Вы находитесь на странице: 1из 9

EL TELÉGRAFO Y LA ORQUESTA

Traducido del francés por Irena Barrantes, estudiante del curso:


Pf-4706 Teorías de la comunicación II
Programa de Posgrado en Comunicación
Universidad de Costa Rica

Comunicación, término irritante. Indudablemente es un cubre


todo, donde uno encuentra trenes, autobuses, cadenas de TV,
pequeños grupos de reencuentro, hasta una colonia de
mapaches, pues como sabemos los animales se comunican. Es
un término fascinante: Investigadores y pensadores hacen
bien en criticarlo, rechazarlo, desmenuzarlo: el vocablo
siempre resurge en la superficie, virgen y puro.

Comunicar, última transformación en el tiempo, el vocablo está


en camino de pasar de relaciones humanas a relaciones
públicas: las agencias de publicidad se transforman en
agencias de comunicación. Al “Ministro de la Cultura
francés- se adjunta- y de la Comunicación”. El mismo
fenómeno se da más allá del Atlántico: El imperio de Hollwood
se transforma en Warner Communications INC, y la Voix de la
Amerique es parte de Internacional Communication Agency.

Comunicar y comunicación, aparecen en la lengua francesa en


la segunda mitad del siglo XIV. La base del sentido que se le
dio es de “participar en”, es ahora muy próximo al latín
comunicare (poner en común, estar en relación).

En el siglo XVI, comunicar y comunicación, son muy próximos


de “communier y communion” vocablos muy antiguos
procedentes de "communicare". Uno puede acercar esos
vocablos del sustantivo communier, al sentido de propietario
en común. Hoy este vocablo no ha sido retomado por los
grandes diccionarios.

A partir de ese sentido general de “reparto a dos o a muchos”,


aparece en el siglo XVI el sentido de hacer repartición de una
noticia. Al final del siglo “comunicar” comienza a significar
también “transmitir” (por ejemplo una enfermedad). Un siglo
más tarde el diccionario de Furetiere (1690) da el ejemplo: el
imán comunica su virtud al hierro. En el siglo XVIII aparecen
los “tubos comunicacionales” .

Parece que los usos que se le da al termino comunicar


significan globalmente: repartir, pero pasan progresivamente a
un segundo plano para dar lugar a los usos centrados
alrededor de transmitir. Del círculo se pasa al segmento.

Trenes, teléfonos y medias se vuelven sucesivamente en


medios de comunicación, es decir medios de paso de A a B.
Ese es el sentido de transmisión que predomina en todas las
acepciones francesas contemporáneas. La evolución general
del vocablo inglés es similar a aquel de su homologo francés.
Cuando la palabra aparece en la lengua inglesa en el siglo XV,
la raíz latina communis, impregna todavía muy fuertemente el
significado. El vocablo es casi sinónimo de comunión y significa
el acto de repartir, de poner en común. Al final del siglo XV,
“comunication”, viene también del objeto puesto en común y
dos siglos mas tarde, del medio de poner en común.

Esto es sin duda, dentro de la corriente del siglo XVIII, con el


desarrollo de los medios de transporte, el vocablo se pluraliza
y deviene el vocablo general, y abstracto, con el diseño de las
rutas, canales y líneas de ferrocarril. Desde el primer tercio del
siglo XX en USA y cerca de 1950 en Gran Bretaña, el vocablo
comienza a diseñarse en las industrias de la prensa, del cine y
de la radio-tv. Esta última acepción comienza a derramarse
hoy en Francia, particularmente en el vocabulario periodístico.

Al contrario, el suplemento de Grand Robert (1970) añade una


definición nueva a las otras: 1. Acción de comunicar cualquier
cosa a alguien. 2. La cosa que uno comunica. 3. Acción de
comunicarse con alguien, 4. Pasar de un lugar a otro. Robert
añade: 5. Toda relación dinámica que interviene en un
funcionamiento.

Teorías de la comunicación y de la regulación.


Cibernética. Información Y Comunicación.

