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Elecciones Presidenciales y la educación

Al día siguiente del evento electoral y con la cifras en caliente, se me ocurre que es bueno
recurrir al verso y canción de Silvio Rodríguez “La historia de las sillas”, para recordar los
momentos vividos y cómo sigue la tarea de consolidar la débil democracia que tenemos.

Tal vez a algunos les diga poco o nada –que es igual- pero haber participado en un
evento democrático más allá de las tensiones habidas y las que vendrán sin la negación
del derecho del otro, es una buena señal que debemos cuidar, a pesar de que fuerzas
oscuras tratan de negar que existe la gran tarea de reconciliación y seguir reconstruyendo
la vida cívica en el país.

Quienes cometieron faltas graves contra el país, quienes festinaron los recursos de la
nación, deben pagar sus condenas. Quienes apuestan por un país más digno, más justo,
más solidario, más equitativo, deben contribuir a su construcción y no refugiarse en las
cuevas del encono, de la venganza, del autoritarismo, que el poder proporciona.

“En el borde del camino hay una silla. La rapiña merodea aquel lugar….” nos dice el
primer verso de la canción. Es cierto en ese borde de nuestro país está la democracia que
nos invita a construir un país más justo y solidario. Un país que le ha costado, sangre y
sudor, llegar a donde se encuentra, debe respetarse. Si existen correcciones que hacer,
deberán sustentarse, debatirse y en consenso hacerse. La brecha es muy grande, la
reconocemos todos, pero existen formas de acortarla, sin agredir al otro. Todo lo contrario
respetando derechos. Es necesario hacer docencia en este campo también.

Esperamos una segunda vuelta entre los dos candidatos que han obtenido la más alta
votación. Será muy intensa en promoción, en ofertas. Sin embargo abrigamos la
esperanza que esta vez se trabaje más en presentar lo programático y no recurrir a
listados de temas y acciones que no comprometen sino que producen efectos distractores
en los electores. Tampoco debe darse paso al discurso de combatir la pobreza de manera
asistencial, ni devaluar el significado de un proverbio que un candidato utilizó más de una
vez y no supo aplicarlo ni ser consecuente con su significado: “es mejor enseñar a pescar
y no regalar pescado”. Tampoco en el extremo de dar todo (zapatos, buzos, etc.) y
subsidiar, porque eso genera más dependencia y por supuesto que empobrece más a
quien se acostumbra a recibir.

En esta oportunidad debe darse paso a la presentación con seriedad de propuestas


programáticas y dejarse de mencionar lugares comunes sin poco compromiso y menos
significado en una población que se ha acostumbrado a ser manipulada con eslóganes y
lemas que corresponden a una propuesta marketera como si se tratase de un producto.

La propuesta programática de una política de Estado, por ejemplo, no puede quedarse en


palabras como “calidad”; “educación técnica”; “educación para la competitividad”;
“revolución educativa” y otras que pueden encerrar tanto bondades como el lado perverso
del sistema económico relacionado con lo que se quiere en educación. El modelo
capitalista demanda seguir el orden natural de los hechos, puesto que es algo natural o
casi natural que la ideología neoliberal se esfuerce por hacernos entender la globalización
como una producción histórica, nos dice Paulo Freire.
La trampa del modelo se evidencia cuando Moacir Gadotti refiriéndose al efecto de la
globalización y su revolución nos dice “El argumento básico del modelo neoliberal está en
la justificación de que es el único modelo eficaz frente al fracaso de las economías
socialistas y del “estado de bienestar”. Esto impone la necesidad de adaptar la educación
a las exigencias de la “sociedad de mercado” (sostienen que el sistema educativo está en
crisis porque no está adaptado para la globalización capitalista que considera la escuela
como una empresa que necesita someterse a la lógica de la rentabilidad y la eficiencia),
principalmente los contenidos, la evaluación, la gestión de la educación, puesto que ellos
están “atrasados”, al no responder a las nuevas exigencias del mercado.” (MOACIR GADOTTI.
Paulo Friere y la pasión de enseñar. IPP. Lima, 2011).

