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Mesianismo impolítico
Unpolitical messianism
ALFONSO GALINDO HERVÁS
Universidad de Murcia
RESUMEN. Este artículo examina la dimensión ABSTRACT. This article analyzes the political
política del concepto de mesianismo. Se sos- aspect of the concept of mesianism. It is held
tiene que el recurso a este concepto en ciertos that the resort to this concept in some contem-
filósofos contemporáneos, sobre todo Agam- porary philosophers, particularly Agamben, is
ben, es deudor de las tesis de Schmitt, Benja- debtor of Smith, Benjamin and Taubes’opi-
min y Taubes sobre el pensamiento paulino. nions about Paul’s thinking. From these pre-
Desde estas premisas, se examina la relevan- mises, it is examined the philosophical-politi-
cia filosófico-política del mesianismo a partir cal importance of mesianism from its question
de su cuestionamiento de todo nomos, justifi- of everything nomos, justifying its unpolitical
cando su carácter impolítico. El mesianismo character. The unpolitical messianism is the
impolítico es la antítesis de la teología polí- complete opposite of the political theology.
tica.
Palabras clave: mesianismo, teología, tiempo, Key words: messianism, theology, time, polit-
político, impolítico, ley, propiedad, comuni- ical, unpolitical, law, property, community,
dad, Schmitt, Benjamin, Taubes, Agamben. Schmitt, Benjamin, Taubes, Agamben.
del ejercicio del poder. Frente a ella, la mo (que a su vez la hereda de las
teología política relevante para aprehen- creencias apocalípticas judías) antes de
der la especificidad del Estado moderno fecundar la Modernidad 8. Dicha cons-
—es decir, aquella que permite estable- ciencia ha dado lugar tanto a una actitud
cer una continuidad entre Hobbes y política como a otra mística o impolítica
Schmitt—supone un soberano personal —pero ambas fundadas en la creencia en
no limitado en su decisión y en su obrar la finitud del tiempo. La primera, en su
por orden superior alguno, así como una declinación imperial-estatal, legitima el
situación de desteologización del pensa- orden como freno de la anomía mesiáni-
miento que demanda un nuevo objeto de ca; en su declinación revolucionaria, da
fe garante de las promesas y de la paz, a lugar a las diversas formas de milenaris-
la par que representante de una realidad mo y apocalipticismo, volcadas en la
trascendente: el Leviathan 3. contribución a la aceleración del final y
La revitalización schmittiana de la en los cálculos sobre el apocalipsis 9. La
teología política en el contexto de Wei- segunda, impolítica, posibilita aprehen-
mar responde a estas premisas, debiéndo- der otra serie de actitudes políticas funda-
se interpretar a partir del objetivo de ha- das en una comprensión del tiempo como
cer viable el orden en ausencia de funda- kairós, como irrupción imprevisible de la
mentos para él. Es esto lo que explica la discontinuidad —frente a la experiencia
dimensión representativa y decisionista del tiempo que nos induce (indica y pro-
del soberano. A propósito de éstas, es co- duce) el Estado—, sentando las bases
nocido que Schmitt recurrió a la analogía para un cuestionamiento integral de todo
entre conceptos teológicos y jurídico-po- nomos, que reclama una concepción de la
líticos para su empresa, pero también a la historia como realidad homogénea. Es la
habida entre la representación ejercida actitud que cabe rastrear tanto en la re-
por la Iglesia católica y la que debe ejer- cepción radicalizada de las tesis joaquini-
cer el soberano 4. Éste se legitima, ade- tas por los franciscanos espirituales,
más, por su capacidad para decidir un es- como en la influencia de éstas en las
tado de excepción y señalar un enemigo, obras de Ficino, Lutero y diversos grupos
lo que equivale a instaurar la normalidad antinomistas 10. Y todo ello sin dejar de
indispensable para la vida del derecho 5, mencionar las manifestaciones de mesia-
que de este modo evidencia su absoluta nismo impolítico —esto es, realizado y
contingencia y su dependencia de una an- cuestionador de la ley— en la historia del
tropología pesimista 6. Desde estas pre- judaísmo y del islam, vehiculadas en ten-
misas se entiende que la consciencia con- dencias místicas heréticas tales como la
temporánea de que lo mesiánico tiene cábala, el sabatianismo o el sufismo 11.
