Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Instituto
de Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile. Pp.19-33.
MASACRE DE NANJING.
INTRODUCCIÓN.
Sin lugar a dudas, uno de los periodos más importantes y latentes de la historia
contemporánea del Asia Pací fico fue la expansión imperialista de Japón desde fines del siglo
XIX. Al parecer, el sincretismo alcanzado por la influencia occidental, se significó en la
combinación de la tecnología y la táctica de los foráneos, con las particularidades propias de una
sociedad por muchos siglos militarizada. En este proceso, Japón hizo gala de su creencia como
una sociedad superior que debí a cumplir la misión de educar a los inferiores en un camino
virtuoso. En el presente caso de análisis, esos “otros” fueron el pueblo chino, en particular, los
habitantes de Nanjing, capital de la República de China (1911-1949), quienes sufrieron la
implacable crueldad del ejército imperial. La Masacre de Nanjing (南京大屠杀nánjīng
dàtúshā), como se conoce a este acontecimiento en China1, no significótan sólo la destrucción
de la capital de la República de China en tiempos de guerra, sino también el destierro de la
dignidad humana, donde la ejecución a sangre fría, la violación de niñas, adultas y ancianas, la
tortura y la extorsión eran ley. Esto no sólo conllevóun exilio físico, un inmenso movimiento de
masas desde Nanjing hasta Wuhan2 y posteriormente a Chongqing, sino también un destierro
psicológico de la dignidad que, pulverizada por la resignación, el temor y la frustración,
constituye hoy uno de los pilares fundamentales de la identidad construida en China.
El destierro, tal como plantea Silvia Jensen, no constituye tan sólo la expulsión del
individuo de su historia y un desgarro para el país. Cuando algunos ciudadanos son colocados al
1
Otras conceptualizaciones sobre el asunto son: “la violación de Nanjing”, presente en la esfera
occidental, o “el incidente de Nanjing”, masificado en la academia japonesa. En el presente trabajo se
utiliza prioritariamente la conceptualización de Masacre, en consecuencia de ser una de las más
utilizadas y reconocidas en el mundo. v. Askew, David. “The Nanjing Incident: Recent research and
trends”. En: Electronic Journal of Contemporary Japanese Studies [En Línea]. 4 de abril de 2002.
Revisado en: 15 de Julio de 2010. Disponible en:
http://www.japanesestudies.org.uk/articles/Askew.html
2
En publicaciones antiguas, puede leerse que la primera movilización del gobierno de la República de
China fue de Nanjing a Hankou o Hankow, lo cual es correcto, ya que hoy en dí a se comprende que
Hankou, junto a Wuchang y Hanyang conforman las 3 partes de Wuhan, la capital de la provincia de
Hubei. V. Travel China Guide. Wuhan History. En Lí nea. Revisado en 15 de Noviembre de 2010.
Disponible en: http://www.travelchinaguide.com/cityguides/hubei/wuhan/
“borde de la historia”, la exterioridad geográfica y el desplazamiento fuera de los límites del
Estado que son expresión y consecuencia de una derrota polí tica, sancionan también una
expulsión simbólica que perpetua el exilio más alláde los cambios políticos-institucionales o
viajes de retorno individuales o grupales3. De esto se sigue la trascendencia del destierro en los
pueblos, que se configura, por un lado, como consecuencia de la movilización fuera de los
horizontes conocidos, y, por otro, como una exoneración simbólica, que se presenta por la
destrucción de orden, por la humillación,la injusticia y la violencia que coinciden en un
momento y un espacio histórico. Jorge Domingo Cuadriello ha señalado que “el estudio del
exilio es un viaje por el mundo de la dignidad”4, y es precisamente aquello lo que se busca
destacar en este trabajo. El destierro, es decir, la separación del sujeto de su realidad -física o
simbólica-, es, ante todo, una violación de su dignidad, del respeto que le merece la pertenencia
y el reconocimiento. Es un quiebre con su identidad y su modo de ser. En el caso de Nanjing,
fue la huida hacia otros territorios con otras dinámicas sociales, a la vez que el cambio del orden
en el propio territorio. La invasión japonesa trajo consigo la humillación, la aculturación y un
nivel de violencia que despojóa los habitantes de las ciudades ocupadas de toda integridad.
3
Jensen, Silvia I. Suspendidos de la historia/exiliados de la memoria. El caso de los argentinos
desterrados en Cataluña (1976-...). Tesis doctoral dirigida por Dr. Josep Marí a Solé i Sabaté.
Departament d'Història Moderna i Contemporània, Facultat de Filosofia i Lletres, Universitat
Autònoma de Barcelona, 2004. 30.
4
Cuadriello, Jorge D. El Exilio Republicano Español en Cuba. Siglo XXI Editores, Madrid, 2009.XVII.