Por primera vez en la historia semántica del vocablo, una


nueva acepción parece ser la ruptura total con el pasado. Es
efectivamente aquí que comienza nuestro análisis:
comunicación en el vocabulario científico. Dos obras jugaron
un papel esencial en USA:

- En 1948, el intelectual americano, Norberto Wiener


publica Cibernetics. Un ano mas tarde, uno de sus más
viejos alumnos, Claude Shannon publica The
Mathematical Theory of Communications.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Wiener debe estudiar el


problema de la conducción de tiros de cañones antiaéreos. El
avión vuela a una gran velocidad, es necesario poder predecir
su posición futura a partir de sus posiciones anteriores. Si el
canon informo de la desviación entre la trayectoria real y la
ideal de sus granadas, se puede llegar a cercar
progresivamente el avión y finalmente el derribo. Wiener
reconoce en ese problema el principio conocido y utilizado
desde hace tiempo: el feedback o retroacción. Lo que va a
dar ese principio una portada universal haciendo la llave de la
bóveda de la cibernética, o ciencia del pilotaje es la palabra
griega Kubernetes significa piloto o timón. Él ve en el canon
que busca alcanzar el avión, el brazo portando el vaso de agua
a la boca o una maquina de vapor guardando un régimen
constante, un mismo proceso circular donde las informaciones
sobre la acción en curso, alimentan el retorno, el sistema le
permite alcanzar su blanco. Wiener encara entonces una
ciencia estudiando “el control y la comunicación en el seno del
animal y en la máquina”.( titulo de su obra fundadora en
1948).

El proyecto de la cibernética es mas una manera de reflexionar


que una teoría articulada y detallada. A partir de la idea de la
retroacción, la explicación lineal tradicional queda un poco en
desuso.

Todo efecto, retroagita sobre su causa: Todo proceso debe ser


conocido según un sistema circular. La idea es simple: las
implicaciones son importantes, particularmente porque uno
introduce la noción de sistema en el análisis.

Paralelamente al trabajo de Wienner y sus colegas, un grupo


de investigación animado por el biólogo austro-canadiense
Ludwing Van Bertalonffy busca construir una teoría general de
sistemas. Partiendo de la observación que de numerosas
disciplinas reflexiona en vocablos de sistemas de elementos
más que en términos de elementos aislados (sistema solar,
sistema social, ecológico, etc), esos investigadores se
proponen buscar principios que se emplean por los sistemas en
general sin preocuparse por su naturaleza física, biológica o
sociológica. Un sistema fue definido como un complejo de
elementos en interacción, estas interacciones son de
naturaleza no aleatoria. Teoría general de los sistemas y
cibernética que van progresivamente interpenetrándose para
dar eso que uno llama hoy la sistémica.

Entendido que la teoría de los sistemas y la cibernética se


incorporan en su lugar, Shannon, un viejo alumno de Wiener
elabora una teoría matemática de la comunicación. Junto a los
dos hombres, puntualizan ciertos detalles técnicos. Pero el
espíritu mismo del trabajo de Shannon es muy diferente del de
Wiener.

Entonces, el modelo de la comunicación de Shannon, que es


puramente lineal se opone al modelo circular (retroactivo) de
Wiener. Esa es sin duda la marca de laboratorio de la
compañía Bell Telephone donde trabajaba Shannon.

Desde hacia largo tiempo, los ingenieros de


telecomunicaciones buscaban mejorar el rendimiento del
telégrafo, es decir aumentar la velocidad de transmisión del
mensaje de un punto a otro. Shannon llega a formular una
teoría clara y precisa. La teoría matemática de la comunicación
que el propone en su libro de 1949 es una teoría de la
transmisión. Comunicación se entendió en el sentido que
prevaleció desde el siglo XVIII.

Para fijar las ideas, Shannon propone un esquema del sistema


general de comunicación. El entiende por ello una cadena de
elementos: la fuente de información que produce un mensaje
(de la palabra al teléfono), el emisor que transforma el
mensaje en señales (el teléfono transforma la voz en
oscilaciones eléctricas), el canal que es el medio utilizado para
transportar las señales (cable telefónica), el receptor que
reconstruye el mensaje a partir de las señales, y el destino que
es la persona (o la cosa) a la cual el mensaje es enviado.
Durante la transmisión las señales pueden ser perturbadas por
el ruido (chirrido sobre la línea).