que ver con lo político se debe a Schmitt, Este breve boceto de una posible his-
buen lector de las cartas paulinas, que ca- toria del concepto político de mesianismo
racterizó (y legitimó) al Estado como ka- (o, mejor, del mesianismo en tanto que
techon, esto es, el que retrasa la parusía concepto político) puede servir para com-
(y sus consecuencias paralizantes, anó- prender el sentido de diversas filosofías
micas) 7. que actualmente retoman dicho concepto
Pero la propagación de la conscien- en su dimensión política. En efecto, el
cia de la dimensión política del evento concepto de mesianismo se muestra hoy,
mesiánico tiene su origen en las Cartas de en cierta literatura contemporánea, como
Pablo de Tarso, y está presente en la teo- concepto filosófico. Más aún: como con-
logía de los primeros siglos del cristianis- cepto políticamente relevante. Evidente-
mente, sus orígenes son confesionales, ju- legítima. Pero que, por ello mismo, ante
díos 12. Pero la actualidad de lo mesiánico él se abre una posibilidad que trasciende
trasciende su comprensión religiosa. Los dichos órdenes, que trasciende lo dado en
autores que se sirven de dicha categoría, y y por el tiempo cronológico infinitamen-
a los que aquí me referiré, desarrollan un te repetible. Una posibilidad que, sin ne-
uso aconfesional de la misma, defendien- cesidad de apelar a la fe, puede constatar
do igualmente su heterogeneidad respecto extremando la sensibilidad hacia deter-
de toda secularización programática. Más minadas experiencias de suspensión del
aún: en este concepto vehiculan un tipo de tiempo. De esta manera, el mesianismo
denuncia del poder político que incide jus- puede comprenderse como el resultado
tamente en los peligros implícitos en tal del esfuerzo por pensar la historia tras el
secularización. Es por esto que la poten- fin de la historia (y sin incurrir en una
cialidad política de lo mesiánico demanda nueva filosofía de la historia).
ser nombrada de manera que se muestre I.1. La dimensión política del me-
su distinción respecto de toda teología po- sianismo paulino. El interés de filósofos
lítica, tanto confesional como moderna. contemporáneos como Agamben, Zizek,
En consecuencia, en este artículo se pro- Badiou o Negri por las Cartas paulinas es
pone la expresión mesianismo impolítico herencia directa del análogo interés de
para subrayar justamente que lo implicado Carl Schmitt y Walter Benjamin. Un in-
en ella es un cuestionamiento ab integro terés que, de la mano de Taubes, se expli-
de todo ordenamiento jurídico-político a ca por la dimensión mesiánica —esto es,
partir de la experiencia mesiánica (que cuestionadora del nomos, impolítica— de
puede aprehenderse como una determina- las mismas, marginada a lo largo de la
da experiencia del tiempo) 13. La categoría historia del cristianismo 14.
de lo impolítico evidenciaría un intento de Como hemos visto, Schmitt subrayó
pensar la política más allá de toda idea de la importancia de 2 Tes 2, 7-9 para la
representación y de decisión, que, como comprensión del sentido del Estado. Para
vimos, constituyen los pilares de la teolo- Pablo, todo poder constituido es kate-
gía política moderna. chon, fuerza que retarda el desvelamiento
En este escrito sostendré la tesis de del «misterio de la anomía», que no es
que el mesianismo recoge la experiencia sino el misterio de la ilegitimidad sustan-
de la ausencia de sentido a la que se en- cial de todo ordenamiento en el tiempo
frenta hoy la filosofía. En esta medida, mesiánico, que en este sentido aparece
también alberga una respuesta para el como un verdadero «estado de excep-
hombre que ha apurado dicha experiencia ción». Tal consciencia mesiánica subya-
del sinsentido de las divisiones y jerar- ce como presupuesto de la teología políti-
quías, de las instituciones y reglas que lo ca de Schmitt, que adquiere su especifici-
rodean. La razón es que sólo un hombre dad a partir de la negación o totalización
así, justamente por haber experimentado del exceso mesiánico, del resto. Es dicha
tal nihilismo y ausencia de fundamentos, consciencia la que explica su apuesta ca-
puede aún, en verdad, esperar algo nue- tólica por la desactivación jurídico-esta-
vo, algo no previsto (en y por dichas divi- tal del elemento mesiánico y lo que éste
siones y jerarquías). Sólo un hombre así supone: la anomía, el caos. Pero tal pa-
