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El trabajo que es objeto de estudio está basado en una conferencia que pronunció John
Maynard Keynes en noviembre de 1924. Empezaremos incluyendo la biografia del
autor con la intención de que, mediante en conocimiento del personaje, podamos
entender mejor el texto sujeto a tratamiento.
Biografía
Economista inglés (Cambridge, 1883 - Firle, Sussex, 1946). Recibió una educación de
elite en Eton y Cambridge, se orientó hacia la economía por consejo de su Profesor,
Alfred Marshall. Tras un corto periodo de tiempo trabajando en el servicio
administrativo británico para la India, en 1909 entró como profesor en el King’s College
de Cambridge, donde enseñaría economía hasta su muerte. Fue un hombre
extremadamente culto, un humanista erudito y de prosa exquisita, gran orador,
contertulio y mecenas de intelectuales y artistas; pero también fue un hombre de mundo
interesado por los asuntos políticos y por la economía práctica, dedicando parte de su
tiempo a negocios ajenos y propios con los que llegaría a hacerse millonario.
El prestigio alcanzado por Keynes fue tal que el rey Jorge VI le nombró barón en 1942,
ingresando en la Cámara de los Lores. Al final de su vida ejerció una influencia directa
sobre la política económica de su país como director del Banco de Inglaterra y asesor
del ministro del Tesoro. En 1944 presidió la delegación británica en la Conferencia de
Bretton Woods, donde contribuyó a dar forma al Fondo Monetario Internacional
El Final del Laissez-Faire
Keynes, nos presenta en esta primera parte del texto, como la idea del Laissez-Faire fue
calando en la sociedad de una forma tan sólida y contundente, que abarcaba todas las
esferas del individuo.
Los primeros años del siglo XIX realizaron la milagrosa unión, Ella armonizó el
individualismo conservador de Locke, Hume, Johnson y Burke con el socialismo
y el igualitarismo democrático de Rousseau, Paley, Bentham y Godwin.
La idea de la armonía entre los intereses privados y el bien públicos ya eran mas que
evidentes para Paley, pero además, los economistas le dieron una base científica sobre
la que apoyar su teoría, ¡ ¡supone que por la acción de las leyes naturales, los individuos
que persiguen sus propios intereses con conocimiento de causa, en condiciones de
libertad, tienden siempre a promover, al propio tiempo, el interés general! Quedan
resueltas, por tanto, todas las dificultades del hombre practico que se dedica a partir de
entonces a asegurar esas condiciones de libertad.
Otro de los ingredientes, es que los progresos que había habido en la segunda parte del
siglo XVII y la primera del XVIII habían venido de la mano de la iniciativa individual
sin, prácticamente, influencia de los poderes públicos. Filósofos y economistas
corroboraron tal teoría. El hombre de negocios estaba encantado.
Queda fertilizado el terreno, por tanto, para que a base de teorías científicas o naturales,
la acción del estado deba limitarse estrechamente, y la vida económica deba dejarse, sin
regular hasta donde pueda ser, a la habilidad y el buen sentido de los ciudadanos.
Por todos estos motivos y en esta atmosfera, podemos llegar a entender como la
preferencia por el individualismo y el Laissez-Faire caló tan profundamente en la
sociedad y por que la acción del Estado para regular el dinero, el curso de la inversión o
la población, provocaba tan profundas suspicacias en tantos corazones íntegros.
La idea quedo fijada en la mente popular como conclusión práctica de la idea ortodoxa.
Según Keynes, los economistas han escogido las hipótesis de las que parten, que
ofrecen a los principiantes, por ser estas más simples y no porque sean lo mas poximo a
los hechos. Han empezado presuponiendo que el estado de las cosas es el de la
distribución ideal de los recursos productivos y que este, puede producirse a través de
la actuación independiente de los recursos productivos, mediante el método de prueba y
error, de tal modo que aquellos individuos que actúan correctamente eliminaran por
competencia a aquellos que lo hagan de forma equivocada. Desgraciadamente, esto
conlleva que no debe haber piedad ni protección para las personas que invierten su
capital y su trabajo en la dirección equivocada. Podríamos estar hablando de una
autocorrección del sistema. El método permite el ascenso de los que tienen más éxito en
la persecución del beneficio, a través de la lucha despiadada por la supervivencia, que
selecciona al más eficiente mediante la ruina del menos eficiente.
Solo cuentan los resultados. Las girafas con el cuello mas largo dejaran morir de
hambre a aquellas que tienen el cuello mas corto. Pero, si dejamos que las jirafas actúen
libremente:
- Se cortará la máxima cantidad de hojas, porque las jirafas con el cuello más largo, a
fuerza de matar de hambre a las otras, se colocarán más cerca de los árboles.