A partir de eso las cosas se complican. La llave de la bóveda de


la teoría de Shannon es el concepto de información. Pero no se
trata de información en el sentido corriente de noticia. Se trata
de una gran estadística abstracta calificando el mensaje
independientemente de su significado. Como dice en el
pequeño Larousse: “La cantidad de información es la medida
cuantitativa de la incertidumbre de un mensaje en función del
grado de probabilidad de cada señal, que componen ese
mensaje”. Cuando nosotros enviamos un telegrama, el final de
cada palabra es previsible que la suprimamos: su cantidad de
información es bastante débil. Solo las primeras letras son
necesarias. Al comienzo no importa cual letra del alfabeto y no
importa cuál palabra del léxico puede ser enviada por las
ondas. La incertidumbre es total. Pero desde que las primeras
letras se formaron, el número de mensajes, todavía posibles
disminuye.

Por la estadística, no es necesario recurrir al concepto para


completar las palabras inacabadas: cada lengua posee una
estructura estadística tal que si la letra apareció, no es posible
que ella se presenta de nuevo ante”n” otras letras; si tal grupo
de letras apareció, no podrá ser seguido de tal otro grupo y así
seguidamente. Ella parece perfectamente adaptada a las
computadoras que nacieron en la misma época.

Esos trabajos así como los de Wiener, van a tener una enorme
resonancia a inicio de los años cincuenta. La cibernética va a
ser popularizada por la aparición de los primeros robots,
particularmente las tortugas del ingles Grey Walter o los zorros
del francés Albert Durocq. Se trata de células foto-eléctricas
montadas sobre ruletas que atraídas por la luz, giran, se
detienen, retroceden, etc. Se prestan no solo a diversas
interpretaciones zoomorfitas, sino antropomórficas. Es de
algunos este éxito de imaginación, en la analogía entre el
hombre y la maquina que eclipsara la cibernética a finales de
los anos cincuenta.

La nueva definición de la comunicación que presenta Grand


Robert en 1970, muy próxima de la retroacción (feedback)
muestra como los conceptos de la cibernética calmadamente
se insertó en las adquisiciones del conocimiento científico
contemporáneo.

La teoría matemática de la comunicación no frecuentará jamás


la imaginación del gran público. Pero ella cumplirá una
penetración en lo profundo de diversas disciplinas científicas
tanto en Francia como en USA. Uno va a encontrar no solo en
el seno de los ingenieros y los físicos pero si todavía en el caso
de los sociólogos, los psicólogos y lingüistas. Uno puede hacer
remarcar la analogía sorprendente entre el esquema de
Shannon y el modelo de la comunicación verbal de Jakobson
propuesto en 1960. El caso de Jakobson ilustra un fenómeno
reparable en el seno de todos los investigadores en ciencias
humanas que utilizaron de cerca o de lejos la teoría de la
comunicación de Shannon. Los aspectos mas técnicos,
particularmente esos que conciernen a la noción de
información, son evacuadas. No queda, finalmente más que la
forma general del esquema, sea dos o cuatro pequeños
recipientes enlazados por flechas activas de izquierda a
derecha. Sin duda, gracias a su extremo despojo, este
esquema devino como modelo de la comunicación de las
ciencias sociales, tanto en USA como en Europa. Ciertas y muy
numerosas fueron las criticas y las modificaciones, pero no
salio de la pareja emisor-receptor. Todo pasa como si el solo
elemento que Shannon había podido llegar a los no ingenieros
sea la imagen del telégrafo que impregna todavía el esquema
original. Uno podría hablar de un modelo telegráfico de la
comunicación.

Es entonces, alrededor de los cincuenta, en la época donde el


modelo telegráfico, comienza a tomar una posición dominante
en la reflexión teórica sobre la comunicación que algunos
investigadores americanos tienden a retomar de cero el
estudio del fenómeno interpersonal, sin pasar por Shannon.