puede medir su responsabilidad con una sión por el orden no implica olvidar que
exigencia que trasciende las normas esta- tal consciencia mesiánico-paulina señala
blecidas. El pensamiento mesiánico le su radical ilegitimidad y ausencia de fun-
dice a tal hombre que su experiencia es damentación. Ésta justifica el decisionis-
mos, el único tiempo real que tenemos, tanto en lo referente al carácter meramente
no tanto el final del tiempo cuanto el dilatorio (negativo) del pensamiento de
tiempo del final y, por ello, «la situación Derrida, cuanto por su pretendida lejanía
mesiánica por excelencia» 31. de él. En efecto, éste radicaliza la aporía
Lo decisivo de tal experiencia de de la promesa —como Agamben se de-
suspensión del tiempo cronológico, que sempeña con la figura de la ley y el estado
Agamben remite al poema, es que preten- de excepción, o con la representación del
de legitimar la esperanza y la revolución, tiempo; o como Blanchot hizo, de la mano
a la par que redimir las posibilidades del de Kojéve, con la del propio sujeto. En
pasado no realizadas, análogamente a lo concreto, localiza en el marxismo una pro-
que defiende Benjamin en las Tesis II y mesa heterogénea a todo programa, y
XVIIa. Al sugerir un afuera de la historia equivalente a una «estructura universal de
(evitando sustancializarlo), este pensa- la experiencia», puramente formal, posibi-
miento hace viable la posibilidad de un litadora de cualquier programa y, por ello,
cambio radical y de una espera que tras- su superación 37. La importancia de la es-
ciende lo que puede ofrecer el tiempo tructura performativa de la promesa de
previsible y calculable; permite, en suma, cara a aprehender la posibilidad de una
dotar de sentido la revolución 32. Junto a justicia más allá del derecho radica en que
ello, la recapitulación mesiánica es aná- ella muestra que el fundamento de la ley
loga al recuerdo mediante el que el pasa- es un acontecimiento que no puede perte-
do se torna posible 33. Para entender este necer al conjunto que él funda o justifi-
argumento es útil retomar una idea de Zi- ca 38. Análogo, por lo tanto, a la decisión
zek, quien, asumiendo que una perspecti- soberana en Schmitt, que crea derecho
va verdaderamente histórica (opuesta al siendo externa a él; pero análogo igual-
historicismo teleológico) no considerará mente a todas aquellas figuras con las que
el pasado como simplemente pasado Agamben indica la funcionalidad mesiá-
—sino albergando en sí su propia prome- nica del mero poder suspendido en sí, esto
sa histórica de una redención futura—, es, que no da lugar a acto alguno (ya que
sostiene que afirmar que el presente redi- toda forma es inadecuada): la enunciación
me el pasado no implica incurrir en el re- —en tanto que pura capacidad de pasar a
lativismo de que no existe una historia hablar y devenir sujeto, pero que no llega
pasada objetiva, sino algo más radical, a a serlo—, el singular cualsea —en tanto
saber: defender que no existe el propio que pura capacidad de adquirir una forma
presente, pues éste sólo puede concebirse de vida determinada, pero que no llega a
como resultado (también) de las poten- adquirirla—, el poder constituyente o
cialidades de futuro aplastadas, conteni- fuerza-de-ley —en tanto que pura capaci-
das en el pasado 34. dad de alumbrar poderes constituidos,
Agamben ha querido alejar su pensa- pero que no llega a alumbrarlos.
miento de los elementos de «espera inde- La promesa adquiere en Derrida el
finida o suspendida» que parecerían serle rango de situación mesiánica (como, en
afines y que, a su juicio, sí son evidentes cierto modo, lo es el tiempo restante o el
en la figura de «lo mesiánico sin mesianis- estado de excepción en Agamben), el lu-
mo» de Derrida 35. Pero, aun asumiendo la gar (atópico) donde se abren las posibili-
existencia del riesgo de incurrir en un pen- dades (en tanto que) irrealizables, inac-
samiento de la abstención o no implica- tualizables. ¿Implica todo ello una invita-
ción en la historia 36, las apreciaciones de ción a la pasividad, la desacreditación de
Agamben no parecen evidentes. Y ello la revolución? Es lo que piensa Haber-
(im)política de la comunidad que viene no-ser. Ese exceso, afín tanto a la estruc-
deba ser heterogénea a toda negatividad y tura de performatividad de Derrida tanto
a toda obra, a toda presencia y a todo pro- como a la violencia divina de Benjamin
