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EL EMPRENDEDOR

¿El emprendedor nace o se hace? Podríamos decir que un poco de cada cosa. El perfil
emprendedor se crea mediante la unión de experiencias, capacidades, habilidades y actitudes.
Es una mezcla entre lo que somos y lo que queremos llegar a ser. Por eso podemos afirmar
que un emprendedor nace y se hace. Resulta de la combinación de ambos procesos.

Básicamente, un emprendedor es alguien capaz de desenvolverse autónomamente y en forma


eficiente en lo que hace. En esto se incluye:

 Alguien que cree en sí mismo, que se tiene confianza.

 Alguien que cree en sus ideas y que es capaz de llevarlas a cabo, de encontrar la manera
de materializar sus sueños.

 Alguien que se enamora de lo que hace y es capaz de enfrentar obstáculos y riesgos


para lograr lo que quiere.

 Alguien que aprende de sus errores, que no se inmoviliza o abandona cuando se


equivoca o fracasa, que intenta salir adelante pese a las dificultades que encuentra.

 Una persona que tiene optimismo, que adopta una actitud positiva frente a la vida.

 Que prefiere hacer y crear, en lugar de quejarse o desalentarse.

 Que no culpa a los otros o al contexto sino que piensa: ¿en qué me equivoqué? ¿para
qué me sirve el error?

 Es alguien que tiene entusiasmo, mucha energía y fortaleza. Y, ojo, esto no significa ser
un iluso o un necio que no evalúa la realidad y sus posibilidades. Implica ser muy
perseverante pero no obstinado, seguir adelante aunque todo indique que por ahí no
es.

 Por lo tanto es capaz de correr riesgos… riesgos, no peligros mortales. Porque los
evalúa, los estudia y, entonces, esos riesgos son calculados. Pero sabe que puede
perder.

 También sabe lo que no sabe. Puede darse cuenta qué cosa le falta aprender y,
entonces, se capacita, sale a buscar lo que necesita. Por lo tanto, sólo tiene la soberbia
de estar dispuesto a aprender. Esto hace que sea muy curioso/a, que investigue, que le
interesen los temas que se relacionan con su actividad. Busca permanentemente, nunca
se da por satisfecho/a.

 Tiene miedo, pero el miedo no lo paraliza. El miedo le sirve para cuidarse y cuidar lo que
hace. Es un valiente con iniciativas, pero no un suicida.
 Algo más: conoce el negocio o la actividad en que está, y si no conoce, está dispuesto a
conocerla al dedillo, a ser un experto en ella.

 Tiene capacidad para resolver problemas porque no se ahoga en un vaso de agua y, si


no puede resolverlo, busca ayuda.

 Por último, para no cansarlos, tolera la incertidumbre porque puede arriesgarse a algo
sin saber cómo le irá exactamente y por supuesto, la incertidumbre de lo que vendrá, de
lo que puede suceder, tanto en el área de su trabajo como en la vida toda. No exige
certezas o seguridades para hacer algo, porque sabe que nada cuenta con certificado de
seguridad.

 Todo esto significa que es alguien que cuenta con una dosis alta de autonomía e
independencia.

Ser emprendedor es una actitud. Es un espíritu que surge del desarrollo de una serie de
capacidades personales. Y no sólo tiene que ver con el hecho de desarrollar proyectos propios,
sino que el concepto también hace referencia a una actitud que bien podemos tener en nuestro
trabajo, demostrando nuestra implicación en proyectos ajenos. Suele ser frecuente que se
relacionen el espíritu emprendedor y la creación de empresas. No obstante, todo aquel que ya
trabaje en una empresa, independientemente de su tamaño, puede aportar en ella su iniciativa
y dar pie a una cultura emprendedora en todos los ámbitos.