Los investigadores vienen de diversos horizontes. El


antropólogo Gregory Bateson y un equipo de psiquiatras
buscan formular una teoría general de la comunicación y se
apoyan sobre las dadas y aparentemente también
desaparecidos diálogos entre un ventrílocuo y su muñeca, de
las observaciones de las nutrias en juego o de los estudios del
comportamiento esquizofrénico. Ray Birdwhistell y Edward
Hallson dos antropólogos alimentados de lingüística buscan
extender el dominio tradicional de la comunicación
introduciendo en ella la gestualidad en el espacio interpersonal.

Irving Goffman es un sociólogo fascinado por la manera en


que los falsos pasos, los corredores, o los asilos revelan tales
rasgos, la trama del tejido social. Aparentemente mide la
fuerza común entre esas personas y sus preocupaciones.

Al examinar su biografía más de cerca, observamos una


coincidencia entre universidades y centros de búsqueda
comunes. Finalmente la macro interpenetración conceptual y
metodología. Es así por ejemplo que Goffman es un alumno en
Toronto, en el mismo tiempo de Birdwhistell y recibe una
formación casi idéntica al que este recibió en la Universidad de
Chicago; Hall y Birdwhistelle reciben su formación lingüística
de los mismos maestros, este último trabaja más
frecuentemente con Bateson y Scheflen. Él cuál evoca en un
ensayo reciente esta difusión tacita de ideas nuevas en el seno
de su grupo: “La cosa más revolucionaria que pude aprender
de Ray fue una manera diferente de pensar como de
comprender el universo. Bateson es el representante mas
conocido de esta manera de pensar. El aprendió de Ray y
Gregory que estaban muy próximos y ellos pasaban mucho
tiempo juntos. Aprendíamos todo de ellos durante estos años.
Había un movimiento en el aire”.

El grupo inicial se agranda en los años sesenta y setenta;


deviene una red de interconexiones. Don Jackson Y Paul
Watzlawick persiguen la obra de Bateson al seno de la
psiquiatría; Stuart Sigman retoma hoy el pensamiento de
Birdwhistell y Goffman. Para hacer mejor el relanzamiento del
carácter a la vez personal (no institucional) e intelectual de
esta red. Uno podrá también hablar del colegio invisible
(termino utilizado para hablar de redes de conexión que
dominan una disciplina científica). Los miembros de ese colegio
no se reunieron nunca, sino de manera accidental, alrededor
de un coloquio o de algún otro. Pero cada uno sabía lo que él
otro hacia antes de que sus trabajos fueran publicados. Cartas,
llamadas telefónicas, visitas directas o indirectas (por
intermediario de estudiantes) hacen circular la información. No
fue necesario entonces dar mucha realidad a ese colegio
invisible: no es sin duda en sus inicios que la red de sus
miembros pudo formar un círculo a través de USA, hoy en la
tercera generación (Sigman y sus colegas) se incorporan y la
red tiende a ramificarse cada vez más. Los intercambios se
hacían todavía pero los desarrollos independientes se
multiplicaron.

El resto que analiza los trabajos de los miembros del colegio


invisible revela un largo consenso sobre lo que debe ser y no
ser la búsqueda sobre la comunicación en la interacción. Sin
atribuir valor causal a la red de información constituida por el
Colegio, uno puede, sin embargo, meter en relieve este logro
entre relaciones personales y consenso intelectual.

Estos consensos se fundan sobre una oposición a la utilización


en ciencias humanas del modelo de comunicación de Shannon.
Según sus investigadores, la teoría de Shannon fue concebida
por y para ingenieros en telecomunicaciones y fue necesario
dejarla. La comunicación debe ser estudiada en las ciencias
humanas según un modelo que le sea propio. Ellos estiman
que la utilización del modelo de Shannon en lingüística,
antropología o en psicología arrastro el resurgimiento de
presuposiciones clásicas de la psicología y de la filosofía sobre
la naturaleza del hombre y de la comunicación. Según ellos, la
concepción de la comunicación entre dos individuos como
transmisión de un mensaje sucesivamente codificado y
posteriormente descodificado reanima una tradición filosófica
donde el hombre concebido como un espíritu enjaulado dentro
de un cuerpo, emitiendo los pensamientos sobre la forma de
rosarios de palabras. Estas palabras salen de un orificio ad hoc
y son recibidas por los embudos igualmente ad hoc que las
envían al espíritu del interlocutor. Dentro de esta tradición la
comunicación entre dos individuos es un acto verbal, conciente
y voluntario.