yecto. —pero afín igualmente a lo implicado en
la decisión soberana de Schmitt—, que-
IV. El reto impolítico de lo mesiánico: rría ser nombrado por lo mesiánico.
una revolución pasiva contra La resistencia mesiánica, su insisten-
la secularización teológico-política cia en la inadecuación esencial del no-
mos, podría servir a la renovación del
Es el momento de ofrecer un argumento mismo. Aun sin olvidar que el diagnós-
sobre la relevancia filosófica en general, tico de inadecuación propuesto por el
y filosófico-política en particular, de este argumento mesiánico-impolítico la con-
pensamiento mesiánico. Desde las premi- sidera estructural y, por tanto, insupera-
sas de la historia conceptual de Kose- ble (por ello puede considerarse una es-
lleck, según las cuales los conceptos son tructura formal de la experiencia), no es
índices pero también factores de una épo-
menos cierto que el derecho vive del rea-
ca, habría que decir que el mero hecho de
juste permanente bajo la presión de situa-
que broten filosofías «de lo mesiánico»
ciones singulares refractarias a su inte-
puede entenderse como índice de una
gración, que obligan al desempeño de la
época y de sus políticas. Como ya señalé:
imaginación en la búsqueda de alternati-
la época de la conciencia generalizada de
vas. El carácter subversivo del concepto
la ausencia de sentido. Pero, ¿contribu-
yen ellas también a (la transformación de lo mesiánico estribaría justamente en
de) dichas políticas? ¿De qué forma? que pone nombre a la posibilidad de un
Hemos comprobado que la categoría resto jamás integrable. No sugiere tanto
de lo mesiánico incluye la sugerencia de una oposición entre lo constituyente y lo
otra modalidad de experiencia del tiempo constituido, cuanto una tensión que
y, en esta medida, cuestiona las figuras muestra la existencia de un afuera del de-
de la historia idealizada (progreso, eman- recho que puede iluminar ciertas praxis
cipación, etc.), así como todo nomos edi- subversivas (afines a ese uso-sin-derecho
ficado sobre ellas. Un derecho acabado o medieval).
cumplido sería un derecho que no con- Tal vez el rasgo más llamativo de
templa reserva o duda alguna acerca de este abstracto pensamiento impolítico sea
su adecuación (al ideal, a la justicia), re- su paralela heterogeneidad respecto de lo
duciéndose entonces a mera represión. social —evacuado como elemento rele-
En cierto modo, podría decirse que el me- vante en la argumentación—. Ello parece
sianismo es al derecho lo que la falsabili- coherente en un pensamiento que, como
dad a la ciencia: su criterio. En el caso de el de Agamben, remite la emancipación a
Agamben, la estrategia para evidenciar la la instalación en la posibilidad, esto es, a
estructural impropiedad de toda repre- la sustracción a todo acto, a toda for-
sentación (ya sea la del tiempo, ya la de la ma-de-vida-concreta. Coherente igual-
ley, el lenguaje o la comunidad) pasa por mente con un pensamiento que, de la
señalar el rol constituyente que en cual- mano de Benjamin, establece un jorismós
quier representación desempeña un exce- insuperable entre historia y política, por
so inabarcable por la misma, que por ello un lado, y redención, por otro. Coherente,
permanece como afuera legitimante- por último, con un argumento que, como
cuestionante: fuerza-de-ley, tiempo que el del italiano, cifra el valor de lo mesiá-
resta, comunidad que viene, poder no nico en la disolución de todas las divisio-
NOTAS
1 J. Rancière, El odio a la democracia, trad. I. tiempos históricos, trad. N. Smilg, Barcelona, Paidós,
Agoff, Buenos Aires, Amorrortu, 2006, pp. 135s. 1993, p. 37.
2 Según Schmitt, abanderado del teorema de la se- 8 Agamben argumenta que la modernidad es inse-
cularización, la imagen metafísica que hace de sí una parable de lo mesiánico señalando que Lutero tradujo
época tiene la misma estructura que su organización katargeín, término paulino que señala la suspensión
política. C. Schmitt, Teología política, en Estudios de la ley por y en el acontecimiento mesiánico, por
Políticos, trad. F. J. Conde, Madrid, Cultura Española, Aufheben, que significa tanto abolir como conservar, y
1941, p. 84. Blumenberg se opuso a los diagnósticos sobre el que Hegel funda su dialéctica. Cfr. G. Agam-
de «secularización» por considerar que implican la ile- ben, El tiempo que resta, trad. A. Piñero, Madrid,
gitimidad de lo moderno. Cfr. H. Blumenberg, Die Le- Trotta, 2006, p. 101.