¿No lo estamos viendo acaso en el país? Debemos acordarnos cuando nos opusimos a
las recetas de escuelas charter, o a los voucher, a ofertas que pretendían hacernos ver
que los problemas de la educación como la escolarización se solucionaban aplicando
esas recetas. Nadie dijo entonces con claridad que se trataba de las nuevas relaciones
entre la sociedad, el estado y la educación. Tampoco que se trataba de una estrategia en
el marco de los ajustes estructurales que se hacían. No quedaba muy claro aquello que
hoy podemos ver: el proceso de privatización creciente de la escuela pública con
diferentes estrategias políticas de apoyo al sector privado, algunas de las cuales se hacen
visibles y otras se presentan bajo formas más difusas. Se resisten a aceptar que esta
propuesta profundiza la segmentación y la discriminación en un doble sentido: una
discriminación originada en factores socio-económicos, porque no absorben población de
sectores marginales a través de escuelas experimentales y genera fundamentalmente
una nueva segmentación, porque aunque absorbieran sectores de bajos ingresos esto se
hace en desmedro del resto del sistema público de enseñanza.

Sin embargo a la sombra del sistema neoliberal ha ido creciendo la experiencia de las
franquicias. ¿Qué son? Dicen los expertos en negocios que son contratos, a través de los
cuales, una empresa concede derechos y entrega obligaciones a otra empresa o persona,
para que esta obtenga ganancias por medio de la explotación de una marca, producto o
servicio. ¿Qué gana el franquiciador? Aparte de permitir que su marca siga creciendo, el
franquiciado deberá pagar una comisión o royalty, de las ventas efectuadas durante cada
mes que dure la franquicia. Desde hace años hemos visto crecer “marcas” de
determinados colegios que se han ganado un prestigio por el rendimiento de los alumnos.
Decían que su preparación era preuniversitaria. El Ministerio de Educación no autorizó
este tipo de colegios pero como todo en el mercado, empezó a desarrollarse
mimetizándose. Así las “marcas” de colegios empezaron a crecer y a desarrollarse a nivel
nacional. Mismo logo, misma infraestructura, misma enseñanza. Sin duda una experiencia
interesante, pero exlcuyente, pues no todos los niños pueden acceder a estos colegios si
no pueden pagar una pensión mensual. En estos días esta experiencia anuncia que
además de extenderse en las regiones proyecta desarrollarse en los países vecinos.
Mercado y marca en el juego. La educación ya fue atrapada y se nos vende una marca
que es sinónimo de buena educación, si se tiene el dinero con qué pagarla. ¿Este modelo
significa calidad? ¿Es la calidad que se busca? ¿Y qué de la escuela pública? ¿Sería
buenos escuchar un planteamiento, una estrategia para rescatar y fortalecer la escuela
pública?.
Claridad y sinceridad en los planteamientos y ofertas. No subterfugios que luego son
negociados cuando se está en el poder. Teniendo en cuenta esta ofensiva neoliberal que
nos dice que la dificultades en el campo educativo se resuelven con la revolución
educativa, debe tenerse mucho cuidado en esta oferta. En este sentido no debemos de
olvidar que en 2007 el Foro Mundial de Educación (FME) contra la ofensiva neoliberal en
el campo educativo aprobó en su quinta edición en Nairobi (Kenya) una Plataforma
Mundial en defensa del derecho a la educación pública y contra la mercantilización de la
educación, cuyo contenido es el que sigue:

1. Luchar por la universalización del derecho a la educación pública con todas y todos los
habitantes del planeta, como derecho social y humano de aprender, indisociable de otros
derechos, y como deber de estado, incorporando la lucha por la educación a la agenda de
lucha de todos los movimientos y organismos involucrados en la construcción del proceso
del FME y del FSM;

2. Difundir una concepción emancipadora de la educación, que respeta y convive con la


diferencia y la semejanza, popular y democrática, centrada en la vida, asociada a la
cultura de la justicia, la paz y la sostenibilidad en el mundo;

3. Garantizar el acceso a la educación y el uso de la riqueza socialmente producida,


dándole prioridad a los oprimidos, silenciados, explotados y marginados del mundo;

4. Promover el control social del financiamiento de la educación y la desmercantilización


de la educación;

5. Exigir que los gobiernos y organismos internacionales cumplan con la prioridad que dan
a la educación en sus declaraciones, pero no en la práctica.

¿Estaremos preparados para hacer respetar estos acuerdos? Además, no debe olvidarse
que el neoliberalismo nos lo vienen presentando como la única respuesta a la realidad
actual, descalificando cualquier otra propuesta. De manera especial descalifica al estado,
a los sindicatos y a los partidos políticos.