5
Para una revisión general de este debate, v. Askew, David. Op. Cit.; también v. Fogel, Joshua. “The
Nanjing Massacre in History and Historiography”. University of California Press, California, 2000.
durante una década, y motivó que naciones particularmente desfavorecidas enarbolaran las
banderas del nacionalismo filo-fascista (Alemania, Italia, Japón) e impulsaran una polí tica
expansionista. Tal como ha afirmado el lingüista y ensayista norteamericano Noam Chomsky,
desde su particular visión crí tica e irónica, “el interés de Mussolini por las 'poblaciones
liberadas' de Etiopía no era menos fervoroso. Lo mismo pasaba con los objetivos de Japón en
Manchuria y el norte de China y con sus sacrificios en la creación de un 'paraíso terrenal' para
esos sufridos pueblos y en la defensa de sus gobiernos legítimos de los 'bandidos' comunistas.
Nada más conmovedor que la 'sublime responsabilidad' japonesa de fundar un 'Nuevo Orden' en
1938 para 'asegurar la estabilidad permanente de Asia Oriental' basada en la 'ayuda mutua' de
Japón, Manchuria y China en 'los campos polí ticos, económico y cultural', en 'la defensa
conjunta contra el comunismo' y en el progreso cultural, económico y social”6.
6
Chomsky, Noam. Hegemoní
a o supervivencia. Editorial Norma. Bogotá. 2004. 71.
7
Fairbank, John King. China, una nueva historia. Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1996. 377.
8
Bai Shouyi (ed.). An outline history of China. Foreign Language Press, Beijing, 2008. 605.
9
Ibí
d. 605
10
Chang, Iris. The rape of Nanjing, the forgotten holocaust of World War II”. Penguin Books, New
York, 1997. 19.
imagen que Chang nos muestra es bastante clara: “para finales del siglo XIX, Japón estaba listo
para flexionar sus músculo, probando su nuevo poderí o contra sus vecinos asiáticos. En 1876 el
gobierno Meiji despachóa Corea una fuerza naval de dos artilleros y tres transportistas y forzó
al gobierno coreano para firmar un acuerdo comerciar -un movimiento que recuerda
inquietantemente a lo que Perry había hecho con Japón”11. En consecuencia, después de Corea
se preparaba la históricamente ansiada invasión de China, bajo la misma lógica de dominación.
El historiador chino Sun Zhaiwei es bastante claro y preciso al señalar la ruta que siguió
la invasión japonesa hasta el asalto de Nanjing: “El principio [de la invasión de Japon a China]
puede ser rastreado hasta poco después de la Restauración Meiji, cuando las fuerzas japonesas
invadieron Taiwan en 1874, este fue seguido por la Guerra Sino-Japonesa (1894-1895), el
incidente de Jinan (1928), y el Incidente del 18 de Septiembre (1931). Finalmente, el 7 de Julio
de 1937, Japón comenzó su invasión a gran escala de China, desde Pingjin a Songhu y
últimamente a la capital, Nanking” 12. De todos estos eventos, es fundamental destacar el
“Incidente del 18 de septiembre”, debido a que es el primer gran paso que dio el ejército japonés
en su avance hacia la capital de la República de China.
La noche del 18 de septiembre de 1931, las tropas japonesas dinamitaron las líneas
ferroviarias de Liutiaohu, en la provincia de Liaoning. En lo sucesivo, comenzaron a realizar
ataques al Cuartel de Mando del Ejército Chino del Nordeste y a Shenyang, capital de la
provincia de Liaoning. El llamado “Incidente del 18 de septiembre” (“九一八”事变“jiǔyībā”
shìbiàn), vio el amanecer con la ciudad totalmente ocupada por las tropas niponas. Entre tanto,
Jiang Jieshi (Chiang Kai-Shek) daba órdenes al Comandante del Ejército del Nordeste, Zhang
Xueliang, de no oponer resistencia para no empeorar la situación, ya que el Partido Comunista
constituía su principal preocupación. La decisión del líder del Guomingdang desembocó en la
consolidación del poder japonés en el 'Manzhouguo' (Manchuria), convirtiendo a Puyi, el último
emperador de la dinastí a Qing, quien había abandonado el trono hacía mucho tiempo, en
emperador tí tere13. En palabras del destacado sinólogo francés, Jacques Gernet, “tanto por la
amenaza que constituía para el régimen de Chiang Kai-shek como por las consecuencias que
tendría sobre la vida polí tica china, la invasión de Manchuria por las tropas japonesas merece
ser considerada como el acontecimiento más importante de este período de la historia de
China”14. No puede ser de una envergadura menor, en consideración de que la conquista de la
región nordeste de China impulsó cuantiosamente el potencial productivo del Japón, lo cual
permitiódisponer de recursos frescos para el sustento y ampliación de la guerra.
