmente a personas de origen
afroamericano.
La realización de estudios genéticos y el asesoramiento previo al embarazo pueden ofrecer a la pareja una mayor
seguridad de que sus hijos no corren un riesgo elevado de tener una enfermedad hereditaria específica. El
asesoramiento en genética también les brinda a los portadores la posibilidad de comprender sus riesgos y evaluar
diferentes opciones. Otras mujeres que pueden beneficiarse con el asesoramiento en genética incluyen aquellas de
más de 35 años, las mujeres que tienen ciertos trastornos genéticos (como fenilcetonuria) y las mujeres que han
tenido un hijo con un defecto del tubo neural (defecto congénito del cerebro y la médula espinal).
¿Por qué se recomienda a las mujeres en edad fértil tomar ácido fólico?
El ácido fólico es una vitamina B que puede ayudar a prevenir los defectos congénitos, en particular los defectos del
tubo neural. Los estudios han demostrado que, si todas las mujeres consumieran la cantidad recomendada de ácido
fólico antes del embarazo y durante los primeros meses del mismo, podría prevenirse hasta el 70 por ciento de
todos los defectos del tubo neural.1,2 Los estudios también sugieren que el ácido fólico podría ayudar a evitar otros
defectos congénitos, como labio leporino, paladar hendido y defectos congénitos relacionados con el corazón.1 Un
estudio reciente también sugiere que las mujeres que toman ácido fólico desde al menos un año antes de la
concepción pueden reducir su riesgo de tener un bebé prematuro.4
Para prevenir los defectos del tubo neural, March of Dimes recomienda a todas las mujeres en edad fértil tomar
diariamente un complejo multivitamínico que contenga 400 microgramos de ácido fólico desde antes de quedar
embarazadas, como parte de una dieta sana. Las mujeres que sigan este consejo, basado en las recomendaciones
del Instituto de Medicina (Institute of Medicine, IOM),3 podrán obtener todo el ácido fólico y otras vitaminas que
necesitan. También pueden incorporar el ácido fólico necesario si consumen diariamente cereales enriquecidos con
ácido fólico que contengan 100 por ciento del valor diario recomendado de ácido fólico (400 microgramos). Una
dieta saludable incluye alimentos fortalecidos con ácido fólico y alimentos ricos en folato, la forma natural del ácido
fólico que se encuentra en los alimentos. Muchos productos derivados de granos, como la harina, el arroz, las
pastas, el pan y los cereales, están fortificados con ácido fólico. Entre los alimentos ricos en folato se encuentran las
verduras de hojas verdes, las legumbres, las naranjas y el jugo de naranja.
Las mujeres que han tenido un embarazo afectado con un defecto del tubo neural deben tomar una dosis más alta
de ácido fólico. La ingesta diaria de dosis mayores de ácido fólico (4,000 microgramos o 4 miligramos), desde al
menos un mes antes del embarazo y durante el primer trimestre del mismo, reduce en aproximadamente un 70 por
ciento las probabilidades de tener otro embarazo afectado por dicho trastorno.5 Las mujeres con diabetes o epilepsia
y las mujeres obesas también están expuestas a un mayor riesgo de tener un bebé con un defecto del tubo neural.1
Las mujeres que presenten estas afecciones deben consultar a su médico antes de quedar embarazadas ya que es
posible que necesiten una dosis mayor de ácido fólico.
• Diabetes: las mujeres con una diabetes mal controlada desde antes del embarazo tienen
aproximadamente tres veces más probabilidades que las mujeres no diabéticas de tener un bebé con
algún defecto congénito grave.6 Dichas mujeres también presentan un riesgo mayor de aborto
espontáneo, de nacimiento sin vida y de tener a un bebé de gran tamaño. El control del azúcar en la
sangre antes del embarazo y durante los primeros meses del mismo puede ayudar a prevenir los defectos
congénitos.
• Alta presión arterial: la alta presión arterial crónica puede aumentar el riesgo de complicaciones durante
el embarazo, incluso problemas de placenta, crecimiento fetal insuficiente y preeclampsia (un trastorno
relacionado con el embarazo que se caracteriza por el aumento de la presión arterial y las proteínas en la
orina).