- Cada jirafa tratará de tomar las hojas que le parezcan más suculentas entre las que
estén a su alcance.
- Las jirafas a las que apetezca una hoja dada más que cualquier otra, se estirarán al
máximo para alcanzarla. De esta manera, más y más jugosas hojas serán engullidas,
y cada hoja alcanzará la garganta que ella crea que ha acreditado un mayor
esfuerzo.
- Cuando las unidades eficientes de producción son grandes en relación con las
unidades de consumo.
- Cuando los gastos generales o costes comunes están presentes.
- Cuando las economías internas tienden a la agregación de la producción.
- Cuando el tiempo necesario para el ajuste es largo.
- Cuando la ignorancia prevalece sobre el conocimiento.
- Cuando los monopolios y las concentraciones interfieren en la igualdad en la
negociación
Debemos analizar, además, cuestiones que gran importancia; el calculo del coste y del
carácter de la propia lucha competitiva y la tendencia a que la riqueza se distribuya
donde no es muy apreciada. Si nos preocupa el bienestar de las jirafas, no debemos
pasar por alto los sufrimientos de aquellas que tienen los cuellos mas cortos y se están
muriendo de hambre frente el hartazgo de aquellas de cuello largo.
1) No es verdad que los individuos tengan una libertad sancionada por la costumbre de
sus actividades económicas. No es una deducción correcta de los principios de la
economía que interés propio produzca siempre el interés publico. Tampoco es verdad
que el interés propio sea generalmente el mas ilustrado, al contrario, los que actúan por
separado persiguiendo sus propios fines suelen ser los mas ignorantes o demasiado
débiles para alcanzar estos.
La medida ideal para la unidad de control y organización esta situada en algún punto
entre el individuo y el Estado moderno. Keynes sugiere que el progreso radica en el
aumento de reconocimiento de cuerpos semi-autonomos dentro del Estado. Cuerpos
cuyo criterio de acción dentro de este campo quede3 reducido exclusivamente al interés
publico.
Keynes nos propone una vuelta hacia las concepciones medievales de autonomías
separadas. En Inglaterra, las corporaciones son un modo de gobierno que jamás ha
dejado de ser importante y es consustancial a sus instituciones. Las universidades, el
banco de Inglaterra, el puerto de Londres.
Uno de los desarrollos más interesantes e inadvertidos de las épocas fuero las
tendencias de las grandes empresas a socializarse. En los casos de un gran ferrocarril,
un gran banco o una gran compañía de seguros los propietarios del capital están
totalmente disociados de la dirección. Estas buscan más la estabilidad general y el
prestigio de la institución. No se trata de ganancia pura.
También nos sugiere una reflexión inteligente de lo que es deseable que la comunidad
como un todo ahorre, y si la organización actual del mercado distribuye los ahorros por
los canales mas productivos para el país.
Keynes, por otra parte, entiende que ya ha llegado el momento de que el país se
plantee una política nacional meditada sobre el tamaño de la población. Habiendo
Desarrollado esa política, deberá tomar las providencias necesarias para desarrollarla.
Keynes, hace una reflexión acerca del papel que ocupa el motivo monetario en nuestras
vidas y propone un profunda reflexión acerca de cual seria el espacio que este debería
abarcar. La mayoría de las discusiones mas vehementes sobre economía, no se
producirán en torno a cuestiones técnicas, con argumentos meramente económicos,
sino a aquellas meramente psicologicas o, tal vez, morales. Sugiera organizar nuestros
asuntos de forma que el motivo monetario ocupara el espacio mas pequeño posible, en
lugar del mayor posible. El hombre medio desvía su atención del problema y no tiene
una idea clara de lo que realmente piensa y siente sobre esta confusa y difícil cuestión.
La confusión de pensamiento y del sentimiento lleva a la confusión del lenguaje.
Mucha gente, y esto ocurre todavía en pleno año 2011, que esta criticando el
capitalismo como modo de vida, argumenta como si lo estuviera haciendo sobre la base
de su ineficiencia para alcanzar sus objetivos. Por el contrario, los devotos del
capitalismo son indebidamente conservadores, y rechazan las reformas que podrían
reforzar el propio capitalismo. Nuestro problema es construir una organización social
que sea lo mas eficiente posible sin contrariar nuestra idea de un modo de vista
satisfactorio.
En el campo de la acción, los reformadores no tendrán éxito hasta que puedan perseguir
firmemente un objetivo claro y definido, con sus inteligencias y sentimientos en
sintonías.