El avance de las tropas japonesas por China logró poner en jaque a la resistencia y la
sustentabilidad económica de la República misma. Según datos entregados por Sun Zhaiwei, el
total de bajas chinas entre el combate de Lüshun, el “Incidente de Jinian” (1928), el “Incidente
de 18 de septiembre” (1931) y el “Incidente del 7 de julio” (1937), fue de 66.607 personas, entre
civiles y militares, alcanzando un costo económico sobre los 20.030.000.000 yuanes. Estas
cifras nos indican que, si bien es posible comprobar la resistencia china al avance japonés, la
política de primacía de la vía diplomática desarrollada por Jiang Jieshi, al menos hasta el
incidente del Logouqiao (Puente Marco Polo, suceso también conocido como el “Incidente del 7
de Julio” - “七七”事变 “qīqī”shìbiàn), cuando “el Gobierno Nacional vaciló en su actitud sobre
11
Ibí
d. 23.
12
Sun Zhaiwei. “Causes of the Nanking Massacre”. En: Fei Fei Li; Sabella, Robert & Liu, David.
Nanking 1937: Memory and healing. East Gate Book, New York, 2002. 35.
13
Liu Zepeng 刘泽彭. 中国历史常识 Zhōngguó lìshǐ chángshì. Sinolingua, Beijing, 2009. 213.
14
Gernet, Jacques. El mundo chino. Editorial Crí
tica, Barcelona, 2005. 562.
el incidente y adoptó una polí tica de 'ni sumisión ni agravio'”15, permitió la entrega de vastas
extensiones territoriales al Japón con una relativamente baja cantidad de muertos, pero a un
costo económico altísimo. En consecuencia, cuando el Imperio del Sol Naciente se dispuso dar
un golpe estratégico a la República de China, Shanghai y Nanjing fueron los dos puntos
determinantes. Por un lado, Shanghai era uno de los principales puertos chinos, a partir del cual
se lograban altísimas entradas que permití an, entre otras cosas, sustentar la guerra; y por otro,
Nanjing era la capital de la República. En términos estratégicos, se sostení a que la caída del
centro económico debilitarí a poderosamente a las fuerzas enemigas y que, por tanto, la caída del
centro político sería el punto gravitante para la rendición del país.
15
Bai Shouyi, Op. cit. 606.
16
Caraballo, Ciro. “La memoria de la muerte como patrimonio colectivo”. En: Argos. Vol. 25, nº49,
2008. 85.
17
Bai Shouyi. Op. cit. 613.
18
Grecko, Témoris. “El genocidio olvidado de Nanjing”. En: Life & Style. Enero 2007. 79.
19
Chang, Iris. Op. cit. 102. Las cifras consideran las acciones acaecidas en la ciudad más sus seis
distritos periféricos. Para una revisión general respecto de esta polémica, v. Askew, David. op. cit. En
Línea.
madre dijo que al ser violada, el soldado se molestópor el llanto de su bebé, le puso un edredón
en la cabeza para asfixiarlo y poder terminar su asunto en paz... Unos 50.000 soldados quedaron
sueltos por más de un mes en una orgía de violación, asesinato y saqueo que no tiene igual en
tiempos modernos” 20 . Más allá de los motivos y/o justificaciones posibles de estos actos,
juzgados por los Tribunales Militares de Tokio y Nanjing, lo que se busca evidenciar en este
trabajo es la emergencia de una consciencia socio-polí tica, cuya memoria rescatada, construida,
resulta determinante a la hora de comprender las relaciones entre los Estados chino y japonés.
Una consciencia del dolor, de la muerte, de la humillación y del destierro, significados en un
sentir nacional y en una alteridad socio-política.
LA HUIDA O LA RESIGNACIÓN.
La guerra trae todo tipo de cambios en una sociedad, especialmente en las más abatidas.
La economía se vuelve inestable, el pánico inunda las ciudades y, frente a la amenaza de un
poderoso enemigo, a los habitantes de Nanjing sólo les quedaron dos alternativas: huir y dejar
todo atrás, o quedarse e intentar sobrevivir. En contextos de guerra, ambas decisiones son
complicadas: por un lado, dejar el hogar, con la incertidumbre del retorno y de la recuperación
de lo dejado; y, por otro, quedarse y resignarse a una lucha en franca desventaja.