• Lupus eritematoso sistémico: esta enfermedad autoinmune puede provocar síntomas similares a los de
la artritis, enfermedades en los riñones, erupciones en la piel y otros problemas. Las mujeres
embarazadas afectadas tienen un riesgo mayor de aborto espontáneo, retraso en el desarrollo del feto,
parto prematuro y nacimiento sin vida.7 No obstante, si los síntomas se controlan bien antes del
embarazo, el riesgo de estas complicaciones será menor.
• Convulsiones: algunos medicamentos que se utilizan para controlar las convulsiones incrementan el
riesgo de tener un bebé con defectos congénitos. Durante una visita previa a la concepción, el médico
podrá ajustar la dosis o cambiar el medicamento por otro más seguro para el feto. La mujer no debe dejar
de tomar sus medicamentos anticonvulsivos sin consultar antes a su médico, ya que las convulsiones
también pueden ser nocivas para el feto.
• Fenilcetonuria: las mujeres que padecen esta enfermedad hereditaria no pueden procesar ciertas
proteínas. Deben seguir una dieta especial y estar bajo supervisión estricta antes y durante el embarazo
para prevenir el retraso mental y los defectos congénitos en su bebé.6
• Enfermedad renal: algunas mujeres con enfermedad renal grave pueden sufrir daño renal adicional
durante el embarazo y sus bebés pueden tener un riesgo mayor de muerte, parto prematuro o crecimiento
deficiente.7
¿De qué manera los cuidados previos a la concepción pueden ayudar a prevenir problemas que se
produjeron en embarazos anteriores?
Incluso si la mujer no ha tenido problemas en un embarazo anterior, los cuidados previos a la concepción pueden
ayudar a prevenir defectos congénitos u otras complicaciones en los embarazos futuros. Por ejemplo, tomar ácido
fólico puede ayudar a prevenir los defectos del tubo neural y el tratamiento de ciertos problemas de salud, como la
hipertensión arterial, puede ayudar a prevenir el parto prematuro. Un informe publicado en 2006 por los Centros
para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC) recomienda que
todas las mujeres que tuvieron un embarazo anterior con un resultado adverso se sometan a una evaluación y
reciban el tratamiento necesario entre embarazos para reducir el riesgo en embarazos futuros.6
Los cuidados previos a la concepción son importantes para las mujeres que han tenido un aborto espontáneo,
nacimiento sin vida del bebé o parto prematuro. El médico evaluará la historia clínica de la mujer y le recomendará
las pruebas que sean necesarias para determinar las causas del resultado adverso. Las pruebas pueden incluir,
entre otras, análisis de sangre e imágenes de diagnóstico, como un ultrasonido. Si las pruebas muestran que la
mujer tiene un problema de salud que podría haber contribuido al resultado adverso, el tratamiento del problema
entre embarazos suele reducir el riesgo que se repita en un embarazo futuro. Si una mujer ha tenido un parto
prematuro, es posible que el médico le recomiende cambios en su estilo de vida, como dejar de fumar, y evaluará la
posibilidad de que se realice un tratamiento con la hormona progesterona durante su próximo embarazo para
reducir el riesgo de otro parto prematuro.
¿Qué puede hacer la mujer para mantenerse sana antes del embarazo?
Se recomienda a la mujer:
• Evitar beber alcohol. La ingesta de alcohol durante el embarazo puede causar defectos congénitos físicos y
mentales en el bebé conocidos con el nombre de síndrome alcohólico fetal. Puesto que no se ha
demostrado que haya una cantidad de alcohol segura durante el embarazo, las mujeres embarazadas y
aquellas que estén planeando un embarazo deben evitar su ingesta por completo.
• Dejar de fumar. Fumar durante el embarazo prácticamente duplica las probabilidades de tener un bebé de
bajo peso al nacer. Además, incrementa el riesgo de parto prematuro, de otras complicaciones durante el
embarazo y del síndrome de muerte súbita del lactante.9 El fumar también puede dificultar la concepción.9
• Abstenerse de consumir cocaína y otras drogas ilícitas, así como medicamentos de venta bajo receta que
no le haya recetado su médico. Estas drogas y medicamentos conllevan numerosos riesgos, como
nacimiento prematuro, bajo peso del bebé al nacer, defectos congénitos, problemas de aprendizaje y
conducta y síndrome de abstinencia.