En este sentido, el espíritu emprendedor depende tanto de cualidades innatas, como de


capacidades interiores que pueden desarrollarse en cualquiera:

 Edad: Engloba conceptos como la energía, la fuerza y la ambición. Estas características


suelen ser más presentes en la etapa de juventud
 Disponibilidad: A poner en marcha proyectos y llevar a cabo las ideas que surgen.
Desarrollar cualquier idea supone dedicarle tiempo.
 Animosidad: El ánimo positivo es imprescindible para ahuyentar el desaliento ante los
probables reveses.
 Iniciativa y creatividad: Dos conceptos que exigen investigación y análisis. El
emprendedor debe tener cierta facilidad para idear nuevos proyectos y dar soluciones
originales a problemas reales.
 Autonomía: Podemos trabajar sin necesidad de ser dirigidos.
 Trabajo en equipo: Saber trabajar en colaboración con otros también es uno de los
requisitos indispensables para un emprendedor.
 Liderazgo: El emprendedor sabe implicar a los demás en los proyectos. Sabe influir en
ellos y rentabilizar sus cualidades personales.
 Adaptación: Saber improvisar con creatividad. Los acontecimientos no suelen
desarrollarse como los habíamos planificado. Por eso tenemos que aprender a rectificar.
 Decisión: Combatir la precipitación. Pero también saber asumir riesgos.
 Objetividad: Hay que saber valorar las situaciones con realismo. Y nunca ser impulsivos
sin sentido.
ERRORES DE UN EMPRENDEDOR

1. NO EMPEZAR:

Una de las principales causas del fracaso de un emprendedor es la falta de investigación


de mercados y no contar con un plan de negocios bien estructurado. Es evidente, entre
más preparado se esté antes de montar la empresa, mejor

2. PENSAR QUE NO HAY COMPETENCIA:

Sucede con frecuencia que los emprendedores se entusiasman a tal punto con sus ideas
que tienden a pensar que para ellas no existe competencia y que se venden solas.

3. NO FORMAR BUENOS EQUIPOS:

Uno de los errores más comunes de los emprendedores es creer que pueden sacar
adelante sus proyectos solos. Por el temor a compartir conocimiento, o por el amor que
les tienen a sus empresas, tienden a no unirse a otras personas y por falta de
experiencia pueden fracasar.

4. PENSAR QUE HACER EMPRESA ES UNA ACTIVIDAD DE MEDIO TIEMPO:

Hay gran sabiduría en la frase popular "el que tiene tienda que la atienda". Crear
empresa es una tarea tan obligante que ocupa la vida entera de los emprendedores. Por
ello, pensar que es posible hacer empresa mientras se tienen otras ocupaciones es una
mala estrategia

5. NO TENER PRESENTES LOS ASPECTOS LEGALES:

Los emprendedores tienden a conocer hasta los más mínimos detalles en aspectos
operacionales del negocio, pero olvidan por completo su estructura legal. Entonces,
organizar una empresa se puede convertir en toda una muralla que frena las iniciativas.
Otro error frecuente de un emprendedor es no proteger su propiedad intelectual.

6. CRECER MÁS RÁPIDO DE LO POSIBLE:

Una vez que el emprendedor ha logrado poner en marcha una empresa, estará tentado
a crecer por encima de sus capacidades. Crecer sin medida es responsable de más
fracasos empresariales de los que se piensa.
7. EXCESO DE OPTIMISMO:

Por definición, los emprendedores son personas optimistas. Así debe ser, pues de otra
forma no sacarían adelante sus proyectos ni convencerían a otros de acompañarlos con
recursos y trabajo. Sin embargo, la mayor queja de los inversionistas en el mundo es que
les falta realismo en sus proyecciones. "Es la quinta idea de negocio de US$50 millones
que he escuchado hoy", dicen con ironía. Por ello, sobrestimar los ingresos y subestimar
los costos es causa muy frecuente del fracaso empresarial. Además es usual que los
emprendedores cometan el error de empezar a gastar lo que aún no han ganado.

8. INCAPACIDAD PARA AFRONTAR EL CAMBIO:


 
El mundo de los negocios está lleno de ejemplos de éxito empresarial de personas que
han retomado ideas que otros han desechado. La poca capacidad de algunos para
encontrar caminos distintos para superar las dificultades es una de sus principales
causas de fracaso. A medida que las compañías evolucionan, las estrategias se deben ir
acoplando a los nuevos requerimientos.