Los que pudieron huir, huyeron, y es asícomo las multitudes se agolpaban en el escape
a Chongqing: “millones de personas llegaban al interior desde la costa, abandonando sus
hogares y ciudades, arrastrándose a través de las montañas y cruzando ríos, huyendo de la
matanza en masa, en una invasión incomprensible de un enemigo incomprensible”21. En cifras
estimables, Gernet señala que en el transcurso de seis meses, la nueva capital pasa de 200.000
habitantes a más de un millón.22 Estos auto-exiliados no tan sólo rompieron el vínculo fí sico y
cultural que les ataba a su antigua ciudad, a la vida de una ciudad-capital, a la arquitectura
propia de un tesoro de la dinastí a Ming, sino también el vínculo con su propia identidad. En la
huida se perdía todo, la familia quedaba desterrada de su condición social, de sus privilegios, de
su propia integridad por la pérdida de uno de sus miembros, de su dignidad por la calamidad
vivida. No importaba quién se hubiese sido; al fin y al cabo, en las incomodidades de una
ciudad colapsada por bocas que alimentar, muchos debían dormir bajo las estrellas, vestir con
ropajes de fenecidos, comer migas peleadas con los ratones y ser testigos del temor y la muerte,
que nunca permitían ser olvidados. Sin embargo, tal como señala el ensayista y literato chino
Lin Yutang, “la rabia silenciosa y reconcentrada de cuatrocientos cincuenta millones de personas
debe ser una inmensa fuerza histórica, y esto puede tener alguna relación con el heroísmo de
nuestros soldados y el espíritu y la unidad de la nación”23, dando el testimonio de que, en el
seno de estos migrantes, una vez que se asumía la depresión sobre Nanjing, no quedaba más que
abocarse a la guerra, a la lucha por la dignidad desterrada. En su relato nos muestra cómo “casi
no se veí an refugiados en las calles, por haber marchado al interior, la mayor parte por sus
propios medios, con los parientes que tení an en las provincias. Ahora, en su lugar, Hankow
[Wuhan] veí a todos los dí as pasar ejércitos y pertrechos de guerra con destino al frente, y al
transporte de maquinaria para las fábricas, río arriba. Todos los días zarpaban vapores llevando
refugiados, estudiantes y profesores, y equipo industrial por el río, hacia Chunking
20
Snow, Edgar. “Scorched Earth” (1941). Citado en: Grecko, Témoris. Op. cit. 84
21
Lin Yutang. Una hoja en la tormenta. Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1985. 210.
22
Gernet, Jacques. Op. cit. 564.
23
Lin Yutang. Op. cit. 276.
[Chongqing]”24. Es en estos espacios de albergue desde donde se retoman las fuerzas que nutren
los frentes, donde se trata a los heridos, donde se ora, se conversa y se solidariza. Son nuevos
espacios de convergencia (de experiencias, de nacionalidades, etc.), que permiten conocer
distintas realidades, nutrirse del “espíritu nacional” de acción, lo cual se traduce en un espacio y
tiempo de socialización y unidad bajo el contexto de la guerra, que impulsa el retorno, la lucha
contra el destierro físico. En consecuencia, a través de la migración forzada, es posible
visualizar la configuración de dos espacios, uno de pérdida, nostalgia e incertidumbre, y otro de
solidaridad, optimismo y acción25.
En otro plano, están los que se quedaron. Tras la ocupación del 13 de diciembre de 1937
siguieron seis semanas de tortura, asesinatos y violaciones masivas de civiles chinos. En
palabras de Iris Chang, “los Japoneses sistemáticamente a los habitantes de la ciudad mientras
revisaban casa a casa en búsqueda de soldados chinos en Nanking. Pero también masacraron a
los chinos de los suburbios cercanos y la campiña. Los cuerpos se apilaban afuera de las
murallas de la ciudad, a lo largo del río (que literalmente se tornórojo de sangre), en estanqyes
y lagos, y por cerros y montañas”26. Es asícomo se llenaban páginas de diarios, artículos de
periódicos y archivos fotográficos que relataban el dolor de Nanjing. El periódico británico
“The Times” titulaba un artículo del 18 de septiembre de 1937, “Terror en Nanking, saqueo y
asesinato: La brutalidad del conquistador”. En él se relataba que “hombres jóvenes que podrían
haber sido soldados y varios agentes de la policía eran reunidos en grupos de ejecución, como se
comprobó con los cuerpos vistos posteriormente acumulados en pilas. Las calles estaban
cubiertas de cadáveres, incluso de inofensivos ancianos”27. En este contexto surge la iniciativa
de los extranjeros avecindados en Nanjing, quienes conforman la Zona Internacional de
Seguridad, a fin de proteger a los habitantes. Sin embargo, la hostilidad del Ejército Imperial
Japonés no respetódel todo el convenio. Al respecto, el testimonio dejado por el diario de John
Rabe resulta de gran importancia. El “Buen Alemán de Nanjing” –como se titula la publicación
de su diario-, presidente del ComitéInternacional de extranjeros en la ciudad, escribióuna carta
a las autoridades japonesas, donde señalaba que “¡los 27 extranjeros en la ciudad en ese
momento [de la invasión] y nuestra población china estaban totalmente sorprendidos por el
reino de asalto, rapiña y asesinato iniciado por sus soldados en el día 14! ¡No encontramos a una
simple patrulla japonesa […]! ¡Ayer, a plena luz del día, un grupo de mujeres del Seminario
fueron violadas en la mitad de una gran habitación llena de hombres, mujeres y niños! Los 22
occidentales no podemos alimentar a 200.000 civiles chinos y protegerlos noche y día. […] Si
usted puede otorgarles protección, ¡nosotros podemos ayudar a alimentarlos!. Si este proceso de
terrorismo continúa, será cercano a casi imposible localizar a los trabajadores para hacer
funcionar los servicios esenciales” 28 . El testimonio de Rabe es vital para comprender el
problema central del presente trabajo, ya que el terror, la humillación, la resignación, la cualidad
común de un grupo social victimizado, son elementos catalizadores de una fuerza movilizadora
de gran poder -como hace notar Lin Yutang-, del nacionalismo.
