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EL ESPIRITU DE LAS LEYES DE MONTESQUIEU

LIBRO NOVENO

Carlos Luis de Secondant, pensaba que si una república


era pequeña, sería destruida; que era mejor unirse en grupos
como república y así asegurar la existencia de la misma. Entre
más grande en población fuera una nación, más fuerte serian
sus frentes de defensa y mucho menos el riesgo de ser
destruidos. Haciendo uso de aquel tan usado presagio, “la unión
hace la fuerza.” Esto estaba seguido de que las ejecuciones de
sus planes debían ser precisas y muy rápidas, para así hacerle
frente al ataque de sus enemigos.

Pensaba sin duda alguna que la seguridad debía reforzarse


más en las fronteras, ya que de ser invadidos por ellas la
destrucción sería inminente, y la estabilización del gobierno
sería destruido al igual que sus dirigentes.

Persistía en que la verdadera grandeza de un gobernante,


no era su imponente autoridad, sino que se encontraba en poder
brindarle las mejores garantías de seguridad y bienestar a sus
gobernados, de allí nacía la verdadera grandeza del poder de un
gobernante y no en el terror que este pudiese causar.
LIBRO DECIMO

Este libro inicia diciendo. La fuerza ofensiva se encuentra


regulada por el derecho de gentes, siendo así, que ningún
gobernante se sienta todopoderoso para ejercer su poder a tal
grado que solo su voz sea escuchada, sino que siempre exista
la democracia y la libre expresión, por esta razón nunca debe
morir en una nación el espíritu de las leyes, porque son las
leyes las que marcan los parámetros y una vez muerto este
espíritu, daría lugar a la tiranía y crecimiento del poder absoluto
de un solo personaje.

Expresa que nadie es dueño de la vida de los demás y que


el derecho a la conservación es absoluto, que el atacado posee
el derecho a defender su vida y el atacante a la preservación
de la suya. Esto cuando la lucha sea exterior, no así cuando
fuese interna y para esto debían crearse órganos que velaran
por la paz dentro de una nación y en vez de destruirse
internamente, buscaran soluciones en tribunales cuya
responsabilidad fuese el de impartir la equidad y la justicia
entre sus ciudadanos.

Es pues así que la guerra nace de la necesidad de la


conservación de la vida y de la justicia estricta, si muy por el
contrario se siguieran principios arbitrarios, de gloria,
tendríamos la tierra inundada de sangre; vale la pena recalcar
que este es un problema a nivel mundial, ya que se deja a un
lado la conservación de la vida y la tolerancia, dando más lugar
a intereses particulares y vemos como cada día nos destruimos
entre nosotros mismos, como si no fuésemos seres racionales.
Siendo cada día más incapaces de socializar y soportarnos
unos a otros ya que tenemos diferentes caracteres dejando a un
lado la verdadera fuerza de un grupo social, imponiendo la
tiranía de unos cuántos agremiados.
De allí nace el pensamiento que antes de ir a la guerra, se
debería ir a la conquista. Ya que esta lleva al uso y
conservación y no a la destrucción de lo conquistado.

Uno de los pasajes más hermosos del libro decimo es la


historia de un tratado de paz entre Gelón y los Cartagineses
prohibiendo una costumbre que ellos tenían de inmolar a sus
hijos. Otra de las grandes muestras de un buen conquistador fue
el hecho de Alejandro, que prohibió a los bactrianos a entregar
a sus padres a los perros para que estos los devoraran en su
vejez. Estos dos hechos dan lugar a pensar en que es mejor la
conquista que la guerra y destrucción.

Uno de los problemas que trae un pueblo conquistado es


que nunca se someterá a la máxima autoridad de su
conquistador sino que pueden ser rebeldes, causando un caos
en el pueblo.

Alejandro fue un gran conquistador que siempre busco el


bienestar de sus subyugados y no la gloria y extensión de
territorio solamente

 Respetando sus costumbres


 Conservando las leyes civiles de los pueblos
conquistados e incluso en ocasiones hasta sus
propios gobernadores.

Poniendo macedonios al frente de la tropa y ciudadanos al


frente del gobierno, aseguraba que no se diese un alzamiento
general, antes prefería una derrota. Una más de sus virtudes era
el hecho que era muy cuidadoso del dinero que usaban los
dirigentes de su pueblo, pero a la hora de hacer obras públicas,
no escatimaba los gastos.

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