• Cocer bien la carne que consume y evitar cambiar la arena higiénica del gato. La carne mal cocida y las
heces del gato pueden contener un parásito que causa una infección llamada toxoplasmosis, que puede
producir defectos congénitos. Otro modo de evitar el contacto con las heces del gato es con el uso de
guantes cuando deba hacer algún trabajo en el jardín.
• Evitar el contacto con todos los roedores, incluidos hámsteres, ratones y cobayos. Estos animales pueden
ser portadores de un virus nocivo para su bebé.10
• Evitar tomar baños calientes y baños sauna. Esto puede elevar la temperatura corporal y, posiblemente,
incrementar el riesgo de que su bebé tenga algún defecto del tubo neural.1
• Evitar los productos químicos peligrosos, como los disolventes (sustancias que disuelven otras sustancias,
como por ejemplo el disolvente de pintura). Trabajar con disolventes puede aumentar el riesgo de aborto
espontáneo o de tener un bebé con defectos congénitos.11
• Evitar comer pescado con alto contenido de mercurio. El mercurio es un metal que puede ser nocivo para
el feto. Suele encontrarse en el pescado. Las mujeres embarazadas y aquellas que estén planeando un
embarazo no deben consumir pescado con alto contenido de mercurio, como tiburón, pez espada, caballa
y blanquillo o pez azulejo.12 Estas mujeres pueden consumir hasta 12 onzas por semana de pescado con
bajo contenido de mercurio, como camarones, salmón, abadejo, bagre y atún en lata de bajo contenido
graso. Se recomienda no comer más de seis onzas de atún blanco (albacora) por semana. Se recomienda
a las mujeres consultar siempre a su departamento de salud local antes de consumir cualquier especie que
hayan pescado por su cuenta.12
¿Por qué la mujer debe intentar alcanzar un peso saludable antes de quedar embarazada?
Las mujeres que comienzan el embarazo con sobrepeso o en condiciones de obesidad pueden estar expuestas a un
riesgo mayor de tener alta presión arterial y diabetes, de tener un bebé con ciertos defectos congénitos, de tener
complicaciones antes y durante el parto y de dar a luz un bebé sin vida.6,7 También pueden tener mayor dificultad
para quedar embarazadas.13 Las mujeres de bajo peso pueden estar expuestas a un riesgo mayor de tener un parto
prematuro o un bebé de bajo peso al nacer.7 Las mujeres pueden reducir sus probabilidades de tener estas
complicaciones logrando un peso saludable antes de quedar embarazadas.
El estrés durante el embarazo
El embarazo es una época de muchos cambios para una mujer: en su cuerpo, en sus emociones y en la vida
familiar. Aunque estos cambios ocurren por un motivo feliz, a menudo representan un mayor estrés en la vida de
las mujeres embarazadas activas que ya enfrentan muchas exigencias en su casa y en su trabajo.
El exceso de estrés puede ser perjudicial para cualquier persona. A corto plazo pueden producir cansancio,
insomnio, ansiedad, falta o exceso de apetito y dolores de cabeza y de espalda. Cuando el exceso de estrés se
prolonga demasiado tiempo, puede provocar problemas de salud potencialmente serios, como una menor
resistencia a las enfermedades infecciosas, alta presión arterial y enfermedades cardíacas. Los altos niveles de
estrés también pueden conllevar ciertos riesgos especiales para las mujeres embarazadas.
La mayoría de las mujeres suele lidiar bien con los cambios emocionales y físicos del embarazo y otras causas de
estrés en sus vidas. Por lo general, las mujeres embarazadas que sienten que pueden controlar su estrés (que se
cuidan, que se sienten activas en lugar de cansadas y que funcionan bien en su casa y el trabajo) no están
expuestas a riesgos de salud por esta causa.
Es aconsejable que las mujeres embarazadas que estén preocupadas por el nivel de estrés en su vida hablen con su
pareja, su familia o sus amigos. Ellos podrán brindarle el apoyo necesario para ayudarles a reducir el estrés. Las
mujeres embarazadas que tienen problemas para lidiar con el estrés también pueden preguntar a su médico dónde
pueden recurrir en su comunidad para recibir la ayuda que necesitan para reducir y hacer frente al estrés.