Las guerras no se ganan sólo con heroísmo y espíritu de unidad nacional; la posibilidad
de dar vuelta un escenario desfavorable radica en tres elementos concretos: organización,
24
Ibí
d. 276-277.
25
Sobre el exilio como espacio de pérdida y solidaridad, v. Jensen, Silvia I. Op. Cit. 69.
26
Chang, Iris. Op. cit. 46.
27
The Times. “Terror in Nanking, looting and murder: The conqueror’s brutality. Londres. 18 de
diciembre de 1937. 12.
28
Rabe, John citado en Chang, Iris. Op. cit. 118. La cursiva es nuestra.
estrategia y fuerzas efectivas29. En esto, el Partido Comunista de China jugóun rol fundamental,
a partir de donde surge gran parte de su legitimidad y proyección. En 1937, el Guomingdang
(GMD) logra un acuerdo con el Partido Comunista de China (PCCh) para enfrentarse juntos
contra las fuerzas japonesas, transformando al Ejército Rojo del noreste en el VIII Ejército de
Ruta, contando con la dirección de los audaces generales comunistas Zhu De, Peng Dehuai y Ye
Jianying; para septiembre se constituí a el Frente Único Nacional Antijaponés. La extensión,
estrategia y versatilidad combativa de las fuerzas comunistas fueron tremendamente eficaces,
por lo que se ganaba la confianza de la población con cada victoria alcanzada30. En este
contexto Mao Zedong escribióel libro Sobre la Guerra Prolongada, donde planteaba el carácter
del enfrentamiento contra las fuerzas niponas. En el texto, Mao enfatiza que “los requisitos
fundamentales para la victoria China sobre el Japón son la unidad nacional, los progresos en
todos los aspectos, en una escala diez, cien veces mayor que en el pasado”31, lo que sugiere el
peso gravitante del nacionalismo como fuerza impulsora del espíritu de lucha. Ahora bien, tal
como se ha planteado, este nacionalismo no sólo es consecuencia de una creación histórica del
aiguo (爱国“amor a la patria”) -compuesta por 56 etnias-, sino que, en símismo, se potencia en
la dicotomía conquistado/conquistador, donde los sujetos “subalternizados”, o más bien,
desterrados de su dignidad o condición identitaria, toman consciencia de sí y para sí,
permitiendo aunar sus esfuerzos libertarios en una acción dirigida por un núcleo orgánico que se
legitimaba no sólo en los aspectos político-ideológicos y militares, sino también en los socio-
culturales.32
En consecuencia, Lin Yutang nos daba una pista clave cuando hablaba de la
concentración de la rabia de cuatrocientos cincuenta millones de personas como una fuerza
histórica, constituyente del heroísmo de los soldados y del espíritu y unidad de la nación. Se
afirmaba con fuerza en que “nuestra nación, la nación china, tiene coraje para combatir al
enemigo hasta la última gota de sangre, determinación para recobrar con sus propias fuerzas
todo cuanto ha perdido, y capacidad para levantarse sobre sus propios pies entre las demás
naciones”33. Esa nación que invocan tanto Lin Yutang como Mao Zedong, es una sociedad
heterogénea, pluricultural, plurilingüística34. Lo que se convoca es lo trascendente a los chinos,
el espíritu de unidad, de osadía, de perseverancia. En definitiva, indudablemente, gran parte del
nacionalismo contemporáneo y de la legitimidad del Partido Comunista, surge de esta premisa y
en este contexto, lo cual se proyecta en la política internacional del Gobierno chino, y,
claramente, establece una tensión permanente con el Japón.
29
Clausewitz, Karl Von. De la guerra. Editorial Agebe y Terramar Ediciones, Buenos Aires, 2005. 71
30
Gernet, Jacques. Op. Cit. 564.
31
Mao Tse Tung. “Sobre la guerra prolongada (Mayo de 1938)”. Selección de Escritos Militares.
Ediciones en Lenguas Extranjeras. Beijing. 1967. 287.