9 Sobre el complejo tema del apocalipticismo me-
gitimität der Neuzeit, Francfort, Suhrkamp, 1988. So-
bre la polisemia del concepto, cfr. J.-C. Monod, La dieval, cfr. C. Carozzi y H. Taviani-Carozzi, La fin
querelle de la sécularisation. Théologie politique et des temps. Terreurs et phrophéties au Moyen Age, Pa-
philosophies de l’histoire de Hegel à Blumenberg, Pa- ris, Flammarion, 1999. En castellano, cfr. Á. Vaca Lo-
ris, Vrin, 2002. renzo, En pos del tercer milenio. Apocalíptica, Mesia-
3 Ello explica el diagnóstico de Voegelin sobre la nismo, Milenarismo e Historia, Ed. U. Salamanca,
teología política hobbesiana como un neo-gnosticismo 2000; J. L. Villacañas, «Acerca del uso del tiempo
inmanentista. Cfr. E. Voegelin, Nueva ciencia de la apocalíptico en la Edad Media», Isegoría, 37, 2007,
política, trad. J. E. Sánchez, Madrid, Rialp, 1968, pp. 81-96.
10 Como el del Libre Espíritu o el de los alumbra-
pp. 191ss, 208. En el mismo sentido, la schmittiana ha
sido vista como un pagano-cristianismo. Cfr. G. Meu- dos. Cfr. N. Cohn, En pos del milenio. Revoluciona-
ter, Der Katechon. Zu Carl Schmitts fundamentalistis- rios milenaristas y anarquistas místicos de la Edad
cher Kritik der Zeit, Berlin, Duncker & Humblot, Media, trad. R. Alaix, Madrid, Alianza, 1997, pp. 171,
1994. 198ss., 214ss, 234ss. Se cuestiona el mesianismo de
4 C. Schmitt, Teología política, op. cit., pp. 72s. los alumbrados y la tesis de Bataillon sobre su influen-
cia en A. Márquez, Los alumbrados. Orígenes y filo-
Tal recurso es origen de la polémica con Eric Peterson
sofía. 1525-1559, Madrid, Taurus, 1972.
(Der Monotheismus als politisches Problem, de 1935) 11 Cfr. M. Idel, Mesianismo y misticismo, trad. M.
y con Blumenberg, concretada en la publicación en
Eisenfeld, Barcelona, Riopiedras, 1994; Á. Alonso
1970 de Politische Theologie II. Igualmente, C.
(coord.), El mesianismo en el cristianismo antiguo y
Schmitt, Catolicismo y forma política, trad. C. Ruiz,
en el judaísmo, Ed. U. Valladolid, 2000. Sobre el ca-
Madrid, Tecnos, 2000.
5 C. Schmitt, Teología política, o. c., pp. 35, 44s.
rácter mesiánico y antinómico del sabatianismo del si-
glo XVII, cfr. J. Taubes, «La controversia entre ju-
6 C. Schmitt, El concepto de la política (en Estu-
daísmo y cristianismo», en Del culto a la cultura, trad.
dios políticos, o. c.), pp. 111s, 141, 148, 167s. S. Villegas, Buenos Aires, Katz, 2007, pp. 96-99.
7 C. Schmitt, El nomos de la tierra, trad. D. Schi- 12 En las obras de Cohen, Rosenzweig, Benjamin,
lling, Granada, Comares, 2002, pp. 22-26, 54. Kose- Scholem, Buber, Bloch, Strauss, Hans Jonas, Lévinas
lleck ha demostrado el fin del rol katechóntico del o Arendt, el concepto armoniza la presencia del pasa-
Estado a partir de la Revolución Francesa. Cfr. R. Ko- do con un futuro irreductible al desarrollo de lo que
selleck, Futuro pasado. Para una semántica de los existe. Cfr. P. Bouretz, Témoins du futur. Philosophie
et messianisme, Paris, Gallimard, 2003, pp. 87-90, to, no entiende la situación humana, que es finita, y,
947ss. como finita, tiene que cortar, o sea, que decidir». Ibid.,
13 Sobre lo impolítico, cfr. R. Esposito Categorías pp. 169, 195.
de lo impolítico, Madrid, Katz, 2006; «Impolitico», en 25 «La Carta a los Romanos es una teología políti-
R. Esposito y C. Galli (ed.), Enciclopedia del pensiero ca, una declaración política de guerra a los césares».
politico, Roma, Laterza, 2000. Ibid., p. 31.