Pero ciertos tipos de estrés severo o permanente pueden representar un riesgo durante el embarazo. Algunos
estudios sugieren que las mujeres que experimentan acontecimientos negativos en sus vidas, como un divorcio, la
muerte de un familiar, una enfermedad grave o la pérdida del trabajo, están expuestas a un riesgo mayor de tener
un parto prematuro (antes de cumplidas las 37 semanas de gestación) y/o un bebé de bajo peso (menos de 5 libras
y media).1,2 No obstante, la mayoría de las mujeres que experimentan un acontecimiento negativo no tiene
resultados adversos en el embarazo. Un estudio reciente encontró que las características maternales, incluyendo la
depresión, trastornos de pánico, violencia doméstica y tener dos o más condiciones médicas estuvieron asociadas
con niveles altos de estrés durante el embarazo3.
Las mujeres que experimentan un acontecimiento catastrófico durante el embarazo también pueden tener un riesgo
mayor de tener un parto prematuro y/o un bebé de bajo peso. Un estudio comprobó que las mujeres embarazadas
que trabajaban en un radio de dos millas de las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de septiembre de 2001
tuvieron gestaciones considerablemente más cortas y bebés mucho más pequeños que las que trabajaban más lejos
del lugar.1,4 Otro estudio comprobó que las mujeres embarazadas que experimentaron un terremoto importante
tuvieron gestaciones más cortas que las mujeres que nunca habían experimentado uno.4 El momento en que tiene
lugar el acontecimiento puede influir en el resultado del embarazo en algunos casos. Los estudios sugieren que, en
general, las mujeres que experimentaron el atentado contra las Torres Gemelas o un terremoto durante el primer
trimestre del embarazo dieron a luz antes que las mujeres que experimentaron los mismos hechos en una etapa
posterior del embarazo.1,4,5
El estrés crónico puede llevar a resultados adversos en el embarazo. Un estudio reciente comprobó que las mujeres
de bajos ingresos con estrés crónico (a causa de las dificultades para conseguir alimentos, tener que cuidar un hijo
con una enfermedad crónica o no tener empleo) tenían un riesgo mayor de tener un bebé de bajo peso.6
El racismo es otra forma de estrés crónico que puede contribuir a problemas durante el embarazo. Las mujeres
afroamericanas pueden experimentar estrés a causa del racismo durante todas sus vidas. Esto explicaría en parte
por qué estas mujeres tienen más probabilidades de tener un parto prematuro y bebés de bajo peso que las
mujeres de otros grupos raciales o étnicos.1
Algunas mujeres experimentan estrés crónico severo debido al embarazo mismo, lo cual pude aumentar su riesgo
de resultados adversos.1,2 Estas mujeres pueden estar especialmente preocupadas por la salud de su bebé o por el
parto en sí. En ese caso, deben conversar con su médico, quien podrá derivarlas a un profesional de la salud mental
si es necesario.
La mayoría de las mujeres que experimentan estrés severo durante el embarazo tiene bebés sanos a término.
Algunas mujeres pueden ser más vulnerables que otras a los efectos del estrés durante el embarazo debido a
factores físicos u otros riesgos.2
¿Cuáles son los riesgos de los altos niveles de estrés durante el embarazo?
Varios estudios sugieren que los altos niveles de estrés durante el embarazo pueden contribuir al nacimiento
prematuro y al nacimiento con bajo peso.1,2 Los bebés demasiado pequeños y prematuros están expuestos a un
riesgo mayor de padecer problemas de salud inmediatamente después de nacer, incapacidades permanentes, como
retraso mental y parálisis cerebral, e incluso la muerte.
El estrés severo o prolongado también puede interferir con el funcionamiento normal del sistema inmune, lo cual
puede hacer que la mujer embarazada sea más propensa a infecciones que afectan al útero. Las infecciones
uterinas son una causa importante de parto prematuro, especialmente las que se producen antes de las 28 semanas
del embarazo.1
El estrés puede afectar la conducta de la mujer. Algunas mujeres reaccionan al estrés encendiendo un cigarrillo,
bebiendo alcohol o consumiendo drogas ilícitas, lo cual se ha relacionado con partos prematuros, nacimientos de
bajo peso y otras complicaciones durante el embarazo.1 El consumo de alcohol y ciertas drogas ilícitas también
aumenta el riesgo de defectos congénitos.
¿El nivel de estrés durante el embarazo tiene efectos a largo plazo en el bebé (aparte de los causados
por el nacimiento prematuro y con bajo peso)?