Es preocupante que quienes hablan de la revolución educativa no nos digan que no es un


problema sólo técnico, sino que debe estar inmersa en el contexto global de la sociedad
peruana. ¿Sobre qué bases conceptuales se planteará la revolución educativa que se
oferta? Una revolución de este tipo tendrá que ver con los aspectos políticos, económicos,
sociales, culturales, también con la democracia, con la libertad, con el manejo de la paz,
la concordia y la solidaridad entre todos los peruanos. Por tanto esa revolución educativa
debe concebirse como consecuencia de la revolución mundial de las comunicaciones- en
un mundo caracterizado por otra revolución, cual es la de la ciencia y la tecnología.

¿Se piensa crear un nuevo sistema educativo? ¿Mejorar el actual? No se dice, se señalan
los problemas y todo se reduce al porcentaje que se le dedique del PBI. ¿Será suficiente?
Creemos que no. Los ajustes que se le hagan al sistema educativo deben preparar para
comprender, dominar y proyectar la sociedad moderna. Debemos reconocer que hemos
sido educados en función de la memoria y de los conocimientos generales antes que del
"hacer técnico" y de los conocimientos científicos. Un nuevo reto se presenta para la
construcción o ajuste del sistema educativo.
Con lemas como aquellos que han “adornado” la campaña pasada como “abajo la política
tradicional”, las “organizaciones tradicionales”, no dejemos al esponteanismo que empiece
a ordenar y arreglar los problemas. Despojados de cualquier ideología, encuentran en las
recetas neoliberales una respuesta “nueva” a sus afanes de protagonismo.

El neoliberalismo ignora, aborrece la utopía, sin tener en cuenta que ella es la que lleva al
cambio. Gadotti nos dice al respecto “La educación no puede orientarse por el paradigma
de la empresa capitalista que sólo enfatiza la eficiencia. Este paradigma ignora al ser
humano. Para este paradigma, el ser humano funciona únicamente como un mero agente
económico, como un “factor humano”. El acto pedagógico es democrático por naturaleza,
el acto empresarial se orienta por la “lógica del control”. El neoliberalismo logra naturalizar
la desigualdad.” (GADOTTI...Op.cit.p.80).

Por ello sigue aportando a la reflexión con el siguiente párrafo “Por eso, Paulo Freire
llama nuestra atención hacia la necesidad de que observemos el proceso de construcción
de la subjetividad democrática, mostrando, por el contrario, que la desigualdad no es
natural. Es necesario aguzar nuestra capacidad de sentir extrañeza. Tenemos que tener
cuidado con la anestesia de la ideología neoliberal, que es fatalista, que vive de un
discurso fatalista. Pero no existe una realidad que sea señora de sí misma. El
neoliberalismo se comporta como si la globalización fuese una realidad definitiva y no una
categoría histórica.”

“El que tenga una canción tendrá tormenta El que tenga compañía, soledad. El que siga
un buen camino tendrá sillas Peligrosas que lo inviten a parar. Pero vale la canción buena
tormenta Y la compañía vale soledad Siempre vale la agonía de la prisa Aunque se llene
de sillas la verdad.”

Debemos andar con cuidado pues la vida democrática y ciudadana está llena
contradicciones. Ser tolerantes no significa que renunciemos al derecho que tenemos de
ser rebeldes y apostar por una pedagogía de la rebeldía.

Escoger el camino que nos brindan buenas sillas es la consigna, pues desde allí
alcanzaremos la liberación que es el objetivo de la educación. Nuestra lucha debe estar
signada por consignas que la hagan más humana para permitir que los hombres y las
mujeres sean reconocidos como sujetos de su historia y no como objetos. ¿Cuántas
veces escuchamos esto desde el siglo pasado? ¿Por qué hemos renunciado a derechos y
obligaciones ciudadanas? El modelo impuesto que vende un “estado de bienestar”
cimentado en los que menos tienen y donde el goce y la felicidad es sólo para aquellos
que lo tienen todo, no puede seguirse ofertando como si nada hubiera cambiado.

Reiteramos que es urgente que en este inicio de la segunda vuelta electoral se centre la
contienda en lo programático y no en la venta de nuevas ilusiones en la marquesina del
mercado y de los utensilios de marca para unos pocos y la réplica “pirateada” para la
mayoría. Es el Perú que lo exige, antes que un populismo que piensa que con un poco de
autoritarismo se logrará alcanzar la seguridad ciudadana, disminuir la pobreza y otras
ilusiones puestas en la vitrina. (16.04.11)

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