14 Cfr. G. Agamben, El tiempo que resta, op. cit., 26 «El imperator no es el nomos, sino el clavado
p. 13. Sobre las razones del rechazo judío de Pablo, por el nomos a la cruz. Es una enormidad en cuya
cfr. J. Taubes, «La controversia entre judaísmo y cris- comparación son nada todos los aprendices de revolu-
tianismo», op. cit., pp. 87-99; «Il buon Dio sta nel det- cionario. Esta inversión de los valores pone patas arri-
taglio. Gershom Scholem e la promessa messianica», ba la teología judeo-romana-helenística de las altas es-
en J. Taubes, Il prezzo del messianesimo. Lettere di feras, o sea, toda esa mezcolanza que es el helenismo.
Jacob Taubes à Gershom Scholem e altri scritti, a Cierto que Pablo sigue siendo universal, pero lo es por
cura di E. Stimilli, Macerata, Quodlibet, 2000, el ojo de la aguja del Crucificado, lo que quiere decir:
pp. 34s. Sobre la relevancia del mesianismo paulino la inversión de todos los valores de este mundo. Lue-
en los autores mencionados, cfr. J.-C. Monod, «Des- go en absoluto el nomos como summum bonum. Se
tins du paulinisme politique: K. Barth, C. Schmitt, J. trata, pues, de una carga política que es puro material
Taubes», Esprit, 2003, pp. 113-124. explosivo». Ibid., p. 39.
15 J. Taubes, «Lettere di Jacob Taubes a Gershom 27 J. Taubes, «El mesianismo y su precio», en J.
Scholem» en Il prezzo del messianesimo, op. cit., Taubes, Del culto a la cultura, op. cit., pp. 46s.
pp. 135s. También Agamben sostiene el carácter pau- 28 Sobre el carácter inoperativo de la comunidad
lino de las Tesis benjaminianas. Cfr. G. Agamben, El mesiánica paulina según Taubes, cfr. E. Stimilli, «Il
tiempo que resta, op. cit., p. 140. messianesimo come problema politico», en Il prezzo
16 Sobre los vínculos entre milagro y dictadura en del messianesimo, op. cit., p. 185. También para Ba-
Donoso y excepción y revolución en Benjamin, cfr. J. diou el universalismo paulino se funda en la liberación
Mayorga, Revolución conservadora y conservación de la ley implicada en el acontecimiento mesiánico.
revolucionaria, Barcelona, Anthropos, 2003, pp. 189- Cfr. A. Badiou, San Pablo. La fundación del universa-
196. lismo, trad. D. Reggiori, Barcelona, Anthropos, 1999,
17 G. Agamben, Estado de excepción, trad. A. Gi- pp. 6, 90s.
meno, Valencia, Pre-Textos, 2004, pp. 79-95. 29 E. Lévinas, Totalidad e infinito, trad. D. E. Gui-
18 E. Stimilli, Jacob Taubes. Sovranità e tempo llot, Salamanca, Sígueme, 1977, pp. 292ss.
messianico, Brescia, Morcelliana, 2004, p. 260. 30 Sobre los vínculos entre neorromanticismo y
19 Sobre la influencia de la idea de redención de mesianismo benjaminiano, cfr. A. Lucas, op. cit.,
Rosenzweig y la del instante de la decisión de pp. 134ss.; M. Löwy, Walter Benjamin: aviso de in-
Eckhart, Kierkegaard y Schmitt en la noción benjami- cendio, trad. H. Pons, Buenos Aires, FCE, 2002,
niana de tiempo, especialmente evidente en las Tesis pp. 11-36.
III, V-VII, XIV, XV y XVIII, cfr. A. Lucas, Tiempo y 31 G. Agamben El tiempo que resta, op. cit.,
memoria, Madrid, F. I. M., 1995, pp. 57, 73, 79. Cito pp. 13, 17, 68, 72. La metáfora del pliegue usada por
las Tesis sobre la historia por R. Mate, Medianoche en Bensussan —y antes por Deleuze— pretendería nom-
la historia, Madrid, Trotta, 2006. brar esta no homogeneidad o inadecuación del tiempo
20 J. Taubes, «Walter Benjamin ¿un marcionita sin caer en dualismo. Cfr. G. Bensussan, Le Temps
moderno?» en Il prezzo del messianesimo, op. cit., messianique. Temps historique et temps vécu, Paris,
pp. 58ss. Vrin, 2001, pp. 8-10, 158s.