Algunos estudios sugieren que los altos niveles de estrés durante el embarazo pueden afectar el desarrollo mental y
emocional del niño.7, 8 El estrés de la madre puede contribuir a problemas de aprendizaje, como dificultades para
prestar atención, y a una mayor ansiedad y temor.7,8 No se sabe de qué manera el estrés de la madre puede causar
estos problemas. No obstante, algunos estudios sugieren que las hormonas relacionadas con el estrés en la sangre
de la madre pueden atravesar la placenta y afectar el cerebro en desarrollo del feto.8
Las molestias propias del embarazo (como las náuseas, el cansancio, la necesidad frecuente de orinar, la hinchazón
y los dolores de espalda) pueden generar estrés, especialmente si la mujer embarazada trata de hacer todo lo que
hacía antes del embarazo. Para reducir el estrés, debe darse cuenta de que estos síntomas son temporales y que su
médico puede recomendarle formas de controlarlos. También puede considerar la posibilidad de abandonar algunas
actividades innecesarias cuando se sienta molesta.
Muchas mujeres experimentan inestabilidad en su estado de ánimo durante el embarazo. Esta inestabilidad es
causada por cambios hormonales y es normal. No obstante, los cambios de estado de ánimo de la mujer
embarazada pueden hacer que le resulte difícil hacer frente al estrés.
Las mujeres embarazadas pueden controlar mejor el estrés si se encuentran sanas y en buen estado físico. Deben
llevar una dieta saludable, dormir bien, evitar el alcohol, el tabaco y las drogas y hacer ejercicios regularmente (con
la autorización de su médico). El ejercicio las ayudará a mantenerse en buen estado físico, a prevenir algunas de las
molestias comunes del embarazo (como los dolores de espalda, el cansancio y el estreñimiento) y a aliviar el estrés.
Contar con un buen grupo de apoyo, que incluya a la pareja de la mujer embarazada, sus parientes y amigos,
también la ayudará a aliviar su estrés. La mujer embarazada debe pedir y aceptar ayuda de las personas más
cercanas. Por ejemplo, éstas pueden ayudarla con las tareas rutinarias y con el cuidado del niño, conversar con ella
para saber cómo se siente y qué cosas le preocupan o acompañarla a las visitas prenatales. Algunos estudios
sugieren que tener un buen grupo de apoyo reduce el riesgo de la mujer de tener un bebé de bajo peso.1
Existe una serie de técnicas para reducir el estrés que pueden ser útiles durante el embarazo. Entre ellas se
encuentran las clases de yoga, la bioretroalimentación, la meditación y la imaginación guiada. El médico
seguramente podrá recomendarle a la mujer embarazada clases o especialistas a los que puede recurrir en su
comunidad. Las clases de preparación para el parto enseñan técnicas de relajación y ayudan a reducir la ansiedad
educando a los futuros padres sobre lo que va a ocurrir durante el trabajo de parto y el parto.
El trastorno de estrés postraumático es común durante el embarazo. Un estudio comprobó que cerca del ocho por
ciento de las mujeres embarazadas resulta afectada.9 Las mujeres con trastorno de estrés postraumático pueden
tener un riesgo mayor de complicaciones durante el embarazo, incluido aborto espontáneo, hiperémesis gravídica
(una forma grave de vómitos relacionados con el embarazo) y parto prematuro.9 Las mujeres afectadas también
tienen más probabilidades de tener conductas de salud riesgosas, como fumar, beber alcohol o consumir drogas,
que pueden contribuir a complicaciones durante el embarazo.10 Las mujeres que sospechan que tienen trastorno de
estrés postraumático deben consultar a su médico o a un profesional de la salud mental sobre sus síntomas. Existen
varios tratamientos eficaces, incluidas terapias basadas en el diálogo que pueden aliviar los síntomas.
La Cafeína y el Embarazo
La cafeína es un estimulante que se encuentra en muchos alimentos, bebidas y algunos medicamentos. Es
producida naturalmente por una variedad de plantas y se añade a ciertos alimentos y bebidas para darles sabor. La
principal fuente de cafeína para la mayoría de los adultos es el café.
March of Dimes recomienda a las mujeres que están embarazadas o tratando de quedar embarazadas que limiten
su consumo de cafeína diario a 200 miligramos (mg) como máximo. Ésta es la cantidad presente en
aproximadamente una taza de café de 12 onzas.
