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La realidad aparte
Como mencionamos con anterioridad iniciaremos este diálogo con una declaración
expuesta por el docente Pedro Figueroa Landaur profesor de Estado en Historia y
Geografía, actualmente Jefe de Unidad Técnico Pedagógica en el Liceo Rebeca Olivares
Benítez..
1.- ¿Conociendo absolutamente las problemáticas que planteas por qué trabajas en
un liceo intrapenitenciario?
- Habrá sido el destino y, por otro lado ¿la mano de Dios? Permanezco por lo que hay que
hacer, por las posibilidades de mejorar, de aplicar nuevos métodos, de indagar en los
otros para entender la lógica actual sobre educación y sus influencias en el ahora
educativo.
2.- Pero ¿no te parece que es una forma de justificar tu estadía en el liceo
intramuros?
- Puede ser, en definitiva podemos percibir las mismas o parecidas situaciones en un liceo
o establecimiento “normal”. Además pienso que muy pocos profesores pedirían
justificadamente un ingreso a un liceo cárcel.
- La cifra no la manejaba, pero percibo que esa cifra responde a una dinámica que en
algún momento ha de explotar: la del énfasis en la reclusión como solución al
fenómeno de la delincuencia, una medida que se agotará más por los efectos que
produce que por la solución que aparentemente propone.
Por otro lado, pienso que cuando no se encuentra alguna luz, nos sostenemos en el rol
democratizador de nuestro trabajo. Sin duda los elementos curriculares, y algunas
instancias socializadoras aprendidas por los alumnos, son efectivamente una herramienta
que no se les niega. Hay aquí un valor de la escuela, aun perfilando que lo que ellos
realicen con esos conocimientos escapa a la influencia de ésta.
5.- ¿Cuáles son los fracasos diarios de la escuela? ¿Cómo se vive con ellos?
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7.- ¿No te parece que en aras de la convicción pública, decir “la educación es un
derecho de todos” se mantiene en un espacio que está, pero que no avanza nunca?
- Creo que ha sido así por muchos años, sólo basta reconocer el carácter de invisibilidad
que tiene para el discurso nacional el trabajo educativo en las cárceles. El débil hilo
conductor entre el Ministerio de Educación y la Administración penitenciaria evidencia la
no existencia de una oferta sistemática de educación intramuros. Esto quiere decir que no
contamos con Planes y programas propios, ni Orientaciones metodológicas ni ejemplos
claros de Trabajo Interdisciplinar. Y en una dimensión mayor: Programas de desarrollo
integrales para garantizar que los educadores adopten o integren una educación
“adecuada” hacia los alumnos, entendiéndose el término de “adecuada”, no sólo en un
sentido de que posea Pertinencia, sino también basada en Seguimientos Estadísticos
(procesos de seguimiento de los procesos educativos en medio libre). También falta
generar vínculos con universidades para aquellos alumnos con potencialidades
académicas, implementar definitivamente Liceos Técnicos Profesionales. Son visiones
que deberían concretarse alguna ve.
Cualquiera que sea la forme que tome: proyecto educativo, proyecto pedagógico,
adaptaciones curriculares, planes y programas propios, deberíamos contar con la red de
soporte que cualquier escuela-liceo de Chile por más humilde que sea tiene, y nosotros
no la tenemos.
9.- ¿Qué hay del protagonismo de los internos en sus procesos, crees que es
posible, y ¿desde qué perspectiva?
Complicado. Hay quienes plantean que el solo hecho de adaptar los planes y
programas oficiales para adultos hacia la educación intramuros, desde un punto de vista
epistemológico, condicionarían la práctica pedagógica a la necesidad de la escala
axiológica de los internos; la intersubjetividad condicionaría a la escuela, entrando ésta en
el ámbito de la discriminación, al incluir a los estudiantes en un programa adaptado para
ellos, hecho que intentamos combatir desde nuestro trabajo diario. La escuela, a mi juicio,
debería ser sólo la depositaria de las herramientas de lo que puede y debería ser (desde
una óptica íntima, autónoma) el alumno.