32
Sobre los aspectos socio-culturales del socialismo chino y su incidencia en la época de transición
Imperio-República-Socialismo, v. Rojas, Robinson. La guardia roja conquista China. Ediciones ML.
Santiago de Chile. 1968. Una segunda visión puede encontrarse en Snow, Edgar. China: La larga
revolución. Editorial Alianza. Madrid. 1974; este último más centrado en el proceso de la Revolución
Cultural.
33
Mao Tse Tung. “Sobre la táctica de la lucha contra el imperialismo japonés” (27 de diciembre de
1935). Obras Escogidas, t. I. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Beijing. 1972. 184.
34
Diario del Pueblo. “Libro Blanco: Unidad étnica ha sido una constante en la historia de China”.
Beijing, 28 de septiembre de 2009, En Línea. Disponible en:
http://spanish.peopledaily.com.cn/31621/6769803.html
NANJING... ¿QUÉ?
35
Caraballo, Ciro. Op. cit. 88.
36
Askew, David. Op. cit. En lí
nea.
37
Sólo como dato anexo, esta Universidad posee un Instituto Confucio.
38
Askew, David. Op. cit. En lí
nea.
desemboca en la polémica acerca de cuántos soldados se cambiaron a ropas de civiles y
actuaron entre la población, etc.- Cuestiones que parecen básicas para desarrollar una
investigación histórica seria y fidedigna. Sin embargo, la tensión política entre estas escuelas es
tal, que las probabilidades de consensuar un entendimiento son muy lejanas.
Sin perjuicio de lo anterior, existe una última tendencia, que más que historiográfica es
eminentemente político-ideológica: el Negacionismo. Joseph Chapel, en una de las revisiones
generales más notables sobre este tema, ha señalado que “dos de los más grandes genocidios del
siglo XXI fueron el holocausto y la Masacre de Nanjing. Sin embargo, ambos incidentes han
sido negados desde el día en que ocurrieron, y siguen siéndolo hoy a pesar de la gran cantidad
de evidencia que muestra que ambos, de hecho, ocurrieron”42. En otras palabras, tal como en el
holocausto nazi, la masacre de Nanjing ha sido negada por grupos de interés vinculados a los
sucesos, desde el momento mismo de su acontecer. A este respecto, Lewis Smith, un misionario
norteamericano y profesor de sociología en la Universidad de Nanjing, escribí a una carta a sus
amigos americanos, donde señalaba: “¡Lo último ahora proviene del papel japonés que han
encontrado once asaltantes chinos armados quienes fueron culpados de todo! -y agrega- Bueno,
si cada uno violó de 100 a 200 mujeres día y noche por dos semanas y se arrancó con los
$50.000 reportados, ¡ellos eran unos chinos bien poderosos cuando el Ejército Japonés se ha
adelantado sobre todos esos derechos en la ciudad!”43. John Rabe, por su parte, escribí a en su
diario el 21 de diciembre de 1937: “no pueden haber más dudas de que los japoneses están
quemando la ciudad, presumiblemente para borrar todas las huellas de su saqueo y robo”44. Bajo
historias de este tipo, el Ejército Imperial buscaba ocultar la realidad, impulsando la negación de
la verdad de Nanjing. Este movimiento fue bastante importante bajo el reinado de Hirohito,
debido a que desde ese nivel del poder se propugnaba la censura de sucesos como los de
39
Askew, David. Ibí
d. En lí
nea.
40
v. Yamamoto, Masahiro. Anatomy of an Atrocity. Praeger Publishers. Connecticut. 2000.
41
Akew, David. Op. cit. En línea.
42
Chapel, Joseph. Denying genocide: the evolution of the denial of the Holocaust and the Nanjing
Massacre. En: Marcuse. UCSB History 2004. UCSB Press. California. 2004. 20.
43
Archives of the United Board for Christian Higher Education in Asia, Record Group No. 11. RG 10:
Box 4 Folder 64: "P-T". Cód. NMP0091. “March 8, 1938 "Dear Friends in God's Country”. Letter
from Lewis and Margaret Smythe in Nanjing to United Christian Missionary Society in Indianapolis,
IN re. current situation in Nanjing. 2.
44
Rabe, John. The good man of Nanking: the diary of John Rabe” [Ed. Erwin Wickert]. Alfred A. Knopf
Publisher. New York. 1998. 84.
Nanjing. Sin embargo, tras su muerte se ha podido discutir mucho más respecto a los crímenes
del Japón en la II Guerra Mundial, hasta que “en 1997, los textos escolares fueron librados de la
censura y la verdad fue dicha, marcando un increíble salto adelante e la parte japonesa”45. No
obstante, la persistencia de ciertas crí
ticas ultra-conservadoras no deja de tener un importante
nivel de influencia.