Algunos estudios sugieren que el consumo de cantidades más grandes de cafeína puede contribuir a problemas de
fertilidad o aborto espontáneo. La fuente de la cafeína no es importante: el riesgo es el mismo para la cafeína
proveniente del café, el té, los refrescos y otros alimentos y bebidas. Las mujeres deben saber qué bebidas y
alimentos contienen cafeína para poder limitar su consumo cuando están embarazadas o intentando quedar
embarazadas.
• Té
• Algunos refrescos
La cantidad de cafeína presente en los alimentos y en las bebidas varía ampliamente. En el caso del café y el té, la
marca, la forma en que se prepara, el tipo de granos u hojas utilizados y la forma en que se sirve (espresso, latte,
etc.) afectan la cantidad de cafeína. En la siguiente tabla se enumera una serie de alimentos y bebidas junto con la
cantidad de cafeína que contienen. Las cantidades indicadas son promedios, por lo que pueden variar según la
marca o la forma en que se prepara el alimento o la bebida.
Contenido de
Alimentos y bebidas Cafeína (mg)
(promedio)
CAFÉ (8 oz)*
Infusión 95 mg
Instantáneo 63 mg
TÉ (8 oz)
Infusión
Instantáneo 47 mg
26 mg
Refrescos con cafeína, como la cola (12 onzas) 29 a 53 mg
Caramelos/Dulces
Chocolate negro (1.45 onzas por barra) 26 mg
Chocolate con leche (1.55 onzas por barra) 9 mg
Chispitas de chocolate semi-dulce (1 cucharada) 9 mg
Jarabe de chocolate (2 cucharadas) 2 mg
Algunos productos a base de hierbas, como el guaraná, la yerba mate, la nuez de cola y el extracto de té verde,
contienen cafeína (2). La FDA no exige que los productos a base de hierbas lleven una etiqueta que indique el
contenido de cafeína, por lo que las cantidades pueden variar ampliamente. Un estudio realizado recientemente por
el gobierno comprobó que estos productos contienen la misma cantidad de cafeína que de una a ocho tazas de café
(2)
. Las mujeres embarazadas deben evitar los productos a base de hierbas ya que no se ha estudiado su seguridad
durante el embarazo.
Algunas personas son más sensibles a la cafeína que otras. Las mujeres embarazadas pueden ser especialmente
sensibles a la cafeína ya que les lleva más tiempo eliminarla del organismo que las mujeres que no están
embarazadas (3). La cafeína puede hacer que algunas personas se sientan inquietas y tengan indigestión o
dificultades para dormir.
Durante el embarazo, la cafeína atraviesa la placenta y llega al bebé. La cafeína puede reducir el flujo de sangre a
la placenta, lo que puede ser nocivo para el bebé (3).
• Uno comprobó que las mujeres que consumen 200 mg o más de cafeína por día tienen dos veces más
probabilidades de tener un aborto espontáneo que las que no consumen cafeína (25 por ciento vs. 12.5
por ciento) (3).
• El otro estudio comprobó que no existe mayor riesgo entre las mujeres que beben cantidades moderadas
de café a diario (entre 200 mg/día y 350 mg/día aproximadamente) (4).
En estudios anteriores se comprobó que sólo las mujeres que consumen grandes cantidades de cafeína (500 mg por
día o más) tienen más probabilidades de tener un aborto espontáneo (5,6). No obstante, hasta que se sepa más sobre
los riesgos del consumo de cafeína durante el embarazo, March of Dimes recomienda a las mujeres embarazadas
manejarse con cautela y limitar el consumo de cafeína a menos de 200 mg por día.
Puede suceder que los bebés de las mujeres que consumen grandes cantidades de cafeína (más de 500 mg por día)
tengan un ritmo respiratorio y cardíaco más rápido y que duerman menos durante los primeros días de vida (13).
Ácido Fólico
El ácido fólico es una vitamina B que ayuda a
prevenir los defectos congénitos relacionados con
el cerebro y la médula espinal (llamados defectos
del tubo neural). El ácido fólico es útil en la
prevención de estos defectos sólo si se toma
antes de la concepción y durante las primeras
semanas del embarazo. El folato es la forma
natural del ácido fólico que se encuentra en
ciertos alimentos.