9. FALTA DE CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO: 

Todo emprendedor antes de montar empresa debe contestarse unas preguntas básicas:
¿Tengo claridad en mis metas? ¿Estoy pensando en la estrategia correcta? ¿Puedo
ejecutarla? La relación entre los intereses personales del emprendedor y la operación
de las empresas es fundamental para el éxito.

10. NO PONERSE EN LOS ZAPATOS DE LOS INVERSIONISTAS:


 
Para la mayoría es mejor ser el dueño de una porción de una empresa que tener el
100% de nada. Sin embargo, no poner en práctica esta premisa arriesga la viabilidad de
muchos proyectos. Para conseguir capitales externos, un emprendedor debe estar
dispuesto a ceder participación.

UNA HISTORIA DE EMPRENDIMIENTO

Esta es la historia de un emprendedor japonés que se llamaba Soichiro. En 1938


Soichiro, que estudiaba ingeniería en la Universidad de Japón, decidió comenzar un
emprendimiento. Vendió sus pocas pertenencias, incluyendo las joyas de su mujer, y
puso un taller para diseñar y producir un nuevo concepto de aro de pistón con la
intención de vendérselo a Toyota.
Después de trabajar día y noche Soichiro presentó su prototipo y fue rechazado por no
cumplir los niveles de calidad requeridos. Decidió continuar sus estudios mientras seguía
perfeccionando su producto.
Dos años después Soichiro logró cerrar un importante contrato con Toyota quien ofreció
financiar su fábrica. Soichiro había cumplido su sueño. Finalmente cuando se dispuso a
construir su fábrica, el gobierno japonés, que se estaba preparando para la guerra, se
negó a venderle el hormigón.

En vez de deprimirse y abortar su proyecto, Soichiro y su equipo decidieron fabricarse su


propio hormigón y fue así que construyeron la planta.
Luego, durante la guerra, la planta fue bombardeada 2 veces y grandes sectores fueron
destruidos. Con paciencia y determinación logró rearmarse y continuar su operación.

Cuando comenzaba a levantar cabeza, su fábrica fue arrasada por un terremoto.


Soichiro se vio obligado a vender su operación a Toyota. La guerra ya había terminado y
había escasez de combustible.
Soichiro como muchos otros usaba la bicicleta para movilizarse a buscar alimentos entre
otras cosas.
Un día cansado de pedalear, a Soichiro se le ocurrió adaptarle a su bicicleta, un pequeño
motor que consumiera muy poco combustible. Luego sus familiares y vecinos le pidieron
que hiciera lo mismo con sus bicicletas, hasta que al poco tiempo soichiro se quedó sin
motores.
Convencido de que tenía un gran negocio entre manos. Soichiro decidió buscar
financiamiento para crear una fábrica de motores para adaptarlos a las bicicletas. En ese
momento en Japón era muy difícil conseguir financiamiento, los recursos no existían.

Entonces Soichiro determinado a realizar su emprendimiento escribió 15,000 cartas a


mano a todos los fabricantes de bicicletas del Japón, contándoles sobre el rol
transformador que podrían tener en la reconstrucción del Japón e invitándolos a invertir
en su compañía. Recibió 5000 respuestas afirmativas y fue así que inicio su fábrica de
motocicletas.

El apellido de Soichiro por si aún no lo adivinaron, era HONDA.


Soichiro Honda - y fue así que comenzó su primera fábrica de motos, ¿Se imaginan
semejante estrategia de financiamiento? 5000 fabricantes de bicicletas invirtiendo en
una fábrica de bicicletas motorizadas. Se necesita mucha pasión y determinación para
convencer a 5000 fabricantes de bicicletas.

Soichiro comenzó a fabricar lo que nosotros hoy conocemos como motocicletas, y como
marca de su nuevo negocio decidió ponerle su propio apellido: Honda.
No es necesario contar cómo le fue.

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