Para nuestros investigadores si la búsqueda en comunicación


interpersonal retoma a su cuenta estas posiciones filosóficas de
antaño, ella no podrá salir jamás de las postrimerías a las
cuales desenlazan. Es necesario, según ellos, volver a empezar
de la visión ingenua la historia natural, como uno decía en el
siglo XVIII, es decir desde el punto de vista del observador del
comportamiento natural. Los seres humanos se mueven,
emiten sonidos, engullen de la alimentación, se reencuentran
en pequeños grupos de jóvenes y viejos, de hombres y
mujeres etc. Uno puede desarrollar esta descripción naturalista
al infinito. Uno puede igualmente ordenar los miles de
comportamientos observables en categorías, clases y géneros
a partir de múltiples oposiciones, pero este trabajo se puede
perseguir sin acabarse jamás. Para los miembros del Colegio
Invisible, la búsqueda de la comunicación en la humanidad
comienza a partir del momento en que se formuló la pregunta
(entre los millones de comportamientos corporalmente
posibles): ¿cuáles comportamientos son retenidos por la
cultura para constituir los significados en conjunto? La
pregunta puede parecer rara. En efecto, se trata simplemente
de una generalización de la pregunta fundamental del lingüista
que, delante de millones de sonidos que puede producir el
aparato fonador, labor de señalar las decenas de sonidos
utilizados para una cultura por constituir una cierta lengua.
Seleccionar está pregunta en una organización de
comportamientos que anima la adhesión a un postulado: “La
existencia de códigos del comportamiento. Estos códigos
seleccionarían y organizarían el comportamiento personal e
interpersonal, reglarían su apropiación al contexto y su
significación. Todo hombre vivirá necesariamente
(inconscientemente) dentro y por los códigos, ya que todo
comportamiento anima la práctica. Los investigadores que
reaccionan contra el modelo verbal, voluntario y conciente de
la comunicación van precisamente a llamar comunicación a
toda utilización de estos códigos.

Entonces, uno no puede no comunicar. Este es uno de los


axiomas fundamentales de una obra titulada (en francés) Una
lógica de la comunicación, escrita por tres miembros del
Colegio Invisible: Watzlawick, Beavin, Jackson. La analogía
con el lenguaje puede hacer comprender esta posición
aparentemente paradójica: desde que un individuo abre la
boca y habla a otro individuo, el utiliza a pesar de todo una
multitud de reglas: reglas de formación del lenguaje, reglas de
utilización de un nivel de lenguaje apropiado a su interlocutor,
al sujeto abordado, al lugar donde ellos se encuentran, reglas
de asignación de turnos y de tiempos de palabras acordados a
cada interlocutor, etc. El conjunto del sistema comportamental,
donde la palabra no es más que un subsistema, puede ser
considerado dentro de la misma perspectiva. Como lo escribe
Watzlawick y Weakland en una obra reciente: The
Interactional View: “De igual modo que es posible hablar
una lengua correcta y corrientemente sin tener, sin embargo,
la menor idea de su gramática, obedecemos permanentemente
sus reglas [de comunicación], pero las reglas mismas, la
"gramática" de la comunicación, es una cosa de la cual somos
inconscientes".

La comunicación es para estos autores un proceso social


permanente, integrado de múltiples modos de
comportamiento: la palabra, el gesto, la mirada, la mímica, el
espacio interindividual, etc. No se trata de hacer una oposición
entre la comunicación verbal y la no verbal, la comunicación es
un todo integrado.