21 Por ejemplo, en las Tesis XI, XIII, XIV, XVI y 32 Se subraya esta virtud en J. Benoist y F. Merli-
XVIII. Cfr. J. Taubes, «Le Tesi di filosofia della storia ni, «Révolution et messianité. L’histoire et les figures
di Walter Benjamin», en Ibid., pp. 76s., 98. de l’au-delà», en J. Benoist y F. Merlini, Une histoire
22 J. Taubes, La teología política de Pablo, trad. de l’avenir. Messianité et Révolution, Paris, Vrin,
M. García-Baró, Madrid, Trotta, 2007, pp. 85-89. Un 2004, pp. 7-12.
nihilismo también presente en la comprensión de la 33 G. Agamben, El tiempo que resta, op. cit.,
historia como cúmulo de ruinas en El origen del dra- pp. 78, 81.
ma barroco alemán. 34 S. Zizek, El frágil absoluto, trad. A. Gimeno,
23 Ibid., pp. 79s., 101, 119. Desde estas premisas, Valencia, Pre-Textos, 2002, pp. 117s.
Blumenberg reduciría la legitimidad a legalidad. 35 G. Agamben, El tiempo que resta, op. cit.,
24 «Los dos tenemos en común la experiencia del pp. 102-104. Sobre la relación de lo mesiánico y la es-
tiempo y la historia como plazo, como plazo perento- pectralidad en Derrida, cfr. W. Hamacher, «“Lingua
rio. Y ésta es en su origen una experiencia cristiana de amissa”: el mesianismo del lenguaje de la mercancía y
la historia» (...) el problema del tiempo es un proble- los Espectros de Marx de Derrida», en M. Sprinker
ma moral, y el decisionismo significa decir que nada (ed.), Demarcaciones espectrales, trad. M. Malo et
dura sin fin. (...) Y quien lo niega es inmoral; en efec- alia, Madrid, Akal, 2002, pp. 200ss.
pp.15, 23, 32, 42, 65s. Se remite la comparación del 62 (referencia a Rm 11, 1-26). Ya Rosenzweig remitió
pensamiento de Agamben con el de Derrida a la alter- la funcionalidad del resto a su capacidad para salvar la
nativa entre ontología y ética en A. Thurschwell, posibilidad de advenimiento de un acontecimiento, de
«Agamben’s Critique of Derrida», en A. Norris, Poli- una novedad auténtica. Cfr. G. Bensussan, «Le der-
tics, Metaphysics, and Death. Essays on Giorgio nier, le reste...», en VV.AA., Judéités, o. c., p. 46.
51 G. Agamben, El tiempo que resta, o. c., p. 39;
Agamben’s Homo Sacer, Duke U. P., 2005,
pp. 173-197. La comunidad que viene, o. c., p. 54. Me permito re-
43 G. Agamben, El tiempo que resta, op. cit., mitir al capítulo que le dedico en Política y mesianis-
pp. 32s., 42. Igualmente, cfr. G. Agamben, Homo sa- mo. Giorgio Agamben, Biblioteca Nueva, Madrid,
cer, op. cit., pp. 76ss.; «El Mesías y el soberano», en 2006.
52 Es tal vez lo que Rancière ha denominado «vi-
La potencia del pensamiento, trad. F. Costa y E. Cas-
tro, Barcelona, Anagrama, 2008, p. 265. raje ético de la estética y la política». Cfr. J. Rancière,
44 G. Agamben, El tiempo que resta, op. cit., El viraje ético de la estética y la política, trad. M. E.
p. 105. Tijoux, Santiago de Chile, Palinodia, 2005, p. 22.
45 Sobre los vínculos entre Schmitt, Benjamin y 53 R. Koselleck, Los estratos del tiempo: estudios
Agamben a propósito de la definición de soberanía, sobre la historia, trad. D. Innerarity, Barcelona, Pai-
cfr. W. Rasch, «From Sovereign Ban to Banning So- dós, 2001, pp. 115-133.