Debido a que los defectos del tubo neural se originan durante el primer
mes de embarazo (antes de que muchas mujeres sepan que están
embarazadas) es importante que las mujeres tengan suficiente ácido fólico
en su organismo antes de la concepción. Es recomendable que todas las
mujeres en edad fértil tomen ácido fólico ya que aproximadamente la
mitad de los embarazos registrados en los Estados Unidos no son
planificados.1 Sin embargo, demasiadas mujeres no están obteniendo la
cantidad recomendada de ácido fólico a diario.
Los defectos del tubo neural más habituales son la espina bífida y la
anencefalia. La espina bífida, a menudo conocida como espina dorsal
abierta, afecta a la columna vertebral y, en ocasiones, a la médula espinal.
Los niños que tienen el tipo grave de espina bífida presentan cierto grado
de parálisis en las piernas y problemas de control de la vejiga e intestinos
y, a veces, problemas neurológicos y de desarrollo. La anencefalia es una
enfermedad fatal en la que el bebé nace con el cerebro y el cráneo
sumamente subdesarrollados.
Un estudio reciente sugiere que las mujeres que toman ácido fólico durante
al menos 1 año antes de quedar embarazadas pueden reducir su riesgo de
tener un bebé prematuro (antes de cumplidas las 37 semanas de
gestación) en la mitad.5 El estudio sugiere también que estas mujeres
pueden reducir su riesgo de tener un bebé muy prematuro (antes de
cumplidas las 32 semanas de gestación) en hasta el 70 por ciento. Los
bebés prematuros tienen más probabilidades de padecer complicaciones e
incapacidades permanentes, como retraso mental, parálisis cerebral y
pérdida de la visión, y aquellos que son muy prematuros corren el mayor
riesgo.
Una dieta saludable debe incluir alimentos fortificados con ácido fólico y
alimentos ricos en folato, la forma natural del ácido fólico que se encuentra
en los alimentos. Muchos productos a base de granos en los Estados Unidos
están fortificados con ácido fólico. Esto significa que se les ha añadido una
forma sintética (artificial) de ácido fólico. La harina, el arroz, las pastas, el
pan y los cereales enriquecidos son ejemplos de productos a base de
granos fortificados. La mujer puede consultar la etiqueta para saber si un
producto es fortificado. Entre las fuentes ricas en folato se encuentran las
verduras de hojas verdes, las legumbres, las naranjas y el jugo de naranja.
Muchos estudios han demostrado que la forma sintética del ácido fólico
ayuda a prevenir los defectos del tubo neural. El IOM, los Centros para la
Prevención y Control de las Enfermedades (Centers for Disease Control and
Prevention, CDC) y March of Dimes recomiendan que las mujeres que
pueden quedar embarazadas consuman 400 microgramos al día de la
forma sintética del ácido fólico.1,6 Para ingerir esta cantidad, las mujeres
pueden tomar una multivitamina o comer una porción de cereales que
contenga el 100 por ciento del valor diario recomendado de ácido fólico
(400 microgramos).1 La mayoría de las multivitaminas y unos 50 cereales
para el desayuno contienen esta cantidad en una sola porción.8 Otros
cereales contienen sólo el 25 por ciento de la cantidad recomendada. Se
recomienda a las mujeres consultar la etiqueta del envase del cereal para
saber qué cantidad de ácido fólico contiene.
Cuando la FDA estableció que los cereales deben enriquecerse con ácido
fólico, limitó la cantidad que debe añadirse debido a la preocupación de que
altos niveles de ácido fólico podrían enmascarar una deficiencia de vitamina
B-12.11 Este trastorno se denomina anemia perniciosa y se presenta
principalmente en las personas mayores. Las dosis muy altas de ácido
fólico (más de 1,000 microgramos al día) pueden corregir la anemia
producida por la deficiencia vitamínica pero no la deficiencia en sí, lo que
podría hacer que se retrasara el diagnóstico. Si se deja sin tratar durante
mucho tiempo, la deficiencia de vitamina B-12 puede producir daños
neurológicos irreversibles. A la fecha, las investigaciones no han
demostrado ningún riesgo de anemia perniciosa ni de otros efectos
adversos debido a los niveles actuales de enriquecimiento con ácido fólico.