Aquíhay una cuestión clave que es preciso reiterar: Nanjing, como suceso histórico,
constituye parte fundamental de la identidad nacional china. No es coincidencia que el mismo
año en que se cumplían 60 años del discurso fundacional de la República Popular, junto al
estreno de “La Fundación de una República” (17 de septiembre 2009, China), se preparara el
terreno con dos lanzamientos fílmicos sobre la Masacre de Nanjing: “John Rabe” (2 de abril
45
Chapel, Joseph. Op. cit. 37.
46
Pu Xiaoyu. “The Nanking Massacre, justice and reconciliation: a chinese perspective”. En:
Perspectives. Vol. 6, Nº3. September 30, 2005. 25.
47
Ibí
d. 23.
48
Grecko, Trémoris. Op. cit. 81.
2009, Alemania-China) y “¡Nanjing! ¡Nanjing! Ciudad de vida y muerte” (22 de abril 2009,
China). Justamente, cuando el año 2011 se cumplirán 80 años del “incidente del 18 de
septiembre”, que marca el inicio de lo que los chinos llaman como “La gran humillación”. El
sentido de la unidad, en el seno de la legitimidad del Partido Comunista y de la Revolución
china, asícomo el espíritu nacional, tan característico al parecer de muchos especialistas, radica
en Nanjing, y, tal como señala Pu Xiaoyu “de todas las atrocidades de guerra de los japoneses,
la Masacre de Nanking ha sido, especialmente desde la perspectiva china, la más sobresaliente y
emocionalmente simbólica en la relación Sino-Japonesa”49.
Nanjing es una herida latente, aún no sanada. Por un lado, porque los polí ticos
japoneses no han mostrado mucha voluntad de disculparse y, por otro, porque la oposición de
ambos nacionalismos ha impedido un mejor diálogo. Como ya se mencionaba, uno de los
puntos más conflictivos gira en torno al Templo Yasukuni. Si bien el actual emperador del
Japón, Akihito, ha preferido abstenerse de visitarlo, al menos cuatro primeros ministros lo han
hecho: Yasuhiro Nakasone en 1985, Ryutaro Hashimoto en 1996, y Junichiro Koizumi, al menos
una vez al año en su mandato entre 2001 y 2006, y el actual Primer Ministro Shinzo Abe, quien
levantó una polémica en 2006 tras su visita. Sin embargo, este último ha suscitado mucha más
controversia por sus publicaciones oficiales que han planteado la negación de la utilización de
“mujeres de confort” en la Segunda Guerra Mundial o la eliminación de la categoría de
“criminales de guerra” a los militares condenados por el Tribunal de Tokio.50
La relación entre ambas naciones ha girado largamente en torno a este asunto. Por citar
algunos ejemplos recientes, en 2003 “400 turistas japoneses en una orgía de tres días con 500
prostitutas chinas, en el aniversario de la ocupación japonesa de 1931, reavivóel recuerdo de los
abusos cometidos por los soldados japoneses durante la guerra” 51. En 2005 se aprobaron
oficialmente libros de textos escolares en los que, “además de negar Nanjing, se usa el
eufemismo de 'mujeres de confort' en lugar de esclavas sexuales para describir los burdeles
militares”52. Y hoy en día, la polémica levantada en torno a la captura de la tripulación de una
embarcación pesquera china que colisionó con una guardiamarina nipona en las costas de las
islas Daoyu/Senkaku –en disputa territorial- hace resurgir el sentimiento nacional, nutrido por la
humillación de la dominación imperial y por el dolor de un destierro que estálejos de llegar al
final de su derrotero y que se materializa en fuertes polémicas diplomáticas.
REFLEXIONES FINALES.
Las relaciones entre China y Japón han sido siempre complejas. Peter Hays ha llegado a
plantear que “debido a la centralidad de Japón para la identidad nacional de China, las historias
49
Pu Xiaoyu. Op. cit. 22.
50
Para profundizar en esta polémica, v. MacNeill, David. “History redux: Japan's textbook battle
reignites”. En: Japan Policy Research Institute [En Lí nea]. Working paper nº107, Junio de 2005.
Revisado en: 15 de Julio de 2010. Disponible en:
http://www.jpri.org/publications/workingpapers/wp107.html. También revisar v. Salzberg,
Chris. “Abe's 'normal' Japan”. En: Znet [En Línea]. 5 de Octubre de 2006. Revisado en: 15 de Julio de
2010. Disponible en: http://www.zcommunications.org/abes-normal-japan-by-chris-salzberg
51
BBC Mundo. “Claves: China vs Japón”. En Línea, 22 de Abril de 2005. Revisado en: 15 de Julio de
2010. Disponible en:
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_4472000/4472837.stm
52
Grecko, Trémoris. Op. cit. 82.
de las relaciones Sino-Japonesas se erigen como asuntos extremadamente sensibles”53. En esta
perspectiva, no son sólo los hechos los que sensibilizan aun más las relaciones, sino también la
lectura que de ellos se ha realizado hasta la actualidad.