Birdwhistell, uno de los primeros teóricos del Colegio


Invisible, dirá un día a propósito de esto: Para mí, hablar de
comunicación no verbal tiene tanto sentido como hablar de
psicología no cardiaca. De igual modo, para estos autores uno
no puede aislar cada componente del sistema de comunicación
global y hablar del lenguaje del cuerpo, lenguaje de gestos,
etc. asumiendo por allá que cada postura o cada gesto,
reenvían unívocamente a un significado particular. No más que
los enunciados del lenguaje verbal, los mensajes nacidos de
otros modos de comunicación no tienen significación
intrínseca: no es sino en el contexto del conjunto de modos de
comunicación, vueltos a traer al contexto de la interacción, que
el significado puede tomar forma.

Birdwhistell, y Scheflen proponen un análisis del contexto


por oposición al análisis de contenido que favorece el modelo
de Shannon. Si la comunicación es concebida como una
actividad verbal y voluntaria, el significado es encerrado dentro
de las burbujas que los interlocutores se envían. El analista no
hace otra cosa que abrir para extraer el sentido. Si, al
contrario la comunicación es concebida como un proceso
permanente a ciertos niveles, el analista debe, por satisfacer la
emergencia de la significación, describir el funcionamiento de
los diferentes modos de comportamiento dentro de un
contexto dado. Resulta muy complejo. Ciertos miembros del
colegio van a trabajar por estudio de casos filmados y
grabados, otros van a trabajar por observación directa, sobre
el terreno, como los antropólogos. Todos van a estimar
inapropiados los métodos experimentales donde los cambio de
una variable “x” (por ejemplo: la edad, el sexo, estado civil)
son medidos en relación con las variables de un elemento,
(por ejemplo la distancia en la cual se encuentran los
interlocutores).

Según ellos, la complejidad de la menor situación de


interacción es tal que quererla reducir a dos o “n” variables
que trabajan de manera lineal. Esto en términos de niveles de
complejidad, de contextos múltiples y de sistemas circulares
hace necesario concebir la búsqueda en comunicación. Ellos
reúnen la cibernética de Wiener, que estiman no debe dejar a
los ingenieros, contrariamente a la teoría de Shannon, Gregory
Bateson, el decano del Colegio, asistirá activamente al
nacimiento de la cibernética y hará una de las principales
herramientas de su reflexión. Watzlawick, Jackson, Scheflen
utilizaron abundantemente la teoría general de los sistemas.
En el seno de ciertos miembros del Colegio Invisible,
reencontramos el desarrollo de una analogía entre la
comunicación y una orquesta justo antes de iniciar. Scheflen
escribe: “Si proponemos que la forma de la composición
musical en general es análoga a la estructura de la
comunicación americana, las variantes particulares de la
música (por ejemplo una sinfonía, un concierto, etc.) pueden
ser concebidas como análogas a las estructuras comunicativas
especiales (por ejemplo una psicoterapia). Una fuga por un
cuarteto de cuerdas es una honesta analogía de una
psicoterapia en un grupo de cuatro personas. A la vez en el
cuarteto y en la sesión psicoterapéutica, hay realización de las
estructuras. En cada caso, la ejecución mostrará un estilo y las
particularidades propias, pero seguirá también una línea y una
configuración general. La diferencia entre estas dos
estructuras es que la composición musical posee una partitura
explícita, escrita y concientemente aprendida y repetida. La
partición de la comunicación no fue formulada por escrito y
dentro de una cierta medida, fue aprendida
inconscientemente.

La analogía de la orquesta explica porque decimos que cada


individuo participa en la comunicación, más ésta no es el
origen ni el final. La imagen de “la partición invisible” llama
particularmente al postulado fundamental de una gramática
del comportamiento que cada uno utiliza en los intercambios,
más diversos con el interlocutor. Es en este sentido, que uno
podrá hablar de un modelo orquestal de la comunicación por
oposición al modelo de la telegrafía. El modelo orquestal
profundiza dentro de la comunicación el fenómeno social en
que todo primer sentido de la palabra explica, tanto en francés
como en inglés, la partitura y la comunión del mensaje
expresado.

Fuente: WINKIN Yves. - La Nouvelle Communication .


Présentation Générale. in La Nouvelle Communication (Textes
recueillis et présentés par Y.Winkin). Seuil, 1981.

Вам также может понравиться