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EL VINO... Y EL CORAZÓN
ENFERMEDADES CORONARIAS

Gabriel Robledo Kaiser, M.D.


DIRECTOR CENTRO CARDIOLÓGICO DE BOGOTÁ

De acuerdo a la tradición, el vino es una bebida milenaria que en las épocas navideñas se
utiliza con una mayor frecuencia en las reuniones, y con las comidas. Pero cual es el vino que
debemos consumir, y más, pensando en nuestra salud cardiovascular?
Doctor, me puedo tomar un vinito de vez en cuando?....
Esta es una pregunta frecuente que nos hacen los pacientes, o sus esposas cuando van a
consulta.
Hoy en día se sabe que el alcohol es un buen ayudante para nuestra salud, especialmente
para el corazón. Pero también sabemos que el alcohol está implicado en una gran parte en los
accidentes de tránsito. El alcohol contribuye a enfermedades del hígado, diversas variedades
de cáncer, hipertensión arterial, derrames cerebrales, y a un debilitamiento progresivo del
músculo cardíaco.
EL alcohol consumido con moderación es bueno probablemente para muchas personas. Un
trago antes de la comida ayuda a relajarse después de un día estresado; el trago ocasional
con los amigos puede ser un tónico social. Estos efectos tanto físicos como psicológicos
pueden mejorar la salud y el sentirse bien.
Es clara la evidencia que el consumo moderado de alcohol protege contra la enfermedad
coronaria y contra los accidentes cerebrovasculares isquémicos (obstrucción de una arteria del
cerebro)
Los franceses de mediana edad que han sufrido un ataque cardíaco y beben dos o más vasos
de vino regularmente, tienen el 50 por ciento menos de probabilidad, que quienes no beben,
de experimentar un segundo ataque cardíaco.
En Europa, y especialmente en Francia, se ha visto que el consumo de grasas saturadas
(provenientes de animales) es de 3 veces más que el de los americanos, así como el hábito
del cigarrillo es mayor que en Estados Unidos, sin embargo tienen 3 veces menos
enfermedades del corazón. Por que? Esto es una paradoja. Y una de las explicaciones es que
el hábito de tomar vino con las comidas, en especial el vino tinto, ayuda a proteger el corazón.
El alcohol aumenta el nivel de las lipoproteinas de alta
densidad (HDL), que son buenas para el corazón. Pero
aunque el alcohol en general (con prudencia por supuesto)
disminuye el riesgo de enfermedades del corazón y arterias,
el vino tinto es el mejor.
¿Porqué el vino tinto? "El vino tinto tiene polifenoles y
flavonoides, y éstos serían los factores que le dan ese poder
antioxidante". Los investigadores creen que algunos de sus
elementos químicos denominados "flavonoides", presentan
características muy útiles:

Hacen más inofensivo el colesterol LDL impidiendo su oxidación

Evitan que las plaquetas de la sangre se aglutinen formando coágulos

Disminuyen las inflamaciones

En las uvas, los flavonoides se concentran en la piel (hollejo). Cuando los viñateros hacen el
vino tinto, le dejan la piel en el caldo a fermentar. En contraste, en el vino blanco, el hollejo es
removido. Como resultado el vino tinto tiene niveles más altos de flavonoides que el vino
blanco.
La moderación es la clave para obtener beneficios del vino. El menor riesgo de enfermedades
cardiovasculares se obtiene con una o dos copas al día. Más de eso, el riesgo aumenta.
La American Diabetes Association recomienda que las mujeres con diabetes no tomen más de
una copa de vino al día, y los hombres no más de 2.
Si no toma vino tiene otras opciones, porque los flavonoides también se encuentran en otros
comestibles como el té, las cebollas, ajos, manzanas y cerezas.
Que son los taninos?
Son parte de los polifenoles que se encuentran en la piel de la uva. Se reconocen por el sabor
secante en la boca. No todos los vinos tienen la misma cantidad de taninos, los que mayor
concentración poseen son el Cabernet Sauvignon, seguido del Syrah, Malbec, Merlot y
Pinot Noir.
En el cuidado de la salud y sobre todo para prevenir y tratar las enfermedades
cardiovasculares en los pacientes adultos, hay infinidad de recetas médicas y caseras que se
recomiendan a diario. En las fiestas navideñas, se acostumbra consumir alimentos ricos en
grasas saturadas, derivadas de animales, lo cual puede aumentar el riesgo de un mal control
del colesterol e incrementar los factores de riesgo, por lo tanto se debe además aumentar el
consumo de aceites cardiosaludables, como sería el aceite de oliva y el de canola, por el
contenido en omega 3, procurar no comer muchas grasas saturadas, bebidas alcohólicas que
puedan estimular y alterar el ritmo cardiaco.
A este recetario se agregan ahora cierto tipo de prácticas naturales venidas de otros países,
sobre todo australes, que tienen la costumbre de tomarse siempre un vino como aperitivo
antes de las comidas.
El mito es que para cuidar el corazón y alargar la vida se recomienda beber una copita diaria
de vino tinto seco a cualquiera hora del día y sobre las comidas. ¿Qué hay de cierto en todo
esto?
Cierto: Estudios claros aún no existen, pero se recomienda consumir una copita de 30
centímetros de vino tinto seco diario, o sea más o menos una onza, debido al contenido de
taninos, que produce mayor cantidad de colesterol bueno, o HDL, y sirve de cardioprotector,
por su alta densidad.
La función que éste tiene es que cuando hay colesterol malo, o sea el LDL, y además los
triglicéridos se encuentran elevados, esa copita de vino ayuda a nivelar ese colesterol dañino
para el organismo.
Vino tinto, ¿corazón contento?
Se ha comprobado que cuando el colesterol malo se oxida, mediante los mecanismos de
oxidación naturales del organismo, se promueve el desarrollo de enfermedades cardíacas. La
reducción del riesgo es del 44% entre los bebedores de una a dos copas por día con relación a
los no bebedores.
La Asociación Americana del Corazón recomienda la necesidad de insistir en las medidas
clásicas de protección cardiovascular y no olvidarse de ellas pensando que dos copas pueden
sustituirlas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardíacas encabezan la
lista de causas de muerte en todo el mundo. Por eso a nadie sorprende que se tejan y
destejan tantas hipótesis sobre los posibles métodos para prevenirlas. Las cardiopatías y los
accidentes cerebro vasculares causan la muerte de 17 millones de personas al año, lo que
equivale casi a una tercera parte de todas las defunciones del mundo.
Si el consumo moderado de vino ayuda en la prevención, hay que tener en cuenta que no
todos los vinos tienen el mismo poder contra la oxidación del colesterol malo.
Un estudio publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, en el cual un equipo
dirigido por el investigador Edwin Frankel analizó 14 vinos tintos y 6 blancos de California,
concluyó que los tintos tienen mayor poder antioxidante que los blancos, en especial los de las
variedades antes mencionadas. Los vinos los tintos inhiben entre el 46 y el 100 por ciento la
oxidación del colesterol, mientras que los blancos sólo lo hacen entre el 3 y el 6 por ciento.
A nadie sorprendería que, en el corto plazo, los fabricantes de vinos incluyeran en las
etiquetas el poder antioxidante de sus productos y los efectos que se le atribuyen como aliado
de un corazón sano.
Gabriel Robledo Kaiser, M.D.

CARDIOLOGO

DIRECTOR CENTRO CARDIOLÓGICO DE BOGOTÁ

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