La China de hoy se ha templado al clamor de sus dolorosas luchas, en las cuales creóla
unidad y legitimidad de su liderazgo polí tico, por lo que Nanjing, siempre será un hito
recurrente al hablar sobre su construcción. Sin embargo, el destierro de la dignidad de los chinos
bajo la Masacre de Nanjing, y su prevaricación contemporánea en la historiografía japonesa y
universal –como reclamaba Iris Chang-, es una deuda con la verdad. El destierro de esta
dignidad errante podráver luces de su fin cuando se valoren las conclusiones del Tribunal de
Nanjing, cuando se rescate su memoria en el patrimonio mundial del dolor, donde una actitud
mucho más constructiva permita reflexionar en torno a las heridas del pasado, y asumirlas en
conjunto.
53
Hays, Peter. China's new nationalism: pride, politics and diplomacy. University of California Press,
Berkeley, 2004. 36.
54
Ibíd. 37.
DOCUMENTOS CITADOS.
Archives of the United Board for Christian Higher Education in Asia, Record Group
No. 11. RG 10: Box 4 Folder 64: "P-T". Cód. NMP0091. “March 8, 1938 "Dear Friends
in God's Country”.
Askew, David. “The Nanjing Incident: Recent research and trends”. En: Electronic
Journal of Contemporary Japanese Studies [En Línea]. 4 de abril de 2002. Revisado en:
15 de Julio de 2010. Disponible en: http://www.japanesestudies.org.uk/articles/Askew.html
Bai Shouyi (ed.). An outline history of China. Foreign Language Press, Beijing, 2008.
BBC Mundo. “Claves: China vs Japón”. En Línea, 22 de Abril de 2005. Revisado en: 15
de Julio de 2010. Disponible en:
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_4472000/4472837.stm
Caraballo, Ciro. “La memoria de la muerte como patrimonio colectivo”. En: Argos. Vol.
25, nº49, 2008. Pp. 85-98.
Chang, Iris. The rape of Nanjing, the forgotten holocaust of World War II”. Penguin
Books, New York, 1997.
Chapel, Joseph. Denying genocide: the evolution of the denial of the Holocaust and the
Nanjing Massacre. En: Marcuse. UCSB History 2004. UCSB Press. California. 2004.
Clausewitz, Karl Von. De la guerra. Editorial Agebe y Terramar Ediciones, Buenos
Aires, 2005.
Chomsky, Noam. Hegemonía o supervivencia. Editorial Norma. Bogotá. 2004.
Cuadriello, Jorge D. El Exilio Republicano Español en Cuba. Siglo XXI Editores,
Madrid, 2009.
Diario del Pueblo. “Libro Blanco: Unidad étnica ha sido una constante en la historia de
China”. Beijing, 28 de septiembre de 2009, En Línea. Disponible en:
http://spanish.peopledaily.com.cn/31621/6769803.html
Fairbank, John King. China, una nueva historia. Editorial Andrés Bello, Santiago de
Chile, 1996.
Fogel, Joshua. The Nanjing Massacre in history and historiography. University of
California Press, Berkeley, 2000.
Gernet, Jacques. El mundo chino. Editorial Crí
tica, Barcelona, 2005.
Grecko, Témoris. “El genocidio olvidado de Nanjing”. En: Life & Style. Enero 2007.
Pp. 76-84.
Hays, Peter. China's new nationalism: pride, politics and diplomacy. University of
California Press, Berkeley, 2004.
Jensen, Silvia I. Suspendidos de la historia/exiliados de la memoria. El caso de los
argentinos desterrados en Cataluña (1976-...). Tesis doctoral dirigida por Dr. Josep
María Solé i Sabaté. Departament d'Història Moderna i Contemporània, Facultat de
Filosofia i Lletres, Universitat Autònoma de Barcelona, 2004.
Lin Yutang. Una hoja en la tormenta. Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1985.
ANEXO Nº1: Mapa de la Ciudad de Nanjing 1937. Ciudad de Nanjing, Zona de Seguridad
Internacional, sectores de incendios y zonas de matanzas.
Fuente: Chang, Iris. The rape of Nanjing, the forgotten holocaust of World War II”. Penguin
Books, New York, 1997.
ANEXO Nº2: Imágenes desde Nanjing. Todas las imágenes fueron tomadas desde el Archivo
del Memorial de las Víctimas de la Masacre de Nanjing por los Invasores Japoneses, disponible
en: http://www.nj1937.org/english/massacre_3.asp
1. Ejecuciones Públicas
4. Violaciones. En la fotografía se
muestra a una mujer embarazada que
tras la violación se le cortóel estómago,
4
dejando sus entrañas al aire libre.